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La segunda subida al Fuji

Ya, ya sé que dije que iba a volver a subir Cristo bendito, coño, no me lo recordéis más que bastante claro lo tengo yo. Jodé, es que no dejo de acordarme de la frase aquella del jefe que tuve americano que decía eso de que había dos tipos de necios: los que no habían subido el Fuji y los que lo subían más de una vez (también es verdad que se ponía ciego en el Kentucky Fried Chicken hasta ponerse malo, pero bueno, eso es otro tema).

Pero ba, seguramente haya una tercera, no nos engañemos, Tosca, que te va la marcha.

El caso es que tardé poco en decidirme cuando me lo propusieron; más bien un par de mensajes con Chiaki para ver si cuadraba la fecha y que se quedase ella con el tío Kota, que al final es lo único que me suele hacer falta para apuntarme a lo que se tercie.

Además esta vez la cosa se puso más seria y es que en colaboración con YoitabiTravel, los señores de Decathlon Japan nos nombraron embajadores y nos patrocinaron la aventura con material de categoría: nada más y nada menos que una mochila, una chaqueta y un pantalón de montaña con lo que no solo íbamos más preparados que Jon Snow con un mechero, sino conjuntaditos que daba gloria vernos en fila india:

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La chaqueta tiene dos partes que se pueden usar independientemente, lo que la hizo ideal para el gran cambio de temperatura que hay entre la quinta estación donde empiezas a subir y la cima. Yo nunca había usado un pantalón de montaña para subir al monte, lo cierto es que uno siempre lleva ropa vieja para estas historias, pero he de reconocer que fue muy cómodo y se agradeció que tuviese tantos bolsillos para meter chocolatinas y frutos secos que ir picoteando. Y la mochila bien pegada a la espalda que casi ni te enteras que la llevas… vamos, que se nota un huevo si vas con material en condiciones, menuda diferencia, ¡gracias señores de Decathlon Japan!

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Pasemos, pues, a narrar la historia.

El principio, pues como la otra vez: en coche desde Tokyo hasta donde lo más cerca que te dejan aparcar el coche y desde ahí unos cuarenta minutos en autobús hasta la quinta estación que es ya desde donde empiezas a subir con la noche como aliada. En nuestro caso como íbamos muy bien de tiempo, zampamos algo en un restaurante que hay y la ascensión la empezamos con la calma.

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Yo, ya lo conté por ahí pero creo que no aquí en el blog, me compré un dron con la idea de que tenía que ser la hostia en verso hacer un vídeo desde la cima con el cráter desde arriba, y ahí lo llevé metido dentro de una bolsa colgado de la mochila porque era un troncho bueno aunque menos mal que no pesaba. Era un dron bastante limitadete, de los más baratos que encontré por Amazon pero que contaban por ahí que tenía muy buena cámara, un Holy Stone HS300 que apenas me costó 15.000 yenes.

Poco duró, jajaja. Luego lo cuento, luego.

No nos encontramos con demasiada gente durante los primeros tramos; íbamos llegando a nuevas estaciones sin demasiada dificultad a un ritmo, quizás, demasiado rápido y es que esta vez cuadramos todo para subir el domingo por la noche y así evitar las hordas de gente de los fines de semana. Hasta la mitad del camino funcionó y solo nos teníamos que preocupar por resguardarnos del frío cuando parábamos a descansar y hasta nos echábamos fotos y toda la 魚.

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Al no haber luna, la vista no fue tan espectacular como la otra vez, pero tampoco estuvo nada mal.

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Pero duró poco lo de ir a nuestra bola: a medida que nos íbamos acercando a la cima nos íbamos apretujando más hasta que llegó esa absurda situación de tener que hacer cola para subir al monte. Pero cola del copón de la baraja: prácticamente andábamos cinco metros cada diez minutos. Además esta vez resulta que había grupos organizados de un montón de personas que iban en bloque, personas de todas las edades que iban a ritmo muy caribeño siendo muy muy difícil adelantarles. Un absurdo y de los gordos lo que pasa en este país con la gente. Ojo al careto de hastío gentil:

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Esta vez llegamos con mucho tiempo a la cima. Esto tiene la ventaja de que puedes coger sitio para ver el amanecer pero el inconveniente de que hace muchísimo frío arriba y apenas hay donde resguardarse. Así que allí estuvimos aguantando como titanes para ver el espectáculo:

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Yo andaba con el dron que si lo saco que si no, pero vi a uno de los guardias que le llamaba la atención a otro que tuvo la misma idea que yo y ya lo estaba volando. Lo cierto es que yo apenas lo usé un par de veces antes y reconozco que era peligroso sacar eso donde hubiese gente porque la verdad es que no me extrañaría nada que le causase alguna avería a alguien. Así que entre el guardia que andaba al loro, mi nula confianza de no liarla parda y el viento que hacía, decidí dejarlo bien guardadito.

Lo que si que hicimos fue sacar unas cuantas fotos antes de empezar el descenso:

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Yo hasta ese momento estuve genial, sin más problema que bastante sueño y las piernas un pelín cargadas, pero incluso podría haber subido más si hubiese hecho falta. Pero, joder, fue empezar a bajar con la solana de frente que me entró un dolor de cabeza y un mal cuerpo considerable, la vírgen santa qué duro se me hizo esta vez. Igual es que tenía razón Chiaki cuando dijo aquello de que «ahora no tienes el mismo cuerpo que cuando lo subiste hace 7 años», jajaja, la madre que la parió!!

Pero es que la bajada es lo más duro con diferencia, al menos así lo creo yo: ni el frío ni nada, una bajada eterna por cuestas muy empinadas sobre suelo volcánico muy muy resbaladizo. Añádele a todo eso que no has dormido esa noche y que pasas de un friaco del copón a que te sobre toda la ropa.

Eso si, las vistas son impagables:

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En serio que se me hizo eterna la bajada… ¡¡¡ no llegábamos nunca !!!. Yo me fui acordando de todos los apóstoles con cada derrape. Hasta que en una de esas que paramos todos juntos para esperarnos en una curva y aprovechando que no había así mucha gente, decidí sacar el dron. No las tenía todas conmigo desde el principio: ya he dicho que lo he volado un par de veces y sin demasiado éxito, también es verdad que Kota le tiraba palos y uno no acababa de estar concentrado en el asunto, pero bueno. Total: lo puse allí en el suelo y lo volé, nada más empezar se dio una hostia contra una pared y cuando por fin levantó un par de metros del suelo se fue a tomar por culo que yo ya no sabía si los mandos funcionaban o qué hostias estaba pasando. Cuando logré hacerme un poco con el control, lo acerqué hacía donde estábamos nosotros con la intención de sacar algún vídeo, pero el bicho se fue a tomar por culo a una ladera cercana contra la que se estampó y se quedó patas arriba.

Total: 40 segundos en el aire, le calculo…

No estaba demasiado lejos y a por él que me fui cuando de una estación cercana salió un guarda dando voces como un puto loco: «bájate de ahí!!!!!!». Yo sabía que en teoría no te puedes salir del circuito marcado porque hay riesgo de desprendimientos, pero en ese caso era bastante absurdo porque estaba muy cerca y no había nada debajo (la ladera quedaba apartada del camino principal). Aún así me bajé y esperé a que el tipo llegará hasta donde nosotros subido en una especie de coche-oruga, yo pensaba que me iba a echar la bronca por intentar meterme y que después sacaría un palo o algo con el que pescar al dron… si si. El tío me echó la bronca siete veces y me decía que ahí se quedaba, que no se podía coger. Cuando yo le intentaba hacer ver que estaba muy cerca y que no iba a tardar ni dos minutos en cogerlo con mucho cuidado, él me amenazaba con llamar a la policía, que eran medio millón de yenes de multa y que yo mismo, que tenían cámaras aéreas y que me empapelaban fijo y no se qué mierdas mas…

Total, que ahí se quedó el dron.

Esperamos un poco a ver si se piraba o algo, pero el tío ahí seguía, así que decidí no hacer esperar al grupo más y ba, que total, pa cuatro duros que costó no merecía la pena montar un pollo y que se liase alguna así que tiramos para abajo otra vez. Más ligero de equipaje que la hostia, eso si, jajaja.

Y esta, amigos, es la breve pero bonita historia del Toscadron que acabó estampao en una ladera del monte Fuji por los siglos de los siglos. Si subís y lo veis, echadle pilas o algo.

:triki:

De lo malo malo, empezamos pronto a ver verde y esto en el Fuji significa que ya va quedando menos para llegar.

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Cuando después de tres o cuatro eternidades logramos montarnos en el autobus de nuevo, yo me quedé sopa al instante, joder, no podía con mi alma, menuda bajona…

Lo mejor que pudimos hacer fue meternos en un onsen y… ¡mano de santo, amigos!.

¡¡¡Así que ya puedo decir
que he subido
el Fuji dos veces!!!
:gustico: :gustico:


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Conclusiones

De la otra vez sabía que hacía mucho frío arriba así que fui preparado con licras que tengo de ir con la bici de esas pegadas de invierno, una auténtica gozada, nada que ver.

– También sabíamos que iba a haber un montón de gente cerca de la cima, así que tampoco me pilló por sorpresa aunque es cierto que poco se puede hacer más que resignarse y ponerse a la cola.

– La ruta de esta vez fue distinta, por lo visto la otra fue «Fujinomiya» y esta fue la «Yoshida». No encontré mayores diferencias entre las dos. Quizás me quedaría con la primera porque la puerta torii de cerca de la cima da bastante juego con la cámara por la noche.

– La bajada fue infinitamente más dura y no acabo de entender la razón o qué podría haber hecho para evitarlo… ¿quizás comer y beber más antes de empezar a bajar? ¿llevar un bastón de soporte para evitar las caídas?. Mi problema fue que de repente tenía un mal cuerpo horroroso con bastante dolor de cabeza y hasta ganas de vomitar.

– Volví a casa jurando en hebreo que no iba a volver a subir en mi vida por esto mismo, pero después de ver las fotos… probablemente en cuanto vuelva a darse la oportunidad…

– El onsen del final con los colegas comentando la jugada… eso no tiene precio.

Agradecimientos

No queda otra que agradecer de nuevo a Decathlon Japan (gracias Vicente!) por proveernos de material y a Yoitabitravel (peazo de web, ¿quién la habrá hecho? yo le contrataría por todo mi dinero) por liarse a organizar la historia. También, por supuesto, a Iñaki, Haruka, Rafa, Chiqui y David por hacer que este disparate se convirtiese en una excursión de amigos entre risas. Ah! y Chiaki que dice que gracias al señor del Fuji por evitar que metiese otra vez el bicho ese en casa y taladrase las paredes del salón haciendo el monguer.

Y por supuesto a todos vosotros por seguir leyendo y comentando aquí mis historias aunque las escriba sin criterio ninguno!!!

:ungusto:


Todas las fotos en el álbum de Flickr.
Fotos de la otra vez en este otro álbum.
Posts de la otra vez:
Fuji, la subida
Fuji, cima, bajada y cierre
El Fuji-video

Japón – España 2017

El sábado aterrizamos en Narita los tres: Kota, Chiaki y yo. Las otras dos veces anteriores fui yo solo el que se bajó de aquel avión; tenía tanta pena encima que el que recorría pasillos y andenes no era más que alguien que caminaba arrastrando su alma veinte pasos por detrás. No he conseguido quitármela, probablemente nunca lo haga, solo que uno aprende a sobrellevar esa pena disimulándola con la rutina o cubriéndola exagerando los momentos alegres.

Son capas que uno echa encima haciendo por no escarbar.

Creo que jamás seré capaz de hablar de todo aquello sin romperme.

Era obligatorio volver. Es tremendamente injusto que Kota y su abuela apenas se conozcan, esa culpa es exclusivamente mía y por eso asumo y cumplo el deber de juntarles todas las veces que pueda. Por ellos y por mi.

