¡Cambios!

¡La que se me viene encima! O no, quién sabe, ba total aunque al principio agobian, los cambios suelen molar a la larga porque la rutina es más cansina que otro poco.

¡En el ikublog tu decides!
Si ya has leido los posts de cómo el tío Tosca se vino a Japón,
pasa a la página ésta misma

Si no, sigue leyendo:

Pongámonos en antecedentes… yo estoy aquí gracias a un señor irlandés que fundó una empresa de informática en Tokyo. A este señor yo le conocí cuando estuve en el año 2001 con una beca del Gobierno Vasco, y desde entonces aún volviendo a Bilbao hemos tenido cierta relación profesional: yo le traduje la web a castellano, algún que otro trabajo desde casa…

Un día, hace casi tres años, le dije que si tenía algo para hacer que me dijese, y me habló de una idea para un proyecto de internet. La historia me gustó y yo empecé a investigar la mejor forma de programar eso y le presenté un par de prototipos y propuestas. Le gustó uno y me dijo que iba a crear la empresa y que íbamos a arriesgarnos, pero yo le dije que quería ir a Japón, que es donde él vivía entonces.

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La empresa que creó, la segunda para el proyecto de internet, está registrada en Irlanda, así que ellos no me podían tramitar el visado. Pero en Japón éste señor tenía la otra empresa de informática, así que llegamos a una solución intermedia: me venía a Tokyo, trabajaría media jornada de salaryman en la empresa japonesa y la otra media jornada para la empresa irlandesa. El sueldo iba a medias entre las dos, porque aunque sean del mismo dueño, implican a gente que no tiene nada que ver entre sí, así que todo ha estado siempre separado. Pero yo ya tenía el visado, que era lo que me hacía falta.

Así estuve durante un año y medio, pero la cosa no funcionaba. Al estar físicamente siempre en la misma oficina, tenía que atender llamadas de clientes cuando lo que en realidad debería estar haciendo era trabajar en lo otro… los compañeros me pedían cosas, había reuniones con clientes que se cepillaban días enteros…

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El segundo visado que me dieron fue de tres años, hasta marzo del 2011, con lo que ya no dependía de la empresa japonesa y le propuse al jefe trabajar únicamente para la otra. Costó un poco que se decidieran, pero finalmente accedieron, y además me dejaron seguir viniendo a la misma oficina aunque sólo trabajaría para la de Irlanda. Esto lo pedí yo porque sabía que en casa con todo lo grande que es Internet, iba a hacer copones en vinagre.

Vamos que he seguido viniendo al mismo sitio desde el principio, pero trabajando yo sólo para un proyecto que nada tiene que ver con todo lo que me rodea. A veces les he echado una mano con proyectos antiguos que había hecho yo aquí, pero vamos, el 99% del tiempo lo estoy dedicando a lo que yo quiero.

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El dueño de ambas empresas no es el presidente de la de Tokyo, es decir, él tiene su propio trabajo a pesar de haber fundado ambas compañías, pero el que dirige el cotarro aquí es otra persona. Aclarado esto, el fundador se marchó hace dos años a vivir a Alemania, vamos, que ya no está en Japón, así que nuestra relación ha sido por internet. Imaginaos el asunto: trabajando en Tokyo de freelance pero pudiendo ir a una oficina donde nadie me dice lo que tengo que hacer porque yo soy mi propio jefe, gestionando mi propio tiempo: si no vengo a la oficina no tengo que dar explicaciones, si quiero trabajar desde casa por las noches lo hago porque a nadie le importa siempre y cuando los viernes tenga el trabajo hecho.

Los puntos malos: tengo que pagar mis propios impuestos, la seguridad social, el salario depende del cambio Euro-Yen y… el visado.

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Pasemos a los cambios

El más importante es que la empresa japonesa cierra en abril. Esto no significa que yo me quede sin trabajo, pero si implica que no podré venir a ésta oficina, así que tendré o bien que acostumbrarme a trabajar desde casa o buscarme algún sitio donde ir con el portátil a darle a las teclas. Lo mismo acabo en un Starbucks o en un McDonalds, vete a saber.

La segunda implicación: ya no hay manera de renovar mi visado, en marzo del 2011 se acaba sí o sí. Así que o se funda una sucursal de la empresa Irlandesa en Tokyo, o me busco otro trabajo si quiero seguir aquí (punto éste que tampoco está claro, por cierto). Este año salimos a «versión comercial» como lo llama mi jefe, así que en un par de meses se verá si la cosa va a triunfar o si nos comemos los mocos (hablando de, por cierto, recibí una carta de la NHK diciéndome que no me cogían, pero que gracias mil y unas)

Tercera implicación: Michiko se queda sin trabajo, con lo que tendrá que buscar alternativas, así que hemos dejado las clases de la ceremonia del té más que por temas económicos, que también, porque no está el horno para bollos, o para dulces, mejor dicho. Yo podría seguir yendo sólo, y de hecho me lo estoy planteando seriamente… veremos qué va pasando, pero seguramente vuelva.

Cuarta implicación: puede que sea mi último año en Japón, así que quiero aprovechar el tiempo a tope. No es que no lo estuviese haciendo, ojo, pero me apetece viajar más, ver más del país, y esto es incompatible con tener que estar todos los domingos a la mañana en un sitio concreto. Así que he dejado el Yosakoi. Capoeira y Karate son entre semana y el horario es muy flexible, así que por supuesto que seguiré con ellos, es más, éste año me tengo que sacar el segundo dan de Karate. Pero los fines de semana me los voy a dedicar a mi mismo, sin obligaciones.

Así está la cosa… si el año 2009 era el de sabérmelas todas, éste 2010 va a ser de cambios y de pensar, cuanto antes mejor, si me quiero quedar en Japón un poco más y actuar en consecuencia o planear cómo quiero pasar mi último año aquí.

Tengo tooooodo un año para decidirme… ¡ya os contaré!

¡En el ikublog tu decides!
Si quieres que el tío Tosca se quede en Japón, pasa a la página esta misma,
si quieres indicarle el camino por el que tiene que salir del país, pulsa aquí.

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Ikusecciones

Bueno, lo primero y más importante:

¡¡ A no ser que el tablet ese
venga con calefacción,
no quiero saber nada !!
:copon:

Bien, por lo visto ya no reviento, pasemos al post.

Más o menos la cosa está clara con los botones de aquí a la derecha de la izquierda según miramos de frente para delante, pero por si acaso creo que no vendrá mal un pequeño resumen de todas las secciones del ikublog. Así, de paso, si me decís cual os gusta más, pues lo mismo escribo más de eso si veo que voy viendo según miro.

Al lío, que hace frío:


Excursiones

Estar, lo que se dice estar, pues he estado en más sitios, pero aquí hay una lista de aquellos en los que me dió por sacar fotos y escribir un post. Igual os puede servir como guía si venís algún día por estos recovecos del señor, vete a saber. Más o menos creo que puse cómo se llegaba y todo eso que es menester saberse para que de gustico ir.

A ver si puede ser que este año se duplique la lista, hombre.


Ikuvídeos

Al principio cuando me compré la cámara de vídeo tuve la misma sensación que con aquél diccionario de japonés-español, que la iba a usar de Pascuas a San Pedro. Pero mira tu por donde que al final he echao un montón de vídeos y toda la pesca. Aquí están recopilaos, más o menos, todos los posts en los que hay vídeos hechos por el menda (no como esos reguleros que se dedican a enlazar vídeos hechos por otros y van y lo llaman posts con todos sus huevos morenos).

Es curioso porque los vídeos normalmente no los vé ni Blas y son lo que más tiempo cuesta hacer, pero bueno, no por ello vamos a dejar de dedicarle una sección que bien orgulloso estoy de la mayoría (otros los negaré hasta que me muera).


Kokoro

Este blog sería todavía más disparate si de vez en cuando no cuadrase un post de este tipo. Son esos textos en los que a veces pienso que estoy contando mucho más de lo que debería a gente que no conozco, otras veces siento que nadie entiende lo que quiero decir a juzgar por las respuestas, y otras hacéis que me emocione con vuestros comentarios el doble que escribiéndolos.

En cualquier caso, son aquellas vivencias que han sido especiales para mí por algún motivo, y que trato de contar de la mejor manera que sé desde una perspectiva seria, porque yo, aunque no se lo crea nadie, soy un tipo serio, amigas, de los que no quedan solteros!


Ikusuki in the world

Aunque últimamente no se prodigue mucho el asunto, Ikusuki no soy yo, sino una marca de camisetas que creamos Bea y yo hace unos añicos ya. Ahora estamos un poco en pausa pero con un montón de ideas escritas ahí en la pizarra blanca esa de borrar con el codo, así que dadnos un poco de tiempo que contraatacamos.

Esta sección es un mapa que recopila todas las fotos que nos habéis mandado con alguna de nuestras camisetas, y da gustico del bueno ver que casi casi hemos conquistado el mundo.

Por cierto, que tengo algunas fotos pendientes de publicar, a ver si se me acaba de pasar la gripe y vuelvo a estar en condiciones (y de paso le envío a Bea la caja de ikuregalos y retomamos oferticas!!)


