Otros momentos que esperan su turno para ser contados:
Campamento de Karate: el día grande
Ayer lo dejamos en que nos fuimos a dormir pronto, bueno, la verdad es que no es tan verdad… Kojima san es un liante del copón, y anduvimos haciendo el tonto por las habitaciones un buen rato después de que todo el mundo se fue a dormir. Cuando ya nos cansamos de hacer el giliflautas, nos fuimos a la habitación donde resulta que estaba el franchute viendo las olimpiadas a las 2 de la mañana, que es que el tío es más rancio que darle una pandereta a Mercedes Milá!!
Así que nos tiramos en el suelo a dormir, y yo me quedé como un tronquito de pepsicola… hasta que empezó Kojima su concierto en Ro menor, la madre que le parió cómo roncaba, como le ponga la misma fuerza para pegar puñetazos mejor me aparto!. Eché mano del ipod y me debí quedar sobao entre canciones de Sabina, porque a la mañana siguiente tenía un auricular enredao entre el brazo derecho, y el aipoz sin batería por ahí tirao.
Y tocó diana a las seis para ser más exactos… después de librar algún que otro combate con las legañas (ganaron ellas), aparecimos en la calle todos sobaos vestidos de cualquier manera y empezamos a calentar en círculos. ¿Os he dicho que era a las seis de la mañana?, ah, vale, que no me acordaba.
Después empezó el correteo hasta la playa, y allí el profesor se dedicó a hacer una serie de juegos de estos de esprintar, de saltar a la rana, de llevar al compañero a kutxus y así. La cosa estuvo divertida, pero no eran horas, hombre. Y al acabar, hicimos un poco de Karate en la playa, y desfilamos para la habitación porque en media hora tocaba el desayuno. Fue decir esta palabra y apretamos el ritmo como campeones!
Pero lo mejor viene que hora y media después tocaba clase de Karate, la segunda en menos de 14 horas y con unas carreras de por medio… pero aún así, se hizo igual de ameno e interesante que la del día anterior con Kanazawa explicándonos todo con mucho detalle y su hijo yendo uno por uno corrigiéndonos. La clase duró dos horas, pero a mi me dio la impresión de que acabó super pronto.
¿Y después de la sandiada qué vino? Pues una barbacoa en la misma puerta del Ryokan!!!! allí todo kiski asando carne, verduras, bebiendo cerveza, riendo… menudo ambientillo que había montado. A mi se me puso un chaval al lado y no me dejaba de decir que qué bien hablaba japonés, jaja, y eso que lo único que hacía yo era comer y decir oishii!!
Un día tan… no se cómo describirlo, de tantas cosas que hicimos, de tanto que nos reímos a la vez que aprendíamos… es como si no fuese posible que volviese a haber otro día igual. Me lo pasé como hacía mucho tiempo, como cuando iba a alguna excursión con la escuela, como si volviese a ser niño otra vez.
Pero luego es cuando ya nos fuimos a la habitación más grande donde nos juntamos todos, casualidad que era la nuestra, y allí es donde Kanazawa nos estuvo contando entre vaso y vaso de un sake carísimo, toda una serie de historias maravillosas.
Aquello duró horas, y aún cuando él se retiró, todavía siguió la velada con todos hablando con todos, cambiándonos de sitio… menos el franchute que no hacía más que decir a la gente que se fueran que tenía sueño, menos mal que nadie le hizo caso. Si es que hay gente que tiene callos, otros tienen granos y nosotros tenemos al mesié baguette! hay que aceptarlo!
Y ya cuando todo acabó, cuando estábamos que no podíamos con los párpados, nos metimos a dormir. Y en esta ocasión no fue Kojima, sino otro compañero que vino ese día y que pudiera ser que durmiese como los angelitos, pero coincide que no. El tío no es que ronque en decibelios, es que ronca en Richter. Cuando va a dormir avisa a los de los terremotos para que bajen el sensor y no de falsas alarmas. Os juro que puse el ipod a tope y aún así seguía escuchándole!!!
