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Turtle taxis en Tokio

El otro día nos montamos en un taxi cerca de Shinjuku y nos encontramos con una movida nueva, un botón ahí que ponía «botón de ir despacio». No le saqué foto, pero he encontrado algunas por ahí por el internete:

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Resulta que si ves que el taxista va muy rápido o simplemente quieres ir tranquilo, puedes pulsar este botón y el conductor irá más despacio. Me ha parecido una idea tan simple como magnífica: normalmente cuando uno coge un taxi, lo que se quiere es llegar al destino lo más rápido posible, pero hay muchas situaciones en que lo que quieres es llegar con calma, sobretodo si vas con críos. En la web de taxis identifican tres razones desde el punto de vista del cliente que les ha llevado a implementar este servicio:

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1- No sentirse cómodo con conducciones agresivas.

2- No tener prisa, preferir no ir a mucha velocidad.

3- Ir con niños, preferir una conducción amable.

El caso es que resulta que existen también desde hace unos años los «Turtle Taxis» en Tokyo, «taxis tortuga» que están pensados precisamente para esa gente que prefiere ir más suave y con más calma y no a lo puto loco como se conduce normalmente. Concretamente dice que ponen mucho esfuerzo en no dar grandes acelerones y frenar también muy muy despacio de manera que se noten los menos movimientos bruscos posibles y de paso contaminar menos. La verdad es que molaría que hubiese un efecto dominó y el resto del tráfico también se suavizase un poco…

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Más fotos en el Tumblr oficial de Turtle-Taxi.

La cartera perdida

Llevaba un par de días regulero con la garganta y el jueves a mediodía decidí volverme a casa porque me subió la fiebre y no sabía hacer ya el Javascript ni con un canuto. Por la mañana, como cada dia, había ido en bici, pero a la vuelta y después de dudar bastante, pensé que mejor no arriesgar a ponerme peor con la sudada y la dejé aparcada ahí en los Shibuyas volviéndome en el tren chuchú. La cosa es que aunque aquí no suele pasar nunca nada, andaba yo ya inquieter: no me gusta un pelo que mi pobrecita pase la noche solica por ahí… aguanta, orbeica mía, que ya vuelvo a por ti en cuanto me ponga bien!! no te hagas caso de las gyarus pelandruscas!!

El viernes, que aquí fue fiesta y ya por la tarde estaba yo bastante recuperado, volví a montarme en el tren para ir al encuentro de mi amor biruedil. De paso, como ando al loro siempre para comprarme la Nintendo Switch y los viernes a mediodía corre el rumor de que son los «restocks», llevé la cartera con bastante dinero por si sonase la flute.

Ba, ni pa Dios… no tengo claro si estos de Nintendo son unos putos genios del marketing, que nos tienen en ascua viva por comprarles en cuanto tengan más, o los mayores desastres planificando a este lado del río Sumida.

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Me recorrí las tiendas habituales a contar cartelicos como el de arriba y enfilé cabizbajer y tristonero al parking de bicis. Hostias, por cierto, cuanta gente hay siempre en Shibuya, la madre que parió a Peneke, qué disparate y que sindios, mira que estoy por aquí todos los días y no me acostumbro todavía. Lo único bueno que le veo es que si te tiras un cuesco, a ver quien tiene cojones de señalar a alguien!

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Total, que acabé por fin con mi bici que estaba enterica y reluciente, le puse las luces que llevaba en la bolsa, la funda acolchada para el sillín en pos de que no sufriese mi excelso nalgar, y casco en melón, pillé la cuesta del 109 a la izquierda enfilando ya para casica. Me desvié un par de kilómetros con la intención de pillar unas hamburguesacas para la cena que Kota andaba con antojo, pero cuando llegué y justo antes de pedir, me di cuenta de que no tenía la cartera…

:peneke: :copon: :peneke:

Lo primero que pensé, pardillo de mi, fue que no la había cogido, así que le pregunté a Chiaki por si me la había dejado olvidada encima de la mesa o por ahí. La estuvo buscando un rato pero me decía que o se la había comido Kota, o allí en casa no estaba….

:peneke: :copon: :peneke:

Me volví para casa a buscar yo también, ya que, total, estaba bastante cerca… pero nada, ni pa Dios: lo más probable es que se me hubiese caído en Shibuya cuando saqué el casco de la bolsa.

¡¡ Maldita mochila-mierder que no tiene bolsillos y va todo junto ahí !!

En fin, no quedaba otra que tirar para Shibuya otra vez… segundo viaje en bici, trayecto que hice a todísima hostia folladísimo en do menor pensando en todo el jaleo que iba a ser cancelar las tarjetas de crédito, sacarme de nuevo el carnet de conducir, el DNI de aquí con mi recién estrenada visa permanente, liar a la de recursos humanos de la empresa para la tarjeta de la seguridad social… bufffff, jodé, pensaba mientras pedaleaba, dono mi huevo menos peludo con tal de encontrarme la cartera con todos los documentos, el dinero ya me la refulfla!!

Total, que llego con una sudada que ni Paquirrín con un cuaderno de rubio, rebusco y rebusco por allí y tampoco aparece. Ya medio desesperao voy donde el guardia del parking y resulta que está sentado en una silla de camping ahí sobao entero el gachó. Era una escena curiosa, porque tenía un chaleco de esos reflectantes que usan aquí pero con luces rojas que parpadean a todo meter; es decir: era un señor durmiendo al que se le veía desde la MIR.

Di un par de vueltas otra vez y como seguía sin aparecer, me fui a despertarle a semáforo-man con un par de sumimasens a cada cual más alto.

– Sumimasen
– SUMIMAsen
– Eh, hai haaaai
– Perdone, que es que hace una hora o así yo pa mi que se me ha caído la cartera por allí, no la habrá visto, ¿verdad?, o alguien que se la haya dado o algo…
– Pos no… pero lo mejor es que preguntes en la comisaría a ver…

Dicho & hecho, lo cierto es que ya iba yo con esa idea también, señor árbol de Navidad, pero total, tenía que intentarlo también, perdón por despertarle.

Tiro para comisaria, la que queda al lado de la estación, vamos, donde hay más gente que en el Aeropuerto del Prat (mwahaha) pero siempre. Dejo la bici ahí en la puerta y sale un policía al momento a echarme la bronca ya:

– Aquí no se puede aparcar, chato moreno, tira pallá.
– Ya ya, pero es que vengo a preguntar a ver si por un casual de Buda han visto ustedes mi cartera que se me ha perdido probablemente por allí por donde el parking de bicis
– Ah, vale, tira padentro
– Voy
– Pero canda la bici, alma de ピッチャー
– Ah, si si -esto lo hace para ver si no he mangado la bici, no es la primera vez que me para un policía y me dice que abra y cierre el candado para ver si tengo la llave, qué profesional, la vírgen, qué profesional.

Dentro de la comisaría, que no había estado nunca, resulta que había un huevo de policías, pero a mi me tocan tres. El que me habla todo el rato, que es un tío probablemente más joven que yo, más serio que el único enano paseando por la playa nudista llena, luego uno neutro que ni fú ni fá, y el tercero que equilibraba la ecuación que no hacía más que hablar medio riéndose y gesticulando un huevo.

Me habla el serio:

– Por favor, tu tarjeta de residente.
– Pues es que estaba dentro de la cartera -tío soseras
– ¿Puedes escribir japonés?
– Un poquejo, tampoco me pidas mucha historia

Interrumpe el sosaína:

– No te preocupes, con que sepas escribir tu nombre y dirección y poco más ya valdría.
– Ah, vale

Me dispongo a rellenar una hoja donde efectivamente se me piden mis datos y luego una lista con lo que he perdido: cartera, color, tamaño, marca, cuanto dinero tenía, qué tarjetas más o menos…

Habla el enfarlopao:

– Hostia puta! (Sugoi!) si sabes escribir japonés de puta madre (sugeee jyouzu jan!!), ¿cuanto llevas aquí?
– Algo más de diez años -le digo intentando concentrarme en lo que estoy escribiendo lo que para un crío japonés sería tirao, pero para mi es el puto pasapalabra
– ¿Y has estudiado por tu cuenta? ¿has ido a la universidad? ¿en qué trabajas?
– Eeettooo, pues …

Interrumpe Paco Umbral:

– Por favor, acaba de escribir

Y se hace el silencio con el que, mira tu, el neutrex parece estar más cómodo, hasta le cambió el color de las mejillas y todo, como mas asonrosao.

El seriales me empieza a hacer más preguntas pero ya en plan interrogatorio muy serio, que donde lo he perdido, que a qué hora, que qué tarjetas tenía y cuanto dinero, que qué hacía en Japón, que cual era mi trabajo… y después me volvía a preguntar, como el que no quiere la cosa, por cuanto dinero y las tarjetas para ver si me contradecía o algo… Todo esto, por cierto, hablándome bastante cerca y en keigo, pero lo peor fue que tenía las cejas depiladas y, joder, me costó aguantar ahí sin descojonarme vivo… poco faltó para hacerme un Rajoy y soltarme…

Después de las preguntacas, que las contesté sin dudar porque, coño, era todo verdad, el neutrales saca una bolsa transparente con mi cartera dentro y yo pego un bote porque no me esperaba que la tuviesen:

– ¡¡Esa es!!, ¡¡¡toma toma toma toma!!!! pero falta la tarjeta azul de la oficina, que estaba en el bolsillo de fuera… -empiezo a decir dándome un poquillo igual, todo sea dicho

De repente salta el exaltao:

– ¡¡ no te preocupes !!, cuando la han traído he tenido que listar todo lo que había y después he metido todo dentro, me acuerdo de esa tarjeta, está dentro con el dinero, están los 30.000 como dices que había, ¡está todo! ¡qué suerte!, ¿eh? ¿eh?, ¡que bien! ¡Japón es muy seguro! ¡omotenashi!

Yo ya me reía abiertamente:

– Jajaja, jodé que si, os debo la vida, mil millones de gracias

El neutro neutraba a su aire más callao que Eduardo Inda con un detector de mentiras, pero el serio cejastrinque cortó todo atisbo de alegría con su voz ajusticiadora, joder, cualquiera diría que estaba resolviendo el caso del siglo:

– Rellene, por favor, este otro formulario como que le hemos entregado la cartera

Y vuelta a empezar: otra hoja con mis datos y mi firma certificando que estaba todo y que ale, a pastar por la sombra.