La mejor foto del mes

Esta, como alguna que otra sección, no está enlazada específicamente en ningún lado, así que aquí va y además aprovecho para contar qué es para mi esto de la mejor foto del mes.

Yo de fotografía sé cuatro cosas que he aprendido por mi cuenta y poco más, tampoco pretendo ser ningún experto y esta sección lo cierto es que tiene poco que ver con fotografía y mucho con el momento captado. A lo que yo iba, y voy y seguiré yendo porque tengo que ponerla al día cualquier fin de semana de estos, es que la mejor foto del mes no es aquella con el mejor encuadre ni con los colores más vivos, sino la que logró captar un momento especial de mi vida aquí.

Normalmente la suelo acompañar de un texto que trata de explicar qué significó ése momento para mí, así que no busquéis obras de arte porque seguro que no las habrá, pero sí que vendrán con sentimiento, aunque a veces sólo lo entienda yo.

Un secretico es que tengo impresas absolutamente todas las «fotos del mes» y guardadas en una carpeta que suelo mirar de vez en cuando cuando hace frío y el ánimo trata de convencerme que es un disparate que siga aquí.


La madre que parió a Peneke

Una de las cosas que tiene vivir en Japón es que hay tal variedad de productos que a veces uno se queda con la boca de través en el súpermercado. Yo me he propuesto probarlos todos, sacarles fotos y dar mi veredicto en ésta sección en la que es prácticamente inevitable soltar un «¡La madre que parió a Peneke!» después de cada cata.

Como curiosidad, parece que lo de Peneke es algo sólo de Euskadi, porque mucha gente me ha escrito diciéndome que es Paneque. Yo lo escuché por primera vez en un programa de la ETB que se llamaba Vaya Semanita, y me hizo tanta gracia que lo dijese neki cuando se vino, que lo adopté (por si me sigue leyendo aquél paisano mío que se quejó porque decía que yo plagiaba medio mundo y parte de Marte, ahí queda la nota).


De la mano con Toscano

Esta es nueva, no tiene ni un mes y por ahora sólo un post. Es más o menos lo mismo que la sección anterior, pero limitada a los todos a cien. Resulta que aquí por veinte duros yeniles te puedes encontrar cada cosa que Dios tirita, y yo me he propuesto comprar y analizar aquellas que me llamen la atención por algo.

Por cierto, el chisme del otro día que con pilas te echaba electricidad por un conector USB no fué capaz de cargar el iPhone, pero ya le he encontrado utilidad: resulta que eso es capaz de cargarme una batería externa USB que me compré hace tiempo, así que si me pierdo subiendo al Fuji estoy salvado, cargo el iPhone con la batería externa, y cargo la batería externa con las pilas (ahora sólo falta que me decida subir al Fuji de una vez, lo mismo cuando le pongan calefacción).


El post regulero

Esto empezó como un propósito semanal que, gracias a Dios, no he cumplido por vuestro bien. Se trata de escribir uno de esos «posts» en los que no se aporta absolutamente nada más que repetir algo que otra persona ha creado. Si, amigos, podéis creerme cuando afirmo que hay blogs enteros así, ¿a que acojona?

Un post regulero, además, es bastante probable que salga en más de un blog a la vez y encima los dueños de esos blogs se mosqueen entre sí cuando ni tan siquiera se les ha ocurrido a ellos. En fin, el mundo es así, mis queridos lectores, hay gente para todo.

Lo chungo es que hay posts reguleros que han triunfado más que los post ikugenuinos, que también tiene tamagos. Un claro ejemplo es el de La patrulla de la bulla de Shibuya con 30 comentarios mientras que el excelente y magno ejercicio de redacción dedicado a Sabina apenas llegó a veinte. ¡El mundo es regulero, amigos!.

Tan reguleros son estos posts que ni hay uno que los recopile (ni lo habrá).


Karate

Mucha gente de Karate sabe lo del anunció del detergente aquél que decía «¿Y mi kimono?, ¡que peleo con los koreanos!», y que además era Taekwondo. Bueno o eso o te mentan al Karate Kid y el Morita cogiendo moscas con la palillera. Pero aquí estoy yo para desmentir tanta pamplina y contar cómo es eso de hacer Karate en uno de los dojos más famosos del mundo. No se me da mal, el Karate digo, aunque es algo que nunca se deja de aprender, y creo que no hay cosa que me de más rabia que que no pueda ir por alguna razón, como ahora con la influenza esta.

Tampoco son posts que triunfen demasiado, pero me gusta mucho escribirlos y siempre se aprende algo viendo los vídeos de los combates. Ojalá pudiese seguir entrenando y compitiendo toda mi vida.


Post’N Blogs

Alguna que otra vez me he encontrado con gente que ha venido a dar por saco sólo por dar por saco. Hay una persona en concreto a la que no he hecho absolutamente nada, que yo sepa, y que ha emprendido una cruzada contra mí que roza lo absurdo muchas veces. Luego están los de Andrés y el interés, que últimamente me he encontrado muchos y también ha habido roces con gente con la que a veces nos hemos entendido y otras no. No pasa nada, eso de la incompatibilidad de caracteres es verdad que existe, y si no puede ser, no puede ser y cada uno por su lado que la vida son dos días y una tarde.

Menos mal que no es lo normal. En esta sección trato de recopilar todos los posts en los que me he enterado que se ha hablado del ikublog. Seguro que faltan muchos porque muchas veces no me entero, pero si habéis escrito alguna vez algo y no está ahí, avisadme que yo estaré encantadísimo de meterlo. Es algo bonito, si señor, bien bonito porque he podido conocer a mucha de ésta gente en persona, y han salido amigos de verdad de toda esta mandanga.


La ikubiblia de Japón

Esto fué una ambiciosa apuesta por aclarar muchas barbaridades que se dicen por ahí de vivir aquí por gente que no ha estado aquí nunca. Lo que yo trataba de hacer es contar de la manera más simple y clara posible todo aquello que resulta diferente de ésta sociedad, y empecé abriendo un notepad en la oficina y escribiendo todos los puntos que me venían a la cabeza. Al final los ordené por categorías y sólo llegué a publicar una primera entrega, pero me he dado cuenta que tengo escritos muchos más que ya irán saliendo según vaya completando más categorías.


El ikuapañao

Bueno bueno bueno, se casó Moreno. Al final uno es un solterón de 33 años viviendo sólo, así que nos las tenemos que apañar como podamos. En ésta sección cuento mis secretos de supervivencia, aquellos trucos que seguramente no te contará nunca Maria Teresa Campos porque ni se los imagina.

Por ahora sólo hay tres posts, pero habrá más, oh si, habrá más que me las sé todas ya.


Ikusoitu

Aquí no hay mucho más que rascar. Ya sabéis que Soitu cerró y a mi sólo me dió tiempo a escribir cinco artículos de los que estoy orgulloso porque resulta que me pagaban por contar lo que se me pasaba por la cabeza. Sólo me queda agradecerles su flexibilidad, que me dijeron que sí a todos los temas que propuse, y la amabilidad con la que me trataron siempre que aunque sólo fue por email, hicimos muy buenas migas.


Por la radio

Pues sí, ya me gustaría que esta fuese una sección fija, pero no depende de mí. Alguna vez a alguien de la radio le llamó la atención algo de lo que se contaba aquí y me propusieron llamarme para que lo contase a viva voz. Estuve en racha un verano que les dió por contar conmigo de manera habitual, y luego ha habido un par de apariciones por ahí sueltas.
Yo siempre estoy dispuesto a contar mis historias, así que, señores de la radio, aquí me tenéis.

Algo que no se sabe es que a veces me han llamado para hablar de temas de los que no tengo ni idea, y que he declinado lo más amablemente que sé. Una vez, por ejemplo, querían que hablase sobre la crisis en Japón, ya me diréis qué puedo aportar yo sobre el tema… para inventarme cuatro pamplinas, mejor me estoy calladito que de genios entendidos está esto lleno.

Con la que daba gusto hablar era con Iratxe de La Noche Despierta, que me preguntaba cosas sobre el blog, que esas si me las sé. ¡Iratxe, llamadme más!


Gatostiable

¡Que se me había olvidado ésta!, madre mía si es la más importante de todas!! (gracias Mexiñol!!)

:gatostiable:

Érase una vez un gato con una cabeza de proporciones titánicas, dimensiones épicas, trazos de longitud infinita… vamos, un cabezón como un melón de gordo. El bicho tiene una cara con dos puntos finales por ojos, y digo finales porque ahí se acaban sus rasgos faciales: no tiene boca, es abocuno como él sólo, lo que no quita para que destile unas feromonas especiales que hacen que todo ser humano con un mínimo de criterio desee, como mínimo, meterle con el mechero.

Aquí empecé a analizar el merchandising de semejante tarambanez, pero luego decidí que mejor me gastaba mi dinero en onigiris y me dejaba de acumular gaitas rosas en casa, que luego vienen visitas y ya no sé ni donde esconderlas… ahora que si ésta os gusta y hay que seguir, se sigue.