Esta vez nos tomamos el viaje con mucha calma y es que de todo se aprende: lo de coger el coche nada más llegar a Madrid para pegarnos la segunda paliza hasta Badajoz no tenía sentido alguno y sabiendo que con Kota hay que prever imprevistos, reservamos hoteles donde pasar la noche antes de cada uno de los viajes. También pillamos el vuelo directo a Madrid de Iberia y optamos por viajar a Badajoz en tren porque Kota se marea en cuanto huele un volante.

El vuelo salía el lunes, pero el sábado por la tarde ya teníamos que tener preparada la maleta porque el señor de Kuroneko venía a buscarla para llevarla al aeropuerto. Es un servicio muy conveniente por el que por apenas 3000 yenes te la recogen desde la mismísima puerta de tu casa y tu ya la pillas en el mismo aeropuerto justo justo para facturarla, que pilla todo cerca.

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Total, que el domingo nos fuimos acercando tranquilamente a Narita. Paramos a comer por ahí a mitad y al llegar tiramos directos al hotel que había reservado Chiaki. La idea era simplemente pasar allí la noche, desayunar como campeones en el buffet y acercarnos al aeropuerto, que queda a dos paradas de tren, bien duchadetes y fresquetes. Pero tuvimos la gran suerte de que había matsuri así que de quedarnos en el hotel nada de nada: allí estuvimos viendo el omikoshi y zampando yakitoris, yakisobas y plátanos de esos cubiertos de chocolate de los puestos.

Empezó bien el viaje.

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El lunes nos montamos en el avión con más miedo que otra cosa, no porque fuese a pasar algo, que si que pasó, sino por tener encerrado a Kota tanto tiempo en un mismo sitio. Ibamos muy preparados: un montón de tebeos, el iPad lleno de películas, unos auriculares para niños… hasta una maleta con ruedas de Jet Kids, que resulta que se monta encima y le llevas por todo el aeropuerto y luego eso se abre y se ajusta al asiento del avión quedando todo como una cama…. ¡un invento de la hostia!, ya siento no tener foto dentro del avión.

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Como siempre, pasamos con el primer grupo al avión; viajar con niños tiene que tener alguna ventaja. Después subieron los demás, incluyendo a cuatro personas de una misma familia que resulta que estaban en asientos muy separados y que llegaron corriendo a última hora montando además un circo del copón. Para que os hagáis una idea, una fila del avión tiene dos asientos, después cuatro en el medio y después otros dos a la derecha. Nosotros estábamos sentados en los del medio ocupando los tres de la derecha, la madre y uno de los hijos estaban sentados a la izquierda del todo y la hija estaba sentada a mi derecha. Es decir, unos en una punta del avión y la hija en la otra con dos pasillos y cuatro asientos de por medio. Pues bien: a grito pelao estuvieron hablando entre ellos como si el resto no existiésemos… yo flipaba, que puta gente más maleducada hay por el mundo, la vírgen santa. Si la madre quería hablar con la hija, le chistaba: tsssssseee, tssssseee, pero un ruido arquerosísimo a volumen absurdo… acojonante, qué hostia tenían.

Pero lo bonico bonico estaba todavía por llegar: después de un buen rato ya en teoría situados en la pista para despegar, resulta que nos dicen que se ha detectado… ¡¡que una de las ruedas está pinchada!!. Efectivamente, como si de un R5 se tratase, una rueda del avión estaba pinchada y había que cambiar todo el Cristo, que como mínimo 3 horas de retraso y ya se vería si al final salía el vuelo.

En fin, desde que embarcamos hasta que despegó el avión pasaron más de cuatro horas en las que no pudimos salir ni prácticamente movernos del asiento porque encima no nos dejaban. Cuando nos empezamos a amotinar, hubo uno que hasta a gritos con la azafata, ya nos empezaron a dejar ir al baño de uno en uno.

Tiene huevos que no se detecten estas movidas antes de embarcar.

Así que imaginaos a un crío de cuatro años ahí montado sin poder salir ni moverse más allá del asiento durante más de 15 horas, demasiado bien se portó.

Al llegar a Madrid lo primero que tocaba era ir a la estación de Atocha donde teníamos el hotel ya que el tren a Badajoz salía a la mañana siguiente. Yo en Madrid he estado tres veces contadas en mi vida y no tengo absolutamente ni idea de nada, así que el trayecto Barajas-Madrid cargado con los maletones, de noche por el retraso del avión y con Kota es lo que más respeto me daba. El taxi estaba descartado, no por la pasta, sino por todas las experiencias previas en las que Kota acababa vomitando al de dos minutos de habernos montado.

El primer incidente fue al montar en el tren. Subí la maleta grande y luego al ir a subir a Kota, que estaba sentado en la silla, el conductor me cerró las puertas pillándonos a los dos. A Kota le hizo un moratón en la pierna y yo me llevé un susto de la hostia, ¿qué coño pasa? ¡¿¡que no ve el tío que hay gente subiendo al cerrar las puertas?!?!, si es que ni sonó el pitido ese intermitente, mecagüen la puta, que podría haberse liado parda si me llega a tirar a Kota y a mi al anden, ¡cojones!.

El segundo lío fue que simplemente nos equivocamos de NH Hotel, que resulta que en Atocha hay dos. Pero bueno, no estaban muy lejos uno del otro y la verdad es que nos trataron guay.

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Después de dormir bastante más de lo esperado, ducharnos y desayunar como reyes, pillamos el tren a Badajoz que tarda casi seis horas.

Atiende: seis horas.

Pero bueno, mereció la pena, como dijo alguien en instagram: la foto en la que están mi madre, Javi y Kota, es oro puro…

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Luego resulta que los dos primeros días nos pusimos malos Chiaki y yo, con dolor de garganta y fiebre… así que Kota y mi madre tuvieron tiempo de sobra para ponerse al día. Y eso que Kota todavía no entiende mucho castellano y mucho menos habla aunque yo me empeñe que en que sea así, supongo que con el tiempo la cosa mejorará, pero al ser yo el único que le habla en castellano está costando bastante.

Los días pasaron demasiado pronto y nos vimos ya camino de vuelta donde el único incidente reseñable fue el del tren a Madrid, que se retrasó hora y media por alguna razón que no nos contaron. Lo único bueno de esto es que nos devolvieron el dinero de los billetes, pero vamos, encantado me voy yo de la Renfe, sus retrasos y su señor conductor al que se la pela todo, tiene huevos.

A la vuelta en el avión nos sentamos justo detrás de una madre que volvía ella sola con sus dos hijos a Japón; hicimos muy buenas migas con ellos y se nos hizo bastante ameno el viaje. Su situación es al revés de la nuestra: viven en España y vuelven de vez en cuando a Japón a ver a la familia, así que el tema del bilingüismo también está presente aunque al contrario. Los chavales cascaban español perfectamente y sin embargo japonés psi psa (nadie lo diría viéndoles la cara, jaja).

Siempre que vuelvo de España y dejo reposar un par de días, me gusta pensar en las sensaciones vividas en el que es mi país de nacimiento y al que, sin embargo, solo me paso de visita un par de semanas al año. Es inevitable comparar ambos en todos los sentidos: su cultura, sus gentes, su gastronomía, su clima… y confieso que nunca hay un claro ganador.

Comparemos, pues:

– En el avión de Iberia la mayoría de azafatas eran españolas. Me sorprendió muy gratamente la calidez del trato. Cuando uno viaja en JAL, por ejemplo, sabes que te van a tratar muy bien, que todo va a ser correcto y que probablemente no vaya a haber ningún problema de ningún tipo, pero tampoco puedes esperar que una azafata se ponga a jugar con Kota con los muñecos de Doraemon un rato largo como pasó en el vuelo de Iberia, o que le trajese zumos y chocolate de vez en cuando sin ni siquiera pedirlo parándose a charlar un rato con nosotros cada vez. Punto para España.

– Tres veces me pasó que metí dinero en máquinas expendedoras y se lo tragó sin más: ni darle mil veces al botón de cambio, ni las hostias pertinentes, ni, por supuesto, la bebida. Esto es intolerable totalmente en mi país de adopción. Punto para Japón.

– En Japón, ahora en verano, se hace de noche sobre las seis y media de la tarde, en invierno el sol nacerá el primero, pero aquí no llega a las cinco. En España a las diez de la noche en verano empieza a anochecer. La vírgen santa, es un estilo de vida totalmente distinto: si Kota se echa una siesta un poco tarde, se acabó lo de ir al parque y prácticamente damos por finiquitado el día. Aquí Japón pierde por goleada.

– Los servicios en España… madre mía, por ejemplo: que te cierren las puertas del tren cuando estas entrando con el carro de un crío, que tarde tantísimo tiempo para el trayecto que es y que encima se retrase o que no sepas en que anden tienes que esperar hasta diez minutos antes que lo anuncian. Otro ejemplo: en el aeropuerto las seguratas de prosegur (no entiendo esto, ¿por qué no es policía? ¿por qué una empresa privada? ¿donde está el chanchullo?) del arco ese detector de metales estaban de charleta entre ellas pasando de la cola que tenían formada. Una de ellas hacía gestos con la mano en plan «pasa pasa» sin mirarte a la cara, por supuesto no esperes que te contesten a un «buenos días», todo en plan no solo ya desgana, sino a mala hostia. Educación nivel cabras cagándose en el establo, es simplemente incomparable con el trato en Japón. Puntazo gordo para ellos.

– Las frutas y verduras que en España no solo son enormes, Chiaki se descojonaba con unos pimientos verdes que parecían gnomos agachados, es que es baratísima. La comida en Japón es cojonuda y yo no echo en falta nada, pero la variedad, el tamaño y el precio de la fruta y la verdura que uno se encuentra en cualquier supermercado en España… la de Japón es ridícula con sus manzanas envasadas de una en una que te venden por 3 o 4 euros.

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Por cierto, ¿¡¿¡esto que mierda es?!?!?:

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– Sin embargo, algo que no me pareció tan bien fue el montón de comida basura que se vende, no solo eso, sino la cantidad: en un súpermercado no hubo huevos de comprar un donuts solo, había que pillarse un pack de 6. La variedad de mierda envasada que se vende me flipa en comparación con Japón: paquetes enormes de galletacas, zumacos con mil de azúcar y bollacos llenan la mitad de las baldas de los supermercados. Eso por no hablar de las tiendas de mierdas, de las que yo siempre he sido un gran fan, pero si miro por la salud de mi hijo, aquí gana Japón donde no es tan tan exagerado el ansía zampabollil. Siendo sinceros, diré que vi mucha gente joven muy obesa, quizás es que al comparar con lo que se ve aquí se magnifican las barrigas… pero jodo, que plan me llevais…

– La limpieza, la educación en este sentido es muy superior en Japón. El parque de al lado de la casa de mi madre nos lo encontrábamos por la mañana lleno de cagadas de perro, montañas de cáscaras de pipas, botellas y latas tiradas por el suelo, bolsas de patatas… y eso que hay papeleras. No le dejábamos jugar a Kota con la arena, como hace aquí, porque había mierda de perro. Es un puto asco y quizás no os dais cuenta porque no tenéis con qué comparar. Japón, donde por cierto, no hay papeleras, wins by far.

– Ese salir a un bar a tomarse algo y que te saquen un platico de pataticas, ese sentarse a las nueve de la tarde, todavía al sol, en una terraza con toda la calma, esas raciones de jamón, de queso, esos bocadillos gigantescos de lomo con pimientos… esa cultura de irse de potes sin prisa ni conocimiento ninguno… Spain two points!

– Al ir a entrar en la Renfe en Atocha (que según La Vida Moderna, igual no es la más decente de las estaciones tampoco), había un chaval esperando para colarse justo cuando metiésemos el billete. A otro le cazamos rondando las maletas cuando estábamos hablando con la chica de la estación. Me pidieron dinero como cuatro o cinco veces, uno de ellos de bastantes malas maneras que ya pensé que iba a tener otra liada como en el viaje anterior con el ruso aquel. En Japón los críos van solos al colegio, les ves haciendo cola en las estaciones y montándose en trenes ellos solos. La seguridad que hay aquí es impagable y probablemente única en el mundo.

