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Nara 2.0

A Nara me llevó el tío Fla un domingo piringo, y aunque sólo estuve un día, tengo que decir que es el sitio que más me ha encantado de todos los que he estado en Japón, hasta más que Inari y todo.


Yo creo que ya tengo el culo pelao de templos y rascacielos, así que aunque me siguen gustando, es como si ya me hubiese acostumbrado. Es algo así como las catedrales, que si que te impresionan, pero ya no tanto como cuando ves una por primera vez. Ahora que lo pienso, pocas catedrales he visto yo… panaderías si, ¿pero catedrales?, jodé…

Tacha el post!


Que noooo, venga, sigo con este que me da perezaca volver a empezar. Bueno pues eso, que el ver ciervillos por la calle, todo lleno de bambis ahí por cualquier lado campando a sus anchas, me pareció algo genial:





Tenían montao negocio: maeses galleteros te venden galletacas para que les des a los bichos, que no es que se te acerquen para preguntar la hora no, allí hay interés que te quiero Andrés. Y si tienes una en la mano y no se las das, ojo que te amochan!!!, que como diría mi amigo Akira: con la comida pocas bromas!! (también dice que las verduras te las comes tu, pero eso es otro tema).




Aunque la mascota que se han buscao para el lugar da más repelús que el bigote de Mauricio Colmenero. Mirad mirad que budostiable es:


Después de un paseillo en el que yo buscaba a Pedro el de Heidi, que yo sé que no tiene nada que ver pero en mi cabeza por lo visto si, Fla me llevó al Todaiji, que es un templaco del copón de la baraja donde tienen metido, atiende, al segundo buda más grande de todo el mundo mundial y parte de Albacete!!!. El edificio, además, es la construcción en madera más grande del mundo, hecho certificado por el de Bricomanía y su sierra de calar:




Bueno, ya sabéis que entre medias grabamos algún video en gambitermascope con lo de pasar por la columnaca del templo, que por lo visto tiene su aquel y su queseyó: resulta que el hueco ese es del mismo tamaño que un agujero tochil del Buda, así que si cabes por ahí es como si cupieses, cual raya de cocaína, por la nariz y entrases en su cerebro alcanzando su sabiduría.
Yo lo que alcancé fueron unas rozaduras en los codos que me estuve acordando del «ahora tú» de Flapy dos semanas!

Es igual, porque las risas y el video que salió bien valen un par de postillas. Además que llevaba la Tokei de Ikusuki, y ya se sabe que nuestras camisetas son antisépticas además de bimanguiles (que no me entere yo que volvéis a desayunar sin tener una puesta!).

Y más o menos ya está todo el pescao vendido. Luego a la noche subimos a un templo en el que había no se qué historias de fuego pero llegamos un poco tarde y tampoco es que viésemos mucha copla, aunque tuvo su cosilla también. Fotos hay, pero como se iban a ver cuatro manchas mal puestas, me despido con un par de ellas del templo de día y sin fuego.

¡ Buen fin de semana, chatungos!


Sandwhich de gambas

Ese día había un dependiente en el combini que era más feo que un tuerto aguantándose un bostezo. El hombre no es que tuviese dientes, es que le faltaba boca para guardar el dominó. Eso de tener, no tendría caries, tendría ratones directamente. Menudo laberinto del centauro tenía ahí montao el amigo pianetti.

Bueno, pues este buen hombre de pésimo ver me cobró el que hace el producto 34 de la lista de la compra que un buen día empezó a escribir la madre que parió a Peneke:

¡El sandwhich de gambas!


Esto no es tan raro aquí, McDonalds ya tiene una hamburguesa del pelo, pero como tenía una pegata de «nuevo» y yo quería dejar de ver al master of the teeths, lo compré y me lo zampé según iba a mano derecha:



El filete de gambas ese sabía más a plástico que otro poco, es como si me metiesen los palitos de pescao del Eroski entre pan y pan, así que no repetimos sandwhich (ni dependiente).


Ikuchá

Ese día, todavía no me aclaro por qué razón, junté a un montón de gente en la clase de la ceremonia del té. La verdad es que no lo he vuelto a hacer porque pasé mucha vergüenza. No por mi, o porque me vieran vestido con el kimono, sino porque no callaron.

Lo que era una clase en la que siempre había primado el silencio, donde la única voz que se escuchaba era la de la profesora, se convirtió durante una hora y media en el bar de la esquina. No callaron, y mira que les puse caras, mira que trataba de no seguir sus conversaciones… igual un «callaros ya, coño» habría valido, aunque seguramente no.