El asunto es que el Captain ha tomao el relevo y ahí sigue con su guerragatostiabilítica

¡¡¡Dale duro Captain!!

(lo que no quita para que contraataque cualquier día de estos, ojo…)


Sefiní, chimpón, esto es todo, que yo sepa. Lo dicho, si os aburrís por las bandas una tarde, lo mismo os da por echarles un ojo y escribirme cual os gusta más para que tire por ahí.

O lo mismo no, es lo que tiene el lo mismo, que lo mismo es que si que lo mismo es que no.

Actualización de las 10:11 del día siguiente!: he sumado puntos aquí y allá, y parece que los vídeos triunfan y todo!!

Kokoro +8
Vídeos +7
Excursiones +6
Foto del mes +3
De la mano con Toscano +3
IkuKarate +2
Gatostiable +2
Ikusuki in the world +1
La madre que parió a Peneke +1
Reguleros +1
Ikubiblia +1

El caso es que si el blog tiene unas 600 visitas al día, cuando pongo un post de un vídeo, al día siguiente en el youtube pone que lo han visto unas 200 personas, es decir, una tercera parte de la gente, lo que me lleva a pensar que os importan un tamago, pero ya veo que no. Bueno es saberlo, si señor… seguiremos haciendo vídeos!

:ungusto:

Te odio

Y mira que lo sabía, tenía claro que me ibas a clavar el frío en la piel el tiempo que hiciese falta para que no importe lo fuerte que lata mi corazón, que la sangre no va a conseguir caldear las venas hasta marzo.

Te odio con toda mi alma, porque hace tres años que sé que me voy a morir bajo tu reinado, que un día no querré despertar porque me habrás minado de más el ánimo y no tendré ganas de seguir luchando, a base de lágrimas, contra la desazón de tener que aguantarte.

Desprecio que desprecies al sol, que ahora sólo ilumina, que vengas sin permiso, que me hayas tenido con la cabeza ardiendo y el cuerpo tiritando, que por tu culpa no pueda seguir siendo yo como yo quiero ser, odio que me retrases la vida llevando y trayendo mis huesos por las calles bajo tu rutina helada en un baile sinsentido que sólo quiero que acabe para volver en mí.

Sé, desde hace tiempo, que me moriré de tristeza un invierno.

Pero no será este, no serás tú el que me mate, aunque no por ello te odio menos. Devuélveme de una vez el alma y vete lejos con tu puto frío, maldito invierno de los cojones.

La fanta de chocolate

Bueno, fanta fanta, lo que se dice fanta no es, pero vamos que podría ser perfectamente. El producto que nos ocupa presume de meter en un botellín de plasticuque una bebida con gas que, presuntamente, sabe a chocolate
:comillo:

Un servidor de otra cosa no sabrá, pero de chocolates tampoco. Eso sí, me pongo ciego a Meijis y Kitkatses aunque sea sin conocimiento y a lo bestia, así que algo tendré para opinar aún teniendo el gusto un poco para Tudela por culpa de la gripaca esa de los tamagos.

Una vez vertido el líquido en la jarra de probar líquidos, descubrimos que es incoloro aunque sí que es verdad que aquello huele a cacao… podríamos decir que tiene el mismo olor que una tableta de chocolate, está conseguido, si señor.

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Y contra todo pronóstico, el mejunje sí que sabe a chocolate… es más,

¡¡¡aquello es como beberse un foskitos, lo juro!!!

Ahora ya sólo falta que dé ardores a las dos de la mañana y entonces queda homologado con todas las de la ley!

No queda, pues, más que afrontar el fin de semana entonando un bonito…

:peneke:

La IkuGripe A

¡¡ Muchas gracias por los ánimos !!
:gustico:

Vaya seis días que he pasado más salaos por culpa de la influenza ésta de los huevos. Y que me vengan diciendo que si es más suave que la gripe normal, que si no es para tanto, ¡¡ pues yo las he pasao canutas !!, que no es para tanto… hombre, morir no me he muerto pero que es mucho más fuerte que la normal está fuera de toda duda, ¡¡copón!! ¿40 de fiebre? ¡eso sólo pasa en House!

Todo empezó el sábado por la tarde, que me empecé a sentir graciosillo y cuando llegué a casa resulta que tenía un huevo de fiebre. Me metí a la cama pronto, para ver si se me pasaba y al día siguiente podía ir al último entrenamiento del frío, pero nada, menuda nochecita pasé…

El domingo parecido: todo el día con mucha fiebre y mucha sed y medio mareao todo el día, así que el lunes como la cosa iba a peor pues fuí al médico de aquí al lado. El buen hombre sacó un bastoncillo de esos de las orejas pero en largo y delgao, y me lo ensartó en la nariz hasta tomar muestras de casi el cerebelo, después, como ya sabéis, lo metió en un invento que dijo que tenía la gripaca esa, y me estuvo explicando cómo se tomaba la medicina. Resulta que el asunto viene en una especie de pistola de plástico que se carga con unos discos con cuatro dosis de zurpia, y que tu giras eso, lo cargas y aspiras un par de dosis a todo meter.

El médico después de contarme que había viajado en el Talgo cuando fue a España hace más años que Carracuca IV, me insistió en que me reclutase en casa y que no saliese en una semana para no contagiar a nadie, que llamase a la oficina inmediatamente y que si tenía que salir para algo, que me pusiese máscara (no le contéis lo del McDonalds de esta tarde, aunque, ojo, que la máscara sólo me la he quitao para comer)

A partir de ahí, pues más de lo mismo: fiebre y más fiebre, tos y más tos, y mucha sed… todo el rato muuucha sed. Pero lo peor no es estar empanao todo el día, ni las tiritonas, ni el dolor de cabeza… lo peor es no poder hacer mis cosas, jodé, se me ha caido la casa encima, llevo una semana que me subo por las paredes. Esto de no poder entrenar, ni andar en bici, ni siquiera salir a correr un rato me está consumiendo por dentro y eso se tiene que notar en la cara besugo en oferta que tengo por fuera. Y me he dado cuenta que esto mismo me estaba pasando en Navidad, que había vacaciones de todo… ¡¡yo lo que quiero es hacer mis historias, que sean días normales!!. Jodé, con la de veces que estaba yo deseando ponerme malo cuando iba a la escuela…

Total, que mañana voy a la oficina, no es que esté curao del todo pero ya no tengo fiebre, y tampoco voy a hacer la jornada completa, pero me he enterado que igual es de los últimos días que puedo ir ahí porque parece que van a cerrar, así que a cotillear el asunto que me voy. Entrenar no entrenaré todavía, me reservaré para el lunes que viene porque tengo una tos bastante viejuna, pero por lo menos retomo mi vida un poco….

¡Os juro que me tengo que tirar otra semana como ésta, y me acabo tirando por la ventana!

:viejuno:

He pillao la influenza esa

Así que estaba yo el sábado por la noche con cuarenta de fiebre… mira que me dió rabia no haber podido ir al tercer día del entrenamiento, pero es que he llegado a un punto en que me levanto y me mareo. Así que hoy por fin me he decidido ir al hospital, y el médico me ha metido un palo por la nariz que me ha dejado temblando, ha echao eso en un chisme parecido a un predictor y ha salido una raya en la gripe A.

Total: una semana de reposo, una medicina que parece una pistola de rayos, y un servidor que se va a ver todas las series del mundo agonizando en el futón.

Seguiremos informando, que tengo la cabeza como un taiko ya…


Gatostiable Revenge! by Cosarara

Kangeiko – El entrenamiento del frío 寒稽古

Esta gaita es un entrenamiento especial de artes marciales que se hace en invierno en Japón. Vamos, que la cosa es que te levantas a las tantas de la mañana para entrenar por la calle pero teniendo cuidao de quitarse uno las legañas porque con el frío se congelan y lo mismo te cortan.

Yo aunque sé que me voy a morir un invierno, ya fuí el año pasado, y como no podía ser de otra manera, también voy al de éste año. Es más, acabo de volver del primer entrenamiento que ha empezado ni más ni menos que a las seis y media de la mañana. Una manada de karatekas enfundados con el karategi nos hemos congregado a tan galvanera hora para ir a correr una media hora por esas calles de Tokyo ahí con la pelambrera pechil asomando, con dos tamagos.

Luego hemos vuelto al dojo y allí hemos seguido la clase por una hora más… después bici a casa, ducha rápida y bol de arroz, y para el curro que me he venido. Quedan dos días más, si completas los tres días te dan un diploma, la estufa ya si eso la pones tú luego en casa.

Yo sé que suena duro… pero para mí no lo ha sido en absoluto porque al igual que el año pasado, me he venido preparando el mes antes para que el entrenamiento del frío no sea nada… durante cuatro semanas he abierto el congelador y me he puesto tal cual salía de ahí lo siguiente:

Los primeros días fueron duros, más que por el frío, por tres factores que han añadido dificultad a mi preparación friolera:
– Las rozaduras, mis ingles nunca volverán a ser las mismas por mucho terciopelo que ponga por medio en el futuro
– La vergüenza de parecer un lego tanto en el vestir como en los andares culicuadriculaos
– Mi masculinidad desapareció completamente con el bajón moral que eso conlleva

Pero tal y como esperaba, mi sufrida y gélida preparación ha merecido la pena, y hoy he cumplido en el entrenamiento con creces… deseando estoy que llegue mañana !!! Osss!!!

