Paellera
Un par de carteles del metro
Tonkatsu
El zoo de Ueno
Uy la leche pirula!
Había echo yo un montón de intentos de ir al zoo este que resulta que es el primero de todo Japón (mia que está leho hapooooon), y como lo cierran más pronto que las panaderías los domingos, pos nunca llegaba.
Así que este domingo me puse serio y me pegué un madrugón de estos que si me oye mi madre me da tres pescozones: a las 11 !!
Y para el zoo que me fuí!. Ueno está a tomar por saco de donde vivo yo, y encima el día anterior había ido a karate, así que estaba ya muy condicionao para que la galvana me invadiese al tercer o cuarto bisho.
Ueno tiene un parque que es famoso por los cerezos, y a parte del zoo, tiene un par de templos muy chulos y un lago enorme con nenúfares. Es un sitio bonito para pasear e ir en plan tranquilo, y además hay bastante ambientillo de gente haciendo historias: tocando música, haciendo magia… estoy yo planteándome hacer el gamba allí en medio a ver si me saco unas perrillas…
Bueno ya os contaré más del parque, vamos a centrarnos en el zoo (o «sú» como diría el yanki, yankiiiiiiiii, vocaliza!!!).
La entrada vale 600 pepinos japoneses, unos 4 frigodedos europeos, así que no es nada cara. Pero hay que andar rápido porque cierran a las cuatro. Está todo muy bien organizado, vamos que no te pierdes ningún bichejo porque la ruta está clara, y es el zoo más limpio que he visto en mi cómica y ridícula vida.
La atracción es el oso panda gigante, que es como el osito Misha pero sin pluma:
Allí hay más bichos que en el trastero de Torrente, y están super bien cuidados. Pero aquí va mi reflexión toscanil: los animales, como en todos los zoos, están apanaos. Están sobaos, atontaos y tienen la cara más triste que cuando le regalaron un espejo de cuerpo entero a Freddy Kruger. Estaban allí tiraos en el suelo pasando de todas las cámaras que les estaban sacando fotos (la mía incluida).
Así que me fui de allí con sentimientos encontrados. Por una parte me gustó ver animales tan raros y distintos, y por otra me daban unas ganas de pegarle unas patadas a las jaulas y que saliesen por ahí a correr y comer gente!!!!
Esto que os he contado en mi tono gilipoyesco característico, es verdad que pasó, así que más a mi favor en contra de los zoos (y de las guerras!).
Así que para toda esa gente que devora todos los blogs sosos sobre Japón que hay por ahí, aquí va mi ikuconsejo de hoy: si vais a estar poco tiempo en Tokyo, ¡no vayáis al zoo de Ueno!, aprovechad para ir a ver a los frikiplanets de Harajuku que gruñen parecido y encima es gratis!!
Echadle un párpado a esto:
Euskadi
Nací hace 31 años y unos cinco meses en Euskadi, en Zalla, un pueblo a unos 22 kilómetros de Bilbao. Mis padres son emigrantes, ellos vinieron literalmente con lo puesto desde Extremadura, y se establecieron aquí porque había trabajo en una fábrica papelera.
Recuerdo los días de colegio con mucho cariño, las clases de Euskera que, por alguna razón, se me daba bien, los capítulos de Dragon Ball en este idioma que mis padres sospechaban que fingía que entendía pero que no era así.
Me viene a la cabeza que me daba vergüenza ir con mi madre a los sitios porque nunca se ha podido quitar ese acento extremeño que tiene. Ahora pienso que ni falta que le hace (lo echo tanto de menos).
Los que fueron un año después al mismo instituto que yo pudieron elegir dar clases todo en Euskera, y yo sentía envidia porque era un idioma que me gustaba y pensaba que si practicaba, podría hablar con mucha más soltura de lo que lo hacía (que era sólo en las clases de Euskera y poco más).
Veía carteles por las calles, carteles enormes con fotos en blanco y negro de presos de ETA, pidiendo su acercamiento a cárceles de Euskadi. Carteles homenaje acusando al Gobierno de España, y ensalzando ideas que yo no conseguía entender, pero que, por prudencia, procuraba no cuestionar.
De vez en cuando, al salir de Karate, veía un grupo de gente en la plaza del pueblo con una pancarta puestos allí a favor de las mismas ideas. Yo, como el resto de los que íbamos de paso, seguíamos nuestro camino sin preocuparnos demasiado.