Es igual, nos lo pasamos muy bien, ellos mejor que yo, y encima, como regalo, me llevo el video que ha hecho Fran. Ha elegido una canción de jazz con lo que parece ser un muy buen criterio, pero yo sé que en realidad es una excusa para quitar el jaleo.

No he vuelto a invitar a nadie, por respeto a la profesora y a Michiko. Y los siguientes que vengan será porque sepa que no hablan mucho.

Elmimmo, Chiqui, Nerea, Lorco, Fran, pa la próxima un bozal!

O por separao!

Fran, mil gracias por el video!

Honrando el gesto

Tengo que confesar que no conocía ni la historia de Pacho ni su blog hasta que me eligieron como candidato a honrar su memoria.

He considerado como un deber solucionar esto, porque el premio no es sólo uno más, sino que tiene un significado que merece ser sabido, recordado, valorado y mucho más si yo soy uno de los nominados.

Intuía lo que iba a pasar al leer cada uno de sus posts, que son más bien calcos de trozos de su alma que palabras escritas, y que sabía que iban a hacer que la mía se me desbordarse por los ojos.

Así que he querido limitar a leer únicamente durante media hora al día lo que me diese tiempo. Y así lo he hecho desde el primero hasta el último. Desde aquél «Revisiones» de Diciembre del 2007 hasta el escrito por su mujer, sin título, pero rebosante de tanto sentimiento que uno se siente incómodo siendo participante anónimo.

Y aunque hay veces en que no he podido evitar leer más de lo debido, lo he hecho así porque para mi ha sido una maravillosa manera de empezar estos días con la taza de café en la mano, sentado en el futón. Seguro que en más de uno de estos cafés se han diluido mis propias lágrimas que habré bebido y que habrán brotado de nuevo.

Digo maravillosa, con el pie derecho adelantado, por la ternura, la espontaneidad y la franqueza con la que me he sentido inundado. Y al autoevitarme leer todo de una vez, he conseguido hacerme pensar durante el día en lo leido por la mañana, apreciando aún más su valor.

A la tercera o cuarta anotación de su diario, ya sentía a Pacho como alguien cercano y no pude evitar sentirme mal al pensar en que perdí la oportunidad de intentar aportar un ápice de mí mismo en forma de comentario. Casi siento rabia al no ver mi nombre en sus primeras listas de agradecimientos.

Pero ahora si. Ahora ya puedo decir que me siento realmente honrado, halagado, emocionado por haber sido nominado al premio que lleva su nombre. Y siento una punzada de vergüenza por haberlo usado tan en vano como lo hice cuando me enteré de ello, en un post medio en bromas , sin apreciar, por desconocimiento, lo que debía, o en la forma que debía.

Si estáis leyendo esto, es que el premio ya habrá sido entregado y no importa quién lo haya ganado porque yo sé que para mi el verdadero valor de todo esto es haber sabido de Pacho y haber aprendido a mirar, a sentir, a vivir de otra manera.

Y es curioso que aún sin haberle conocido nunca me haga sonreir, al imaginarle subiendo de vez en cuando, junto con el abuelo de Alvaro al cielo de los perros para pasear a Ros.

Gracias Pacho, y gracias a todos los que me leéis.

Palitos con sabor a espárragos trigueros

Los iba a llamar Pockys porque es la marca famosa, pero es que estos son de otra que se llama Pretz. Es como si hablamos del pan Bimbo y del Panrico, que ya todos son Bimbo aunque el pan de molde lo haya hecho el panadero del barrio y se llame Godofredo.

Bueno, pues eso, que Pockys de estos hay de muchos sabores: picantes, a pizza, barbacoa, galleta, con chocolate, de fresa gatostiablítica

¡¡venga ya !!
¿pero de sabor a espárragos trigueros va a haber?

Pues si, pues si, bien clarito lo pone:




Y el caso es que el sabor estaba también muy conseguido, como que me he zampao cuatro paquetes esta semana y todavía estamos a jueves.

¿Cómo harán estas movidas? ¿saldrá todo del Quimicefa? ¿ein? ¿ein?…

¡No preocuparse, que Peneke y su progenitora están a la que salta!


Inari

Le estaba yo diciendo a Flapy:

Oyes, que yo es que no he ido a Osaka todavía y me apetece verlo más que Kyoto que ya estuve

Y me contestó:

Tu chato hazlo caso al tío Fla, y mañana sábado te vas por la mañanita temprano a Uji, y después arrancas para Inari que ya verás como sales encantado

Pero Fla, que…

Ni Fla, ni flo, ni flu!

