Exclusiva Ikusuki!!!
Ikusuki va a Yokohama
Y es que aunque suena como que está a tomar por cleta de Tokyo, resulta que uno pilla un tren y se planta allí en menos de media hora!. Así que aprovechando que hoy no había que madrugar, me tiré ayer todo el día en Yokohama.
Parece ser que hace unos 150 años esto no era más que un pueblecillo de pescadores, pero un tal Matthew C. Perry (americanini, cómo no), llegó allí con una pequeña flota de barcos de guerra y metio baza para que Japón se abriese al mundo. Como era yanki, no se podía estar quieto, claro, y el tema del metimiento naricil se le daba bien. Así que aquel pequeño y entrañable pueblecito se ha convertido en una ciudad con puerto internacional donde vive la mayor proporción de extranjeros de Japón.
Esencialmente, y simplificando mucho, tenemos dos zonas. La primera es el paisaje que se ve desde el mar con los rascacielos y la noria, que está construido en un barrio llamado Minato Mirai 21. Allí destaca un mostrenco más que el resto, y es la Landmark Tower, que es el rascacielos más alto de Japón con 296 metros de altura y 70 pisos. Que digo yo que si subes con el vecino desde el primero hasta el tercero y ya no sabes que decir, imagínate hasta la planta 70 !!! menudo alarde de sosería y vanalidad!!! Y si tienes que bajar la basura desde ahí? buff que peste se acumula!!! y el hilo musical?, da para poner el LP entero!!!
A parte del pedazo de dia que me hizo, una de las cosas que más me gustó es que había un ambientillo como muy chulo, mucha gente paseando, gente tumbada en la hierba tomando el sol, otros haciendo el gamba con las bicis. No se, como diferente a Tokyo!
Y andando hacia la segunda zona, que ya os contaré, hay unos barracones que se construyeron en el año catapún, pero que ahora se han reconvertido en centro comercial con restaurantes, tiendas y tal. Resulta curioso porque por fuera son barracones, vamos, todo con aspecto destartalado y tal, pero por dentro esta todo super nuevo!
Y voy y me encuentro un ambiente de cervecera que no me esperaba yo. La gente sentada en mesas en la calle, con el pedazo de día que hacía, pimplando cerveza y zampando… era el Oktoberfest ese!! nada nada, a esto no me resisto yo!
Me pillé una Franziskaner, y no se si será el sol o qué, pero yo ya estaba en un estado en que los kanjis hasta me sonreían.
Pero tenía un compromiso con los lectores de Ikusuki!, así que cogí mi pedal y me fui al barrio Chino de Yokohama!!!
Aunque para esto tendréis que esperar a mañana… eso sí, os dejo unas fotos del camino:
Por cierto, que he andado trasteando con la historia esa llamada Flickr, y si no tenéis nada que hacer en el curro, podéis echarle un ojo a las ciento y pico de fotos que saqué. Creo que esto funciona si le dais un toque a este enlace. Ya me contaréis si es buena idea y queréis que os suba todas, o es una chorrez de las mías que no va a nada!!
El parte
Muy buenos días, yo soy Matías y esto es el informativo de Japón y cada día el de más gente!
Hoy nos informan de un ranking de extranjeros viviendo en el distrito de Shinjuku (podríamos decir que es el centro de Tokyo), y la verdad es que nos hemos quedado bastante sorprendidos. Aunque seguro que no tiene nada que ver con la cifra total en todo Japón, pero no deja de ser curioso:
#1 – Coreanos
#2 – Chinos
#3 – Franceses!!!!
Parece que nuestros vecinos de al lado han decidido exportar sus baguettes!!!
En otro orden de cosas, JAXA la agencia espacial japonesa (la NASA de aquí) mandó una sonda lunar llamada Kaguya. Como todo japonés que sale de su país, se llevó la cámara de fotos y he aquí la primera instantánea:
Seguramente si les hablamos del «Oshiri Kajiri Mushi» se quedarán igual que David Meca en un desierto, pero gracias al equipo de traducción de IkusukiTV, podemos hablarles del «Bicho muerde culos». Este simpático animalito está causando furor entre la niñería japonesa, y viene hasta con canción pegadiza y todo:
Parece ser que nuestro amigo hace feliz a la gente mordiéndoles aquél lugar en el que la espalda se pasa al lado oscuro. Esperemos que no esté basado en hechos reales!