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¡¡ Buen fin de semana !!
:gustico: :vainas: :gustico:

(el mío viene pardo!)

De la mano con Toscano

Japón, ese país donde el turista viene decidido a sacar fotos de gambiteras en minifalda, picopalables haciendo el mamarracho, japoneses durmiendo en el tren, perros vestidos con ropa y jubilados haciendo cola para el Pachinko… hay que ver lo que la gente se está perdiendo por no saber… qué pena me dá y que jirijiri me entra…

Toscano, que es un servidor de vuesas mercedes, se ha decidido a mostrar poco a poco uno de los lugares menos conocidos y menos explotados turísticamente de este país…

¡¡ Los todo a cien !!
¡¡ Inauguramos sección !!

Y es que, amigos que me leéis desde vuestras oficinas con un dedo en el ALT y otro en el TAB, estos establecimientos son el auténtico maná del país, el paraíso del consumidor, el bendecido lugar que nos solventará la papeleta de los regalos para los amigos y la familia. Porque un todo a cien de aquí no tiene nada que ver con el de la esquina de los chinos de vuestro barrio, ¡no señor!, ¡aquí los productos son de calidad y se renuevan que da gusto! uno no sabe qué se llevará en los bolsillos por veinte duritos japoneses hasta que sale de allí con tres bolsas llenas.

Toscano, que es más majo que un Luni callao y que coincide que soy yo, se compromete a llevaros de la mano y enseñaros algún producto de éstos templos de peregrinaje calderillero cada vez.

Inauguramos, pues, el primer de la mano con Toscano con:

¡El cablecico para el iPhone y el USB pilero!

Pues si amigos, por cien yenes me encontré yo el otro día un cable USB para el iPhone/iPod que funciona mejor que el de Apple porque si se te rompe, te compras otro por la mitad de lo que te cuesta un onigiri y hasta risa te entra. Estamos hablando de 0.75€ frente a los 19€ que te clavan en la compañía de la manzanica mordidica. Lo único raro fue que después de sincronizar el iTunes con eso me salió Azuquita, pero pa mi que no tiene mucho que ver…

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Al lado resulta que teníamos un chisme que te prometía que si le metías dos pilas, te echaba corriente por un agujero USB que tenía por arriba, así que pensé yo: copón, con la de veces que me he quedao sieso sin batería para decir tontás por el twitter del iPhone… así que me lo compré y lo he probado junto al cable anterior para certificar que el asunto funciona.

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Aunque ayer lo probé quitándole las pilas al reloj de la cocina y aquello no fonaba… o las pilas estaban medio muertas, o el chisme era el timo del mes…

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Así que ésta mañana me he comprao un paquete pilas y otro chisme porque el de ayer me lo olvidé en casa y total son veinte duros (y se lo voy a endiñar al lorco, si le véis no le digáis nada), y no hace ni medio tris que he hecho una segunda prueba. Pero ya de hacerla, hacerla bien… para saber cuanto hace falta para cargar el teléfono entero, me he calzado toda la batería del iPhone viéndome medio youtube y parte del mío.

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Al principio la pantalla toda negra… mal rollo, ni carga ni ná… pero justo ha coincidido que tengo aquí el iPod, así que cambiemos de artilugio:

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El iPod se carga sin problema… así que paso a cargar un pelín el iPhone por el medio tradicional, y cuando aquello da señal, cambio el cargador normal por el nuevo invento, ¡¡y funciona!!

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El chisme ahí sigue cargando, así que no tengo ni idea de si será capaz de cargar el iPhone de una tacada, o habrá que poner otro par de pilas, o simplemente se queda ahí muerto para siempre… en cuanto me entere, actualizo ésto.

En cualquier caso nos hemos gastado 315 yenes (2.3€) por un cable USB-iPhone/iPod, un chisme que da electricidad por el conector USB con dos pilas, y un paquete de cuatro pilas alcalinas. Y lo más importante: ¡hemos echao la mañana!

¡Recordad! Esto lo sabéis porque habéis ido…

¡¡ De la mano con Toscano !!

Actualización de las 15:38: me ha cargao el iphone hasta que se ha encendido y después las pilas han muerto, le he puesto el otro par de pilas y todavía sigue en lo rojo…

Actualización de las 16:46: el otro par de pilas ha muerto y no ha pasao de la raya roja… vamos, que para una emergencia te carga el iPhone tardando un huevo y sólo para un ratico… con el iPod parece que funciona mucho mejor…

Conversaciones de té y seiza

¿Ves a esa chica de ahí? -me dice Yagi sensei
¿La pequeña del kimono rosa?
Si, pues es la hija de los dueños del templo Suitengu. El templo está aquí cerca del hotel, y las mujeres embarazadas van allí a rezar para que el embarazo sea saludable. Ella es de una familia de mucho nivel, y será la dueña del templo algún día, así que está aprendiendo un montón de artes y actividades.
Pero si es muy pequeña todavía, ¿no?, ¿cuántos años tiene?
Se lo puedes preguntar tu mismo en inglés, porque estudia en un colegio internacional.
How old are you? -le digo a la niña de kimono tan rosa como sus mejillas
aaahhh, sorryyyy, I’m too shy -dice mientras se esconde detrás de su profesora
Es muy tímida, pobre. Tiene diez años, y además de ceremonía del té, estudia kendo, aikido, shodo, ikebana, kyudo y sabe montar a caballo.
Increíble, con solo diez años… -pobrecita, pienso yo, tan jóven y quizás ni siquiera sabe lo que es jugar…

Durante la ceremonia, la profesora es especialmente estricta con ella, y ella pide perdón constantemente a pesar de hacerlo con gestos exquisitos, al menos a mis ojos.


¿Español?, ¿y cuanto tiempo llevas en Japón? -me pregunta una señora de unos setenta años que minutos antes hacía de ayudante en la segunda ceremonia
Pues llevo casi tres años.
Hace Karate -vuelve a decir Yagi sensei
¿Ah si?, ¿Karate?, el marido de mi hija también hace Karate, es cinturón marrón, y es un chico francés. Se casaron hace dos años -dice orgullosa
¡Vaya, que casualidad! -digo mientras pienso que vaya panorama eso de tener un franchute en la familia y estar orgulloso… me río por la ocurrencia, y ellas me miran raro, pero se ríen también, por si acaso.


En la primera ceremonia, el chico que está sentado a mi derecha lleva un kimono verde precioso, y me hace una reverencia mientras me habla:

Encantado de conocerte. Me han dicho que llevas un año estudiando, por favor sé paciente conmigo, sólo llevo una semana.
Encantado de conocerte. Huy, tampoco te creas tu que lo hago muy bien, por favor si me equivoco corrígeme.
Lo hace muy bien -nos interrumpe Yagi sensei, sonriendo pero visiblemente indignada
No no, todavía no, pero gracias -digo yo mientras me inclino levemente fingiendo vergüenza

El chico se equivoca unas cuantas veces y no sabe muy bien que hacer cuando le sirven los dulces. Pero actúa con tanta naturalidad preguntando sin cortarse, que me cae muy bien y acabamos cambiándonos los teléfonos al acabar para irnos de izakaya si se tercia.


Mientras se ultiman los preparativos de la segunda ceremonia, esperamos dentro del hotel porque en el jardín hace frío. La mujer de uno de los invitados me habla, es una chica preciosa, todavía más si cabe enfundada en un kimono negro elegantísimo.

– Entonces haces Karate, yo hacía Kendo de pequeña
– Si, hacía en España, luego lo dejé una temporada y cuando vine aquí empecé de nuevo
– Me alegra saber que en el extranjero se tiene afición por la cultura japonesa, últimamente a la gente jóven no le interesa nada de ésto en absoluto. Son muy pocos los que quieren aprender ceremonia del té o artes marciales, ahora se lleva más lo de fuera, como el beisbol o bailar salsa
– Digo yo que en España pasará igual, que nos atrae más lo de fuera, por eso estoy yo aquí, supongo… pero si que es verdad que mis profesores de Karate dicen que cada vez van menos niños, y en las clases de adultos no hay prácticamente ningún adolescente, todos son mayores.
– Quizás esto no tenga futuro… es muy triste
– Si lo es, si

Y ambos bajamos la cabeza y pasamos un par de minutos en silencio reflexionando.


