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Get your hands fucking out of me

Sobre las diez de la noche, apenas cuarenta minutos antes, estaba esperando el tren en la estación de Ikebukuro. Venía hasta Meguro donde, bici mediante, voy a volver a casa a dormir después de escaquearme de Karate y darme el placer de una buena cena en compañía de todavía mejor gente.

Llega el tren, es el marrón de la Yamanote que celebra los cien años de la línea patrocinado por chocolates Meiji. Por fin lo veo, y justo he traido la cámara así que cuando me baje tendré tiempo de sacarle alguna foto antes de que se vaya. Con eso en mente me pongo al lado de la puerta para salir de los primeros y tomármelo con toda la calma que pueda.

Saco el móvil e intento sacar una foto de dentro del tren con la publicidad del chocolate, pero sale toda movida y la descarto. Como estamos en marcha, decido curiosear el email y de repente se escucha un ruido raro, como alguien imitando el canto de un pájaro. Miro y no veo quién es, y en mi intento me cruzo con miradas de otras personas en busca de lo mismo. Por fin lo veo, detrás de un tipo negro enorme hay una chica de amarillo con los ojos cerrados que casi se está apoyando encima de él, y hace ese ruido raro todo el rato.

Se le nota incómodo, a él, y pasa de tener la espalda apoyada en el respaldo a incorporarse haciendo que la chica cabecee al perder parte de su apoyo. Abulta mucho, no es que sea demasiado alto pero está cuadrado y tiene la cabeza rapada, como el típico marine de las películas que grita cosas y mete «man» entre frase y frase.

Se vuelve a oir en el vagón el ruido que hace la chica, como diciendo RRRR todo el rato tratando de imitar a un pájaro. Es molesto, pero tampoco demasiado y sólo provoca que el resto nos miremos entre nosotros y sonríamos sobreentendiendo que está borracha y le ha dado por ahí.

Get your hands out of me! -grita el chico

Todos miramos sobresaltados, él lo repite

Get your hands out of me!
Get your hands fucking out of me!!!
What the fuck? get your hands out of me!!

Va elevando la voz repitiéndolo cada vez más enfadado. Ella sigue con los ojos cerrados, ya no hace ruido pero está totalmente apoyada en el hombro de él y no se sabe muy bien si tiene las manos en su pecho o no.

– GET YOUR HANDS FUCKING OUT OF ME!!! – explota él, y le empuja de la cabeza con mucha fuerza haciendo que la chica se estrelle con la sien contra la barra produciendo un sonido que tardaré muchos meses en olvidar… su cara chocando contra el hierro de la barra.

Todos miramos sorprendidos, los ojos de todo el vagón están en él lo que hace que se sienta todavía más incómodo. Ella tiene las dos manos tapándole media cara y cuando las aparta yo respiro aliviado al ver que no está sangrando.

Un japonés va donde él, señala a la chica y le dice: «dame«, que se podría traducir como: «las cosas no son así«.

– What the hell dame, she is touching me all the time, this has nothing to do with me !! -le grita él levantándose, encarándole.

Ella se levanta también y va donde él, no se sabe muy bien si a disculparse o a pedirle cuentas, pero él está demasiado enfadado quizás porque todos le estamos despreciando con la mirada y cuando la tiene cerca la coge del cuello y la empuja con fuerza, tanta que arrastra al señor japonés y ambos caen al suelo.

– She is so annoying, this has nothing to do with me !!– se repite él medio en gritos

Una chica y yo nos acercamos tratando de hacer algo y al entrar en escena, él me reconoce como extranjero y quizás un aliado que no va a tener y me empieza a dar explicaciones:

– She was touching me, you saw it man, she was touching me, she was fucking touching me and I told her to stop !!

El va elevando el volumen con cada palabra, y yo trato de que simplemente se vaya y deje a la chica en paz, le pongo la mano en el hombro todavía no se porqué y le hablo:

– Just let it go, she is drunk, leave her alone, just let it go -no se me ocurre qué mas decirle, sólo quiero que se vaya, no busco pelea en absoluto aunque instintivamente pongo las dos manos entre él y yo por si se le ocurre hacer algo más que gritar, y mientras me grita a mi no la toma con ella por lo menos. El resto de gente del vagón se hace invisible a mis ojos.

– She is so fucking annoying, I told her to get her hands the fucking out of me but she doesn’t listen, SHE DOESN’T LISTEN!! -me grita, a mi, a todo el vagón, para que sepamos que él no tiene la culpa de ser un auténtico hijo de la grandísima puta, que son las circunstancias. Me pongo mucho más nervioso pero le mantengo la mirada y ya no digo nada más, si le da por pegarme me mata.

Ella yace en el suelo, una chica trata de incorporarla pero ella parece que se ha desmayado. A él lo estamos rodeando entre tres japoneses y yo para que no pueda acercarse a ella. Yo pienso que como vaya a por ella poco podremos hacer por agarrarle, es el triple que cualquiera de nosotros. Llegamos a la siguiente estación, Shin Okubo, él decide bajarse dándose cuenta de la situación, huyendo pero marmeando tacos en inglés y totalmente convencido de que tiene razón.

Hablamos entre nosotros, incorporamos a la chica que parece bastante ida, ya no está claro si estaba borracha o es que su cabeza no funciona todo lo bien que debería. En cualquiera de los casos es totalmente injustificable lo que ha pasado. Junto a la chica que no parece enterarse muy bien de donde está, nos bajamos unas seis personas más en Shinjuku, que es la siguiente estación y le contamos todo a los del andén. Toman notas, y tres dicen que es Billy Blanks, un tipo americano que se hizo famoso en medio mundo por unos DVDs de ejercicio, y que, además, está casado con una japonesa. Yo busco su foto por internet, se la enseño y les digo que se parece pero que no creo que sea porque además no hablaba absolutamente nada de japonés y si fuese él digo yo que algo sabría teniendo la mujer que tiene. Alguno asiente, el resto sigue en sus trece.

– Es verdad, tu has intentado hablar con él en inglés, ¿qué te ha dicho? -pregunta el señor que unos minutos antes estaba en el suelo
– Le he dicho que lo dejara pasar, que se fuera, pero él seguía cada vez más enfadado diciendo que ella no le dejaba en paz -lo digo con todo el tacto que puedo para que la chica no se sienta más dolida de lo que tiene que estar

Los de la estación toman notas y cuando nos queremos dar cuenta llega otro tren. La chica apenas habla y se quiere subir, se quiere ir, no quiere saber nada de lo que ha pasado. Ellos le dicen que si no quiere denunciarle, ella dice que no, y se va. Es extraña. El que asegura que el malnacido es el Billy Blanks dice que esa chica no puede estar borracha, que es así, que está loca. El resto no dice nada, aunque yo también lo creo un poco.

La chica se va. Nosotros seguimos dando todos los datos que podemos: la ropa, la altura, su acento era americano sin duda y llevaba auriculares de esos grandes de color plata. Me acuerdo de la foto que saqué del interior del tren y que estaba movida, quizás se le vea. Busco, pero ni siquiera la he guardado, la borré…

– Podéis poner una denuncia si queréis -dice el que creo que es el jefe de estación, nos rodea gente pero nadie más que nosotros sabe muy bien qué ha pasado
– Si, pero eso lleva mucho tiempo -dice el que está convencido que es el tal Billy –yo tengo que volver a casa. Ha sido terrible ese gaijin -dice despectivamente, pero acto seguido se da cuenta – Tu eres una buena persona, te has bajado para ayudar, ne?.

Yo le miro esbozando media mueca y no contesto.

