El furikake

Esto que suena feo no es ni más ni menos que una zurpia para echarle al arroz y darle algo de saborcillo en vez de comérselo pelao. Básicamente son unos polvillos de algo resecado y los hay de distintos sabores, como el que nos ocupa hoy, mis queridos lectores luneros, que era de pescadico:

Yo que al principio cuando me compré la máquina de hacer arroz pensé que la iba a usar tres veces, resulta que ahora si no me como un perolo todos los días, no soy persona… como es tan fácil de preparar y el cacharro te lo mantiene caliente, siempre hay arroz listo para comer en el ikuhogar!

Normalmente me cocino algo un poco más elaborado para llevarme a la oficina (pocos días me quedan ya), pero si andamos con prisa, tiramos de sobrecico de furikake y ale, a correr!

Esto lo venden en todos los lados donde haya comida: combinis, todos a cien, súpermercados… y no viene mal tener un par de sobres metidos en el armario por si viene una tarde de galbana con hambre. Ojo, no es ningún manjar, pero hay que reconocer que le da vidilla al arrocico.

:peneke:

Tirando la silla vieja

No os creáis que sólo el Zordor y el Lorco han arramplao cosas de mi oficina, que el que parte y reparte se lleva la mejor parte y yo me he montao un tinglao digno de ver con calma, menudo puesto de mandos, manos me faltan para controlar todo, ¡¡manos me faltan!!

Así para empezar he teletransportao tal cual mi mesa de la oficina a casa, cajonera y silla de ruedas incluidas, y claro me sobraba lo que ya tenía… pero ojo que aquí no se pueden tirar las cosas tan alegremente, hay que pagar para que se las lleven, y tiene su aquél y su queseyó a tener en cuenta.

Para empezar, tienes que llamar por teléfono al distrito al que perteneces para decirles que tienes algo para tirar y ellos te dicen qué pegatina tienes que comprar dependiendo de lo que sea y de lo grande que sea. También te preguntan dirección y teléfono, y te cuentan el día en que pasarán por tu casa a arramplarlo.

Después te tienes que ir a un combini de la zona a comprar la pegata, ojo que no vale cualquiera, tiene que estar dentro del mismo distrito… yo me fuí al que está cerca de la oficina y la señora, que es colega y sabe que no vivo aquí, me dijo que no me la daba, que no valía (también me dijo que ya que estaba que me llevase unos vales de descuento que tenían, jaja, que maja es ésta también!)

Así que tu compras la pegata, le pones tu nombre y se la plantas al elemento en cuestión después de escribir también tu dirección. Esto se tiene que sacar el día de autos antes de las ocho de la mañana a la puerta de casa, intentando que no estorbe mucho, y ya si eso se lo llevan si tienen a bien los señores empleados recogedores de estorbos ajenos.


En mi casa ya hay una silla de verdad, y no la cosa esa que tenía un muelle o algo que se me clavaba en la pierna derecha a la que me giraba!

Ahí va lo que tiraron el otro día al lado de la ofi:


¡¡ Buen fin de semana !!
¡besicos!
:gustico: :gambi: :gustico:

La Roda

Cada vez me está gustando más ir a las clases de Capoeira, poco a poco voy cogiendo un poquito más de agilidad y ya me sale algún que otro movimiento sin tener que estar pensándolo demasiado. Sigo moviéndome menos de lo que debería, herencia del Karate, apenas sé un par de nombres de golpes, no me he aprendido ninguna canción y las volteretas, que es quizás lo que más hacemos, me salen mejor aunque sigo haciendo mucho ruido al acabar. Pero tengo claro que es cuestión de tiempo, yo sé que puedo hacerlo mucho mejor y solo necesito entrenar y entrenar… y pasármelo todo lo bien que me lo paso entre medias!!

En Karate veo como estoy mucho más suelto, sobretodo a la hora de hacer combates, me cuesta mucho menos moverme y lo hago bastante más rápido. Veremos si esto tiene algún efecto en la competición del mes que viene, pero yo ya estoy mucho más que satisfecho de haber empezado a hacer algo completamente distinto que lo complemente, creo que ha sido una muy buena decisión que ya está dando sus frutos.

Bua, vaya rollo de pequeño saltamontes he soltado… y yo que lo que quería era poner un vídeo de mis compañeros haciendo Roda!!!

Vamos a ello: esto se trata de hacer un círculo no demasiado amplio dentro del cual dos participantes hacen Capoeira al ritmo de la música. Raramente hay contacto, se toca pero no se pega y las acrobacias están a la orden del día siendo importante no salirse del círculo. En nuestras clases siempre hacemos una al menos, y aunque empiezan dos, cualquiera puede entrar en cualquier momento haciendo que uno salga y continuando el combate. Yo ya he empezado a entrar de vez en cuando aunque no sepa hacer demasiadas cosas, pero está claro que esto va de practicar y si no se hace, no se avanza.

Este vídeo lo grabé el otro día, son dos de mis compañeros haciendo Roda en la academia de Magome, que está muy cerca de mi casa:

Hoy toca clase otra vez, pero como a la tarde voy a ir al concierto de Miguel en Shimokitazawa, he pensado en ir a la clase del mediodía. ¡Ventajas de trabajar desde casa!

Inodoro con manguera de bomberos

Este lo tengo que poner, el post es regulero como él sólo, de éstos de copiar con el mínimo esfuerzo lo que ha hecho otro y quedar como un chulapo. Mira que no tenía pensao reincidir en regulerías, pero es que llevo llorando de risa como diez minutos… madre del amor hermoso…

:regulero: :D :regulero:

Es un vídeo de un programa de la tele en el que la gente pide cosas y ellos, si les pega la venada, lo hacen. En este caso un gachó preguntó qué pasaría si se cambiase el chorrillo ese de los baños japoneses que te limpia la bajera por una manguera de un camión de bomberos, y a Nara que se fueron a hacer el experimento en medio de una explanada!!!

Madre mía, no puedo parar de reirme todavía…. ojo a la celebración de la mascota de Nara que se pone toda contenta de los 13 metros alcanzados !!!

El mando a distancia del baño me ha recordao al que tiene Rodri en su nueva casa, espero que la presión sea un poco menor, que como le de al botón lo mismo aparece en Kyoto!!!

Ahí va el making of:

Fuente: Japan Probe (para variar)
Tiempo empleado: 15 minutos riéndome, y en escribir esto ni cuatro
Reguleranking: vamos a darle sólo 3 que el vídeo es buenísimo!!!

:regulero: :regulero: :regulero:

El edificio Toyotires

Hay semanas en que vengo los cinco días a trabajar a la oficina en bici, no es lo normal porque si voy a Karate tengo que coger un tren porque me pilla lejos, así que la bici duerme en la oficina y vuelvo con ella al día siguiente que toca Capoeira. Vamos, que empiezo los lunes con mucha alegría y cuando va llegando el viernes subo las cuestas tres veces más despacio porque mis piernas no dan más de sí.

Ayer, que fué lunes, era un día de esos de ir rápido , y coincidió que me puse el pantalón de muchos bolsillos. Este dato es importante, ojo, porque si llevo ese pantalón, me meto la cámara de fotos pequeña ahí en una pierna y me da por sacar fotos a todo lo que me encuentro por el camino.

Estaba parado en un semáforo enfrente del edificio ese de las letras Toyotires cuando me dió por sacarle una foto. Es un edificio de estos de mil viviendas con la fachada llena de balcones que más parece una colmena que una casa, no se porqué es la imagen que tengo yo de Benidorm y eso que no he estado nunca. Las letras que decía están arriba del todo y pone «Toyotires», que yo supongo que serán ruedas fabricadas por Toyota, pero que igual no tiene nada que ver. Son antiguas, de las que ya no se ven que cuando se iluminan por la noche parece que estemos diez años atrás.

