Celia lo publicó en su blog y en los comentarios también dicen que es correcto.
Así que, como bien dice ella, lo dejamos en un post soso más…
Celia lo publicó en su blog y en los comentarios también dicen que es correcto.
Así que, como bien dice ella, lo dejamos en un post soso más…
La calle «Sakura Namiki Dori» es la que separa mi casa de la estación, esto significa que paso por ella, al menos, dos veces al día. Es larga, por el camino me cruzo con dos Seven Elevens, un súpermercado, una inmobiliaria, un cajero autómatico… y algo así como cincuenta cerezos puestos todos en fila.
Durante todos estos meses han pasado desapercibidos. Un montón de árboles sin hojas uno detrás de otro sin mucho que decir.
Pero dentro de nada van a ser, de nuevo, los mayores protagonistas del barrio durante dos o tres semanas. El año pasado fue algo mágico para mi porque, aunque se veía venir, lo que me encontré fue mucho más de lo que suponía. Estoy seguro de que este año también me sorprenderé a pesar de haberlo vivido antes.
Hoy he visto que algunas flores están ya a punto de salir:
Y me han entrado unas ganas tremendas de ver las fotos que saqué el año pasado. Rebuscando en el disco duro, como el que no quiere la cosa, me he encontrado con tres videos que grabé y de los que me había olvidado completamente.
Es la gente del barrio, que por una tarde se olvidaron de que eran cajeros, salary mans, amas de casa, barrenderos… y se vistieron de gala, y con una sonrisa en la cara se dedicaron a beber, a reír, a comer…
A bailar…
Jodé, que mal rollo. Estoy hasta nervioso todavía. Jodeeee, a ver si puedo dormir hoy algo.
Bueno, me remonto una hora en el tiempo para que reviváis conmigo el momento en el que …
Total, me bajo, y voy escuchando mi ipod camino de mi casa. Cuando no he andado ni cinco minutos, me vienen dos japoneses (chico y chica) corriendo llamándome como locos. Me empiezan a hablar, que si tengo tiempo. Les digo que vale, y me hablan en el japonés de toda la vida, pero estilo el señor de los micromachines. Así que yo entiendo lo que entiendo: que me van a llevar a una escuela, y que a ver si tengo un poco de tiempo para escuchar una cosa. En mis entendederas aquello parecía una especie de obra de teatro, que querían que yo la escuchase y diese mi opinión.
La virgen! y nunca mejor dicho!. Me llevan a un garito con un pedazo de cartel que pone «World Mission Society Church of God», me sientan en una mesa y me ponen a un tío negro con gafas, que era clavadito al doctor Preston de Anatomía de Grey. El japonés de antes me dice que si quiero un café, y yo pensando en que son las diez de la noche le digo que mejor agua. Agua, que ni pruebo ni ostias!
Entonces Preston va y saca una biblia en inglés. El tío tiene el libraco ahí marcado y subrayado, y me empieza a contar que si Dios no es solo un señor, que si hay una manifestación de Dios que es mujer, que esto el cristianismo lo ha ignorao, que claro que hay que descubrirlo al mundo… resumiendo, que en su iglesia a parte de dar ostias, ellos mismo son la ostia!
Yo al segundo de entrar ya estaba gilando por donde estaba la puerta y pensando en la excusa para largarme de allí más rápido que el correcaminos con descomposición. Pero Preston, que también se daba un aire a Bill Cosby pero cuarenta años menos, me presenta a otro tipo con una cara de más mala ostia que cuando Massiel se enteró de lo del Chikilicuatre ese y no le quedaban botellas de Whisky.
El tipo en cuestión era como un rapero de esos americanos negros enormes, con unos brazos como pitones y unos carrillos como manzanas. Y lo primero que se le ocurre decirme es «is interesting, isn’t it?». Jodé cualquiera le dice que no aquí a M.A., así que asiento. Por mi mente yo estaba ya urdiendo el plan de huida: vale, le digo al Dr. Burke que vivo lejos y que tengo que volver a casa andando y tal, pero que el rapero no se entere porque lo mismo le sienta mal que le veo entregao a la biblia esa que tiene delante del pecho ese que parece un edredón en su funda...