– ¿Tu crees que es Billy Blanks? -me pregunta directamente el que parece estar al cargo de la estación
– No, se le parece y está muy fuerte como él pero no lo creo, aunque al de verdad sólo le he visto por la tele alguna vez – el que acaba de hacer el comentario racista no está de acuerdo
– Es él seguro, seguro seguro: negro, fuerte, pelo rapado… -yo no contesto, ya he dicho lo que creía y parece que tienen en cuenta más mi opinión.
Yo hago la denuncia -dice el señor de gafas que cayó al suelo a la vez que la pobre chica- no me importa lo que se tarde -hace una reverencia y todos se la devolvemos, nadie parecía dispuesto y finalmente él se ha decidido.

Él se va con el personal de la estación de Shinjuku, los demás se van andando a buscar sus trenes y el del comentario racista y yo nos montamos a la vez en el tren para seguir nuestro camino. Se siente mal y lo noto, eso me vale como disculpa así que rompo el incómodo silencio:

– No hacía falta hacer lo que ha hecho, ne, ella estaba molestando pero con levantarse e irse habría bastado
– Es verdad. Ha sido terrible. Ella no estaba borracha creo, para mi que estaba un poco loca -vuelve a decir, entre eso y lo de que es Billy tiene las cosas claras
– Si, hacía ruidos raros y molestaba, pero él se ha pasado mucho, no hacía falta llegar hasta ahí

Durante un rato tratamos de normalizar la situación y hablamos de qué hago yo en Japón, en qué trabajo y dónde y otras preguntas típicas tópicas del estilo. Cuando voy llegando a mi parada, que sabe cual es porque me lo ha preguntado un par de minutos antes, me dice:

– Pero de verdad que era Billy, cualquiera se mete con él…

Salgo de la estación todavía temblando. Me acuerdo de la chica, del golpe contra la barra, de la manera de hablar de él. Me pregunto si la policia siquiera le buscará por Shin-Okubo cuando avisaron desde la estación de Shinjuku, creo entender que es fácil identificarle porque llamaba mucho la atención, pero ¿le cogerán?, ¿le harán algo?…

Veo a la chica una y otra vez, y lo que es peor: no dejo de escuchar ese sonido.

Sigo nervioso. Me voy a casa. Por hoy ya he tenido bastante.

Viernes, 18 septiembre 2009

¿Por qué ya no sueño? me pregunto mientras me incorporo desde el futón, ¿o quizás es que no me acuerdo?… como quiera que sea, es cierto que hace mucho que no recuerdo mis sueños, esos en los que aparecían capítulos de mi vida con personajes mezclados, que nunca se habían conocido entre ellos pero que interactuaban como si así fuese. Había sueños en los que mi madre hablaba con mi antiguo jefe y lo hacían en japonés, ella hasta con acento extremeño, y todo parecía normal.

Pero esta mañana parecía que hacía una eternidad desde el último. Sin ser bueno ni malo, sólo raro. No importaba demasiado, hoy es viernes y había quedado con Michiko y una chica que me quería presentar en Ikebukuro. Apenas sabía nada de esta historia, pero me dejé llevar hasta el punto de estar entusiasmado, tanto, que planché la camisa blanca de manga corta que tan bien creo que me queda antes de salir de casa.

Afeitado y con gomina pedaleé los cinco kilómetros que me separan de la oficina, pero hoy con calma para no sudar más de lo normal no vaya a ser que el olor del aftershave fuese anulado antes de tiempo. Cuatro, cinco, seis, nueve… cando la bici tratando de no olvidar la combinación y entro en la oficina. Saludo y de cinco personas me lo devuelven tres, no está mal, haremos una raya en la pared.

Michiko me pregunta si he leido el correo, le digo que no y entonces me cuenta que la chica no puede venir, que mañana tiene que madrugar y que mejor otro día con más calma. Miro la camisa semiarrugada y me río, le cuento lo de la plancha matutina y nos reímos juntos, después le pregunto si tiene algo que hacer, que ya me había hecho a la idea de no irme a casa después del trabajo. Me dice que si no me importa ir con ella, que encantada, le digo lo mismo, nos volvemos a reír. Nadie nos entiende porque hablamos en castellano, y con esa complicidad implícita frente al resto quedamos a las seís y media cerca de la estación de Meguro.

Llego tarde, como un cuarto de hora porque mi ordenador no va todo lo rápido que yo creía, o porque me propongo hacer más cosas de las que debería, no sabría decir. Pero llego, le pido perdón y ella le quita importancia riéndose como siempre y preguntándome por temas de trabajo. Pienso en que el mundo sería maravilloso si todo el mundo fuese como ella.

Llegamos al izakaya y nos sentamos, pedimos dos cervezas y entonces nos falta tiempo para hablar. Ponemos un poco a parir a los demás de la oficina, no demasiado, a cada cual lo que le toca como harán ellos con nosotros. Y van llegando platos, y se van vaciando las jarras y llegan otras relajando la vergüenza y relativizando el respeto.

¿Te acuerdas del día que llegué? yo estaba muy cansado y me moría de sueño

¡Si me acuerdo! te abrí la puerta y llevabas una playera roja con un muñeco en la espalda, y dos maletas enormes, y mientras esperabas al jefe dabas cabezadas en la mesa del sueño que tenías. Ese día no te dije nada, pero parecía que habías llorado mucho

Fíjate, tenía tanto miedo que el chico que había a mi lado en el avión tenía que estar asustado . Pero imagínate, dejaba atrás mi vida anterior para empezar desde cero una nueva. Ya había estado en Tokyo una vez, como sabes, pero fué acompañado. Ese día llegué sólo y no tenía ni idea de nada de lo que iba a pasar.

– ¡Qué me vas a contar que me tiré diez años en México!. Me acuerdo que Eric te acompañó al hotel al que ibas, ¿te acuerdas de Eric? ¡mira que era raro el francés!

Alguien grita al lado, es una chica que está borracha. Michiko la mira fijamente, se la nota molesta

– ¿Por qué tiene que hablar así?

– ¿A gritos? pues estará borracha, no le hagas caso

– No es sólo eso, dice palabras muy feas, como si fuese un hombre, ¡pendeja!

Su acento mexicano me suena bonito, casi poético. Alguien nos interrumpe, una chica vestida con escasa ropa de cuero blanco nos pregunta si fumamos, le contestamos que no y se va disculpándose por habernos interrumpido. La miro irse y me arrepiento de no fumar. Michiko me ve:

– ¿Le decimos que vuelva?

– Es que vaya vestidito que me traía… ¡si hace falta fumar se fuma!

La miro reirse y cómo se le acentúan las arrugas alrededor de los ojos que se le empequeñecen aún más. Con alguna jarra más de cerveza, llega su turno y no sé cómo la conversación empieza a girar en torno a su vida en México. Diez años, algunos atracos, un terremoto y mucho corazón.

– Voy a volver el año que viene, aunque mi madre se enfadará -al decir ésto, sus manos hacen el gesto de poner cuernos, creo entender que es la manera de gesticular el enfado- porque dejaré a mi padre sólo, pero quiero ir aunque sean dos semanas

– Claro que si, dos semanas no van a ningún lado y te lo mereces
-me pregunto si estaré hablando más de lo que debería- desde que tu padre está en el hospital no haces otra cosa que estar pendiente de ellos, no creo que pase nada porque vuelvas y así te olvidas de todo un poco

Me da la razón y aunque siempre me la dá, ésta vez sí que creo que la tengo aunque la sensación de hablar de más sigue ahí. Vuelve la camarera, trae más platos y más jarras. No me había fijado en ella, no es que sea especialmente guapa pero sí que es resultona… pienso en que a veces me gustaría no estar tan sólo.