Pues bien, estaba sacando fotos desde el arcén de la carretera aprovechando la pausa del semáforo cuando alguien me habla desde la acera, me giro y era un señor bastante mayor que llevaba una curiosa gorra de beisbol:

– ¿A que estás sacando? -me dice sonriendo
– Ah, al edificio ese grande de las letras de publicidad
– ¿Entonces ya sabes la historia?
– Eh, no, ni idea
– Pues resulta que ese edificio es el de viviendas de ese estilo más antiguo de Shinagawa, que tiene más de 50 años y que lo van a derruir para construir uno nuevo. Si te fijas, son dos bloques de cien apartamentos cada uno ¿los ves?, son diez balcones de alto por diez de ancho a cada lado.
– Anda, es verdad, pues no tenía ni idea
– Si, pues ya les han dicho que tienen que desalojar y casi no queda nadie viviendo, todo el mundo se ha movido ya. Por eso te he visto haciendo fotos y he pensado que sabías que lo iban a tirar y que querías tener un recuerdo. Fíjate que casi no hay ropa tendida, sólo en unos pocos balcones.
– Es verdad! pues, no sabía nada, pero me parece curioso sobretodo por las letras y por eso…
– Pues menos mal que le has sacado, porque dentro de poco no lo veremos nunca más
– Si, menos mal, vaya casualidad…
– Oh, perdona, te estoy entreteniendo y el semáforo ya está en verde
– No no, nada nada, me ha parecido muy interesante, muchas gracias
– De nada, ve con cuidado



Y pienso que es un edificio de viviendas sin más, que la historia no es tampoco nada del otro mundo pero que he vivido un momento tan de la vida diaria, tan común, que me resultó gratificante precisamente por eso, por lo ordinario. Porque el hombre no me preguntó de donde venía, ni que hacía en su país, ni donde vivía… sólo quiso contarme la historia del edificio de Toyotires.

Ya estoy echando de menos…

Mirar al cielo por la ventana para elegir la ropa y decidir si ir o no en bici, preparar un termo con té verde que calentará mi cuerpo en los semáforos, la adrenalina refrescada por el viento al bajar la última cuesta esquivando coches con las piernas doloridas y los labios agrietados.

Los onigiris con conversación de la señora del combini, el cartero interrumpiendo nuestro trabajo a media mañana, la banda sonora del abrir y cerrar de puertas, del aire acondicionado, del microondas y la cafetera, de los cada vez más silenciosos teléfonos y la ya muda impresora.

El parpadeo de la fluorescente de la esquina, el tictac del reloj de la pared, las zapatillas de estar por casa para estar en la oficina, los tés del descanso, el contar los minutos de la última hora y salir en busca del sol que nunca está.

Pero, sobretodo, echo ya de menos, a morir, verte nada más abrir la puerta y mirar tus ojos risueños que a veces, cuando te ríes, parecen desaparecer. Darte los buenos días que son mejores porque tu estás, escuchar tu voz que no sería tuya si no sonase una risa que se intercala, cariñosa, entre frase y frase. Saberte a dos metros detrás de mí dispuesta a mirar dentro de mis palabras que pocas veces son tan bien escuchadas, haciendo tuyas mis preocupaciones, alegrando mis alegrías.

Todo lo que nos decimos sin hablarnos, todo lo que nos abrazamos sin tocarnos.

Ya te echo tanto de menos y todavía estás…

No puedo más que guardarte todos los buenos días que ya no te daré a partir de Abril, y juro, desde ahora mismo, no dejar nunca que se junten más de una docena sin que vaya a llevártelos donde quiera que estés.

Y poder seguir sintiendo, de vez en cuando, lo que siento ahora cuando te siento cerca.

La mejor foto de Noviembre

Todo empezó en bromas al presentar el blog a los premios de Bitácoras. Prometí que si ganaba, haría un vídeo cantando una canción en medio de Shibuya, y el caso es que me empezaron a votar y estuve en primera posición por bastante tiempo. La cosa se iba concretando cada semana: la canción sería «Desde Santurce a Bilbao» y la iba a cantar comiendo wasabi vestido del gatostiable.

Lo cierto es que nunca pensé que lo fuese a hacer, pero quedé finalista y me empecé a hacer a la idea hasta que al final resulta que teníamos a un montón de gente apuntada a ayudarme grabando y sacando fotos con sus cámaras. Hasta Akira, con quien había perdido el contacto hacía unos meses, se animó a venir y tan bien nos lo pasamos que después del primer izakaya nos fuimos a otro.

Más que por la actuación en sí, que no dejó de ser una tontería enorme, el momento fue especial por el buen ambiente, por las caras de la gente, por los amigos, por todo lo que nos reímos antes, durante y después de grabar el vídeo.

Si me tuviese que volver a disfrazar de lo que sea por pasar ratos como aquéllos, lo haría sin dudarlo, y ni falta que hace que haya premios de por medio.

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La excursión a Narita

El sábado pasado los del Tokyo Gas nos volvieron a llevar de excursión, aunque esta vez nos fuimos un poco más lejos, ni más ni menos que a Narita. Menudo recuerdo tengo yo de ese lugar… allí fue donde nos presentamos Neki, Pau, Vero, Guille y después Nerea un día que había un festival de Taikos, que acabamos todos encantados, quizás porque ninguno sabíamos muy bien lo que nos íbamos a encontrar pero por mi parte, sobretodo, por la compañía. Y eso por no hablar de como nos pusimos de ibéricos gracias a Pau y a Vero…

Así que el sábado nos montamos en un bus y el conductor enfiló para allá mientras un señor nos iba contando cómo estaba organizada la excursión. Mi amigo Rufus, la mascotilla de Tokyo Gas en posición kawaii de la muerte, estuvo muuuuuy presente:

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Nos dividieron en grupos porque teníamos asignado a un responsable que se encargaba de vigilarnos para que no se perdiese nadie. En el cartelito que llevaba estaba la mascota que yo se la enseñaba a la gente muriéndome de risa, pero parece que era sólo yo el que le veía el intringulis al asunto… y bien claro que lo veo…

El lugar es impresionante, tal y como lo recordaba, aunque la última vez que estuve allí estaban los cerezos en flor y había mucho más jaleo por ser el festival. Esta excursión la recomiendo mucho, aunque esté un poco lejos de Tokyo, sobretodo con los sakura… y que Narita sólo sea famoso por el aeropuerto, qué raro que no se hayan encargado de promocionarlo ¡si debe ser súper fácil pasarse por aquí después de bajarse del avión!

La actividad principal de la excursión era practicar un poco de shodo (書道), caligrafía japonesa, y para ello nos fuimos al edificio quizás más impresionante de todos los del recinto del templo:

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Y una vez dentro, un monje nos estuvo contando un poco como iba el asunto. Se trataba de trazar kanjis en una hoja que nos daban, para después poner la fecha, tu nombre y dirección y finalmente un deseo. La hoja ya completada la dejabas en un soporte que había a los pies de un altar donde hacías un par de reverencias y rezabas para que se cumpliese.

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Lo cierto es que hicimos la versión corta, que consistía en leer los rezos sosteniendo el libro de una manera determinada, y copiamos en la hoja parte de ellos. Se supone que en la versión tradicional hay que copiar todo ese libro con el pincel, y el monje nos contó que ésto se tarda hora y media en hacer aproximadamente… a mi la verdad es que me gustó mucho aunque era la primera vez que lo hacía, y en cierto modo me recordó a la ceremonia del té porque hay una manera correcta de hacer todo: coger el pincel, empaparlo en tinta, por supuesto el orden de trazos de los kanjis… estuvo chulo, si señor! a ver si se me cumple el deseo!