Así que cuando M.A. se marcha al baño, o a comer una ensalada de esteroides con proteínas, vete tu a saber, yo aprovecho y le digo al Dr. que me tengo que ir, que esto es todo muy bonito y que Dios es la ostia y el copón, y que no me vuelvo a ir de bares, pero que me marcho. Y el tío va y me dice que cuentan conmigo para la confirmación del viernes a las seis de la tarde, pero que es requisito que me bautice al nuevo credo.
A mi me da un yuyu, me entra lo que yo definiría como una carcajada seguida de una arcada y un hipo… Y le digo que vale, que me lo tengo que pensar, y me levanto ya enfilando la puerta.
Entonces va la japonesa, que resulta que era china al final, y se me pone en medio y me pide mi nombre y mi teléfono. Yo le digo que no se lo doy, que si eso ya me paso yo por allí con champú para aprovechar el viaje, pero que ya decido yo. Y ella me insiste, y yo pensando en M.A. Barracus que ya tiene que estar acabando la serie de mancuernas, le hago la culebra pasándola por un lado y me voy a la puerta.
Pero claro, estamos en Japón!! y me tengo que poner los zapatos, cosa que no entraba en el plan de huida!! Anibal Smith, cuanto bien harías poniendo una escuela!
Así que me pongo los zapatos a todo meter, para más bien salir de allí, cuando me encuentro a Preston, al Rapero, a la China y a otra que no se de donde coño ha salido, allí esperándome y poniéndome caras.
– ¿Entonces vienes el viernes?
– Ya veremos -digo mirando a MA y a su ceño que más que fruncido, estaba disecao
– Te esperamos, no puedes faltar, esto es una revelación
– Si si
– ¿Nos das tu teléfono?
– No, lo siento, prefiero no hacerlo
– Ah, pues espera -y va la tía y pone su teléfono en un panfleto en castellano que me da
Yo me largo de allí super emparanoiao pensando en que me están siguiendo. Tanto me he echo la picha un lío, que he dado tres vueltas tontas así entre casas antes de enfilar para la mía. Y ahora, cuando he llegao, me he encontrado a un tío, que seguramente no tenga nada que ver con esta historia, pero que iba andando para atrás. Era como hacer marcha, pero marcha atrás, vamos, andando de espaldas… os juro que he subido corriendo las escaleras!!!
En mi barrio hay un Kitamura, que es como decir que un Eroski pero con nombre autóctononativo. El amigo Kita tiene que estar forrao, porque a parte del súper, tiene una inmobiliaria enfrente, y una tienda enoooorme con de todo al otro lado. Y viendo el dineral que me estoy gastando yo a costa de Ikusuki Investigación, seguro que abre un kiosko dentro de poco a mi costa! (comprad camisetas, que se me acaba el presupuestoooo!!!)
En fin, que ayer comprando en el Kita #1 una barra de pan para zamparme un paquetillo de salchichón que me mandó Bea (Empates! Bea-Maper-Mis padres 3, Perros del aeropuerto 3), cuando me encuentro con una cerveza para niños. Si tenemos en cuenta que es la bebida alcoholica que más se pimpla aquí con diferencia, es una buena idea para que los niños no tengan envidia!
«Andando por el mundo». Este es el nombre que han elegido en mi pueblo para el blog que se han inventao. Se trata de animar a la gente jóven a que haga cosas, y para ello, están contactando con los que han vivido o viven en otros paises para que cuenten sus historias.
Héctor, que imita a Ozores como nadie, me mandó un mensaje para que contase un poco mi historia. A mi estas cosas me hacen mucha ilusión, el que se acuerden de mi, digo. Así que escribí un post y le mandé unas fotos, y el resultado lo podéis ver aquí:
Aunque yo no he escrito lo de Fujiyama, que conste! Héctor, que es Fujisan o Fuji a secas!!!! ay madre!!!
Eloy y Marta, que se han venido a Japón de viaje de novietes. Que yo ni sabía que Eloy tenía novia y mucho menos que era tan maja!
Así que el miércoles me los llevé a cenar a un Izakaya en Shinjuku, y hoy hace una hora que nos hemos despedido en Roppongi al acabar de zamparnos un par de comibles en el restaurante de Kill Bill. Que, por cierto, les ha encantao!