– Qué pena que no haya venido hoy Chiaki, creo que te habría gustado -dice como leyéndome las pupilas

– Bueno, pero si hubiese venido ella, seguro que no hubiésemos hablado de todo lo que llevamos ya hablado, así que no pasa nada

Mis dos años y medio de esta nueva vida pasan ante nosotros, recordamos muchos momentos juntos y separados, nombramos personas que ya no están con nosotros, compañeros y compañeras que compartieron parte de sus vidas con las nuestras y de los que no sabemos nada. Nos desciframos mutuamente un poquito más hasta que finalmente nos despedimos con un abrazo enfrente de personas que normalmente no se abrazan por la calle. Ella se va en tren, pero antes de doblar la esquina se vuelve y me mira diciéndome adios con las manos. Le devuelvo el saludo y me vuelvo a casa sólo una vez más.

Mirando al cielo pienso en lo distinta que sería mi vida aquí sin ella. Entonces empiezo a bajar la cuesta que me lleva hasta la bici detrás de tres japoneses con traje que están borrachos y ríen y fuman y me obstaculizan el paso. Yo rebusco en mi bolsa, pongo música al azar y Doctor Deseo me recuerda de donde vengo aún estando donde estoy.

Tuviste que decirme adios, calles hundidas a mis pies para echarte en falta hasta la muerte, y yo bailando al ritmo de mis zapatos negros como una veleta fiel al viento…

Y bajo la luz de la luna caen algunas lágrimas de mis ojos. Lágrimas de felicidad y de tristeza, de dicha y de desdicha, de amor y de soledad. Lágrimas que me recuerdan lo que tenía, lo que tengo y que anuncian, desafiantes, lo que tendré.

Y yo sigo mi camino. Con ellas.

Vamos a engañarnos y dime, mi cielo, que ésto va a durar siempre…

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Torii

Las puertas torii marcan la frontera entre lo profano y lo sagrado, atravesarlas significa permutar tierra mundana por santificada, mundo terrenal por místico.

Allá, en algún lugar de nuestro interior, hay juicios, anhelos e inquietudes que ni siquiera nosotros conocemos en su totalidad y que a veces conviene rescatar de lo más hondo del pozo del alma para acicalar el espíritu y enjuagar la razón.

Pero antes de presentar las credenciales de nuestro corazón a los dioses, debemos completar el ritual de purificación iniciado al traspasar la puerta lavándonos las manos y la boca con agua de la fuente del templo.

En definitiva, la puerta torii es el inicio de un viaje espiritual cuyo fin último será sincronizar el alma con la de los dioses.

Ésta que traigo yo aquí en concreto se ha sincronizao con los vecinos:

Llamémoslo

Anda que entre el post de ayer del caso de los votos cruzados (también llamado Gatostiable Gate por Pau) y el post de hoy va de jaleo la cosa!!. Jaja, pero vamos, que es justo y necesario que diría el cura de mi pueblo.

Al lío!, el caso es que últimamente he tenido ciertos, llamémoslos, encuentros con distintas personas. Todos siguen el mismo patrón: yo escribo, digo o hago algo y ellos me dan su visión de lo escrito, dicho o hecho de una manera, llamémoslo, directa a la que yo replico a mi manera y entonces la tenemos.

En el caso del blog, resulta que es público: cualquiera puede entrar y dejar, llamémoslo, su huella. Lees, ves y escuchas lo que el autor ha querido poner ahí y puede que te entusiasme, te guste, te sea indiferente o que directamente te parezca algo palopinchable. Totalmente respetable, el que escribió sobre gustos era un charlatán, también hay gente que escucha reggeton y yo no les chillo. Allá cuidaos.

Pero que un blog sea público no significa que su autor tenga que aguantar que, llamémoslos, invitados non gratos vengan a joder la marrana que diría mi madre. Hay blogs cuyos comentarios dan vergüenza ajena y que sigan ahí publicados significa que al autor le importan más bien poco, o que ni siquiera los lee. Esto no va a pasar con el ikublog, eso lo tengo claro y además es una de las razones principales por la que me pasé al WordPress este. Para mi este tipo de comentarios son un insulto personal hacia mi, hacia lo que hago, y eso es algo que no voy a tolerar, así que he empezado a bloquear a cierta gente que no ha hecho nada más que dar por el saco.

Desdeluego que no busco con esto dejar en el blog únicamente los comentarios esos halagadores o buenos, todo tipo de opinión es bienvenida siempre y cuando no se falte al respeto. No es lo mismo decir: «no me ha gustado para nada el video, me he mareao, cómprate un trípode» que «vaya puta mierda de vídeo y vaya pedazo de gilipoyas que sale». Eso en persona no me lo dices esperando que me quede callado, es de sentido común.

También ha habido comentarios que sin faltar al respeto, no he entendido a qué han venido o no me han parecido correctos y a esos les he contestado y se han molestado. Esto siempre me ha sorprendido, es como si la opinión del autor del blog sobre los comentarios no se tolerase, como si uno no pudiese comentar los comentarios porque entonces «no se aceptan las críticas» o «se está susceptible», incluso «eres un prepotente». Si alguien escribe algo que no me parece bien, lo diré. Esto no va a cambiar aunque luego «tengan claro que no se volverán a pasar por aquí». Allá cuidaos, una vez más.

En el mundo real me he cruzado también con personas que sueltan perlas que me dejan asustado, aunque peor es sentir la indiferencia del resto. Estos son los «sonasís», que cuando he tratado de hablar sobre ellos me han contestado «es que es así», como si eso fuese una razón que justifique su comportamiento. Es decir, que si yo empiezo a faltarle al respeto a todo kiski… ¿al final todo el mundo entenderá que yo soy así y me aceptarán?.

Por ahí no paso, para mi esa, llamémosla gente, que con la autoexcusa de ser sinceros se permiten decir cualquier cosa no son más que maleducados con una prepotencia que está elevada al cuadrado. Voy a empezar yo a decir «eres lo más tonto que existe y te lo digo porque yo soy así y no me puedo callar», ¡venga hombre!.

Lo peor es que a estos no puedo bloquearlos para que me dejen en paz.

A los del blog sí, y eso que he ganado. Así que si no te sale el comentario nada más escribirlo, enhorabuena, has tenido el honor de pasar a la lista de los ilustres porsaquiles del ikublog, a ver si os juntáis otros tres más y montamos la cuadra.

Lo que me río dándole a eliminar sus rebuznos que ahora van directos a la lista de spam no tiene precio. :jumjum:

:porsaquil:

PD: Los del menéame no merecen ni que se les mencione, eso si que es un establo… :pirao: :pirao:

Premios 20Blogs – Invalidación de votos y sanción

Estimado usuario,

Nos ponemos en contacto con usted para comunicarle que la organización de los Premios 20 Blogs ha detectado que en sus votaciones (emitidas y recibidas) se han cruzado votos. Entendemos que la fecha y hora en las que éstos se producen indican que se ha producido un intercambio consciente de sufragios, acción prohibida por las normas del concurso.

Como la cifra iguala o supera los tres intercambios, pero no alcanza los diez, su blog no será expulsado del concurso, pero si sancionado con la invalidación de los sufragios intercambiados y una reducción adicional de 10 votos.

Estos son los datos que obran en nuestro poder…

* El 13/07/09 a las 11:00 usted votó por el blog ‘Nihon mon amour’ y su autor devolvió el voto a las 11:03 del mismo día.
* El 13/07/09 a las 10:59 el autor del blog ‘La Arcadia…’ votó por su blog, y usted devolvió el voto a las 11:02 del mismo día.
* El 13/07/09 a las 12:04 el autor del blog ‘El Pachinko’ votó por su blog, y usted devolvió el voto a las 15:50 del mismo día.
* El 23/08/09 a las 06:04 al autor del blog ‘Kiensueño’ votó por su blog, y usted devolvió el voto a las 03:42 del día siguiente.