Así que cuando coincidió que era la misma hora que la última que decía Sabina en el estribillo ese de «y nos dieron las diez y las once y las doce y…» yo salí de exploración en calzoncillos por el Ryokan pensando seriamente en dormir en la calle. En estas que me encontré con las llaves de otras habitaciones y echándole un par de webos, cogí una y me metí en la más alejada y pequeña que había. Pero como me quedaba un poco de vergüenza, pensé que no era plan en estropear unas sábanas, así que volví de puntillas a entrar en donde el Yeti (ahora que lo pienso habría dado igual si entro con catiuscas), cogí el móvil, doblé el futón con almohada y todo y me piré a mi nueva suite de verano. Tiré todo en el suelo, cerré la puerta dejando la llave en su sitio, y puse la alarma a las cinco de la mañana.
Dormí mis cuatro horitas como un campeón y después volví a mi habitación a dormitar la última. Me hizo muchísima gracia saber que a la mañana siguiente nadie se había enterado de nada, y cuando Eiffel le dijo a Richter que roncaba y este dijo que no, yo casi me muero de la risa!!!
Y ya sólo nos queda un día!!!!
El día grande tal cual lo vió mi cámara:
Campamento de Karate toma 1
Hola hola hola
Aunque ya sabéis que me lo pasé mejor que Nadal con una vaca, siete kilos de Colacao y una cuchara, os vengo a contar aquí un poco más lo que pasó aquél fin de semana en que una manada de karatekas nos montamos en un autobús y nos dedicamos a dar pataditas durante tres días.
El viernes salíamos por la mañana, había que estar a eso de las 10 enfrente del dojo, así que arramplé la bolsa y allí que me planté. Durante las últimas semanas unos chicos rusos han estado viniendo a las clases, y también se apuntaron al campamento. Es curioso porque de algo así como 7 personas, sólo uno habla inglés un poco, así que es gracioso ver a los japoneses hablándoles al ruso y luego éste traduciendo al resto. Es como si nadie hablase el idioma que toca o algo!
Así que después de una hora en autobús, de repente nos metimos por una carretera que resulta que estaba rodeada de mar por todos los lados. Yo flipaba, pero es que luego la carretera esa de repente se mete debajo del mar!! es un túnel que une Tokyo con Chiba, pero es que una de las entradas del túnel está en medio del mar!! no está en tierra!!! cómo han hecho para que al cavar el agujero no se vaya el agua pabajo cual desagüe????
Aquí enseñan algunas fotos de cuando lo construyeron, y también echadle un ojo al mapa, os lo pongo en grande, pero haced zoom para atrás para que veáis qué es lo que une:
Y aquí alguna fotaco que saqué a la vuelta:
Bueno, pues después de que el bus se metiese por entre todas las montañas de Japón, aparecimos en el Ryokan y nos repartimos las habitaciones. A mi me tocó con un franchute que es más soso que ponerle a Maldonado a bailar jotas, así que pensé que había que idear una estrategia escaqueante pero a la de trois. Entonces entró Kojimasan, un compañero que se está siempre riendo, y total que me junté con él y no le solté hasta el domingo, el tío fumaba cada diez segundos, pero mejor aguantar humo que sosería!
Y entonces empezó la primera clase, que se impartía en unas escuelas que había al lado. Así que íbamos vestidos de blanco todos ahí por el medio del pueblo y después las clases fueron muy parecidas a las de siempre, con la diferencia de que todas las impartía Kanazawa y que su hijo le ayudaba.
Al acabar, tocaba ofuro: uno se ducha sentao en bolas en una banquetilla de plástico, ahí te enjabonas todo lo raro, y después de aclararte bien te metes en una bañera con agua súper caliente que sales más rojo que el alemán que durmió la siesta en la playa. Pero eso sí, te quedas como Dios.
Y después toca comer, nos juntamos todos en una sala, nos sentamos en el suelo y nos ponemos ciegos a comer arroz, sopa miso, pescado… yo no dejé ni las espinas, menudo hambre que entra después de una clase de Karate y un baño de esos, majos!