Una vez fuimos de campamento a un pueblo fuera del País Vasco y unos niños nos tiraron piedras porque éramos vascos, y nosotros no entendíamos nada.
Por aquel entonces estábamos casi acostumbrados a oir que se habían quemado contenedores, que había habido un atentado… y siempre con una punzada en el estómago, seguíamos a lo nuestro, y casi nunca se hablaba de ello de puertas para afuera.
Los años pasaron, y con ellos, la universidad con lo que empecé a ir a Bilbao a diario. En aquellos tiempos, ir a Bilbao era una especie de reto para mi, me daba miedo por lo que me pudiera pasar, por si me atracaban, o me perdía. Y, aunque me perdí un par de veces intentando llegar a Deusto, me fue fácil encontrar el camino del Casco Viejo al que fui de juerga muchas veces.
En una de esas juergas, de repente me encontré en medio de una batalla campal. A mi izquierda estaban los ertzainas antidisturbios con sus escudos, sus cascos y máscaras y sus escopetas de bolas, y a la derecha un montón de gente armando un jaleo del copón, y poniendo vallas de una obra cercana en medio de la calle.
Como me daban mas miedo los ertzainas, y no me podía quedar en el medio de todo, me dio por ir corriendo donde los otros. Un par de chicos me abrieron paso moviendo las vallas, y me dejaron seguir corriendo hasta el bar del Casco Viejo donde me esperaban mis amigos. El bar tenía la persiana bajada, como todos los de la zona cuando pasaban estas cosas, pero yo la abrí y me metí dentro cerrándola de nuevo.
No era la primera vez, así que sabía lo que pasaba. Las persianas se volverían a abrir, saldríamos a la calle y todo continuaría aunque no sería lo mismo porque habría muchos policias pidiendo carnets, policías con sus máscaras y sus cascos, y no era raro ver alguna bola de goma rodando por el suelo.
Me sorprendió muchísimo ver mi pueblo empapelado con la foto de un amigo de la infancia que habían detenido. Un chico que había estado en mi casa muchas veces. Un chico alegre, normal, un amigo de esos que luego se pierden porque uno crece y hace cosas distintas.
Y hoy, por vivir en Tokyo, sigo muy de cerca las noticias de Euskadi. Me hace especial ilusión ver fotos de sitios por donde yo pasaba todos los días, y que ahora me parecen tan lejanos.
Pero acabo de leer la prensa por internet, y de repente me he visto diez años atrás en el tiempo. Y mi corazón se ha vuelto a sentir de la misma manera, y mi cabeza se ha estancado y me vienen lágrimas a los ojos. Y después, sentado en el suelo mirando por la ventana a algún punto del cielo, se me han agolpado en la cabeza todos estos recuerdos que he querido escribir aquí.
Y este fin de semana no será como los demás. Aún estando en Tokyo.
Las camisetas de Ikusuki
Ikusuki TV
Aquí la lista de todos los posts del blog con videos del menda haciendo o diciendo gilichorreces:
Año 2009 2/3
Countdown in Zojoji
Año 2009 1/3
IkuLorcoFeliz Navidad!
Gatostiable@Shibuya, the after of the before
Gatostiable@Shibuya
El ofurokane
Gatostiable@Shibuya, the trailer
Piscolabis
Ungueando
Bañostar Galáctica
El vídeo para Bitacoras
Pepsi Azuki
Ikebukuro Ikuyosakoi 2009
Fuego en Yokohama
Koichá
¿Ande anda Toscano 6?
Los vídeos del Yosakoi
SKIF 29, campeonato nacional de Japón 2009
Ikuapañao III, the baño cleaning
Japovisión, epílogo
¿Ande anda Toscano 5?
Shinjuku Eisa Matsuri 2009
Redención
Ikutokyo 2.0
El político maravillas -summer versión-
Japovisión
Homenaje a Michael Jackson en Yoyogi
Bonyushu
Yurikamome
Probamos la cocacola de té verde
Edamame a lo iku
Oktoberfest – The vuelta patrás
Oktoberfest – The sarao itself
Oktoberfest – The ida pallá
Tokyo IkuBici Motion
Un robao!!, esto es un robao!!