Salgo de la comisaría de culo haciendo reverencias deluxe plus, quito el candado de la bici y cuando me voy a pirar salta el toloco:

– Cuidao con la bici, ¿eh?, nada de llevar los auriculares esos que tienes colgando del cuello, ten mucho cuidao que hay mas accidentes que ni sé de bicis últimamente y encima ahora por la noche más todavía, ten cuidado, ¿eh? y no pierdas la cartera más, que es importante, ten cuidao.

Unos cuantos gracias gracias si si gracias gracias si si después ya estaba yo tirando pa casa otra vez, pero con la cartera bien guardaíca, la sonrisa puesta y el culo y las piernas que ni las sentía ya cuesta parriba cuesta pabajo.

Curioso país de locos en el que estamos, Tosca, curioso, disparatado, pero sin duda maravilloso país.

:gustico:

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Juliogram 2017

Julio ha molado mucho; empezó a hacer calorcico del bueno y yo me empecé a dar paseícos a los mediodías. Bueno, paseacos, me instalé una aplicación en el móvil de esas que te miden los pasos y me piqué con un grupo de amigos a ver quien andaba más, así que a los mediodías me hacía unos cuatro kilómetros. Hasta me traía ropa para cambiarme la sudada y todo antes de volver a la ofi.

Dentro fotos de los ohirupaseos!

Luego había un tal Take que el cabrón me seguía sacando dos mil pasos, así que empecé a darme los paseos a la noche al salir de la ofi y antes de coger la bici para volver a casa. Mwahaha, le gané.

Dentro fotos de los yorupaseos!

Por cierto, ojo al nombre de esta elementa!!:

En España estuve mirando las cosas de mi padre y me encontré un billete de cinco pesetas de la segunda república, flipa:

Y alguna curiosidad más como las cintas que todavía tiene mi hermano Javi o el juguete de Doraemon que se le antojó a Kota. Tela lo de comprar un juguete de Doraemon a mi hijo japonés en un centro comercial de Badajoz!

Y esta es una de las cestas que hacía mi padre a mano, incluso le encargaron alguna de una tienda que quería usarlas para exponer en el escaparate sus productos. Ya la tengo puesta en un lugar privilegiado del salón:

Por cierto, que durante el viaje usé un cacharro wifi portátil de WifiAway, que me lo mandaron a la habitación del hotel y dejé en un buzón en el aeropuerto. Funcionó perfectamente, tenía hasta 20Gb con lo que Kota pudo ver sus movidas de Youtube en el iPad camino de Badajoz, por ejemplo, y sobretodo poder usar Google Maps para ir a los sitios es impagable!

Nada más llegar a Narita, me encuentro a la televisión haciéndole una entrevista a una compañera mía de trabajo que volvía de Londres de viaje. Jajaja, menuda pájara, anda que no le gustan estas movidas!! se descojonaba luego cuando le mandé la foto con la reportera, porque no se dio cuenta que estaba yo al quite!

Y ojo al alijo que nos trajimos! Esta vez ni embutidos ni hostias porque resulta que en el súper de mi barrio venden de todo, así que el alijo es más indie que otro poco:

¡Ay las cremicas! ¡ay las cremicas! tengo yo más que Chiaki!

Después, pues bueno: vuelta a la rutina bici paquí, rascatecleo pallá. Oye! dos semanas sin coger la bici y joder, agujetas!

Le compré también una piscina a Kota aunque creo que me lo paso yo mejor que él, jajaja, que tunantes estamos hechos.

También me compré un quintal de libros para el examen de japonés, que sigo estudiando, ¿eh?, hay que sacarse el N2. Tengo un plan, pero ya os lo contaré, mwahahaha:

Y quedamos con una amiga de Chiaki que, curioso, tiene su misma edad, su marido la misma edad que yo, y su hijo la misma que Kota. El caso es que había matsuri en mi barrio, aunque no salió muy allá porque Kota se quedó sobao y a Shushu-kun le dio fiebre… con críos ya se sabe, pero nos dio tiempo a zampar una chocobanana maqueada, el I+D japonés, amigos!

Hostia, que a pocas se me olvida!! eh chatos!! que me han dado el visado permanente!!! a tomar por culo inmigración y toda esa mierda de papeleo!!! yeha!!!! llamadme Takeshi Toscano!! alfombra roja en los pachinkos ya!!

Y justo ayer resulta que me encontré una sandiaca de 74Kg ahí expuesta, fíjate: si antes digo que las frutas y verduras en Japón son ridículas… el zasca lo ha escuchado hasta Putin!

También me llegó a la noche un reloj marcamierder que pedí por Amazón, es de estos con pulsómetro que quería para correr, lo he usado hoy y va de sobra para lo que yo quiero (probablemente me acabe comprando el Apple Watch cuando salga el nuevo, pero esto no se lo contéis a Chiaki :secretico: )

La última novedad es que parece que se estabiliza un poco la situación de mi empresa, que llevábamos con la web y la app chapadas desde octubre del año pasado por unas movidas legales de copyrights. Justo ayer anunciaron que se crea una empresa nueva, nos mueven ahí y volvemos a sacar el invento. Lo único malo es que le decimos adios a Shibuya, que es un sitio que me mola mucho para currar, además la ofi de ahora tiene unas vistas de la hostia:

Pero bueno, a todo se hace uno, la nueva oficina está en Jimbocho, a cinco kilómetros más en bici, serían ya 17km ida + 17km vuelta… a ver si pudiera ser que no hubiese muchas cuestas… (el tren no es una opción!!)

¡Buen fin de semana, muchachos!
:gustico:

Stainless – Shinjuku

Como si fuese el catalán ese del sombrero,
aquí voy y os hecho ahora mismo un post regulero

Dentro pedazo de vídeo que me he encontrado por ahí. Me he quedao churichuscu del todo, pedazo de curro…

El vídeo mola, pero admito que el post es :regulero: del :copon: . No he tardado ni dos minutos en plagiar el asunto!! Eh! huevos como trolebuses llevo hoy, señora!!

La ciudad de los juegos

Tokyo, la ciudad de los juegos olímpicos, es el lugar en el que llevo viviendo 7 años. Se dice pronto y pasaron rápido, tanto que a veces parece que vine ayer y otras que nunca estuve en Bilbao en realidad.

Ayer cené con mi mujer, Chiaki, en un izakaya cerca de mi casa. Comimos muchas cosas que nunca habría imaginado que se iban a convertir en mis habituales: una cazuela con verduras, tofu y carne, alitas de pollo dulces y picantes a la vez, ensalada de algas… como casi siempre, pidió ella, aunque yo fui el que me bebí las dos jarras de cerveza de medio litro. Hoy me pongo a leer el periódico y ponen que una cerveza vale 7 euros. Yo pagué 3 y medio, me pregunto dónde se fue a beber su cerveza la tipa del reportaje. La cena no costó más de dos mil yenes por cabeza, unos 14 euros, pero el dato da igual porque si tenemos en cuenta que cualquier sueldo japonés es aproximadamente un 35% más alto que uno de España, al menos en informática, estamos hablando de restaurantes en los que tienes un servicio incomparable y una comida increíblemente variada y selecta por cuatro duros en proporción. No tiene sentido hablar de precios en euros estando en Japón, eso lo entiende cualquiera. Como tampoco cuadraría preguntarle a uno de Nueva York cuanto cuesta una copa de vino en Euros para calcular si es caro o no. Siempre estamos con la misma gilipollez absurda.

No es raro leer tonterías sobre esta ciudad, sobretodo de gente que quizás ha pasado aquí una semana de vacaciones y se cree con criterio de sobra para adoctrinar con verdades absolutas, aunque peor son los que han visto algún programa de callejeros y ya son expertos gurús. Yo salí en uno y sé que se trata de contar lo que sobresale, lo que es raro, lo que destaca que no suele ser para nada lo normal. Es como si nos vamos a Bilbao y nos quedamos con las pintadas del Casco Viejo y enfocamos el asunto a hacer un documental sobre ETA y los presos en vez de sacar a la gente de pintxos y buen rollo. Pues es lo mismo: nosotros nos tiramos un par de horas recorriendo metros de Tokyo hasta dar con uno que estuviese petado para grabar. ¿Que es normal que estén hasta arriba? SI, con mayúsculas, pero en horas punta y en determinadas líneas. También es normal que te traten con tremenda exquisitez en cualquier tienda o que haya restaurantes centenarios que los llevan ancianos de pareja edad a los que verás tratarte como un nieto suyo aunque no entiendan ni papa de lo que dices.

Tokyo es una ciudad inmensa que está compuesta por distintas ciudades, cada una con su ritmo y sus pulsos. Tenemos los rascacielos y las zonas de marcha, tres o cuatro barrios en total, y otros trescientos millones de lugares que nunca salen en ningún sitio. La inmensa mayoría de Tokyo son barrios de casas de madera, de edificios de menos de 4 pisos a los que se accede por calles tan estrechas que lo del doble sentido es anecdótico porque sin maniobras, por allí no se cruzarían nunca dos coches. No es raro cruzarse con gatos que campan a sus anchas por cualquier esquina, con niños practicando con sus padres a darle con el bate de beisbol a la pelota, con estudiantes que vuelven de sus clases de kendo, de judo o de tiro con arco llevando semejante bicho de metro en sus espaldas.

Si estás esperando al tren en cualquier estación no será raro que hagas cola detrás de niños de menos de 10 años que están ahí cogiendo el tren solos volviendo a casa del colegio por su cuenta. Porque aunque se empeñen en sacar soplapolleces excepcionales que yo nunca he visto como las máquinas expendedoras de bragas usadas o la moda esa que dicen que hay entre los adolescentes de lamerse los ojos, esta ciudad es de las más seguras y amables del mundo. Es como si la imagen que se quisiese dar de España es de que todos nos tiramos tomates los fines de semana porque una vez al año en una ciudad concreta hay un festival en el que se hace. Eso no es lo normal, es raro, es la tontería que hace gracia y la que gusta contar. Porque si cuentas que hay puestos de comida en algunos sitios de Tokyo donde el dueño no está pero hay una hucha donde se fían de que eches tu dinero y te lleves solo la bolsa de pimientos que te corresponde, pues entonces el personal a lo mejor se aburre porque es algo simplemente curioso y no estrafalario.