Y para terminar, Susana, decirte que si vivieras aquí en Japón estarías más delgada y yo más gordo. Efectivamente, según una encuesta del gobierno, desde los últimos diez años los hombres se están poniendo fondones y las mujeres más delgaditas. Los datos son inquietantes: para una media de edad de 40 tacos, las mujeres han pasado de pesar 53 Kg a unos 51 Kg (pues vaya un cambio de mis narices), pero los hombres cuarentones ahora pesan unos 70 Kg de media (4 kiletes más que hace unos años). Las conclusiones son claras: hay que hacer más ejercicio! No sabemos si la Wii contribuirá a desfondar las futuras generaciones.
Así están las cosas y se las hemos contado según vamos. Gracias por vernos a nosotros y no al soso ese del Piqueras.
Paseando con la cámara nueva
Motrollones de gente
Si venís a Tokyo, estoy seguro que una de las cosas que más os sorprenderá es la cantidad de gente que hay por todos los sitios. No es que haya aglomeración ese día, es que siempre es así y mucho más si uno va a las zonas típicas como Shinjuku o Shibuya. Es un eterno atasquillo en el pasillo!!!!.
Al principio agobia, después hace gracia y al final uno se acaba acostumbrando aunque parezca mentira. Cambiar de una línea a otra en estaciones como Shinjuku o Shinagawa es todo un desafío para la visión periférica, hay que pararse cada nada y adivinar para donde van a ir las cuatro o cinco personas que siempre están cerca para tratar de no chocarse. Y encima casi siempre coincide que todo el mundo va con prisas!!!
Aquí unas fotos al azar que he encontrado:
Volvemos a Shibuya. El Starbucks que véis está super cotizado porque todo el mundo sube a sacar fotos y grabar videos del cruce. Tanta gente acojona, es para verlo!
Vas viendo gente acumulándose enfrente. Y alrededor es peor… son como dos manifestaciones enfrentadas!
Estos estaban esperando el último tren para volver de juerga. Imaginaos el doble de gente en los primeros trenes de la mañana…
Hay días
Hace frío de nuevo y no me gusta. Me levanto del futón, que es casi lo mismo que decir que del suelo, y tengo frío. Pongo la calefacción y miro por la ventana para descubrir un día lluvioso y triste por lo gris.
Hoy he decidido empezar a ir a la oficina en bici, y aunque llueve, no me echo atrás. Compruebo las ruedas, están deshinchadas, y veo, con pena, que partes de la bici se han oxidado. Hay días en que todo lo malo parece peor.
Entonces la dueña de mi casa me saluda, me sonríe y me tapa con su paraguas mientras hincho las ruedas. No hablamos el mismo idioma, pero nos entendemos. De repente, me viene a la cabeza todo lo que se dice sobre los japoneses, la imagen que se tiene de ellos y me da rabia y decido que cuando llegue a casa por la noche, voy a escribir algo como para saldar una deuda que tengo con ellos.
Todos los días veo gente que vive su vida, madres que llevan a sus hijos al colegio, abuelas que preparan el té y hombres trajeados que se dejan la piel trabajando. Veo parejas de adolescentes cogidos tímidamente de la mano, nunca besándose y rara vez abrazándose. Conozco a una señora que trabaja en el supermercado de mi barrio y a la vez en el Seven Eleven, y me pregunto si vivirá sóla, y por qué trabaja tanto.
He tenido el privilegio de compartir mesa en casa de una familia, de vivir el drama de una persona enferma, de escuchar los sueños de una madre que carga sobre sus hombros con la vida que le ha tocado con una sonrisa en la cara y lágrimas en el alma, y, encima, es capaz de desvivirse por mis problemas que no son nada en comparación.