Si existe alguna circunstancia o información que pueda explicar de forma convincente estas coincidencias, no será sancionado, por lo que le animamos a presentar las alegaciones que considere convenientes.

Estimado Pablo,

No puedo más que sorprenderme ante el contenido de su email y la conclusión a la que han llegado. Le tomo, pues, la palabra y procedo a dar una explicación a lo sucedido desde mi punto de vista:

– Las tres primeras votaciones a «Nihonmonamour», «La Arcadia de Urias» y «El Pachinko» se produjeron el mismo día en que abrieron las votaciones, es decir, el día en que todos los blogueros que nos presentamos recibimos un email animándonos a empezar a ver otros blogs para decidir nuestro voto. Estoy convencidísimo de que ese día ha sido el día que más votos se han emitido de todos los que ha durado el concurso, y si a eso le sumamos que sólo votamos los blogueros los unos a los otros, no puedo más que sentirme halagado porque tres de mis votos de ese mismo día hayan decidido votarme a su vez a mi. Ni yo les he pedido el voto, ni ellos me lo han pedido a mi, ni mucho menos nos hemos puesto de acuerdo. Creo que es bastante normal que votemos a blogs que seguimos habitualmente, y a éstos tres en concreto les llevo siguiendo desde hace mucho tiempo. Si les sigo es que me gustan, y si me gustan pues claro que les voto.

– Al cuarto, el autor del «Kiensueño» no tengo ni siquiera el gusto de conocerle, simplemente ese día empleé mi tiempo en indagar en los distintos blogs de la categoría y me llamó ese la atencion, así que decidí votarle. De nuevo me halaga que él también decidiese lo mismo.

La única publicidad que he hecho del concurso ha sido el banner que he colocado en el blog y la mención en twitter de que participaba, ni siquiera escribí un post al respecto.

Visto que es simplemente cuestión de estadística y azar, quiero entender, entonces, que el modo de actuar en el futuro para que no pase esto mismo es no ejercer mi derecho a voto si recibo muchos como ha sido el caso (y de nuevo, me siento halagado, lo diré tres y muchas veces porque es el verdadero premio que me llevo de mi participación). Pero vosotros mismos nos animáis a que votemos enviándonos los lunes esos emails en los que nos informáis de las categorías en las que todavía no nos hemos decidido.

No busco que me devolváis esos diez votos porque la votación está más que decidida y me siento totalmente satisfecho del resultado sabiendo que el que está ganando en mi categoría es realmente el que se lo merece con creces. Pero si que creo conveniente enviar éste email para que quede constancia de mi opinión que creo que contrasta con sus conclusiones.

Atentamente,
Oskar

Hola Oskar,

Admitimos tus alegaciones respecto a los tres primeros votos, no tanto respecto al que emitiste en favor de Kiensueño, pues es muy improbable que esa coincidencia se produzca. Los 5.500 concursantes han dispuesto de más de 1.500 horas para emitir sus sufragios, y esos dos votos se cruzan en menos de tres horas. Demasiada coincidencia, tratándose además de un blog denunciado en varias ocasiones por propuestas de intercambio.

Como no sucede lo mismo con los tres primeros votos que emitiste, no hay denuncias de propuesta de intercambio, no serás sancionado. Deja que te comente en todo caso que sí existía una contra tí a la que no dimos credibilidad por tratarse de un supuesto mensaje de correo cuyos encabezamientos parecían haber sido cambiados. Recibimos varias iguales contra varios usuarios y nos ha llevado un tiempo descartarlas.
Como ves, no es cuestión de azar, se han probado muchos intercambios de esta forma. Seguramente otros muchos quedaron impunes (intercambios efectivos, no propuestas) pero mejor dejar marchar a un culpable que penalizar a un inocente, al menos eso pensamos por aquí.

Un saludo,

Hola Pablo,

Gracias por tu respuesta.

Me vuelves a dejar de piedra con lo de que el blog ha sido denunciado por propuestas de intercambio. Fíjate que me acabas de decir que no seré sancionado, es decir que no gano nada contestando a este email, pero creo que debo hacerlo por si puedo aportar algo que pueda siquiera ayudaros a mejorar este sistema de detección que estáis utilizando (que me creáis o no ya es cosa vuestra):

Que alguien me haya acusado de proponer intercambio de votos ya dice mucho sobre algunos concursantes, yo en ningún momento he llevado a cabo ninguna actividad de ese tipo. Es más, mi conciencia no me permitiría ganar un concurso de esa manera, o el premio no tendría absolutamente ningún valor para mi. Mis actividades han sido poner el banner en el blog y anunciar sobretodo al principio y por twitter que me presentaba al concurso, creo que eso entra dentro de los límites «legales» y sobretodo éticos del concurso.

Y aunque parezca mentira, vuelvo a decir que ha sido casualidad el voto «cruzado» de Kiensueño y mi explicación es que ese mismo día, el 24 de Agosto recibí un email vuestro instándome a seguir votando en las categorías en las que no lo había hecho. Así que siguiendo la lista, fuí a la de «Latinoaméricano» e hice mi votación después de curiosear un momento por los 10 primeros. En este caso además la diferencia horaria es más que evidente (6:04 vota él, 03:42 del día siguiente le voto yo).

Volvemos a los números:
– La mayor parte de los votos se van a producir el día en que enviáis un recordatorio
– La mayor parte de los votos emitidos en las distintas categorías van a ser a blogs que ya están entre los diez primeros. Por comodidad, por desinterés o por ambos, al menos la mayoría de mis votos han sido así aunque reconozco que no debería, pero no tengo tiempo material para recorrérmelos todos.
– Yo por aquél entonces iba primero o segundo y por el número de votos que veo que tiene él, seguramente también estaba por ahí (no lo recuerdo).

Reconozco que he leido ese blog dos o tres veces pero me llamó más la atención que el resto. Y también reconozco que no lo he vuelto a leer.

Atentamente,
Oskar

Hola Oskar,

¡Que no te preocupes! Ya te digo que hemos descartado esas denuncias, hay mucho bloguero malintencionado que como decía ayer en el podcast está dispuesto a cualquier cosa por aparecer en el primer puesto de una lista. El problema es que descartarlas nos quita un tiempo precioso para detectar verdaderos fraudes. Un saludo,

Kappabashi dori

Asakusa es uno de los lugares de Tokyo que sé que más gusta a los visitantes. No me extraña tampoco, allí se encuentra uno un pedazo de templo enorme con una pagoda de cinco pisos, un montón de tiendas con productos tradicionales japoneses y hasta rickshaws o porteadores que te llevan a pata contándote los secretos de cada rincón.
Al caer la noche la cosa cambia, las tiendas cierran y el ambiente se traslada un poco más allá del templo donde la gente comparte jarras de cerveza en pequeños restaurantes cuyo olor invita a no querer salir de allí hasta contentar al estómago.

En definitiva: un sitio turístico a más no poder, pero de visita obligada al que yo recomendaría ir al atardecer, a eso de las cinco de la tarde cuando las tiendas todavía están abiertas y si uno se entretiene un poco, podrá disfrutar del lujo de ver el templo de noche sin tanto gentío que esquivar.

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Yo el otro día volviendo de Yosakoi paré en Ueno a sacar unas fotos y decidí intentar ir andando hasta Asakusa. Hay un buen paseo, pero se puede hacer, y acabé en la calle Kappabashi, que es muy famosa por estar llena de tiendas donde te venden las réplicas de plástico de los platos que podemos ver en la gran mayoría de los restaurantes de Tokyo. Aunque no sólo venden esto, sí que es lo que más llama la atención, pero ojo,  que si uno se quiere llevar a casa un plato de espaguettis hecho de plástico que da hambre de lo real que parece, mejor que nos preparemos a aflojar chines porque de baratos no tienen nada.