También es verdad que si sales cualquier día por la noche por Shibuya o Shinjuku te encontrarás con muchos hombres de negocio borrachos perdidos aunque totalmente inofensivos. Seguramente estarán ahí tirados en cualquier banco durmiendo la mona sabiendo que cuando despierten, seguirán teniendo el portátil al lado porque esta ciudad es así. Pero esto será en cualquier barrio del centro donde están las oficinas.

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Tampoco será raro que si sales tu con los de tu empresa a cualquier izakaya acabes fusionando mesas con la celebración de los de otra empresa que te invitarán a todo lo que se les ocurra. Porque aquí la gente es social, es amable y sobretodo se emborrachan a la que llevan dos cervezas encima pero en vez de liarse a hostias por independencias, equipos de fútbol o partidos políticos, se invitan unos a otros y dan por saco si acaso gritando y cantando a grito pelao. Que es cierto que existe un festival del pene donde sacan una picha en procesión lo que a mi parecer dice mucho del sentido del humor de esta gente, pero que es sólo uno contra los cientos que hay cualquier fin de semana en cualquier barrio donde las abuelas se pondrán sus kimonos de gala para bailar con sus nietos debajo de lluvias de pétalos de cerezo.

Mi día a día viviendo aquí es recorrerme una docena de kilómetros por entre calles en bici hasta mi oficina sabiendo que los coches me respetan y guardan la distancia de seguridad porque resulta que somos muchísimos los que vamos en dos ruedas. Cuando salgo del trabajo me voy a Karate en un tren que está lleno hasta los topes pero que cuando vuelvo va vacío. En la clase de Karate soy el único extranjero la mayoría de las veces, pero eso da tan igual que me hace gracia hasta mencionarlo. Al acabar la clase, allí nos solemos quedar unos cuantos, chavales incluidos, a practicar delante del espejo hasta que nos dan las tantas. Para mi esto es Tokyo pero es que esto pasaba en Zalla también donde tenía que recalentar la cena porque me había quedado con Dani a hacer katas. Igual que allí, en estos ratos hablamos y algunos me cuentan, por ejemplo, de sus exámenes finales en la universidad, o del erasmus que han conseguido para estudiar inglés en Londres o esta última vez que la abuela me contó que su hijo se quería sacar el carnet de moto y que tenía miedo de que tuviese un accidente.

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Coño, que aquí la gente es gente normal que va a lo suyo que es lo normal, a lo que les interesa mientras tratan de buscarse un hueco en la vida a base de trabajos, alquileres, hipotecas, todos los viajes que se pueda y novias, esposas e hijos según vaya tocando. Claro que hay payasadas y rascayúes como el pirado aquel que mangaba sillines de bicicleta de chicas para olerlos, lamerlos y yo que sé qué perversiones más, pero este zopenco no es sino un pirao entre millones que sin embargo será el que saquéis allí en las noticias. Y aun siendo también excepcional, no contáis lo del profesor sin brazos ni piernas que da clases con la mayor pasión del mundo o la historia de la animadora que perdió una pierna por un cáncer de huesos y que se desvivió por apoyar la candidatura de Tokyo en las olimpiadas y no dejó de llorar hasta días después de saber que les eligieron a ellos. Incluso apuesto el huevo izquierdo a que nadie sabrá allí en España que el seleccionador nacional de fútbol sala de Japón se llama Miguel y es de Granada (aparte de un tío más majo que ni sé). Vosotros contad lo de Fukushima, que tampoco tenéis ni puta idea de lo que pasa porque no lo saben aquí ni ellos mismos, sacad fotos de empujadores del metro y a los cuatro o cinco tarados picopalables que se cardan el pelo o se visten de colegialas que es lo que seguirá dando la fama a esta maravillosa ciudad que lo es precisamente por sus gentes, esas a las que os empeñáis en ridiculizar con tantas tonterías tan cansinas ya…

Esta ciudad tiene muchas cosas buenas y muchas cosas malas. Vive muchísima gente y a eso cuesta acostumbrarse, el centro es una locura cualquier día a cualquier hora, la mayoría no habla inglés ni les interesa, hay comida que no hay Cristo que la entienda como cuando se zampan un pescado entero rebozado de un bocado incluyendo la cabeza con sus dos ojos. Para un turista europeo, Tokyo es caro porque al cambio estáis jodidos y os venís a un sitio donde nosotros cobramos más y por tanto todo está en la proporción de antes, con la que hay que mirar estas cosas. Los pisos son estrechos y muy muy pequeños, pero yo no conozco a nadie que viva en cinco metros cuadrados porque eso es un disparate. Yo me he comprado uno de 67 metros cuadrados a veinte minutos del centro y no me ha costado más que el que tenía en Bilbao, siempre en proporción, pero tampoco es lo habitual, lo normal es vivir en una sola habitación de veinte o treinta metros cuadrados pero esto es porque es Tokyo, el resto de Japón no tiene absolutamente nada que ver. Es cierto también que hay vagabundos que duermen en la calle pero nunca os molestarán y mucho menos os pedirán dinero y en los siete años que llevo yo aquí no me han robado nunca, la única que vez que tuve algo parecido a una pelea fue con una cuadrilla de adolescentes totalmente borrachos de alcohol y hormonas.

Pero también es verdad que Tokyo está limpio aunque no haya papeleras, que te puedes ir a un templo majestuoso perdido de barrio y a la vez subir a un observatorio a más de medio kilómetro de altura a ver edificios hasta donde alcanza la vista que será justo donde estará la silueta del monte Fuji. Que hay millones de parques a los que se llega a un par de paradas de tren desde cualquier sitio. Que puedes comer cualquier cosa, CUALQUIER COSA, a cualquier hora porque aquí cocinan espectacularmente, por ejemplo la mejor tortilla española de Tokyo la hizo un japonés que compitió con cocineros españoles ganándoles con justicia. Que sabes que prácticamente nunca se va a retrasar un tren o que si lo hace no importa porque hay cinco líneas que te llevan al mismo sitio por otro lado. Que las infraestructuras que ya tienen de los juegos olímpicos del 64 se podrían utilizar prácticamente tal cual porque las han mantenido como se merecen, pero que aún así ya están enseñando todo lo nuevo que van a construir con tremenda ilusión incluyendo un tinglado del copón en la zona de Odaiba desde la que se tiene la mejor vista nocturna de la ciudad.

Y paro ya que me sube el azúcar. Seguiréis publicando gilipolleces porque seguirá habiendo gente que se las crea, allá cuidaos. Yo ya me he desahogado y en un rato me piraré con Chiaki a tomarme una amazing jarra of cervezaca frejcacold with un pintxo of yakitori que te cagas por cuatro duros y medio.

Y que se mueran los feos.


Callejeros Tokyo

¡¡¡Muchas gracias por los comentarios en el post anterior!!!, jajaja, sabía que os iba a sorprender, pero la verdad es que me habéis sorprendido también vosotros a mi, ¡¡¡menudo gustico con reverber todos esos comentarios!!

:gustico:
:bailongo:
:vainas:
:felicianer:

Actualización actualizer!!
Se puede ver el programa ya entero aquí:

Callejeros Viajeros Tokyo Tosca


Weno, total, que hace ya bastante más de medio año que grabamos lo de callejeros y ahora que ya nos hemos prácticamente olvidado de ello, por fin parece que lo emiten. Será este domingo a las 22:30 de la noche.

No tengo ni idea de lo que saldrá, sólo sé que nos lo pasamos muy bien, que los que salimos nos conocemos casi todos y que la última noche en el karaoke aquél grabamos mucho más de lo que seguramente pongan… aunque tengo que reconocer que estoy un poco acojonao porque gracias al zumo de cebada nos acabaron dejando la cámara y nos pusimos a grabar barbaridades y chorradas a tutiplener…

Pues eso, si a alguien le interesa, ahí saldremos contando cosicas de Tokyo y vete a saber qué más. ¡Mamá, prepara las pipas!

Ahí va un adelanto!!

Domingo 14
22:30
en cuatro
:triki:

Una semana en Tokyo y alrededores, día 5

Veamos: nos hemos ido por las bandas a la lonja de pescado de Tsukiji, después a un parque japonés y luego en barco a Odaiba. También hemos visitado dos templos majestuosos, uno más íntimo, más auténtico y otro comercializado hasta las trancas y, por ello, con muchísima animación y mejor ambiente, por no hablar de la Sky Tree y sus alrededores. Más tarde salimos de Tokyo por un día para olvidarnos de tantos rascacielos y ver mar y montañas, aunque al final nos volvimos a Yokohama a acabar la velada desde las alturas. Ya en Tokyo de nuevo, nos recorrimos el entorno de la Tokyo Tower, subimos a la azotea del rascacielos más alto de la ciudad y nos fuimos de tiendas y escaparates humanos por Shibuya.

El día de hoy lo pasaremos también por Tokyo, concretamente:

Harajuku, Meiji Jingu, Yoyogi y Shinjuku

:bailongo: Tosca Style !! :bailongo:

Si no calculo mal, al ser el quinto día ya tenemos que estar cerca del fin de semana. Si no es el caso, cambiad esta excursión hasta que cuadre con un sábado o un domingo, porque la cosa cambia mucho, muchachucho.

Hace años que ya no se ven picopalables por Harajuku como antes, por lo visto se han ido cambiando de lugar y los que ahora hacen cosplay (vestirse de jerifaltes y/u/o falleras mayores) se juntan en Odaiba para sacarse fotos sin tanto turista tocándoles los pelendengues. Pero aún así, darse una vuelta por Harajuku siempre merece la pena porque todavía hay tiendas con ropa de esa que nunca te gustaría ver en el armario de tu hijo. Si nos bajamos en la estación de mismo nombre de la linea Yamanoterrr, lo suyo es coger la salida Takeshita-dori y recorrerse esa calle de lado a lado no perdiendo detalle ni a la gente, ni a las tiendas.