– Y ya para acabar, me flipó en España la cantidad de mierda pura que dan en la televisión. Sabía que había televisión basura, pero no que se había llegado a esos niveles y encima a todas horas. En Japón la tele vale una mierda, también hay que decirlo, salvo honrosas excepciones, la mayoría de programas que dan son una chapa enorme donde no salen mas que idols de estos endiosados haciendo mierdas como comer y decir oishii exagerando mil, pero al menos no se llega al nivel de zafiedad y mala educación de allí. Aquí yo daría un empate: la tele no vale un carajo en ninguno de los dos países.

En fin, me despido con una foto del sushi que nos zampamos en Narita mismo nada más llegar para aplacar los deseos de la jefa Chiaki que se moría por su dosis:

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Espero que no pasen muchos meses desde que podamos volver otra vez…

Congratulations

Cada vez que veo la caricatura me entra la risa, no puedo evitarlo….

Aquí os vengo a contar la excelsa, épica y grandiosa epopeya del como y del porque tengo en la pared del salón enmarcada una caricatura de mi mujer casándose con Julio Anguita.

Chiaki, no sé si esto lo he contado alguna vez, trabaja en una tienda de reformas. Gracias a esto nos conocimos, por cierto, el que haya leído el ikulibro ya sabrá de lo que hablo. Y de vez en cuando hacen eventos en centros comerciales presentando, por ejemplo, los nuevos modelos de cocinas o los nuevos materiales de construcción y tal. Yo si coincide que es fin de semana, ella trabaja los sábados, solía pasarme un ratillo a ver qué se cocía y, bueno, ¡¡¡porque me hace ilusión verla en su salsa!!!, a veces hasta me llevo pañuelos de propaganda y todo.

Este sábado pasado, por ejemplo, allí me planté con Kota a alegrarle un ratejo el asunto.

Bueno, total, que ella le había dicho a los compañeros de curro que se casaba y estaban todos invitados a la boda y tal, y yo había quedado que ese fin de semana me pasaba a uno de esos eventos, pero finalmente no pude porque creo recordar que me entró una fiebraca de esas de hablarle delirando hasta a mis amigas las macetas.

Sin yo saberlo y mucho menos quererlo, les reventé los planes. Resulta que tenían pensado sacarme una foto con Chiaki y llevar esa foto a un dibujante con el que ya tenían apalabrado que nos iba a hacer una caricatura vestidos de novios, caricatura que enmarcarían y nos regalarían por la boda.

Pero los compañeros de Chiaki, con su jefe a la cabeza, no se echaron atrás. Con dos tamagos más gordos que la cabeza de André el gigante, se fueron a internet y pusieron, literalmente: «un tío español» en Google Images. De ahí triscaron la tercera o cuarta foto que salió y que, decían, era clavado a mi y se lo mandaron al caricaturista que inmortalizó semejante derroche de improvisación e iniciativa sin precedentes:

2012-08-07 22.25.13.jpg

Chiaki se parece porque su foto era real…

¡¡¡Yo soy Julio Anguita con barba teñida!!!

Me descojono, todavía más, porque es a la inversa lo que estoy convencido que habrían hecho mis amigos de haberse dado el caso: irse a internet y buscar «chica japonesa» y de ahí pillar la que ellos creen que se parece a Chiaki porque, al igual que ha pasado esta vez, «total, son todos iguales»…

Pa que veáis que tampoco somos tan diferentes, ¡¡¡es que es Anguita el tío!!! Luego cuando se descubrió el pastel, nos ofrecieron rectificar y regalarnos otra con una foto mía real, pero ¡¡¡ni de coña cambio yo semejante tesoro!!!

:cebolleter:

La señora de los paraguas, por Guillermo

Ella siempre está allí en el cruce.

A su alrededor pasamos los demás. Algunos en coche, la mayoría en bici o andando, todos con prisa sin excepción. Ella sólo está allí apoyada en el guardarrail por el lado de la acera, no parece tener ningún sitio al que ir ni nadie que mire el reloj por ella.

Yo también paso por su lado cuando voy camino de la estación y ella siempre me mira y sonríe divertida. Digo yo que le haré gracia, o tal vez es que le sonríe a todo el mundo demostrando que se le puede alegrar a uno la mañana con ese gesto tan humano como escaso.

Así a los ojos de un occidental, le calculo unos setenta y pocos años, por lo que seguramente tendrá más de ochenta. Vive allí, lo sé porque la he visto entrar en su casa alguna vez.

A su lado siempre hay cuatro o cinco paraguas colgados del guardarrail o apoyados en la pared y uno pende siempre de su brazo. El tiempo es lo de menos: no importa que llueva, esté nublado o haga sol, la señora siempre está allí con sus paraguas.

Y siempre sonríe.

A veces barre la acera, aunque no esté sucia, con un ritmo lento pero constante, la espalda arqueada y los paraguas a mano. Y a veces cambia de sitio en el guardarrail para poder ver a la gente del otro sentido del cruce.

Hoy me ha parecido que por un instante ha pensado en hablarme pero en el último momento se ha arrepentido aunque, como para compensarme, me ha dedicado una sonrisa más amplia de lo habitual.

Creo que el próximo día le daré yo los buenos días.

Ignoro si vive sola, o qué hace el resto del tiempo que no está en aquella esquina. Creo que su cabeza no funciona todo lo bien que debería pero en su mundo de paraguas y aceras por barrer, de gentes que vienen y van, ella no duda en sonreír.

Parece feliz. Si algún día veo que le faltan paraguas, yo mismo los compraré y los colgaré del guardarrail.

Por verla sonreír.

————-

La señora de los paraguas, vivida y escrita en la soledad de un servidor en el año 2007, leída maravillosamente bien por Guillermo en la presentación del Ikulibro en el Instituto Cervantes de Tokyo.

Muchas gracias, Guille.

Presentación del ikulibro en el Instituto Cervantes de Tokio

El sábado 4 de octubre, hace justo un mes, presenté el libro en el instituto Cervantes de Tokio. La idea venía acechándome desde hace tiempo, pensé que quizás no sería tan raro tratar de dar a conocer el libro aquí y me decidí a proponérselo a Teresa, responsable del Cervantes y además amiga. Poco tardó ella en hacerme un hueco y a la que me quise dar cuenta, ¡ya tenía fecha y hora puesta!, ¡iba a presentar mi libro en semejante lugar!.

Tenía que preparármelo bien. Lo primero que pensé fue en hacer lo mismo que en Zalla: contar mi historia, las pistas, las señales que acabaron guiándome a aquel avión de solo ida que me dejó en Tokio a mala baba debatiéndome, a dentelladas, con la razón y el corazón. Lo cierto es que el libro va de eso, de aquel Toscano, del tipo que trataba de buscarle las cosquillas a los días porque a él no le acababa de salir aquella milonga ya olvidada de reír.

Pero también quise hacer algo distinto. Quise involucrar a mis amigos, meter en el ajo a los míos de aquí y les propuse que cada uno de ellos eligiese un capítulo del libro para leerlo delante de todos. No había más condición que que no fuese el de «La chica de Enoshima» porque se haría demasiado largo. Y aunque sé que no es fácil plantarse a leer delante de gente, poco tardaron ellos también en decirme que si y meterse en faena.

La presentación empezó con Manolo, del instituto Cervantes, introduciendo al tipo aquel con entradas y camisa de cuadros que levantaba, nervioso, poco más de metro y medio en aquella esquina de la sala. Manolo, por cierto, junto a Teresa, se desvivió porque aquel día saliese lo mejor posible y fue un auténtico honor recibir el pie de su mano.

Algunas palabras mías después, empezó Guillermo con la lectura de «La señora de los paraguas«, el verdadero origen del libro, la historia de aquella anciana que acumulaba paraguas puede que sin saber para qué, pero que sonreía por si acaso. La madre y abuela de alguien, de espalda arqueada, mente difusa, canas infinitas, piernas menudas que acababan en zapatillas de andar por casa. Y siempre siempre, media docena de paraguas a su alrededor.

Me sorprendí al darme cuenta de que era la primera vez que escuchaba por boca de otro mis palabras.

Y me emocioné.

Gracias, Guillermo.

Con aquella primera historia empezó la idea del libro y por eso se leyó nada más empezar. Las lecturas debían cuadrar con la presentación y traté de que casaran con lo que yo iba contando, de darles un contexto, un fondo para que los que allí las escuchasen supiesen por donde nos andábamos sin tener porqué saber nada de mí. Así que cuando Dani me dijo que iba a leer «La casita de madera» reviví de manera muy nítida aquellos días en los que no hacía sino pensar encima de lo ya pensado sobre cualquier cosa que me encontraba y así lo conté. Le daba trescientas vueltas a todo y ahora sé que era por tratar de buscar retazos de felicidad, de calma y quietud entre una incertidumbre que se me antojaba ya demasiado grosera. Acababa de llegar al Tokio más monstruoso que recuerdo y ver aquella pequeña casa entre tanto rascacielos, escuchar aquella música antigua, ver aquel pequeño refugio en el que escabullirse del vertiginoso mundo de fuera me hizo darme cuenta de que, acaso, sentirse feliz no es un estado continuo sino la suma de todos los momentos en que lo fuimos por las más pequeñas cosas y que quizás el secreto era saber sentirlas.

Gracias, Dani, me hiciste volver a aquella ya inexistente oficina de Gotanda por un rato. Qué perdido estaba.

Chiqui pensó en darle otro tono a su lectura y eligió «Kawaii«, la historia de uno de tantos encuentros «semifortuitos adrede» con personas de las que no sabía absolutamente nada y que sin embargo llegué a conocer mejor que a muchas que llevaban tiempo ahí. Una amiga, pero más, una novia, pero menos. Una tía con más huevos que yo en todo caso.

Gracias Chiqui, me gustó acordarme de su irresistible impertinente insolencia. Menuda era.

Nerea quiso darle la réplica a Guillermo y se prestó a leer «La señora de los paraguas, epílogo«. Aquella mujer dejó de estar y yo supe que no volvería. Me di cuenta de que ya llevaba un tiempo relativamente largo en el mismo lugar, paseando por el mismo barrio, llamando «casa» a otras cuatro paredes en las que ahora solo vivía yo. Acostumbrado, de alguna retorcida manera, a tener ya mi rutina en un recóndito barrio de Tokio donde ella no iba a volver a estar. Medio estaba echando raíces sin tener claro si era el tiesto adecuado.

Qué bien leíste, Nerea, como se notan las tablas. Muchas gracias.

Cuando Rodrigo me dijo que iba a leer «La chica que siempre sonríe«, entendí al instante que aquello supuso el punto de inflexión, lo que cambió todo. Supe que conocer a Chiaki había sido el inicio de la segunda etapa de mi vida en Japón, supuso, sin ella saberlo, que fuese capaz yo de coger la pala y echar tierra sobre todos y cada uno de los tumbos dados, allanando, después, el terreno con cada pisada a su lado.

Me encantó escucharte, Rodri. Mientras tu leías, yo la miraba a ella y confirmé todas y cada una de tus palabras. Muchas gracias por haber elegido este capítulo.

Después conté como, gracias a todos vosotros, fue posible que el libro se hiciese realidad de tan preciosa manera. Sin dar demasiados detalles, conté los intentos frustrados con las editoriales, la campaña de crowdfunding, las reseñas que me habéis escrito y justo antes de las preguntas me guardé la lectura más especial de todas. Misaki accedió a leer «El trabajo de las estrellas«. Digo especial no porque el resto no lo fuesen, sino porque él tenía la dificultad añadida a los nervios por estar delante de gente de leer en un idioma que no es el suyo. Se lo preparó a conciencia, incluso lo tradujo a japonés para saber bien qué estaba leyendo y… y lo hizo fenomenal. Muchas gracias, Misaki, por atreverte y por no perder, nunca, el buen humor que te define.