Y dicho y hecho, me fui derecho. Uji fue una auténtica gozada, y de Inari lo único que sabía es que había un montón de puertas Torii de esas rojas puestas todas seguidas.

Yo llegué allí y vi una calle muy grande, y dos policias hablando, estatuas de zorros y un templo cuco, pero tampoco de estos de decir «ala que templaco!»:







Pero es que de repente aparecieron allí puertas rojas, muchas, muchísimas y un camino a seguir.
Después de sacar más fotos que uno que sacó muchas, tiré a andar por ese camino y llegué a un sitio donde vendían amuletos y tablillas de esas donde escribes tus deseos y las cuelgas allí mismo. ¡Pero estas eran más divertidas!, resulta que tenían forma de cara de zorro y la copla es que le tienes que pintar una cara !!! Luego ya si eso escribes el deseo por detrás. Mirad mirad:






Después seguí andando y el camino empezó a convertirse en cuesta, y la cuesta en cuestaca… y cuando me quise dar cuenta estaba en medio del monte con una sudada del copón. Yo que me esperaba un templo con muchas puertas rojas de estas, y resulta que me apuertaron todo el monte!!!







El tío Fla me adoctrinó antes de ir: que sepas que las puertacas están patrocinadas, es decir, que las pagan las empresas para obtener la bendición, o suerte o no sé que me dijo justo. Así que los kanjis tan bonitos que están escritos no son más que el nombre de la empresa por un lado, y la fecha por el otro…




Digo yo que eso caducará, es decir, una empresa pagará por un tiempo y después lo quitarán, porque me encontré algunas viejas puertas desmontadas:




Y aventuro, supongo, farfullo yo que serán reemplazadas por otras nuevas que vi por allí, tan nuevas que hasta estaba el maese pintor dándole una mano de procolor:




Pero no hace falta ser una empresa para obtener la bendición, o la suerte, o lo que fuera que fuese. Si uno quiere, también se pueden comprar puertas chiquitillas y dejarlas por ahí colgadas:



Fue bonito no saber que era un monte y hacerme todo el camino esperando llegar a un templo para que cuando me diese cuenta estaba viendo Kyoto desde arriba. Creo que voy a hacer esto mismo a partir de ahora… leer muy por encima las excursiones que vaya a hacer para llevarme más sorpresa después. Aunque también puede tener su punto malo: y es no haber visto todo lo que habría que ver por ikuignorancia.

En fin, de todas formas, el escenario fue de los más impresionantes y preciosos de los que me he encontrado en Japón chim pón:








¡Tenías razón, tío Fla!


Las bolsillas cucas

Suntory, que seguro que os suena por el whisky que anunciaba el pasota de los cazafantasmas (más viejuno ya que ni sé) en Lost in Translation, es una marca que hace todo tipo de bebidas de esas de líquido que vuelcas la botella y se sale todo.

Entre otras muchas, tienen unas botellitas de té verde que certifico y doy fé que saben a lo que tienen que saber, y suelen regalar cosillas de vez en cuando. La mayoría de las veces son mierdacas pinchadas en un palo, pero esta vez me han conquistao:

Esta es la botella del té más fuerte, más amargo

Y este es más suave, además que la botellita es más pequeña

No lo tengo 100% claro, así que no me toméis aquí la palabra como si fuese el evangelio según San Tosca, pero yo creo que son las que se utilizan para guardar el natsume, que son los botes donde se guarda el té verde matcha, el que es en polvo.

Me explico: últimamente en las clases de la ceremonia del té estamos preparando «koicha», que es mucho más espeso que el habitual. Si en el matcha habitual utilizamos una cucharadita y media, y un cazo casi lleno de agua, para este lo que se usa es el doble de té y la mitad de agua. El resultado es un té pastoso mucho más amargo aunque, mira tu por donde, a mi me gusta y todo.

Pues bien, cuando preparamos este koicha, el bote donde viene el té es de cerámica, más pequeño y más elegante, y viene metido en una funda que tiene exactamente la misma forma que las que regalan aquí. Y no se llama natsume en este caso, aunque no me acuerdo del nombre

Pedazo de colección!! Sólo me falta una ahí arriba a la izquierda.
La llamaré «la missingbolsaca arribazquierdil»

Ah que nooo, que no me fijé, y las coloqué totalmente al revés que el esquemilla, jaja. Así que la que me falta es la abajoderechil de color morao claro

Que pensé luego: «killo, ¿qué vas a hacer con tanta bolsa?«. Y pensando pensando…

De calcetines sólo me tapan dos dedos…

De oreja de disfraz de Yoda, pero me harían falta dos de color verde…

.