Al otro lado de esta calle peatonal llegaréis a una gran avenida, si giráis a la derecha y andáis un poquito, os encontraréis con la calle Omotesando por la que volveremos hasta la estación. En esta amplia avenida hay un montón de tiendas de lujo que probablemente os la soplen tanto como a mi, un centro comercial curiosillo y una tienda de Nike de tres pisos con ediciones limitadas para Tokyo.

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Vosotros patearos la calle hacia arriba y volved a la estación, cruzad el puente que queda a la izquierda y enseguida veréis una puerta Torii de madera entre árboles, pasad por debajo y tirad por ahí, que nos vamos a uno de los templos más emblemáticos de Tokyo: el Meiji Jingu.

Uno se olvida que está en Tokyo aquí dentro porque en realidad es una especie de bosque lleno de árboles en medio del cual han plantado un templo. O supongo que será al revés, que todo era así hasta que alguien empezó a talarlos para meter cemento y levantar rascacielos.

Total: vosotros pasead por allí tranquilamente y no dudéis en pasar algo de tiempo en la entrada del templo porque probablemente os encontréis con alguna boda de las muchas que se celebran si me habéis hecho caso al consejo de venir en fin de semana.

Cuando nos cansemos, nos volvemos hacia el puente de al lado de la estación, pero ésta vez vamos a hacer algo curioso: nos vamos a los puestos de comida que veréis allí mismo y nos pedimos movidas para llevar: salchichas de esas enormes, yakisoba y algunas latas de cerveza. Que os lo metan en alguna bolsa, que nos vamos a dar una vuelta al parque de Yoyogi. Si además coincide con que florezcan un poco los cerezos, que creo que va a ser el caso, entonces yo ya me olvidaría de hacer más planes que sentarse allí debajo de uno a disfrutar del ambientazo que se respira con la excusa de ver cuatro flores. En serio que es todo un acontecimiento sentarse a comer y beber junto a miles de personas que hacen lo mismo… ¡es una experiencia acojonante! seguro que no faltará quien se junte a vosotros y os den comida o quieran sacarse fotos o hablar un poco de inglés. Los japoneses, por mucho que se empeñen cuatro gilipollas que no saben de lo que hablan, son de todo menos fríos: amables y juerguistas a rabiar.

Si por lo que sea todavía no hay cerezos floriders, es igual, porque en este parque los fines de semana se puede ver absolutamente de todo. Es el lugar donde vienen a practicar los que hacen cualquier actividad: obras de teatro, coreografías de baile, tocar algún instrumento estilo tambores japoneses, violines, guitarras, flautas… yo una vez vi a un tio que hacía virguerías con botellas de bebidas estilo Tom Cruise en Cocktail, y otra vez una clase de aikido con sus ropas tradicionales y todo. Pasead por allí, sentaos en la hierba a comer lo que hayáis comprado y no dudéis en sacar fotos a la gente, seguro que hasta posarán para vosotros. Una vuelta por Yoyogi un fin de semana a mi me da la vida, más si encima andan los elvises viejunos por allí.

Por la tardenocherrr, yo había pensado que nos fuésemos a Shinjuku porque todavía no nos hemos dignado a presentarnos por allí. Se va fácil: nos montamos en la Yamanote desde Harajuku y estaremos allí en un par de paradas. Es algo así como un Shibuya a lo bestia: millones de tiendas, restaurantes, neones… y personas, madre de Dios la de gente que puede haber allí en cualquier momento. Hay dos partes: los enormes rascacielos en plan zona financiera y la parte gambitera con el barrio rojo.

Yo pasaría de los primeros, donde poco más hay que ver si no se pretende subir a ningún mirador (ya vale de miradores, ¿no!?!?), y me iría presto a la segunda: salida Kabukicho de la estación.

Allí veremos el estudio Alta, que es como el Hachiko de Shibuya pero en Shinjuku: donde queda todo kiske. Pues bien si nos metemos por cualquiera de las calles en ese sentido, ya estaremos por kabukicho. Eso de noche es una zarzuela: jaleo, luces, gente voceando que te metas en su tienda a comprarles lo que sea, pilindinguis que hacen como que no lo son… madre del amor hermoso la que me tienen liada allí.

Mola ver la cara nocturna de la ciudad y no se me ocurre mejor sitio para ello. No dudéis en meteros en algún restaurante: de nuevo recomiendo algún izakaya para cenar porque son los lugares más versátiles donde comer de todo en un ambiente chulo.

Y después yo creo que la experiencia de meterse en un karaoke es algo que hay que vivir más pronto que tarde. No son karaokes de esos chanos en los que pides una canción y te escucha todo el mundo, aquí son la hostia in verse: habitaciones privadas donde puedes pedir comida y bebida (con planes de barra libre y toda la pesca). Os podéis imaginar: no te acabas de arrancar porque te da vergüenza hasta que el zumo de cebada hace su efecto mágico y cuando te quieres dar cuenta estás subido en los sofás bailando la macarena… sé de lo que hablo (y los de Callejeros que vinieron a grabar o Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, también)…


Ojo con la bebida que al día siguiente estoy ahí llamando a la puerta prontico, ¿eh?, que todavía hay más lío!!!

Una semana en Tokyo y alrededores, día 4

Pues así a lo tonto, ya llevamos media semana dando vueltas por Tokyo… Fíjate tu todo lo que llevamos ya:

Día 1 – Tsukiji, Hamarikyu, barco a Odaiba, Gundam, Fuji TV, Onsen y vuelta en Yurikamome
Día 2 – Honmonji, Sky Tree y Asakusa
Día 3 – Kamakura, Hasedera, Daibutsu, Enoshima, Ofuna, Yokohama

El cuarto día yo lo gastaría en quedarnos por Tokyo en plan más tranquilos, aunque tampoco os creáis que nos vamos a estar muy quietos, ¿eh?… pongamos que…

Entre Roppongi y Shibuya no se me escabuya!!

:vainas:

¡Vamos ahí!

Bueno tranquilos que si que vamos a pasear pero tampoco demasiado. Yo creo que como mejor se conoce la ciudad es perdiéndose por sus calles sin rumbo fijo en vez de ir a los sitios de siempre, pero también es cierto que los que vienen de visita tampoco tienen todo el tiempo del mundo, así que haremos una mezcla: iremos paseando entre sitios a visitar, en vez de coger el metro. Tranquilos que no será demasiado.

La primera parada será en la estación Daimon a la que se puede llegar desde la línea Asakusa o la línea Oedo. Si salís al exterior y miráis alrededor, veréis la Tokyo Tower no demasiado lejos; allí es a donde nos dirigiremos.

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Sabremos que vamos por buen camino si pasamos por debajo de una puerta Torii por la que pasan los coches, esa es la calle por la que seguir hasta que os tengáis que parar en un semáforo. Al otro lado de ese paso de cebra está el templo Zojoji donde daban las campanadas de año nuevo hasta el año pasado pero que han cancelado porque se juntaba demasiada gente y empezaba a ser peligroso el asunto. Además, es nuestra primera parada.

Este templo destaca porque al encontrarse tan cerca de la Tokyo Tower, la estampa que se nos presenta es de lo más original por el contraste que supone («donde lo tradicional y lo moderno se fusionan» que diría cualquier flipao bloguero sobre Japón):

También tiene un buen número de estatuas Jizo que tienen molinillos de viento por alguna razón, puede parecer bonito pero no olvidemos que éstas estatuas simbolizan niños que dejaron el mundo ante que sus padres:

5799617981_45db9d772d_b.jpgFoto de fotosk en Flickr

Lo siguiente es irnos hasta la Tokyo Tower por lo segao: el camino no tiene pérdida, es un bicho enorme que se ve desde lejos, así que simplemente caminad hacia ella. Esta torre que yo no sabía que existía cuando vine a Tokyo la primera vez, no deja de tener su matiz romántico y no es raro ver parejas paseando por allí agarradicos de la mano todo monos.

A mi la verdad es que no me gustó al principio porque me pareció una burda copia de la torre Eiffel franchuta, pero después de ver su reemplazo, la Sky Tree, la verdad es que le he pillado el gustico a regustico a antiguo:

Por dentro no hay más que restaurantes de comida rápida, alguna tienda de souvenirs y el ascensor que nos llevará a uno de los dos observatorios que hay. Ba, no subimos, la vista de Tokyo desde las alturas ya la tengo yo pensada para después, así que no os liéis demasiado aquí. Eso si, si veis a la pichamascota, sacaos una foto con ella y mandádmela !!

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Así que enfilemos nuestros pasos hacia Roppongi, porque nuestro siguiente destino será el rascacielos Roppongi Hills. A este barrio lleno de maldad se llega si seguimos andando todo recto por la misma calle donde está la Tokyo Tower, subiremos un poquito, bajaremos otro poquito, pasaremos por delante de la embajada de Rusia que está vigilada por unos cuantos policias con palos, y finalmente llegaremos al cruce de Roppongi. La Tokyo Tower la tendremos siempre a la espalda, y el Roppongi Hills debería asomar por el lado izquierdo.

Este rascacielos es un mamotreto acojonante repleto de tiendas, oficinas, restaurantes… es la sede principal de Google Japón entre otras muchas empresas. Peeeero lo que yo creo que hay que hacer sin ninguna duda es subir al observatorio porque es el único al aire libre que hay en toda la ciudad. Si si, al aire libre, es decir: estarás subido en el piso 54 del rascacielos más alto de Tokyo, pero por fuera. Ver la ciudad desde el exterior y no a través de una ventana es una experiencia irrepetible que hay que experimentar por lo menos una vez si se viene aquí.

Eso si, traed chaquetica que como haya vientico os quedáis carambanicos.

:pelao:

Y bueno, en Roppongi no hay más que bares y clubs que seguro que no nos interesarán a estas horas, así que yo pondría rumbo a Shibuya, ésta vez en tren. Si nos montamos en la línea Oedo, nos vamos hasta Aoyamaicchome y de ahí cambiamos a la línea Hanzomon, en apenas diez minutos estaremos enshibuyados.