Los japoneses son seres humanos, con su peculiar sentido del humor y su no tan estricta filosofía de vida basada en reglas que están entre el honor, el sentido común y el respeto. No son samurais, ni son chinos, ni están todo el día jugando a las consolas o en internet. Tampoco todos tienen los últimos móviles con tele, y muchos ni siquiera han visto anime en su vida.
Me gustaría que todos aquellos que me preguntan tantas tonterías sobre ellos, hiciesen un ejercicio de reflexión: ni los españoles son todos toreros o cantaores, ni los japoneses se pasan el día en los karaokes comiendo pescado crudo.
Espero que sepáis perdonar este cambio de tono en el blog, pero tengo que dar las gracias a todos aquellos que me han ayudado cuando llegué aquí más sólo que la una.
Va por vosotros!
La mejor foto de Septiembre
Clase de japonés, parte 2
Hola niños!
Hoy vamos con otra entrega de las ya famosas clases de Japonés de Ikusuki.com !! En el primer ikufascículo os hicimos una pequeña introducción sobre lo que escribe esta gente cuando coge un lápiz, así que para seguir la clase de hoy deberíais saber cómo va esto del hiragana, katakana y kanjis. Si no es así, dadle un repaso a la primera lección, que es gratis.
Mis queridos niños, hoy nos vamos a centrar en cómo se escribe en japonés utilizando un ordenador. Todo el mundo se hace la picha un ocho! que si el teclado está en japonés, que si tienen el triple de teclas… ¡¡ todo mentira !!. Los teclados de aquí son casi casi iguales a los de cualquier lado del mundo, lo único que la tecla espaciadora es como la quinta parte de grande:
¿Entonces cómo escriben en japonés?, pues es todo software. Los sistemas operativos tienen un método de escritura japonesa que acojona de lo bien que funciona, y que permite hacer un word en el idioma del país del sol prematuro en un titá!
Antes de seguir, vamos a hacer un pequeño repasillo. Os conté que hay tres tipos de escritura: hiragana, katakana y los odiados, pero a la vez admirados, kanjis. Hiragana y Katakana son silabarios, es decir, que no tenemos la K suelta, pero si KA, KI, KU… Y los kanjis son un huevo de ellos, a cada cual más enrevesado, pero que se leen de una determinada manera dependiendo de la palabra que componen y si tienen al lado otro kanji o hiragana/katakana. Bueno, no liarse, que lo que os voy a contar es fácil!. Esto con un ejemplo se ve que ni pintao: el kanji de caballo es 馬 y se lee «uma». Es decir, lo podemos escribir con el kanji tal cual, que sería lo correcto, o la misma palabra utilizando hiragana: うま.
En efecto, todo un texto japonés se podría escribir utilizando sólo hiragana y katakana (que es lo mismo, pero palabras extranjeras). Pero entonces perderíamos todo el encanto de los kanjis, que todos los extranjeros estudiamos encantados con una sonrisa en la boca.
Si tenéis claro lo anterior, entonces el sistema de escritura en el ordenador lo váis a tener tirao de entender!. Para empezar, yo selecciono escribir en japonés en la barra de idioma, después selecciono que voy a introducir hiragana y acto seguido escribo la palabra UMA utilizando la «u», la «m» y la «a» de toda la vida, el sistema se encarga de transformarlo directamente en las sílabas japonesas: うま. Y al acabar, me subraya la palabra, si en ese momento pulso la barra espaciadora, me da a elegir todos los kanjis que se pronuncian de esa manera, estando el más habitual en la parte de arriba. Lo selecciono y pulso return, y eso es todo!. Es decir, un japonés escribe una palabra, pulsa espacio, elige y después return, y así todo el rato…
Aquí va un ikuesquema para entenderlo mejor:

1- Seleccionar soporte japonés
2- Seleccionar escribir en hiragana
3- Escribir la palabra tal y como se pronuncia, pulsar espacio y elegir el kanji
4- Si lo que queremos escribir está en katakana, simplemente escribirlo y ya, no hay kanji que valga en este caso
La tecla de espacio es tan pequeña, porque en japonés no se ponen espacios entre palabras. Así que su utilidad se reduce a abrir el diálogo de seleccionar kanjis.