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Si alguien quiere poner un restaurante, en esta calle te venden todo lo que te hace falta: desde el cartel de abierto/cerrado, hasta vajillas, asientos, sacos de palillos de madera, oshiboris… merece la pena pasarse y curiosear porque además queda bien cerquita del templo Sensoji de Asakusa. Se llega fácil, sólo hay que seguir andando de frente tras pasar el templo, dejando el viejo parque de atracciones a mano derecha.

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¿Qué? ¿abrimos un Izakaya? Lo llamaré…

¡ El Toscazakaya !
:gambiters: いっらしゃ~い! :gambiters:

8)

Clasificando esto…

Pues que ya salió lo de los premios esos en los que prometo cosas a lo Zapatero que hasta ahora no me ha tocado cumplir.

Y luego está el lío de ver en qué categoría enchufamos este invento, porque vosotros me diréis donde encajan secciones como la del gatostiable, el ikuapañao o la señora mamá de Penekín.

Hombre, está claro que lo de vivir en Japón hace que la cosa se incline a lo de viajes, pero luego en la práctica resulta que pongo una excursión al mes porque además últimamente no tengo tiempo para hacerlas. Ahora que si nos vamos al Karate, la ceremonia del té y lo del Yosakoi, pues entonces ya nos ponemos en cultura. Pero claro, después están los posts esos del kokoro

Esto no hay sexador que lo clasifique, así que me dejo aconsejar por los ikutwitteros y me presento a la categoría de …

Blog Personal
:pliebre:

Porque otra cosa no, pero personal, esto ya es, ya… así que si os dá por votarme, hacedlo, por favor, en esa categoría porque en el resto no me acabo yo de ver…

Como para votar hay que estar dado de alta en Bitácoras, y esto requiere un mínimo de esfuerzo por vuestra parte, como recompensae… este año también habemus promesa:

¡¡¡¡ Si gano, juro que grabo un vídeo cantando
la canción de La Bamba

mientras me zampo un bote de wasabi
entre estrofa y estrofa !!!!
:pirao: :pirao: :pirao:

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Esto de grabar un vídeo comiendo wasabi ya lo he hecho una vez aunque era para otra cosa y no es publicable aquí, pero yo os digo que aunque ese día lo pasé mal, me he destamagao viendo el vídeo ni sé las veces…

Votar en los Premios Bitacoras.com
:ikugracias:

¡Me han mangao!

Cambiemos de tema, que con tanto post hamburguesero ando todo el día canino, que ha faltao éste poco así para que entrase a desayunar hoy en el McDo que me pilla de camino a la ofi, jodé esa sí que sería buena, ¡desayunar un BigMac! :ikufantasma: se enteran en Bilbao y me vetan la entrada en sidrerías de por vida.

Al lío, al lío.

Que es que el sábado quedé con Nao, una amiga que anda que no es maja (¡anda que no!), y nos fuimos a dar una vuelta por Shimokitazawa. Este barrio mola mucho, tiene un montón de tiendas, restaurantes y mucha vidilla con grupos tocando por la calle, puestos… ¡no sé por qué no voy más yo por allí con lo bien que lo vendo!

Uno de estos artistas callejeros te mangaba si te ponías delante, vamos, que te dibujaba estilo manga ahí en un ratico y Nao y yo nos pusimos a que nos mangasen. El precio es la voluntad, así que nosotros le dimos mil yenes cada uno por habernos mangao así de bien:

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¡No es que nos parezcamos mucho, pero a mi me hizo mucha gracia!

Yokohama sin pijama

Yokohama está de aniversario, resulta que hace 150 años que se abrió el puerto para que viniesen barquitos. Esto significa que tienen allí una exposición con fotos del año catapún del sitio y distintos eventos.
Yo fui y la verdad es que como hacía un día buenísimo, me dió pereza meterme en las carpas aquellas donde contaban toda la copla y decidí darme un paseito pasando de todo, vamos que ya volveré a enterarme de todo el lío del aniversario ese…

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Cuando salí de la estación ví la pedazo de escalera mecánica y le saqué unas fotos y estuve un rato haciendo videos. Después salí a la calle y justo allí hay una placita donde artistas callejeros se ponen a hacer actuaciones, pues allí me senté un rato largo hasta que acabaron, tengo un video pero ya lo iré preparando, que es bastante largo y a ver qué se me ocurre para que sea más ameno.

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También estaba mi amigo el picopalable bicefálico multimuñequil:

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Luego fuí andando con el barrio chino en mente porque ya iba siendo hora de manducare, y me crucé pues con lo que hay por el camino: los pedazo de rascacielos, el mini parque de atracciones, los almacenes reconvertidos en centros comerciales, el mar…

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Allí, claro, lo que destaca siempre es la Landmark Tower, que es la segunda construcción más alta de Japón. Aunque no lo parezca, la primera es la Tokyo Tower y esto debe ser verdad porque lo pone en un post del blog de Jordi Hurtado.

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El barrio chino me lo recorrí de arriba a abajo y de izquierda a derecha y hasta alguna diagonal me hice.

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Acabé entrando en un restaurante y pidiendo un menú con el que me puse tibio por unos 1500 yenes. Cuando salí a sacar alguna foto, ya se había hecho de noche:

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Al volver a la estación, la vista de la ciudad era totalmente distinta. Me quedo con la de la noche, sin duda, qué pasada:

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Y por fin subí a la Landmark Tower, que hacía mucho que quería hacerlo y no acababa de encontrar el momento. Lo que no sé es como no subí antes, y mira que Akira me dió la chapa…

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El espectáculo está de ventanas para afuera, aunque dentro hay unos pequeños acuarios con pececicos. En uno había medusitas chiquititas chiquititas que se movían cual paragüitas articuladitos:

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Después de Yokohama… pues a la cama, que uno está viejuno ya pa muchos trotes..

:viejuno:

La mejor foto de Junio

Pues si, lo más destacable del mes pasado fue el robot que dejaron aparcao en Odaiba y que decían que se veía super fácil, pero que a mi me costó un huevo encontrarlo.
El bicho es grande como él sólo, y mola cuando le dan al play y se ilumina, echa humaco y mueve la cabezaca pa los laos a lo Eva Nasarre de jóven.
Así que en cuanto yo me enteré del asunto, arramplé la cámara, el trípode regulero que tengo y un kilo onigiris y allí me tiré un rato largo. Después subí las fotos donde el señor Flickr, que tiene nombre de silla de Ikea, y parece que le gustaron porque lo publicó en su blog y se lió parda con todo Cristian diciéndome de repente que mis fotos molaban y queriendo ser mis amigüitos. Y todo porque el señor Flickr lo dijo… en fin, esto da que pensar y lo dejaremos ahí.

Dejémonos de farfolladas y vamos ya acabando la parrafada poniendo la foto que yo creo que mola más de todas las del roboto:

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Abril
Marzo
Febrero
Enero
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
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El post regulero de la semana

Hola chatos!

Ya iba siendo hora de «escribir», por llamarlo de alguna manera, un post de esos copiados descaradamente de algún sitio y plantado aquí demostrando tener la jeta más gorda que un barbapapá

Hoy para echarle más cuento al asunto, voy a poner palabras ahí rimbombantes del estilo de «se da la circunstancia» y así, como para maquillar el hecho de que lo que pongo es un plagio del copón y de paso mantener la cancamusa sensacionalista ahí a tope. Vamos a ello:

Como seguro que ya sabéis, en Odaiba, esa red de islas artificiales construidas sobre terreno robado al mar, han erigido en un alarde de ingeniería sin precedentes un robot de casi 20 metros de alto basado en el famoso anime de los 80 de título «Gundam». 