Al acabar casi no tuvimos tiempo para darnos una vueltilla por el sitio, me habría gustado estar un poco más a mi aire, pero bueno, es lo que tiene esto de las excursiones organizadas. Así que tocó ir a comer, y en esta ocasión nos dieron un obento para que nos lo comiésemos en la calle si queríamos. Que chulada de comida, por cierto…

Y ya sólo quedaba volver a Shinjuku y aguantar la charla de los del gas. Ésta vez nos hablaron de sistemas de calefacción por el suelo, que tienen una tarima con tubitos por dentro que el suelo está caliente y es capaz de mantener caliente toda la habitación, y después nos enseñaron distintas formas de tener sauna en casa…

Esta vez me pareció más chapa porque repitieron la parte de las cocinas, pero mereció la pena sobretodo por lo de la caligrafía dentro del templo. ¡Que buenos recuerdos tengo de Narita siempre!

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¡Buen fin de semana!
¡Besicos!
:gambi:

El abuelico del sushi volador

Queridos amigos, hoy toca ponerse delante del ordenador y dedicarle al blog el mínimo tiempo posible para que acabe saliendo un post que nos resuelva la papeleta del jueves y seguir diciendo cuando cumplamos años eso de que el ikublog se actualiza casi a diario. Hoy toca fusilar directamente lo que hayan puesto otros comentando un poco la jugada pero a poder ser sin mucho más que añadir, no vaya a ser que nos salga algo original y se malade el concepto.

Bienvenidos, pues, al

¡¡¡ Post Regulero !!!!
:regulero: :regulero: :regulero: :regulero:

Esta sección se está convirtiendo en semanal, pero es que pintan bastos últimamente con lo del cierre de la oficina y el tiempo escasea como él sólo. Ahora que tampoco me miréis así que mejor es escribir posts reguleros que tener un blog de un amargao de esos que se quejan por todo, no te fá aquí los señoritos!

Hoy en lo que me estoy bebiendo el café, me he encontrao con…

¡¡¡ El abuelico del sushi volador !!!!
:ahivalaotia:

Es un señor de ochenta nardos que tiene un restaurante de sushi cerca de la estación de Shimbashi que está en la Yamanote y no doy más datos que entonces el post gana en calidad. Resulta que el tío tiene una forma muy cañera de prepararlo tirando el tinglao por el aire antes de cortarlo… no perdamos detalle a la presentadora que me encanta como se destamaga viéndolo y luego a la embolada en la que le meten los de la tele al buen señor:

El caso es que igual un día de éstos me paso por el lugar en cuestión, que no me pilla muy lejos, pruebo el sushi y aporto algo al mundo de internet con crónica y alguna foto, pero por ahora así nos quedamos que se me enfría el café.

– Copiao casi tal cual de: Japan Probe
– Tiempo empleado: unos 5 minutos y porque me he comprao el magic mouse ese y no le tengo pillao el truco
– Reguleranking: como hay vídeo y un par de párrafos, yo creo que sólo le damos 3 reguletronchos

:regulero: :regulero: :regulero:

:ojetepalinvierno:

¡Por cierto, por si os da por preguntar alguna cosa, aquí andamios!

Máquina expendedora de libros

El domingo nos fuimos a un onsen, menudo plan teníamos que aparecimos en una estación a tomar por saco del lugar en cuestión… y ni eso lo hicimos bien que llegamos todos tarde y hubo uno que se confundió de estación.

Bueno, al final después de trescientos cambios de tren y un ratico en bus llegamos y nos cocimos, y cuando nos quedamos en tamagos, todos los habitantes del lugar experimentaron una nueva dimensión en lo que a pelos en el cuerpo se refiere: íbamos con el abrigo puesto, en el pecho teníamos todos un monte quemao, las piernas llevaban calentadores de serie, los culos venían acolchados… aquello era el cuarteto’l mechón descuadrao, porque eran mayoría en el grupo los que llevaban las ideas descapotadas, salíamos de las máquinas de chorros con tirabuzones en la espalda, si nos diese por donar material, Flex se declara en quiebra mañana mismo…si es que nos hacen falta dos manos para rascarnos: una para apartar la espesura y la otra para llegar a la piel, esa piel que ha visto menos el sol que los Fraguel, que si fuésemos un bicho de los de Avatar podríamos enchufarnos al dragón que vuela de cualquier manera porque coletas salen hasta de los rincones más recónditos de la selva amazónica ésta que lucimos todo frondosos.

Total, que del onsen no tengo fotos porque la rosaleda todavía no me da para cubrir la cámara, pero resulta que de camino a la estación que no era, me encontré una máquina expendedora de libros en Ebisu (toma giro argumental!!!, aprende John Locke!!!!)

También había una de periódicos, pero eso ya es más normal.

¿Habíais visto máquinas de estas donde vivís vosotros?

Y lo que es infinitamente más importante,
¿estáis de acuerdo con el dicho de …

:comillo:
hombre sin pelo en el pecho
no es un hombre,
¡es un deshecho!
:comillo: ?

:ojetepalinvierno:

Fiesta de año nuevo en el Chinatown de Yokohama

¿A que mola el título? ¿a que mola el plan?
¡Pues os váis a quedar con las ganas!

Resulta que yo arranqué para Yokohama el otro día porque decían que se iba a liar la del Daibutsu en el barrio chino, y no digo yo que no se liase, pero allí había más gente que ni sé y lo único que otee yo fue el humo de los petardacos que estaban tirando. Al treceavo empujón ya decidí tomar la senda cuya vegetación ha sido eliminada artificialmente

:bythesegao:

Y ya que estaba, de lo malo malo, amorticé el billete. Primero vi un edificio de la NTT con una pedazo de antena que si le das la vuelta parece un popeye:

Luego me fuí para los almacenes rojos esos de cuando la guerra que han reconvertido en tienduquis, y como era el día de San Walantains habían hecho unos corazones con velas que no había manera de afotar enteros:






También había una pista de patinaje sobre hielo con gente patinando sobre hielo y toda la pesca:

Y ya cuando volví del barrio chinítico pasé por debajo del edificio con nombre en castellano,


y me tiré un ratillo sacando fotos al panorama nocturnero:




Luego entré en el metro y saqué una foto a un póster que no se si será verdad o no… ¡yo creo que sí!

Y ya me fuí para casa a pasar la noche de San Valentín con mis amigas las cortinas y mi inseparable y fiel futón.

La mejor foto de Octubre

Me junté, gracias a Jorge, con un montón de gente a los que llevaba, en los peores casos, una década de diferencia. Aquello no iba sólo de aprenderse un baile, en realidad la cosa trataba de ser uno más dentro del grupo, de ganarse la confianza de los demás, de que estar allí no desentonase más de lo que era inevitable por lo diferente del envoltorio.

La mayoría estaban intentando dejar eso de ser adolescente, aunque todavía se podían notar pequeños restos en algunas conversaciones, en la manera de hablar, en el vestir. Gente que en la segunda docena de su vida decidió que los sábados y los domingos mandaba el despertador, y sacrificaban noches que a su edad cuadraba más que acabasen por la mañana por mañanas que cuadraba más que empezasen de día.

Diría, con cierta vergüenza, que dejé de ir a la mitad de las clases a las que podría haber ido. Pero también digo, con orgullo, que aprendí mucho en cada una de ellas que iba más allá de un mero baile: conocí a personas que no me reprocharon ni una vez que hubiese faltado el día anterior y se esforzaban por enseñarme lo que me perdí, hubo otros que me trataron de igual a igual y también los hubo que no quisieron tratarme más de lo necesario.

Como era de esperar, yo me acabé enamorando de casi todas mis compañeras, pero eso me lo guardé para mí.