Y ya después de las preguntas, degustamos todos unos vinos cortesía de Boeki Up, una empresa que se dedica a la promoción de productos españoles en Japón. Si necesitáis organizar cualquier sarao, aquí tenéis un correo donde podéis pedir lo que queráis que seguro que os lo consiguen: boekiup@gmail.com.

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Fue un ambiente mucho más relajado donde pude saludar a los que no conocía, que eran minoría. Me sorprendió mucho una pareja que estaba aquí de vacaciones y decidió «gastar» una mañana en ir a verme a mi en vez de al buda de Kamakura, por ejemplo, muchas gracias. Una señora japonesa vino a decirme que le conmovió mucho la historia de la señora de los paraguas, que los japoneses no se fijan en estas cosas. Un señor japonés que se durmió durante toda la presentación no dejó de hacerle fotos a Kota y el resto, pues un ratejo con los amigos de aquí, un ratejo de los buenos por definición.

Hoy, después de un mes, no puedo sino reafirmarme en lo que ya sabía y es que lo mejor de haber escrito el libro es la gente, sois vosotros. Con tanta predisposición, tanto buen ánimo y mejores caras, es un auténtico gustazo ponerse a hacer cosas, ya estoy tardando en escribir otro.

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Por cierto, todavía quedan unos pocos ejemplares, ¿quizás un buen regalo para Navidades?, aprovechad y haceros con ellos que seguramente no se hagan nuevas ediciones y os digo yo que merece mucho más la pena tenerlo en papel…

Fogones Lejanos

Hacía un frío que pelaba cuando se hizo este programa, jajaja, jodo que biruji y que perrenque, que me acuerdo que salí de casa y tres o cuatro veces pensé en darme la vuelta, meterme en la bañera y mandar a tomar cuscús al mundo. Pero como soy un tipo decente y me tocaba a mi llevar el pan, pues cumplí como mandan los cánones. En fin, total, que resulta que los de la tele querían venirse a grabar una clase de cocina de las que damos y nosotros ¿pues como íbamos a estar?, encantados de la vida lerela. Encima es que siempre que nos juntamos aquí el tío Chiqui, el primo Lorco y un servidor nos echamos unas risas bonicas del tó, así que tampoco es que ese día hiciésemos nada especial: solo lo de siempre, que no es poco.

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El sitio si que era diferente, el restaurante Gaudí de Yoyogi nos prestó las instalaciones durante casi una mañana entera, gesto que nunca agradeceremos lo suficiente. Y allí pues nos dedicamos a lo nuestro: hacer que todo el mundo esté a gusto, que disfrute, que se rían y se lo pasen lo mejor posible a la vez que aprenden a cocinar algún que otro plato de los nuestros. Aquella vez no nos complicamos demasiado y tiramos por el camino del medio: una tortilla de patatas de las de toda la vida, de las que mi madre prepara mejor que cualquiera de las vuestras y seguramente la vuestra mejor que cualquiera de las otras madres del mundo.

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Y después Misaki, nuestra estrella invitada, que además es un amigo de los que da gustete ver porque en la vida le he visto yo sin llevar puesta la cara esa de majete que tiene, jodé que tío más simpático que siempre dispuesto a todo, y mira que le liamos, ¿eh?. Bueno, que se me va y se me va y algún día no me volverá. Que el caso es que Misaki después nos cocinó allí mismo su creación estrella con la que ganó un concurso de cocina española en Tokio, el pintxo fusión por escelencia: Takoyaki de tortilla de patatas.

Fíjate lo que son las cosas que comentando la jugada con el Chiqui coincidimos en lo mismo: si es que lo que se ve es como es, como son las clases, ha salido un programa totalmente fiel a la realidad: la gente riéndose, cocinando y disfrutando casi casi tanto como nosotros… ni la bota del Guille faltó!!…

Si si, tenéis razón, que me emociono y le doy a la lengua cosa fina!! mejor me callo ya y pongo el cacho del programa en el que salimos nosotros, ojo mamá que salgo en la tele!!!

El programa entero se puede ver aquí:

Ah! y gracias a los de la tele!! por supuesto!!

:ikugracias: :ungusto: :ikugracias:
:triki:

Descarga del libro Afinando un sueño

Dicen, muchos de los que lo han leído, que se han emocionado, que les he hecho llorar y yo me acuerdo de todas las lágrimas vertidas escribiéndolo. Me cuentan que se identifican conmigo, que han vivido a su manera alguna de las historias que viví yo, que aunque el escenario y los personajes son distintos, sintieron lo mismo en otros lugares con otras personas. Y que me entienden, dicen.

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A veces alguien me pide que se lo firme y yo, que nunca acabo de acostumbrarme, lo hago honradísimo. Escribo siempre algo, un párrafo o dos que expresen mi gratitud hacia el nuevo dueño de mis palabras y mis fotos, que cuenten un poco lo que significa para mi que tengan ese libro, mi libro, en sus estanterías. Y siempre suelo acabar con un «ojalá te guste». Porque nada me gustaría a mi más.

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Otros me dan las gracias porque, según ellos, les he ayudado a darse cuenta de lo que les importa y lo que no debería importarles, pero yo nunca pretendí dar ninguna lección, ¿cómo lo iba a hacer si todavía estoy intentando entenderme yo? ¿si no sé por donde me da el aire la mitad de las veces?, ¿si me arrepiento de muchas decisiones al minuto de haberlas tomado?

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Yo solo quiero ser feliz, ¿es pretencioso?, ¿es difícil?, quizás. Seguramente uno no sea feliz siempre, sino por etapas, pero me da a mi que la felicidad pasa por estar satisfecho de uno mismo estemos como estemos. Yo quiero que los míos me perdonen cuando les fallo, que me entiendan, que me quieran. Quiero no defraudar a nadie empezando por mi mismo, quiero poder reír cada día de mi vida y quizás con ello conseguir que alguien más lo haga.

Y sé, porque es adrede, que en ese libro se cuentan muchas cosas que no están escritas. Hay mucho más que letras y fotos: hay tantos besos escondidos que no cabrían ni en mil páginas, casi tantos como llantos de tristeza aliñados de tanta melancolía… pero tanta tanta… sigo echando de menos a los míos más que el primer día. Ojalá estuviésemos más cerca, ojalá Kota os conociese más…

Pero, sin duda alguna, el libro también rezuma honrosa felicidad ganada a pulso entre lágrimas, ilusiones, amores, rabia a rabiar, alegrías sinceras, enfados horrorosos y sobretodo y antetodo: mil millones de dosis de optimismo.

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El sueño ya no suena raro, no está borroso, se ve bien, ya casi no le queda herrumbre y brilla como nunca. El sueño está más que afinado.

Ojalá os guste.


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Compartidlo mucho, por favor, por todos los lados: twitter, facebook, torrents… Y si alguien quiere tener un ejemplar en papel, todavía quedan algunos que se pueden pedir a través de la web. Yo os digo que no tiene absolutamente nada que ver con leerlo en una fría pantalla…

Ikulibro

Y una vez más: gracias a todos los que lo hicisteis realidad.

Y a Fran.

De corazón.

El campeonato de Padel

Yo no había jugado en mi vida al Padel, pero vamos, ni de refilón, no sabía nada y aún así el Chiqui me propuso hacer todos los diseños de un evento que por lo visto iba a celebrar su segunda edición en Japón: todo un campeonato de Padel.

Lo primero que hice fue ponerme a buscar por internet a ver que era aquello, y lo que me llamó la atención fueron las raquetas. De ahí salió ya el diseño principal del cartel:

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Después me dijeron que hiciese un photocall, que no es ni más ni menos que un pedazo de cartelaco de dos por dos metros donde aparecen los patrocinadores y que se suele utilizar para sacar fotos, vídeos y para la entrega de premios. El ordenador no podía con semejante tamaño: iba a pedales, se tiraba hasta dos minutos de reloj desde que tecleaba yo algo hasta que finalmente aparecía… por no hablar de todas las veces que se me quedó tostao. Pero estoy muy contento de todo el tiempo invertido, quedó muy aparente!

También el día del evento, aparte de ayudar colocando todo el tinglado, una de mis misiones fue sacar fotos y grabar vídeos del momento. La verdad es que me lo pasé muy muy bien:

Participé en el campeonato con el Lorco y otra cosa no, pero risas nos echamos un rato. Ya me gustaría tener las pistas más cerca para irme de vez en cuando a echarme unos partidos, es mucho más divertido de lo que yo pensaba. Y si no, echadle un ojo al vídeo que monté un par de semanas después, ha quedado muy salaete!!

Pasé, como siempre con esta gente, un día muy chulo a pesar del madrugón: fotos paquí y pallá, comida, bebida, deporte… todo con un solazo del copón de la baraja… ¡¡ menuda gozada de día !!

:gustico: :gustico: :gustico: :gustico:

Viaje a Japón

Ayer vinieron los de la tele a grabar un programa de las clases de cocina para japoneses de los que hacemos. En esta ocasión fue más especial: invitamos a los alumnos que llevan viniendo más veces y nos cedieron todo un restaurante para el tinglado. Por cierto, si estáis en Tokio no dejéis de visitar el restaurante Gaudí de Yoyogi si tenéis morriña de comida de la tierra porque ya os digo yo que allí os la van a quitar a base de platos de los buenos y gente encantadora.

La clase creemos que salió muy bien, al menos hicimos todo lo que solemos hacer siempre: el Chiqui fue contando la historia y las curiosidades de la tortilla de patata, yo iba traduciendo el asunto a japonés añadiendo lo que se me iba ocurriendo según iba viendo y Guillermo no paró, como siempre, de asegurarse que todos los que estaban allí sabían lo que se estaba haciendo (aparte de enseñarles a beber en bota, un clásico).

Como pasa siempre con la tele, no sabes al final como y qué va a salir, pero nosotros pasamos un rato muy muy bueno.

Pues ayer hablando con el Chiqui me estuvo contando que ya casi no quedan plazas del viaje a Japón que lleva organizando ya tres veces con la de este año. Y yo me acordé que algún lector del blog me dijo que le avisase si se volvía a hacer porque se quería apuntar, así que he pensado que qué mejor que anunciar el asunto por el blog aunque sea un poco tarde.

¿De qué va esta copla? pues es un viaje a Japón desde España pensado y organizado para que puedas llevarte un trozo de este país en tu corazón con el avión de vuelta. Fernando lleva viviendo en Tokio unos años ya y a lo mejor le pones un ordenador delante y al angelico le falta olerlo, pero de organizar historias sabe mucho. Como este año además estoy yo metido en el ajo porque me he currado la página web os puedo decir que no se me ocurre qué más se le podría meter al itinerario… en esa semana aquí no os vais a quedar sólo con los cuatro rascacielos de siempre de Tokio, sino que os van a llevar por hoteles tradicionales japoneses, aguas termales naturales en montañas donde los monos son los dueños por derecho del lugar, castillos japoneses, habitaciones a los pies del monte Fuji con vistas de quitar el habla y, por supuesto, raticos inolvidables en el pedazo de Tokio de mis amores.

El asunto cuesta menos de 2000€, cuenta con guías en vuestro idioma para todas y cada una de las excursiones que se hacen y está respaldado por la agencia de viajes de Albacete «ViajesFlexibles» así que si hay algún problema, que no debería, el seguro de viaje está ahí para venir al rescate.

Si todavía tenéis dudas, yo creo que no hay mejor manera de sentir el espíritu del viaje que con este vídeo:

En este apartado de la magnífica web :flipanderer: hay fotos de otros años también.

Si te das prisa, todavía llegas a tiempo para amarrar una de esas últimas plazas que quedan para la semana del 12 de abril de este año. Yo probablemente me apunte a alguna de las cenas que se hacen en Tokio, así que mira, igual hasta resulta que con la cosa nos tomamos un par de cervezas y todo!

Echadle un ojer! por cierto, cualquiera puede ir desde cualquier parte de España, no hace falta que sea desde Albacete!!