IkuOsaka
Ikudragón
Bilboneando
Ikusakura
Ikuvideo 2 – The Game Over Insert Coin
Ikuvideo
Cuervacos de Tokyo
Un día en Nara con Flapy
Entrevistacas en ZonaFamDom
Sashimi vivo
Okonomiyaki en Nara
Shinkansen
El ikuapañao 2: pasando la aspiradora
¿Ande andan los Ikusukis?
El día en el que me dieron una ostia como un pan
¿Ande anda Toscano III?
Boda de Ale y Ai
Crisis, crisis, criiiisiiiis
Mi examen de cinturón negro
iGila 3G Ikusuki Edition
Yuyake Koyake
¿Ande anda Toscano II?
Dando un voltio por Shibuya
Vive, viveeee
¿Ande anda Toscano?
Campamento de Karate
Campeonato de Karate, tercer combate
Campeonato de Karate, segundo combate
Campeonato de Karate, el kata
Campeonato de Karate, primer combate
Matsuri en Honmonji
Paseando por Yoyogi
Una verbenilla de mi barrio
A la ofi en bici, subid atrás!
Ikuceremonia del Té Toscano
El video que salió mal
Revista sobre Euskadi
El trabajo de las estrellas leído por Rinto chan
Los Elvises de Tokyo
El bichejo muerdeculos REUPLOADED!
Las camisetas de Ikusuki
Comiendo Natto
Excursión a Nagano
Comiendo un Donut
Esta mañana en Shinjuku
Curso de cocina japonesa
Obras en Tokyo
Máquinas de bolas
Preparados, listos, yaaaaa
Una gasolinera de Nakano
Repartiendo publicidad
Un piso de Tokyo
Sacando perras del cajero automático
Entrevista con la ETB
Mi móvil nuevo
Pseudo Bono de U2 en Harajuku
Idea original para el báter
Cantando en la estación de Shinjuku
Vending machine camuflada
Athletic eup! Athletic ganbare!
Yuka fue mi segunda profesora de japonés en Bilbao. Un día hablando de fútbol me comentó que un amigo suyo japonés era forofo 1000% del Athletic, y que tenía una página que actualizaba muy muy a menudo con las últimas noticias.
Me hizo ilusión y Yuka me pasó su email, así que le escribí preguntándole cómo podía saber desde Japón todo lo que ponía en la web. Él me contestó que todos los días lee la prensa oficial en versión web: Mundo Deportivo, Canal Athletic, Aupa Athletic… y lo más curioso es que no sabe ni jota de castellano.
Echadle un ojo a la página, porque es algo digno de ver:
Qué mundo este!!!
La edad
Casi por sorpresa, el jefe nos contó que habían contratado a un chico nuevo para el departamento de diseño. Y dicho y hecho, al de un par de semanas, empezó a venir un tío rubio, alto y con un gorro de un estilo entre medias entre Bob Marley y Eminem que salía a fumar cada hora y volvía con la cara roja frotándose las manos.
Su ojo derecho se desvíaba un poco para un lado, lo que le daba un toque de despistado aunque su manera de actuar denotaba todo lo contrario.
Desde el primer día no entendí ni jota de su inglés de Canadá, y como nuestras conversaciones se limitaban a yo diciendo «¿eh? ¿eh?», supongo que tratábamos de evitarnos mutuamente. Creo que esto es algo que ocurre muy a menudo con los japoneses, que les da pereza hablar con nosotros porque no nos vamos a entender, y mucha gente lo confunde con racismo (que tambien lo habrá).
Nos sorprendimos sabiendo que tenía sólo 22 años, porque, a parte de que físicamente aparentaba más, era callado, trabajador, comedido. Además, empezó a dar clases al resto del departamento de diseño, y ya sabemos que los profesores, por serlos, parecen más mayores.
El caso es que el jefe nos volvió a sorprender diciendo que no había pasado el periodo de prueba. La única razón que nos dió, aunque no tenía porqué hacerlo, era que había visto cosas que no le habían gustado. En la empresa todos nos indignamos, después de tres meses de compartir el día a día, de ver que se esforzaba a la hora de enseñar a los demás, de ver algunos de sus trabajos, no nos parecía justo en absoluto.