Después de un año viviendo en Tokyo, con una vida totalmente distinta a la que tenía anteriormente, con gente que nada tiene que ver… el estar con alguien de mi «vida anterior» en lo que es ahora mi mundo ha sido muy extraño. Pero, a vez, me ha echo muchísima ilusión hacer de abuelo cebolleta contando mis historietas en mi idioma de siempre.
Es curioso que la última vez que comí con Eloy fue en Zamudio en mi despedida…
Yuka fue mi segunda profesora de japonés en Bilbao. Un día hablando de fútbol me comentó que un amigo suyo japonés era forofo 1000% del Athletic, y que tenía una página que actualizaba muy muy a menudo con las últimas noticias.
Me hizo ilusión y Yuka me pasó su email, así que le escribí preguntándole cómo podía saber desde Japón todo lo que ponía en la web. Él me contestó que todos los días lee la prensa oficial en versión web: Mundo Deportivo, Canal Athletic, Aupa Athletic… y lo más curioso es que no sabe ni jota de castellano.
Echadle un ojo a la página, porque es algo digno de ver:
Qué mundo este!!!
Casi por sorpresa, el jefe nos contó que habían contratado a un chico nuevo para el departamento de diseño. Y dicho y hecho, al de un par de semanas, empezó a venir un tío rubio, alto y con un gorro de un estilo entre medias entre Bob Marley y Eminem que salía a fumar cada hora y volvía con la cara roja frotándose las manos.
Su ojo derecho se desvíaba un poco para un lado, lo que le daba un toque de despistado aunque su manera de actuar denotaba todo lo contrario.
Desde el primer día no entendí ni jota de su inglés de Canadá, y como nuestras conversaciones se limitaban a yo diciendo «¿eh? ¿eh?», supongo que tratábamos de evitarnos mutuamente. Creo que esto es algo que ocurre muy a menudo con los japoneses, que les da pereza hablar con nosotros porque no nos vamos a entender, y mucha gente lo confunde con racismo (que tambien lo habrá).
Nos sorprendimos sabiendo que tenía sólo 22 años, porque, a parte de que físicamente aparentaba más, era callado, trabajador, comedido. Además, empezó a dar clases al resto del departamento de diseño, y ya sabemos que los profesores, por serlos, parecen más mayores.
El caso es que el jefe nos volvió a sorprender diciendo que no había pasado el periodo de prueba. La única razón que nos dió, aunque no tenía porqué hacerlo, era que había visto cosas que no le habían gustado. En la empresa todos nos indignamos, después de tres meses de compartir el día a día, de ver que se esforzaba a la hora de enseñar a los demás, de ver algunos de sus trabajos, no nos parecía justo en absoluto.
Así que nos enfadamos, cual niños. Y durante un par de semanas hemos estado callados, serios, distantes. Todos menos el americanini que vive en su burbuja y no se entera, o no se quiere enterar, de la misa a la media (from the misa to the mediator, men). El jefe llegó incluso a hablar con algunos de nosotros en privado para preguntarnos qué nos pasaba y para justificar, una vez más, que era mejor no contratarle.
Por azares de la vida, esto ha coincidido en el tiempo con la llegada de un nuevo chico, pero esta vez al departamento de ventas. Con un sabor agridulce, el viernes pasado juntamos las fiestas de bienvenida/despedida en una sola, y nos fuimos a cenar con barra libre de comida y bebida, y después a jugar a los bolos.
El chico canadiense era componente del otro equipo. Y en su primera tirada, todos los bolos cayeron y a mi me dio por abuchearle en bromas. Su respuesta fue extender el dedo corazón y un «shut up» que me dejó más cortado que cuando el fundador de Google no encontraba las llaves de casa…
Le resté importancia, aunque para mi la tuvo, y seguimos a lo nuestro. Después de unas cuantas tiradas más, a mi me dio por descolgar un teléfono que había allí y dárselo al americano, el cual lo cogía y decía dos chorradas y colgaba. Era nuestra tontería particular, pero el canadiense no se pudo aguantar y se metió: «Ok, Oskar is an idiot». Yo respondí con un cortado «thank you so much», y me quedé callado todo el resto de la noche.