Perdona por haber acabado tan tarde -me dice Yagi sensei- deberíamos haber empezado una hora antes, te he tenido esperando bastante tiempo
No importa, me he entretenido dando vueltas por el hotel, menudo lugar más lujoso, me he sentido como un príncipe
¡El príncipe de España! -dice ella riéndose un montón, yo me río también por cortesía
Si si, un poco más bajito pero si
Porque en España hay reyes, ¿verdad?
Si si que hay, no sé muy bien que hacen a parte de saludar a la gente y salir en las monedas, pero vamos, ahí están en Madrid
Anda, o sea que un poco como los emperadores de Japón que nadie sabe muy bien que hacen… seguro que son amigos
Seguro, o compañeros de trabajo, según se mire…

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La ceremonia de año nuevo

El día 9, si tenéis tiempo -empezó a decir Yagi sensei, mi profesora de la ceremonia del té desde hace algo más de un año- vamos a ofrecer una ceremonia especial de año nuevo en el hotel Royal Palace de Suitengu…

Michiko y yo nos miramos a los ojos, como siempre que nos invita a alguno de éstos eventos. No es que no queramos ir, sino que están a otro nivel: son demasiado caros para lo que nosotros pretendemos en este mundo del té en polvo y las reverencias. Pero ella insiste, y los tres sabemos que es porque yo soy extranjero y lo que de verdad quiere es presentarme, exhibirme, a su profesora. He de reconocer que me halaga, aun con cierta sensación de animal de zoológico, que se sienta orgullosa por mi, de que esté enseñando eso tan suyo a alguien tan poco de aquí.

Si, ¿porqué no? -empezamos a decir, como casi siempre.

Entonces es cuando ella habla sin parar de lo especial que va a ser, de los kimonos y los utensilios, del lujo del lugar… del precio… momento en el que Michiko y yo empezamos con el otro ritual, el de poner caras y declinar la invitación de la manera más educada y formal posible.

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Pero éste no parece ser el caso, por lo visto la ceremonia del sábado va a costar sólo 3000 yenes, que son 97.000 menos que el examen que se empeñó que hiciésemos para un diploma que nos íbamos a sacar en un templo de Kyoto. Y es que el mundo de la ceremonia del té es caro si se toma en serio, muy caro. Pero para Michiko y para mí sólo es un hobby de después del trabajo que nos permite compartir un poco de tiempo a la vez que aprendemos algo, más por curiosidad que por pasión. No nos hacen falta diplomas firmados por monjes de Kyoto, ni kimonos de cien mil yenes… nos conformamos con un par de tés hechos con más cariño que maña y bien contentos que volvemos a casa con la lección un poco mejor aprendida, calambres en las piernas y algún que otro amorío cotilleado.

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Ésta vez tocaba un hotel de cinco estrellas en pleno centro de Tokyo, que cuenta con un jardín japonés exterior en la quinta planta con su casa de té, de las de verdad, justo al lado del estanque de las carpas. Pero hay que ir bien vestido: las señoras con kimono y los señores o con kimono o con traje. Michiko no tiene kimono y no le interesa alquilar uno sólo para esto, pero yo tengo traje y curiosidad, así que allí me presento el sábado con el mismo que usé para la entrevista de la NHK y para alguna que otra boda.

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El lujo del hotel me abruma, es increíblemente espacioso, con mil y un detalles aquí y allá, casi el mismo número que empleados que saludan con una sonrisa a ese pueblerino venido a más que pasea altanero pretendiendo ser un poco de ése mundo con su camisa blanca y su traje negro, que es el único que tiene desde hace años, pero que ellos no tienen porque saber.

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Finalmente aparece la Yagi sensei más radiante que he visto nunca dando pasos condenados a ser de poco más de 30 centímetros debido a un kimono increíblemente bello por lo discreto de sus detalles. Me está llamando por el móvil, lo que hace que el momento sea un poco menos Edo y un poco más Tokyo, pero yo me presento delante de ella antes del tercer tono.

Está radiante, de verdad que lo está. Y leo en sus pequeños ojos sutilmente maquillados que se alegra de que, por fin, haya aceptado una de sus invitaciones… si fuésemos de mi misma nacionalidad, allí habría cuadrado un abrazo. En vez de eso, nos saludamos sin tocarnos, aunque un escalofrío de cariño se me asienta en el pecho por debajo de la corbata negra de Zara comprada más de cinco años antes en Bilbao para alguna entrevista de trabajo.

Ya en la quinta planta, aparecen señoras de muchos, muchos años vestidas con kimonos a cada cual más precioso, que me miran con cierto desdén hasta que soy presentado:

Se llama Oskar, es mi alumno desde hace un año y de verdad que lo hace muy bien. Le gusta mucho Japón, hace Karate también desde pequeño y habla muy bien japonés -repite Yagi sensei una y otra vez

Todavía tengo mucho que aprender -repito yo entre reverencias y el japonés más educado que me sé- encantado de conocerles

Es todo tan japonés, tan cortés, tan formal que sólo alcanzo a mirar al suelo con las manos entrelazadas a la altura de la cintura invitando a que no se me hable demasiado en ese keigo de las películas de samurais que tan poco entiendo.

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Yagi sensei sigue presentándome a más gente, se la ve realmente orgullosa de que yo esté allí y pienso que ya ha merecido la pena haber ido porque el trago que estoy pasando no es nada comparado con el brillo que tienen sus ojos en ese momento. Así que sigo haciendo reverencias a señoras muy mayores que sonríen y desconfían a partes, gracias a Dios, desiguales.

Llega el momento de entrar a la casa de té. La más joven de las señoras, que en la mayoría de contextos podría ser perfectamente el caso contrario, asume el papel de guía porque habla un poco inglés, pero ella no sabe que yo ésto ya me lo sé. Aún así parece disfrutar con ello, así que le dejo reenseñarme modales hace tiempo aprendidos justo hasta el instante en que mi profesora también aparece en la sala y por respeto a ella dejo de dejarme enseñar por otra y actúo por mí mismo, para ella, para que los demás vean que el extranjero de traje negro y ojos inocentes sabe lo que se hace en un mundo que no es el suyo. Entonces me alaban y a mi profesora se le hincha el pecho, que al final es de lo que se trataba mientras yo exagero vergüenza y falseo modestia.

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Las dos ceremonias de té más formales que he visto, y quizás veré, en mi vida se representan delante de mi. Allí todo es seriedad, todo está medido al milímetro bajo la omnipresente, aunque menuda figura de la profesora de profesoras que corrige movimientos con una mirada inquisitoria únicamente permisiva con los malos modales de los invitados. Yagi sensei comete fallos prácticamente invisibles por los que pide perdón con reverencias a una señora de pasados los ochenta años que cuesta imaginar incluso con una mueca de sonrisa.

Cuando acabo mi sorbo del cuenco y lo paso al siguiente invitado con movimientos ya resabiados, Yagi sensei esboza una sonrisa cómplice desde su puesto de mando, al lado de agua que casi hierve, utensilios de oro y bambú y latidos sosegados de templanza.

Antes de irte, saluda por favor a mi profesora si no te importa y tienes tiempo -me pide, casi suplica, sin saber que yo estoy allí para ella, para lo que me diga que haga porque así saldo, un poco, la cuenta que se desnivela cada vez más con cada detalle de cada martes.

Perdón por interrumpirle en un mal momento -recito en un japonés formal aprendido de Michiko sabiendo que causará buena impresión- muchas gracias por dejarme asistir a la ceremonia, me ha parecido realmente precioso -digo mientras arqueo la espalda y fijo mis ojos en el suelo durante dos o tres segundos. La reverencia es obligada, pero sirve para reafirmar mis palabras, que si que son de verdad.

Muchas gracias por asistir, ha sido todo un honor tener a un extranjero entre nosotros y por favor continúe estudiando, no lo deje jamás -alcanzo a entender de un japonés casi poético recitado por una señora que se olvidó de sonreír.

Y mientras bajo en un ascensor más grande que mi cuarto de baño al lado de una pareja de coreanos vestidos de gala, pienso que no estaría mal eso de ser rico… justo justo hasta que la pareja se baja, y entonces yo me vuelvo para mirarme en el espejo y me hago tanta gracia con ese traje tan impersonal y esos zapatos un número grandes que se me pasan los aires de grandeza con una carcajada.

Ya en el metro veo que tengo la yema del dedo índice manchada de verde, y de repente me pongo muy serio y me emociono pensando en lo sucedido. Me doy cuenta que nadie, más que yo mismo, podrá quitarme nunca de las neuronas que acabo de vivir junto a sólo cuatro invitados más, una ceremonia de té especial de año nuevo en uno de los lugares más lujosos de Japón.

Y que encima sabía lo que me hacía bastante mejor que los otros invitados, aunque, afortunadamente, siga sin ser lo mío eso de la corbata y los zapatos.

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Año 2009

Casi tres años ya viviendo sólo en otro país, al final va a ser verdad eso de que el tiempo corre más cuando uno no mira… recuerdo que el primer año fue el peor y el mejor de todos, llegué al aeropuerto siendo la mitad de persona y espabilé a la fuerza para que el día a día tuviese más sentido que ver trabajar al reloj. Fue un año de inmensos cambios: de lugares, de personas, de idioma, de manera de llorar.

Después me atreví, poco a poco, a ir poniendo una pieza encima de otra hasta que fuí capaz de construir mis días como yo soñaba, y aunque a veces no se sueña o se convierten en pesadillas, creo que hice un buen trabajo no pensando demasiado en lo que ya estaba tan pensado que costaba saber qué fue real y qué no. Una vida entera de recuerdos que no casan con el presente, y que además están entremezclados con añoranzas ensanchadas e ilusiones del revés.