Además, tenemos una serie de teclas especiales que nos permiten cambiar rápidamente entre escribir en cristiano y japonés, y dentro de éste, entre hiragana / katakana:
Yo se que os habéis echo un lío del copón y que estáis más alucinados que Paco Umbral en Yves Rocher, así que hemos echado mano del que va a ser el profesor de japonés más famoso de todo internet:
Ordenador en mano, se ha prestado a que le grabe escribiendo tonterías en japonés del estilo de «Mi nombre es Akira» y filosofeces parecidas:
Aquí va el video, que hay que tener en cuenta que se ha grabado un viernes a la noche, cuando todo el mundo estaba deseando ir a beber algo…
Escribo, elijo, escribo, elijo…
Haciendo cola
Yo he hecho cola para muchas cosas en mi vida: para comprar una entrada, para entrar a un concierto, para subir a un barco con los de la tele, ¡hasta para subir al monte!
Pero creo que nunca en mi vida haría cola para comprarme un donut…
En Shinjuku, es un sitio famoso, y pases cuando pases, te lo encuentras así:
Y según volvía para casa, a mano derecha, me aparece aquí Michael Knight con su coche fantástico:
Ikusuki va al sumo
Por fin, eh?, ya os veía todo caninos venga a darle a F5 para ver si os contaba la historia, aisss, si es queeee. Pero vamos, que tengo razones, que el lunes fue fiesta y ayer hice los años, hombre!
Sin más excuseo barato, paso, pues, a la historia titulada
Durante mi estancia aquí siempre he tratado de probar cosas nuevas: todos los tés distintos que veo, comidas cuanto más extrañas mejor, discotecas, bares, quedadas… y la mayoría de las veces es para bien: descubro algo nuevo que me gusta y estoy contento de ser así de animao.
Pero luego están esas cosas que no salen bien, como cuando me comí de golpe unos pimientos verdes pequeñitos (quizás demasiado) que había frito y que no es que picasen, es que daban calambre!
Y por último, en mi afán por hacer de Cristobal Colón, descubro cosas que no me arrepiento de haber probado, pero que no volvería a hacer porque no me merecen la pena, como ir al Ikea, o, ya véis por donde voy, ir al sumo.
El estadio se utiliza para exhibiciones o competiciones relacionadas con artes marciales, y la verdad es que es muy chulo.
Lo bueno es que ya tenía entrada, así que no tuve que hacer cola, simplemente entramos y nos sentamos en el sector atomarporsaco donde los luchadores de sumo parecían madelmans allá a lo lejoooos.
Se iban presentando, se saludaban, se ponían uno delante del otro agachados y… ¡¡pues no!! ¡¡no luchaban!!, uno de ellos se levantaba y se iba a su rincón, el otro hacía lo mismo porque como no pelease con el arbitro…. Así que cogen sal y la echan por todo el ring, para espantar a los malos espíritus he leido por ahí, y se vuelven a poner. Así hasta que los dos deciden que ya están listos, momento en el cual se lanzan uno a por el otro y el combate más largo no dura ni veinte segundos.
Resumiendo: cinco o diez minutos de preparación para ver diez segundos de combate. Eso sí, cuando se empiezan a empujar y tal, es chulo, pero la mayor parte del tiempo estás nada más que animándoles para ver si se deciden de una vez.
Y así poco a poco, se va eliminando gente hasta que llegamos a la final, y gana un señor, y todo el mundo aplaude. Y, de repente, empiezan a darle premios: una copa detrás de otra, un reloj, otra copa… nos fuimos cuando llevaban un cuarto de hora dándole cosas y sacamos fotos del exterior. Como estábamos lejos, nos volvimos a colar por la parte de abajo y el tío ahí seguía recibiendo regalos!!!
Como os decía, es una experiencia. El estadio es muy chulo (yo ya había estado en un campeonato de Karate), y el ambiente está también muy bien. Pero para los ojos de un occidental, es lento, muuuuy lento.
Así que no volveré a gastarme las cuatro mil y pico pesetas que vale la entrada, pero mira, por lo menos lo puedo contar porque lo he vivido!