Así que nos enfadamos, cual niños. Y durante un par de semanas hemos estado callados, serios, distantes. Todos menos el americanini que vive en su burbuja y no se entera, o no se quiere enterar, de la misa a la media (from the misa to the mediator, men). El jefe llegó incluso a hablar con algunos de nosotros en privado para preguntarnos qué nos pasaba y para justificar, una vez más, que era mejor no contratarle.
Por azares de la vida, esto ha coincidido en el tiempo con la llegada de un nuevo chico, pero esta vez al departamento de ventas. Con un sabor agridulce, el viernes pasado juntamos las fiestas de bienvenida/despedida en una sola, y nos fuimos a cenar con barra libre de comida y bebida, y después a jugar a los bolos.
El chico canadiense era componente del otro equipo. Y en su primera tirada, todos los bolos cayeron y a mi me dio por abuchearle en bromas. Su respuesta fue extender el dedo corazón y un «shut up» que me dejó más cortado que cuando el fundador de Google no encontraba las llaves de casa…
Le resté importancia, aunque para mi la tuvo, y seguimos a lo nuestro. Después de unas cuantas tiradas más, a mi me dio por descolgar un teléfono que había allí y dárselo al americano, el cual lo cogía y decía dos chorradas y colgaba. Era nuestra tontería particular, pero el canadiense no se pudo aguantar y se metió: «Ok, Oskar is an idiot». Yo respondí con un cortado «thank you so much», y me quedé callado todo el resto de la noche.
De toda esta historia he sacado dos conclusiones:
1- O yo me estoy haciendo viejo y me estoy avinagrando dándole importancia a lo que no lo tiene o quizás vivir en Japón, el país de las maneras, hace que cuando se pierdan, parezca que se pierdan el doble. El caso es que me afectó mucho más de lo que debería.
2- Toda la oficina se puso «en contra» de mi jefe, la verdadera víctima de esta historia. Ahora veo claro que seguro que tiene sus razones.
Ikusuki in the world!
Arroyo, que anda jugando a despistar:
Aunque no te lo creas, el restaurante estaba en Punta Cana !!!
Al final, te saldrán viajeras las camisetas…
Y luego va Goyo que viaja más que una caja negra, y nos manda esto:
Una vez más, el menda se va a tomar por el *** culo…
Esta vez en Montreal, Quebec, la principal zona francesa de Canadá, y donde aunque no os lo creáis hay reina… la de Inglaterra (yo no tenía ni la más remota idea).
¿Para cuando nos pasáis una foto con la Tokei?
Al primero que lo haga le regalamos una camiseta que no tenga!!!
La vida misma
Otro país, otras costumbres, otra vida. Soy un extraño que asume el papel de observador del día a día descubriendo perlas de humanidad bajo el cielo de Tokyo. A veces, cuando uno encuentra el momento de apearse del mundo, todo lo sucedido, lo vivido, lo sentido aflora con el poso de haber estado madurándose entre la inconsciencia de los pensamientos.
Y cuando eso ocurre, es cuando me doy cuenta de lo precioso que es darse cuenta de que el día a día puede ser precioso.
Quizás solo haya que saber mirarlo.
Te odio
La ceremonia de año nuevo
Hasta luego, adios… quizás para siempre
Honor
De gentes y personas
A la izquierda del cero
Esta mañana, la de hoy
Ése momento
Brillando por tu presencia
Al llegar las cinco de la mañana
La chica de Shimokitazawa
Viernes, 18 septiembre 2009
La señora de los paraguas, epílogo
Esperando en Shinagawa
Melancolía
La chica que doblaba toallas
Recuerdos
El barrio donde vivo
Un martes de té
El paso de cebra
Un lunes de Karate
Érase que se era
Las seis de la mañana
Toki doki 時々
La chica del shamisen
Honrando el gesto
La mejor foto de Marzo
Parecía que no iba a llover
Podría vivir sin reloj
Desclasificando una noche
Te pido perdón
Mi día
Calor humano
Bilbao
13 días y 12 noches
Kokoro
Y me sonreía
El principio de un sueño
Las noches secretas
Corazón de Neón
Olores
La chica de Okinawa
De personas, problemas y prioridades
Los ojos de Kanazawa
La chica del bar de Shibuya
El señor del bar y el cocinero de sushi
Uniendo ilusiones
Sueño inventado
Los insectos de hojas
Sueños por soñar
Carta a casa
La casita de madera
Encuentros
Autobombo
El trabajo de las estrellas
Euskadi
El chico del chándal azúl
Calor
Frío
Y sin embargo
La señora de los paragüas
Extraño
Hay días
Sensaciones
De pañuelos y mundos
Promesas, deseos
Móviles para niños
Echando un ojo al buzón, el otro día me encontré una promoción de NTT Docomo para tratar de venderles a los padres móviles para sus hijitos del alma.