Una vez más los japoneses demuestran su liderazgo mundial en el campo de la robótica y la física, resultado de su alto presupuesto destinado a la investigación y desarrollo, uno de los más altos del mundo como tengo a bien comprobar casi a diario en esta megapolis que es Tokyo…

¡¡ Y el :copon: bendito!!, jodé, soy incapaz de seguir, me entra la risa con tanta gilipoyez!!!

¡¡Que el robot ya se mueve y alguien, que no he sido yo, lo ha grabao!! ¡¡Dentro videos plagiaos!!

 
Fuente: Playstation Portable Updates
Tiempo en escribir el post: 9 minutos
Dificultad: media, enchufar un par de vídeos y poner un párrafo ahí todo fantasma inventándome la mitad de las cosas pero siendo sensacionalista a tope.

La familia Asahi

¡Arranca, que ya estamos todos!

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Conté hasta cinco tamaños distintos de la misma cerveza en el súper del Sr. Kitamura

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El latacaco de 3l, y latas de 500, 350, 200 y 135ml

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Ahora que ya he sacado la foto, a esto habrá que darle salida un día de estos…
¡Sin problema! ¡Llamaré a mi amigo el ninja!

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La pequeña es muy pequeña, pero mucho mucho, es el bonsai de las laticas

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Solo dió para el culo de la jarra, me hicieron falta tres para llenarla…

Un lunes de Karate

No se ve a nadie a través del cristal, así que parece que hoy será un lunes más en el que llego el primero al dojo de Karate.

A pesar de estar sólo, hago dos reverencias, una al entrar por la puerta y otra antes de pasar al vestuario. Estas son de verdad, no como el resto que llevo hechas durante el día, éstas salen de dentro.

Cambio los pantalones de pana y la camisa de manga corta por el traje blanco que compré hace casi dos años a Suzuki Sensei. Recuerdo hablarle en inglés y deletrearle mi nombre para que lo bordasen en el pantalón y en la chaqueta en Katakana. Pienso en todo lo que habré cambiado desde entonces y lo poco que me daré cuenta de ello.

Mientras saco el cinturón de la mochila, entra un compañero al vestuario y me saluda con un «oss». Medio vestido, le correspondo al saludo y sigo con el ritual de atar ese trozo de tela bordada y teñida de negro que me ha condenado a tener todos los días agujetas en alguna parte de mi cuerpo desde hace más de 24 meses.

Salgo al dojo olvidando por completo ser el Oskar que se sienta delante del ordenador en la oficina.

Siento un cosquilleo por toda la espalda. Ya estoy aquí otra vez.

Ya hay más gente, pero yo sé que esto va de mí contra mí mismo, de que mi mente pelee contra mi cuerpo y le gane algunas veces.

Mientras hago estiramientos, entra el señor mayor con el que tuve aquél incidente. Es lunes y él siempre viene los lunes, así que era de esperar, pero una vez más mi cuerpo gana y decide reaccionar por sí mismo acentuando el cosquilleo de la espalda. Decido hacer que no le veo otra vez, y así evito saludarle. Perdono, pero no olvido. Y mi cuerpo, al parecer, tampoco.

Más compañeros llegan. Hay saludos que anuncian pequeñas conversaciones y risas, algunas más de verdad que otras.

Automáticamente todos dejamos lo que estamos haciendo cuando entra el profesor, y nos acercamos y le hacemos una reverencia. La tercera que no es fingida en lo que llevamos de día.

Es la hora. El profesor da la orden de empezar, y entonces la autoridad pasa al alumno más veterano que nos grita que nos pongamos en fila, y nosotros nos ordenamos por cinturones. Hace tiempo que ya no hacemos el ademán de ceder el lugar de la derecha a los que tienen el mismo nivel que nosotros porque Suzuki Sensei nos dijo que rompía el ritual.

Nos arrodillamos y saludamos al dojo, al profesor y a los compañeros gritando «por favor» cada vez. Murakami Sensei, en un tono más calmado, nos anuncia que la clase empieza y nos hace una nueva reverencia que todos devolvemos. Una más de todas las que nos haremos durante la hora y media que estaremos allí.

A partir de ese momento poco importa que la desidia casi me convenciese de dejar pasar la estación y volver a casa a descansar, no significa nada que en la calle llueva, o los planes que pueda tener para mañana. En ese momento estoy yo y otros como yo que tratamos de hacer, la mayoría de las veces sin éxito, lo que una persona nos dice. Y el mundo da igual. O el mundo es esto, según se mire.

Hay algo que cuesta más de lo normal y la clase se para. Escuchamos atentamente al profesor, y de repente me mira y se calla. Se le nota pensativo. Vuelve a hablar para decir en inglés «understood?» y yo le contesto en japonés: «hai!» y le hago la enésima reverencia. Miro a mi alrededor y aunque llevamos más de una hora de clase, no ha sido hasta ese preciso momento cuando me he dado cuenta de que soy el único extranjero. Es una sensación extraña que hace que la balanza de mis sentimientos a veces se incline hacia la incomodidad de que la clase se pare por mi y otras veces hacia ser un privilegiado. Lo primero pasa cada vez menos, y últimamente es innecesario porque entiendo la explicación en japonés sin demasiado problema, pero los profesores no lo saben, o no lo creen, o un poco de ambos.

El traje de Karate acumula mi sudor, y con él, mis ilusiones y anhelos. Las agujetas ya no están, aunque yo sé que se esconden y saldrán de nuevo a esas otras horas que ellas y yo sabemos.

Podría decir que estoy enfadado, no con nadie en concreto, pero es el sentimiento que mejor me define en ese momento. Enfadado, enojado, exaltado para seguir poniendo más de mi ser con cada patada, con cada puñetazo, con cada parada, para no bajar la intensidad del principio, para que no importe que duela respirar.

Cuando monto en el tren camino de casa, me siento exhausto pero rebosante, pleno de algo que no sabría explicar, algo entre felicidad y satisfacción.

Me bajo en dos paradas y empiezo a andar. El azar, o el destino, han querido que la ruta más corta sea por Honmonji por donde siempre paso de noche y nunca hay nadie. Me paro junto a la pagoda, una vez más, y la miro. La paz del lugar hace que la balanza de sentir se incline hacia el lado bueno, el que tiene que ver con saber apreciar lo que tengo en ese momento sin pensar demasiado en lo que he perdido.

Ya en casa cuelgo el traje en una percha. Está todavía húmedo y no son horas de poner la lavadora, así que dejo que siga empapado con mis sueños y ambiciones que, hoy especialmente, hacen que pese más del doble.

Y entonces me acuerdo de Roberto, y las ganas de compartir con él las tres últimas horas hacen que me siente delante del ordenador y empiezo a escribir lo más rápido que puedo, para no olvidarme de nada ahora que los sentimientos todavía están tibios:

No se ve a nadie a través del cristal, así que parece que hoy será un lunes más en el que llego el primero al dojo de Karate…

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IkuKarate

La IkuMosDo

Desde que leí el post del tío Fla sobre la hamburguesa donuts esa que sacaron cuando se pusieron a jugar a los inventos el Sr. Moss Burguer y Mr. Donuts, he andado todo canino por comer una. Pero en mi barrio, a parte de cuervacos como gorrinos de grandes, y el súper del Kitamura, no hay nasti de plasti, y mucho menos un Moss Burguer.

Así que me la he tenido que fabricar yo!