Y luego llegó el año 2009, el año pasado. Un año de caminar con la cabeza bien alta y sin bastón por los caminos ya andados, y por tanto hechos, los años anteriores. Donde el paisaje es ya conocido, la novedad ya no lo es tanto y todo es más serio, todo tiene más sentido, el sentido de saber que lo que se hace es lo que se quiere hacer y casi no hay decisiones que tomar porque las horas vienen con abrefácil.

Un año en el que me encontré de frente con mi rutina, y mira por donde, nos gustamos de momento.

Hasta luego, adios… quizás para siempre.

Apenas un mes después de mirarte mirándome con tus ojos por primera vez en aquellas escaleras, te casaste conmigo por accidente pactado, y en menos de una semana ya nos hemos divorciado a propósito, como dijimos. Y aún sabiéndolo, hoy me he pillado por sorpresa echando tu ausencia de más al preparar un café de menos.

Vuelta al futuro impar, a una taza, un cuenco y un sólo par de palillos por fregar del desayuno, a tres de cuatro agujeros vacíos en el vaso del cepillo de dientes, a la abolición de los turnos del baño, a que sobre cena y falten mantas, a callar después de las diez, a que las velas duren el triple, a las ganas de quererte sin conocerte, a cultivar polvo en las copas de vino, a que el espejo omita tu reflejo y parte del mío, a renovar el contrato de exclusividad con el frío de la mañana, que vuelve a ser mío del todo mientras te busco en otra cara por cada calle.

Venías con fecha de caducidad, como bien daba a entender esa frescura con la que me traías tanto calor. Y te fuiste por donde fuera que viniste, dejándome una cana más en la barba por debajo de estos labios de nuevo huérfanos, y con mil cinco sueños que resoñar, uno por beso y noche.

Le he hecho prometer a la almohada que me guardará tu olor un poco más, e incluso con la tortura de no respirar tu aliento, duermo feliz de haberte podido perder porque eso es que antes tuve el privilegio de encontrarte.

Te veré pronto por última vez, cuando el hasta luego se convierta en el adios que me dejará un quizás tallado en el talle para el más eterno de los siempres.

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Este año no vuelvo

Y mira que hasta me habían invitado a una alubiada, pero no va a poder ser, aquí me quedo a pasar la nochebuena a lo japonés: haciendo nada y currando el día de Navidad. Bueno, en realidad tengo un plan que es mágico, pero ese me lo guardo para mí y ya lo contaré algún día cuando el ánimo disponga y repose lo que está por sentir.

No tengo ni la más remota idea de qué voy a hacer el año que viene: si seguiré en Tokyo y saldré en la tele, si a mi empresa la comprará Google o cerrará de todas todas y me vuelvo por donde vine, o me quedo donde estoy, trabajando entrehoras de hosto en Shinjuku.

En toda mi vida no he tenido un futuro más incierto: sin un clavel y sin saber qué pasará al mes siguiente. Ya conté que tampoco me preocupaba mucho, lo que tenga que venir vendrá y de amargaos está el mundo lleno. Yo prefiero aprovechar lo mío, que de poco tiene poco, mientras atesoro pequeños enormes logros en esta vida que me tocó en la rifa de vidas, seguro que amañada, de algún Dios con alma burlona que se lo debe estar pasando como nunca con mis dados.

Aún tiritando, estoy vacunado del invierno y si las noches han de venir a helarme los pies, que sepan que de momento ya no me pillan solo, que de vacíos tenía el pecho lleno. Y de día, los míos están conmigo aquí dentro, más o menos por entre el ojo izquierdo y la oreja derecha, al lado de algunos katas, cuatro o cinco piruetas, cientos de tonterías, miles de amores falsificados y apenas tres de verdad.

Así que no me esperéis a cenar porque me da que no voy a llegar a tiempo. Si acaso acordaos un poquito de mí cuando abráis el turrón de chocolate, que yo aquí seguiré un cachito más hasta que acaben de salir los dos seises que me hagan ganarle la partida al de allá arriba.

Yo también tengo quehacer, y es que me he comprado una botella de champán de las caras y ya le hecho algunas marcas para que quede bien claro con quién de vosotros estaré brindando cada vez.

Y de mientras a sonreír, que esto de seguir respirando en realidad va de eso, por mucho que se empeñen en liarnos.

Honor

Somnolencia…

Sentado en el tren camino de Kugahara me sueño cabeceando o cabeceo soñando, no sabría decir. Algo me toca la pierna y me asusto asustando a la señora de mi derecha que me había rozado con su bolso. Ambos acertamos a duras penas a pedirnos perdón mutuamente por lo que fuera que fuese.

Despiértate… despiértate…

Subo el volumen y paso dos o tres canciones hasta que suena Estopa con Rosario, y con ellos me quedo el resto de paradas hasta llegar a la estación de Tokyo en cuyo subsuelo se enseña el Karate de hace más de 100 años a todo aquél que se atreva a atreverse.

A mi me suena el runrun de mi corazón, que a mi me gusta que se escuche bien…

Un súpermercado, unos baños públicos, un pachinko y una droguería después hago un quiebro a la pereza y bajo las escaleras dejando de ser yo, o siéndolo más que nunca.

Murakami sensei, quizás el profesor más acostumbrado a enseñar en el extranjero nos da la clase este lunes, aunque yo he dejado de ser extranjero hace muchos meses. Lo sé porque hoy tenemos a un chico que está de visita, uno de esos de paso que ahorran para cumplir su sueño de entrenar en el dojo de Hirokazu Kanazawa, aunque sólo sea por dos semanas. Y tantos vecinos que pasan de largo… hay quien dice que los campos de fuera siempre se ven más verdes.

Él es el protagonista de la clase, como lo fuí yo hace casi tres años atrás.

Los ojos rasgados de Murakami están clavados en sus pies, en sus manos, en el cuerpo del chico rubio de ojos azules que habla con extraño acento y sonríe serio. Y le hace repetir los movimientos el doble de veces que a los demás, le pule, le hace enfadar, le grita mucho y le halaga a veces… le motiva a su manera, a la manera del Karate de aquí, del nuestro. Pocas bromas que esto es serio. El doble de serio vivido en japonés.

Él hace reverencias muchas más veces de lo necesario y dice Oss, y exagera el protocolo porque quizás es lo que desde el extranjero pensamos de Japón y eso del honor de las películas. Pero se nota desde que entró por la puerta que es un buen chico, que le honra su sobreactuado comportamiento por dejar bien claro que mejor humilde que altanero. Y más pisando el suelo que estamos pisando, y sabiendo quién lo ha pisado antes.

A mi ya no se me habla en inglés, ya no se me halaga por halagar, ya no se me grita de más ni tampoco de menos. Lo mío me ha costado.

Nos pone juntos, quizás porque los dos somos extranjeros o quizás no, ¿qué mas da?. Y hacemos técnicas por parejas, a veces él lo hace mejor, a veces yo aunque juego con ventaja porque lo he hecho más veces. Pero el profesor sólo le grita a él, y él hace reverencias. Y dice Oss. Y se enfada por dentro y suda por los dos.

Llegamos al descanso y el chico del chándal, gris esta vez, se esfuerza por levantar la rodilla por encima de la espada de Kendo que el profesor Murakami le pone delante. Ahora le grita a él, pero suena de otra manera, con un deje de ternura que se le escapa. El chico a veces lo hace bien y muchas veces no, pero logra quedarse totalmente inmóvil delante del espejo los dos minutos que le obligan. Qué bonito es verlo, el corazón se me pone a la misma temperatura que la piel y suelto una lágrima por cada uno de los minutos de semejante hazaña allí mismo sentado en seiza, rodeado de ocho japoneses y un extranjero que hace reverencias de más.

Se acabó el descanso, no hay más lágrimas que valgan, al menos no en la media hora que sigue, si acaso hay que exhibir algo, que sea rabia. Repetimos movimientos mil veces repetidos que salen distintos cada vez, creo entender un poco más de cada uno cada vez que olvido un poco de cómo los aprendí. Me miro en el espejo y me siento orgulloso de estar ahí, de que me duelan tanto las piernas que tiemblan solas aún estando quieto. Y grito, y levanto la pierna a alturas impensables tiempo atrás, y giro y paro un golpe imaginario al que contraataco con todo mi ser expulsando en el último momento cada centímetro cúbico del oxígeno que había guardado exactamente para ese instante. Esto soy yo, no hay más que pueda dar. Ni menos.

Y se acaba la clase, y en línea saludamos al dojo, al profesor y a los compañeros, y recitamos en japonés frases que se escribieron en Okinawa, a un par de horas de avión de mi casa.

El profesor se retira dejando reverencias a su paso, y nos quedamos sólos con nosotros mismos. Yo estiro y observo en silencio al chico extranjero, que lo es tanto como yo, y le veo practicar delante del espejo algunos de los movimientos de la clase. Entonces el señor mayor va donde él y le echa la bronca por algo en un japonés rudo que suena a cinco veces por encima del pobre chico que sólo acierta a hacer reverencias y pedir perdón sin entender porqué.