Shibuya no sé que tiene que está supervalorada para lo que luego es, por lo menos en mi opinión, aunque también es verdad que trabajo allí por lo que estoy todos los días y supongo que me he acabado acostumbrando. Quitando el famoso cruce con las televisiones enormes en los edificios, lo cierto es que no hay otra cosa más que tiendas.

No hay templos, no hay edificios demasiado llamativos… pero puedes encontrar restaurantes de cualquier tipo de comida o cinco millones de tiendas de ropa en cada esquina. Yo me quedaría con la gente; Shibuya es el barrio donde la gente joven pasa su tiempo libre y es curioso observarles… pongamos que de cada cien personas, hay cinco rascayúes que se creen vestidos a la última moda para regocijo de los que allí paseamos. No perdáis ojo y dad un paseo ojeando tiendas y a la vez a la gente. Aprovechad si queréis hacer algunas compras: allí tenemos un Don Quijote, un Tokyu Hands, la Apple Store, Uniqlo, Gap, ABC Mart, BicCamera…

Y como seguro que se habrá hecho de noche, volved al famoso cruce porque como pasa con la mayoría de los lugares céntricos de Tokyo, la cosa cambia mucho.

Y ya aprovechando que estamos donde estamos, pues cenamos por allí mismo. Yo recomiendo un izakaya de los miles que hay, cualquiera me vale: son típicos restaurantes donde puedes pedir absolutamente de todo, desde sushi / sashimi hasta pizzas o hamburguesas. Sin duda un buen sitio para probar comida de todo tipo al calorcico de alguna jarrica de cerveza. Efectivamente, amigos, acabaremos absolutamente todos los días brindando con cebada!

:bailongo: :gambiters: :coleguicas: :bailongo:

Una semana en Tokyo y alrededores, día 2

Hooola!, ¿cómo estamos?, yo bien gracias, últimamente me duele menos el brazo y como ya puedo ir a Karate, pues contentete!!

Total, que aquí sigo dándole vueltas a cómo sería mejor que pasasen los días por Tokyo los que se vienen a verme en marzo, y de paso lo comparto por si a alguien le vale porque soy un tipo generoso y campechano. No hace falta que le digáis a Bárcenas que me de ningún sobre, esto lo hago por amor al arte.

Si el primer día nos fuimos por lo segao desde Shinbashi hasta Odaiba pasando por Hamarikyu y acabando las horas con los huevos en remojo en un onsen, en el segundo día nos va a tocar desmarcarnos por las bandas entre templos y pagodas, Tosca Style.

Atarse los cordones, que salimos ya.

:felicianer:

Día 2: Honmonji, Sky Tree, Asakusa

Honmonji es el templo de mis amores, uno que no sale en ninguna guía y quizás, por esto mismo, es uno de los más auténticos que todavía quedan por descubrir de Tokyo. Lo encontré de casualidad saliendo a correr una noche y desde entonces no he dejado de recomendárselo a todo el que me cae bien (en efecto, amigos, me caéis bien de pimeras, soy un tipo simpático: si ya me dejáis un comentario, hasta bailo!).

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Está en lo alto de una colina a la que se accede por unas majestuosas escaleras que nos revelan la entrada y el enorme edificio principal. Seguro que si le preguntáis a la pagoda de cinco pisos que queda a la derecha, os cuenta las veces que me ha visto coserme a su vera las grietas que amenazaban con desgajarme por momentos el corazón. He pasado tantas noches solitarias paseando por allí que me está pareciendo hasta incómodo hablaros de este lugar, que fue mi rincón secreto durante años.

Justo enfrente de la pagoda hay un pequeño observador desde el que se ve Yokohama y hasta el Monte Fuji en días claros. Allí mismo, al pie de la escaleras, no es raro ver pequeños grupos de jubilados sentados en el suelo jugando al Go y dos o tres gatos que seguro que se saben de memoria quien de estos señores trae más pan en los bolsillos de la chaqueta.



No hay tiendas, apenas un pequeño restaurante llevado por dos ancianas y un tímido escaparate de amuletos hechos a mano por los monjes. Pero tampoco hay miles de personas que te empujen y salgan inevitablemente en todas tus fotos. Estarás prácticamente sólo en un lugar mágico como pocos. O eso me parece a mi.

Se llega desde la estación Ikegami de la línea de mismo nombre, a la que se accede desde Gotanda (Yamanote) o Kamata.

Pero para salir de allí y encadenar con la siguiente que tengo yo pensada, lo suyo es bajar las escaleras que quedan al otro lado y ya ir andando hasta la estación de NishiMagome, donde viví yo durante cinco años. Hay dos razones para esto: la primera es no perderse la pagoda roja erigida en el lugar donde fue incinerado el fundador de la rama del Budismo al que pertenece al templo…

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… y la segunda es que desde Nishi Magome sale la línea Asakusa que nos llevará hasta la estación Oshiage donde visitaremos el imponente pincho moruno que es la Sky Tree.

Aquí va un mapa del templo, dónde está cada cosa y cómo llegar andando desde las dos estaciones (Ikegami de la línea Ikegami, y Nishi Magome de la línea Asakusa):


Ver Honmonji de mis amores en un mapa más gordico

Una vez que nos montemos en un tren desde Nishi Magome pueden pasar dos cosas en una estación llamada «Sengakuji»: que el tren siga como si nada, o que de repente se baje todo el mundo y os toque hacer transbordo a otro tren que está al lado. No preocuparse que es lo normal. Sengakuji además es donde se encuentra el templo de la famosa historia de los 47 ronin, pero tampoco hay demasiado que ver así que montaros en ese tren (o quedaos en el que estabais) y tirad hasta Oshiage (pasareis Asakusa de largo, pero allí volvemos después, cuando se haga de noche).

La estación os deja al mismo pie de la Sky Tree, justo justo al ladico del pinchaco más alto del mundo… y además tiene un significado especial para nosotros, porque yo conocí a Chiaki en una de las excursiones que organizaba su empresa y que llevaban a los clientes a ver cómo la estaban construyendo. Así que mira, excursión con muy buenos recuerdos!

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En la Sky Tree hay un par de cosas que se pueden hacer a parte de descoyuntarse el cuello mirando para arriba y sacarle foticas: chupar cola para subir arriba del todo o perderse por las mil tiendas del centro comercial que está a sus pies. Yo recomendaría lo primero y me olvidaría de lo segundo, total, no creo que hayamos venido a ver Zaras y Uniqlos y si tenéis hambruna, que seguro que ya será el caso, esperaros un poquitín más que en Asakusa hay un montón de buenos restaurantes que no nos podemos perder.

Así que la Sky Tree, con su visitica a arriba y sus fotos como Buda manda, y después nos vamos andando hasta Asakusa, que nos pilla a un cuarto de hora si vamos por lo segado o a quince minutos si vamos por donde la hierba fue cercenada. A la que os queráis dar cuenta, estaréis enfrente del edificio mojonero de Asahi y en un tris en la puerta Kaminarimon que os llevará por una calle atestada de tiendas hasta el templo Sensoji que lo cierto es que no es mucho más que el Honmonji que hemos visto por la mañana. Eso sí, la vidilla del lugar es totalmente distinta: ricksaws, tenderetes de comida, tiendas de recuerdos para turistas… y miles de millones de personas por todos los lados.

Aquí va mi plan: dar una vuelta por las tiendas, ver el templo así por encima y tirar para la calle de los restaurantes callejeros, donde podréis sentaros en cualquier mesa en la misma calle y comer y beber como campeones hasta que se haga de noche. Si decís que vais de mi parte, os dirán que quien coño es ese tío, pero si le enseñáis una foto del Lorco a las chicas del restaurante que os señalo en el mapa, tened por seguro que os pondrán en una de las mejores mesas y no descarto yo un par de platos de edamames de gratis. ¡Anda que no les ha generado gasto allí el gachó! pero bien gastado, porque es un sitio muy chulo al que toca volver de vez en cuander.


Ojetear Sky Tree a Asakusa en un mapa más gordo

Y cuando se os haga de noche allí doblando cervezas y apurando platos, ya entonces si, ya es cuando merece la pena volver al templo y verlo iluminado sin apenas gente. Si señor, esto es otra cosa ya… las tiendas estarán cerradas, pero el paseo por semejante lugar por la noche es algo que nadie debería perderse: es un sitio totalmente distinto con el templaco y la pagoda iluminada… Yo he llegado incluso a ver maikos que parece ser que quedan también en Tokyo, pero es cierto que sólo fue una vez.

Ojo a ésta última foto porque esa esa la calle que os digo de los restaurantes con sus tenderetes al aire libre, el ambiente que se ve es el que hay (aunque sea de noche).

Y de aquí pues sólo quedaría irse a la cama porque al día siguiente toca excursión fuera de Tokyo…

:triki:

¿qué nos tendrá preparado el tío Tosca para el tercer día? ¿lo sabrá él ahora mismo mientras escribe esto? ¿se lavará alguna vez su compañero de oficina la sobaquina mora? ¿ein? ¿ein?

¡¡ Buen fin de semana !!
:gambi:


Una semana en Tokyo y alrededores, día 1

Este es el reto, mayormente. Planificarles una semana por Tokyo y alrededores a mi familia y a los amigos que se han animado a venir a nuestra boda el año que viene…

Lo primero que he pensado es buscar por internet, seguro que hay alguien que tiene un viaje más que planeado y posteado por ahí… nah, no me ha convencido nada lo que he visto: visitas a un Tokyo lleno de tópicos que muy poco tiene que ver con mi vida aquí y yo lo que quiero es que los míos se vayan sabiendo cómo paso yo mis días en esta ciudad, a donde voy los fines de semana, por donde me gusta pasear.

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Así que empezamos por descartar Akihabara, donde no voy nunca porque no me interesan ni las que se visten de chachas, ni mucho menos las idols esas que tan atravesadas tengo, que las cogía a todas y las ponía a cavar zanjas. ¿Chismes electrónicos?, no creo que ninguno de mis amigos venga a Tokyo a buscar una gameboy edición limitada para llevarse de recuerdo. Descartado, como descartado está Ginza que no aporta nada más que ver cuatro escaparates de tiendas de lujo que son iguales en todo el mundo y donde la gente malgasta un día entero para no ver nada, o el palacio imperial donde no se puede ver ná.