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Primero se compran unas hamburguesas de las de toda la vida

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Calentamos aceite como siempre (el efecto de la foto es para que no se note la mugre del mango y alrededores)

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Freímos la hamburguesa como se ha hecho toda la vida: procurando que salpique el máximo posible y que la ropa se impregne del aroma ya para toda la tarde

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Una vez hecha la fritanga, se deposita la carne en una superficie estable

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Este es el elemento clave, la herramienta circuncitoria cárnica.
Es importante que esté homologada para evitar daños.

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Se estampa la herramienta contra la carne intentando acertar en el centro.
Sabremos que tenemos que parar cuando la herramienta se deforme en su lado posterior también llamado de presión.

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Es menester separar lo de dentro de la O y deglutinarlo igualmente.
Sanidad recomienda deshechar la herramienta después de su uso.

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Y ya tenemos una bonita y estética ikuhamburguesa dónut.
Hemos conseguido, además, llenar el pan que  de otra manera habría quedado más seco que la mojama

Hasta luego familia!

Las sandías, a tajadas

Menudo día… mira que he pensado «esto no lo cuentes que añades leña a la fama que empezó el Pau, que cuando digas «seguidme» va a ir todo el mundo en la otra dirección».. pero ba, total.

Pues eso, que me he perdido, me he ido en bici hasta Haneda, y al volver se me ha hecho de noche y me he tirado dos horas dando vueltas por entre calles ahí que eran todas iguales. La cosa ha estado chula, tengo que decirlo, porque he fichao un par de tiendas a las que volveré, si soy capaz, cualquier fin de semana.

Bueno en fin, que a la vuelta he pasado por el Kitamura para aprovisionarme de viandas y bienes alimenticios para tratar de llegar al fin de semana que viene todo nutrido ahí, y me he dado cuenta que me he acostumbrado a comprar las sandías por tajadas. Y esto es algo que yo nunca había visto que vendiesen en los Eroskis.

Es más, me acuerdo de mi abuelo en el mercado de los miércoles de mi pueblo dándoles pescozones a las sandías enteras para saber si estaban en su punto o no (a mi me sonaba siempre igual: clonk clonk).

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Está envuelta en dos o tres capas del plástico puchiglas ese, más protegida que ni sé

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Y vale 350 yenes, que son 2.5€ o 415 pts… ¿cómo os habéis quedao? ¿cuánto vale ahora mismo una sandía entera allí?

¡Ikublog Reloaded!

Ha sido un fin de semana largo delante del ordenador, pero al final ya está el tinglado montado.

Parece que se han importado correctamente todos los posts y todos los comentarios, aunque los enlaces siguen apuntando al blog viejo.

Por ahora no me acostumbro, y no le acabo de ver más ventaja que el sistema de comentarios. A la hora de escribir me vuelvo loco porque el editor es distinto al que tenía en blogger, y aunque he encontrado la forma de enchufar más de una foto a la vez desde Picasa, no me acaba de gustar el asunto.

Supongo que todo será acostumbrarse, y que le veré ventajas en un futuro… ya os lo contaré.

Faltan cosas, ojo, que tengo que poner un montón de enlaces en la parte derecha, y el ikuparlapuñea, y poner todo un poco más chulo de lo que está, pero es que hoy ha salido un domingo con un sol del copón y no voy a perder más horas delante del ordenador. Durante la semana se irán viendo más cambios a parte de los posts de siempre, claro.

¡Ya me diréis qué os parece!

Ahí va una gambitera:

Rebienvenidos!!

Templo Hasedera de Kamakura

En mi oficina las cosas han cambiado mucho desde que yo llegué. Para empezar yo ya no trabajo para ellos, aunque es una historia un poco complicada que tampoco sé si quiero contar aquí. Pero por ahora si diré que al principio había muy buen ambiente con muchas ganas de hacer cosas juntos. Por aquel entonces y de forma espontánea, nos sentábamos todos juntos en la mesa de reuniones a comer y a contarnos las historias.


Las conversaciones eran curiosas, desde tópicos sobre cada uno de nosotros y nuestros países de origen hasta vaciladas imitándonos hablando inglés unos a otros. Aunque la mayoría de las veces la cosa se centraba en que los extranjeros preguntábamos a los compañeros japoneses sobre cómo decir tal o cual cosa en japonés, o qué sitios visitar.

Yo hice muy buenas migas con ellos, lo cierto es que no me cuesta mucho llevarme bien con la gente y también es verdad que las alternativas no eran muy alentadoras: el franchute que es más raro que el ombligo de un canguro, y el americano que a parte de querer ser el centro de atención del mundo mundial y parte de Bilbao, es más tonto que un puñao tierra.


Toshiki, el de sistemas, resulta que vivía en Kamakura donde yo había estado muchas veces. Hablando sobre el lugar, que no tiene absolutamente nada que ver con Tokyo, me recomendó una serie de rutas por el monte que yo me encargué de ir haciendo durante los dos o tres fines de semana siguientes. Cuando aquello no solía llevar ninguna cámara de fotos conmigo, pero recuerdo ver muchas ardillas, templos pequeñitos en medio del bosque, y Yokohama desde las alturas.



Toshiki, como Akira y otros tantos, dejaron la empresa y aunque sigo llevándome bien con ellos, es totalmente natural que la relación se haya enfriado y que haga mucho que no quedemos. Pero yo el sábado volví a quedar con él en su territorio, y pasamos mucho tiempo hablando de nuestras cosas, incluyendo la visita que me hizo en Bilbao.

Lo curioso fue que casi no nos movimos del templo Hasedera, al que yo le dije que quería ir porque las últimas veces llegaba tarde y me lo tenían cerrado. Y allí sentados mirando al mar desde las alturas, dos ex-compañeros de trabajo arreglaron uno a uno todos los problemas que había en su ex-empresa y, de paso, nos dimos cuenta de cómo, en tan solo medio año, nuestras vidas habían cambiado tanto.


Toshiki tenía el pelo más corto y le ví más moreno. El templo, sin embargo, seguía tal y como lo recordaba de mi visita 8 años atrás: unos jardines preciosos y mil y un detalles aquí y allá.








Aunque se me olvidó completamente que era aquí donde estaban todas esas pequeñas estatuas de Buda cuyo propósito me encogió el alma: todas y cada una de ellas tienen como misión proteger el alma de un niño no nacido o fallecido antes que sus padres.







Y tampoco me acordaba que era aquí donde había una cueva con Budas tallados en la piedra y que tenías que recorrer una parte agachado porque el techo era muy bajo.



De lo que si me aseguraré de acordarme será de visitar a Toshiki para recordar épocas que fueron mejores y volverme a sorprender de que ya tengo «viejos tiempos» en Japón.

杖道 – El arte del palo

Artes marciales hay muchísimas, esto es así. Tenemos las más conocidas como Kendo, Capoeira, Aikido, Karate, Judo… y luego hay un montonazo más que se saben los que las practican y poco más. No tengo ni idea de cual es mejor, supongo que lo perfecto sería tener el tiempo suficiente como para profundizar medianamente en cada una de ellas y que así se complementen en uno mismo.

Por ejemplo: Judo se basa en agarrar, derribar e inmovilizar al contrincante aprovechando, a poder ser, su propia fuerza. Vamos, que si me empuja, yo no empujo, sino que tiro y así añado mi fuerza a su fuerza en mi beneficio. En Karate, simplificando mucho, nos dedicamos a pegar puñetazos y patadas y a aprender cómo parar. Sería perfecto que un Judoka aprendiese a parar o a soltar una patada bien dada por si eso del agarre se complica, y por otra parte yo rezaría para que el Judoka no me enganchase porque a partir de ahí no sabría que hacer. 