Lo que en un principio me pareció una giliflautez más, resulta que al final resultó ser bastante interesante. Así que aquí os pongo el resultado de mi investigación (previo paso por ikusuki traducciones):
1- Ande anda mi hijo
Resulta que junto con el móvil del chaval, a los padres se les da un mando a distancia conectado con el móvil. Si se quiere saber donde anda, se pulsa el botón y el móvil mete un bocinazo que los padres, si están por allí cerca, escucharán.
2- Tira de la cuerda si ves algo raro
Yo esto ya lo he visto en los chavalillos que van a la escuela. Resulta que el móvil tiene como una cuerdilla que si el niño ve que algo raro está pasando, tira de ahí y automáticamente se envía un mensaje a los móviles de los dos padres con un mapa de donde se ha activado y encima el móvil se pone a pegar bocinazos para ahuyentar a todo kiski con malas intenciones.
3- No preocuparse que resiste
El terminal está fabricado a prueba de agua, así que si al niño le da por jugar en un charco, no pasa ná que sigue funcionando.
4- Protección contra apagado
Como hoy en día está muy de moda Jack Bauer, al chaval le puede dar por apagar el móvil en plan «a mi no me rastrea ni mi champiñón padre». ¡Es igual!, en NTT seguro que hay una Chloe pensando en todo!. Se puede configurar el móvil para que mande un mensaje cada cierto tiempo con un mapa con la situación exacta, y esto funciona aunque el móvil esté apagado (o el chaval se piense que está burlando así los protocolos setiles).
5- Consulta por web
El servicio «Ima Doko» (ahora ¿donde?), incluye una página web donde se puede ver de forma gráfica la situación del terminal contratado, previo pago de no se qué tarifa. Por situación quiero decir que puedes ver un mapa con un chirimbolo de donde anda el chaval, no la batería que le queda al móvil!
6- Censurando
Los padres también tienen la oportunidad de bloquear el acceso a servicios o webs que no quieran que los chavales visiten, como esa de ikusuki de un colgao que vive en Tokyo y vende camisetas.
Al principio me parecieron tonterías, pero la verdad es que el tema del mapa puede ser muy útil y no hablo sólo de niños… ¿Que sus parece a vosotros? ¿Lo compraríais para tener a vuestros hijos gepeseados?
La mejor foto de Febrero
Para que no se me olvide nunca el frío que he pasado y sepa valorar el calor que empieza a venir.
Con el permiso de Isshou, tomo prestada la poesía de un tal Paco que me dejó en los comentarios que me regalasteis hace unos días:
debí perder lo perdido
Si para conseguir lo conseguido
debí haber sufrido lo sufrido
Si para estar enamorado
fue menester primero estar herido
Tengo por bien sufrido lo sufrido
tengo por bien llorado lo llorado
Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido
Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado
Mi vida en Japón en fotos:
Manner mode!
«Manner mode»… Esto de manner, lo podríamos traducir como «maneras» o «educación» y aquí en Japón se estila bastante que te enseñen a tenerlas mediante carteles. Por ejemplo, en el metro te piden que pongas el «manner mode» en el móvil, por la calle hay carteles que invitan a recoger los chocopremios que dejan tus perros en la acera…
En fin, delfín. Que hoy me he comprado una cajilla de caramelos, y venía con «Manner pocketto», que ikutraducido a mi bola sería «El bolsillo de la educación».
Aquí os echo las fotos, ya veréis que cosa:
En las cajas de chicles vienen una especie de minipostits que yo pensaba que eran chicles patrocinados por 3M o así, pero no! resulta que te vienen para que envuelvas los chicles y te los metas al bolsillo!
Cuando me acuerdo de las noches de verano en mi pueblo con el Pirri devorando pipas y dejando las torres gemelas echas con las cáscaras ahí en el suelo, me descojono vivo!.