Total, aquí va la ikuguía para pasar una semana en Tokyo y alrededores como me hubiese gustado que me lo contasen a mi. Hago el asunto por partes para que no tarde mil meses en publicarlo y de paso contar cada día con el detalle que se merece:

Dia 1
Tsukiji, Hamarikyu, Odaiba, Onsen

¿Qué mejor que empezar con buen pie yéndonos a comer sushi?. Porque por muy tikismikis que seas para comer, coño, venirse a Tokyo para zampar en el McDonalds es como irse a Tolosa a pedir paella. Así que nos pegamos un madrugón que seguro que será patrocinado por el jet lag y nos vamos a Tsukiji, a la lonja de pescado donde los turistas no hacen otra cosa que molestar, pero que es algo que hay que ver de todas formas y ahora la cosa la tienen mejor controlada porque se entra por turnos.

Después, por supuesto, un buen sushi para desayunar con su sopica miso para pillar fuerzas y marcharnos, todo peripuestos, a los cercanos jardines Hamarikyu. Está todo a mano, se puede y se debe ir andando porque por el camino nos encontraremos con el edificio Nakagin capsule y el rascacielos de la Dentsu, que te dejarán pericueter pero como vamos con la tripa llena, pues pericueters campanters (jodé, «pericueters campanters»… y que me hayan sacado a mi en un libro de la ESO…)

El parque lo recorremos con calma, incluso estaría bien tomarse un té en la casa que hay en medio del lago. Que esa es otra, hay que tomarse un té en condiciones con su dulce en condiciones y en posición seiza encima de un tatami. Por muy amargo que esté el té y por mucho que duelan las rodillas, hay que probar que para eso os habéis cascao las horas de avión que os habéis cascao y no sólo para tirar cuatro fotos y decir que habéis estao, digo yo, ¿no?.

Jodé, anda que no llevamos ya cosas hechas, ¿eh?. Pues no hemos hecho nada más que empezar. En el mismo parque nos cogemos un barco que nos va a llevar en menos de media hora, a Odaiba que está enfrente (el tío Tosca tiene todo pensado, amigos!). Pasamos por debajo del Rainbow Bridge, y a la que nos queramos dar cuenta, estaremos ya en la bahía de Tokyo sin haber movido ni un músculo así. De Odaiba leeréis que es la «isla artificial» de Tokyo, ba, de isla tiene poco y lo de artificial nos da igual, el caso es que hay un montón de tiendas, centros comerciales y restaurantes donde pasar un rato, pero ba, que tampoco tiene mucha historia venirse a ver tiendas. Lo que hay que hacer es irse donde el Gundam, el robot este grande que han vuelto a poner y que a las en punto se mueve y hace tonterías, y después tirar para el edificio de la Fuji TV y subirse a la bola que hay encima del todo que tiene un observatorio. Si coincide que os van dando cerca de las cuatro de la tarde, ya esperaros un rato a que se haga de noche y así veis cómo cambia el panorama de Tokyo con todas esas luces que hacen que se haga de día de nuevo a su manera. Y todo desde allí arriba, con vistas privilegiadas de la bahía de Tokyo, con el Rainbow Bridge, la Tokyo Tower… incluso el Fuji si tenéis suerte.

Y como a estas alturas tenéis que tener más hambre que el tío Keké que hizo la dieta de la alcachofa, os voy a proponer el colofón perfecto: nos vamos a un onsen. Que diréis: «yo lo que tengo es hambre, no ganas de mojarme los pelendengues», ¡no preocuparse!. En el Edo Tokyo Onsen Monogatari nos ponemos un yukata, y pasamos a una réplica en miniatura del Tokyo de los años catapún donde hay un montón de restaurantes de todo tipo: Yakitori, Ramen, Tempura, Udón… aunque yo recomiendo aguantarse un poco y darse el homenaje después de haber pasado por las bañeras de agua caliente de donde saldréis que os coméis a un equipo de fútbol entero si os lo ponen delante.

Después ya si, ya por ley tenéis que comer todo lo que os entre remojándolo con unas jarras de cerveza porque estaré yo por ahí controlando el asunto. Jodé, es que lo estoy contando ahora y me están dando ganas de ir ahora mismo, madre mía que gustico de día!!! y que lo cuente de gratis!!!


¡¡Y no se ha acabado!!. Toca la vuelta, en Yurikamome, el monorail que se conduce solo. Yo recomiendo ponerse en el extremo del anden delante del todo y dejar pasar dos o tres trenes hasta que encontreis uno que tenga sitio en el primer vagón, porque la vista de noche por el medio del Rainbow Bridge entre rascacielos es impresionante y como no hay conductor, iréis en primera línea como si lo llevaseis vosotros y es algo que tardareis en olvidar (aunque esto depende del número de cervezas degustadas momentos antes)

Al llegar otra vez a Shinbashi, seguramente sólo os quede meteros a dormir porque el día ha sido más largo que largo. Si por lo que sea, todavía tenéis hambre, en Shinbashi a nada que andéis un poco dirección Ginza, os encontrareis pequeños restaurantes de yakitori debajo de las vías del tren, zamparse un último pinchico de carne asada con una buena cerveza puede ser el fin perfecto a un día bien bonico antes de pillar la cama con ganas.

Continuará…

La Sky Tree por la noche

Gracias por las felicitaciones en el otro post!! hay que ver la de gente que se pasa por aquí!! ahora estoy hasta nervioso y todo escribiendo!! :descojoner:

Bueno, total, el otro día, después de estar tres o cuatro horas ensayando el monólogo, cogí el trípode y la cámara nueva y tiré para Asakusa a sacarle fotos al pirulo por la noche. Ya he dicho yo más veces que cuando hace calorcico, yo hago el triple de cosas, ¡coño es que apetece!, no como el asqueroso invierno que te tiene enchuminao metido en casa!!

Como era el primer fin de semana después de la inauguración, aquello estaba lleno de policías y no me dejaron sacar el trípode cerca porque había un montonaco de gente por todos los lados, y es que aunque no se puede subir arriba si no tienes entrada reservada, debajo hay un centro comercial enorme y claro, todo el mundo vino ahí al sopesquete de la novedad.

En fin, ahí van algunas de las fotos desde cerca de la base antes de que la autoridad tocacojonera me tirase de las orejas:

Luego me fui a un sitio donde no había tanta gente y me dio por darle al zoom a cascoporrer para sacar el máximo detalle posible de la antena, no quedaron mal esas tampoco, no:

Después me di un paseo hasta el otro lado del río en plan pensando «hay que ver Tosca, donde te has ido a vivir y los fregaos en que te metes, con lo bien que estabas tu en Zalla dando la vuelta a Ibarra los domingos y poniéndote hasta el ojerresque de chorizo y jamón». Cuando me quise dar cuenta, estaba afotando al pepino otra vez!

Y ya tiré para el templo, pero ba, no sé, como lo tengo muy visto, no me entretuve mucho allí. También es verdad que tenía más hambre que la cabra un gitano, así que ni templo ni templa! pa casa a comer gyozas!

Regulerer bonus track!!!
:regulero:

Ahí va un timelapse de esos de ver pasar las nubes que abarca toda la construcción de la Sky Tree. Por supuesto, no lo he hecho yo (ni falta que hace para enchufarlo en el post y quedarse con los huevos concéntricos):

La Sky Tree a puntito

No es que hayan hecho sólo la torre de comunicaciones más alta del mundo, sino que a su alrededor han montado un centro comercial enorme con un acuario y toda la pesca!!! (TODA-LA-PESCA #badabumChass). El caso es que se abre el tinglado el 22 de este mes cuando se podrá subir al observatorio más alto de todo Japón: 350 metracos de alturaca.

Me acuerdo que me fui a sacarle fotos cuando no iba ni por la mitad…

Casi casi cuando quedaba ya poco para que le pusieran la antenaca, me fui otra noche a dar una vuelta y también le saqué un par de fotos entre cervecica y cervecica:

Jaja, y también me acuerdo de cuando le saqué fotos a la maqueta que tenían el parque aquél de Nikko y las puse en plan que ya la habían acabado para trolear a la peña!!

Algunos no se dieron cuenta hasta que no puse alguna otra foto donde se veía que no estábamos en Asakusa… juas!

Pues mira, total, que aprovechando el pedazo de día que hizo, ayer estuve yo dando un paseo oteando la zona… confirmado: tienen todo preparado, preparadísimo, daba gusto andar por los alrededores con todo nuevito nuevito, buena manera de estrenar la nueva cámara de fotos!!. ¿Os he contao que me he comprao una D7000?, pues si, majos si, ¡es que me han hecho indefinido y ya no tenía excusa para seguir con la D40! ¡a ver si se nota la diferencia!

La gaita es que ahora va a querer subir todo Cristian y va a estar la cosa complicada… en la web tienen puestas las cinco maneras de conseguir entrada, echadle un ojo y de paso haced scroll para abajo, que mola mucho! Yo de momento me remiraré las foticas para ir haciéndome a la idea de que igual me encaramo ahí… no sé yo…

DSC_0782.jpg

La Tokyo Sky Tree finalizada

De mientras sigo escribiendo la segunda parte del maratón, ahí va un post regulero estilo enchufar algo en dos minutos y quedarse like a blogger-sir con el dedo meñique estirado.

:regulero:

El caso es que el 29 de Febrero, que este año es #bisiester, dieron por finiquitada la Sky Tree, que es la torre más alta del mundo con 634m puestos uno encima del otro.

A mi este mostrenquer ni me iría ni me vendría si no fuese porque conocí a la futura madre de mis siete hijos en una excursión que incluía visitar el troncho este a medio construir, así que de vez en cuando volvemos por allí a darnos un paseíco y recordar cuando la vida era una cuarta parte de bonita que ahora.

Total, hay va un vídeo de la Sky Tree grabado en distintas fases de su construcción y montado con muchísimo gusto, tanto que me da hasta cosica arramplarlo para ponerlo aquí:

Para que la cosa no sea tan tan regulera, ahí dejo un enlace a fotos que saqué yo en su día: enlace a fotos que saqué yo en su día 笑.