Gomen nasai. Shitsureishimashita

El señor le da la espalda sin contestar mientras al chico se le va el alma con cada reverencia. Y yo, testigo mudo de mí mismo no hace mucho tiempo atrás, me siento, de repente y por medio segundo, casi orgulloso de haberle fracturado el orgullo a semejante indeseable.

Entonces me levanto y me pongo entre la espalda de uno y las reverencias del otro, y le ofrezco mi mano, y con ella, todos mis respetos:

Nice to meet you, I’m Oskar from Spain, where are you from?

Y lo que haga falta.

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La audición de la NHK

La NHK, que es la RTVE de aquí, que resulta que tienen un programa en el que enseñan español, que andan buscando caras nuevas, que hay una audición para seleccionar presentadores, actores y locutores. Anda que buena pinta, pero seguro que hay unos requisitos ahí que ni para Shogún. ¡Pues no!, defenderse con el japonés, ser nativo hispanohablante y tener visado de trabajo en condiciones. Que rellenemos una hojica y metamos una foto de carnet y alguna de cuerpo entero, que venga, que total por probar.

¡Dicho y hecho! Hoja rellenada, foto de carnet sacada con una sonrisa de yunke a caracol, y fotos de cuerpo entero, como cinco o seis: en medio de la ceremonia del té con kimono, en mitad de una clase de Karate, vestido de Yosakoiero, llevando un omikoshi… que si no me cogen que no sea por sosaínas.

Llega mail, que me han preseleccionado, que vaya el domingo para una audición y que lleve una copia del visado. Primero me han invitado a una fiesta en la embajada de México donde voy a hacer de Papá Noel, así que allí que me voy todo entrajetao cual accenturo sieso cancamusero. Coincido con Miguel, que resulta que salió en la NHK hace unos años y me cuenta un poco como fue su entrevista, todo un privilegio hablar con él aunque la mía al final no tuvo nada que ver. La cosa se retrasa, y yo me tengo que marchar, así que le cedo el honor al lorco a traición. El tío va y lo hace genial mientras yo marcho muriéndome de risa.

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¡Qué bien me lo pasé, Miwa, gracias!
Guille, gomen neeeeee :D

Cuando ya estoy cerca del edificio de la NHK se me cae el teléfono móvil, pero lo cojo antes de que caiga al suelo aunque por el camino arrugo las hojas que llevaba… eso ya ni es copia del visado ni es nada, así que me meto en un combini a resacarlas, menos mal que llevaba el pasaporte encima.

Me viene a buscar una chica con un peto que en mi mente presenta un programa infantil, pero que seguro que coincide que no. Es muy maja, se ríe mucho y además que me dice que conoce Bilbao y todo (¿así como para mi una de la tele? hum, hum… :secretico: ). Me lleva a una sala donde hay dos chicos más, uno con pelos largos y otro con patillas raras, me siento y me dan dos hojas. En una hay un texto sobre el acueducto de Segovia, como unos cuatro párrafos con datos históricos. En la otra un cacho del cuento de la cigarra y la hormiga, pero con un grillo en vez de una cigarra. Los diálogos de las hormigas están subrayados. Me dicen que los voy a tener que leer, que me los prepare y que espere que ya me llamarán.

Finalmente me llaman, entro a un plató enorme con unos focos estilo San Mamés. Me dicen que me ponga ahí en medio, justo delante de dos pedazo de cámaras que me miran de frente muuuuy atentas. Hay dos mesas y cuatro personas sentadas, dos a la izquierda y dos a la derecha. Me hablan en japonés, que me presente primero en castellano y luego en japonés. Lo hago aunque digo el doble de cosas en mi idioma que en el otro. Después me hablan en Español, que si me gusta Bilbao, que si he visitado el Guggenheim, que cuente como es mi ciudad. Yo mientras sea en castellano sin problema, sonrío mucho y cuento que el museo tiene su aquel, pero que las obras de «arte» no las entiende ni Blas, ni Epi, ni Chema el del pan. Después de algunas preguntas más, todo en castellano, pasamos a las preguntas en japonés con las que lidio lo mejor que puedo, que cuente eso de que vine aquí en el 2001 y como es mi trabajo de ahora, y yo lo cuento.

Castellano de nuevo, que lea el texto del acueducto, que lo haga lo más claro posible como si fuese para la radio. Lo leo acordándome del ikupodcast, haciendo pausas deliberadas y entonando lo mejor que sé. Después pasamos al cuento donde hago de las hormigas, ahí ya me suelto más y le pongo distintas entonaciones: la hormiga enfadada, la buenaza… la chica que me da la réplica también pone voces, así que creo que lo estoy haciendo como se pretende.

Llega lo último. Que haga lo que me de la gana delante de la cámara: que cante, o baile o lo que yo quiera. Se me pasan por la cabeza los bailes de Yosakoi, cuatro o cinco canciones del karaoke en japonés y hasta un striptease. Finalmente tiro las hojas al suelo y, con traje y corbata, me dedico a hacer Capoeira y Karate mezclado, poco más o menos que lo mismo que en el vídeo del gatostiable, riéndome mucho. Cuando acabo le hago una reverencia a la cámara y cuando les miro, veo que se están riendo. Lo dicho, si no me cogen que no sea por soso.

Vuelvo a la sala de espera mientras el chico de las patillas en punta entra. Allí me llaman por mi nombre y me dan mi pasaporte. Yo no entiendo nada de primeras. Me lo explican: una chica que fue a sacar una fotocopia al combini y que se lo encontró dentro de la fotocopiadora, y como era de un Español pues que seguramente estaría en la audición… vamos que había perdido el pasaporte con todo el tinglado que eso conllevaría, y lo había recuperado sin darme yo ni cuenta… le doy las gracias mil veces! y hasta besos al pasaporte!!.

Salgo de allí más contento que ni sé. Pienso que si hubiese hecho esta entrevista tres años atrás, hubiera estado tan nervioso y tan bloqueado que hubiese parecido otra persona. De hecho, era otra persona. Resulta que he hablado en japonés, a mi estilo pero me he defendido, he leido textos y he medio bailado en traje delante de cinco o seis personas que no conocía mientras me grababan en la tele.

Como si me cogen me muero, prefiero olvidarme de la entrevista porque a nada que piense lo que significaría, me entra un sinvivir y un comecome que estaría con el móvil en modo vibrador metido por dentro de la camisa para no perder ni una llamada.

Así que nada. A olvidarse y lo que tenga que ser, será. Y de mientras a lo mío.

Onigiri onigiri!

java java!

Mira que si me cogen y dejo las teclas… tiro el ordenador al río!!

De gentes y personas

El Ikublog, un sitio público, nuestro bar, donde cualquiera puede entrar a curiosear lo que aquí se ofrece, sin tener que pagar nada, ni siquiera a Google le dejamos entrar a repartir sus panfletos de publicidad.

Una temática quizás no demasiado clara, Japón por aquí, una pizca de corazón por allá y muchas tonterías por el camino. Una mezcla de vídeos, fotos y letras que conforman el menú del día del Ikublog, el pan y el vino van por cuenta del cliente, el resto es gratis.

Pero no. Ojo que nos estamos equivocando. Cualquiera no puede entrar. Aquel que ha venido a hacer daño no es bienvenido. Porque es mi bar, y a mi bar no vienes a dar rebuznos molestando al resto de los que aquí estamos a lo nuestro. Tu lo llamas censura, y lo es, aunque yo lo veo más como sacar la basura, sanear el ambiente, limpiar la porquería.

Hay otros bares, muchos otros que seguro que te conoces de sobra, a cuyos dueños no les importa que vayan lumbreras como tú con tal de que estén llenos aunque dé vergüenza ajena entrar. A mi si me importa y tu no entras más porque una cosa es que no compartamos opinión y otra que nos faltes al respeto a mi y a la clientela. De toda la vida insultar ha traido consecuencias, no acabo de ver claro por qué internet va a cambiar eso.

En cualquier caso gano yo, porque tengo las llaves y no importa que vengas con mil caretas distintas, porque mil veces pasaré la mopa y te cerraré la puerta.

Luego estáis esos otros. Los que habéis venido y algo de lo que aquí se ha puesto no os ha gustado y entonces os dedicáis a arremeter contra este bar en otros bares. Habéis decidido que este garito no mola, sin importar ya lo que haga o deje de hacer, y tratáis de convencer a todos de ello, asumiendo que no son capaces de juzgar por sí mismos. Con lo bonito que es tener una vida y vivirla, pero en fin, vuestras razones tendréis, allá cuidaos. A mi personalmente me honra vuestro desprecio porque viniendo de gente como vosotros se invierte su significado.

Aquí seguiré subiendo la persiana, como llevo haciendo desde hace tres años: dando los buenos días a los de siempre, la bienvenida a los nuevos y últimamente sacando la basura un par de veces al día.

Las que haga falta, mis queridos porsaquiles, las que haga falta.