Todo esto fue el mismo viernes, en el que por la noche nos fuimos a una habitación a beber, y estuvimos revisando los combates del hijo de Kanazawa en una tele y comentando la jugada. Pero como estábamos bastantes cansados, nos fuimos todos a dormir prontito porque al día siguiente tocaba levantarse a las seis de la mañana para ir a correr!!!
Mañana más, santo Tomás!
La playa de Tokyo
Teniendo esta ciudad el mar tan cerca, cuesta creer que no haya un sitio decente donde uno pueda ir a tomar el sol y darse un baño. Tenemos Odaiba con el agua más sucia que ni sé, y también está la playa de Kamakura donde sólo la arena es bastante guarrilla.
Así que en mi empeño por enseñar rincones de Tokyo que nadie conoce, me he encontrado con un lugar con arena blanca, donde te puedes bañar con la vigilancia de socorristas y además está limpio!!!
Se trata de un parque costero que tiene una bahía artificial construida sobre la desembocadura del río que fluye al barrio de Ota. Está hecho de manera que parece una costa en miniatura (la antigua costa de Omori) y allí se puede uno pasar un día de playa perfectamente sin necesidad de irse a Chiba:
Ikuconquistao!!
Ikusuki en las ondas graffitianas
Por cierto, no dejéis de escuchar a Celia que las cosas que cuenta de El Cairo son flipantes…
Aquí lo tenéis:
También me echaron por la radio otros días, majos, ¡qué os pensáis!
Graffiti 20 de Agosto
Graffiti 12 de Agosto
Graffiti 5 de Agosto
Graffiti 29 de Julio
Jueves 3 de junio
Día de Nochebuena
Los ojos de Kanazawa
Un anciano amable, simpático, entrañable, pienso que sería fácil quererle con un mínimo de trato.
Corresponde a nuestros saludos siempre con una sonrisa en los labios y nunca se cansará de dedicar, al menos, un «konnichi wa» a cada uno de los que estamos allí.
Cuando da la clase, todo es solemnidad. Es inconcebible que alguien ría, bostece, o mire para otro lado que no sea al centro del tatami donde aquel anciano vestido de blanco descansa sentado sobre sus rodillas. Últimamente lleva traje y cinturón nuevos. Pienso en cuántos habrá usado a lo largo de toda su vida, cuántos viejos cinturones desgastados… lo que daría por tener uno de ellos.
Con voz firme nos ordena levantarnos, y nos hace una reverencia. Y todos nos aseguramos de doblarla en grados y en segundos, creo que yo lo hice desde el primer día sin que nadie me lo tuviese que explicar, no podía ser de otra manera.
Se sabe nuestros nombres, se asegura de sabérselos y si tiene que agacharse para corregirte una postura, lo hará con gesto lento, y te agarrará la pierna y te hará doblar más la rodilla, y te explicará la razón mientras está agachado a tu lado mirando hacia arriba. Y la siguiente vez, si lo haces bien, te dirá que aprendes rápido, aunque no sea tan verdad como uno quiere creer.
Fuera de las clases suele llevar traje, como un jubilado que quiere dar lo mejor de si mismo. Aunque en el campamento de verano, llevaba bermudas, un niki y unas chanclas.
Todo son atenciones hacia él, inconscientemente le llevan té, comida… yo mismo le llevé el equipaje porque así me lo ordenaron, aunque lo hubiese hecho encantado de todas maneras. Y se suele retirar pronto, aunque no duda en sentarse entre nosotros y compartir una cerveza y anécdotas y sonrisas que valen por mil.
La otra noche estábamos todos sentados en el suelo, un poco borrachos por el sake de 25.000 yenes que nos había traído, y alguien mencionó mis combates de la competición. Él no los vió, pero se interesó por ellos y me dio la enhorabuena. Me dijo que tenía mucho valor para él tener extranjeros en su escuela, porque no sabemos japonés y aún así no nos importa pasarlo mal con tal de aprender. Que le honraba que yo estuviese allí, y me hizo una reverencia.
Y yo lloré.