Ya está!!! Vaya funda más chula para el iPhone!! una para cada día de la semana, y me sobra una para las fiestas de guardar!!

Goku


Con la de tardes que me he tirado yo en casa viendo esta serie en Euskera, que se titulaba Dragoi Bola, con la de risas que me habré echado cuando a eso de las ocho de la tarde tomábamos mi hermano y yo el mando de la tele por veinte minutos y, bocata en mano, estábamos deseando que Goku tirara un kamehame ahí todo molón.

Al llegar aquí me di cuenta que se podían comprar los tebeos en una edición muy chula por un precio muy barato, así que me agencié unos cuantos que me sirven para estudiar japonés. Porque es que además casi me los sé de memoria de tantas tantas veces que lo he visto, así que me es fácil saber qué están hablando aunque no entienda toda la frase.





Y anda que no he pasado noches aquí sólo en Tokyo viendo capítulos que he conseguido «por ahí» en japonés subtítulados en inglés, que resulta que a mitad de la serie se murió el que doblaba al maestro tortuga y le cambia la voz y toda la pesca.

Todo esto…. para que ahora lleguen y me hagan una película polimierdítica como la que me han hecho y que se estrena hoy.

¡¡ No hay derecho, hombre !!

¡ Buen fin de semana !

Conversación con anónimo

Alguien me habla a través del chat del blog que había antes. Está escrita tal cual la recuerdo, no son las palabras exactas:

– Holaaaaaaaa, hay alguieeeeen?
– Hola chato! aquí Tosca
– Coño! si funciona esto!
– El servicio ikutacos ha censurado su primera palabra
– jajajajajaja, ¿eres tú de verdad?
– Si si, aquí estoy cenando, en breve me iré a dormir que me estoy quedando neke
– Ah vale, no te molesto, solo decirte que tu blog esta bien, aunque podría mejorar
– Jodo!, ¿gracias?
– No te lo tomes a mal, pero es un poco rosa eso de contar tu vida privada, pareces el tomate japonés o algo así
– Bueno, hay veces en que me apetece contar algo con un poco más de sentimiento que lo de las sandías cuadradas y las colas para comprar el iPhone
– Hombre, pero te pasas, para mi es como si vendieses tu vida privada
– Es una forma de verlo, supongo… a mi me sirve para desahogarme y me gusta escribir ese tipo de posts, así que seguiré haciéndolo
– Ole tus huevos, tu blog es tu blog, pero hay posts que son como leer el lecturas contigo como monotema, lo de la tía del avión parece la exclusiva de Jezulín
– Pues si no te gusta, no vengas
– No te piques hombre
– No no, pero es la primera vez que me dicen algo así, me has descolocao
– A mi me gusta cuando cuentas cosas en plan chorra
– Y habrá gente que le gusten más los otros, y a otros les gustarán las fotos de frikis… pa gustos los colores
– Vale, yo ya te he dicho lo que queria, solo espero que no te lo tomes a mal
– Pues un poco me ha jodido, las cosas como son
– jajajaja, tu sigue haciendo lo que te salga de los huevos que no te va mal y pasa de mi
– Eso haremos
– Venga tio
– Ale, por lo segao
– jajajaja, picón!!!!

El gatostiable II – Pockys

Bienvenidos a una nueva entrega del gatostiable, donde analizamos productos cuyo responsable de marketing ha tenido la penosa y regulera idea de basar su diseño en el gataco aboquil multipateable.

Hoy estudiaremos los pockys, esos palitos típicos de galleta que te vienen de algún sabor y que normalmente da gusto comérselos ahí según viene uno de la ruin oficina:

Como no podía ser de otra manera: metemos corazoncitos al mínimo hueco que veamos y no escatimamos en rosa, y venga rosa, venga!!

A poder ser, le metemos una historia estúpida y ñoña por detrás del estilo de «Kitty ha hecho los años y le han regalado una tarta». Filosofía pura, amigos!

Y bueno, si por lo menos abrimos la caja de cartón rápido y la tiramos, igual podemos pasar el mal trago, pero es que en el plastiquito me lo llenan de flores y gatostiables !!