Sólo viví un gran festival, el de Ikebukuro. Y ese fue uno de los cuatro o cinco días que están arriba del todo en mi lista de días. La intensidad de lo que sentí durante prácticamente 24 horas fue de tal magnitud que no creo que pueda volver a llegar ahí porque para las siguientes veces, si las hubiera, ya estaré advertido.

El domingo 11 de Octubre del 2009 me puse el traje de Yosakoi, me peinaron, me maquillaron y salí a bailar con mis cerca de cuarenta compañeros enfrente de la estación de Ikebukuro durante los cuatro minutos vividos con más vida de toda mi vida.

Al acabar, lloré.

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De la mano con Toscano

El otro día volví al todo a cien a ver si tenían la tiza esa con la que Jacob pintaba en las paredes para hacer lo mismo por las de mi casa, que ya me sé yo unos cuantos nombres que molaría que se pasasen, cuando ví la madre de todos los inventos todoacieneros habidos y por haber.

Confieso y reconozco que estoy muy lejos de ser el que lo ha descubierto, que esto es tradición popular ya en los dominios de la Nere y el Lorco, donde hacen concursos cuyo premio es semejante invento de relevancia equivalente a los cassetes de doble plétina en tiempos del Amstrad CPC.

Me estoy refiriendo a…

¡¡¡¡ Las fundas de plátano !!!!
:peneke: :ahivalaotia: :copon: :ojetepalinvierno:

Pongámonos en situación: toca excursión del colegio y al niño le metemos en la mochila un sandwhich de lechuga que tirará en la primera papelera que se encuentre, otro de nocilla que será el que se coma quitando los bordes, una manzana y una mandarina. No le metemos un plátano porque se pachurra.

¡¡Se acabó eso de que el chaval no se pueda enplatanar fuera de casa !!

Ojo, no perdamos detalle y que el que esté hablando se me calle:

No iríamos de la mano con Toscano si Toscano no sacase las manos de los bolsillos. Y lo hizo, o lo hice que esto de hablar en tercera persona da un mal rollo importante. Así que compré un racimo de plátanos y probé todos y cada uno de ellos porque no me creía que todos encajasen a la primera… ¡encajaron! ¡los plátanos son equilicuáformes!, yo pensaba que unos tendrían la curvatura más parriba, otros más pabajo…. pues no, lo mismo se han puesto de acuerdo los fruteros con los funderos, que yo no me fío de nadie ya, anda que hay cada pájarooooo.

Lo segundo fue hacer pruebas de carga para comprobar que, efectivamente, el plátano seguía intacto:

La funda no sufrió ni un rasguño y el plátano sobrevivió sin apachurrez siendo deglutinado como se merecía. Lo único que no era de Canarias ni tenía pintitas mejor que mejor, pero no todo iba a ser perfecto!!!

De cualquier manerica, sabéis de las fundas de plátano por la Nere y el Lorco y un poquito más porque habéis ido….

¡Buen finde!
¡¡besicos!!


Otros increíbles análisis llevados a cabo
Invento para cargar el iPod con pilas por 300 yenes
Los imanes y las ventosas

La chica de Enoshima (I)

En esto tan nuestro de respirar todos los días, a veces toca poner a los cambios buena cara, y es que cada vez uno se da más cuenta de que nada es para siempre. También es verdad que si se tiene siempre presente que esto es así, cada bocado de aire que entra en los pulmones como que vale un poquito más, porque ese aire ya no tendrá el mismo sabor con el tiempo, para bien o para mal, así que merece la pena aprender a saber saborearlo.

Y también es cierto que en época de cambios a uno le cuesta soltar amarras y parece que vamos navegando hacia lo nuevo con lastre. Uno se aferra a lo que ya no es, y los recuerdos se recuerdan de más, apareciendo a traición en nuestros ojos reflejados en las ventanas, en cada paso, en cada nube.

El domingo, sentado en el tren camino de Yokohama, me acordé de la chica del pendiente en la nariz con la que compartí una noche de verano hace ya más de dos años.

Cuando llegué no tenía amigos en Tokyo, y tampoco echaba eso de menos, digamos que necesitaba enfrentarme a mi nueva vida, pongamos que lo más sólo posible, porque tenía mucho en qué pensar. No dejaba de ser curioso, porque conocía el lugar de sobra, así que no hacía falta que nadie me dijese cómo hacer las cosas, o a que lugares ir, no echaba de menos a nadie porque echaba a todos de más, no quedaba con nadie porque no había nadie con quien quedar, ni falta que hacía.

Sea como fuese, prefería airear mi soledad premeditada un poco más allá de las paredes de mi casa, y procuraba estar siempre en la calle. Esa tarde me fuí directamente a Enoshima y me recorrí la isla hasta el final. Como el camino es único, y el ritmo de cada uno es distinto, al final nos acabamos conociendo más o menos todos los que estábamos en el paseo, cruzándonos aquí y allá según donde nos parásemos a curiosear con más calma alguna parte del recorrido.

Compañeros anónimos de paseo entre los que estaban dos ancianos, él con bastón, ella con sombrero, que andaban con paso ligero, había dos o tres parejas de diferentes edades, y después destacaba el grupo de chicas de aspecto grunge que no hacían más que sacar fotos a todo armando mucho ruido con sus gritos y risotadas. La verdad es que molestaban bastante y mis paseos por aquél entonces buscaban mucho el silencio que me permitiese escuchar el ruido de dentro, así que apreté el paso para tratar de poner distancia entre ellas y la paz que se suponía que tenía el lugar.

Enoshima es famosa, entre otras cosas, por tener muchos gatos que, por lo visto, son un problema para los establecimientos y habitantes del lugar. A mi me gustan los gatos y me paré a acariciar a uno que estaba en un lado del camino, era muy gordo, tanto que parecía imposible imaginarle haciendo cosas de gatos… justo justo hasta que las chicas doblaron la esquina y nos alcanzaron coincidiendo con una estruéndosa carcajada que nos asustó a mi y al animal que se perdió entre los árboles de dos saltos físicamente imposibles.

Ellas se dieron cuenta, pero no dijeron nada aunque, a su manera, expresaron cierta mezcla de malestar y disculpa guardándose para ellas su alegría sonora el rato que pasaron por mi lado.

Las horas parecían haberse dormido a ratos, pero empezó a anochecer y yo acabé sentado en la playa de Kamakura con una cerveza mirando al mar. Compré seis, y la que tenía en la mano era, por lo menos, la tercera de otras tres que planeaba beberme encima de aquella arena negruzca mientras trataba de dejar de pensar.

Ahora me doy cuenta, una vez más, de cómo añoro el calor del verano, a pesar de que aquél momento estuvo lejos de ser el más feliz de mi vida.

Entonces pasó una de las chicas del grupo de antes, pero sin grupo que le corease las carcajadas. Llevaba un pantalón de camuflaje que me pareció muy pasado de moda junto a un niki blanco roto aquí y allá dejando entrever partes de su espalda. Tenía un pendiente en la nariz y un pañuelo azul en la cabeza por el lado de la frente que conseguía que todo su pelo de color caoba colgase hacia atrás, aunque tampoco demasiado porque no lo tenía muy largo. Andaba descalza con sus dos botas negras en las manos, y en su cara creí leer cierto aire melancólico… aunque a ver quién no lo tiene si se está mirando en solitario al mar…

Continua aquí…

Mis vergüenzas

Todos tenemos las nuestras, pero yo voy y las cuento porque me hacen gracia y no es justo que esto no se comparta con el mundo.