Y todos se rieron, y alguna chica dijo «kawaii». De repente, todos, unas quince personas, se callaron. Quizás no fue mucho tiempo, pero fue un silencio solemne que pareció durar horas. Todos miraban al suelo, y sólo se podía escuchar el sonido entrecortado de la respiración que yo trataba de recuperar.
Entonces la velada siguió, y entre vaso y vaso de aquel sake, él nos regaló la historia de cuando entrenaba con Bruce Lee, o de cuando el Karate estaba prohibido en la URSS y tenía que enseñar en sotanos de escuelas para que no le detuviera la policía. Su hijo asentía sonriendo con ese gesto de complicidad de haberlo oído tantas veces, los que entendían japonés le escuchaban fascinados y yo… yo me dejé hipnotizar por el sonido amable de su voz.
Me emocionaré siempre al recordarlo.
Al día siguiente nos sentamos para comer después de la clase, y a mi me tocó estar casi a su lado. No paró de sonreir en toda la comida, pero yo miraba a sus ojos. Los ojos de un anciano de 77 años que ha dedicado toda su vida al Karate, que hace decenas de años ya que fundó su propia escuela y que todos los años viaja por el mundo para contar por qué hay que doblar más las rodillas a todo aquel que quiera saberlo, que no son pocos.
Pero sobretodo, los ojos de una gran persona que siendo quién es, se empeña en no ser más que cualquiera.
Tierra de ninjas
Hace mucho, pero mucho tiempo, los ninjas decidían el futuro de los acontecimientos de Japón con la oscuridad de la noche como aliada. Su determinación no conocía límites. Moviéndose, casi danzando confundiéndose entre las sombras, cumplían su cometido sin ni siquiera ser intuidos…
Una foto chula que he sacao yoooo
Servicio de caballeros
Candando dos corazones
Si es queee, si es queee
Flapy en Pekín, que diréis: a Pekín Paké, Paké a Pekín, pues digo yo que a las olimpiadas, pero lo que importa es que se sacó la fotaco de rigor con la Cienpiés Cyán en mira tu que sitio!!!
Ya que estamos con lo de las camis, que sepáis que nos hemos quedado sin Inocentes, pero como de siempre os ha gustado bastante ésta, andamos pensando en reimprimir. Pero para hacernos una idea, os tenemos que pedir un favor: si os gusta la cami y queréis pedir una, dejadnos, por favor, vuestro email y la talla en el formulario que sale al pulsar en el botón de pedir tanto de manga larga como de manga corta, así calculamos mejor. Si ya lo habéis hecho antes, por favor, volved a hacerlo porque ahora estamos pillando la talla también.
Luego si las acabamos haciendo, que seguramente, os avisamos al email que nos dejéis.
Gracias chatos!! Apa Ikusuki ahí!!
Local para fumar
En el centro de Tokyo, y no tan centro, no se puede fumar por la calle. Normalmente la gente lo respeta, aunque de vez en cuando alguno se lo pase por el forro del filtro y le de al piti en plena rue. A mi la verdad es que me molesta el humo del tabaco, pero también entiendo a la gente que fuma, así que prohibirlo en la calle me parece un poco barbaridad. Deberíamos tener todos, fumadores y no fumadores, un poco de sentido común y respeto, y ya está. Pero como en ambos bandos tiene que haber ñús, pues así estamos como estamos!
Pues bien, en Shibuya han abierto un local donde se puede entrar a fumar gratis. Es decir, no es un bar, sino un sitio con mesas y sillas y ceniceros, donde la gente entra, se fuma su fumable sin infringir ninguna norma, y luego se pira por donde ha venido sin pagar un duro.
Algo se cuece aquí dentro…
Neki se vino al té
Mientras me seguís comentando el último combate de Karate, que me está gustando mucho leer las conclusiones que estáis sacando, os vengo a contar algo distinto, que menuda semana llevo de Karate. Por cierto, mañana me voy a un campamento en Chiba que se basa en estar tres días levantándote a las 6 de la mañana, correr una hora por la playa, dos clases de Karate al día… madre del amor hermoso, que no me pase nada aquí en la escuela ninja esta!!!
Bueno bueno! joe, no hay quien me pare con tanto Karate, qué pesao!