Luna llena
Mañana os contaré cómo es un campeonato de sumo desde el punto de vista de uno que no entiende ni jota. Pero hoy ha sido un día especial por distintos motivos, así que me permito hacer contraprogramación y hablaros de la pedazo de luna llena que tenemos aquí ésta noche.
Antiguamente en Japón, la luna llena del mes de septiembre marcaba el fin de la cosecha y la bienvenida al otoño. Además, tradicionalmente aquí se piensa que si se mira fijamente a la luna, se puede ver la silueta de un conejo triturando arroz con un mazo para preparar unos dulces que se hacen con la pasta resultante.

La costumbre dice que la gente va a templos o parques y se sientan a contemplarla comiendo unos buñuelos hechos, cómo no, de pasta de arroz. Yo no tengo muy claro si se sigue haciendo, además que hoy es martes y mañana hay que trabajar, pero lo que si os puedo decir es que he venido embobado todo el camino mirando para arriba y que a punto ha estado un tío de pillarme con la bici.
Me ha parecido preciosa. Será que ha sido mi cumpleaños y estoy sensible…

No dejéis de leer la historia contada en condiciones en Japonismo.
Un adelanto…
Ya habrá crónica! Paciencia!!
Me voy al sumo!
El abuelo de todos!
Antes de ayer se murió un tal «Emiliano Mercado del Toro» que tenía 115 napos. Así que el señor con más antigüedad del mundo ahora mismo es un japonés llamado Tomoji Tanabe con 112 cumplidos el 18 de septiembre.
Aquí Matías regalándole un ramo de flores por su cumple. De tantos cumpleaños que ha celebrado, tendrá de todo!!!, pienso yo. ¿Y qué le regalamos? Pues flores que es regalo-comodín!!Yo que a veces me acojono cuando pienso que nací en un mundo sin internet ni teléfonos móviles, me siento ahora mucho mejor al saber que cuando este hombre tuvo a bien venir al mundo, no había ni siquiera televisión (no sabemos si Mercedes Milá andaba por ahí ya…).
El abuelete dice que vive con su quinto hijo de 67 años, que no necesita ayuda de nadie y se vale por si mismo, y que ha vivido más sano que Txumari: nunca ha probado una bebida alcohólica en su vida. A mi más que llamarme la atención la edad de este hombre, me impresiona más su falta de curiosidad: 112 años sin cogerse un moco!!! yo no aguanto dos semanas!!
Aquí un video de las autoridades dándole el regalo por su cumpleaños. Intentaron hacerle un pastel, pero el de las velas sólo tenía 43 en stock en la tienda…
Tabi
Con la historia que os conté ayer veo que a algunos os ha llamado la atención el tema calcetinense. Presto paso a contaros la historia de los calcetines estos partidos por la mitad, o tabis.
Efectivamente, son calcetines que separan el dedo gordo del resto. Yo la explicación se la veo muy fácil, aunque no se si será lo que yo pienso…. Aquí va mi razonamiento razonable: en el Japón tradicional el calzado que se llevaba eran Zoris o Getas, que vienen a ser sandalias de madera con cuerdas, vamos, el equivalente en madera a nuestras chanclas de toda la vida. La diferencia es que nosotros siempre las llevamos descalzos, pero claro, nunca lo hacemos en invierno, así que los japoneses inventaron unos calcetines que permiten ponerse este tipo de calzado cómodamente y encima no pasar frío en los piececines. La cuerdilla de la chancla encaja directamente entre el dedo que se comio el huevo y el resto que lo cocinaron!
Geta, con la suela de madera y el sonido tan característico al andar (clonk clonk clonk, cataclán!!!, levanta!!!)La evolución lógica son los tabis que me puse yo el otro día, que no necesitan de nada debajo. Vamos, que son una especie de playeras converse, partidas por la mitad y con suela de goma. Aunque ahora que lo pienso, yo me lo puse con unos calcetines de los de siempre… menuda chorrada que hice!
Exactamente iguales a los que me dejaron en el templo, y que luego me compré en Asakusa por 2500 yenes.