De toda esta historia he sacado dos conclusiones:
1- O yo me estoy haciendo viejo y me estoy avinagrando dándole importancia a lo que no lo tiene o quizás vivir en Japón, el país de las maneras, hace que cuando se pierdan, parezca que se pierdan el doble. El caso es que me afectó mucho más de lo que debería.
2- Toda la oficina se puso «en contra» de mi jefe, la verdadera víctima de esta historia. Ahora veo claro que seguro que tiene sus razones.
Arroyo, que anda jugando a despistar:
Aunque no te lo creas, el restaurante estaba en Punta Cana !!!
Al final, te saldrán viajeras las camisetas…
Y luego va Goyo que viaja más que una caja negra, y nos manda esto:
Esta vez en Montreal, Quebec, la principal zona francesa de Canadá, y donde aunque no os lo creáis hay reina… la de Inglaterra (yo no tenía ni la más remota idea).
¿Para cuando nos pasáis una foto con la Tokei?
Al primero que lo haga le regalamos una camiseta que no tenga!!!
Echando un ojo al buzón, el otro día me encontré una promoción de NTT Docomo para tratar de venderles a los padres móviles para sus hijitos del alma.
Lo que en un principio me pareció una giliflautez más, resulta que al final resultó ser bastante interesante. Así que aquí os pongo el resultado de mi investigación (previo paso por ikusuki traducciones):
1- Ande anda mi hijo
Resulta que junto con el móvil del chaval, a los padres se les da un mando a distancia conectado con el móvil. Si se quiere saber donde anda, se pulsa el botón y el móvil mete un bocinazo que los padres, si están por allí cerca, escucharán.
2- Tira de la cuerda si ves algo raro
Yo esto ya lo he visto en los chavalillos que van a la escuela. Resulta que el móvil tiene como una cuerdilla que si el niño ve que algo raro está pasando, tira de ahí y automáticamente se envía un mensaje a los móviles de los dos padres con un mapa de donde se ha activado y encima el móvil se pone a pegar bocinazos para ahuyentar a todo kiski con malas intenciones.
3- No preocuparse que resiste
El terminal está fabricado a prueba de agua, así que si al niño le da por jugar en un charco, no pasa ná que sigue funcionando.
4- Protección contra apagado
Como hoy en día está muy de moda Jack Bauer, al chaval le puede dar por apagar el móvil en plan «a mi no me rastrea ni mi champiñón padre». ¡Es igual!, en NTT seguro que hay una Chloe pensando en todo!. Se puede configurar el móvil para que mande un mensaje cada cierto tiempo con un mapa con la situación exacta, y esto funciona aunque el móvil esté apagado (o el chaval se piense que está burlando así los protocolos setiles).
5- Consulta por web
El servicio «Ima Doko» (ahora ¿donde?), incluye una página web donde se puede ver de forma gráfica la situación del terminal contratado, previo pago de no se qué tarifa. Por situación quiero decir que puedes ver un mapa con un chirimbolo de donde anda el chaval, no la batería que le queda al móvil!
6- Censurando
Los padres también tienen la oportunidad de bloquear el acceso a servicios o webs que no quieran que los chavales visiten, como esa de ikusuki de un colgao que vive en Tokyo y vende camisetas.
Al principio me parecieron tonterías, pero la verdad es que el tema del mapa puede ser muy útil y no hablo sólo de niños… ¿Que sus parece a vosotros? ¿Lo compraríais para tener a vuestros hijos gepeseados?
«Manner mode»… Esto de manner, lo podríamos traducir como «maneras» o «educación» y aquí en Japón se estila bastante que te enseñen a tenerlas mediante carteles. Por ejemplo, en el metro te piden que pongas el «manner mode» en el móvil, por la calle hay carteles que invitan a recoger los chocopremios que dejan tus perros en la acera…
En fin, delfín. Que hoy me he comprado una cajilla de caramelos, y venía con «Manner pocketto», que ikutraducido a mi bola sería «El bolsillo de la educación».
Aquí os echo las fotos, ya veréis que cosa:
En las cajas de chicles vienen una especie de minipostits que yo pensaba que eran chicles patrocinados por 3M o así, pero no! resulta que te vienen para que envuelvas los chicles y te los metas al bolsillo!