He hablado con Patrick, mi compañero de trabajo que es segundo dan de Judo aquí en Japón, y siempre hemos llegado a esta misma conclusión. Es decir, nos sacan a cada uno de esos límites imaginarios de «esto se hace, pero esto no se puede hacer» y nos sentimos perdidos. Y en la vida real está claro que no existen esos límites.
Como hay entendederas reviradas, explicaré que esto no significa que las artes marciales no valen para nada en la calle. Si yo tengo una bronca, no es que no supiera como actuar, sino que mi cuerpo está acostumbrado a dar hostias de una determinada manera que se supone óptima y doy fé de que luego esto sale sólo sin pensar, porque en una pelea no hay tiempo para eso. A parte de la preparación física que supone: fondo, reflejos, etc. Lo que no quita para que me lleve la del pulpo, pero seguro que haría mucho mejor papel que si no hiciese nada.

Partiendo de esta Toscareflexión que seguro que no saldrá en ningún libro, a mi siempre me ha llamado la atención ver a algunos policías con palos en vez de porras. Son varas que miden de un metro a metro y medio y que provienen de un arte marcial llamado «Joudou» cuyo origen está en saber manejar el palo que utilizaban los caminantes para defensa y ataque. Por supuesto, los polis también llevan pistola por si te viene un malo con una, pero creo que sabiendo utilizarlo, un palo de esas características debería ser un arma muy práctica para reducir a alguien, desdeluego mucho más que una porra.

No todos lo llevan, y no se de qué depende que así sea… ¿les dejarán elegir?

También tienen un accesorio en la bici para poder llevarlo

De buenas a primeras, ver a un policía apoyado en un palo así de largo como que ya acojona. Y es curioso porque una pistola es mucho más peligrosa, pero me imagino que estamos todos demasiado acostumbrados a verlas…

Kawagoe

Es bastante curioso cuando encuentro un sitio nuevo al que ir que esté cerca de Tokyo y pregunto a algún amigo japonés si ha estado y la mayoría me contestan que no. Y si lo pienso un poco, es lo mismo que me pasa a mi… mira que la catedral de Burgos tiene que ser grande, pues ni idea porque no he estado. Y bien cerquita está de Zalla.

Pues lo mismo con Kawagoe, a mis amigos les suena porque hay una serie de la tele que ha sido rodada allí pero poco más. Yo lo encontré de casualidad por ahí por internet, y me lo apunté. Este domingo allí me planté a pesar de la lluvia y aunque llegué un poco tarde y no había ningún templo abierto, creo que entendí bien de qué pueden estar orgullosos los Kawagoenses. Pongamos que tiene un barrio en el que se conservan casas típicas de la época Edo que se han reconvertido en tiendas y restaurantes donde uno puede sentir cómo era darse un paseo por el Tokyo de entonces… aunque hay que saber abstraerse porque por el medio de la calle principal no dejan de pasar coches.

Me recordó mucho al barrio de Gion de Kyoto, primero por el parecido de las casas, y segundo por esto mismo de los coches por el medio.






También hay una calle famosa por que venden dulces y golosinas de hace un montón de años entre los que destaca una historia llamada Fugashi que es como una barra de pan pero que no pesa nada y que es como hojaldre, ahí crujiente. Dentro fotos de la calle y del dulce!





Aunque el símbolo elegido, lo que sale en todos los panfletos y postales, es la torre cuya misión era avisar cuando hubiese incendios, aunque ahora no tiene otra que dar la hora, estilo campanario del pueblo:


Yo me quedo con los señores de los palanquines que van derrochando simpatía y zancadas a partes iguales consiguiendo el ambiente especial que se respira en el lugar. No me imagino el sitio sin estar ellos por allí dando voces, me encantan!





Por cierto, parece que no me crucé con Guille y Nere de milagro porque me acabo de fijar que a ellos les llamó la atención la tienda de la foto!

Se va muy muy facilito, apuntad: nos vamos hasta Ikebukuro en la Yamanote de toda la vida, y ahí buscamos la línea Tobu Tojo que te deja en Kawagoe en media horita larga. Eso si, fijaos que el tren sea express, porque el otro para en un tamago de paradas (yo y mis cabezadas contra el cristal damos fé). El barrio de las casas está un pelín lejos, pero hacedme caso, atended: buscad dentro de la estación porque hay un stand de información para los turistas que te hablan en inglés, te dan un mapa y te hacen el recorrido y te dicen donde coger el autobús que te deja en el mismo meollo del asunto. Luego lo suyo es volver andando por una calle de tienduquis arruinasalarios.

Metida en el mapa!!


Los conguitos de granos de café

Buff, la conciencia no me permite despedirme con el post regulero. ¡¡Que no me ha costado nada hacerlo!! jodé, si hiciese todo el blog así la de tiempo libre que iba a tener, que si corto aquí, que si pego allá… pun, en cinco minutos un post!!

¡hasta podría vender las cámaras de foto y video
y no tener que pensar en qué escribir todos los días!

Bien mirao…

Que noooooo, que tengo concienciaaaaaaa y vergüenzaaaaaa, así que limitaré el regulero a uno por semana, que no se diga!. Además que si no hiciese fotos ni videos ni contase mis historias por aquí, lo que me iba a aburrir por los Tokyos…

Al lío! Vamos a añadir un <li> a la <ul> de la madre de Peneke con un producto original que me dejó 75% chato, 20% picueto y 5% canino el otro día según venía del combini de la esquina a mano izquierda en manga corta y sin afeitar:

¡¡Los conguitos de granos de café!!

Producto de la cadena de cafeterías Doutor, que es como Starbucks (que no Adama)

Pues eso: como los conguitos, pero en vez de meterle dentro un cacahuete, le metemos un grano de café. Pero un grano grano de café café, vamos, que el grano no es de chocolate ni nada, que aquello es tan amargo como zamparse café a puñaos, más si cabe porque el chocolate es dulzón! Las papilas gustativas meten horas aquí, amigos!

Por fuera chocolate con leche, por dentro chocolate blanco y en el medio un granaco torrefacto

Nótese la perfecta alineación de mis piños en el susodicho producto tratando de no romper el granaco de café para poder documentar bien el producto alimenticio poligustativo

Toma ya! me zampé el chocolate, chuperretee el granaco, lo sequé como pude y le saqué la fotaca!!

Eso si, me fui pa casa con esta cara y no se me quitó hasta que no me zampé tres tajadas de sandía

Ahora si, ahora ya me despido a gusto:

¡¡ Buen fin de semana !!


¡¡ Ya vamos 37 productacos !!

El post regulero de la semana

Otra nueva ikusección!, de tantas secciones que tenemos, esto no se sabe ya ni a donde va (aunque venir, viene de Bilbao, eso sí).

El caso es que una vez a la semana he decidido publicar un post regulero en el que pongo algo que haya pasao en Japón y lo planto aquí. Ojo, que no tiene porque no tener interés, pero lo llamo regulero porque seguramente no me lleve poco más de 5 minutos hacerlo porque mayormente se va a basar en copiar lo que haya puesto otro (citando la fuente, eso sí).

Así que sin más, subimos la persiana e inauguramos el post regulero de la semana con…

El mono de Kisarazu

Resulta que en Kisarazu, que es una ciudad de Chiba, ha aparecido un monaco y que unas 30 personas han intentado cazarlo pero que no ha habido tutía:

A mi el mono se me parece un poco al pastababas, así que igual lo suyo habría sido ponerle un plato de algo a poder ser pegajoso y con mucho líquido dentro de una jaula y seguro que el bicho iría deseoso, raúdo y veloz a exhibir su arte…

Ay el monico! ay el monico!

Fuente: JapanProbe
Tiempo en escribir el post: 7 minutos. Dificultad: media (había que embedder un videaco de otro)