Nikko


Hombre, ahí va la ostia pues, la de gente que ha venido hoy, ¿no?.
Yo os venía a contar la historia de Nikko, aunque joer, sabiendo cómo sois, a saber qué publicaréis luego vosotros, que sois muy listos!

Bueno, vamos a ver. En el año 766 había un chavalito que se hizo monje porque no acertaba muy bien a rematar de cabeza, y el tío fue y tuvo los huevos de montar un templo ahí en la punta de un monte. La montaña era como el Pagasarri pero en txikita, pero aún así no le quitéis meritos, la ostia!

Luego fue el shogún Ieyasu Tokugawa, que eso de shogún es como ser el lehendakari, y el buen hombre se murió. No se si de aburrimiento por leer el Marca, o de viejo, pero la cosa es que le fueron a enterrar aquí.

Bueno Clemen, que dices muchos tacos, venga ya sigo yo

Jodé, la culpa siempre al entrenador, ¿no?, mecagüen la ostia

Cleeemen

Vale vale, ya me piro, si no se me quiere, me piro. Cuánto daño hace la prensa!

Qué broncas es el tío!

En fin, que aprovechando el segundo fin de semana largo de la Golden Week, me fui a Nikko, que está a menos de dos horas de Tokio, con lo que es una excursión típica (fijo que Prognatis ha estao, que viaja más que las cajas negras!!).

Nada más bajar del tren, hay una cuestaca que se puede subir andando o en autobús. Así que después de una caminata parriba, uno llega al

Puente Shinkyo
Que significa «puente de los dioses». Es un puentecillo rojo muy chulo que en los tiempos de catapún permitía pasar el río (coño, claro!), pero que ahora está cerrado y no es más que una atracción turística. Si pagas, puedes pasear por él, pero vamos, que el otro lado está cerrado. Lo chulo es ponerse en el puente de enfrente y sacarle fotos, como hizo un servidor.

Tenía hasta un río debajo!

En serio, el puente con el verde de las montañas al fondo, es muy bonito…

Como curiosidad, en medio de la cuesta entre la estación y el puente, a mano izquierda, se lee esto en la puerta de un garito:

Toma ya, esto parece Cuenca!

Mira la Marta que listiña, cómo dejó ahí el sello!

Por supuesto, entré dentro a zamparme un plato de udón, y allí castellano no sabía ni Blas, pero era un restaurante super pequeño todo lleno de notas que la gente ha ido dejando allí:

Había muchos, muchísimos escritos en castellano. Supongo que atraídos por el cartel de la entrada

Mira que venir a Japón y comer Gyoza que es de China!!!


Después de la panzada, pillé otra cuesta según iba y me planté en otro templo super grande donde se pueden comprar entradas para todo el resto. Efectivamente, amigos, ya podéis venir con la cartera llena de mortadelos!! Así que después de apoquinar, te plantas en el

Templo Rinno
Que bien pudiera ser el sitio donde arreglaban el oído, pero coincide que no. Lo que hay aquí es un templo gordo, que se hace un recorrido por dentro para ver unos budas enormes, y a parte un jardín japonés. Hacedme caso: no paguéis entrada y pasad directamente al siguiente, que esto no merece la pena.

Templo Toshogu
Esto si que es para verlo. De repente uno se encuentra en medio de un bosque rodeado de construcciones que pertenecen al templo y que te dejan sin habla. Mires para donde mires, hay algo.

Como una pagoda ahí entre árboles

O Matías y Clotilde sacándose una foto

O un huevo de gente, como suele pasar…

Es imposible dar diez pasos sin sacar una foto. Kodak se tuvo que forrar antes de las cámaras digitales!!

Aunque lo más famoso son los tres monos que están ahí grabados en la madera de una especie de establo. Cada uno de los monacos se tapa algo en la jeta: uno los ojos, el otro las orejas, y el del medio la boca.

El de la derecha parece que se va a estampar con el coche!

Cómo no!, el centro de atención estaba en el contexto trimonístico

Aquí hay interpretaciones de todo tipo:

– Que si están intentando no hablar, no oir y no ver al diablo
– Que si hay que evitar las malas influencias o tentaciones

Si yo me lo aplico a mi lo simplificaría como “A palabras necias, oidos sordos”. O mayormente: “no hacer ni puto caso a lo que no interesa…”

Merchandising. Qué monada!! (me lo han puesto a huevo, no es culpa mía!!)

Pero vamos, que yo lo que tengo claro es que los jetas de kukuxumuxu (vaya nombrecito) lo copiaron para una camiseta. Lo que la infame competencia no sabía es de la audacia de Ikusuki, que ha ido mucho más allá y ha creado el cuarto mono!!!

Nuevo dilema Zen!! Qué significará? No sonarse? No oler? Comerse los mocos?

Tumba de Ieyasu Tokugawa
Que está subiendo un montonazo de escaleras a lo Rocky Balboa. Pero antes, se pasa por una puerta donde hay un gatico durmiendo al que todo el mundo saca fotos. Casualidad que la semana anterior la profesora de japonés me contó una historia que no se sabe si fue verdad. Así que ahí va: un tal Hidari Jingoro era un carpintero muy famoso que esculpió figuras de dioses ahí a cascoporro. El caso es que se cuenta que un carpintero celoso (y cabrón, añado yo) le cortó el brazo derecho para que dejase de ser el mejor. El hombre, lejos de amargarse, se dedicó a entrenar su brazo izquierdo y consiguió ser tan hábil como con su brazo derecho. Así que, entre otros, talló al gatico mirando hacia la izquierda. La leyenda dice que es el único templo de los alrededores donde no hay ratas…

Además, «hidari» significa izquierda. Esto es una leyenda, amigos! vete a saber!

«Nemuri Neko» o el gato sobao, ahí soñando con ratas adobadas

En cuanto al quintal de escaleras, pues uno sube y ve esto:

Un caminillo estrecho por el bosque para arriba… petao de gente!

La tumba del shogún. Entre que era lo que era, y la niebla… a mi me dio miedo!! ay ay ay

Y aquí la gente reza cosas como «Okanemochi ni naritai! okanemochi ni naritai!!»

Y ya lo siguiente que se hace en Nikko es pillar un autobús para subir al

Lago Chuzenji y cascadas Kegon

La cuesta que sube el autobús es como si cocéis un espaguetti y lo tiráis al suelo, eso tiene más curvas que el pérfil del muñeco de michelín después de estar una hora en el agua!!

Cuando llega arriba del todo, tenemos el lago por un lado y las cascadas por el otro:

El lago, pues es un lago… tampoco le vi mucho misterio…

Pero la cascada ya es otra cosa, esto acojona! Se baja por un ascensor y se está relativamente cerca!

Y como hizo un día frío, entré a tomar un café y de repente veo que se asoman unos monos que vienen del monte y se ponen ahí a hacer el mono delante de la gente!! El dueño del bar no paraba de repetir que eran «malos chicos», jeje, que roban la comida de las tiendas.

Pues a mi me cayeron bien, jajaja

Ikuconclusión: esta hay que hacerla, sin falta. Junto con la de Hakone, son dos excursiones obligadas desde Tokyo!!!

Bisbal sigue promocionándose…

… al menos en la embajada, donde tienen un buen taco de panfletos del año pasado

Yo creo que a parte del que pimplé yo la otra vez, no ha cogido ni Blas! (entendible, por otra parte)

Que ya están rancios!! Cambiadles el agua!!!

Qué cosa más aburrida la embajada, por cierto…

Al salir yo entraba uno de esos de comida china a domicilio, jajaja, como en casa viven!!

Trecemil panfletos de promocionar España y el Español contra uno de estudiar japonés para españoles… da que pensar sobre la utilidad de la embajada para nosotros…

Equilicuá, aquí está el ejemplo, uno de tantos!

Eso si, Juancar preside, aunque no se cosque de lo que se hable, pero presidir… preside!!!

El trabajo de las estrellas…

Iba a ir a un hanami por la noche, y se me ocurrió la historia de

Después, le pedí el favor a Nora (que también lo publicó en su blog) me lo tradujo a japonés y lo leí con mi acento de Bilbao, a ver que tal sonaba:

Pero hay más: grabamos a la hija de un vecino de un amigo leyendo la historia:

¿Qué será lo siguiente?

La terracilla del Roppongi Hills

El edificio este que suena a yankilandia que tira patrás, es un peazo rascacielos rascayú que tiene un huevo de tienduquis, restaurantillos, cines… vamos, el despipote en verso. Ya he estado alguna que otra vez, aunque más de bien de pasada, no me va mucho a mi eso de encerrarme en un centro comercial a ver pasar las horas en moto.

Pero, ¡ay amigos!, que yo ahora molo, que soy un follower de twitter!!!, vamos, que leo a gente que escribe que están comiendo yogures, pero mira tu que @piolineat dijo que recientemente se podía subir arribotas del todo, a la azotea. Si tenemos en cuenta que este es algo así como el tercer edificio más alto de todo Japón (creo que por detrás del Tokyo Midtown y del Ayunta de Tokyo), y que se está al aire libre, pues hombre, la tentación vive arriba!!

El cartelón con el anuncio, desde finales de abril, chatines!

Que si hace malo que lo chapan, que si cuidao no vaya a ser que te vuele la peluca, que si tal, que si cual….

Bueno, para empezar, se pagan 1500 tariles, con lo que ya empezamos bien. Si echamos cuentas, por el precio de la entrada me podría comprar 15 tabletas de chocolate Meiji, con lo que ya podía valer la pena si no quieren que se ruede en directo la segunda parte del coloso en llamas.
Además, la entrada es conjunta con un museo que hay. Vamos, que no puedes pagar sólo ir a la azotea, sino que es algo así como un extra. Museo que, por cierto, me dio más igual que la gripe al Dr. House!!

La primera parada es un par de pisos más abajo de la azotea, donde hay un mirador que también acojona lo suyo. Más que nada, es que si hace mal tiempo o mucho aire, chapan la terracilla, así que por lo menos tienes algo que ver, que es chulísimo igualmente:

Esto, que parece el Sim City, es real amigos, una chavolilla que había al lado!

El día de los niños también tiene lugar a tomar por saco de alto

De miranda en el mirador

Hay que hacer cola, pero una vez que se sube (dolor de oidos en el ascensor incluido), uno se encuentra en el piso 54 de un rascacielos, en la azotea, arribotas del todo donde la H esa de aparcar helicoptéros, mirando Tokyo sin más protección que una barandilla.

Anda que no hubiera molao un helicoptéro ahí trayendo un enfermo como en urgencias!!

Aquí amortizando la terraza, 1500 yenes la foto, chataaa, yo me traigo la cámara de casa!!!

¿Véis Odaiba y el edificio de la bola del Fuji TV? Desde aquí se pispia el mar!!

Y la Tokyo Tower de festiva mascota, que la tenemos al ladito

Y como sabía que la vista es totalmente distinta, me esperé a que se hiciese de noche…

Los que dan el dato dirán «está movida está movida», jodé que no dejan subir trípode, listos! Jordis Hurtados!

El Tokei con la lengua al aire para regocijo, mofa y escarnio del señor que me sacó la foto

Por cierto, ya me encaramé al Ayuntamiento de Tokyo y al bolondrio del edificio del Fuji TV

Tokyo Tower y su pichomascota


Esta es la Torre Eiffel franchuta pero en versión japonesa. Os iba a contar otra cosa, pero he visto una foto de la que no me acordaba, y mira, contraprogramo porque yo lo valgo!

Y esta es la Torre Eiffel franchuta pero en versión japonesa, de noche

Desde que leí el post de Nuria sobre la mascota, andaba siempre con la idea de hacerle una visitilla rondándome la cabeza. Y fíjate que el otro día andaba yo cerca de allí porque quería subir arribotas del todo de la azotea del Roppongi Hills (esto es lo que os cuento lo siguiente), cuando me crucé con la picha andante que tienen por mascota en la Tokyo Tower:

Y encima en la punta tiene una tirita, no quiero ni imaginar cómo se habrá hecho esa herida!!!

Por si no teníamos bastante con Mr. No…

Entrevista

Madre mía, vaya noche de terremotos que hemos tenido. El último ha sido el más fuerte que he sentido yo nunca, menudo miedo al escuchar el tintineo de los vasos desde la cocina!! Yo ya estaba preparao para echar a correr, menos mal que se ha parao.

Bueno, yo venía a poneros un par de links sobre una entrevista que nos ha hecho Jon Goikoetxea y que ha publicado en su blog en dos bloques:

A ver que os parecen…

¡Gracias Jon!

KyotoKyoto -The day after-

Hola hola hola!

Os dejé ahí con la palabra en la boca, pero a ver que os habéis pensado, que no sólo vosotros tenéis semana santa!. Aquí hay una historia que se llama Golden Week, que estoy seguro que ya sabéis lo que es, y si no, pues ya os lo cuento yo: que he estado de vacaciones!!! ya os contaré ya!

Ahora que se ha acabado el invento, y antes de que se me olvide, os cuento…

¡ La segunda parte de mi viaje todoostiítico a Kyoto!

Kyoto tiene un río, señores!

Después de Gion, me fui al hotel a dormirla, que estaba más cansado que cuando Julián Muñoz hizo la última declaración de la renta. Y como hacía lustros que no dormía yo en una cama, se me hizo más raro que ni se, y ni dormí ni dejé de dormir. Total, que me levanté al día siguiente con medio dolor de cabeza, y después de desayunar en el Starbucks Kyotense de la esquina, enfilé mis pasos hacia el:

Ninnaji

que fue la leche en verso!! Esto va por zonas, así que este es el primero de la ruta del día. Aunque el resto prometían más que este, o por lo menos tenían más renombre, mira por donde que me llevé la sorpresa del día. No es que sea un templo, sino que es un sitio mágico. Siempre bajo la atenta y eterna mirada de las montañas que rodean Kyoto, podemos seguir incontables senderos que nos llevan a edificios antiquísimos, a ríncones donde lo único que apetece es sentarse a admirar el entorno. Es un lugar muy grande, donde uno siente que está más paseando por los jardines de un palacio que por un templo.

No se que edificio sería ese, pero es uno de tantos. Sitio precioso, de verdad.

A parte de Clotilde que me estropeó la foto, poca gente más había

Ya véis, ríncones, recovecos… precioso

Yo sacando fotos a las flores, madre mía! me estoy empalagando por momentos!! salvadme!!

Esta foto resume todo


Aunque el templo no fuese de oro, ni estuviese colgando de un precipicio, creo que el entorno natural del Ninnaji fue lo que más me gustó de todo lo que visité en Kyoto. Además, justo en la puerta, se puede entrar en un jardín japonés. A mi el precio de la entrada me mereció mucho la pena, pero juzgad vosotros mismos:

Se entra con los quesos al aire, señores, aquí devorolor patrocinó la visita!

El jardín con el suelo peinao… esto tiene que ser super chungo de hacer!

Esta es una de esas fotos que saqué, pero que parece mentira que lo hice yo…


Aunque la verdad es que estaba loco por ir a lo más famoso del viaje, a lo que todo el mundo le da tanta importancia, así que paseando paseando, llegué al:

Ryoanji
Este sitio es famoso no por el templo, ni por el lago que hay ni nada, sino por el jardín Zen que tiene en su interior. Mayormente lo que hay es un montón de turistas sentados contemplando un recinto rectangular cuyo suelo son un montón de diminutas piedras blancas que están como peinadas. Encima de estas piedrillas hay quince rocas, pero el truco es que da igual donde te pongas que tu solo ves catorce. Efectivamente, tiene huevos. Yo sobre este lugar he leido de todo, que si el sentido de la vida, que si Zen, que si Zan. Así que aquí va mi versión: es un sitio chulo, si esperas un poco a que la gente vaya desfilando, puedes sentarte delante del todo y admirar el jardín intentando contar más de catorce rocas, aunque no lo vas a conseguir. Es un sitio bonito, curioso… aunque más lo sería si no hubiese sietemil personas alrededor. Pero vamos, que hay que ir!

Foto-tetris, intentad sacar el jardín sin que salga ningún cabezón y os saldrá algo parecido a esto!

Así que mejor nos vamos a la maqueta donde se ven los 15 peñascos. Ahí va la leche que movida!

Había un lago que estaba eclipsado por el jardín Zen, pero que también tenía su aquel.

Entonces cogí el autobús y me planté en el que quizás es el templo más famoso de todo Japan con pan:

Kinkakuji
El templo de oro! chato que está recubierto de oro!!! Yo que estaba todo orgulloso del titanio del Guggenheim, anda que!. Aquí uno entra, y se encuentra un lago, y justo en una esquina del lago, un templo dorado que brilla a la luz del sol y que se refleja en el agua. Un señor mayor no paraba de repetir que el valor del templo era de siete millones de yenes, yo no se si será para tanto, pero la verdad es que es un sitio precioso.

Ahí estuve yo, toma ya!. Qué cosas!

Todo cubierto de oro del que cagó el moro

Aunque me fui con una sensación extraña. A ver si soy capaz de explicarlo. Seguro que habéis visto mil fotos del Guggenheim, entonces váis a Bilbao y efectivamente es lo mismo de las fotos. Por supuesto, no tiene nada que ver verlo en una foto que estar allí en vivo y en directo, pero en cierto grado, es lo que os esperábais. Pues esto mismo. He visto tantas fotos del Kinkakuji, que cuando estuve allí, fue lo que me esperaba. Ojo, no le quito méritos, es un sitio precioso, pero el factor sorpresa del Ninnaji me cautivó más.

Y en la otra punta, a tomar por cleta del Kinkakuji, me topé con el

Heian
Que en la guía pone que es sintoísta, aunque para mi es como si dice que veneran a Mortadelo, así que yo os cuento lo que ví, que para eso me leéis. Hay un pedazo de puerta de esas Torii que te quedas chato, es enorme, además está puesta de través ahí entre medias de una carretera, con lo que pasan por debajo coches, autobuses… yo creo que cabe hasta Godzilla de puntillas!

Toma ya!


Y el templo, pues un sitio enorme. Como se estila por los Kyotos:

Predomina el rojo!. Este tipo de templos con tanto espacio no son habituales en los Tokyos!

Aquí va mi ikureflexión: Kyoto rezuma historia, mucho más que Tokyo. Es mucho más pequeño, en cierto modo, menos moderno. Está repleto de templos, de edificios antiguos, de retazos del Japón de hace cientos de años. Por estas razones, uno se cruza con muchos más extranjeros que en Tokyo, lo que me llamó bastante la atención.

Pero de igual manera, fue precioso reencontrarse con el Japón más tradicional, ese que a veces se echa de menos en el Tokyo de rascacielos, luces de neón y tiendas de electrónica… aunque todo depende de lo bien que uno sepa buscar.

Volveré a Kyoto, algún día. Con más tiempo, con más calma, quizás con más dinero…

La casita de madera

Tengo dos maneras distintas de llegar a la oficina.

Si el tiempo es bueno y he dormido bien, cojo la bici y me preparo para pedalear durante algo más de 20 minutos subiendo y bajando cuestas por la autovía de tres carriles mientras esquivo los coches de la caravana que se suele formar por las mañanas. A veces, y sin que ellos lo sepan, compito con los motoristas, y a veces hasta gano a alguno. Cuento con los semáforos como aliados.

En cambio, si el ánimo no me acompaña, o llueve, entonces no me queda más remedio que andar durante diez minutos hasta la estación, y pasar otros tantos dentro del tren. Es más triste, más rutinario, más normal aunque aprovecho para leer o estudiar kanjis.

En ambos casos, siempre acabo torciendo la esquina que conduce a mi destino. Es un camino estrecho, aunque la carretera es de doble sentido. A mi espalda quedan las vías de la línea Yamanote con sus largos trenes repletos de vidas distintas que, como los mismos vagones, vienen y van sin descanso.

Mi oficina queda a la izquierda, pero justo donde la carretera se desvía a la derecha, hay una casa de madera que sobrevive al paso de los años. Se podría decir lo mismo de su dueña, una señora de edad indeterminada más allá de los 70 que vive ajena a los rascacielos que crecen a su alrededor protegida, quizás, por el pequeño jardín que delimita su propiedad del mundo exterior.

Pocas veces la he visto, casi nunca asoma, aunque no es extraño ver ropa tendida y escuchar enka a todo volumen. Me la puedo imaginar sentada en algo parecido a una cómoda, o quizás directamente en el suelo de tatami, tarareando la canción con una taza de té caldeando las palmas de sus manos. Es su hogar, su refugio y que esté en el medio de Tokyo da exactamente igual. Es como si la vida, allá afuera, se moviese al triple de velocidad.

Así que cuando el ordenador de la oficina decide no hacerme caso, cuando las cosas se tuercen, salgo a la calle y me quedo mirando a la casita de madera e inevitablemente mi vista se desvía a los rascacielos de enfrente aunque vuelve de nuevo al marrón de las paredes, al verde de los jardines, al increíble remanso de paz en medio del caos.

Y sonrío. Y creo entender que quizás la felicidad consiste en disfrutar de una canción con un té… que puede que la suma de todas las canciones con tés, de todos esos momentos, sea lo que en realidad hace que todo merezca la pena. Que igual el secreto es darle valor a lo que nos importa y conseguir ser ajenos a todo lo demás.

Sean rascacielos, oficinas, coches… o problemas absurdos que nos cieguen.

KyoToKyoTo


Kyoto fue la capital de Japón durante más de mil años, desde 794 hasta 1868. Se dice que alberga más de 1600 templos en su interior, y más de un millón y medio de habitantes.
El valor de su historia ha sido recompensado por la Unesco otorgando el grado de Patrimonio de la Humanidad a 13 templos,3 santuarios y un castillo.
Rodeada de montañas, Kyoto está situada en un valle a 513 Km de Tokyo.

Cuna de Samurais y Geishas, de novelas y leyendas, de…

Este Jordi no tiene remedio. Hurtadooooo que lo sabes tó! Vale Jordi, muchas gracias por los datos serios! ya voy completando yo el asunto si eso!

Esta es la Kyoto Tower, que es como una vela y ni tiene chicha ni limoná

Estaba en casa, con un fin de semana largo por delante mirándome el ombligo, cuando pillé el tren pato ese que siempre va con prisas, y me planté en Kyoto en un poco más de dos horas.

El tren se llama «Nozomi» que significa «Esperanza», y es pasote!. Yo que vengo de un servicio ferroviario donde más valía coger dos trenes antes del que normalmente tocaría si querías llegar a tiempo a un examen, estuve flipando todo el viaje!!

El tren pato!! Va a toda ostia!!

Por dentro es igualito a un avión, con sus ventanillas que no se pueden abrir, su azafata pasando con comida y bebida… así que cada vez que paraba, a mi me entraba un poco de yuyu! era como si parase en un par de nubes antes de llegar a Kyoto o algo!

Tenías hasta enchufe pa enchufá

Una vez que llegué, lo primero que me llamo la atención es que no se puede usar la Suica, que es la tarjeta IC con la que te manejas en todas las estaciones de Tokyo, y luego que sólo hay dos líneas de metro!! qué entrañable!

Aunque ya véis que en todas partes cuecen habas!!

Así que de repente me vi yendo en autobus a todos los lados! qué cambio más radical! y que ostia me pegué cuando el autobus arrancó y yo no tenía donde agarrarme! ahora que peor lo tuvo la pobre señora en la que aterricé, no supe como pedirle perdón, le tuvo que doler un huevo…

No me acordaba de lo incómodo que era ir en autobús!!! madre del amor hermoso!!

Y la primera parada fue en el templo …

Sanjusan gendo,
que dicho así es como si pongo tararí que te ví, pero que ya os lo traduzco: «sala de las 33 alcobas«, jajaja, os habéis quedao igual!, jajaja. Ya os cuento lo que hay hombre, no preocuparse. Es un templo muy largo, tiene 115 metros, y dentro hay una pedazo de habitación enorme con mil estatuas puestas en filas. Las estatuas son de Kannon, esas que tienen un montón de brazos a cada lado y encima cuatro o así por delante, vamos, que te fríe un huevo, te cambia al niño, te hace unas popitas, se suena los mocos y todavía le sobran trece!! Eso si que es amortizar un cortauñas!

El templo que es más largo que un día sin arroz

Se entra descalzo y no dejan sacar fotos dentro…

Bueno, pues impresiona un huevo ver tantas estatuas iguales, hechas a mano y puestas todas en un edificio enorme tan antiguo. En internet alguno ya se ha saltao la prohibición esa.

Yo os pongo unna foto de Matías, que aunque tiene solo dos brazos, el hombre está salao con esta ropa!!

Después de apoquinar la entrada y admirar tanto brazo junto, pillé el siguiente bus que me dejó en el templo …

Kiyomizudera,
el templo del agua pura. Esto que tiene un nombre más fantasma que ni sé, es un templo super chulo que está después de subir una cuestaca, con lo que te medio metes en la montaña. Ahí hay una pagoda, un montonazo de árboles, otro tanto de turistas como yo, y un templo que está ahí encajado en un mini acantilado. Eso, unido a que se ve Kyoto desde las alturas, le da un atractivo especial!.

Montaña! esto no se ve en Tokyo amigos!

Fray Nikon! jodé con el voto de pobreza!!!!

Esta es la vista más chula, desde un poco más lejos. Está construido sin un sólo clavo, toma ya!!

También se paga entrada, y se sigue un recorrido ya prepensao ahí. Cuando llegas al final, hay tres chorros de agua, de ahí el nombre, y en teoría tienes que elegir beber de uno de los tres. Dependiendo de cual pilles, se supone que ganas larga vida, prosperidad o inteligencia… dilema tenemos!. Yo ante la cola que había, decidí dejarme de chorreces e irme de tiendas, que la calle de la cuesta estaba repleta y daba gusto, pero no sin antes zamparme unos udón en el restaurante que había allí montao.

La gente haciendo cola para beber el agua elegida

El trichorro!! ¿vivir más? ¿tener tariles? ¿ser más listo? ay ay ay ayyyy yo que se!!!

Esto es lo que se veía entre sorbo y sorbo de udón

Y para acabar el día, me fuí a Gión que es donde te dicen que puedes pispiar alguna Geisha si andas vivo. Así que allí aparecí, y lo que te encuentras es un rinconcillo de unas cuantas calles que son calcadas a las películas que se ven de samurais: estrechitas, todo casitas de madera bajitas, con sus farolillos y todo. Es un sitio chulísimo… si no fuera porque está permitido el paso de coches, y cada tres por dos tenía a un taxi detrás pitándome porque estaba intentando sacar alguna foto.

Esto, señores de Kyoto, está muy mal pensado!! es la calle más turística de la ciudad y dejáis que pasen coches??? pero bueno!!! una señal de prohibido quiero!

Ya me diréis que pintan coches por aquí!

De noche es todavía más bonito con la luz de los farolillos (los cuales no salen en esta foto, jajaja)

Pero bueno, como el tío Ikusuki tiene más suerte que al que le salió el sobre oro de nescafé, yo me topé con un par de chavalitas vestidas de Geisha, que Jordi nos dice como se llaman:

«Maikos, y no son geishas, son aprendices»

Vale campeón, gracias!.

Jovencitas parecen, no?

Madre mía, tiene que costar un huevo maquearse así!! Pero bien guapas y dignas que iban!

Y esto fue todo por el primer día… mañana os cuento el segundo, completo el mapa y añado opinión!

ToKyoTokyo

Jaja, leed Kyoto muy rápido, a ver que sale!! uno no sabe si está diciendo Tokyo Tokyo Tokyo o Kyoto Kyoto Kyoto!! ToKyoToKyo…

Huy como estamos!!!. Bueno, a lo que iba, que resulta que me pegó un cuarto de hora más loco que de costumbre, y aprovechando que ayer me había cogido el día libre de la ofi y que hoy es fiesta, me he ido a Kyoto dos días.

Sin planes, ojeando una guía encontré un hotel, hice la reserva, y planeé las excursiones en mitad del viaje.

Hace un par de horas que me he bajado del Shinkansen que es el tren ese con morro de pato que va a toda ostia, así que no tengo el cuerpo para mucha ikucrónica. Eso sí, aquí os dejo una foto para que veáis que no me lo invento.

El cienpiés en el templo más famoso de todo Japón!!!

Si tenéis a bien otorgarme un día, prometo satisfacer vuestra paciencia con creces…

¡Ale, me voy a la piltra a soñar con samurais, geishas y shogunes!

Encuentros

Ella soñó con otra vida y se fue a México. Allí trabajó más que nadie, y a pesar de ser una empresa japonesa, se peleó con el castellano cada día. Y llamaba a casa todos los fines de semana porque añoraba escuchar la voz de sus padres, aunque siempre le reprochasen que se hubiese ido tan lejos, aunque acabase llorando la mayoría de las veces.

Pasó muchos malos momentos. Tuvo la mala suerte de vivir el terremoto de México de 1985 y además estaba sola en el edificio cuando ocurrió. Los ascensores dejaron de funcionar, y ella tuvo que bajar desde la planta veintisiete dando tumbos por las escaleras esquivando las lluvias de cristales provenientes de las ventanas. Y lo cuenta con una sonrisa, quizás porque se alegra de que puede contarlo, o más bien porque ella es así.

Se casó y tuvo una hija. Pero salió mal y se divorció. Nunca cuenta porqué, y nunca se lo preguntaré aunque estaré encantado de escucharlo si alguna vez quiere hacerlo.

Su hija apenas balbuceaba castellano cuando volvieron los dos a Japón diez años después. Hoy en día tiene 20 años y está estudiándolo en la universidad aunque sin demasiado éxito. No conozco a su padre, ni siquiera he visto ninguna foto, pero puedo decir que tiene su nariz y el resto es de su madre, incluidos los ojos. Es gracioso oirnos hablar mezclando inglés, castellano y japonés a partes iguales en una misma frase. Y nos entendemos. Algún día recordaré estas conversaciones con mucho cariño.

Antes de venir a Tokyo ella empezó a tramitar mi visado. Me pedía la documentación necesaria por email y yo la mandé por correo. Todo en un castellano oxidado que resultaba entrañable. Me trató tan bien, que le compré y envolví con ilusión «La sombra del viento» pensando en el día en que podría entregárselo en mano. Cuando lo hice, supe de alguna manera que nunca lo iba a leer, pero que lo guardaría con cariño. Me di por satisfecho.

Desde entonces nos hemos visto cada día. Y jornada tras jornada hemos ido perdiendo la timidez y hemos acabado contándonos nuestras vidas. Su castellano ha mejorado mucho, quiero creer que gracias a mi, y, como dicen todos, puedo considerarla mi madre japonesa por todo lo que se preocupa por mi.

Su padre está muy enfermo y fui a visitarle encantado al hospital. Esa misma noche cené en su casa junto con su madre de más de 80 años, y nos emborrachamos los tres. Su madre me decía que siempre tendría allí su «Japan casa», y ella me decía que echaba de menos a su padre, que quería que volviese del hospital. De repente empezamos los tres a llorar, quizás el alcohol lo desencadenó, pero se que cada uno tuvo sus razones.

Con aquellas lágrimas compartimos sueños no cumplidos, añoranzas pasadas, vidas no vividas…

Me sentí arropado por primera vez en muchos meses.

Me confesó que planea volver a México algún día, cuando sus padres no estén y su hija acabe la universidad.

Pero mientras coincidamos en Tokyo, tengo la gran suerte de tenerla aquí en la oficina corrigiendo mi japonés en su adorable mexicano. Dándome la razón regalándome un «ni modo» cuando me quejo por algo… Simplemente estando ahí.

Y ahora la miro y sé que es la persona que mas echaré de menos cuando me vaya de aquí.

Ni modo.

El Facundo de Yokohama

¡¡ He encontrado pipas !!

Pues si amigos, y si ya os cuento el sitio, entonces os quedáis gurruñíos!!! Resulta que venden pipas en las tiendas de los chinos en el Chinatown de Yokohama!!!!

Pedazo de saco de pipas. Los chinos se las saben todas!!!. Nótese el Made in Taiwán, jajajaja

Yo creo que de ingredientes y tal andamos bien, no preocuparse!

Tienen un colorcillo oscurillo y te dejan un sabor dulce!! como a anís!!! Facundoooo monta una escuela!!!

Aunque no me quejo, porque está siendo mi cena junto con la fanta de piña que me he encontrado en el combini:

Esto no es una cena, es una verbena!!

Locke, ya estoy preparado! ya puedes ir a por Ben!!

Los Elvises

Hoy el americano de la oficina me ha dado el día, la madre que le parió, dice lo que se le pasa por la cabeza (que no son más que trilipoyeces y gilitontás), pero todo el rato. ¿Cómo se puede estar todo el santo día diciendo lo que le sale del garbanzo?, es que no se calla ni debajo del agua, me ha puesto la cabeza like a bombo.

En fin. Lo prometido es deuda, que diría un banquero. Aunque os voy a decepcionar, porque por los comentarios me da a mi que estáis esperando que os ponga yo aquí a los típicos figuras de Harajuku que están ahí vestidos de siniestros dando miedo hasta a las arañas y yo me he centrado más bien en otro tipo de gente.

Antes una ikuintroducción: el parque de Yoyogi es inmenso, con mucha campa y mucho paseo. Pero lo que lo hace más inmenso todavía es que uno se encuentra todo tipo de gente haciendo todo tipo de cosas. Sin ir más lejos, este domingo estaban los siniestros con su correspondiente legión de turistas con cámaras, unos haciendo coreografías de kendo, otros haciendo malabarismos con botellas, hasta había un grupo de gente que estaban ahí simplemente meditando con los ojos cerraos.

Los kendotarras ahí haciendo Kill Bill 3. En Bilbao les habría detenido la Ertzaintza hace tres horas

Este era un artista del copón, le daba trece mil vueltas y un rodeo a Tom Cruise en Cocktail, qué campeón!!

Yo me centré en el lugar de Japón desde el que se emana más CFCs por tupé cuadrado. Programé el condensador de fluzo un par de décadas patrás, y me encontré, como cualquier fin de semana, a los… ¿cómo llamarlos?….

¡Elvises de Tokyo!

No no, no son fotos del año catapún, sino de éste mismo domingo después de comer

Yo me esperaba ahí a la otra banda y que se diesen pa’l pelo (nunca mejor dicho), pero nones, cachis!

Agat chuuuuuu, kin churu preieeeer (la canción de Grease, hombre, que en mi pueblo se canta así)


Y es que menuda pasión, menudo ritmo, menuda nostalgia sesentera… el video baila por si sólo!:

Fuji TV arribotas del todo

Este fin de semana el tiempo ha estado un poco furero que diría mi madre, pero como mi semana de currelo ha sido más asquerosa que cuando dejaron de dar El Gran Héroe Americano, he decidido que las penas se ahogan más mejor en la calle que no encerrao.

Así que ayer me fui a Yokohama, y hoy he estado en el parque Yoyogi viendo a la flor y nata de la crem de la crem de los más distinguidos entre los frikiplanets del mundo. Pero esto os lo contaré mañana, porque hay hasta video y estas cosas hay que escribirlas con calma.

Lo que os voy a contar es la excursión del fin de semana pasao. Para no variar, me fui a Odaiba, pero ésta vez decidí encaramarme a la bola del edificio de Fuji TV ahí arribotas del todo.

Es como la TVE y su pirulín!! la Fuji TV y su bola!!

Vista desde lo que viene siendo debajo que como se caiga, me hace flan

El bolondrio es de titanio como el Guggenheim!!

La cosa es que hay que pagar, pero las vistas desde arriba son ahí va la ostiiticas!

El puente de los osos amorososos desde el punto de vista esférico bolítico arriba del todo

La vista desde la otra esquina. Eh! que es una bola, no tiene esquinas!. Vista desde el otro ¿radián? ¿curva? ¿radio? ¿pi tercios?

Y esto es lo que se ve desde el otro radián o curva o radio o pi tercios

La miniestatua de la ¿mini? libertad, que es mucho más mini desde aquí arribotas

Por dentro es un bolondrio, pero claro partido a la mitad. Quiero decir, que uno no entra y el suelo es esférico, sino que es plano. Aunque el techo es esférico… jodé, me estoy explicando peor que Arévalo haciendo de gangoso comiendo polvorones!!! Echadle un ojo a las fotos:

Se ve que en lo alto del chupachups este graban algún que otro programa…

Pedí que me sacasen una foto, que luego en mi pueblo no se lo creen!

Después volví andando por el Rainbow Bridge, como hice no hace mucho, pero por el otro lao. No hay mucho más que añadir a la anterior ikucrónica. Aunque destacan las islillas que se construyeron para plantar un par de cañones y ahuyentar a los visitantes a bombazo limpio. Hoy en día son una especie de parque donde uno puede sentarse a comer pipas, bueno, si hubiese pipas en este país sol nacientítico.

Ahora hay verde y tal, pero antes se recibía a los invasores a pepinazo limpio!!! Pum! pum! Fijaos en el edificio del Fuji TV con la pelota esa ahí al fondo!

Hoy no ha pasado nada

Estoy en Bilbao, patinando cerca del Guggenheim cuando suena la alarma del móvil. Son las seis y media, es Tokyo y estoy durmiendo encima de dos futones.

Atraso por dos veces la hora de levantarme, media hora cada vez, y cuando por fin lo consigo, enciendo el ordenador y de mientras voy a la cocina a preparar café.

Con la taza en la mano, voy directo a leer los nuevos comentarios del blog. Releo siempre el post y después, ayudado por sorbos de café, consigo despertarme del todo con vuestras palabras.

Hoy el ipod ha dejado de funcionar, el domingo fue el móvil, y la semana pasada el ordenador de la oficina murió sin dejar testamento. Estoy empezando a preocuparme.

Leo un mail de Bea con propuestas e ideas para Ikusuki, es largo pero lo leo con ilusión. Además veo que ha llegado un nuevo pedido que se va para Barcelona, y que ella ya se ha encargado de preparar. Jordi nos dice que da gusto tratar con nosotros, y una sonrisa boba se me estanca en los labios por un rato.

Salgo casi corriendo por la puerta, otra vez ando tarde, pero hace calor, así que decido retrasar todavía más mi llegada a la oficina quitándome la chaqueta y metiendo lo de los bolsillos en una mochila. Hoy en camisa, como los de Bilbao.

Voy andando a la estación sin escuchar música, y descubro los sonidos de mi calle por la mañana. Hay niños esperando al autobús, y cuando llega, las madres hacen reverencias a la conductora. Me aparto cuando otras madres pasan con uno, dos e incluso tres niños que llevan en asientos en la bici. Nunca dejan de sorprenderme.

La señora de los paragüas también estaba esta mañana

Decido que hoy no voy a tomar más cafés, así que esquivo las siete u ocho máquinas que me encuentro, y finalmente llego a la estación. Como cada mañana, la gente corre, y yo por inercia hago lo mismo. Y como casi cada mañana, es un esfuerzo inútil porque todavía quedan unos minutos para que salga el tren.

Encuentro asiento, y decido practicar unos cuantos kanjis en mi Nintendo DS, nunca habría pensado que me iba a ser tan útil para aprender japonés. En el tren hay de todo: gente que duerme, otros con el móvil o con libros, algunos con la mirada perdida… vidas diferentes unidas por la misma rutina día tras día.

Uno de tantos autobuses escolares que suelo ver por mi calle


Llego a la oficina, saludo, ficho, me siento en el ordenador. Contesto a algunos mails de clientes, y dedico la mañana a programar en php. Entre medias, mis colegas de twitter me cuentan lo que sea, pero en castellano, lo que me hace sentir un poco menos extranjero.

A la hora de comer vamos todos juntos a comprar algo, ayer nadie tuvo ganas de cocinar. Yo como en mi ordenador porque tengo mucho trabajo y quiero acabar lo antes posible.

Por la tarde, mientras mis compañeros van y vienen de visitar clientes, yo sigo en mi sitio programando y twitteando. Cuando me quiero dar cuenta, son las ocho de la tarde, pero como he entrado a las diez de la mañana, es coherente.

Ficho, cojo el tren de vuelta con Nintendo DS incluida, y llego a casa. Ceno, y de mientras veo el segundo capítulo de Galáctica. Al acabar, reviso el correo, me doy cuenta del montón de mails que tengo sin contestar, pero los párpados se me cierran.

Antes decido escribir esto, para desengañar un poquito a todos los que piensan que vivir en Tokyo es toda una aventura. Hoy ha sido un día muy normal, no ha pasado nada especial, y estos son los días más habituales.

Pero no ha sido un día malo.

Alquila un perro

Iba yo paseando por la playa de Odaiba, cuando me encontré este local:

Ya siento la foto que no se ve muy allá, pero pone «Let’s enjoy rental dog!!!» jaja

Resulta que si tienes envidia, puedes alquilar un perrillo ahí un par de horas y pasearlo como si fuese tuyo!!. La leche, pobre perro!. Yo si alquilase uno, le pondría el nombre que a mi me diese la gana, como Ikusuko o algo así. Y claro, si todos hacemos lo mismo, el perro tiene que tener un jaleo en su cabeza del copón!!, no sabe ni como se llama, ni a quien tiene que seguir, ni ná de ná.

Así que se limitará a correr por ahí y dejar su marca de la casa en las esquinas, porque por mucho de alquiler que sea, digo yo que tendrá que hacer sus cosas, ¿no?. Esto me hace plantearme otra cosa: ¿te vendrá con kit recoge premios?, o igual es un extra. Lo mismo si pagas un poco más te entran en el kit una rama de árbol y dos metros más de correa extensible…

Como bañarte, es mejor que no te bañes, pues mira, si no sabes que hacer… ¡alquila un chucho!

Qué cosas!

El día que estuve con Lekesan, estuve jugando un rato con su hijo y de repente me vi rodeado de japonesas diciendo «kawaiiii»… Así que igual el futuro pasa por ahí, por alquilar niños para ligar!!! (la verdad es que el hijo de Leke es mucho hijo de Leke!)

El nuevo vecino

En las series americanas se estila eso de que uno abra la puerta y te salga una señora con una tarta que te dice «Hola, soy la nueva vecina, he preparado una sabrosa tarta de manzana para presentarme en el barrio«. Jaja, a mi me pasa eso y me estoy riendo un mes.

Pues aquí es costumbre regalar algo también, aunque yo la verdad es que no lo hice, y por lo que me cuentan, ya no se sigue tanto, al menos en Tokyo donde parece ser frecuente el cambio de casa. Es más, yo no conozco a ninguno de mis vecinos, ni siquiera de vista, vaya vida más rara que me llevan!!

El asunto es que el otro día me encontré ésto encajao en el buzón:

Envuelto en un papel con el nombre de la familia

La vecinotoalla!!! si señor!!! no tengo claro si tengo que decir algo, o quedármela sin más o devolver el gesto …

Autobombo

Presumo. Quiero presumir porque veo cosas que no me gustan, y por eso presumo de que me gusta lo que veo cuando voy a mi blog. IkuSuki. Ni más ni menos.

En mi blog cuento cosas que me han pasado, no me invento nada. Pongo fotos que he sacado yo, casi nunca he utilizado las que no son mías, y si lo he hecho, recuerdo un par de ocasiones, siempre siempre digo de dónde las he pispiao. Igual pasa con los videos.

Nunca he copiado una entrada de ningún otro blog, o como excusean otros «me he hecho eco». Ni lo haré. No lo necesito y no me aporta nada.

Puedo presumir de actualizar diariamente el 90% de las semanas y a veces los fines de semana, como hoy. Todo a pesar de que trabajo en dos empresas distintas, voy a Karate, estudio japonés, cocino mi comida, me plancho mi ropa y hasta me ducho sólo, pero nunca descuido el blog porque de todo lo que hago durante el día, es lo que más me llena. Además, cuido especialmente la ortografía, siempre repaso mis posts al menos tres veces.

Es el blog de Ikusuki, por lo que la única publicidad que hay y habrá es de nuestras camisetas ya que por eso se creo todo. Presumo, presumimos, de no infectar el blog y nunca lo haremos.

Empecé con veinte visitas diarias y hoy son más de doscientas. Y son doscientas personas a las que, me imagino, les gusta lo que ven. Eso hace que me sienta muy orgulloso, porque siempre he escrito lo que he querido, nunca he tratado de ir de experto sobre la cultura japonesa, ni sobre nada. No voy por ahí dándomelas de listo hablando de cosas que no se. Simplemente cuento lo que veo tal y como lo veo, lo que me pasa, lo que vivo tal y como lo vivo.

Tampoco me importa expresar mi sentimientos, soy transparente y me gusta serlo. Si estoy triste, me saldrá una historia triste. Si he vivido algo increíble, lo contaré con emoción, si he visto algo que me ha llamado la atención, le sacaré una foto y la pondré aquí con algún comentario que se me ocurra, y espero que siempre pueda reírme de mi mismo bien a gusto.

Leyendo cada post podréis intuir perfectamente cual es mi estado de ánimo en ese momento.

Alardeo de que Nora ha utilizado dos entradas mías para su blog, y aunque ella ha tenido mil comentarios más que mis entradas originales, estoy tan orgulloso de ellos como de los míos. Admiro cada uno de sus posts, así que el que se haya fijado en algunos míos es algo de lo que puedo presumir.

He leído por internet de otros blogs que hablan de mí, y me siento orgulloso y agradecido. Tanto como con los comentarios que me dejáis y que me encanta contestar.

Por todo ello, presumo de Ikusuki.

El día que abra el blog y no me guste lo que vea, será el día en que deje de escribir.

Será la primera y última vez que me tiro flores. El camino a seguir lo tengo bien claro.

Reservando sitio para el hanami

Me hace gracia cómo limitan el sitio ahí con cinta, y ponen carteles con el día y la hora

Nosotros hicimos algo parecido, y nos respetaron el sitio, lo suelen dejar el mismo día por la mañana

Vamos, que no vale dejarlo el mes antes!

Esto ha sido el pan nuestro de cada día durante las dos últimas semanas. Por las mañanas: sitios reservados, por las tardes/noches: gente pimplada diciéndome «hello» y saludándome con la mano al volver. Hasta hubo un señor que insistió en que me sentara con ellos y me dio una botellita de sake!!

El biplan biplanítico del otro lao

¡¡ Qué Chikilikuatre ni ochochikilicuartos !!

Lo que se cocía en la calle de mi barrio fue lo mismo mismo mismito mismo que lo que os conté el año pasao (el tiempo va en Shinkansen, amigos!!), y además no hace ni un plis que os puse los videos que ni sabía que tenía.

Así que no os voy a contar otra vez lo que ví, porque lo del año pasado vale mismamente. Lo que si quiero es que sepáis lo que viví, y que entendáis cómo me sentí.


Hace un año volvía de dar una vuelta por ahí cuando de repente me encontré todo el percal. Fue inesperado e impresionante, algo muy bonito que me hizo hasta emocionarme cuando los ancianitos bailaban con cara de pura felicidad.

Esta vez ya sabía lo que iba a venir, así que el factor sorpresa fue sustituido por un sentimiento de orgullo. Hace un año que paso por esta calle al menos dos veces al día, que compro en el mismo supermercado, que veo a la misma gente paseando los mismos perros. Durante estos trece meses he visto como tiraban una casa y construían tres en el mismo sitio, he visto a los cerezos en flor, después con hojas, luego pelados y ahora otra vez con flores.


Aunque totalmente provisional, este es mi barrio y ahora conozco todos sus rincones y a la mayoría de sus gentes.

Este año no era sólo un matsuri, sino que era el matsuri de mi barrio. Eso se vive de forma especial, ¿verdad?. No hay como las fiestas del pueblo de uno, por pequeñas que sean.

Así que volví de Honmonji, pasé por casa para cambiar de cámara de fotos, y salí a ver a mis vecinos.

Y fue aún más precioso que el año pasado.

No se sus nombres, pero conozco a muchos de vista

Estos escenificaban algo parecido a un duelo contra las chicas. Es todo muy alegre, muy salao

El de la derecha no metió la lengua pa dentro en todo el baile!

Y al final invitaban a la gente a bailar con ellos. Yo porque bailo como un click de famobil, que si no…

Y entonces las señoras, vestidas con sus mejores kimonos, bailaban en el otro lado.

Se pondrán este kimono una o dos veces al año… estaban de guapas!!!

Ya véis cómo se las gastan las señoras de mi barrio!!! Igual luego son unas cotillas como todas, vete a saber!!