Como suele pasar con estos productos, de sabor estaba bien y lo que sobraba era el farfollas del minino biabofeteable.

Clamemos una vez más todos juntos:

¡¡¡¡ Siii, yo también

le daría de ostias

toda la tarde !!!!


Los dulces del té

Una de las cosas más bonitas de la ceremonia del té es que cambia dependiendo de la época del año, aún siendo igual. Me explico: los movimientos son los mismos, pero cambia el cuenco, el bote que contiene el té, la decoración, el kimono, los dulces…

Y no es sólo con las cuatro estaciones, sino que con cada nuevo «acontecimiento»: cuando florecen los perales, los melocotoneros, los cerezos, el día de los niños, el día de las niñas, tsukimi, setsubun, momiji

En los últimos meses he ido sacando fotos de los distintos dulces que nos ha traido la profesora, y aquí los pongo para que veáis hasta que punto son elaborados:

Vacas, por el nuevo año. La bandeja tiene un ratón, que fue el animal del año pasado

Berenjenas confitadas

Dulce de mochi, que es pasta hecha de arroz

Melocotones, en esa época florecieron los árboles

Este se parece a un brazo de farruquito de los nuestros

¿Os suenan las habas de soja? de cuando el setsubun

Castañas y bolillas ahí de colorcillos vivos y alegres como la Ruiz de la Prada

Fijaos hasta que punto son elaborados, que casi da pena comérselos

Estos lacitos sabían a sésamo, menudo sabor original, si señor

Hojas de cerezo, pero además de verdad. Le da un matiz ácido al dulce que te deja chato

¡Pero es que además tenían una flor de cerezo dentro confitada!

Estos dulces, en teoría, sólo se pueden utilizar mientras los cerezos estén en flor (un par de semanas al año)

Estos son de ayer mismo, son ruiseñores japoneses que asoman ahora que llega la primavera

¡El ojo es una semilla de sésamo! Y el color es precioso, no me digáis que no

¡Y estos seguro que os suenan! ¡Al mío le decapité del primer mordisco!

La verdad es que cada día me gusta más ir a las clases, aunque se me duerman las piernas y haya días en las que no doy una a derechas. Además, la profesora siempre nos cuenta alguna historia sobre el Japón antiguo. Al fin y al cabo, esto que ando yo aprendiendo ahora es lo que compartían los señores feudales y el shogún cuando cerraban un trato, bebiendo todos del mismo cuenco y sin ni siquiera atreverse a romper una mínima norma de cortesía.

Aunque yo vaya en vaqueros escuchando música por el iPhone.

Un día cualquiera en la nueva ciudad más cara del mundo

Jodo, y eso que yo lo titulé «Echando cuentas», menudo cambio!. Bueno, pues eso, que me han publicado otro artículo en soitu!!

Anda que como se me suba la tontería la cabeza, me vuelva un pejiguero y empiece a poner palabras como circunstancia, verdaderamente y procrastrinar

jajaja, el ikumarqués me ibais a llamar!!

Premios Pacho Igartua

Una vez compré unas cuchillas de afeitar y mandé el código de barras a Gilette, y al de un mes me mandaron una caja. Resulta que era una promoción «aféitate gratis por un año», ¡y me tocó!, así que me enviaron a casa como 8 botes de espuma de afeitar, otros tantos de aftershave, un montonazo de cuchillas, un neceser todo molón… Aquello fue lo único que he ganado yo en mi vida, y fue por sorteo. Eso si, lucí un cutis como el culo de un bebé durante año y medio, daba gusto frotarseme (estoy seguro que ésta palabra tiene acento, ahora que adivina en qué letrita).

El caso es que estoy de finalista en el premio Pacho Igartua de El Correo Digital al mejor blog… Yo para mi ya ha sido todo un premio que me sacaran en el periódico el fin de semana con mi genial expresión de sabio milenario:


Aunque dí que podría haber sido peor, visto lo que Roberto hizo ahí en un rato:

Jajaja, ¡será perrete el tío!

En fin, gracias a los que me hayan elegido junto a César y Zuriñe, y decir que para mi ya es todo un honor ser parte como finalista de la distinción que honra a Pacho.

El premio lo entregan el 23 de marzo en Bilbao a partir de las ocho de la tarde, y Bea va a ir en mi lugar porque a mi me pilla un poco a desmano (aunque me encantaría ir). Ya os contaremos qué pasa!