Encima resulta que el barrendero de mi pueblo es mi tío, jajaja
Encontrado iPod
En Tokyo vive un poquillo más de gente que en Bilbao, aunque de grande es parecido, pues. El caso es que es más o menos normal ver cosas que la gente pierde por la calle, últimamente y con el inviernete este tan majo que tenemos, de vez en cuando puedes ver por el suelo guantes, alguna bufanda, algún gorro… Una vez vi hasta un móvil por ahí tirado.
Si hay algo que me ha roto los esquemas completamente, es lo que he visto hoy. Alguien ha perdido un iPod nano negro. Y la persona que se lo ha encontrado en el suelo ha tenido la delicadeza de cogerlo y ponerlo encima de un muro pequeño que había al lado de la acera. Cuando he pasado esta mañana y lo he visto, me he quedado flipado.
Le he sacado un par de fotos a las ocho y pico de la mañana:
A la una he salido sólo para comprobar si seguía allí y, efectivamente, estaba. A las seis cuando me marchaba, ya no estaba. ¿Podéis, ni siquiera pensar en imaginar en encontrar vuestro ipod si lo perdieséis por el camino?
Esta gente es increíble.
El chico del chandal azul
Después de unos meses yendo a Karate, empezó a venir un par de veces por semana un chico en chandal. Es una persona especial: hace ruidos con la boca, habla sólo y en su cara siempre hay una mueca que yo definiría como una sonrisa triste.
Las clases duran hora y media, pero él sólo está los primeros 45 minutos, justo justo hasta el descanso. Nunca le oirás un «oss», ni tampoco le verás saludar a nadie. Él sólo llega con su chandal azul, se quita la chaqueta y hace lo que buenamente puede mientras sonríe y habla en voz baja sin parar.
Sin parar… Esto es precisamente lo que quieren conseguir con él, que se pueda parar quieto. De alguna manera, su cuerpo se está siempre moviendo, es una especie de tic nervioso que se concentra especialmente en su brazo derecho.
Todo el mundo le tiene un gran respeto, menos una vez que unos niños se rieron de él de esa inconsciente forma que sólo ellos saben. Aunque él los ignoró, como nos ignora al resto.
Mientras nosotros tratamos de ser más rápidos, de hacer las cosas mejor, de levantar más la pierna, él sólo anda para alante y para atrás. Sigue nuestros pasos, más por quitarse del medio que por tener ningún interés en aprender Karate. Se nota a la legua que viene obligado, seguramente sus padres hayan hablado con los profesores y hayan llegado a la acertada conclusión de que esto le viene bien.
Y cuando el profesor anuncia el descanso, la mayoría entra en el vestuario a beber un poco de agua, o a secarse el sudor. Yo me quedo, porque me emociona ver lo que pasa: el profesor obliga al chico a ponerse delante del espejo, y, con voz firme, le ordena hacer una serie de movimientos básicos. Él sonríe más, aunque no es porque esté pasando un buen rato, sino de nervios, y hace lo que puede. Pero la parte más dura es cuando el profesor le ordena estarse quieto mirando al espejo. Él no puede, su brazo tiembla, sus ojos se van al reloj que está encima de la pared, al suelo, a cualquier lugar. «Mírate a los ojos» le grita el profesor, y él lo intenta durante algunos segundos, hasta que se le olvida.
Sé que la firmeza y las maneras del sensei son fingidas y estoy seguro de que les cuesta actuar así, pero de no hacerlo, sería imposible mantener su atención.
Hoy, después de muchos meses, me he dado cuenta de que ha conseguido estarse quieto como medio minuto. A nadie le ha parecido importar, pero yo lo he visto y el profesor también. Me habría encantado comentarlo con alguien en el vestuario, pero por alguna extraña razón, nadie habla nunca de él.
En ese pacto entre sus padres y los profesores, están intentando que su cuerpo vaya un poco menos por libre.
Y me alegro en el alma de que lo esté consiguiendo.
Sé mear
Hello world!
Chocolate de la poli
Hola!
Esto llega un poco tarde, pero es que acabo de descubrir las fotos en un rinconcillo del ordenador y os tengo que contar la historia!