Ahí va un recopilatorio de mis vergüenzas desde que llegué a los Tokyos:

– Tuve la gripe A esa y todo envalentonado por haberme recuperado salí el sábado de la misma semana a un izakaya con unos amigos. Esa noche no bebí demasiado, pero me dió un chungo muy chungo y a partir de las doce de la noche no me acuerdo de absolutamente nada. Por lo visto me metieron en un taxi, el taxista me cobró cogiéndome el dinero de la cartera y me subió a la puerta de casa, no tengo claro si me metió dentro o no. He visto fotos de esa noche y no me las creo. El viaje en taxi está totalmente borrado de mi mente.

– Otra vez quedé con un grupo de paisanos que no conocía y que venían a Tokyo de vacaciones. Resulta que me vinieron a Shibuya una manada de adolescentes creciditos con licras que no dejaban de decir que iban a quemar Roppongi y a entrar a todas las chicas que se cruzasen. Al de diez minutos Akira y una amiga, que se vinieron conmigo, y yo dijimos que nos teníamos que ir por trabajo y acabamos cenando los tres en un Yoshinoya.

– Una vez hice un experimento con lejía para tratar de quitar unas manchas muy chungas en un niki blanco. Después lavé todo junto con un pantalón vaquero sin darme cuenta, pero el pantalón no salió blanco. Sin embargo, estando en la oficina me fuí a levantar y se rompió de lado a lado por la entrepierna. Eran las diez de la mañana y tuve que hacer el ninja para que no se enterase nadie hasta la noche. Eso sí, volviendo en bici entraba un biruji que madre de Dios…

– Una noche ligué y todo. Era una chica jóven muy guapa que cuando nos fuimos cada uno a nuestra casa por la mañana me dijo que estaba casada, pero que odiaba a su marido y que si nos podíamos seguir viendo. Yo casi salgo corriendo.

– Últimamente no estoy quedando con gente que no conozco aunque me insisten para que les lleve a algún sitio. He conocido a personas muy majas de ésta manera que contactan a través del blog, pero no sé, como que ahora prefiero dedicar el escaso tiempo libre que tengo a mí mismo… supongo que se me pasará, espero que no os enfadurrieis conmigo.

– Una vez, al principio, me monté en un tren por la noche, pero me equivoqué de sentido con la mala suerte de que me quedé dormido y no me dí cuenta. Desperté al de bastante tiempo en un sitio del que no tenía ni idea, y no había más trenes, así que me puse a buscar un hotel, pero no encontré ninguno. Acabé durmiendo en un karaoke donde tenían una oferta para estar toda la noche por unos 5000 yenes, con bebidas incluidas. Las dos primeras horas canté yo sólo mientras bebía cervezas, el resto del tiempo lo pasé durmiendo la mona. Al día siguiente tenía una resaca que me moría y estaba ronco.

– Justo después de sacar las fotos para el trípode botellil , venció el peso de la cámara que se estrelló contra la mesa con todo el objetivo por morros. Durante un mes el enfoque automático no funcionaba bien, se atascaba el motorcillo hasta que, de perdidos al river, le metí otra hostia y volvió a funcionar.

– El mes pasado se me olvidó pagar la renta y la casera vino a casa al día siguiente a pasar revista. Esto ha pasado justo en el momento en que la empresa que me avala va a cerrar y estábamos a punto de pedirle, después de tres años siendo puntual, que me aceptase a mí mismo como aval. Le pedí perdón de mil maneras y puse de excusa lo de la gripaca, que tampoco era del todo mentira porque entre eso y el flashforward que me dió, no sabía ni donde estaba.

– Al principio de todo compré futones, cortinas y muchos utensilios para la cocina en un Muji. Llevé todo como pude a la caja y la chica estuvo poniendo todo en bolsas muy bien preparadas con unas asas de plástico para poder llevar todo bien. Cuando fui a pagar con la tarjeta de crédito, la máquina la rechazaba todo el rato y yo no tenía dinero en efectivo. Lo intentamos un par de veces más pero no había manera, así que le dije a la chica que me iba a un cajero y que volvía en un momento. Lo cierto es que no tenía cuenta en un banco japonés y la transferencia que estaba esperando para la tarjeta Visa no había llegado todavía, así que no volví nunca… hay un Muji en Tokyo que está vetado para mi.

– Una tarde le metí una patada en el estómago queriendo a un tío de Karate que me caía muy mal y que ya se llevaba pasando de la raya con comentarios despectivos bastantes días. Era un combate, así que tenía excusa, pero le dí con todas las de la ley, le dejé boqueando y para acabar de dejar las cosas claras, le marqué un puñetazo en la cara justo después, aunque no llegué a dárselo. A partir de ese día, no volví a escuchar ni media palabra.

– Un día iba con la bici cerca de casa y me puse a andar sin las manos en el manillar en plan todo chulo. Perdí el equilibrio y me metí una hostia como un pan, pero me levanté a toda leche y seguí mi camino haciendo como que no pasaba nada. Me vió medio barrio y la rueda de alante de la bici hace unas eses muy graciosas desde entonces.

– En casa siempre tengo el equivalente japonés al Almax, porque mi estómago es bastante delicadillo, sobretodo después de zamparme dos tabletas de chocolate del tirón. Una noche me desperté a las tantas con unos ardores que eran radioactivos, así que fuí al combini de la esquina, pero no tenían los que yo me sabía. Compré otros que salía un dibujo de un estómago sin saber que era un laxante. Me tomé uno y al de un rato otro porque no se me quitaban los ardores… y no se me quitaron, no…. Eso sí, casi me quedo tísico.

– Keri en japonés significa «patada», pero en Karate si lo combinamos con alguna palabra anterior que indica qué tipo de patada es, se lee «geri». Por ejemplo: «Mae Geri» o «Yoko Geri» que significan patada de frente y lateral respectivamente. Resulta que «Geri» por sí sola significa «diarrea» y yo me tiré toda una mañana de sábado diciéndole a mis compañeros que estaba preparando mis técnicas de diarrea para el examen de cinturón negro. Así se lo pasaron los cabrones que no me dijeron nada pero se partían…

Y hasta aquí puedo leer, que luego todo se sabe…

:ojetepalinvierno:

Los dulces del trueno de Asakusa

¡Qué de deporte estoy haciendo últimamente! ¡qué de deporte!, entre Karate y Capoeira me estoy metiendo más tralla que como siga así me van a tener que levantar de la cama por las mañanas con una carretilla. Lo peor es que me hago un lío tremendo, en Karate no me pasa, pero en Capoeira no hay manera y me tiro haciendo cosas de Karate la mitad de las clases, así me va, que ellos se están moviendo todo el rato y yo me quedo más tieso ahí que ni sé.

Pero vamos, que nosotros tres, mis agujetas, mis legañas y yo, os veníamos a contar ésta mañana la parte que falta de la excursión aquella con los del Tokyo Gas. Lo primero que hicimos fue ir a su edificio donde nos soltaron charla, luego nos llevaron a comer al Hotel Hyatt en Shinjuku, y después fuimos a Asakusa a hacer los dulces, que es lo que os voy a contar hoy, y ya para acabar pasamos por la Tokyo Sky Tree que también os lo he contado.

En Asakusa entramos en una tienda, bastante cerca del Sensoji, y en la parte de arriba tenían una planta enorme llena de fogoncillos eléctricos. Resulta que hacen talleres donde te enseñan a cocinar los dulces que venden, así que lo que hicimos nosotros fue cocinarnos nuestros propios dulces, meterlos en una caja, cerrarla y llevárnoslo. ¿Os he dicho que por toda la excursión sólo pagué 2000 Yenes? pues eso, panconqueso.