Avance informativo

El chiringuito que montamos fue un éxito total y aunque hoy estoy aquí delante del ordenador con más sueño que el vecino de Freddy Krueger y la Bella durmiente vendiendo colchones juntos, se me ha alegrado el despertar al ver el vídeo de los informativos de Tele 5 en el que se nos ve algo así como dos segundos y medio, jajaja. Algo es algo!! mis dos segundos de fama!!

En cuanto me despierte, cuento un poco más el asunto de cómo dimos de comer unos 600 pinchos de tortilla aquí a la Tokyogente.

:gustico:

:cocinicas:

Fiesta de España en Yoyogi

ヤッホー!

No sé que caraflauta me decía:

me río yo de las movidas que estás siempre haciendo cuando nazca tu hijo

¡Ja!
:olakease:

Pues ahora me río yo. Kota ha nacido y, efectivamente: duermo menos que el chófer de Drácula, que además es panadero. Pero tampoco ha cambiado mucho la cosa: es verdad que tengo a ToscaJr ahí llorando cada tres horas invariablemente sin importar si manda el sol o la luna. ¿Cual es el paso lógico?, ¿quejarse y andar dando pena con tus ojeras por las esquinas? pues no: es adaptarse. En vez de pretender dormir las 8 horas de antes, sabiendo que es imposible, me meto a dormir sobre las nueve de la noche despertándome cada rato, y a eso de las seis de la mañana ya estoy montado en una bici camino de Shibuya donde me tiraré un par de horas haciendo mis cosas antes de fichar para trabajar: recopilar mecenas del libro, un par de locuras de webs en las que estoy metido, estudiar japonés… lo que antes hacía a las noches en casa, ahora lo hago a las mañanas en la oficina porque sé que cuando va llegando la hora de salir, estaré menos concentrado que un diputado en el congreso.

Los mediodías sigo yendo al gimnasio, como siempre y sigo con mis retos y locuras. Ojo aquí, que como siga la cosa así me veo haciendo el mismo vídeo del Van Damme pero con dos bicis:

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A la vuelta, después de otros 12km en bici sé que me tocará bañar a Kota, así que de momento no voy a Karate, pero esto es algo que se va a retomar ya en diciembre porque ya está negociado con Chiaki y la patronal. Así que si: en efecto, mi vida ha cambiado mucho pero en el sentido de tiempo personal tampoco tanto. Hombre, Kota es Kota, manda él y me encanta que sea así porque es una gozada verle ahí hasta estornudar… cogerle en brazos después del baño se ha convertido en el mejor momento del día.

Pero yo me niego a ser el típico que usa a sus hijos como excusa para no hacer nada. Querer es poder, panda de vagos, tanto es así que, aparte del libro, estoy metido en cuatro o cinco jaleos de los míos con más ganas que nunca, como no podía ser de otra manera. Y son JALEOS con mayúsculas, con que salga uno sólo bien ya tengo gustico almacenado hasta primavera.

Jaleacos como el sarao del fin de semana. Resulta que el Chiqui, que está metido en todo (no me extrañaría que abrieses un yogur y saliese su cara en la tapa), nos habló de un fin de semana de festival de España en Yoyogi. Esto viene a ser llenar una explanada del copón cerca de Harajuku con comida y bebida española, de no parar en ningún momento de ofrecer espectáculos y de liarla, básica y exclusivamente, parda.

Un par de emails por aquí, dos o tres cervezas por allá y ya nos tenía liados al Lorco, a Manuela y a mi para plantar un chiringuito en el que vamos a ofrecer entre otras cosas la mejor tortilla de patatas de todo el recinto, aparte de cerveza española, sangría, gustete del rico, cosica cósmica y garbo sideral:

Viendo la foto de arriba de la tortilla que casi le pego un mordisco al monitor no creo que pase pero…
¡Si este fin de semana estás en Tokyo y no osas pasarte a saludar, que sepas que te la guardo!

(Bah, seguramente no te la guarde, pero si que molará verte si te vienes…)

FIESTA DE ESPAÑA 2013
PARQUE DE YOYOGI, TOKIO
23 Y 24 DE NOVIEMBRE DE 10:00 A 19:00
:gambiters: :coleguicas: :cocinicas: :arrozico:
:triki:

La feria de Albacete

Sigo avanzando y en nada tendré el proyecto del Ikulibro publicado en Verkami. Por cierto, qué gente más maja… me están ayudando un huevo porque yo soy un novato en esto del crowdfunding y si no llega a ser por ellos, me da a mi que no habría puesto más que barbaridades… Ya os adelanto que para la semana que viene estará el proyecto publicado, a ver si hay suerte y reunimos todo lo que necesitamos para poder imprimir el libro en condiciones, porque después de todo el apoyo que me habéis demostrado con los comentarios del post anterior, no me queda otra que intentarlo con todas mis fuerzas!!

:ikugracias: :estudier: :ikugracias:

De mientras, dejadme que os cuente que hace ya un par de semanas ya que se celebró la Feria de Albacete en Tokyo. Se trataba de juntar cuanta más gente mejor al calorcillo de comida y bebida típica de nuestras fiestas y podemos decir, con orgullo y sin ninguna duda, que nos salió mejor que la Feria de Abril. Conseguimos que el número de japoneses superase con creces al de españoles, que era uno de nuestros objetivos, y sobretodo que hubiese mucho gustico desde por la mañana hasta la noche.

¿Que si lo hubo? ¡pues claro que si!. Y si no, ojo al vídeo que ha grabado y editado Carlos, que es una máquina para estas cosas (millones de gracias, señor, te ha quedado genial!):

No tardaremos en contar como y qué vivimos allí nosotros con fotos y mucho más detalle…

:gustico:

Hasta luego Chema

Le vi en callejeros hace ya muchos años y me pareció un tío muy gracioso, allí se veía a un tipo con un desparpajo natural que hacía que te quedases hasta que acabase el vídeo sólo para ver qué se le ocurría decirle al siguiente japonés que se cruzase por allí con él. Yo desde Bilbao estudiaba japonés y devoraba programas sobre el país en un afán por revivir los seis meses aquellos en los que un barrio de Tokyo me acogió gracias a una beca.

Luego la vida me mandó de vuelta a Japón de una hostia con inercia. Del tal niño cagao yo no supe nada más, pensé que se habría vuelto a Sevilla o de donde fuese que fuera, y desdeluego que yo aquí pocos espectáculos de flamenco iba a ir a ver. Hasta que el tío Txiki me lió para ayudar a dar una clase de corte de Jamón que se hacía en un local llamado «Casa Artista», un tablao flamenco en pleno barrio coreano de Tokyo llevado por el tipo con las mayores patillas a este lado del Megurogawa.

Allí me presentaron a un tal Chema, un tío calvo que trabajaba en el lugar y, por tanto, ejercía de anfitrión de nuestra actividad. Lo que yo no sabía es que aquél señor de Sevilla o de algún sitio parecido por el acento, era el mismo niño cagao. Yo no sabía que se iba a traer una guitarra y que se iba a poner cantar. Y mucho menos imaginé que se iba a liar la que se lió aquella tarde mientras un montón de personas cortaban y comían jamón serrano en el subsuelo de uno de los locales más inverosímiles que esta ciudad provee.

Era imposible que aquello acabase allí. Quiero decir que en esta vida uno se cruza en su mayoría con personas que dan igual o quizás que no se tiene la oportunidad de conocer. Gente que va a lo suyo como uno va a lo de uno la mayor parte del tiempo. Después los hay que te pondrán las cosas difíciles el rato que coincidas con ellos, te vendrán con reproches, con impedimentos, con gilipolleces innecesarias que harán que pienses que a poder ser una y no más y contigo nunca jamás. Y luego están unos pocos que te revuelven la vida. Son escasos y no aparecen a diario, ni mucho menos. De repente aparecen por alguna razón una tarde y no es que te la animen, sino que te la prenden fuego. A veces es por su energía; personas que te incitan, te motivan, te pinchan con lo que hacen para que tu hagas también. Otras veces es simpatía, candidez… bastan un par de frases amables o un par de oídos dispuestos para que quieras volver a compartir conversación simplemente porque te sientes bien haciéndolo.

Lo de Chema fue una mezcla entre tener a alguien con quien fue tremendamente fácil hacer aquello y un tío con todo el arte del mundo que te hacía descojonarte prácticamente todo el rato. Es decir: si tenía que traerte platos no sólo te los traía sino que te cascaba un chiste de vascos por el camino.

Me sorprendió que sin conocerme más que de aquellas dos o tres horas, me dejó su guitarra para que mi hermano cantase en mi boda. Su guitarra… esto es como decir que Fernando Alonso te deja su coche o Rajoy su plasma.

Así que, como no podía ser de otra manera, contamos con él para el evento más ambicioso que hemos organizado hasta la fecha, la feria de Abril, donde con el respeto de las croquetas y el jamón, él era en realidad el plato principal. La gente que venía preguntaba por el espectáculo, todos querían saber cuando iba a empezar aquello. Y Chema llegó cuando le salió de los huevos, a su ritmo, como hace siempre. Allí apareció con unos tabis y cuando le vino bien a él, cuando vio que era el momento, se puso a cantar y revolucionó el lugar. A veces pasaba por la cocina y nos decía que nos teníamos que dedicar a aquello, que montásemos un bar, que teníamos mucho arte. Otras veces lo veías echándose fotos con el público, su público y cuando nos quisimos dar cuenta, desapareció después de haber cumplido con creces con su papel.

El sábado nos juntamos los organizadores de aquél lío. La idea principal era hacer una barbacoa en casa Lorca y darles de comer y de beber a todos los que nos ayudaron al lío: Manuela, Alicia, los camareros que puso el bar, las bailaoras. Pero también era una especie de fiesta de despedida para Chema, que se vuelve para España sin fecha de regreso. Ese día apareció también tarde y también se fue cuando le salió de los huevos porque, decía, tenía una actuación en no sé donde. Yo también iba hora y pico atrasado, así que coincidimos y me lo llevé desde la estación hasta la casa de los Lorcos. Por el camino entramos en un Seven Eleven a por hielos. Ahora hay una promoción, que vuelve de vez en cuando, por la que por cada mil yenes que te gastes te dejan sacar una tarjeta de una caja y te pueden tocar cosas. A él le correspondía sacar tres, pero sacó un puñado, calculo que unas quince. Mientras les iba dando la vuelta y devolviendo las que no tenían premio, iba diciendo «gomen nasai ne» hasta que se quedó con tres premios. A un tío con tanta cara detrás de tanta barba es imposible llevarle la contraria porque no puede sino estar más loco que una picha mora, así que, por si acaso, la dependienta optó por darle las dos botellas de Aquarius de litro y el chocolate que le «tocó» sin protestar.

Porque Chema es así. Porque se dejó la vergüenza en Sevilla, o de donde sea que sea hablando como habla, porque lo mismo te da un abrazo y te dice que ha aprendido mucho de ti por regalarte los oídos que se casca una canción de despedida en japonés al aire libre de una terraza de un sexto piso de Takadanobaba:


Hostias Chema… ¿ahora que nos empezamos a conocer te tienes que pirar?…

A ver si hay suerte y te aburres y te tenemos aquí pronto. Vendrás cuando quieras, como haces siempre, pero eso es porque sabes que te estaremos esperando, porque de eso de Sayonara que cantas, nada de nada tío, como mucho te dejo un mata ne.

No vaciles demasiado a las azafatas del avión. No me seas cabrón.

De Feria de Abril en Tokyo

El domingo pasado se celebró, por fin, la locura nuestra esta de hacer una Feria de Abril en Tokyo. Después de un par de meses de compartir planes, ideas e ilusiones, el día ya tenía que llegar. El equipo estaba perfectamente sincronizado, todos sabíamos nuestras funciones: Germán en la cocina, Guillermo de hombre para todo, Chiqui con los embutidos, Nanami en la puerta, Manuela con los tickets y yo en la barra con los dos camareros que ponía el bar. Si podía fallar algo, que no fuese por falta de preparación, que fuese si acaso por pagar la novatada de ser la primera vez que organizábamos un evento de estas características, pero no por falta de ganas o por no habérnoslo currado lo suficiente.