El tema del paraíso terrenal ya os los solté no hace mucho. El caso es que aquí el San Valentín es más bien un San Nestlé, cosa de la que me alegro un huevo (Kinder!). Llovieron chocolates por todos los flancos: a la oficina trajeron Michiko y la profesora de Japonés, un par de clientes nos enviaron también… pero lo que nunca me esperaba yo es lo que me pasó esa tarde!
Cogí la bici y me fui a una tienda de aquí al lado de casa a comprar un cablecillo. Iba yo ya metiendo cuarta a lo Indurain cuando me encuentro con un control de la policía. Uno de esos que llaman la atención. Un tío con casco estaba en el carril de los lentos (el mío), haciendo gestos como un loco con un banderín. Más que un policía parecía una animadora.
Me para, claro, y yo ya pensando en donde tenía yo metida la Gaijin Card que me iban a pedir en 0.3. Chato me quedé cuando me hacen meterme cerca de la acera donde había como cuatro ancianitas con unas bandas colgadas al cuello estilo Miss Asilo, y con cestas dentro de las cuales tenían paquetes de pañuelos.
La señora me dice lo que yo entiendo como «Perdona que te hayamos parado, pero como es San Valentín, te queremos dar este regalo y recordarte que debes tener mucha precaución cuando vayas con la bici». Y coge la buena mujer y me da un paquetillo.
El cheerleader policía con una sonrisa en la cara que ni Bardem ayer por la noche, no hacía más que señalar el paquete (el de pañuelos) y decía «chocoleit, chocoleit, chocoleit». Le doy la vuelta, y ¡¡coño!!, ¡¡me viene con una chocolatina!!
Así que me fui de allí más flipao que Gasol con un peine!!!
Al llegar a casa, le saqué fotos. Las mismas que os planto aquí:
La ostia contra el cristal
El domingo pasado me di un paseo por Ginza. En estas que pasé por delante de la Apple Store, y en el escaparate tenían el nuevo Mac portátil, ese que es más fino que una loncha de jamón york.
Así que me acerqué, pero no me di cuenta de que el escaparate tenía una especie de doble cristal, y me pegué una ostia en toda la jeta que todavía me dura el huevo encima del ojo. El ostión se repartió un 70% en la frente, y un 30% en la nariz que se me puso roja como un tomate. El único consuelo que me quedó fue ver que un poco más a la izquierda había más babas en el cristal, así que no fui el único pardillo atontao paleto.
El caso es que acabo de venir de un bar de yakitoris en Ebisu con algunos compañeros de la empresa. De repente se ha oido un «bum» que ha retumbado en el lugar. Al mirar hacia atrás resulta que un japonés se había estampao contra la puerta de cristal al estilo MacToscano. Los de la empresa nos hemos descojonado a lágrima viva, pero nuestra sorpresa ha sido que nadie más se ha reído en todo el bar.
No se si será que los japoneses son así, o casualidad que los que estaban en el bar eran unos cortados… el caso es que hemos quedado de tontosalastres, pero ha sido inevitable!
El chinchón de la frente se ha resentido un poco… como solidarizándose con el estampao…
Aprendiendo inglés
Si en el Instituto Cervantes me encontré un libro en el que se enseñaba castellano, pero bien enseñado, el otro día me encontré el equivalente para inglés:
Cosas que echo de menos
Yo iba a ser menos que Earl, así que me he echo otra lista. En esta ocasión no se trata de las cosas que se que echaré de menos cuando vuelva de los Japones, sino cosas que extraño de mi vida de antes.
- La gente: todas aquella personas que tenían la paciencia de aguantar mis tonterias que diariamente, cual periódico matutino, se me ocurrían (pobres). Ahora tengo el blog y sigo contando mis gilipoyeces, pero vosotros podéis elegir si me leéis o no… (y poder parar sin que yo me entere!). Mi familia, mis amigos, la gente que compartía mi vida y que, aunque siguen estando… no están del todo.
- Conducir: aunque me zampaba un par de atascos al ir y venir todos los días del trabajo, echo de menos la sensación de tener un volante en mis manos mientras berreo como un loco canciones de Fito y Fitipaldis. Ahora sigo conduciendo, si, pero una bici a tres por hora cuestaabajo.