Los dulces están hechos de arroz inflado, cacahuetes, mantequilla y caramelo aunque le puedes echar lo que te de la gana, claro. Allí nos lo estuvo contando una chica que hizo una tacada despacito para que nos coscásemos bien, y luego hizo una a «velocidad normal», como lo llamó ella, que se cascó una caja de dulces en dos minutos escasos…

¡¡¡qué máquina aquí Doña Dulcinea!!!
:cocinicas:

Y después de la demostración de la Dulcinea para que quede bien claro quién manda en el lugar, nos puso a cada uno en un fogón y nos iba diciendo cómo teníamos que hacer, más o menos. La verdad es que a mi no me quedaron mal, pero había cada desastre que pa qué y la chica se partía de risa ahí viéndonos, mu maja, si señor. Aunque yo no podría currar en algo así, estaría todo el día metiéndome las cucharadas de caramelo dobladas y me pondría como un manatí !

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También os conté que nos dieron un kit para hacer los dulces en casa y por fin ayer me puse a ello y grabé un vídeo. El dolcekit contiene una cazuelilla y todos los ingredientes necesarios, que la verdad es que se pueden comprar en cualquier tienda siempre y cuando no sea un videoclub: caramelo, azúcar, cacahuetes y arroz inflado:

Y monté el estudio de grabación en casa… atención a la intendencia, conviene no quitar ojo primero a la camafutón sin hacer, segundo a la bola de hacer abdominales y por último al trípode haciendo equilibrios encima de la silla de ruedas con la cámara enchufando para abajo en un alarde de estabilidad sin precedentes en el mundo de lo estable:

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La habitación se ha tirao con aroma a algodón de azúcar toda la noche, que parece que he dormido en el parque de atracciones, aquí faltaba el gitan dándole al balancé… en fin!, dentro vídeo!

Cocinando Kaminari okoshi from ikusuki on Vimeo.

¡Y éste sábado nos llevan a Narita! ¡Gracias señores de Tokyo Gas! ¡Y vuestro logotipo mola mil!

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Cerrado por hastío

Ayer fue la despedida de la empresa, una cena agridulce en la que nos juntamos apenas cinco personas para dar la puntilla, a base de cervezas y vino tinto, a lo que se veía venir desde lejos y sin embargo no vimos.

Tres de los que estábamos allí también estuvimos en el mismo sitio hace un año, pero acompañados por cuatro veces más compañeros. Tres pares de ojos que hemos sido testigos, jueces y parte de infinidad de situaciones que merecieron la pena compartiendo oficina y corazón con múltiples nacionalidades, costumbres, razas… personas.

Porque si algo ha sido ésta empresa desde que la conozco, hace ya nueve años, es una maravillosa arca de Noé donde irlandeses, koreanos, indios, ingleses, nepalíes, canadienses, alemanes, americanos, chinos y un par de españoles, que recuerde, jugamos a ser salary mans con nuestras conversaciones en inglés de acentos exóticos y nuestro japonés de libro de academia.

También había japoneses, muchos, nunca fueron mayoría pero si la columna vertebral de la oficina haciéndose cargo del teléfono, de las reuniones de trabajo, teniendo infinita paciencia con nuestras costumbres y maneras, tan distintas a las suyas que a veces resultaban ofensivas aún sin pretenderlo. Compañeros obstinados, tozudos y trabajadores hasta, a veces, rozar la sinrazón. Gente de aquí que eligió abrir la puerta todos los días de la torre de Babel y compartir mesa con sus obentos, pero siempre con el mismo entrante: una ensalada de idiomas y costumbres enriquecedoras hasta el extremo.

Ahora desde mi habitación, basta levantar la vista y mirar un poco alrededor para sentir a muchos como pieza muy importante de mi vida: la foto del día que nos fuimos de camping a Kamakura, el grabado de la que fue mi novia por un tiempo felicitándome por mi cinturón marrón, los libros de japonés que compré con Akira, los utensilios de la ceremonia del té con los que, hasta hace nada, iba con Michiko cada martes…

Mil y un recuerdos que se deben seguir recordando, amistades que cuidar, amores que olvidar.

Todo se acabó. Como una película en el cine, como un libro. Ya ha pasado, ya está. No se volverá atrás. Así debe ser.

El día veinte de este mes los dos empleados que quedan dirán adios oficialmente a sus ordenadores, y Michiko y yo seguiremos yendo quizás un mes más. Ella para ultimar los detalles del cierre, yo para tratar de seguir avanzando en mi proyecto, aferrándome a la rutina de ir en bici y cumplir mis horas de trabajo que tanto me conviene. Después, en abril, se acabó lo que se daba. Pasaré por Gotanda de pasada, de visita, a recordar tiempos que ya están maduros y serán viejos pronto.

Todo se acaba. Así son la cosas. No dejo de repetírmelo y sin embargo no me lo creo todavía.

Ayer tuve oportunidad, después de muchos meses, de hablar con mi antiguo jefe cara a cara, de decirnos las cosas de frente con la sinceridad implícita al hecho de compartir cervezas en un bar pasada la medianoche. Nos dijimos mucho, sacamos la basura y aireamos el interior. Teníamos mucho que decirnos y fue bueno hacerlo, porque las circunstancias han cambiado y las prioridades se redefinen, y yo no quería que siguiese deteriorándose la amistad que hice con la persona que me trajo a Japón y me ayudó tanto los primeros meses.

Tanto bien nos hizo que acabamos bromeando sobre espinas clavadas desde hace tiempo, temas tabú de los que nunca habíamos vuelto a querer acordarnos pero que estaban presentes cada vez que nos cruzábamos por el pasillo. Y aún con resaca, me siento feliz de haber cuadrado las cuentas.

Tengo mucho que hacer antes y después de que devuelva las llaves, esto no va a dejarme viéndolas venir, pero me costará asimilarlo porque, a pesar de todos los problemas, de los agobios, de todo lo que pasó que no debería haber pasado, trabajar para ésta empresa ha sido, sin ninguna duda, de las mejores cosas que tengo apuntadas en el libro de la vida.

Descansa en paz, que te lo has ganado después de quince años peleando.

おつかれさまでした

La pizza de San Valentín

Hoy es miércoles 10 de Febrero de 2010, San Guillermo el Grande, Santa Austreberta y San Regulense Tamagón.

¡¡ Toca post regulero !!
:regulero: :regulero: :regulero:

Tengo unas agujetas que me duelen hasta los padrastros, y con todo el lío de que cierra la oficina ando con menos tiempo que Desmond cuando metía números, así que me váis a permitir echaros un post regulero de éstos que se pone cualquier gaita encontrada por internet, cuatro letras en plan «yo me creo que aporto algo» y se queda uno más ancho que largo con semejante alarde de imaginación y originalidad.

Así que hoy vengo a hablar, con mis santos tamagos perfumados y recién peinados, de la pizza que se han cascao los del Domino’s Pizza para San Valentín contraatacando, o complementando, a la gran tradición esa de regalar chocolate a los chicos por obligación (me encanta, ojalá se exporte):

Yo porque estoy más sólo que el faro de Finisterre, pero vamos, a mi no se me ocurriría celebrar un San Walantains con una pizza. Aunque, oh desdicha, sabiendo como sabemos, mis queridos amigos, que el mundo es regulero como él sólo, no me extrañaría ni un poco así que triunfase la kokoropizza por la cosa de la chorrada de la tontería. Además que sólo está disponible desde hoy hasta el 14.

Despidóme no sin antes redactar el informe de calidad del post:

– Copiao descaradamente de: Japan Sugoi (ojo, que salen gambiteras a la derecha)
– Tiempo empleado: unos 7 minutos y porque me he levantao a por un vaso agua entremedias se subía la foto arramplada de su web
– Reguleranking: el máximo: 5 reguletronchos porque ni vídeo hay

:regulero: :regulero: :regulero: :regulero: :regulero:

:ojetepalinvierno:

La mejor foto de septiembre

A veces pasa tiempo sin mucho que rascar donde lo único que se espera es que el fin de semana no acabe tan pronto. Pero en Septiembre de 2009 había mucho que hacer, había que aprenderse el baile de una vez para salir en Harajuku con el grupo de Yosakoi, había que pulir las últimas katas para la competición nacional de Karate y estar todo lo en forma posible para hacer el mejor papel en los combates.