¡¡Suerte para César y Zuriñe!!!
(qué cumplidor, qué quedabien y qué educao que soy para haber ido a la escuela pública)

Okonomiyaki en Nara

Okonomiyaki… como explico yo esto ahí sin parecer la wikipedia pejiguera sabihonda. Porque para copiar y pegar lo mismo, no hago un blog!

Weno, pues échale que te viene una chiquilla con un cuenco ahí lleno de huevo, harina y otros elementos cuajables, y va y lo mezcla todo y lo echa en una plancha caliente que tienes en la misma mesa. Claro, aquello no es como una tortilla nuestra porque se desparramaría todo, es como más denso el asunto y al contacto con el calorcillo de la plancha ya coge forma y la moza sólo tiene que estar un poco atenta al principio.

Y tu eliges los ingredientes, la pasta es siempre la misma, creo, y luego te lo mezcla con lo que hayas pedido. Los nuestros eran de queso y atún, y el otro del kimchi koreano ese que pica un tamago.

La chiquita lo prepara delante tuyo, le pega unos meneos, lo tapa y se pira. Al de un ratillo vuelve, le da la vuelta y te dice que en otro suspirillo ya le puedes meter mano pero que cuidao que eso quema.

Y al de un suspirillo lo cortas con las palas que te dan y te lo zampas quemándote las tres primeras veces porque de lo bien que huele no se puede esperar.

Anda, no me ha quedao mu mal!!!

Pero mejor véis el video que grabamos Flapy y yo en Nara y nos dejamos de farfollás:

El día que me examiné de cinturón negro

No llevo la cuenta de las veces que ese día ha venido a mi memoria, ni tampoco sé las razones que desencadenan que mi mente decida recordarlo. Hoy, después de una tarde de compras y paseos que nada tienen que ver con aquellas horas, de nuevo ha ocurrido.

Recuerdo que me levanté muchas horas antes de lo que hubiese sido necesario, y que desayuné muy sano, incluyendo muchos hidratos de carbono. De igual manera que si fuese un examen de la universidad, aproveché esos momentos previos para repasar y estuve haciendo movimientos en pijama delante del espejo tratando de no dejarme nada en el tintero. Me asusté cuando haciendo una de las patadas, la circular, me hice mucho daño en la ingle y pensé que no podría presentarme.

Cogí la bici y me dirigí al dojo con mucho tiempo y mucha calma, planeando no cansarme demasiado al subir las cuestas para que las piernas no se cargasen, y aunque no me acuerdo de qué canciones, si sé que iba escuchando una lista de música que había elegido durante esa misma semana. Canciones de esas que te consiguen motivar, que te animan, que te preparan.

Recuerdo a Fran llegando después de la clase y buscándome desde fuera para entrar al dojo y que todos supiesen que venía conmigo. Me alegró verle, y me relajó hablar con él.

Del examen sólo recuerdo que tenía la boca muy seca, que estaba mucho más cansado que de costumbre aún no habiendo hecho casi nada de ejercicio, y que cometí fallos que habría sido fácil evitar. Eso, y que Kojima fue mi compañero y el primero que me felicitó con un abrazo, seguido del señor que roncaba en el campamento y cuyo nombre no he tenido la verguenza de aprenderme, y de Fran.

Después fuimos a un izakaya, como suele ser habitual los sábados, y allí recibí más felicitaciones aunque no quería ser el centro de atención y procuraba no mostrarme demasiado entusiasmado. Bebí bastante, porque estaba con amigos y porque me apetecía, y aunque sacaron el tema una y otra vez, yo siempre le quitaba importancia porque al fin y al cabo yo ya era cinturón negro antes de venir a Japón y no le veía tanto mérito como ellos.

Cuando volví con la bici y pasé por el templo de al lado de casa, vi que estaban ensayando un matsuri y saqué la cámara de la mochila para grabar lo que pudiese. Era de noche, una noche más de tantas en las que habré pasado por ahí, pero me sentí afortunado de poder ver aquello. Seguramente el evento real fue mucho más espectacular, pero me encantó compartir la privacidad de un ensayo a la luz de la luna, con la ropa de casa y con la ventaja de no haber público favoreciendo la informalidad y quizás aumentando la autenticidad de las sonrisas y los gestos.

Hoy he buscado ese video, y me he sorprendido al ver el final.

Llevaba un rato llorando cuando paré de grabar y ya era imposible que se me entendiese porque las lágrimas sólo me dejaban balbucear.

Después de todo, aquel día fue mi día, aunque no me diese cuenta hasta que por fin logré estar solo.