Conversaciones con un Gaijin

En el baño de un izakaya, un chico alto y muy jóven me habla mientras los dos ejercemos la actividad miccionante:

Are? Gaijinsan desu. Hellooo (otia un extranjero!! hola!!!)
– Jajaja, hello, konbanwa
– Hoy hay un montón de extranjeros cenando aquï!
– Pues si que hay si, ¿porqué será?
– Jajaja, vete a saber, oye que bien hablas japonés
– Buff, que va que va!… Hasta luegoooo.
– Hasta luego!

Después nos cruzamos dos o tres veces más y nos saludamos riéndonos.


En el combini de la esquina la hija del dueño aparece con un niño pequeño que viene donde mí corriendo, y yo le hago monerías:

– Mira mira, es un gaijin, viene del país del fútbol
– Jajaja, país del fútbol, y dale
– Yo soy su abuelo
– Si? pues es muy majo, se ríe mucho!
– I’m his grandfather
– Si si, si ya lo había pillao
– Pero España es el país del fútbol, ¿no?
– Será, pero a mi no me gusta nada
– Jaja, por eso huiste a Japón, ne?
– Jajajaja


En Honmonji, una niña de unos tres años me mira toda sorprendida y me señala directamente mientras le hace gestos a su padre:

– ¡Mira mira!
– ¿Qué dices hija? ¿Quién es, un profesor tuyo? –
la niña no contesta pero me sigue señalando
– Holaaaa -digo yo
– Holaaa –
me contesta el padre- perdón….
– Jaja, nada nada

Y la niña se esconde detrás de él sin dejar de mirarme asustada y sorprendida a partes iguales…


En el súpermercado de mi barrio, monto en la bici con un par de bolsas mientras dos chicas con uniforme escolar me miran y dicen a gritos:
Kakkoiiiiiii
– Arigato
– Are? ¿hablas japonés? ¿de dónde eres? ?¿como te llamas? ¿vives aquí? ¿qué has comprado? ¿te gusta Japón? –
me asalta una, la otra me saca una foto con su teléfono móvil
– Jajaja, si yo sólo he venido a comprar huevos!, pero sí, vivo ahí al lado, vengo de España y me llamo Oskar
– Oskar!! como el de Berusaiyu no Bara!!! jajajaja
– Eeeeh, siempre me dicen eso, pero el del anime ese es una chica!!!
– Jajajaja, es un nombre muy kakkoii!!
– Arigato, bueno, que voy a ver si ceno
– Ja ne, bye byeeeee

(Kakkoiii siguen diciendo a dúo mientras me voy)


En un restaurante en el barrio chino de Yokohama con una amiga, un señor muy mayor me ve y le habla a mi amiga, que es japonesa:

– Es americano, ¿verdad?, ¿le gusta Japón?
– No no, viene de España

Al hombre le cambia la cara, de repente deja de dar la sensación de estar incómodo y me empieza a hablar a todo meter:
– España, Gaudí, San Fermines, Tomato matsuri, matador ¿te puedo hacer una pregunta?
– Jajaja, si, si, claro
– ¿En España se come el rabo del toro?
– Si que yo sepa, en estofado o así
– Es que yo soy carnicero y estoy muy interesado en saberlo porque creo que es un manjar –
después suelta unas parrafadas sobre el noble arte cárnico y acaba con un…
– ¿Es tu novio? –
le dice a ella
– No no, jaja, es un amigo
– Pues tiene cara de buena persona
Menuda cara tonto tengo que tener
pienso yo.


En el tren, me siento y dos señores mayores entrajetaos que están enfrente, visiblemente borrachos, me miran y ponen cara de mofarse:

– Mira un gaijin, por qué tendrán que venir aquí!!!, seguro que no tiene ni idea de japonés
– Mejor que no aprenda y que se vaya a su país. Kusai (huele mal!)
Les miro directamente para que sepan que les he entendido, me sostienen la mirada y me dice uno envalentonado:
– What?
– Nada nada

Se miran entre ellos y se ríen triunfantes sin darse ni cuenta que les he contestado en japonés. La gente de al lado pasa de todo, finalmente me levanto y cuando voy por el andén y les miro, uno me hace el gesto de levantar el dedo anular desde el tren.


En una cena con los del Yosakoi:

– Figo, siéntate aquí
– Jajaja, ¡que yo no me parezco a Figo en ná! es como si yo digo que tu eres igual que Bruce Lee
– Mukatsuku jan! (será cabrón!)
– Yo creo que se parece a Tom Cruise –
dice una– cuando se ríe, Oskar riete
– Eso Figo, riete
– Jodeee que cruz!! aunque si me dáis a elegir me quedo con Tom Cruise –
me río
– Si si, a Tom Cruise!! –
y hace la música de misión imposible y el gesto de tirar las gafas de sol que explotan
– Claro y como me parezco tanto a Tom Cruise por eso estoy más sólo que la una, ¿no?
– Eso es porque no te gustan las japonesas porque las españolas tienen más caderas y más pecho
– Si, estamos como para discriminar nacionalidades…
– pienso yo


En una cena con los de Capoeira, hablo con un chavalico que no tendrá más de 20 años:

– ¿España? pues yo estuve en Salamanca
– Seguro que llamaste la atención, al ser japonés… ¿fuiste a algún bar?
– Si, y me venían a hablar mucho, ¡se acercaban por mi dinero!
Si, por eso va a ser…
pienso yo mientras me cambio de sitio…


El domingo con una amiga paseando por Shibuya:

– ¿Entonces, ya te has acostumbrado a vivir en Japón?
– Supongo que si, pero a veces me doy cuenta que soy el único extranjero y me siento incómodo, aunque nadie me diga nada ni a nadie le importe. Mira, por ejemplo ahora mismo si paras el tiempo, seguro que sólo estamos aquí mismo dos o tres. Es raro.
– Ya me imagino… tiene que ser duro
– No, no es que sea duro, impresiona un poco, y sólo a veces… encima esto es Tokyo y nunca pasa nada, el caso contrario en España sería mucho peor.
– Pues el caso es que para mi tu no eres un extranjero, eres Oskar, sin más
– Ojalá todos pensásemos de esa manera… tu para mi eres Naoko, y ya.
– Algo tan simple y tan complicado a la vez…
– Cierto, muy cierto

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A la izquierda del cero

Cuando el cielo amenaza nostalgia y siempre comunica el teléfono de los sueños porque no se quieren poner.

Cuando lo de fuera es mentira y lo de dentro sólo mío porque nadie llama.

Cuando las pestañas pesan de más lastrando los párpados y uno es la mitad de lo que fue, y ya no hay olores que sepan, ni sabores que huelan, ni sonidos que ver, ni más paisaje que recuerdos de colores claros del pasado superpuestos en un mundo de tonos que caducaron ayer.

Cuando las horas vocean a los cuatro vientos que están limando la vida por real y cruel decreto de los días, y lo que se pone al buen tiempo es mala cara y al mal tiempo, lágrimas.

Cuando ser es nadar en un río revuelto donde ni los pescadores se acercan porque hay un tipo que sólo ve empañado y les mira con la cabeza bien baja.

Cuando sobre las íes ya no importan los puntos y empieza a dar igual que haya íes, llegas tú y vas y lo das todo por posible, y me haces estar a tus anchas, y traes las llevadas que sacan las cuentas haciéndome pasar, de la mano, al otro lado del cero.

Los dos sabemos que te irás pronto, pero, ¿sabes?, da igual porque ya me has vacunado del invierno y sé que podré seguir con esto tan mío de ir apretando mucho más de lo que abarco.

Aquí me quedaré cuando pase, intentando, una vez más, que dejen de salir mis restos en todas las divisiones.

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El ofurokane

Mientras más veo los cerca de 60 ficheros de vídeo del sábado pasado, más ideas me vienen a la cabeza para montar el definitivo, así que aunque tenía pensado sacarlo hoy, he decidido hacerlo lo mejor que pueda durante el fin de semana para que quede algo lo más ikuniquelao posible y para el lunes lo tenéis como que hay trols porsaquiles en este blog que están baneados de por vida!! palabra!!

:porsaquil: :D

Aquí para las personas, y como tampoco quiero que hoy sea un viernes aposterilero, vengo a presentar el último producto probado por el IkuCSI que he bautizado como:

¡¡ El Ofurokane !!
:copon:

Ofuro es baño en japonés (jaja, me he dejao la o sin enlazar, que gañán!) y okane es dinero, con lo que el elemento que nos ocupa es dinero para el baño. Ojo, no es una subvención para comprar un Cylon MultiCuliFunción, sino unas sales de baño con forma de billete de 10.000 yenes que tienen su guasa tomasa. Atiende que pongo una foto, a la izquierda un billete de verdad, a la derecha la caja con los del baño:

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Esto como mejor se entiende, mis queridos zagales obreros y mozas casaderas, es con un vídeo grabao así según llegué a casa el martes y del que asumo nula responsabilidad negando que ese rascayú sea yo hasta que me muera:

Al final, pues el agua queda con unos grumacos negros que olían muy bien pero que parecía que había pasao el Prestige:

Eso sí, me bañé como Mario Conde, sólo me faltaba el monóculo ahí pa ser el bicho del Monopoly en porretas.

:peneke:

¡Buen fin de semana!
¡Besicos!