Demasiado que hacer, tanto que ambos eventos coincidieron el mismo fin de semana, y yo elegí lo que era más mío: la competición.

En Katas fuí un desastre, pero gané tres combates y Nobuaki Sensei me hizo de coach a escondidas en los pasillos porque también era árbitro y no debería estar tomando parte. Pero se fijó en mí y me aconsejó, vió mis combates y me felicitó el miércoles siguiente donde dedicó toda la clase a pulir lo que empezó a preparar para mí aquella tarde.

Al día siguiente uno de sus hermanos, Daizo Sensei, competía en la final de Katas junto a otro de mis profesores, Suzuki Sensei. No ganaron, pero yo estuve allí: en la final de la competición nacional de Karate de Japón del año 2009 en el estadio olímpico de Tokyo viendo a mis profesores competir.

Y recuerdo que me dolía todo el cuerpo mientras trataba de sacar buenas fotos desde las gradas, porque resulta que yo estuve allí abajo peleando justo justo el día anterior.

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Suzuki Sensei a la izquierda y Daizo Sensei a la derecha, ambos en primer plano

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De la mano con Toscano: Imanes y ventosas

El espacio se vuelve importante en un piso de veinte metros cuadrados, sobretodo en la cocina donde hay que hacer integrales para que cuadre todo entre el fogón y el fregadero. En mi caso no existe eso de tener una mesa con cajones donde guardar los cubiertos, por ejemplo, así que hay que echarle imaginación para ver dónde metemos los utensilios y que se pueda freír un huevo sin tener que guardar la espumadera en el bolsillo.

Al principio lo que había era una pared que se quedaría en una pared sosaína si no existiera …

¡¡ La sección de imanes y ventosas del todo a cien !!

Hay dos maneras de colgar cosas sin necesidad de hacer agujeros: las ventosas y los imanes. A mi eso de las ventosas nunca me ha inspirado mucha confianza, al final eso se acaba cayendo con el tiempo, pero mira, me trago mis palabras, fijaos todo el tinglao que tengo montado que está colgando de dos ventosas todoacieneras encima del fregadero:

En el caso de los imanes, tenemos todo tipo de inventos, desde pequeñas estanterías hasta ganchos que te aguantan un par de kilos de peso:

Pero claro, para que un imán fone tenemos que tener algo donde se pegue, y una pared no es de hierro… ¡¡no preocuparse, que está todo pensado!!. Al lado de los imanes te venden una plaquilla que se puede pegar en cualquier superficie para que se pueda enchufar un magnetochisme. Ahí va la pedazo de obra de ingeniería de instalación que hice ayer para poner el rollo de papel albal, ojo:

Un día estaba limpiando el baño y llevaba un gancho de éstos de imanes en el bolsillo porque había andado cambiando cosas de sitio en la cocina, y de casualidad me di cuenta que se pegaba en las paredes y toda la pesca!! Eso fue redescubrir el espacio del minibaño, me fui al todo a cien y me traje algunos inventos de putxiglas que pegué en las paredes esas que vete tu a saber de qué están hechas:

¡La de cosas que se aprende por ir…

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:ojetepalinvierno:

La excursión del sábado

El sábado me invitaron a una excursión de éstas que te llevan a hacer un tour por Tokyo, y el caso es que por algo así como 2000 yenes nos llevaban a unos cuantos sitios en bus prácticamente durante todo el día.

Ésto estaba organizado por Tokyo Gas, así que el asunto era que si aguantabas una charla que te daban en sus instalaciones en Shinjuku, ellos te llevaban por ahí de viaje. Así que allí estuvimos prácticamente una hora dentro de su edificio viendo distintos prototipos de cocinas, sistemas de seguridad contra terremotos u incendios, técnicas de ahorro de energía… en fin, lo típico a lo que te pueden llevar con una excursión de la escuela. La verdad es que, salvo el tour por los diferentes tipos de cocinas que casi me quedo sopa, el resto estuvo interesante.

Después de eso, nos llevaron a comer al Hotel Hyatt de Shinjuku, ni más ni menos que a la planta 41. Este es en el que se queda el cazafantasmas viejuno en Lost in Translation (que el tío está todo viejuno pero sigue teniendo una cara de chiste que pa qué!!)

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Bueno, pues allí nos subieron al restaurante donde un tío te venía y te ponía la servilleta en las rodillas y te recogía las migas de pan a la que pestañeabas. Zampamos un menú que estaba buenísimo incluyendo un postre de chocolate que yo me quedé chato y todavía ando intentando deschatearme…

Y aprovechando que teníamos un rato, yo me puse a sacar alguna foto desde allá arriba, que seguramente no vuelva yo en la vida ahí…

Después de ésto, nos llevaron a Asakusa donde hacen unos dulces tradicionales que venden allí mismo, pero resulta que en la planta de arriba tienen el tinglado preparado y te enseñan a cocinarlos!!. Así que allí estuvimos haciéndonos los dulces que después nos llevamos para casa… pero esto ya si eso lo cuento otro día en condiciones porque resulta que nos dieron un kit para poder hacerlos en casa y esto es menester grabarlo en un vídeo para que veáis cómo se hace!

La nevada

Me despierto con un ataque de tos traicionero que me recuerda que no hace tanto que estuve encerrado entre éstas cuatro paredes una semana entera, lo que me empuja a levantarme y vivir el día lo más vivo que pueda.

Pero tengo sueño, mucho sueño… y últimamente cuesta sacarle un poco de brillo a los días que vienen con una capa de incertidumbre y nervios, de poder y no querer. Todo está girando en torno al cierre de la oficina, que parece inevitable, y a cada uno de nosotros nos afecta de manera distinta. El presidente parece aliviado de deshacerse, por fin, de algo que no parecía motivarle desde hace tiempo, los otros dos empleados que quedan pasan el tiempo entre risas que camuflan preocupación y diluyen incertidumbre. Y mi única amiga dentro de la oficina y yo compartimos tés con posos de congoja cómplice que hace tiempo que hemos dejado de disimular.

Pienso en qué pasará hoy mientras me tomo un café amargo porque se me olvidó comprar azúcar. Me olvido del mundo debajo de un chorro de agua caliente que me templa el ánima y me anima el ánimo, y de repente me acuerdo que cuando ayer dije adios a la noche apagando la luz, estaba nevando. Salgo de la ducha corriendo a mirar por la ventana. Voy dejando un rastro de agua por el tatami, y la estufa protesta cuando la salpico al pasar por encima.

Abro la ventana y todo está blanco ahí fuera. Sonrío al cielo con una mueca de ironía… quizás el invierno quiere reconciliarse conmigo regalándome un día distinto… olvidaré que le odio por hoy. De repente me doy cuenta que estoy desnudo mirando por la ventana y cierro la cortina de golpe.

Hoy todo giraba en torno a la clase de Capoeira, pero las reglas han cambiado, saco la ropa de la bolsa pequeña y meto todo en una bolsa más grande que deja espacio para las cámaras. Y con un termo de té verde bien caliente salgo andando hacía Honmonji olvidándome de que tengo mucho frío.

Las tablas de las tumbas del cementerio que rodea a todo el templo suenan al chocar unas con otras por el viento, es un sonido tétrico por el contexto, que se funde con el de mis pisadas encima de la nieve que cubre el camino. De vez en cuando algún cuervo irrumpe en la melodía de la mañana con sus protestas bajo un sol cobarde que se rindió de calentar en Noviembre.