¿Os acordáis que os dije que se venía con unos amigos?, pues estuvo estuvo y a mi me dio muchísima vergüenza, no os creais que atiné mucho!
¿Vosotros qué pensáis? Yo creo que les gustó!
Para mi fue todo un lujo conocerles, gente super maja con la que compartí un par de cenas, paseos y muchas muchas muchas risas. Espero que nos volvamos a ver! Aunque me tenga que ir a Balmaseda!
Por cierto:
El tercer combate
De este combate no voy a contar nada, pero, por favor, necesito que me dejéis vuestra opinión…
Aquí RadioIku directo a sus hogares!

Pues eso, grabao, editao y toda la pesca lerela!
También me echaron por la radio otros días, majos, ¡qué os pensáis!
El segundo combate
Después de la media decepción del Kata, resulta que había que esperar hasta las tres y media de la tarde para los combates, así que todo el mundo se fue a comer. Yo pensaba hacerlo con mis compañeros, pero como al final yo era el único que tenía a esa hora, ellos o ya habían comido o estaban compitiendo.
Con lo que me compré algo suave para comer, y me senté a ver otros combates y tratar de fichar un poco a la gente. Neki estuvo un rato largo sentado conmigo y la verdad es que agradecí un montón estar allí cascando como si la cosa no fuese conmigo. Hasta que media hora antes decidí bajar para calentar un poco y, de paso, pedir un casco que iba a necesitar y que me dijeron que me dejaban por allí.
El casco es para verlo, no sólo te protege los lados del melón, sino que tiene un plástico ahí por delante para que si te aterrizan una ondonada, no te disloquen el jerol. Esto está muy bien, pero la primera vez que me lo puse pensé que era lo más incómodo del mundo!!! Para empezar no oía nada, y encima se movía muchísimo, y con la respiración se empañaba!!
Cuando por fin apareció el jefe con la lista, había pasado más de una hora y entre que eramos un montón de ellos y que alguno no aparecía y lo llamaban más veces y que si tal y cual, aquello empezó por lo menos hora y media tarde. Yo ya no tenía ni nervios, estaba más dormido que otra cosa. De hecho estaba pensando seriamente en ir a tomar un café o algo porque de verdad que lo estaba pasando más mal que cuando me dio por leer el señor de los anillos e iba ya por la cuarta hoja (no pasé de ahí, por cierto).
Por fin desfilamos hasta nuestro tatami, y como ya sabéis, yo era el último que salía. Una vez que el arbitro dio comienzo, me di cuenta de que yo no estaba saltando como un loco como lo hacía antes. Que simplemente me puse delante de él preparado, moviéndome muy poco, con calma aunque siempre alerta, y como sabiendo lo que iba a pasar… la verdad es que me sorprendí de lo mucho que había cambiado mi forma de pelear.
Este primer combate, como ya sabéis, lo gané. Los eliminados se fueron, y nos fueron asignando colores otra vez a los que quedamos. Cómo no, yo me quedé con el blanco.
Así que pasé a cuartos!!! Emoción emoción!!! ¿Qué pasará a partir de aquí??!?!?
El Kata
El sábado me levanté media hora antes que la alarma del despertador, aunque la verdad es que no estaba nervioso, me sentía como en calma, como sabiendo que ya no había nada más que preparar, que sólo quedaba ir a Yoyogi y hacer lo mío allí delante de todos.
Desayuné bastante fuerte, y llegué al estadio a las nueve de la mañana, la hora justa que se anunciaba en la hoja. En la entrada había muchísima gente, sobre todo niños con el traje de Karate ya puesto, y muchas madres acompañándoles. Así que yo no encontré a los de mi gimnasio y me sentí totalmente perdido.
Pasé adentro, y justo en la entrada habían puesto una serie de mesas con camisetas, bolsas, y demás productos de la SKIF, y estaba mi profesor Suzuki vendiendo. Me acerqué a él, le saludé con mi primer ossss del día, y le pregunté dónde tenía que ir. El se empezó a reir, y me dijo que no sabía, que fuese «para allá», vamos, para la cancha.