La sensación que tiene uno al ponérselas es la misma que cuando te calzas unas zapatillas de ballet (yo las he usado mucho en Karate): son muy ligeras, muy cómodas, pero a nada que saltes un poco te haces un daño en la suela del pie del copón de la baraja!!!
Lo que me llamó la atención muchísimo es que los obreros de la construcción los utilizan habitualmente. La explicación que me han dado es que al ser la suela tan fina, se tiene mucha más sensibilidad en el pie, con lo que se conoce mucho mejor dónde se está pisando. Además, al ser flexible, permite encaramarse por los andamios más fácilmente
Y en el teatro tradicional tampoco pueden faltar. Aquí Matías nos enseña los calcetines que le regalaron con el arco
Omikoshi
Al final os lo voy a contar!!! A ver si no lloro mucho acordándome!!!!
Vamos por orden, no vaya a ser que nos liemos… Si! ya sé! hace un mes más o menos, Michiko me contó que estaban buscando gente en su barrio para llevar el Omikoshi, que es un altar japonés que se saca del templo y se lleva de procesión por ahí por la calle. Como pasa con casi todo en la religión de aquí, esto no es como los costaleros de Sevilla que las pasan canutas, sino que es una juerga.
Total, que Michiko les preguntó a los organizadores si no importaba que fuesen un par de gaijines y como contestaron que no, pues nos preguntó al americano y a mi. Jack Bauer andaba enfrascao en la siguiente temporada de 24, así que el tío no pudo venir (eso lo sabía yo desde hacía un mes), pero yo no dudé ni media vez y dije que por supuesto que iba. Anda que me iba a perder yo una oportunidad así!
La verdad es que no tenía ni idea de casi nada, sólo sabía que el sábado había quedado a eso de las doce en una estación, que tenía que llevar un pantalón corto y que aquello prometía. Llegué, y Michiko me dió el happi del templo, que es un kimono que se utiliza en este tipo de fiestas. Vamos, que la cosa destilaba tradición japonesa y yo ya estaba más emocionado que Arguiñano en una exposición de Fagor!!!
Los happi vienen de la época Edo, cuando las casas del antiguo Tokyo eran de madera y eran muy frecuentes los incendios. Por aquellos tiempos, los bomberos eran muy famosos y valorados, y en cada barriada tenían su kimono con su escudo característico. Y de ahí viene la vestimenta… ay que emoción!
Total, que la madre de Michiko me compró un pañuelo para ponerme en la cabeza, y cerca del templo me dejaron unos tabis (el calzado característico), y aparecí con estas pintas:
Al principio me moría de verguenza, pero todo el mundo me trató genial a pesar de ser (o quizás por) ser el único extranjero. La gente me sacaba fotos, todo el mundo me preguntaba de donde era, y me animaban… ay que me estoy emocionando otra vez!!!! buff que duro es esto!!
Venga, sigamos en orden, que íbamos bien!. Así que vestido del japonés más tradicional y provocando miradas de sorpresa y móviles sacando fotos a partes iguales, fuimos hasta el templo. Allí los monjes rezaban para hacer que los dioses entrasen dentro de los altares, y después se abrió una botella de sake por cada uno de ellos. Ahí ya veía yo que iba a acabar más contento de lo que ya estaba.
Tras dar tres veces tres palmadas, más una más, levantamos el altar y empezamos el recorrido. Por el camino todo era algarabía, una mujer gritaba «venga! y vosotros os llamáis hombres???» (lo entendí, que ilusión), otro marcaba el ritmo, y el resto gritábamos «soya!!!» cada dos segundos a la vez que balanceábamos el altar.
Y cada cuarto de hora, más o menos, parábamos, dejábamos el omikoshi apoyado en dos caballetes, y las amatxus de la zona nos sacaban cerveza, sake y comida a partes iguales. Yo, que era la atracción del lugar, recibía todas las atenciones del mundo y la verdad es que de tan contento que estaba, ni se cuanto sake llegué a beber en el vaso que todo el mundo se preocupaba en que estuviese lleno (y yo lo contrario).