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El sábado, el día anterior, hicimos las compras y además también llegaba el vino de Bodegas Latúe, uno de nuestros patrocinadores. El jamón de Nico lo llevábamos en el maletero del coche junto a un salchichón y un chorizo ibérico y el queso de Marquesado de Hita. Teníamos también los carteles, los tickets, las hojas de pedidos, la ropa y los accesorios que Guillermo se trajo de España… el coche iba a rebosar.

El día era de perros, allí estaba lloviendo lo que no estaba escrito pero contábamos con que los Maldonados de aquí daban bueno para el domingo, así que ya podía caer lo que tuviese que caer ese sábado que no importaba. Una vez en Ebisu, en cuanto nos dejaron, entramos en el local, dejamos todo preparado y nos fuimos cada uno a nuestra casa pero no precisamente a dormir: teníamos la misión de hacer doce tortillas de patata cada uno excepto el Chiqui que fue el encargado de las croquetas. Doce tortillas de patata que nos tuvieron prácticamente hasta el amanecer a los fogones, pero era la única manera de asegurar que estuviesen lo más frescas posible. Treinta y seis tortillas de patata de seis huevos cada una deberían ser suficientes…

Ésa misma mañana, la del domingo, el coche que alquilamos empezó la ronda: primero a por un piano para que Akari pudiese hacer su parte del espectáculo, después casa por casa a recogernos a cada uno de nosotros junto a las doce tortillas por culpa de las cuales habíamos dormido tres horas como mucho, pero no había tiempo para descansar: cuando llegamos al local, no paramos prácticamente ni un momento, teníamos que hacernos fuertes en la cocina, ultimar los detalles en la barra, preparar la sangría, picar ajos, cortar limones…

Cuando abrimos las puertas, hubo un rato que se nos hizo eterno en que no vino nadie. Desde cocina, con los fuegos a punto, se miraba a la entrada. En la barra hacíamos lo propio mientras nos repartíamos los abridores, cortábamos un par de limones más y repasábamos de nuevo el sistema de tickets con los camareros. El Chiqui se salía de su rincón de vez en cuando y oteaba la calle. Entraron dos personas con las que estuvimos hablando un rato pero aquello no acababa de despegar, estábamos más solos que la una… hasta que de repente empezó a entrar gente y ya no paró en ningún momento.

Muchos conocidos, muchos que no conocíamos. Cuando uno hace algo poniendo tantas ilusiones, tantas ganas, se agradece inmensamente la fuerza y el apoyo que te dan los amigos con su sola presencia. Que viniesen tantas caras conocidas de verdad que nos apuntaló la confianza en nosotros mismos. Así que muchas gracias, señores, si alguna vez os da por hacer algo parecido, tened claro que ahí estaremos nosotros también.

:ungusto:

Cuando Chema, el niño cagao, se puso a cantar ya llevábamos bastante tiempo sirviendo tapas y bebidas, pero sobretodo un rato largo viendo el buen rollo del personal. Menudas liaba Chema con su gente cada vez que salía!!



El cocinero oficial del bar que se suponía que iba a estar con nosotros todo el día ayudando a Germán, no se quedó más de un cuarto de hora… resulta que era su día libre, así que el problema, de haberlo, ya sabíamos donde iba a estar: entre sartenes. Pero Guillermo se metió allí con Germán y sacaron adelante todos y cada uno de los pedidos hasta el final mientras en la barra tratábamos de lidiar con las bebidas como podíamos, pero claro, nosotros teníamos ventaja porque éramos tres. La cantidad de tapas que se sacaron fue chica… yo hubo un momento en que les escondía los pedidos para que no se agobiasen tanto y después se los iba pasando poco a poco…

En el cartel pusimos bien claro que si alguien venía con traje de flamenco o de sevillana, se llevaba un plato de jamón por su salero moreno. No faltaron y como lo prometido es deuda, hubo plato de jamón para todos!! más salaos que salaos!!

Jamón que, por cierto, el tío Chiqui prácticamente no paró de cortar en ningún momento. Yo tengo que decir que cuando me pude pasar un rato a llevarle una cerveza, allí no quedaba más que el hueso!!

Si la gente se aburrió o no le gustó la comida o se lo pasó mal, desdeluego que supieron mentirle a las cámaras:

Podemos decir, sin lugar a dudas, que el evento fue un éxito rotundo, que no imaginábamos tan buena respuesta ni en la mejor de nuestras previsiones cuando nos pusimos a apuntar en una lista cada una de las personas que nos decía que se pasaría con la idea de calcular un poco las cantidades de comida y bebida que necesitaríamos. Curramos como jabatos, especialmente en un par de momentos en los que era prácticamente imposible dar abasto en cocina. Pero a pesar de todo el trabajo, del cansancio y de los agobios, yo creo que hablo en nombre de todos cuando digo que fue una de las mejores experiencias que hemos tenido en Tokyo y que esto se va a repetir de una u otra manera de todas todas.

Y una cosa que está clarísima es que esto no habría sido posible sin la perseverancia, el buen hacer y sobretodo, la simpatía de mis compañeros de locura…

¡Un gusto, compadres!
:ungusto:


La crónica del Guille
Cómo lo vivió el tío Chiqui
El tito Fla también se pasó

Entrevista en Radio Euskadi

La cosa fue rápida: Felipe que es un chico que vive en Korea y que tiene un peacho blog llamado Eurowon contó que cuatro gañanes estaban organizando una feria de Abril sevillana en pleno Tokyo. La cosa se fue liando liando liando hasta que a eso de las nueve y media de la mañana nuestra nos llamaron a tres de nosotros para contar la historia en Radio Euskadi en el programa La Noche Despierta.

La entrevista ha quedado bastante simpática! si queréis saber un poquito más del sarao que tenemos montado el Lorco, el Chiqui, Germán y el elemento que les escribe para el domingo, aquí os lo contamos con todo nuestro arte:

¡Os esperamos en Ebisu el domingo!
:gustico: :ungusto: :gustico:

Madre de Dios, la de tortillas que me ha tocado cocinar….

Feria de Abril en Tokyo

Esta es otra liada más del amigo de los líos, el tío Txiki. Más o menos me vino a decir que tenía metido en la cabeza que quería hacer una feria de abril en Tokyo, que lo suyo sería alquilar un local, llenarlo de farolillos y tirarnos todo el día entre fogones y barras dando de comer y beber al personal.

Claro, tu estás con dos o tres cervezas entreteniéndote las neuronas y no haces sólo una feria de Abril, sino que organizas hasta herri kirolak alrededor de Hachiko en Shibuya si hace falta. Una vez hasta me cayó bien un franchute, no te digo más el poder que tiene el néctar de cebada, oye que hasta estuve de pies a su lado un rato y todo!

El caso es que luego el asunto se siguió hablando. Y se empezó a liar de una manera acojonante: tras duras negociaciones, el de Albacete consiguió que un señor de Tokyo nos alquilase su bar español por un día para que hiciésemos, mayormente, lo que nos saliese del badajo de la parte de abajo. Encima, en medio de todo este jirijai de negociaciones y búsquedas estaba el gran Chema, el niño cagao, que se conoce el mundillo hispanofolklórico de la ciudad como nadie más que nada porque está metido en más fregaos del pelo que Don Limpio, que es calvo. Y como no podía ser de otra manera, se ofrecía a hacerse cargo de la parte artística del evento: tiraría de sus contactos para formar ahí un cuadro flamenco que animase el sarao desde por la mañana hasta por la noche. No sólo eso, sino que nos ha liado para que salgamos nosotros también destilando nuestro arte sevillano cordobés. No olvidemos que soy de Zalla, amigos, veo una guitarra y me falta olerla, la cosa no puede prometer más.

Así que por un lado teníamos al de Albacete echando números, al Chema ya con cuarenta ideas en la cabeza en forma de actuaciones y shows y por el otro estábamos Guillermo, Germán y el tío Tosca que les escribe que lleva deseando desde hace tiempo meterse en una liada de estas. Yo no sé estos dos, pero mi futuro pasa sin ninguna duda por tirar el ordenador al río y dedicarme a servir pintxos de tortilla y cortados en cualquier recoveco de Tokyo olvidándome de tanta patraña rascateclil y tanta tontería oficinera.

Con lo que una vez que teníamos el sitio y estábamos de acuerdo con el presupuesto, lo siguiente era decidir cuanto antes el menú. Parlamentamos durante unos cuantos días al abrigo de nuestro ombligo y al final cerramos el lío con unas tapas del copón que cocinaremos nosotros mismos y con un pedazo de jamón ibérico que se va a encargar el de Albacete de cortar junto a un salchichonaco, chorizaco y quesaco manchegaco cuya sola imagen me hace babear tres Iguazús.

Y una vez decidido el menú y el sitio, lo siguiente era crear el cartel, ahí me puse yo manos a la obra adobeilustratil y tratando de emular el típico cartel de los toros, me salió esta movida:

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La sevillana es una ilustración de Meguchan91, el de la guitarra es el mismo Chema y en la parte de abajo ponemos cómo se va, el menú y además contamos que todo aquél que venga con traje de flamenco o sevillana, tendrá un plato de jamón gratis porque ser salado en esta vida debería estar premiado como mínimo con jamón.

Total, que entre unas cosas y otras, que si tiende la ropa…. que si riega las plantas… es este domingo ya, no te lo pierdas!

:gustico:

Finalmente este fin de semana vamos a tener un bar en Tokyo desde por la mañana hasta por la noche para nosotros solos. Ojo, que sabemos que nos tocará currar como campeones pero con muchísimas ganas y tremenda ilusión porque también sabemos que será, de lejos, un día increíble que tardaremos en olvidar.

Si por lo que sea estás en Tokyo ese día, pásate por Ebisu, que de beber, de comer y de reír te damos.

Lugar: Restaurante Iberia, en Ebisu


Ver mapa en fokik

Fecha y hora: Domingo 12, de 10:00 a 22:00
Entrada: 2500円, incluye tapa, bebida y el show de flamenco

:romeo: :gambiters: :cocinicas: :coleguicas:

El día de mi boda

El día de mi boda pasaron muchas cosas. Yo creo que por mucho que uno lo planee nunca en la vida va a salir como uno se imagina, aunque la situación en nuestro caso distaba bastante de ser normal: nos casaba mi cuñado, que es monje, en el templo de mi mujer en las afueras de Tokyo.

Y olé.

Mis padres lo más lejos que habían salido de España es a Portugal y solo se habían montado en un avión una vez para ir a Barcelona. Os podéis imaginar lo que supuso para mi verles salir por aquella puerta en el aeropuerto de Narita con mi hermano Javi. Fue emocionante que mi familia viniese y he de confesar que no contaba con ello por lo aparatoso del viaje y la comprensible preocupación por si a mi hermano le pasaba algo en pleno vuelo. Mira por donde que Javi fue el que mejor viaje tuvo con diferencia, o eso parecía porque no calló en todo el camino a casa en el autobús… era verdad, ya estaban aquí.

En Tokyo.

Ya era especial, pasase lo que pasase.

Vinieron también muchos amigos de Bilbao que estaban todos alojados en el mismo hotel, pero nosotros pensamos que era más fácil que mis padres, mis hermanos, mi cuñada y mi sobrina se quedasen en mi casa y que nosotros dos nos fuésemos a un hotel cercano. Al final ellos eran cinco personas y una niña pequeña así que pensamos que sería mejor si pudiesen disponer de la cocina, la lavadora, un salón donde tumbarse a ver la tele… vamos, que estuviesen como en su casa en vez de andar preocupándose de servicios de habitaciones, lavanderías, facturas, checkouts e historias.