Allí finalmente me encontré con algunos de mis compañeros que ya estaban con el kimono, así que me fui a cambiar. Lo que pasa es que no había vestuarios por ningún lado, con lo que entré en un baño y resulta que había gente allí cambiándose. Yo me sentía totalmente desorientado, sin saber qué iba a hacer, ni cuando, ni donde.
Subí, me senté y una compañera me cogió de la mano y me dijo que bajase a uno de los tatamis donde algunos estaban calentando. Me uní a ellos, e hicimos los mismos ejercicios con los que empezamos siempre las clases. Me sirvió para relajarme un poco, aún sin perder la sensación de estar perdido.
Se me descosió el dorsal, y un chico de la organización me lo pegó con cinta. Pero al de cinco minutos se me volvió a despegar, y una chica me lo pegó con otro tipo de cinta. Cuando pasó por tercera vez, la misma compañera de antes me llevó donde una señora cuyo hijo está en mi gimnasio, que, como buena madre, tenía aguja e hilo y, más maja que ni sé, me lo cosió con lo que ya se quedó ahí para siempre. Por cierto, lo tengo que quitar para la clase de mañana, pero es que queda tan mono…
Me di cuenta de que la gente tenía como un programa con los horarios, así que fui a coger uno. Tuve que pagar mil yenes, pero me llevé un libro donde se explicaba el evento, y tenían perfectamente organizado quién hacía qué, en qué tatami y, sobretodo, a qué hora.
Yo salía a las 12:05 en el tatami B para hacer el kata que me dijesen. Me hizo mucha ilusión ver que mi nombre ha quedado impreso y unido al evento para siempre en el libro oficial, y fue gracioso ver un simple y significativo «Oskar» entre tanto kanji con nombre completo.
Me enteré, entonces, que todo se hacía el mismo día: katas y combate, y que sólo si llegaba a la semifinal, tendría que ir al día siguiente. Y también el mismo día me enteré de las horas, si lo hubiese sabido antes, no habría hecho a Neki y compañía venir tan pronto.
Un chico que había venido de Hokkaido decidió hacerse mi amigo y estuve hablando con él bastante rato. De hecho, de no ser por él, no habría llegado a tiempo al recuento, mayormente porque no tenía ni idea de donde era.
Después, salimos todos en fila hasta nuestro tatami. De repente se me secó la boca, sentí miedo, creí olvidarme de todos los katas…
Pero salí, hice el kata que me tocó, el tercero de los más básicos, y de los cinco banderines de puntuación, a mi me dieron sólo dos, así que el otro chico me ganó. En cuanto acabé el kata, sabía perfectamente el error que había cometido: perdí el equilibrio en una de las partes más fáciles, echadle un ojo al segundo 58 del video… Me llevé mucha decepción porque sabía que podía haberlo hecho mucho mejor, pero ahora estoy muy contento de haberlo intentado.
(Os aconsejo que lo veáis en la web de Vimeo, que se ve mejor por lo del HD este)
Por la tarde, como ya sabréis por el video que ya he puesto, la cosa salió un poco mejor… pero os tendréis que esperar!
PD: Por cierto, para liberarme del estrés de la competición el viernes me compré el iPhone… yo, por comentar…
Una de repartir
Habrá crónica en detalle, pero para que dejéis de zamparos las uñacas, aquí va un aperitivo:
Está en HD, así que si vais a la página de Vimeo, la calidad tiene que ser buena.
Neki, gracias por enchufarme!
915
Ese es el dorsal que me han dado para el campeonato nacional de la SKIF (Shotokan Karate International Federation). Llevo entrenando exactamente 84 clases desde que llegué a Japón, empecé con cinturón blanco de nuevo por distintas razones, tengo el marrón y el mes que viene me examino de cinturón negro por fin.
Pero el caso es que este sábado me presento al campeonato de Japón en las modalidades de Kata y Kumite como un alumno más de la escuela de Kugahara. Lo primero significa que tengo que hacer dos Katas: uno el que lleve preparado, y otro que no lo sabré hasta el último momento que es cuando levantarán un banderín con el nombre .
