Esta si que es buena, la noticia con la que estoy desayunando aquí el desayuno de los campeones. ¿Pues no resulta que un señor le ha pegao un puñetazo en la jeta a otro por hablar con el móvil dentro del tren?. Por lo visto, éste intelectual de 49 años estaba hasta los tamagos de uno que parece que estaba formando bastante escandalera hablando con el móvil, así que le ha debido decir que eso no son maneras. Hasta aquí de acuerdo, lo cierto es que a mi me molesta bastante cuando alguien va montando el circo y todos tienen que escuchar las tontás que tienen a bien compartir con todo Cristo estos mostrencos tocahuevos.
Pero ojo, que el otro le ha debido decir que nones y se han puesto a discutir. Tampoco nada del otro mundo, a nadie le gusta que le digan que molesta, supongo, aunque seguramente yo hubiese colgado la llamada. La movida es que al salir los dos del tren en la estación de Takadanobaba, el lumbreras que se quejaba le ha soltado una mirinda en la cara al otro que lo ha dejado tambaleando y, aquí viene el lío, que en lo que estaba medio grogi, el hombre se ha dado contra un tren que pasaba rompiéndose el brazo. Vamos, que si coincide un poco antes, seguramente se hubiese caído a la vía y game over teléfono, llamada y malas maneras de un plumazo.
Yo me he quedao flipao con el artista, del que por cierto publican el nombre entero en el periódico en vez de sólo las iniciales. Está claro que un mal día lo tiene cualquiera, y que hay mucho tontolnardo que no es capaz de respetar unas mínimas normas de educación, pero que llegue a pasar esto… aunque bueno, no tiene ni comparación con el vagón de los Gremlins que volvían de Zalla a Zorroza en el último tren en mis tiempos mozos, que hubo un tarao que le pegó un puñetazo a una fluorescente y se hizo un tajo en la mano que me estuve riendo diecinueve días y quinientas noches.
Leyendo los comentarios de la noticia, hay una cosa en la que tienen razón: algunas veces hay grupos de gente hablando bastante alto y aunque molestan más, da la impresión de que no es lo mismo que alguien que esté hablando por teléfono. La razón de esto es que se hace mucho hincapié, se insiste muchísimo en que se ponga el teléfono en modo silencioso a través de tantos y tantos carteles, o de decirlo mil veces por megafonía. Es como el ejemplo número uno de mala educación a combatir, aunque pensándolo fríamente sea una tontería bastante grande.
En Tokyo, en cuanto a ruidos la cosa no está muy clara de todas maneras. Aunque en el transporte público se respeta muchísimo, que hay veces que da hasta miedo, después hay una serie de eventos que se repiten cada día y que forman mucha más escandalera en la calle sin que nadie se queje. Pasemos lista, Calista:
– los políticos con los megáfonos en las estaciones, con sus cintas de Mister Talante y sus sonrisas falsificadas
– los de la ultraderecha que van con los altavoces a todo meter gritando barbaridades la mayoría de las veces de muy malas maneras y a volúmen megatrónico
– el pesado que pasa absolutamente todos los días a dos por hora con la furgonetilla de recoger electrodomésticos y la cinta puesta donde te cuenta todas y cada una de las cosas que te recogen, y te las vuelve a contar porque en lo que acaba de pasar por tu calle lo mismo le ha dado la vuelta a la cinta cuatro veces. Terebi, jitensha, konpyuta, nandemo kekko deeeeesu.
– el del tofu con la trompetilla (aunque reconozco que me mola el sonido, como el del yagaimooooooooo)
– los de las tiendas con megáfonos o a pelo gritando a lo loco aunque dudo que nadie les escuche en realidad
– las motos, que aquí las hay con sistema de audio, con lo que la música la escucha el que conduce y todos los demás
– lo que sale de los Pachinkos cuando se abren las puertas haría explotar cualquier sonotone en 10 km a la redonda
No deja de ser curioso que todo esto no parezca molestar, o que si lo hace no se le dé importancia, y sin embargo se le dé tanta a las maneras dentro del transporte público con tanta campaña de sensibilización. Ojo, que me parece genial, ojalá esto se mantenga y uno pueda contar siempre con estar aunque sea un rato tranquilito leyendo o sobao entero en el tren, siempre sin llegar al extremo del justiciero caraflauta este de la noticia.
Pero que hay cosas que no se entienden, también.

Fuente: Japan Today
Tiempo del post: hombre, éste me he tirao mi buena media horilla ahí en plan reflexión, ¿eh?, ojo







































































































