Fuente: Darwinfish105.blogspot.com
Post escrito en: lo que dura la cabecera de Walking Dead, como un minuto y medio o algo así…

ヘ(0Д0ヘ) (メ◆◆)

Yuki

Aunque ayer dijeron que iba a nevar por la noche, yo creo que ninguno nos esperábamos lo que hemos visto al mirar por la ventana esta mañana… ha estado nevando sin parar hasta algo así como las dos de la tarde!! estaba todo bonico bonico!!

Ahí van unas foticas de Shibuya, que es donde hago que currelo ahora:


Ooedo onsen monogatari

Para mi el invierno es una putada. Hay gente que tiene herpes, otros acné, a otros le salen almorranas y a mi todos los años me sale un invierno que me dura tres meses. Ha tenido cantidades ingentes de webetes que la maratón de Tokyo sea a finales de Febrero, el mes que más frío hace con diferencia. Gracias Daibutsu, de corazón, te voy a ir a tirar huevos cualquier tarde.

Total, que uno está siempre enratonao hecho un bichobola en una esquina de la casa, y si hay que salir, se han de elegir bien los planes porque no me acaba de convencer eso de que el ciruelo florido se me convierta en una avellana. Así que si un día lo dedicamos a calentarnos por dentro a base de ramen Yokohamil, otro día nos fuimos a un pedazo de onsen que hay en Odaiba donde uno se puede tirar todo el santo día remojando los colganderos.

El caso es que este no es un onsen típico, es como un parque temático onsenero… A ver si soy capaz de explicarlo: tu entras y dejas los zapatos en una casilla al lado de la puerta, pagas la entrada y con ella te dan una pulsera con un código de barras y te hacen elegir uno de los yukatas.

Pasas al vestuario, te despelotas, metes toda la ropa en la taquilla y te pones el Yukata.

Cuando sales del vestuario, te encuentras algo parecido a la plaza de un pueblo japonés de hace 60 años con un montón de restaurantes con comida de todo tipo: takoyaki, sushi, yakitori… y cerveza, mucha cerveza. No olvidarse que llegados a este punto, todo el mundo está en yukata con lo que el ambiente es muy bonito, muy pintoresco.

No se paga con dinero: si compras algo te enchufan al código de barras de la pulsera y ya ajustaremos cuentas al salir. Puedes comer y beber, ver espectáculos de magia o bailes que de vez en cuando montan allí en medio, tumbarte a dormir en cualquier sala de esas con tatami… o meterte al onsen, que es de lo que se trata el asunto. En este caso tenemos un montón de bañeras de distintas temperaturas, saunas y el clásico rotemburo al aire libre. De esto no hay fotos, claro (como no me meta la cámara en algún oscuro orificio…)

Para mi la gran pega de los inventos estos es que no puedes hacer plan de pareja, vamos, que siempre llega el momento en que uno se va para un lado y el otro para el otro y cuando nos hemos jartado de enseñar el ojal, nos juntamos a la salida. Pero aquí está todo pensado!!, en este caso hay una zona al aire libre donde tienen aguas termales para los pies y puede estar todo el mundo junto. No se ven pitos, pero tampoco te ven la flauta.

Nosotros duramos poco en eso al aire libre, después nos metimos cada uno a su onsen y quedamos al de media hora para comer porque otra cosa no, pero cocerse en una bañeraca de estas da un hambre que no veas. Luego pues estuvimos allí en la placica esa vegetando un rato y antes de marcharnos, nos volvimos a recocer.

Camino a casa parecíamos dos merengues… yo pensaba que no tenía ni huesos ya.

:gustico:

A mi me parece un muy buen plan, mil veces mejor que el «museo» ese de Yokohama sin duda y encima entendí que a una mala te puedes tirar ahí toda la noche sin problema!.

Ojo, que aquí pasa la de prácticamente todos los onsens: si tienes tatuaje, es probable que te echen. Así que toca hacer la de la pegata, método totalmente absurdo donde los haya, pero que funciona:


Web: Ooedo Onsen Monogatari
Estación: Telecom center de la Yurikamome
Horario: Lo último que entendí es que te puedes tirar ahí metido toda la noche, si te da la gana

Himiko

Aunque parezca mentira, yo de Japón en general y de Tokyo en particular no tenía nizorrer cuando me dieron la beca aquella del Gobierno Vasco para que me viniese seis meses a tratar de ayudar al amigo Takeshi a entenderse con los de Gasteiz. Pero es que nizorrer nizorrer.

No creo que les ayudase mucho, por cierto, porque me pasé el otro día de visita por la oficina y aquello estaba más desierto que el spotify de un sordo.

El caso es que eso creo que fue algo bueno, lo de no saber ni paparraca del lugar, porque las sorpresas venían una detrás de otra, ya os podéis imaginar: seis meses con casi todo pagado y más tiempo libre que el solarium de Iniesta… tu me dirás cuando me veré en otra como aquella.

En una de esas de pasear sin saber muy bien para donde, apareció un barco por allí por el medio que parecía una nave espacial, un cacharraco que molaba mucho ver y que seguro que molará mucho más montarse (no se ha dado, no se ha dado, que ando más agobiado que el dietista de mi jefe el chubi, pero todo se andará).

El bicho en cuestión se llama «Himiko» en honor a la reina de homónimo nombre (sudada aquí: homónimo!! jodé que palabracaaaa) que por lo visto fue la primera reina reconocida de la historia japonesa, y está diseñado, ojo, por un tal Leiji Matsumoto que es un dibujante de cómics japonés.

Vamos, que le dejaron a un creador de historias de ciencia-ficción como la de la peli de Battleship Yamato, que dibujase un barco siguiendo su propio criterio, y este buen señor se cascó semejante alarde de cachivache. Él dice que tratando de emular la imagen de una lágrima, habría que ver cómo llora aquí Matías porque tu me dirás luego cuando veas las fotos.

El barcobús va y viene de Asakusa a Odaiba y no es raro que

se deje ver en algún rincón del cuadro pintado entre olas de mentira sobre el horizonte de rascacielos imposibles en el que se entreteje la realidad Tokyota.

(Toma ya! tiembla Neruda!)

Si cualquier día le saliesen un par de alas y despegase, no te creas tu que me llevaría las manos a la cabeza tampoco.

A ver si lo veis en todas las fotos:



Eclipse lunar desde Tokyo

Ayer fue un día bastante perro… madrugón de buena mañana para un chequeo médico al que me sometí mecánicamente cual coche en la ITV y después en casa me quedé sobado viendo la tele. Cuando me desperté tenía un dolor de cabeza como hacía tiempo, no se si será porque me sacaron sangre o por el desayuno horroroso que me zampé en el McDonalds después, pero me dejó sin ganas de hacer nada en toda la tarde.

Estaba delante del ordenador por la noche cuando vi por la ventana que la luna estaba rara. Me puse a buscar, y resulta que había eclipse y que desde Tokyo se iba a ver clarísimo porque el cielo estaba muy despejado. Así que me quité el pijama, me puse lo primero que encontré más un gorro de lana en la cabeza y trípode en mano me fui al lugar más oscuro que encontré para tratar de sacar fotos.

El objetivo es el 200mm, que para estas cosas no es que esté pensado, pero aún así pude sacar alguna que otra foto medianamente fiel al momento. Verlo en persona fue mágico, a pesar del dolor de cabeza que todavía duraba y de la rasca que hacía.

Estuvo roja bastante rato, yo diría que una media hora hasta que empezó a iluminarse de nuevo ésta vez desde el lado contrario. Yo creo que nunca había visto uno de estos tan claro como anoche, me gustó tanto que se me pasó el dolor de cabeza! (o lo mismo se congeló, porque jodé que biruji pasé!!)


Ikegami Honmonji Oeshiki

Allá por el 1282 un señor feudal llamado Ikegami Munenaka donó casi 52 acres de tierra para la construcción de un templo cerca de la estación Ikegami en Tokyo, en lo alto de una colina desde donde se divisa el monte Fuji, Yokohama y el oceano pacífico con el actual aeropuerto de Haneda.

Allá por el 2007, un elemento de Zalla llamado Oskar Díaz fue a alquilar una casa a medio camino entre la estación de Ikegami y la de Nishi Magome. Se cuenta que una noche salió a correr divisando una pagoda entre árboles y para allá que trotó descubriendo uno de los templos más majestuosos de Tokyo del que apenas se sabe nada… afortunadamente. Poder pasear en solitario por semejante lugar es un lujo que no ha de durar.

En tamaño emplazamiento, también por la noche, se celebra una ceremonia budista llamada Oeshiki todos los 12 y 13 de Octubre coincidiendo con la muerte del principal representante de la orden budista que rige el templo, Nichiren Shonin. A pesar del carácter religioso de la celebración, lo que allí se ve es una procesión interminable de pagodas decoradas con farolillos y mil ornamentos de los grupos de bomberos del periodo Edo, que van desde la estación de Ikegami hasta el interior del templo para honrar a Nichiren Shonin y, quizás, pedir otro año sin incendios.

Las pagodas de la procesión están decoradas de forma que parezcan cerezos en flor porque según cuenta la leyenda, cuando Nichiren Shonin falleció, los cerezos de la zona florecieron fuera de época.

Flautas, taikos, bailes y mucha mucha energía balanceando los Matois, que son los estandartes que se colocaban en los tejados de las casas de al lado de la que ardía para señalar su ubicación. Lo curioso es que cada grupo de bomberos, dependiendo de la zona de Tokyo, tenía uno distinto, a cada cual más vistoso. Hoy en día sólo se utilizan para este tipo de festivales y el que más triunfa es el que menos se está quieto.

No hay mejor plan que llegar a casa después de una insípida jornada de trabajo, dejar las cosas y pasear hasta allí con la misma emoción de la primera vez que lo descubrí hace cuatro años. No te librarás de las bromas de los comerciantes cuando vean tu cara, te dirán cuatro palabras en inglés entre carcajadas que arrancarán la tuya más de una vez y encima te llevarás, de propina, una ración de takoyaki y seguro que dos, o tres, cervezas.

Si ya no te falta con quien brindar, ni te cuento.