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Así que esa mañana, la de nuestra boda, salimos del hotel, cogimos un tren, fuimos a buscarles a nuestra casa y de allí cogimos unos cuantos trenes hasta llegar a la estación donde está el templo de mi mujer. Salimos con bastante tiempo porque íbamos cogiendo trenes locales para que al menos Javi pudiese sentarse y habíamos quedado con las dos señoras de la tienda de kimonos que venían a vestirnos a Chiaki y su madre, a mi sobrina y a mi madre y a mi.

Al principio, estuvimos repasando con mi cuñado un poco los pasos de la ceremonia para que no se nos olvidase nada.


Sabíamos que el resto de la familia iba a estar esperando bastante tiempo, pero no podíamos hacerlo de otra manera: una boda japonesa lleva mucho tiempo de preparación aunque yo creo que tuvo su recompensa, porque ver a mi madre con kimono es algo que al menos yo recordaré siempre.

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Lo que más tardó fue vestir y peinar a la novia, claro. Yo podría haber esperado tres semanas más allí sentado si hubiese sido necesario nada más que por verla. Menuda preciosidad… eh, y toda para mi!

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Unas horas más tarde llegaron los invitados: los amigos que habían venido de Bilbao y unos pocos de Tokyo que se vinieron al templo, ojalá hubiesen podido venir todos pero no había sitio de ninguna de las maneras por mucho que sentásemos a los flacos delante y a los gordos detrás, no se cabía. Por cierto, que viniesen desde Bilbao tantos amigos a la boda es algo que tampoco olvidaré nunca, menudos momentos chulos pasamos, fue como estar en Pozas tomando algo pero estando en Shibuya!!

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Como cualquier quedada en Tokyo, ellos quedaron en Hachiko en Shibuya, pero con Michiko ésta vez que se encargó de traerlos hasta el templo con cuidado de que no se quedase nadie sacando bebidas de café de las máquinas. Allí estaban a la hora prevista y también les tocó esperar un rato a que acabasen de preparar a la novia antes de que empezase la ceremonia.

Al principio se sentaron todos en seiza como mandan los cánones, pero me da a mi que duraron poco… la boda fue muy larga y la mayor parte del rito se hace con rezos que parece que no se van a acabar nunca. Yo creo que aunque se hiciese largo, a la gente le debió al menos llamar la atención ver cómo es una boda budista. Eso si, a mi hermano Javi ya le escuché bostezar un par de veces, jajaja.

Podría resumirlo en que se reza mucho, los novios tomamos tres veces sake, el monje lee algo que ha preparado personalmente y con antelación (en nuestro caso más, claro, al ser el hermano de mi mujer) y finalmente se brinda todos juntos para pasar a sacarnos las fotos de rigor. Yo hubo un momento de flaqueza en el que me vine abajo y me puse a llorar como un chiquillo… no sé, fue ver a Chiaki vestida así al lado de mi familia, de Javi, la sonrisa de mi suegra, muchos de mis amigos allí… no me quedó otra que echar mano de mi padre y darle un abrazo ahí mientras me desahogaba como podía y mi madre me decía que parase o que ella no iba a poder parar tampoco.

Ahora que tampoco fue la última vez que lloré, ni mucho menos…

Aprovechando que teníamos los kimonos, nos tomamos bastante tiempo en sacarnos fotos: nosotros solos, la familia sola, todos juntos, con amigos, sin amigos, aquí, allí, en este lado… he de reconocer que aunque resultó pesado estar todo el rato posando como nos decían, las fotos valieron mucho la pena. Tenías que ver a los de la tienda de kimonos: que si cierra el puño, que si girate un poco a la derecha, un poco menos, que si sonríe, que si no sonrías, que si un paso aquí, que si esto que si lo otro… no quedaba ni un resquicio así a la improvisación.

¡Pero quedaron muy chulas, si señor!

Luego tocó cambiarnos de ropa otra vez. Chiaki de blanco y yo de smoking que era lo mismo que estaba haciendo mi padre a la que podía.

A mi me vistieron en cinco minutos trece segundos, pero no quedó otra que esperar a la novia de nuevo, como debe ser. Los invitados fueron a comprarse algo a un combini cercano, volvieron y seguíamos esperando.

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Llegó el autobús que alquilamos y que nos llevaría hasta el Roppongi Hills y seguíamos esperando…

Se montaron los invitados en el autobús y seguíamos esperando, hasta que por fin, salió de nuevo…

Dos meses esperaría de pies si pudiese volver a verla así de nuevo. Madre mía.

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Después nos montamos en el autobús y llegamos al restaurante tarde porque había bastante atasco. Fue un viaje muy largo, de nervios por la hora, por los invitados que estarían hasta la corbata de tanto esperar, por los que ya estaban en el restaurante deseando entrar… pero llegamos, por fin llegamos y nos metimos a una sala a esperar mientras el Chiqui y la Hamano nos ayudaban en la puerta con la lista de gente que venía. Quisimos que la boda fuese algo entre amigos así que cada uno se pagaba su menú y nos dejábamos de regalos de sobres con dinero a lo Bárcenas e historias, que esto no es un negocio.

Por fin ya entramos al ritmo del All you need is love de los Beatles que medio se escuchaba por los altavoces, y nos sentamos en la mesa reservada para nosotros. El asunto era de pies, es decir, había para sentarse pero la gente no tenía su mesa como en las bodas tradicionales; fue como alquilar un restaurante para nosotros en el que sacaban comida y había barra libre, quisimos hacerlo así para que los invitados hablasen entre ellos y se conociesen aunque fuese por un rato.

Y también porque el asunto debía ser dinámico: había bastantes sorpresas reservadas.

Lo primero que íbamos a hacer era partir el barril de sake que habíamos encargado, pero por lo visto alguno de mis amigos (no queda claro todavía quién, jaja, ¡confesad malditos!), se apoyó y lo rompió, así que esa parte descartada aunque me consta que no quedó líquido dentro por beber!

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Lo siguiente es que James, un americano de mi nueva familia que es cantante de Jazz, nos dedicó un par de canciones en directo allí mismo. Hay que ver qué bien canta este hombre… qué pena que no haya podido conseguir ningún vídeo de ese momento.

¡¡¡Muchas gracias James!!


Entre medias hubo un par de brindis, cortamos también la tarta y vimos que si, que efectivamente todo el mundo parecía estar pasándoselo bien, que al final es para lo que estábamos allí!

Después mis amigos pusieron un vídeo que habían preparado para la ocasión… la familia Tokyota al completo, incluso los que no están en Tokyo ya aparecieron allí: Sara, Jairo, Xavi… en ese momento no pude escuchar bien lo que decían pero me emocionó muchísimo verles, ahí es cuando ya empecé a llorar y no pude parar hasta horas después de que se había ido todo el mundo. En casa lo hemos visto luego con más calma un montón de veces, hay que ver qué bonico, coño!

¡¡¡Muchas gracias señores !!

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Lo siguiente fue la canción de Ale y Ai con la aparición estelar de Marina. Cantaron la canción de «Nos hemos casado», pero adaptada, es decir que ponían nuestros nombres en vez de los suyos. A mitad de la canción Marina hizo un freestyle y se piró para la otra parte del restaurante hasta que vino un camarero corriendo a traerla de nuevo, jajaja, estuvo genial!. Que tampoco haya vídeo de esto, ¡qué rabia!.

¡¡¡Muchas gracias Ale, Ai y Marina!!!

Y aunque yo ya lo sabía, Ale se quedó allí delante y entró mi hermano Ceto. Resulta que se había preparado un discurso y Ale lo había traducido a japonés, para que así todo el mundo en la boda lo entendiese. Dijo muchas cosas que me sorprendieron muchísimo y me emocionaron. Poco más puedo decir, ese discurso se quedará conmigo para siempre. Después cogió la guitarra que me consiguió el Chiqui (y que pertenece a Chema, al que conoceréis como «el niño cagao») y cantó la canción de «Noches de boda» de Sabina. Fue muy emocionante, sobretodo cuando la gente cantaba el estribillo con él.

¡¡¡ Muchas gracias Ceto !!!
¡¡¡ Muchas gracias Ale !!!
¡¡¡ Muchas gracias Chiqui y Chema !!!

Ahí entre medias y no sé de dónde, apareció Antonio con un jamón de 7kg que nos habían comprado entre todos. Un pedazo de jamón ibérico en Tokyo.

Señores, lo vuelvo a poner, que no hemos asumido la magnitud de la afirmación:

UN JA-MÓN I-BÉ-RI-CO.

EN TO-KI-O.

La hostia en haiku…

¡¡¡ Muchas gracias a todo el mundo implicado !!!

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Y ya lo último, la sorpresa del final, que esa nos la reservamos para nosotros. Cogimos a nuestras madres y las pusimos delante del todo para que no se perdiesen detalle. Pusimos el vídeo y lo único que recuerdo es que Guille no hacía más que pasarme botellines de cerveza que yo me encargaba de vacíar y que la gente no hacía más que reírse, aplaudir y después llorar. No sé cuantos abrazos y besos dimos después a todo el mundo…

¡¡¡¡ Muchas gracias a todos por verlo !!!!

A la salida no tengo muy claro a dónde se fue todo el mundo, sólo sé que nosotros nos preocupamos por buscarles taxis a mi familia porque nosotros nos íbamos a pasar la noche al Ritz Carlton de Tokyo que está allí al lado. Imaginaos la escena: Chiaki con vestido de boda y tacones, embarazada, recorriéndose el Roppongi Hills buscando taxis. Dentro del grupo, un tío con smoking que se descojonaba de Medina, uno de los invitados, que le llevaba un jamón de 7kg por los pasillos…

El hotel, pues que puedo yo decir, en la vida he estado en un sitio así y no tengo claro que vuelva a pasar. Ahí va un poquico.

Ni en mis mejores sueños me habría imaginado yo así mi noche de bodas y mucho menos con la mujer que tenía al lado que además está esperando mi hijo, un hijo buscado y soñado tantas veces que todavía no puedo hacerme a la idea de que vaya a pasar. Una mujer que tiene nauseas y dolores de cabeza que a veces le hacen llorar pero que no ha dudado ni un momento en irse de su casa y desvivirse porque mi familia tuviese la mejor estancia posible poniendo la comodidad y el bienestar de todos a cinco kilómetros por delante del suyo propio con una sonrisa en la cara tan radiante como el sol de verano en todo momento.

Una mujer que quiero como pensaba que no se podía querer a nadie y que sin embargo me descubro queriéndola con más rabia cada día que me regala despertarse a mi lado, que resulta, mira por donde, que son todos.

…muchas gracias Chiaki…

Callejeros Tokyo

¡¡¡Muchas gracias por los comentarios en el post anterior!!!, jajaja, sabía que os iba a sorprender, pero la verdad es que me habéis sorprendido también vosotros a mi, ¡¡¡menudo gustico con reverber todos esos comentarios!!

:gustico:
:bailongo:
:vainas:
:felicianer:

Actualización actualizer!!
Se puede ver el programa ya entero aquí:

Callejeros Viajeros Tokyo Tosca


Weno, total, que hace ya bastante más de medio año que grabamos lo de callejeros y ahora que ya nos hemos prácticamente olvidado de ello, por fin parece que lo emiten. Será este domingo a las 22:30 de la noche.

No tengo ni idea de lo que saldrá, sólo sé que nos lo pasamos muy bien, que los que salimos nos conocemos casi todos y que la última noche en el karaoke aquél grabamos mucho más de lo que seguramente pongan… aunque tengo que reconocer que estoy un poco acojonao porque gracias al zumo de cebada nos acabaron dejando la cámara y nos pusimos a grabar barbaridades y chorradas a tutiplener…

Pues eso, si a alguien le interesa, ahí saldremos contando cosicas de Tokyo y vete a saber qué más. ¡Mamá, prepara las pipas!

Ahí va un adelanto!!