Cuando me acuerdo de las noches de verano en mi pueblo con el Pirri devorando pipas y dejando las torres gemelas echas con las cáscaras ahí en el suelo, me descojono vivo!.
Encima resulta que el barrendero de mi pueblo es mi tío, jajaja
El domingo pasado me di un paseo por Ginza. En estas que pasé por delante de la Apple Store, y en el escaparate tenían el nuevo Mac portátil, ese que es más fino que una loncha de jamón york.
Así que me acerqué, pero no me di cuenta de que el escaparate tenía una especie de doble cristal, y me pegué una ostia en toda la jeta que todavía me dura el huevo encima del ojo. El ostión se repartió un 70% en la frente, y un 30% en la nariz que se me puso roja como un tomate. El único consuelo que me quedó fue ver que un poco más a la izquierda había más babas en el cristal, así que no fui el único pardillo atontao paleto.
El caso es que acabo de venir de un bar de yakitoris en Ebisu con algunos compañeros de la empresa. De repente se ha oido un «bum» que ha retumbado en el lugar. Al mirar hacia atrás resulta que un japonés se había estampao contra la puerta de cristal al estilo MacToscano. Los de la empresa nos hemos descojonado a lágrima viva, pero nuestra sorpresa ha sido que nadie más se ha reído en todo el bar.
No se si será que los japoneses son así, o casualidad que los que estaban en el bar eran unos cortados… el caso es que hemos quedado de tontosalastres, pero ha sido inevitable!
El chinchón de la frente se ha resentido un poco… como solidarizándose con el estampao…
Si en el Instituto Cervantes me encontré un libro en el que se enseñaba castellano, pero bien enseñado, el otro día me encontré el equivalente para inglés:
Yo iba a ser menos que Earl, así que me he echo otra lista. En esta ocasión no se trata de las cosas que se que echaré de menos cuando vuelva de los Japones, sino cosas que extraño de mi vida de antes.
Me dejaré mil… pero bueno, aquí va mi primera entrega!
Ay ay ay que emoción más emocionativa!!!
Como siempre, disponibles en la web
Menos mal que no hemos cambiado la dirección, eh?. Imaginaos que ponemos esta!! chirimbolos.com!
Las de chica estarán disponibles muy pronto….
En segundo de BUP mi letra era un poco desviadilla, vamos que escribía como si le pinchas un lápiz al capitán garfío en el gancho. Así que mi profesora de literatura, la caracaballo, harta de tanto descifrar kanjis improvisaos, me «recomendó» que comprase una pluma para mejorar mi letra. Así que no me quedó más remedio que hacerle caso aquí a la equina, que tenía los dientes como fichas de dominó, y encima que siempre los tenía al sol, vamos, que se le superponían al labio inferior de por si. Que no es que tuviese los dientes grandes, es que le faltaba boca.
Bueno, a lo que iba, que me veno. El tema es que me acostumbré a escribir con pluma, y me la traje aquí. Pero lo que no sabía era lo chungo que resultaba comprar cartuchos, que se me acabaron y ya parecía google de tanto buscar. Así que me fui al Tokyu Hands, el Corte Inglés autóctono. Encontré los cartuchos en la planta sexta, pero como el ascensor tardaba un huevo , me puse a bajar por las escaleras planta por planta. De repente me topo con toda una planta decorada con corazones. «Ya estamos con San Valentín otra vez«, pensé enfrascao en mi mismo.
Ostias!
Ostias!
Esto no es bisutería, ni chorradas del pelo.
Es toda una planta llena de chocolate!!!!
Resulta que en Japón es tradición regalarse chocolate en este día.
Así que si los todos a 100 era lo más parecido a la felicidad que me había encontrado en Japan, el sábado me topé con el paraíso en la tierra. Toda una planta llena de mil tipos de chocolate, de mil formas y sabores, de mil tamaños. Lleno de chocolate. Todo.
Pero todo todo. Chocolate.
Jo que estoy hasta llorando.
Por cierto, que viendo las fechas en las que estamos, si todavía queréis regalarle una camiseta de Ikusuki a vuestra pareja, ya podéis espabilar, que si no lo hacéis antes del lunes, ya no llega a tiempo!!! Venga, que es fácil, pasaros por la web, dadle al botón de comprar y decidnos el nombre de vuestro amodcito del alma!