Tío Tosca, tío Tosca…

… tío Toscaaaaaaa
– Dime, preciosica mía, espera que apago la tele
– Cuéntame lo de las fores de Japón eso
– Tu si que eres una florrrr. ¿Pero otra vez?, si ya te lo sabes de pe a pá!
– Pe a pá, jajaja, pe a paaaaaaa, paapooopuuuu
– Tss, callaaaa, que despiertas a Javi que está durmiendo la siesta
– Es más vagoooooo

– Jajaja. Pues mira, este año ha pasado una cosa muy mala allí donde vivo yo, que hubo un terremoto muy gordo y luego un tsunami que …
– ¿Que es un tedemoto?
– Uy, pues es que aquí no hay, pero ¿sabes cuando vas en tren?, pues es como si tu casa estuviese dentro de un tren en marcha, que todo se mueve, a veces muy fuerte, a veces un poco solo… eso es un terremoto ¡da mucho miedo!
– Que mareooooooo
– Y un tsunami es… a ver como te lo explicoooo, pues como cuando te estás bañando que te mueves mucho y se sale el agua de la bañera, ¿a que te ha pasado alguna vez, que te chilla mamá?, pero en vez de tu bañera es el mar lo que se desborda.
– Porque se baña una ballena gorda que tiene cosquillas y se mueve mucho!
– Si, parecido, pero es algo malo porque el agua se sale con mucha fuerza y se lleva todo por delante, han pasado muchas cosas malas, maja, pero muchas muchas, es muy triste.
– Jo
– Así que este año todos mis vecinos de allí están muy preocupados pero ayudándose mucho unos a otros para que todo vuelva a estar como antes. Y como este fin de semana han florecido los cerezos por todos los lugares …
– A mi me gustan las cedezas!! me has traído? me has traído?
– Nooo, que estos cerezos no dan cerezas, pero tienen muchas muchas flores y está todo muy bonito, y aunque todo el mundo está muy triste, han salido también a juntarse con amigos debajo de los árboles y alegrarse un poco.

– ¿Tu también has ido, tío Tosca?
– Si maja, claro, dos veces además, y una llevamos un jamón y nos hicimos bocadillos y todo!!. Fue bonito ver a la gente reírse después de todo aunque fuese por un par de días, y había algunos que cantaban y todos sacábamos muchas fotos a las flores. ¿Sabes que pasa?, que las flores duran muy poquito, casi dos semanas al año, y es como si los corazones de todas las personas se sincronizasen con la naturaleza y todos se olvidan de acordarse de nada, y uno se da cuenta de lo corto y falso que es lo que creemos que tenemos o de lo que ansiamos. Es como si viviésemos mucho más en vez de pensar en como vivir…
– Oskar, deja de decirle cosas raras a la niña, hombre, ¿ya estás con tus movidas? ¿me la quieres volver loca?
– Jaja, si, es verdad, perdón perdón. Bueno, pues eso que aunque se hace todos los años, este ha sido más especial. ¿Has visto las fotos que te he ido enseñando de mientras?

– Si, pero sacas muchas fotos a las chicas chinas
– Que no son chinos, que son japoneses!
– Jajaja, siempre te enfadas, jajajaja
– Eres mas mala que ni sé!!. Es verdad, saqué muchas fotos de chicas pero es que son tan guapaaaas
– Yo también soy guapa
– Hombre claro, tu más que ninguna
– Jijiji

– Y como todos llevamos comida, se nos acercan mucho los cuervos del parque, ¡¡ ya no tienen miedo a la gente !!
– Jo, son mas feooos
– ¿Verdad que si?, a mi me da un poco de miedo
– A mi también
– Pero tu no te preocupes, que aquí no hay tantos ni tan gordos
– Vale, no me preocupo tío Tosca

– Uy!, jeje, eso es una palomicaa. Ah!, jajaja, mira esto te va a gustar, compré un pollo de goma y estuvimos haciendo el tonto con él mucho rato
– Un pollo de goma!!! jijijiji, ¿me lo has traído? ¿me lo has traído? ¿me lo has traído?
– No, se nos perdió por el parque
– Jopé
– Cuando vuelva te traigo uno nuevecito para ti, que además ese estaba todo sucio ya
– ¿De verdad?
– Si, de verdad
– ¿Pero traelo, eh? que la abuela siempre dice que eres un tonto pelao y se te olvidan las cosas
– Oyeeeeee!! que si, te lo traigo, jaja, que mala remala remalaaaaa
– Jijiji

– Yo quiero ir a ver flores contigo tío Tosca y jugar con el pollo
– Pero para eso tienes que ser un poco más grande, ¿eh?, así que come mucho y portate bien
– Yo soy muy buenaaaaaa
– Pues ale, a dormir la siesta tu también con Javi y a soñar con los cerezos
– Y tu a soñar con las chicas
– Pero bueno!!!!
– Jijiji


Conversación de geniuses

Cuatro días después de recibir un iPhone 4 totalmente nuevo que me cambiaron por que no funcionaba bien el botón de home, me presento en el mismo sitio con la pantalla de ese recién estrenado bicho totalmente destrozada: el genius bar de la Apple Store de Shibuya. El chico que me lo dio está también hoy, la cara de vergüenza se me caería si me tocase el mismo (se me cae de todas maneras desde el domingo).

De momento, aparece una moza florida:

¿Hacemos la copla en japonés o como va esto? -le dice, más o menos, a la que me acompaña
No, si nos vamos a entender rápido -le contesto yo en japonés
Vale, pues sentaros aquí que en un titá viene alguien a atenderos

Nos sentamos en una mesa y nos ponemos a ver el blog de Núria en el MacBook ese que te dejan usar, llevo unos días planeando una visita para conocer a Yuna-chan de una vez… cuando vamos por la entrada de las ikugrullas viene otro señor distinto:

Pues si hombre si, bueno, vosotros diréis
Pos mira -y le planto encima de la mesa el crimen perpetrado en semejante pieza de ingeniería, que no deberían dejarme seguir vivo.
Otia -lo coje y se pone a ver si funciona algo- pues parece que funciona, sería cambiar la pantalla, pero no tenemos recambios, así que no hay más remedio que cambiar el teléfono entero y eso son 22.300 yenes
¿Lo cualo lo que?, ay que dolor, Dios mío, ay que dolor
¿Pero cómo ha pasado esto, angelico? ¿se te ha caido de un quinto piso?
Pues se me perdió en Yoyogi en un hanami y lo pisaría medio Japón, lo raro fue que alguien lo encontró y lo devolvió
En un hanami, qué típica es esa… ¿había alcohol de por medio?
Había había, de por medio y de por los lados… pero bueno, que le vamos a hacer, necesito un teléfono y escribir un email aquí es como rayar queso Toscano, nos olvidaremos del iPad de momento
Jajaja, vale, ¿tienes hecho un backup reciente?
Si si, si estuve aquí la semana pasada, ya me sé la copla, si este ahí donde le ves tiene cuatro días, que me lo dieron el jueves pasao –me arrepiento al segundo de contarle esto
¿Y que le pasaba al otro?
El botón de home, que no homeaba
Ah naruhodo, vaya mala suerte que tienes -encima, pienso yo, si caigo siempre de pies – bueno, pues voy por el nuevo, me llevo la tartana para cambiarle la tarjeta y eso

Se va y vuelve al de un rato con un pedazo de iPhone nuevo que da gloria verlo y un par de documentos para que firme: uno que dice que he visto como borraban los datos del mío, y otro con la factura del nuevo, los 22.000 y pico yenacos. Firmo los dos a escape.

Vale, pues vamos a la caja y formalizamos el tema

Allí que nos vamos, yo hago el gilipollas acariciando el teléfono nuevo, llevándolo con las dos manos y así, el tío parece que se ríe conmigo y de mi, mitad y mitad. Cuando saco el dinero para pagar, el tío se nos acerca y nos dice en bajo estilo Soprano:

Mira, a mi me pasó esto mismo una vez, en un hanami también, así que vamos a hacer una cosa, donas 100 yenes o lo que te parezca para lo del terremoto, y nos olvidamos del asunto
¿En serio? -no le planto un beso porque está mi santa delante, que, por cierto, no para de hacerle reverencias, yo me uno y le hago más. El tío me da la factura y salimos de allí haciendo la tipo C: reverencias marcha atrás hasta perderle de vista escaleras abajo.

Ya en la calle me doy cuenta de que soy el tío con más suerte del mundo, primero por que me devuelven un iPhone perdido y segundo porque encima me lo cambian por uno nuevo. Me voy a mirar en casa el culo en el espejo, a ver si me veo la flor.

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Al día siguiente en Karate hay una hucha para recaudar dinero que se va a enviar desde la asociación de Kanazawa Kancho, allí dejo, encantado, mi aportación y la de la Apple Store de Shibuya. Cuadremos de nuevo el karma.

iHanami

Un hanami en Yoyogi, un pantalón con bolsillos a los lados, a la izquierda la cartera, a la derecha un iPhone nuevito reluciente.

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Un loco que no para quieto subiéndose a los cerezos, arrejuntándose a otros hanamis, haciendo el monochimpancé como sólo él sabe, inspirado, además, por Asahi y sus compinches.

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El tirititero que nos ocupa se pierde por el parque por la noche. Un iPhone que tampoco aparece. Un tío amaneciendo sin saber muy bien donde ni como.

Al día siguiente un chico lo encuentra en el suelo, al iPhone, lo enciende y mira las llamadas perdidas. Hay un montón del Chiqui y alguna de Chiaki, decide llamar a la última por aquello del idioma. Que lo deja en la estación de Harajuku, que lo recojamos allí, que de nada, que de nada.

Un iPhone 4 estrenado tres días antes se pierde en un parque atestado de gente, pero aparece, eso si, pisoteado con el cristal roto. A pesar de la pinta, todo funciona.

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Conclusiones:
– No dejar nunca en la vida de hacer el mono, pero no llevar cosas en los bolsillos de fuera
– Hay gente honrada por el mundo, y en Japón más
– No jugar al Angry Birds sin llevar tiritas hasta que cambien el cristal

PD: Las fotos del hanami ya vienen prontico…

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