- Hablar en mi idioma: jodé, no os podéis hacer a la idea lo putada que es no poder decir cosas tal cual te vienen a la cabeza. Porque no me negaréis que:
- No es lo mismo decir «Tengo un hambre que me comería un niño» que «I’m hungry«
- No te quedas igual si dices «A ver si te callas ya de una puta vez, yanki de los cojones» que «Please, can you talk a little quietly, man?«
- No acojona lo mismo decir «A mi ni asin que te pego un pescozón que te dejo chato» que «Yamete kudasai«
- Las alubiadas de mi madre cuando me hacía caso y ponía de las rojas. Eso no tiene precio, ni natto, ni natta.
- Ver la tele en castellano. Ojo, no hablo de series y así, que yo desde aquí sigo atento la boda del Luisma en Aida, o el debut del de vaya semanita en Cuestión de sexo (todo gracias al internés). Hablo más de cosas del día a día: echo de menos a Matías dando el parte, a las noticias de deportes hablando del Real Madrid y de nadie más, al calvo de la formula 1, los anuncios…
- Irme de pintxos y de bares. No es algo que hiciese muy habitualmente, pero esos txakolís, ese llegar a casa medio trinki y ya comido… ais…
- Ser yo 100%. Ya os he hablado de esto alguna vez. No sólo tiene que ver con el idioma, sino con la manera de vivir. Hablar en inglés o japonés, vivir en un sitio totalmente distinto al tuyo te hace que te adaptes y, de alguna manera, actúes. No trato a mis compañeros de trabajo igual que lo haría en Bilbao, porque somos distintos, soy super respetuoso con todo el mundo, hago lo que veo… de alguna manera lo he interiorizado, pero a veces pagaría por olvidar todo y simplemente ser yo.
- Las chucherías!!! pues si señores, aquí no es tan habitual las tiendas esas en las que compras de todo tipo de mierdas al peso. Ahora mismo me zampaba un kilo y tres cuartos de torpedos!!! Para empezar, todavía no he encontrao pipas en ningún lao, ¿podéis concebir ver un capítulo de Lost sin pipas?, pues se puede!!
- Ir al cine. Tampoco es algo que hiciese habitualmente, pero el sólo hecho de perder la oportunidad ya es una putez. ¿Pues no me ponen aquí las pelis en V.O. con subítulos en japonés?. Lo que deja viabilidad únicamente a las pelis en castellano que, como os imaginareis, no abundan por estos lares. Intenté ver una en inglés, y no me enteré de la misa a la media.
- Que las cosas me importen. ¿Cómo os explico yo esto?… aquí pasa de todo, como en cualquier país: que si Miss Japón, que si han encontrado Gyoza envenenado, que si no se que chica ha ganado el patinaje artístico en Korea. ¡¡¡ Me da igual !!!, vamos, me parece curioso, pero no me importa. Lo mismo pasa con la propaganda que me meten en el buzón, o los mensajes de publicidad del móvil. ¡¡Me dan igual!! Casi que se me caerían las lágrimas si me llegase un panfleto de las ofertas del Eroski… Fijaos que hoy he intentado ver el video del gol de Javi Martinez al Atlético de Madrid y no me han dejao porque mi IP no es de allí… ¿y cuando coño me ha importado a mi el fútbol?
- Pasear por Zalla de noche. Zalla es mi pueblo, cerquita de Bilbao. Mis padres se solían ir de vacaciones y me quedaba la casa para mi en verano. Un año me dio por salir por las noches a pasear yo sólo. Después me fui a vivir a Bilbao y ahora estoy en Tokyo. Pero siempre me ha gustado esa sensación de andar unos diez minutos y lograr estar completamente sólo en el lugar donde tengo más recuerdos por metro cuadrado del mundo.
- La playa. Esto tampoco deja de resultarme curioso. Nunca me ha gustado demasiado ir, de echo me solía aburrir bastante. Pero resulta que ahora no puedo ir porque me pilla lejos, y además es bastante fea y sucia. Basta que uno no pueda hacer algo para que lo quiera hacer.
- Una casa en condiciones. Esto tiene que ver con el frío, las ventanas de mi choza son de putxiglas, vamos, que si pongo papel albal lo mismo entra menos aire. No me importa que sea pequeña, que esté un poco lejillos de la estación, pero que sea tan fría me tiene amargado y nunca habría imaginado cuánto.
Me dejaré mil… pero bueno, aquí va mi primera entrega!