Domingo 14
22:30
en cuatro
:triki:

Albacete-Japón Express 2.0

El Chiqui, que el día que se estará quieto será en el cementerio, no antes, ha vuelto a Japón después de pasar las navidades por ahí por cádios. Esto es algo a tener en cuenta, porque siempre que vuelve las prepara… ya me ha leído la cartilla para este 2013, y no creáis que viene la cosa aburrida, no.

Total, que para empezar con buen pie, ya tiene organizada la segunda edición de su viaje a Japón:

Cartel 2013 b.jpg

Además escogiendo bien escogidos los lugares a visitar:

Hiroshima
Miyajima
Kyoto
Kawaguchiko
Tokyo

¡¡Si queréis conocer Japón,
ya estáis tardando en escribirle!!
Albacete-Japón Express 2.0
viaje.abjaponexpress@gmail.com
:gustico:

Hasta aquí

Ésta mañana el tren ha frenado de repente. El sonido estridente de la alarma de emergencia ha avisado sólo con uno o dos segundos de antelación en los que no quedaba de todas maneras nada claro qué era lo que anunciaba con tanta premura. Nos hemos enterado de golpe al salir disparados bruscamente hacia adelante sin remedio empujándonos unos a otros hasta que hemos conseguido recuperar la estabilidad. En mi caso la inercia ha quedado totalmente neutralizada contra una de las barras metálicas que hay al lado de los asientos. No ha sido demasiado fuerte, pero he tenido la mala suerte de darme con el brazo roto.

Al dolor del brazo se le ha sumado un dolor de cabeza que no parece tener ganas de dejarme en paz y todo junto hace que hoy esté especialmente sensible, quizás susceptible, quisquilloso.

No es mi mejor día.

Tampoco es el peor.

Hoy, una vez más, tampoco tengo las respuestas esperadas en el buzón. Hoy por ser hoy, está más vacío que lo vacío que estaba ayer. Hoy me ha importado mucho más que cualquier otro día. Hoy me duele el brazo y la media escayola que tengo puesta me pesa más. Hoy me duele la cabeza.

Hoy estoy quisquillosa y susceptiblemente hasta los cojones.

Se acabó. No espero más. Es hora de actuar.

He escrito un libro en el que he recopilado los seis últimos años de mi vida. Un libro que no sólo lleva mi alma dentro, sino que contiene además mi hígado y mis entrañas. Escritos que cuentan que una vez me dolía la soledad más que ahora el brazo, textos que desvisten aquel huraño corazón que una vez latía a desgana sin ritmo ni rumbo, retazos de felicidades de pega, encuentros más adrede sin querer que fortuitos aposta, personas que me destellearon las pupilas por dentro, utópicos amores que nunca me habían querido, lágrimas que salpicaron las miras e ilusiones del iluso con entradas que se asoma a mis espejos, que se refleja en los escaparates donde mira ese que queda por fuera de mi.

Un libro que he escrito, que he sentido yo.

Así que se acabó esperar a que un señor de una editorial me diga lo que le parece. Un señor al que no conozco de nada, un señor que no me conoce de nada y cuya opinión, por tanto, carece de valor, de sentido. Un fulano que tan poco tiene que ver con esto que es incluso de mal gusto que pueda tener el poder de decidir sobre algo tan personal, tan mío.

Yo lo que quiero es tener este libro, esta agenda, este diario en mis manos. Quiero que envejezca, que se manche, que se estropee. Quiero que se arrugue, que se moje si toca llorar un capítulo, quiero doblar una esquina para saber por donde iba al día siguiente. Yo quiero coger este libro, envolverlo y regalárselo a mi madre con una nota en la primera página que ponga que ahí está recogido todo lo que me ha pasado desde que decidí irme tan lejos de su lado. Que me perdone por haberme ido y que gracias por entenderme.

Y que la quiero. Que la quiero tanto o más que hasta ese día y que será así para siempre esté donde esté con quien esté.

¿Qué coño pinta un señor de una editorial en todo esto? ¿Porque tengo yo que esperar a nadie para hacer esto?

El libro sale. El libro sale porque hoy tengo un día en el que la rabia lleva masticándome las neuronas toda la mañana y acabo de decidir que lo imprimo por mi cuenta. Que hoy empiezo a pedir presupuestos en imprentas y si la tirada tiene que ser de cinco libros, de cinco libros será. Que me da igual que salga caro, que no esté en las tiendas, que no aparezca en ningún ranking de ninguna editorial. Porque será mucho más especial que todo eso: será un libro que no ha revisado un editor que no me conoce, sino cuatro de mis amigos más cercanos que además tienen el detalle de escribir algo a su vez. No tendrá el diseño comercial que me impongan, sino el que ha hecho Fran a medida de lo que sabe de mi, que no es poco. No habrá colas en tiendas para que lo firme, pero sabré los nombres de todos y cada uno de los que lo han leído.

Hoy no es mi mejor día. Pero la decisión si que creo que es de las mejores que he podido tomar. Lo que no sé es porque he tenido que esperar al frenazo de un tren para tomarla.


Mi disfraz de Halloween

Ya va siendo tradición esto de celebrar Halloween en Tokyo a lo grande, aunque a mi me tocó tomármelo con calma el año pasado por el entrenamiento de la maratón.

Después de mil emails, al final se decidió que íbamos a ir de piratas zombies… hasta que cuando comimos juntos en el día de mi cumpleaños a Héctor se le ocurrió que el Eiga Doroboo sería un disfraz cuanto menos original. El vinaco que pidió Carlos acabó de decidir el asunto: yo no iría de pirata, sino del Eiga Doroboo.

¿Qué es esto del Eiga Doroboo?, pues viene a significar «ladrón de películas», y es el protagonista de un anuncio que sale siempre en los cines de Japón antes de empezar la película. Mayormente trata de concienciar a la muchachada de no grabar películas del cine, de denunciar si se ve a alguien haciéndolo y de no bajarse nada con farsaright por internet:

El tío en cuestión lleva traje, guantes blancos y una cámara por cabeza. Por alguna razón se mueve como haciendo mimo, lo que dan multiganas de polihostiarle hasta que se esté quieto por lo que no me molesté en aprender ni uno sólo de esos movimientos.

Total, una caja de cartón forrada con hule que parecía metálico, el canuto de un cacharro de cinta aislante, pegatina negra y un led del todo a cien bastaron para finiquitar el asunto.

Por si acaso, y sabiendo que iba a aguantar poco yo con esa cajaca en la cabeza, le pedí a Gami que me maquillara de zombi y como iba de traje, pues ya si eso de salary man infectao o algo:

El resultado: pues tardar como una hora desde Hachiko en Shibuya hasta el bar porque todo el mundo venía a sacarse fotos conmigo, que salí en más fotos que nadie pero no se me ve el careto en ninguna, y que la caja se quedó apalancada en una esquina del bar aproximadamente a la media hora de entrar…

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El disfraz con más éxito de mi vida y el que menos margen gambiter me dejó… de todas maneras, las risas que nos echamos siempre son chatas!!

:chiqui:

Clase de corte de jamón

Es raro echarle un ojo a mi calendario y que haya fines de semana con el cuadradito conteniendo sólo el número. Ahora mismo acabo de abrir el de este mes que ya termina y aparecen allí mensajes del estilo de «preparar disfraz para Halloween», «correr 12km», «aprender kata Sochin»… si consigues aislarte del ruido de a los que les chirría el alma, el calendario es tu aliado encargado de gritarte que hay cosas que sabes que quieres hacer y que ya va tocando.

En la hoja del domingo pasado pone «Jamón Chiqui». Podría bien significar que tan excelso manchego me iba a regalar un patanegra, pero no fue así la cosa, no, estariamos más equivocados que el que fue de turismo a Francia por las sonrisas de sus gentes.

El asunto iba de organizar algo parecido a las clases de cocina española para japoneses… lo mismo… pero no: esta vez pretendíamos enseñar a cortar un jamón. Que diréis: para cortar un jamón hace falta un jamón, ¿no?. Efectivamente mis queridos Jordis Hurtados, de 9 kilos y pico sin ir más lejos:

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Y continuareis diciendo: pero para enseñar habrá que saber antes, ¿no?. Pues si, listos relistos que todo lo sabís y nada os callís. Nada más ni nada menos que Raúl, el protagonista principal (con permiso de la pata de bellota) de los hanamones, esa sublime ocurrencia de comprar un jamonaco y zampárselo a la sombra de los cerezos en flor:

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Ya sólo os falta decir, requetes, porque anda que sois requetes eh!?: entonces tu, mi gallardo garboso a la par que atractivo y viril Tosca, ¿qué pintas en todo este vodevil, opereta y/o/u sainete?. Pues pinto pinto, claro que pinto, pinto más que cuando le regalaron las plastidecor a la tía Ceci, no os digo más. Bueno si, os digo más, os diré lo que pinté ya que he empezado: resulta que también iba de traductor, pero como ésta vez había asistentes españoles y Raúl casca japonés como dos o trescientas veces mejor que yo, mi misión sería traducir lo que él dijese al castellano. La verdad es que lo tuve bastante fácil, el mayor percal lo tuvo Raúl pero no hubo ni medio problema, lo tenía todo preparadísimo.

Primero: explicación histórica de de donde viene esto del jamón, los tipos de cerdos, los tipos de jamones ibéricos, el proceso de curación, tipos de cuchillos, tipos de jamoneros… vamos, que salimos todos de allí con la lección aprendida… yo el primero, claro.

Segundo: Raúl pasó a la parte práctica donde ya el jamón fue cortado por el profesor primero y por los alumnos después. Allí se puso prácticamente todo el mundo a darle al cuchillo, hasta yo me animé aunque he de confesar que la lié pardísima… la «loncha» que salió de allí parecía más el tacón de unas catiuscas.

Pero te no creas que se acabó la cosa aquí, ya te estás volviendo a equivocar, como el proctólogo de Bruce Banner que insistía en seguir haciendo pruebas. Resulta que Chema, al que seguro que conocéis como «El niño cagao» porque ha salido más de una vez por la tele, se trajo la guitarra y allí se lió la de Dios es Cristo junto a Yui a la percusión: flamenquito del bueno en el corazón del barrio koreano de Tokyo co-presentado por un vasco, ahora me vienes a hablar de nacionalidades y nacionalismos si ves que eso.

Y a pesar de que se estaba formando allí una película de Almodovar, Raúl no dejó en ningún momento de cortar jamón, aunque Yoshiko, Gami y Sachiko se animasen a bailar, aunque Pili y Nerea nos dejaran pericueters con sus sevillanas… Raúl no paró hasta tener cuatro o cinco platos llenos de jamón. Y los demás tampoco pararon hasta tener los cuatro o cinco platos vacíos, no tengo todavía claro quien se esforzó más…

Otro lio más a añadir a la lista de gusticos gusticados… si señor! Ojo que el Chiqui lo contó también aquí, ¿eh?.

:gustico:

Ensayo final del monólogo

¿Os acordáis del monólogo con Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes?, a mi a veces me parece mentira que aquél 7 de julio me subiese ahí a contar las chorradas que se me ocurrieron. El caso es que me ha dado por pensar en que el guión original cambió mucho con el tiempo, en parte por mi propia censura y en parte por la ayuda de los que estuvieron ahí ayudándome a darle vueltas al asunto: Chiqui, Carlos, Guille

Hoy viendo el vídeo en youtube (¡¡que ya tiene más de 10.000 visitas!!), me he acordado que la semana anterior a la actuación grabé en casa un vídeo yo sólo soltando el monólogo completo en plan ensayo general y se lo mandé a éstos para que me diesen la opinión final y hacer los cambios de última hora que hubiese que hacer.

Me ha hecho gracia volver a verlo, está el monólogo entero entero con cosas que se me olvidaron la noche de la actuación y que fue una pena no haberlas soltado. No hay risas de fondo, pero se dice todo del tirón y sin nervios… ¡a ver que os parece!



El vídeo de aquella noche todavía lo sigo viendo y partiéndome con estos dos, sobretodo me hace especial ilusión cuando Joaquín lee parte del papel y me felicita, jajaja.

¡Buen fin de semana!
:gambiters: