Hoy el americano de la oficina me ha dado el día, la madre que le parió, dice lo que se le pasa por la cabeza (que no son más que trilipoyeces y gilitontás), pero todo el rato. ¿Cómo se puede estar todo el santo día diciendo lo que le sale del garbanzo?, es que no se calla ni debajo del agua, me ha puesto la cabeza like a bombo.
En fin. Lo prometido es deuda, que diría un banquero. Aunque os voy a decepcionar, porque por los comentarios me da a mi que estáis esperando que os ponga yo aquí a los típicos figuras de Harajuku que están ahí vestidos de siniestros dando miedo hasta a las arañas y yo me he centrado más bien en otro tipo de gente.
Antes una ikuintroducción: el parque de Yoyogi es inmenso, con mucha campa y mucho paseo. Pero lo que lo hace más inmenso todavía es que uno se encuentra todo tipo de gente haciendo todo tipo de cosas. Sin ir más lejos, este domingo estaban los siniestros con su correspondiente legión de turistas con cámaras, unos haciendo coreografías de kendo, otros haciendo malabarismos con botellas, hasta había un grupo de gente que estaban ahí simplemente meditando con los ojos cerraos.
Yo me centré en el lugar de Japón desde el que se emana más CFCs por tupé cuadrado. Programé el condensador de fluzo un par de décadas patrás, y me encontré, como cualquier fin de semana, a los… ¿cómo llamarlos?….