Hay unos veinte estudiantes en manga corta que corren guiados por su profesor de gimnasia. Les está cronometrando el tiempo que tardan en dar diez vueltas a la pagoda, y ellos se aplican el cuento del frío y corren con ganas mientras sus compañeros les animan, y ríen, y gritan sin importarles que miles de almas están descansando a su alrededor. Pienso en que si yo descansase aquí, no me importaría que de vez en cuando viniesen jóvenes a recordarme, con sus risas, que yo una vez lo fuí.

El cielo está despejado a veces, pero no tanto como para que se pueda ver el Fuji. Aún así voy al lugar desde el que mejor se vé pasando por al lado de tres estudiantes que me miran sonriendo. Una dice a gritos «es un extranjero» y las otras se ríen, «que mono» dice otra, sin importar que yo les entienda o deje de entender.

El Fuji no se vé más que en mi mente…

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Avanzo en dirección al templo donde obreros, quizás monjes debajo de los monos, recogen la nieve con prisa, como si no supieran que va a desaparecer por sí misma. Otros acaban de montar el escenario que presidirá la ceremonia del Setsubun, que casi olvido que será mañana, y yo parezco no estar.

Mejor así.

El cuervo, quizás el mismo de antes, vuelve a protestar subido en algún poste. La nieve se derrite. Los estudiantes corren. Un anciano limpia una tumba. Pasa un gato.

El sol sigue sin calentar.

Y yo me voy a la oficina.

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Kannon Ofuna

A Kamakura he ido un montón de veces, está como a una hora de mi casa y hay un montón de templos a parte del Daibutsu y encima tenemos el mar al lado, que darse un paseo por Enoshima es una gozada.

El caso es que un poco antes de llegar, desde el tren siempre veía una pedazo de estatua que sobresalía en una montaña, y siempre digo que voy a ir… hasta este domingo que por fin me planté allí, en Ofuna.

Lo que uno se encuentra es un pueblecito pequeñito en el que no hay mucho misterio que descubrir a parte de la estatua, pero la verdad es que merece la pena parar un rato para hacerle una visita porque tiene su aquél. Es algo así como la novia del Daibutsu, aunque ésta es de cemento y mide 25 metros, mientras que el Buda mide 13.5 metros y es de bronce.

Nada más llegar ya nos indican la salida bien claro y luego tenemos que atravesar el puente y tirar para la montaña, que se sabe bien cual es porque anda que no sobresale el asunto ni nada…

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Ostras!, en esa foto parece una piruleta, jajaja. Bueno, pues después nos metemos por la calle que queda un poco a la derecha y tiramos por la cuesta de la izquierda, ojo que a la derecha hay unas escaleras pero que por ahí no se puede ir. Después de subir un poco, no mucho, nos encontramos con la entrada donde tendremos que apoquinar 300 yenes y a partir de ahí ya subiremos unas escaleras hasta llegar a la susodicha.

Por el camino de subida había pequeñas estatuas Jizo, a las que habían dejado un zumo como ofrenda…

En la página del templo y en el blog de Jordi Hurtado explican muy bien la historia, pero por lo visto empezaron a construirla en 1926 pero pararon en 1934 por culpa de la segunda guerra mundial. Finalmente retomaron el proyecto en 1954 y la acabaron en 1961. Es todo cemento que contiene piedras traídas desde la zona cero de Hiroshima y Nagasaki como homenaje a las víctimas de las bombas.

Se puede entrar dentro donde tienen un pequeño altar y una sala diminuta con algunas fotos de cuando la estaban construyendo, no hay nada más.

Vamos, que lo que tenemos es una estatua blanca enorme en lo alto de una pequeña montaña desde la que se ve el pueblo, que impresiona estar ahí al lado y que merece la pena pasarse un ratico si estamos en Yokohama o camino de Kamakura, pero que no nos llevará mucho rato, una hora como mucho. ¡Yo pasé la mañana como un señor!

Se va fácil, o nos pillamos la línea Shonan-Shinjuku desde Shibuya que nos deja en 38 minutos, o nos vamos a Shinagawa y pillamos la línea Tokaido que nos deja en 32 minuticos… y un poco antes tenemos Yokohama, y un poco después tenemos Kamakura

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Tokyo Sky Tree

Érase que se era que en el país del onigiri, las teles decidieron que se acabó eso de emitir por el aire en ondas de cualquier manera a partir de Julio del 2011, que en unos y ceros se van a ver mejor los programas de comida donde salen famosos yendo a restaurantes y diciendo que todo lo que prueban está más oishii que otro poco.

Y para tal menester se juntaron los mandamases en un izakaya con nomihodai y quedaron en que había que construir una torre más alta que el Corte Inglés de Bilbao (que la planta de las rebajas da un vértigo que pa qué) y emitir desde ahí toda la pesca a Tokyo y parte de Rekalde. Ojo, que no iban de farol, que se pusieron manos a la obra y ya llevan construidos 281 metros de lo que se llama «Tokyo Sky Tree», pero atiende que

¡ Todavía faltan casi 400 metros más !
:ikufantasma: :ahivalaotia: :peneke: :ikufantasma:

La Tokyo Tower mide 332 metros y no era suficiente para el tinglao éste de emitir en terrestre, así que la Sky Tree va a ser como poner la torre de Tokyo encima de la Torre Gabacha: 634 m, pasando a ser, si los de Dubai no se pican y no respiran, la torre más alta del mundo. Por cierto, que construir una torre ahí súper alta para emitir en terrestre no deja de tener sus tamagos morenos

Bueno, el mostrenco este me lo están haciendo al ladito de Asakusa, y el caso es que el sábado me llevaron ahí en bus a parte de a hacer otras cosicas que ya os iré contando. Y aunque sólo llevan un cacho hecho, la cosa ya impresiona, ya:

Iba a ponerme a traducir la página web en plan como que yo me he informado y me sé todos los datos y tal, pero mira, mejor la enlazo y así no me tiro el moquetis, que la tenéis en inglés y pa pejiguero el jilguero. Lo que sí que cuadra aquí es poner que tienen planeado finiquitar el tente pa la primavera del año que viene, con la cerezada… yo iré de vez en cuando para tener fotos de cuando la estaban construyendo y luego volver cuando sea viejuno y vendérselas.

El caso es que en las maquetas esas que tienen hechas, anda que casi que no se va a ver!

Después para quitarme el dolor de cuello, y como mi línea de tren es la Asakusa sen, pues ya tiré andando hasta el Sensoji dándome un paseo más cuco que ni sé, que llegué a casa con un gustico en el cuerpo más majoooo que daba gloria verme y todo de lo lozano que iba!!

Lo que sí que nos contó la guía del autobús es que habían decidido no hacerla de color rojo como la Tokyo Tower, porque al ser tan alta iba a dar demasiado el cante… yo lo que digo es que a ver en qué color no va a dar el cante semejante mostrenco!!! Pero bueno, todo sea por tener todas las rayas en el móvil, que no se diga que en Asakusa no va a haber cobertura!!

Huy, me hace ilusión acabar con un párrafo cancamusil fantasma de estos que están de moda por ahí, ¿me dejáis? ¿me dejáis?, venga baaaa, sólo unooooooo :ikufantasma:

Una vez más, Tokyo se redefine a sí misma como el paradigma de la fusión entre lo tradicional y lo moderno con una nueva infraestructura de comunicaciones que no sólo va a ser el punto más cercano al cielo de la megápolis, sino que cada uno de sus pilares es un desafío a las placas tectónicas que viven amenazantes en el subsuelo del país nipón.

jajaja, yo no valgo pa esto del cancamuseo, me entra la risa!!! jajaja
ale majos! que vaya bien el lunes, yo marcho
:bythesegao: !