En Kumite me tocará pelear con gañanes de mi mismo cinturón, y siempre menores de 40 años que es donde empieza la siguiente categoría. Esto significa que se me puede poner delante lo mismo un adolescente de estos con las hormonas en Shinkansen y brazos colgando que me mirarán desde ahí arriba. Es igual! yo me tomo esto como el reto que es y pondré todo de mi parte, espero que si Neki se esmera con la cámara, podáis ver algún video.
Así que si estáis por Tokyo, como Neki, y os apetece venir a ver cómo uno de cerca de Bilbao se hace pasar por japonés y se mete en un cuadrao a repartir, no tenéis más que bajaros en la estación de Harajuku el sábado a eso de las 10 de la mañana e ir al estadio olímpico de Yoyogi, al pequeño, pero con la condición de que pegueis gritos bien daos. Después pueden pasar dos cosas: que gane y entonces tenga que ir el domingo a la siguiente ronda, o que no gane con lo que nos iremos a un izakaya todos juntos a celebrar que lo he intentao! Ah, y la entrada es gratis!
Qué Beijing ni qué cuentos chinos!!
Control de altura
A ver qué véis raro aquí:
Por cierto, hoy me sacan a la radio otra vez. De cinco a séis en radio Euskadi, en el programa Graffiti. Si no estáis por aquellas tierras, podéis echarle una oreja aquí.
Luego cuando lo grabe lo pongo por aquí por el blog…
Actualización!!
También me echaron por la radio el
La chica del bar de Shibuya
El tiempo empezó a cambiar, del más frío de los inviernos que he vivido nunca, por fin empecé a no necesitar el abrigo a según qué horas. Y para celebrarlo, decidí salir a comprar ropa acorde con la nueva temperatura que se empezaba a intuir.
Shibuya está lleno de tiendas, pero después de todos estos meses ya tengo mis preferidas. Sé donde voy a encontrar lo que quiero y aunque me gusta perder el tiempo curioseando, ese día fuí al grano.
En lo que me quise dar cuenta se hizo de noche y el paisaje de la zona cambió radicalmente sustituyendo rayos de sol por neones. Siempre tengo la sensación de que es como otra forma de hacerse de día.
Salí tarde, así que no me apetecía volver a casa tan pronto. Total, nadie me iba a echar en falta y no todos los días se está en un sitio como aquel. Así que me metí en un bar, un irlandés, me senté en una esquina, dejé las bolsas en el suelo y, como tiene que ser, pedí una cerveza negra.
A mi lado había una chica que estaba concentrada escribiendo en un cuaderno. Si bien el sitio no era el mejor, estaba claro que la luz no era ni mucho menos la adecuada, así que su cabeza estaba sumergida entre las hojas, quedando casi a la misma altura que su mano derecha con la que no paraba de escribir, casi dibujar, en perfecto japonés. En aquel momento estoy seguro de que ni siquiera reparó en mi.
Saqué mi teléfono, más por hacer algo que por tener ningún interés en él. Y empecé a navegar entre los emails y mensajes que empezaban a abarrotarlo. Pensé que definían mi vida desde que llegué a Japón, allí estaban las amistades que había hecho, las llamadas que había recibido, mensajes que anticipaban encuentros con personas que unos meses antes no existían.
Alguien me habló. Un chico japonés con traje y pelo largo, lo que le daba un aire de salary man venido a menos, como un niño jugando a ser mayor. No era la primera vez que estaba en un bar y alguien decidía entablar conversación conmigo en inglés. Fue un gesto amable que supe apreciar, así que estuvimos charlando un rato. ¿Qué haces aquí? ¿de dónde eres? ¿por qué zona vives?…
Me llamaron al móvil, y mientras atendía la llamada, vi que el chico empezó a charlar con la que seguía escribiendo a mi lado. Pude ver que esta vez la conversación era en japonés por las pausas solemnes y los asentimientos obligados casi al final de cada frase.
«Este tío está en su salsa», pensé mientras acababa de hablar con el móvil, y reafirmando su innata habilidad, hizo lo que me temía: nos presentó medio en inglés medio en japonés. Incluso mezclando idiomas era capaz de hablar con desparpajo.