La parada y fonda se repitió como unas tres o cuatro veces, hasta que de repente me ví en el punto de partida casi sin darme cuenta. Pero antes de llegar, el responsable de mi omikoshi me cogió de la mano y me puso en la parte de delante para que Michiko pudiese sacarme fotos. Fue increible como se portó todo el mundo conmigo…
Sinceramente creo que pocos extranjeros tienen la oportunidad de hacer algo tan tradicional y tan típicamente japonés como portar un omikoshi, y aunque no creo que me lea ninguno de ellos, desde aquí quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todos los que hicieron posible que me sintiese como me sentí ese día: a los responsables del templo de Hasune, a todos mis «compañeros» de procesión, a las amatxus que tanto me cuidaron, y especialmente a Michiko por acordarse siempre de mi.
Un adelanto….
Hoy es fiesta
Efectivamente, hoy es San abuelete, o el día del respeto a los mayores, y yo, que ya tengo una edad, me he dado por aludido. Pero preparaos, porque mañana os voy a contar lo más increible que me ha pasado desde que he llegado a Japón…
La policía de Tokyo
Yo, a parte de verles andar en bici y pedirme la documentación, no les veo hacer otra cosa que esto:
Todavía me acuerdo de mis viajes desde Zalla a Bilbao los sábados a la noche en la Feve… aquello no eran adolescentes, eran los gremlins en celo!
Así que visto lo grande que es Tokyo, los policías se han especializado en dar direcciones, y la foto que os he puesto es la imagen que tendré yo siempre de ellos.
Estrenamos chirimbolo!
En realidad lo estrenamos ayer, pero queda mono, no?
Si le dais con el ratón al icono que tiene dos muñequitos (el que tiene verde de fondo), nos podéis dejar un mensaje ahí al vuelo, y leer lo que los demás han dejao.
Os contaremos cosillas también por ahí de vez en cuando…
Productos de té verde
Mirando a mi alrededor, me he encontrado un montón de cosas relacionadas con el té verde. Así que he cogido la cámara, las he juntado todas, y aquí os las pongo para que veáis lo popular que es este sabor aquí:
Ikusuki in the world
Nagore que no para!!!! Se nos fue a Salamanca, y hace poco estuvo en París, y no se olvidó de la Kotoba, la Kurosuwado y hasta el Cienpiés con la Mona Lisa!!!!!
Aquí toda la ikusukigente que se acuerdan un poquitín de nosotros cuando se van de viaje:
El Ikea de Tokyo
Como terapia no está mal… ya hasta se me ha olvidado lo del Fuji!
Resulta que ayer me fui al Ikea de Tokyo, más que para comprar, para hacer una de miranda y comprobar cómo son aquí en Asia.
Aunque me lo temía, me sorprendí al descubrir que…
No se, de alguna manera me esperaba que estuviese adaptado al mercado japonés, por ejemplo, que se incluyesen tatamis o futones en la sección de camas, o mesas bajas… Pero nasti de plasti! todo idéntico!!
Los toques que te hacen ver que estás en Japón (a parte de los chirimbolos y de los japoneses, claro), son muuuuy sutiles:
Era un sitio tan asimilado, tan visitado en Bilbao que tuve todo el rato la sensación de que eran los japoneses los que no estaban en su lugar. Como si fuesen ellos los que estuviesen de turismo !!!
Abandono
Y que conste que no es por el tifón!!!. Resulta que la temporada oficial de subir al Fuji acabó el mes pasado, esto implica que los autobuses que te llevan desde Tokyo hasta la mismísima entrada del camino se han acabado.
Esta mañana me acabo de enterar, así que me he puesto a mirar alternativas. La siguiente es ir en tren hasta la estación más cercana y de ahí intentar subir hasta el camino en autobus, pero mira tu que sólo tenemos autobuses por la mañana (de nuevo porque se ha acabado la temporada oficial). Entonces es cuando venía la alternativa coger un taxi, pero tampoco tenemos claro si la pista está abierta, así que…
Pero vamos, que no se diga que no lo he intentao, cagüen!