Cuando le contó de dónde venía yo, la chica de repente se puso a hablar en perfecto castellano. Resulta que había estado estudiando en Salamanca y que fue una muy buena experiencia que siempre recordaba con cariño.
En algún momento de la conversación, el chico japonés desapareció para volver cinco minutos después con dos cervezas con las que nos invitó antes de dejar el bar.
Estuvimos más de tres horas hablando. A ella le gustó volver a hablar, por fin, en aquél idioma que aprendió y que a duras penas utilizaba, y a mi me gustó escucharlo. Compartimos muchas anécdotas ocurridas en el país del otro, y hasta me enseñó la carta que le estaba escribiendo a su hermana.
La hora del último tren llegó, y fuimos juntos a la estación donde nos despedimos para no volvernos a ver. Al menos por mi parte, supongo que no nos interesaba nada más que una buena conversación, así que supimos olvidar el momento de intercambiar los teléfonos, que nunca pasó.
Ayer volviendo a casa, escuché a una señora hablando en castellano y me vino a la
memoria aquella chica del bar de Shibuya con la que intercambié nostalgia por sonrisas, recuerdos por anécdotas, castellano por japonés… hace ya más de un año.
Neki se viene al té
Mi profesora de la ceremonía de té es una amatxu. Aunque creo que no tiene hijos, pero nos trata como lo haría cualquier madre: con mucho cariño. Normalmente vamos directamente desde la oficina, con lo que llegamos a eso de las siete de la tarde no habiendo comido nada desde la una, así que yo personalmente me como a Dios por una pata. Pues bien, todos los días, nos tiene preparada una merienda!, unas veces son rosquillas, otras pan con algo, el último martes hasta mazorcas de maíz y todo!
A mi me tiene pelota. Creo que es porque soy extranjero y parece que no se me da mal, pero el caso es que me mima más que a Michiko y su amiga Rumiko, que vienen conmigo: me ha regalado una taza preciosa, medio bote de matcha y un abanico. Y dice, creo que más por halagarme que otra cosa, que me quiere llevar a Kyoto donde su profesora para que haga una clase con ella y así me pueda ver.
Yo creo que exagera, sólo llevo 5 clases y la mitad de las veces no me acuerdo de qué va después.
Bueno, pues el último martes coincidió que ni Michiko ni Rumiko pudieron venir, así que mientras merendaba lo que me había preparado, hablamos en japonés. Yo le conté lo que buenamente pude, y entre otras cosas le conté que unos chicos de Balmaseda me iban a venir a ver al campeonato de Karate. Que estaban aquí de vacaciones y que era mucha casualidad, que yo estaba muy contento.
Pues cual amatxu que le prepara la merienda a los amigos de su hijo, la profesora les ha invitado a que vengan a la clase de este martes. No se muy bien cómo saldrá, y a mi me da mucha verguenza ponerme el Yukata delante de unos que me pueden vacilar en castellano.. pero a Neki parece que le ha gustado la idea, y se vienen siete gañanes que además son gaijines.
Así que el martes veré a Iñigo, Neki para los blogamigos, que vive en un pueblo a 7 kms del mío, pero nos vamos a conocer a más de 10.000 km de allí.
Qué mundo este…
¿No queríais vídeos?
Pues tomad vídeos!, aa! no haberme animao, ahora tengo que amortizar la cámara!
A ver si os gusta…
El nuevo edificio de Shinjuku
Hace tiempo que venían construyendo este edificio, que llama bastante la atención. Yo le saqué una foto ahí a medio hacer allá por el año pasado:
Es una escuela de moda y arte, y también galería de arte, así que le pega el diseño que tiene. Parece que casi casi lo tienen finiquitado, ahora se ve así:
Al lado están haciendo una esfera con el mismo diseño, y a alguien se le ocurrio que quedaría bien sacarle una foto, y ponerla en horizontal en todos los vagones de la línea Yamanote. Yo no se qué véis vosotros aquí, pero yo lo veo bien claro!
Aquí más ikuarquitectura:



