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Hasta siempre, Soke

El día 8 de Diciembre falleció Hirokazu Kanazawa a los 88 años de edad. Desde aquí querría expresar mis condolencias a toda la familia y mi gratitud por todo lo recibido. Casi sin saber japonés yo me empeñé en ir a sus clases y no encontré más que brazos abiertos y palabras de bienvenida en su dojo.Las veces que venía Soke a dar la clase, uno sabía que había que estar a la altura y saber apreciar lo que se estaba viviendo.

Yo vine sin fuerzas y él me prestó muchas de las suyas, sin saberlo.

No sé qué decir. Descansa en paz, maestro. 

 

Fogones Lejanos

Hacía un frío que pelaba cuando se hizo este programa, jajaja, jodo que biruji y que perrenque, que me acuerdo que salí de casa y tres o cuatro veces pensé en darme la vuelta, meterme en la bañera y mandar a tomar cuscús al mundo. Pero como soy un tipo decente y me tocaba a mi llevar el pan, pues cumplí como mandan los cánones. En fin, total, que resulta que los de la tele querían venirse a grabar una clase de cocina de las que damos y nosotros ¿pues como íbamos a estar?, encantados de la vida lerela. Encima es que siempre que nos juntamos aquí el tío Chiqui, el primo Lorco y un servidor nos echamos unas risas bonicas del tó, así que tampoco es que ese día hiciésemos nada especial: solo lo de siempre, que no es poco.

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El sitio si que era diferente, el restaurante Gaudí de Yoyogi nos prestó las instalaciones durante casi una mañana entera, gesto que nunca agradeceremos lo suficiente. Y allí pues nos dedicamos a lo nuestro: hacer que todo el mundo esté a gusto, que disfrute, que se rían y se lo pasen lo mejor posible a la vez que aprenden a cocinar algún que otro plato de los nuestros. Aquella vez no nos complicamos demasiado y tiramos por el camino del medio: una tortilla de patatas de las de toda la vida, de las que mi madre prepara mejor que cualquiera de las vuestras y seguramente la vuestra mejor que cualquiera de las otras madres del mundo.

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Y después Misaki, nuestra estrella invitada, que además es un amigo de los que da gustete ver porque en la vida le he visto yo sin llevar puesta la cara esa de majete que tiene, jodé que tío más simpático que siempre dispuesto a todo, y mira que le liamos, ¿eh?. Bueno, que se me va y se me va y algún día no me volverá. Que el caso es que Misaki después nos cocinó allí mismo su creación estrella con la que ganó un concurso de cocina española en Tokio, el pintxo fusión por escelencia: Takoyaki de tortilla de patatas.

Fíjate lo que son las cosas que comentando la jugada con el Chiqui coincidimos en lo mismo: si es que lo que se ve es como es, como son las clases, ha salido un programa totalmente fiel a la realidad: la gente riéndose, cocinando y disfrutando casi casi tanto como nosotros… ni la bota del Guille faltó!!…

Si si, tenéis razón, que me emociono y le doy a la lengua cosa fina!! mejor me callo ya y pongo el cacho del programa en el que salimos nosotros, ojo mamá que salgo en la tele!!!

El programa entero se puede ver aquí:

Ah! y gracias a los de la tele!! por supuesto!!

:ikugracias: :ungusto: :ikugracias:
:triki:

El campeonato de Padel

Yo no había jugado en mi vida al Padel, pero vamos, ni de refilón, no sabía nada y aún así el Chiqui me propuso hacer todos los diseños de un evento que por lo visto iba a celebrar su segunda edición en Japón: todo un campeonato de Padel.

Lo primero que hice fue ponerme a buscar por internet a ver que era aquello, y lo que me llamó la atención fueron las raquetas. De ahí salió ya el diseño principal del cartel:

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Después me dijeron que hiciese un photocall, que no es ni más ni menos que un pedazo de cartelaco de dos por dos metros donde aparecen los patrocinadores y que se suele utilizar para sacar fotos, vídeos y para la entrega de premios. El ordenador no podía con semejante tamaño: iba a pedales, se tiraba hasta dos minutos de reloj desde que tecleaba yo algo hasta que finalmente aparecía… por no hablar de todas las veces que se me quedó tostao. Pero estoy muy contento de todo el tiempo invertido, quedó muy aparente!

También el día del evento, aparte de ayudar colocando todo el tinglado, una de mis misiones fue sacar fotos y grabar vídeos del momento. La verdad es que me lo pasé muy muy bien:

Participé en el campeonato con el Lorco y otra cosa no, pero risas nos echamos un rato. Ya me gustaría tener las pistas más cerca para irme de vez en cuando a echarme unos partidos, es mucho más divertido de lo que yo pensaba. Y si no, echadle un ojo al vídeo que monté un par de semanas después, ha quedado muy salaete!!

Pasé, como siempre con esta gente, un día muy chulo a pesar del madrugón: fotos paquí y pallá, comida, bebida, deporte… todo con un solazo del copón de la baraja… ¡¡ menuda gozada de día !!

:gustico: :gustico: :gustico: :gustico:

La feria de Abril en telecinco

Ya vamos unas cuantas de estas de juntarnos y liar un sarao flamenco en Tokio. A la de ayer se vinieron a grabar los de la tele y resulta que hemos salido en las noticias en Telecinco. Esta vez yo no salgo, pero mi familia si, menuda gracia me hizo verles!. Ojo al babero de Kota, por cierto:

Como siempre: gracias a todos los que vinieron, y gracias también a Maite y David por venirse a grabar!

:gustico:

Viaje a Japón

Ayer vinieron los de la tele a grabar un programa de las clases de cocina para japoneses de los que hacemos. En esta ocasión fue más especial: invitamos a los alumnos que llevan viniendo más veces y nos cedieron todo un restaurante para el tinglado. Por cierto, si estáis en Tokio no dejéis de visitar el restaurante Gaudí de Yoyogi si tenéis morriña de comida de la tierra porque ya os digo yo que allí os la van a quitar a base de platos de los buenos y gente encantadora.

La clase creemos que salió muy bien, al menos hicimos todo lo que solemos hacer siempre: el Chiqui fue contando la historia y las curiosidades de la tortilla de patata, yo iba traduciendo el asunto a japonés añadiendo lo que se me iba ocurriendo según iba viendo y Guillermo no paró, como siempre, de asegurarse que todos los que estaban allí sabían lo que se estaba haciendo (aparte de enseñarles a beber en bota, un clásico).

Como pasa siempre con la tele, no sabes al final como y qué va a salir, pero nosotros pasamos un rato muy muy bueno.

Pues ayer hablando con el Chiqui me estuvo contando que ya casi no quedan plazas del viaje a Japón que lleva organizando ya tres veces con la de este año. Y yo me acordé que algún lector del blog me dijo que le avisase si se volvía a hacer porque se quería apuntar, así que he pensado que qué mejor que anunciar el asunto por el blog aunque sea un poco tarde.

¿De qué va esta copla? pues es un viaje a Japón desde España pensado y organizado para que puedas llevarte un trozo de este país en tu corazón con el avión de vuelta. Fernando lleva viviendo en Tokio unos años ya y a lo mejor le pones un ordenador delante y al angelico le falta olerlo, pero de organizar historias sabe mucho. Como este año además estoy yo metido en el ajo porque me he currado la página web os puedo decir que no se me ocurre qué más se le podría meter al itinerario… en esa semana aquí no os vais a quedar sólo con los cuatro rascacielos de siempre de Tokio, sino que os van a llevar por hoteles tradicionales japoneses, aguas termales naturales en montañas donde los monos son los dueños por derecho del lugar, castillos japoneses, habitaciones a los pies del monte Fuji con vistas de quitar el habla y, por supuesto, raticos inolvidables en el pedazo de Tokio de mis amores.

El asunto cuesta menos de 2000€, cuenta con guías en vuestro idioma para todas y cada una de las excursiones que se hacen y está respaldado por la agencia de viajes de Albacete «ViajesFlexibles» así que si hay algún problema, que no debería, el seguro de viaje está ahí para venir al rescate.

Si todavía tenéis dudas, yo creo que no hay mejor manera de sentir el espíritu del viaje que con este vídeo:

En este apartado de la magnífica web :flipanderer: hay fotos de otros años también.

Si te das prisa, todavía llegas a tiempo para amarrar una de esas últimas plazas que quedan para la semana del 12 de abril de este año. Yo probablemente me apunte a alguna de las cenas que se hacen en Tokio, así que mira, igual hasta resulta que con la cosa nos tomamos un par de cervezas y todo!

Echadle un ojer! por cierto, cualquiera puede ir desde cualquier parte de España, no hace falta que sea desde Albacete!!

Avance informativo

El chiringuito que montamos fue un éxito total y aunque hoy estoy aquí delante del ordenador con más sueño que el vecino de Freddy Krueger y la Bella durmiente vendiendo colchones juntos, se me ha alegrado el despertar al ver el vídeo de los informativos de Tele 5 en el que se nos ve algo así como dos segundos y medio, jajaja. Algo es algo!! mis dos segundos de fama!!

En cuanto me despierte, cuento un poco más el asunto de cómo dimos de comer unos 600 pinchos de tortilla aquí a la Tokyogente.

:gustico:

:cocinicas:

Fiesta de España en Yoyogi

ヤッホー!

No sé que caraflauta me decía:

me río yo de las movidas que estás siempre haciendo cuando nazca tu hijo

¡Ja!
:olakease:

Pues ahora me río yo. Kota ha nacido y, efectivamente: duermo menos que el chófer de Drácula, que además es panadero. Pero tampoco ha cambiado mucho la cosa: es verdad que tengo a ToscaJr ahí llorando cada tres horas invariablemente sin importar si manda el sol o la luna. ¿Cual es el paso lógico?, ¿quejarse y andar dando pena con tus ojeras por las esquinas? pues no: es adaptarse. En vez de pretender dormir las 8 horas de antes, sabiendo que es imposible, me meto a dormir sobre las nueve de la noche despertándome cada rato, y a eso de las seis de la mañana ya estoy montado en una bici camino de Shibuya donde me tiraré un par de horas haciendo mis cosas antes de fichar para trabajar: recopilar mecenas del libro, un par de locuras de webs en las que estoy metido, estudiar japonés… lo que antes hacía a las noches en casa, ahora lo hago a las mañanas en la oficina porque sé que cuando va llegando la hora de salir, estaré menos concentrado que un diputado en el congreso.

Los mediodías sigo yendo al gimnasio, como siempre y sigo con mis retos y locuras. Ojo aquí, que como siga la cosa así me veo haciendo el mismo vídeo del Van Damme pero con dos bicis:

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A la vuelta, después de otros 12km en bici sé que me tocará bañar a Kota, así que de momento no voy a Karate, pero esto es algo que se va a retomar ya en diciembre porque ya está negociado con Chiaki y la patronal. Así que si: en efecto, mi vida ha cambiado mucho pero en el sentido de tiempo personal tampoco tanto. Hombre, Kota es Kota, manda él y me encanta que sea así porque es una gozada verle ahí hasta estornudar… cogerle en brazos después del baño se ha convertido en el mejor momento del día.

Pero yo me niego a ser el típico que usa a sus hijos como excusa para no hacer nada. Querer es poder, panda de vagos, tanto es así que, aparte del libro, estoy metido en cuatro o cinco jaleos de los míos con más ganas que nunca, como no podía ser de otra manera. Y son JALEOS con mayúsculas, con que salga uno sólo bien ya tengo gustico almacenado hasta primavera.

Jaleacos como el sarao del fin de semana. Resulta que el Chiqui, que está metido en todo (no me extrañaría que abrieses un yogur y saliese su cara en la tapa), nos habló de un fin de semana de festival de España en Yoyogi. Esto viene a ser llenar una explanada del copón cerca de Harajuku con comida y bebida española, de no parar en ningún momento de ofrecer espectáculos y de liarla, básica y exclusivamente, parda.

Un par de emails por aquí, dos o tres cervezas por allá y ya nos tenía liados al Lorco, a Manuela y a mi para plantar un chiringuito en el que vamos a ofrecer entre otras cosas la mejor tortilla de patatas de todo el recinto, aparte de cerveza española, sangría, gustete del rico, cosica cósmica y garbo sideral:

Viendo la foto de arriba de la tortilla que casi le pego un mordisco al monitor no creo que pase pero…
¡Si este fin de semana estás en Tokyo y no osas pasarte a saludar, que sepas que te la guardo!

(Bah, seguramente no te la guarde, pero si que molará verte si te vienes…)

FIESTA DE ESPAÑA 2013
PARQUE DE YOYOGI, TOKIO
23 Y 24 DE NOVIEMBRE DE 10:00 A 19:00
:gambiters: :coleguicas: :cocinicas: :arrozico:
:triki:

La feria de Albacete

Sigo avanzando y en nada tendré el proyecto del Ikulibro publicado en Verkami. Por cierto, qué gente más maja… me están ayudando un huevo porque yo soy un novato en esto del crowdfunding y si no llega a ser por ellos, me da a mi que no habría puesto más que barbaridades… Ya os adelanto que para la semana que viene estará el proyecto publicado, a ver si hay suerte y reunimos todo lo que necesitamos para poder imprimir el libro en condiciones, porque después de todo el apoyo que me habéis demostrado con los comentarios del post anterior, no me queda otra que intentarlo con todas mis fuerzas!!

:ikugracias: :estudier: :ikugracias:

De mientras, dejadme que os cuente que hace ya un par de semanas ya que se celebró la Feria de Albacete en Tokyo. Se trataba de juntar cuanta más gente mejor al calorcillo de comida y bebida típica de nuestras fiestas y podemos decir, con orgullo y sin ninguna duda, que nos salió mejor que la Feria de Abril. Conseguimos que el número de japoneses superase con creces al de españoles, que era uno de nuestros objetivos, y sobretodo que hubiese mucho gustico desde por la mañana hasta la noche.

¿Que si lo hubo? ¡pues claro que si!. Y si no, ojo al vídeo que ha grabado y editado Carlos, que es una máquina para estas cosas (millones de gracias, señor, te ha quedado genial!):

No tardaremos en contar como y qué vivimos allí nosotros con fotos y mucho más detalle…

:gustico:

En estos raticos…

Cada vez pasan más rápido. Los raticos digo. Estos espacios de tiempo en los que uno se para un poco quizás a atarse los cordones y allí mismo, con una rodilla hincada en el suelo, se da cuenta de que, jodo, que anda que no están pasando cosas últimamente. Creo firmemente que es bueno esto de ajustarse el nudo con calma, subirse los calcetines un poco para que no hagan arruga por donde el talón y robarle dos o tres bocanadas profundas al viento para continuar la caminata con mejor facha.

Y así, mientras estiro un poco los cuadriceps, maduro tantos y tantos pensamientos que me tienen la mente distraída entre horas de un tiempo a esta parte y es que ya iba llegando el momento de ponerlos en vereda. Y me doy recuenta de que ayer supe que voy a tener un hijo varón, un pequeño Toscanito que no solo podrá ser del Athletic sino que tendrá los ojos rasgados y quizás el dedo gordo un poco más separado del resto que los demás. Que para finales de Octubre mi vida cambiará radicalmente, de nuevo, y que tendré, tengo desde ya, como única misión que ese niño sea el más feliz de todos los niños. Que haré todo lo posible para que mientras aprende japonés de su madre y castellano del tarado de su padre, se esté riendo el mayor tiempo posible, cosa que no será difícil teniendo la madre que tiene porque lo llevará en los genes. Juró que nunca me oirá discutir con su madre, entre otras cosas porque soy tan privilegiado de poder decir que nunca ha pasado antes. Que tendrá a su familia paterna lejos, pero que estará arropado por un montón de tíos y tías postizos, tantos como amigos nos rodean. Ojalá que se le pegue un poco de cada uno y me salga soltando algo en Osaka-ben con un acento entre manchego-vasco-lorqueño-madrileño.

Claro que cambia las cosas. Tanto que apenas importa lo demás que tengo entre manos. Pero como no puedo hacer que octubre venga en junio, pues también ando entretenido con más de mis locuras. La última es que aprovechando que tengo un gimnasio a dos minutos de mi trabajo al que voy a diario de lunes a sábado, me he planteado algunos retos que le dan vidilla a mis días de oficina:

Bajar hasta el 10% de grasa corporal
Esto es una chorrada como otra cualquiera que no me obsesiona en absoluto, simplemente quiero saber si soy capaz y ver qué cambia en mi cuerpo si consigo llegar hasta ese número. Llevo tres meses y he conseguido llegar a un 12-13%. Lo estoy consiguiendo gracias a que recorro los 12km que separan mi casa de Shibuya en bici dos veces al día y que además llevo una estricta dieta a la hora del desayuno y la comida. En cuanto puedo, además, me escapo a correr un rato de cara a no perder la forma por si este año caen las maratones de Tokyo y la del Fuji de nuevo. El resultado es que soy más rápido tanto en Karate como esprintando y ahora se me notan bulticos en la tripera. En cuanto llegue a 10, que no sé si lo lograré, cambiaré de reto, por ejemplo tengo en mente llegar a hacer 15 dominadas. Chorradas de este estilo me dan la vida.

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Abrirme de piernas
Pero en serio. Llevo estirando prácticamente desde los quince años que empecé Karate en mi pueblo pero nunca me lo he tomado como una actividad en si misma, siempre ha sido algo complementario al deporte que hiciese en ese momento. Pues bien, llegó la hora: me he planteado abrirme de piernas tanto de frente (que ya lo hago) como lateralmente. Estoy siguiendo las indicaciones de un libro en el que explican la técnica de los estiramientos isométricos, que no es más que hacer fuerza en el lado contrario al que estiras para lograr cansar el músculo y que ceda antes. Tres días a la semana, media hora al día los dedico exclusivamente a esto. Los resultados: me abro de piernas verticalmente prácticamente sin problemas, y estoy ganando bastante lateralmente lo que hace que en Karate me cuesten menos las patadas circulares a la altura de la cabeza.

Todo esto sin descuidar los 3000 puntos que me he propuesto alcanzar a diario con la Nike Fuel Band que me compré hace otro par de meses y que consigo gracias a jugar partidos de futbito con los amigos, por ejemplo.

Cambiar radicalmente de profesión
Esta es una quimera que cada vez tiene más y más pintas de poder hacerse realidad. La Feria de Abril me enseñó que era perfectamente posible llevar un bar y que, en efecto, era mucho trabajo pero increíblemente gratificante. Con esto en mente, lo de jubilar de una vez los ordenadores, se me cruzó por delante una oferta de trabajo que me convertiría en profesor de distintas actividades para niños. Pues bien, hice una entrevista con muy buenas sensaciones y esta semana estoy esperando el resultado. Muy malas deberían ser las condiciones económicas para que no aceptase al minuto uno si me ofreciesen el puesto. Y de mientras, estoy apuntado a listas de castings (a punto he estado de salir en una película famosa japonesa que se estrenará el año que viene) y me recorro a diario las listas de empleos lejos de pantallas en Tokyo, os sorprendería saber lo que se puede encontrar aquí…

Acabar el ikulibro
Queda menos que nunca. Quitar a las editoriales del medio ha sido una decisión no sé si acertada o no, pero que me ha permitido enfocar el tiempo libre que me queda en acabar el libro. Os diré que quedan tres cosas: la portada, un índice, y una historia que me falta por escribir. Bueno, eso para acabar de tenerlo, claro, luego habrá que ver cómo financiamos la autoimpresión. Ideas como crowfunding suenan mucho últimamente… me pregunto qué respuesta tendría…

Porlosegao
Sigo metiendo cromos prácticamente a diario y lo que es más importante, descojonándome mientras lo hago.

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Y con mi luna de miel en mente a Okinawa a finales de Julio, creo que más o menos he repasado todos y cada uno de los líos en los que ando metido. Ah y que no se me olvide felicitar a mi madre mañana, que es su cumpleaños. Y poco más… ¿no?… bien, pues sigamos caminando, que el tren no espera.

De Feria de Abril en Tokyo

El domingo pasado se celebró, por fin, la locura nuestra esta de hacer una Feria de Abril en Tokyo. Después de un par de meses de compartir planes, ideas e ilusiones, el día ya tenía que llegar. El equipo estaba perfectamente sincronizado, todos sabíamos nuestras funciones: Germán en la cocina, Guillermo de hombre para todo, Chiqui con los embutidos, Nanami en la puerta, Manuela con los tickets y yo en la barra con los dos camareros que ponía el bar. Si podía fallar algo, que no fuese por falta de preparación, que fuese si acaso por pagar la novatada de ser la primera vez que organizábamos un evento de estas características, pero no por falta de ganas o por no habérnoslo currado lo suficiente.

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El sábado, el día anterior, hicimos las compras y además también llegaba el vino de Bodegas Latúe, uno de nuestros patrocinadores. El jamón de Nico lo llevábamos en el maletero del coche junto a un salchichón y un chorizo ibérico y el queso de Marquesado de Hita. Teníamos también los carteles, los tickets, las hojas de pedidos, la ropa y los accesorios que Guillermo se trajo de España… el coche iba a rebosar.

El día era de perros, allí estaba lloviendo lo que no estaba escrito pero contábamos con que los Maldonados de aquí daban bueno para el domingo, así que ya podía caer lo que tuviese que caer ese sábado que no importaba. Una vez en Ebisu, en cuanto nos dejaron, entramos en el local, dejamos todo preparado y nos fuimos cada uno a nuestra casa pero no precisamente a dormir: teníamos la misión de hacer doce tortillas de patata cada uno excepto el Chiqui que fue el encargado de las croquetas. Doce tortillas de patata que nos tuvieron prácticamente hasta el amanecer a los fogones, pero era la única manera de asegurar que estuviesen lo más frescas posible. Treinta y seis tortillas de patata de seis huevos cada una deberían ser suficientes…

Ésa misma mañana, la del domingo, el coche que alquilamos empezó la ronda: primero a por un piano para que Akari pudiese hacer su parte del espectáculo, después casa por casa a recogernos a cada uno de nosotros junto a las doce tortillas por culpa de las cuales habíamos dormido tres horas como mucho, pero no había tiempo para descansar: cuando llegamos al local, no paramos prácticamente ni un momento, teníamos que hacernos fuertes en la cocina, ultimar los detalles en la barra, preparar la sangría, picar ajos, cortar limones…

Cuando abrimos las puertas, hubo un rato que se nos hizo eterno en que no vino nadie. Desde cocina, con los fuegos a punto, se miraba a la entrada. En la barra hacíamos lo propio mientras nos repartíamos los abridores, cortábamos un par de limones más y repasábamos de nuevo el sistema de tickets con los camareros. El Chiqui se salía de su rincón de vez en cuando y oteaba la calle. Entraron dos personas con las que estuvimos hablando un rato pero aquello no acababa de despegar, estábamos más solos que la una… hasta que de repente empezó a entrar gente y ya no paró en ningún momento.

Muchos conocidos, muchos que no conocíamos. Cuando uno hace algo poniendo tantas ilusiones, tantas ganas, se agradece inmensamente la fuerza y el apoyo que te dan los amigos con su sola presencia. Que viniesen tantas caras conocidas de verdad que nos apuntaló la confianza en nosotros mismos. Así que muchas gracias, señores, si alguna vez os da por hacer algo parecido, tened claro que ahí estaremos nosotros también.

:ungusto:

Cuando Chema, el niño cagao, se puso a cantar ya llevábamos bastante tiempo sirviendo tapas y bebidas, pero sobretodo un rato largo viendo el buen rollo del personal. Menudas liaba Chema con su gente cada vez que salía!!



El cocinero oficial del bar que se suponía que iba a estar con nosotros todo el día ayudando a Germán, no se quedó más de un cuarto de hora… resulta que era su día libre, así que el problema, de haberlo, ya sabíamos donde iba a estar: entre sartenes. Pero Guillermo se metió allí con Germán y sacaron adelante todos y cada uno de los pedidos hasta el final mientras en la barra tratábamos de lidiar con las bebidas como podíamos, pero claro, nosotros teníamos ventaja porque éramos tres. La cantidad de tapas que se sacaron fue chica… yo hubo un momento en que les escondía los pedidos para que no se agobiasen tanto y después se los iba pasando poco a poco…

En el cartel pusimos bien claro que si alguien venía con traje de flamenco o de sevillana, se llevaba un plato de jamón por su salero moreno. No faltaron y como lo prometido es deuda, hubo plato de jamón para todos!! más salaos que salaos!!

Jamón que, por cierto, el tío Chiqui prácticamente no paró de cortar en ningún momento. Yo tengo que decir que cuando me pude pasar un rato a llevarle una cerveza, allí no quedaba más que el hueso!!

Si la gente se aburrió o no le gustó la comida o se lo pasó mal, desdeluego que supieron mentirle a las cámaras:

Podemos decir, sin lugar a dudas, que el evento fue un éxito rotundo, que no imaginábamos tan buena respuesta ni en la mejor de nuestras previsiones cuando nos pusimos a apuntar en una lista cada una de las personas que nos decía que se pasaría con la idea de calcular un poco las cantidades de comida y bebida que necesitaríamos. Curramos como jabatos, especialmente en un par de momentos en los que era prácticamente imposible dar abasto en cocina. Pero a pesar de todo el trabajo, del cansancio y de los agobios, yo creo que hablo en nombre de todos cuando digo que fue una de las mejores experiencias que hemos tenido en Tokyo y que esto se va a repetir de una u otra manera de todas todas.

Y una cosa que está clarísima es que esto no habría sido posible sin la perseverancia, el buen hacer y sobretodo, la simpatía de mis compañeros de locura…

¡Un gusto, compadres!
:ungusto:


La crónica del Guille
Cómo lo vivió el tío Chiqui
El tito Fla también se pasó

Por lo segao

Hace ya unos cuantos meses que me puse a hacer esta gaita en plan experimento y como hobby para estirar mis conocimientos RubyOnRailseros. Todavía tengo muchas muchas cosas que quiero hacer, pero básicamente la idea ya está ahí: se trata de una web con cromos. Que diréis: ¿cromos como el de Arconada?, pues más o menos no. Un cromo aquí no es más que una imagen chorra con un título chorra:

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El objetivo de la web, a parte de servirme como experimento para probar chorradas de programar nuevas, es que os descojonéis vivos cuando entreis. Ni más ni menos ni menos ni por.

Luego ya si os registráis, creáis cromos, votáis, comentáis o subís imágenes, ya ni os cuento el gusterresque que me dais!!! Crear nuevos es fácil, podéis pinchar en uno que ya esté y darle a Ver Imagen / Crear cromo, podéis elegir una imagen de las que ya están subidas o podéis subir la que os de la gana…

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El asunto está hecho en Rails con Coffeescript, Haml y Sass, por si a alguien le interesa la copla y…. pues eso, que se entra por aquí:

Por lo segao
:bythesegao:

¡¡ Cread muchos cromos y comentad mucho, porfa !!
:gustico:
¡¡ Buen finde !!

Entrevista en Radio Euskadi

La cosa fue rápida: Felipe que es un chico que vive en Korea y que tiene un peacho blog llamado Eurowon contó que cuatro gañanes estaban organizando una feria de Abril sevillana en pleno Tokyo. La cosa se fue liando liando liando hasta que a eso de las nueve y media de la mañana nuestra nos llamaron a tres de nosotros para contar la historia en Radio Euskadi en el programa La Noche Despierta.

La entrevista ha quedado bastante simpática! si queréis saber un poquito más del sarao que tenemos montado el Lorco, el Chiqui, Germán y el elemento que les escribe para el domingo, aquí os lo contamos con todo nuestro arte:

¡Os esperamos en Ebisu el domingo!
:gustico: :ungusto: :gustico:

Madre de Dios, la de tortillas que me ha tocado cocinar….

Feria de Abril en Tokyo

Esta es otra liada más del amigo de los líos, el tío Txiki. Más o menos me vino a decir que tenía metido en la cabeza que quería hacer una feria de abril en Tokyo, que lo suyo sería alquilar un local, llenarlo de farolillos y tirarnos todo el día entre fogones y barras dando de comer y beber al personal.

Claro, tu estás con dos o tres cervezas entreteniéndote las neuronas y no haces sólo una feria de Abril, sino que organizas hasta herri kirolak alrededor de Hachiko en Shibuya si hace falta. Una vez hasta me cayó bien un franchute, no te digo más el poder que tiene el néctar de cebada, oye que hasta estuve de pies a su lado un rato y todo!

El caso es que luego el asunto se siguió hablando. Y se empezó a liar de una manera acojonante: tras duras negociaciones, el de Albacete consiguió que un señor de Tokyo nos alquilase su bar español por un día para que hiciésemos, mayormente, lo que nos saliese del badajo de la parte de abajo. Encima, en medio de todo este jirijai de negociaciones y búsquedas estaba el gran Chema, el niño cagao, que se conoce el mundillo hispanofolklórico de la ciudad como nadie más que nada porque está metido en más fregaos del pelo que Don Limpio, que es calvo. Y como no podía ser de otra manera, se ofrecía a hacerse cargo de la parte artística del evento: tiraría de sus contactos para formar ahí un cuadro flamenco que animase el sarao desde por la mañana hasta por la noche. No sólo eso, sino que nos ha liado para que salgamos nosotros también destilando nuestro arte sevillano cordobés. No olvidemos que soy de Zalla, amigos, veo una guitarra y me falta olerla, la cosa no puede prometer más.

Así que por un lado teníamos al de Albacete echando números, al Chema ya con cuarenta ideas en la cabeza en forma de actuaciones y shows y por el otro estábamos Guillermo, Germán y el tío Tosca que les escribe que lleva deseando desde hace tiempo meterse en una liada de estas. Yo no sé estos dos, pero mi futuro pasa sin ninguna duda por tirar el ordenador al río y dedicarme a servir pintxos de tortilla y cortados en cualquier recoveco de Tokyo olvidándome de tanta patraña rascateclil y tanta tontería oficinera.

Con lo que una vez que teníamos el sitio y estábamos de acuerdo con el presupuesto, lo siguiente era decidir cuanto antes el menú. Parlamentamos durante unos cuantos días al abrigo de nuestro ombligo y al final cerramos el lío con unas tapas del copón que cocinaremos nosotros mismos y con un pedazo de jamón ibérico que se va a encargar el de Albacete de cortar junto a un salchichonaco, chorizaco y quesaco manchegaco cuya sola imagen me hace babear tres Iguazús.

Y una vez decidido el menú y el sitio, lo siguiente era crear el cartel, ahí me puse yo manos a la obra adobeilustratil y tratando de emular el típico cartel de los toros, me salió esta movida:

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La sevillana es una ilustración de Meguchan91, el de la guitarra es el mismo Chema y en la parte de abajo ponemos cómo se va, el menú y además contamos que todo aquél que venga con traje de flamenco o sevillana, tendrá un plato de jamón gratis porque ser salado en esta vida debería estar premiado como mínimo con jamón.

Total, que entre unas cosas y otras, que si tiende la ropa…. que si riega las plantas… es este domingo ya, no te lo pierdas!

:gustico:

Finalmente este fin de semana vamos a tener un bar en Tokyo desde por la mañana hasta por la noche para nosotros solos. Ojo, que sabemos que nos tocará currar como campeones pero con muchísimas ganas y tremenda ilusión porque también sabemos que será, de lejos, un día increíble que tardaremos en olvidar.

Si por lo que sea estás en Tokyo ese día, pásate por Ebisu, que de beber, de comer y de reír te damos.

Lugar: Restaurante Iberia, en Ebisu


Ver mapa en fokik

Fecha y hora: Domingo 12, de 10:00 a 22:00
Entrada: 2500円, incluye tapa, bebida y el show de flamenco

:romeo: :gambiters: :cocinicas: :coleguicas:

Una semana en Tokyo y alrededores, día 1

Este es el reto, mayormente. Planificarles una semana por Tokyo y alrededores a mi familia y a los amigos que se han animado a venir a nuestra boda el año que viene…

Lo primero que he pensado es buscar por internet, seguro que hay alguien que tiene un viaje más que planeado y posteado por ahí… nah, no me ha convencido nada lo que he visto: visitas a un Tokyo lleno de tópicos que muy poco tiene que ver con mi vida aquí y yo lo que quiero es que los míos se vayan sabiendo cómo paso yo mis días en esta ciudad, a donde voy los fines de semana, por donde me gusta pasear.

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Así que empezamos por descartar Akihabara, donde no voy nunca porque no me interesan ni las que se visten de chachas, ni mucho menos las idols esas que tan atravesadas tengo, que las cogía a todas y las ponía a cavar zanjas. ¿Chismes electrónicos?, no creo que ninguno de mis amigos venga a Tokyo a buscar una gameboy edición limitada para llevarse de recuerdo. Descartado, como descartado está Ginza que no aporta nada más que ver cuatro escaparates de tiendas de lujo que son iguales en todo el mundo y donde la gente malgasta un día entero para no ver nada, o el palacio imperial donde no se puede ver ná.

Total, aquí va la ikuguía para pasar una semana en Tokyo y alrededores como me hubiese gustado que me lo contasen a mi. Hago el asunto por partes para que no tarde mil meses en publicarlo y de paso contar cada día con el detalle que se merece:

Dia 1
Tsukiji, Hamarikyu, Odaiba, Onsen

¿Qué mejor que empezar con buen pie yéndonos a comer sushi?. Porque por muy tikismikis que seas para comer, coño, venirse a Tokyo para zampar en el McDonalds es como irse a Tolosa a pedir paella. Así que nos pegamos un madrugón que seguro que será patrocinado por el jet lag y nos vamos a Tsukiji, a la lonja de pescado donde los turistas no hacen otra cosa que molestar, pero que es algo que hay que ver de todas formas y ahora la cosa la tienen mejor controlada porque se entra por turnos.

Después, por supuesto, un buen sushi para desayunar con su sopica miso para pillar fuerzas y marcharnos, todo peripuestos, a los cercanos jardines Hamarikyu. Está todo a mano, se puede y se debe ir andando porque por el camino nos encontraremos con el edificio Nakagin capsule y el rascacielos de la Dentsu, que te dejarán pericueter pero como vamos con la tripa llena, pues pericueters campanters (jodé, «pericueters campanters»… y que me hayan sacado a mi en un libro de la ESO…)

El parque lo recorremos con calma, incluso estaría bien tomarse un té en la casa que hay en medio del lago. Que esa es otra, hay que tomarse un té en condiciones con su dulce en condiciones y en posición seiza encima de un tatami. Por muy amargo que esté el té y por mucho que duelan las rodillas, hay que probar que para eso os habéis cascao las horas de avión que os habéis cascao y no sólo para tirar cuatro fotos y decir que habéis estao, digo yo, ¿no?.

Jodé, anda que no llevamos ya cosas hechas, ¿eh?. Pues no hemos hecho nada más que empezar. En el mismo parque nos cogemos un barco que nos va a llevar en menos de media hora, a Odaiba que está enfrente (el tío Tosca tiene todo pensado, amigos!). Pasamos por debajo del Rainbow Bridge, y a la que nos queramos dar cuenta, estaremos ya en la bahía de Tokyo sin haber movido ni un músculo así. De Odaiba leeréis que es la «isla artificial» de Tokyo, ba, de isla tiene poco y lo de artificial nos da igual, el caso es que hay un montón de tiendas, centros comerciales y restaurantes donde pasar un rato, pero ba, que tampoco tiene mucha historia venirse a ver tiendas. Lo que hay que hacer es irse donde el Gundam, el robot este grande que han vuelto a poner y que a las en punto se mueve y hace tonterías, y después tirar para el edificio de la Fuji TV y subirse a la bola que hay encima del todo que tiene un observatorio. Si coincide que os van dando cerca de las cuatro de la tarde, ya esperaros un rato a que se haga de noche y así veis cómo cambia el panorama de Tokyo con todas esas luces que hacen que se haga de día de nuevo a su manera. Y todo desde allí arriba, con vistas privilegiadas de la bahía de Tokyo, con el Rainbow Bridge, la Tokyo Tower… incluso el Fuji si tenéis suerte.

Y como a estas alturas tenéis que tener más hambre que el tío Keké que hizo la dieta de la alcachofa, os voy a proponer el colofón perfecto: nos vamos a un onsen. Que diréis: «yo lo que tengo es hambre, no ganas de mojarme los pelendengues», ¡no preocuparse!. En el Edo Tokyo Onsen Monogatari nos ponemos un yukata, y pasamos a una réplica en miniatura del Tokyo de los años catapún donde hay un montón de restaurantes de todo tipo: Yakitori, Ramen, Tempura, Udón… aunque yo recomiendo aguantarse un poco y darse el homenaje después de haber pasado por las bañeras de agua caliente de donde saldréis que os coméis a un equipo de fútbol entero si os lo ponen delante.

Después ya si, ya por ley tenéis que comer todo lo que os entre remojándolo con unas jarras de cerveza porque estaré yo por ahí controlando el asunto. Jodé, es que lo estoy contando ahora y me están dando ganas de ir ahora mismo, madre mía que gustico de día!!! y que lo cuente de gratis!!!


¡¡Y no se ha acabado!!. Toca la vuelta, en Yurikamome, el monorail que se conduce solo. Yo recomiendo ponerse en el extremo del anden delante del todo y dejar pasar dos o tres trenes hasta que encontreis uno que tenga sitio en el primer vagón, porque la vista de noche por el medio del Rainbow Bridge entre rascacielos es impresionante y como no hay conductor, iréis en primera línea como si lo llevaseis vosotros y es algo que tardareis en olvidar (aunque esto depende del número de cervezas degustadas momentos antes)

Al llegar otra vez a Shinbashi, seguramente sólo os quede meteros a dormir porque el día ha sido más largo que largo. Si por lo que sea, todavía tenéis hambre, en Shinbashi a nada que andéis un poco dirección Ginza, os encontrareis pequeños restaurantes de yakitori debajo de las vías del tren, zamparse un último pinchico de carne asada con una buena cerveza puede ser el fin perfecto a un día bien bonico antes de pillar la cama con ganas.

Continuará…

2012

Va tocando ya echar el freno de mano. Ya va siendo hora de acabar de subir este repecho, sacar el bocadillo, sentarse a la sombra de aquél árbol y entre mordisco y mordisco hacer las paces con el sendero que llevamos pisoteando desde hace doce meses. Porque se acaba ya y sería de desagradecidos no tener la cortesía de reconocerle al 2012 el detalle de, al menos, habernos dejado sobrevivirle.

La línea de salida estaba helada. La escarcha de Enero le entumecía a uno hasta las criadillas que se antojaban tan diminutas como las ganas de salir a la calle. De ahí que se tuviese tiempo para escoger pensamientos, ponerlos en cierto orden y amarrarlos en escritos como aquel en el que me deleité viviendo otras vidas que se antojaban cientos de veces mejor que la mía propia a la que el invierno tenía apalizada día si y noche también.

Los sábados los dedicaba a correr distancias largas por el entrenamiento de la maratón y después apenas poco más que pasarme el resto del tiempo recuperándome de la somanta de frío y agujetas que me esperaba. Y, mira por donde, que me aficioné al ramen porque no sólo me proporcionaba los hidratos de carbono que necesitaba después de los carrerones, sino que me hacía entrar en calor poniéndome en condiciones de nuevo para cumplir con los planes de los domingos que eran, claro, con Chiaki. No fue raro, entonces, que un domingo nos fuésemos al museo de ramen de Yokohama a ponernos turcios de fideos. Y tiene su lógica, con la rasca que hacía, que alguno que otro nos metiésemos en bañeras de agua caliente en algún onsen como el Ooedo Onsen Monogatari de Odaiba donde siempre se echa la tarde por aquello de que lo tienen montado de manera que parezca el Tokyo de los años catapún.


Algo que pasó en Enero y cuya relevancia no supe valorar lo suficiente hasta hoy, es que hice tres o cuatro entrevistas de trabajo y renuncié al que tenía incluso antes de tener ninguna oferta en firme. La razón: la bronca totalmente irracional y fuera de lugar que nos montó el presidente de la empresa en la que estaba: un gordaco de más de 150 kilos incapaz de verse las rodillas y al que le das el canuto y un boli y no te saca la O en toda la tarde, como mucho te fríe el boli en una sartén y se lo come con ketchup. Digo que no supe valorarlo porque ahora después de casi un año, me entero que el fanegas ha cerrado la empresa en Tokyo y se la ha llevado a Filipinas dejando a todos sin trabajo. Y no digo nada del cambio de hacer mierdacas en PHP a programar en Ruby así como pasar de chustacontratos de seis meses a uno indefinido. Por suerte o porque no soy gilipollas y sé elegir, una de dos, no me ha tocado meter horas extras sistemáticamente en ninguna empresa aquí y eso tampoco cambió.


Febrero llegó, por fin, y con él la tan esperada maratón de Tokyo. Los cuatro meses anteriores de mi vida habían estado dedicados únicamente a prepararme física y mentalmente para ser capaz de correr, por primera vez en mi vida, 42 kilómetros de principio a fin. No había otra meta que llegar a la meta, no importaba el tiempo, el reto era no rendirse bajo ninguno de los conceptos. Empecé en la oficina nueva donde debía aprender Ruby on Rails entre millones de cosas nuevas más, pero yo la cabeza la tenía en el 26 de febrero. Con millones de toneladas de orgullo y a pesar de hacer un tiempo ridículo de más de seis horas, corrí y acabé la Maratón de Tokyo del 2012 y me deshice en lágrimas nada más llegar a la meta.



Justo justo cuando iba llegando Marzo, cayó la nevada de todos los años en Tokyo y con ella, prácticamente, se puso fin al último invierno que, espero, pasaré viviendo solo en mi vida, aunque por aquel entonces no lo sabía.



Y mientras yo seguía recuperándome de las agujetas, sin prácticamente darnos cuenta, se cumplió un año del gran terremoto de Kanto al que no le daríamos la importancia que le damos si no fuese por el tsunami que llegó después arrasando con todo. Fue tiempo de recordar, aunque fuese solo por ese día, tiempo también de no olvidar la zarzuela y la bachatta de los medios de comunicación que vinieron exigiendo con prisas algo que exigía, por respeto, ser recordado y madurado con calma.



De Abril sé que lo pasamos buscando piso porque se acababa el contrato del mío y la idea era irme a uno más grande, confiando en que los tres meses de prueba del contrato trajesen consigo muchos más sueldos. Y entre inmobiliarias y paseos, acabaron la Sky Tree y nosotros decidimos que nos volvíamos a España, pero al sur, a Extremadura donde estaban mis padres y donde hacía casi diez años que no volvía. Me encantó verles en su ambiente, claro, y saber que están allí tan bien o mejor que en Zalla. Además, aprovechamos para escaparnos una mañana a Sevilla y olé.





Cuando prácticamente teníamos ya un piso decidido para que me fuese a vivir, nos pusimos a hablar y pensamos en que pasar las noches a lo impar era la mayor perdida de tiempo del mundo, que ya de mudarnos, pues hacerlo juntos. Y decidimos casarnos, así, de sopetón, de un fin de semana para otro. No lo dudé porque ya sabía que iba a ser así tarde o temprano, la prueba está en alguien me preguntó si era feliz y supe al instante que no podía pedirle más a la vida que saberme así.



En Abril también debuté como profesor en las clases de cocina del Tío Chiqui con una receta de marmitako adaptada a los ingredientes de la zona. Allí nos cascamos tres marmitakos como tres plazas de toros, con su pedazo de salsa en la que untar el pan que el Chiqui nos enseñó a amasar desvelando la receta secreta de los Picazo.




También se gestó en este cuarto mes el tercer hito junto con casarme y la maratón del año 2012: el Chiqui me propuso hacer de telonero de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla que se venían a actuar a Tokyo. Tenía algo así como dos meses y medio para escribir un monólogo original, pulirlo, aprendérmelo y defenderlo a capa y espada delante de unas cien personas. Estaba claro que este año no iba a quedar la cosa tranquila, no…

Y mientras trataba de darle vueltas al monólogo pensando en abandonar tres veces al día, nos fuimos de viaje un fin de semana a Dougashima, fue de estos de ir una mañana y volver a la noche del día siguiente con fuerzas renovadas. Allí conocimos a Tomomi, una encantadora anciana que tenía bien claro cómo quería que fuese el resto de su vida.

En junio me mudé, por fin, a la casa nueva después de cinco años y medio viviendo en el mismo piso de Nishi Magome. Me vine a vivir más cerca de Shibuya a una casa con un par de habitaciones y una cocina en condiciones con vistas a vivir con Chiaki que se mudaría aprovechando las vacaciones de verano. Me llevé bastante disgusto porque el casero del piso anterior se quedó con el dinero de la fianza contándome que tenía que cambiar el papel de las paredes y no se que milongas más. Me dolió, no por el dinero, sino porque creía que teníamos muy buena relación y tanto él como yo sabíamos que no era cierto porque desde el primer día puse especial empeño en tener mucho cuidado con todo y además comprobé antes de irme que no había nada deteriorado… en fin.

Julio llegó y aquella noche el Chiqui me dijo que habíamos quedado con Ernesto Sevilla, Joaquín Reyes y su mujer, Victor, el representante de ambos y el Lorco para cenar. Me llevé a Chiaki, y la verdad es que me parecía mentira que estuviésemos allí mano a mano doblando cervezas con ellos. Nos lo pasamos muy bien a pesar de que al salir a eso de las dos o tres de la mañana, un grupo de estudiantes borrachísimos que estaban por allí se nos encararon y poco faltó para que nos liásemos a hostias. La vez que más cerca he estado en mi vida de pegarme con alguien, y tuvo que ser en Tokyo con Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, juas, parece un sketch. Eso si, les juramos y perjuramos que esto era rarísimo, que normalmente nunca tienes ningún problema de este tipo en este país… ¡menuda imagen!.

Y dos días después, pues el monólogo. Entre los focos, que no me dejaban ver a la gente y que después de soltar dos o tres chorradas el público respondía, los nervios se relajaron un poco y salió todo mucho mejor de lo esperado. Siempre le queda a uno el miedo horroroso de que no se ría absolutamente nadie. No fue así, y esto no sólo fue una de las cosas más alucinantes del 2012 sino que probablemente de toda mi vida. Repetiría mañana mismo, sin dudarlo.

En agosto me casaba, exactamente el último día del mes. Era un mero trámite: pasar por la embajada a hacer la entrevista y llevar los papeles al ayuntamiento, y después de que firmaran Carlos y el Señor Pikachu, nos fuimos a celebrarlo viendo una peli en el cine y después cada uno a su casa. En ese momento no era consciente de lo que acababa de hacer aunque tenía muchas ganas de hacerlo. Es ahora, cuando llevamos cinco meses viviendo juntos que se tiene cierta constancia de cómo va a ser la vida a partir de ahora. Y me gusta mucho el asunto. Mucho, mucho.

Ese mes también volví de nuevo al campamento de Karate con la familia Kanazawa al completo. Compartir tres días dedicados exclusivamente al karate en un pueblo perdido de Japón con profesores ya legendarios y famosos en todo el mundo me convierte en un auténtico privilegiado. Una vez más fui el único extranjero y sin embargo me sentí, de nuevo, como uno más. Aunque el fin de semana siguiente perdiese en el primer combate en el campeonato nacional.


En Septiembre me puse muy en serio con el ikulibro, tremendamente animado por la publicación de uno de mis posts en el libro de lenguaje de segundo de la ESO. Quería acabar las revisiones y enviárselas a Fran cuanto antes. Por alguna razón, quise publicar en el blog uno de los capítulos inéditos que escribí sobre mi hermano Javi. Supongo que esa nostalgia infinita que le entra a uno a veces por estar lejos… le quiero tanto…

También vinieron los de callejeros y estuvimos ahí grabando por Tokyo, la verdad es que nos lo pasamos muy bien, sobretodo en un karaoke al que fuimos. ¡¡A ver cuando lo sacan ya!!

Y en septiembre también celebramos los cumpleaños, el mío y el de Chiaki, por primera vez como el matrimonio Toscano que somos. Anda que no cambia cualquier cosa que se haga si se suman las ilusiones de dos.

En Octubre se celebró otra de las locuras del Tío Chiqui, ésta vez se trataba de enseñar a cortar jamón a japoneses. Como venía público hispanohablante y Raúl, el profe, habla japonés bastante mejor que yo, a mi me tocó la misión de traducir sus explicaciones a castellano. Mucho más fácil, sin duda, además me dejó tiempo para grabar un vídeo recordatorio del sarao que allí se montó:

Y mira que de vídeos iba la cosa, porque Carlos que estuvo en una clase anterior de cocina, también hizo uno a modo de promoción que le quedó la mar de simpático:

También fue Halloween otro año más y este me disfracé de un bicho que sale antes de las películas en los cines aquí, lo que hizo que todo el mundo se descojonara y se parara a sacarse fotos conmigo aunque yo no disfrutase mucho del asunto porque llevar una caja en la cabeza toda la noche fue un coñazo que no volveré a repetir…

Y llegó el frío, y con él la media maratón del Fuji de noviembre que en teoría me iba a servir de entrenamiento para la de Yokohama de la semana siguiente. Fui con muchas ganas y disfruté muchísimo del recorrido y las vistas. Una vez más me volví a sentir un privilegiado y no me arrepentiré nunca de meterme en tantos fregados. Si alguna vez me vuelvo de Japón, que pueda contar que aproveché el tiempo en exprimir lo que este país tiene que ofrecer más allá de dejarse la vida en la oficina o estar encerrado en casa delante de una pantalla.

El fin de semana anterior a la media maratón me fui a Hiroshima de viaje, sorpresón de Chiaki y viaje alucinante en todos los sentidos. Tanto por el museo de la paz de Hiroshima, como por el idílico paisaje de Miyajima. Recuerdos inolvidables, como inolvidable fue la intoxicación por ostras que me tuvo tres días encerrado en el cuarto de baño.




Mira tu por donde, que noviembre acabó con una desgracia: dos días después de la media maratón del Fuji y cuando quedaban tres para la de Yokohama, un coche se me cruzó y del frenazo que di nos fuimos la moto y yo al suelo. Balance de resultados: muñeca izquierda rota y escayola por un mes. O dicho de otra manera: ni maratón, ni examen de tercer dan de Karate, ni gimnasio ni nada. Lo que me dio mucho que pensar en este diciembre que se termina… ¡hasta arreglé el fin del mundo y todo!. Aunque en lo que más estoy invirtiendo mi tiempo, ahora que la actividad física se reduce prácticamente a cero, es en una página web que verá la luz muy pronto y que estoy convencidísimo de que os va a gustar. De momento no digo más, pero de Enero no pasa…

Menudo año… tantos y tantos buenos cambios, tantas nuevas experiencias… miedo me da pensar en que el 2013 venga la mitad de emocionante…

¡¡ Feliz año 2013 !!
:gustico:


Resumen de mi 2012:

Febrero
Cambié de trabajo
Corrí y acabé la maratón de Tokyo

Julio
Salí de telonero de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla

Agosto
Me casé con Chiaki
Fui a un campamento de Karate con la familia Kanazawa
Competí en el nacional de Karate

Septiembre
Los de segundo de la ESO empezaron a utilizar un libro de Lenguaje en el que sale un post mío
Vinieron a grabar los de Callejeros Tokyo

Noviembre
Corrí la media maratón del Fuji
Me partí el brazo

Diciembre
He empezado una nueva web que se hará pública en Enero
Una editorial está, por fin, leyendo el ikulibro y decidiendo qué hacer
He escrito un post biblico sobre lo que hice en el 2012


Ni maratón ni nada

Pues eso, el martes volviendo del trabajo con la moto le dio a un coche por meterse en mi carril de repente justo cuando yo pasaba. Frenazo repentino para no comérmelo y pon, al suelo con la mala suerte de que apoyé la mano izquierda y me he roto el brazo. Escayola por mes y medio según el médico, no hacer nada de deporte: ni karate, ni correr… si acaso dar paseos estilo abuelo cebolleter.

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Rabia infinita y resignación, total, no hay nada que pueda hacer para arreglar esto más que hacerle caso al médico y quedarme quieto. Eso sí, si yendo a 20 kilómetros por hora me caigo y me rompo un brazo, yendo a 50 no tengo claro qué habría pasado, así que jubilo la moto, no la arreglo ya!

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Demasiado peligroso para mi, dos hostias tontas y dos hostias que me han dejado tocado. Esto no vuelve a pasar!!

Ahora sólo me queda animar a Dani, Fernando y Luis en la media de Yokohama este domingo y acostumbrarme al sofá!

arrrr que rabiaaaaa
:viejuno: :posna: :cebolleter:

Corriendo bajo el Fuji

Después de un par de semanas de incertidumbre por culpa del trabajo, al final Chiaki pudo acompañarme a Kawaguchiko donde iba a correr mi primera media maratón alrededor de uno de los lagos que le hacen de espejo al monte Fuji cuando se despierta.

Aproveché esa mañana para adelantar lo que pude del libro enviándole más revisiones de capítulos a Fran hasta que la que me regala dormirse cada noche debajo de mi mismo edredón pudo volver a ésta, nuestra casa de prestado, desde el trabajo. Era bastante tarde, calculo que salimos de casa sobre las cinco y la hora del checkin del hotel eran las seís así que por mucho que las echáramos, las cuentas no nos iban a salir y el reloj no iba a parar de reírse. Estaba claro que el fin de semana iba a ir de pelear contra él y ya nos llevaba bastantes vueltas al ruedo de agujas de ventaja.

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No iba a caer en la novatada de la maratón de Tokyo de febrero, ésta vez me aseguré de no llevar prácticamente nada más que la ropa necesaria para soportar el frío que iba a hacer y si acaso un par de caramelos por si la garganta se seguía resintiendo. El resto lo ponían ellos: avituallamiento cada cinco kilómetros incluyendo chocolate, plátanos y bebidas isotónicas… sólo quedaba que nosotros fuesemos capaces de llegar a ellos.

En el segundo tren camino de Kawaguchiko íbamos ya media media maratón: gente de todas las edades aunque no razas: no me crucé con ningún extranjero pero esto dejó de importar hace tiempo, es más, confieso que me ha acabado gustando esa sensación, la de ser el infiltrado donde otros, quizás, no saben, no se atreven o no les interesa estar.

Íbamos de pies, pero un señor de cerca de unos sesenta años me tocó la pierna:

— Hay sitio para uno aquí al lado —me dijo señalándome el pequeño trozo de asiento que quedaba entre él y una chica concentrada en la pantalla de su teléfono móvil, el mundo allá afuera dejó de existir hace siete paradas— si hacéis el amago de sentaros, ésta se echará para allá y cabe uno.
— Chiaki, ¿te quieres sentar?, a mi me da igual
— No no, pero muchas gracias
— Eso, gracias
— ¿Vas a correr la maratón?, yo también —prosiguió aquel señor sonriente que bien podría ser mi padre— llevo cinco años corriéndola, tardo mucho, pero siempre la acabo, mira este año llevo zapatillas nuevas.

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Unas Asics de color naranja fosforescente hacían las veces de los zapatos que le correspondería llevar a alguien de su edad. Las traía puestas desde casa junto con una sonrisa que se le vería hasta desde atrás. No llevaba ni pantalón de pana, ni boina, ni bastón, sino mallas, gorra de beisbol y todas las ganas del mundo de azuzarle a la vida alejándose más y más de la fecha de caducidad que nos empeñamos en colgarles. Así quiero vivir yo, así tiene que ser la cosa esa de ser feliz: sentirse siempre con un ánimo tal que sea imposible reprimir las ganas de contarle a un desconocido lo que con la ilusión de un chiquillo se pretende hacer.

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Hora y pico después llegamos a la estación Kawaguchiko, la que queda más cerca del Fuji por este lado. El señor mayor llevaba levantado junto a la puerta desde tres estaciones antes, no veía el momento de salir de una vez, aunque tuvo el detalle de esperarnos en la salida de la estación y despedirnos con un «ganbatte» antes de desaparecer entre calles.

Mientras Chiaki llamaba al hotel, yo fui a recoger el dorsal y el chip que se lleva en la zapatilla para controlar los tiempos. Era de noche y hacía un frío del carajo, mucho más de lo que pensaba, la diferencia con Tokyo era de unos diez grados aproximadamente, lo que dejaba el asunto en un par de pares bajo cero.

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De alguna manera conseguimos subirnos en el último autobús lanzadera que nos dejó en la puerta del hotel que quedaba a unos 9 kilómetros de la estación. Al recepcionista no le quedaba nada, pero nada nada claro que al día siguiente yo pudiese presentarme a las siete y media de la mañana para correr la maratón. Resulta que se corría por la misma carretera por la que habíamos llegado, que no había otra, y que la cortaban precisamente por esto mismo así que estábamos totalmente incomunicados hasta que acabase. No hay trenes, ni autobuses y todos los taxis a los que intentaba llamar le decían que era imposible.

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De repente estábamos en la habitación de un hotel entre montañas tratando de buscar la forma de poder recorrer los 9km que nos separaban de la línea de salida. El Chiqui, Guillermo y Nerea resulta que se habían animado a venir y estaban en otro hotel, así que se me ocurrió llamarles por si cabía la posibilidad de que hubiesen venido en un coche alquilado y me viniesen a buscar, pero no fue así el asunto.

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Estaba ya mentalizado totalmente sobre la bilbaínada que sólo me quedaba por hacer: salir del hotel a eso de las seis de la mañana e ir corriendo los 9km hasta la línea de salida donde tendría como hora y media para descansar y empezar la media maratón hasta donde las piernas tuviesen a bien aguantar. Si una vez corrí 42km, esto debería poder hacerse, pensaba.

Menos mal que una última visita a la recepción del hotel nos trajo buenas noticias: un taxista estaba dispuesto a venir a buscarme a las cinco de la mañana, un poco antes de que cortasen la carretera, para dejarme en la estación. En ese momento me crucé con el primer extranjero que iba también a correr y tampoco tenía cómo ir, así que le ofrecí compartir taxi. Cuando supo la hora de salida, dijo que ni hablar se iba a pegar semejante madrugón, que ya si eso corría el año que viene.

Ahí es cuando me acordé del abuelo que venía en tren vestido desde casa…

Pero yo si tuve un par de luces más que el apagón de este tipo y por supuesto que madrugué. A las cuatro estaba ya en pie con la ropa puesta y deseando llegar ya a la estación para fantasear con un Fuji amaneciendo…

De repente aparecieron todas las estrellas que llevan años fuera de Tokyo, estaban todas allí arriba, yo creo que no faltaba ni una. El señor volcán fue una silueta negra, después blanca y finalmente un majestuoso monte cortado por la punta que ya no dejó de vigilarnos en ningún momento.

La carrera fue preciosa. No había prácticamente nadie animando, no bailaba nadie para nosotros como en la maratón de Tokyo, no era un evento tan popular ni multitudinario y sin embargo no pude evitar ponerme a llorar como un niño cuando al salir de aquél túnel, apareció de nuevo el Fuji con el lago Kawaguchiko bañándole los pies. No tuve que llegar a la meta como en Tokyo, apenas a los dos o tres kilómetros mis ojos ya sintieron que había que desaguar tanta emoción o nos íbamos a acabar ahogando los tres. Fue, sin ninguna duda, el lugar más bonito en el que me ha dado por ponerme a huir de unos o de perseguir a otros, según para donde se mire.

Llegué a la meta mucho antes de lo esperado, quizás iba con la mentalidad de la maratón y esto era menos de una media. Los 17km llegaron pronto y apreté el paso en los cinco últimos tratando de bajar el tiempo de hora y media, aunque no fue posible. Total: 1h 42 minutos con un ritmo medio de 6 minutos por kilómetro y 3 o 4 lágrimas por cada cuarto de hora.

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Ahora mientras escribo esto desde el ordenador de la oficina dos días después sigo notando las piernas cargadas, pero miro con ilusión a la siguiente media maratón que será este mismo domingo. Leo los mensajes que me mandan el Chiqui y Dani para quedar y no puedo evitar sentirme un poco como aquél señor del tren: con ganas de contarle al primero que pase que voy camino de Yokohama a poner un pie delante de otro y luego el otro delante de éste y luego el de atrás por delante del de delante…

… y el que se ha quedado atrás lo adelanto y … así hasta que llegue cuando tenga que llegar.

O no, porque ya dará igual.

Clase de corte de jamón

Es raro echarle un ojo a mi calendario y que haya fines de semana con el cuadradito conteniendo sólo el número. Ahora mismo acabo de abrir el de este mes que ya termina y aparecen allí mensajes del estilo de «preparar disfraz para Halloween», «correr 12km», «aprender kata Sochin»… si consigues aislarte del ruido de a los que les chirría el alma, el calendario es tu aliado encargado de gritarte que hay cosas que sabes que quieres hacer y que ya va tocando.

En la hoja del domingo pasado pone «Jamón Chiqui». Podría bien significar que tan excelso manchego me iba a regalar un patanegra, pero no fue así la cosa, no, estariamos más equivocados que el que fue de turismo a Francia por las sonrisas de sus gentes.

El asunto iba de organizar algo parecido a las clases de cocina española para japoneses… lo mismo… pero no: esta vez pretendíamos enseñar a cortar un jamón. Que diréis: para cortar un jamón hace falta un jamón, ¿no?. Efectivamente mis queridos Jordis Hurtados, de 9 kilos y pico sin ir más lejos:

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Y continuareis diciendo: pero para enseñar habrá que saber antes, ¿no?. Pues si, listos relistos que todo lo sabís y nada os callís. Nada más ni nada menos que Raúl, el protagonista principal (con permiso de la pata de bellota) de los hanamones, esa sublime ocurrencia de comprar un jamonaco y zampárselo a la sombra de los cerezos en flor:

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Ya sólo os falta decir, requetes, porque anda que sois requetes eh!?: entonces tu, mi gallardo garboso a la par que atractivo y viril Tosca, ¿qué pintas en todo este vodevil, opereta y/o/u sainete?. Pues pinto pinto, claro que pinto, pinto más que cuando le regalaron las plastidecor a la tía Ceci, no os digo más. Bueno si, os digo más, os diré lo que pinté ya que he empezado: resulta que también iba de traductor, pero como ésta vez había asistentes españoles y Raúl casca japonés como dos o trescientas veces mejor que yo, mi misión sería traducir lo que él dijese al castellano. La verdad es que lo tuve bastante fácil, el mayor percal lo tuvo Raúl pero no hubo ni medio problema, lo tenía todo preparadísimo.

Primero: explicación histórica de de donde viene esto del jamón, los tipos de cerdos, los tipos de jamones ibéricos, el proceso de curación, tipos de cuchillos, tipos de jamoneros… vamos, que salimos todos de allí con la lección aprendida… yo el primero, claro.

Segundo: Raúl pasó a la parte práctica donde ya el jamón fue cortado por el profesor primero y por los alumnos después. Allí se puso prácticamente todo el mundo a darle al cuchillo, hasta yo me animé aunque he de confesar que la lié pardísima… la «loncha» que salió de allí parecía más el tacón de unas catiuscas.

Pero te no creas que se acabó la cosa aquí, ya te estás volviendo a equivocar, como el proctólogo de Bruce Banner que insistía en seguir haciendo pruebas. Resulta que Chema, al que seguro que conocéis como «El niño cagao» porque ha salido más de una vez por la tele, se trajo la guitarra y allí se lió la de Dios es Cristo junto a Yui a la percusión: flamenquito del bueno en el corazón del barrio koreano de Tokyo co-presentado por un vasco, ahora me vienes a hablar de nacionalidades y nacionalismos si ves que eso.

Y a pesar de que se estaba formando allí una película de Almodovar, Raúl no dejó en ningún momento de cortar jamón, aunque Yoshiko, Gami y Sachiko se animasen a bailar, aunque Pili y Nerea nos dejaran pericueters con sus sevillanas… Raúl no paró hasta tener cuatro o cinco platos llenos de jamón. Y los demás tampoco pararon hasta tener los cuatro o cinco platos vacíos, no tengo todavía claro quien se esforzó más…

Otro lio más a añadir a la lista de gusticos gusticados… si señor! Ojo que el Chiqui lo contó también aquí, ¿eh?.

:gustico:

Ensayo final del monólogo

¿Os acordáis del monólogo con Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes?, a mi a veces me parece mentira que aquél 7 de julio me subiese ahí a contar las chorradas que se me ocurrieron. El caso es que me ha dado por pensar en que el guión original cambió mucho con el tiempo, en parte por mi propia censura y en parte por la ayuda de los que estuvieron ahí ayudándome a darle vueltas al asunto: Chiqui, Carlos, Guille

Hoy viendo el vídeo en youtube (¡¡que ya tiene más de 10.000 visitas!!), me he acordado que la semana anterior a la actuación grabé en casa un vídeo yo sólo soltando el monólogo completo en plan ensayo general y se lo mandé a éstos para que me diesen la opinión final y hacer los cambios de última hora que hubiese que hacer.

Me ha hecho gracia volver a verlo, está el monólogo entero entero con cosas que se me olvidaron la noche de la actuación y que fue una pena no haberlas soltado. No hay risas de fondo, pero se dice todo del tirón y sin nervios… ¡a ver que os parece!



El vídeo de aquella noche todavía lo sigo viendo y partiéndome con estos dos, sobretodo me hace especial ilusión cuando Joaquín lee parte del papel y me felicita, jajaja.

¡Buen fin de semana!
:gambiters:

Clases de cocina para japoneses, el vídeo

Un día se nos ocurrió llevar a Carlos a las clases de cocina para japoneses que organiza el tío Chiqui conmigo a los mandos de la traducción simultánea albacetoshibuyense. De ahí estaba claro que tenía que salir algo bueno, la espera ha merecido la pena…

:gustico:

Clases Cocina Española[ JP] del CaDs en el Vimeo.

¡Actualización!
:felicianer:
¡la versión con textos en castellano!

¡¡ Gracias Carlos !!
:gusteresque: :cocinicas: :gusteresque:

Tomatina japonesa, medias maratones, Fuji, Taiko…

¡Buenos días y bienvenidos al parte mañanil mañanero contado por un Toscanín Toscanero!

Vayamos, sin más dilación, con el parte del día en cuestión:

La tomatina japonesa

Una de las cosas más famosas de las hispanias aquí en los nipones aparte de mi instant idol Ceci…

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… son los San Fermines y la tomatina. Que estaría bien que fuesen los aurreskus y los pintxos del EME de Bilbao, pero no ha cuajado el asunto, qué le vamos a hacer. Bueno, pues total, que este domingo hay una tomatina a lo japonés cerca del río Tamagawa. Lo organiza «Tomatina House» con el logo más feo que he visto en mi vida, y como en Japón hay más gente que en la cola para pegarle a Rajoy, el asunto va con aforo limitado: sólo se pueden apuntar cien personas. Cada uno apoquina 2500 yenes, y en una plaza de cuatrocientos metros cuadrados preparada para el evento, a tirarse todos tomates como si no hubiese sol naciente mañana.

Entre las normas está la de «no arrancar ropa de la gente, especialmente de mujeres», jajaja, por lo visto el que lo organiza ya sabe el asunto!!.

Y ojo que hay polémica! por internet hay dos tipos de gente, los que están encantados con la idea, y los que se quejan por dos motivos: porque es un total y absoluto desperdicio de comida que bien podría enviarse a Tohoku, y los que dicen que vaya idea más original copiar algo de otro país, que vaya sinsorgos, como si en Japón no tuviesen suficientes matsuris autóctonos…

Viendo el precio de los tomates en Japón, no tengo muy claro cómo les saldrá rentable el tinglado, aunque seguro que no se haría si no sacasen chines, esto es así.

En fin, un buen plan para la tarde del domingo. Ir a tirarse tomates no, porque el aforo está completo desde hace meses, pero ir a ver no se descarta, seguro que hay ambientillo.

Por si alguien se anima: estación futagotamagawa, sobre las doce del mediodía.

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La media maratón de Yokohama

Una horrorosa tarde de enero que me tocó correr unos veinte kilómetros por el entrenamiento para la maratón de Tokyo llegué a casa jurando en hebrew maldiciendo mi propia estampa por meterme en camisas de eleven varers. Las pasé tan tan pu田s, calado hasta arriba, muerto de frío, con rozaduras a ambos lados de mis soberanos y las piernas pa Tudela… que me prometí que una y no más, Santo Tomás.

Hasta que salí el día de la maratón y sentí que estaba más vivo que en toda mi diminuta y saltarín vida. Eso había que repetirlo de todas todas, como que ya estamos apuntados para la del año que viene, no te digo más. A ver si hay suerte y me cogen y vuelvo a morirme entrenando para vivir dos veces ese día.

Por si acaso, me he apuntado también a la media maratón de Yokohama, que ahí no va por sorteo. En principio a modo de entrenamiento para la de Tokyo, pero seguro que va a ser una gran experiencia salir ahí el 2 de diciembre a patearnos el barrio chino. Encima el Chiqui también está apuntado, esta vez legal (jaja, por cierto, me descojono, pones «albaceteño» en Google y sale el segundo!!!)

La presión dentro del Fuji

No nos olvidemos que el símbolo por excelencia de Japón no deja de ser un volcán. Yo no estaba todavía ni pensao por mis padres, pero se dice que la última erupción fue allá por el 1707. Pues bien, agarrense los machos, ahora mismo el Fuji tiene algo sí como 16 megapascales de presión, que debe ser como 16 veces más que la que tenía aquella última vez.

Una de las réplicas del gran terremoto del año pasado, especialmente una de magnitud 6.4 sobre la zona hizo que se vigilase más de cerca, y se han encontrado indicios que hacen que aumente la probabilidad de que entre en erupción de aquí a tres años: gases que se emiten desde el crater, erupciones de agua caliente y lo que quizás dicen que es más decisivo: una falla de 34 km que se ha encontrado justo debajo del volcán

La media maratón del Fuji

Genial noticia la anterior que da pie a la última historia que quería contar: me he apuntado, también, a la media maratón del monte Fuji.

Como dijo mi amigo Pablo:

…total, si pasa ya os pilla corriendo…

Esta carrera es justo una semana antes de la de Yokohama, y la verdad es que me apunté por lo impresionante del lugar. La media maratón consiste en darle una vuelta al lago Kawaguchi que está pegado a mi amigo el revoltoso volcanete, yo esto lo hice en coche una vez y es un paisaje realmente espectacular… tiene que ser una gozada correr esto en plena naturaleza y además en otoño, Japón 100%!!

La clase de Taikos

Una de las webs que hacemos en mi trabajo es de cupones, podría decirse que es un clon de Groupon a lo japonés. Nosotros hacemos el sistema, pero los que meten los cupones están en otro lado, así que no sabemos qué se va a vender y que no. Estábamos ahí haciendo unos ruby debuggers cuando de repente apareció un cupón para ir a clases de Taiko… ¡nos apuntamos cinco!. Ayer fuimos a la primera clase, y la verdad es que nos lo pasamos muy muy bien. La cosa es chunga, hay que tener sentido del ritmo y mucha mucha coordinación, pero pinta muy bien y es muy divertido. No descarto yo que esto se convierta en otra toscactividad habitual más… me pilla más o menos cerca del curro y como me cuadre un día a la semana con las clases de Karate, ya me veo ahí dándole caña!

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¡¡ Buen fin de semana !!
:gambi:
¡haced bueneces!

El único combate del campeonato

El sábado fue el campeonato nacional de Karate, creo que va por el cuarto al que me presento desde que estoy aquí. Salí bastante intimidado por el tío con el que me tocó, quien, por cierto, llegó a la final ganándonos a todos y cada uno de los que estábamos allí. Pero luego viendo el vídeo que grabó Héctor, me he dado cuenta de que el único punto válido y claro de los tres que me hizo fue el primero. En el segundo, el árbitro marca un mawashi geri que paré con el brazo, y el tercero es simplemente un rifirafe en el que no queda nada bien marcado el punto.

Vamos, que perdí y no fui capaz de marcarle ningún punto, pero los suyos tampoco fueron nada claros, aunque viendo el resto de combates, tengo claro que me habría ganado de todas todas.

En fin, una experiencia más!!

Dentro vídeo!!

Campamento de Karate 2012

Este año volví a ir al campamento de Karate que se organiza todos los veranos en Chiba. Con la cosa de la maratón, me perdí el del año pasado, así que cogí este con muchas ganas, todavía más cuando me enteré que era Daizo Kanazawa el que lo organizaba, uno de los hijos de Hirokazu Kanazawa. Mi sorpresa fue enorme cuando vi que en realidad vinieron la familia al completo!! Daizo, Nobuaki y Fumitoshi, los tres hijos de Kanazawa. Para quien todavía no lo sepa y quizás le interese, Hirokazu Kanazawa es uno de los pocos alumnos directos vivos de Gichin Funakoshi, el fundador del Karate-do. Vamos, que es una leyenda viva del Karate, ¡¡y nos fuimos de campamento juntos por segunda vez!!.

Son tres días de budo en su máxima expresión, tres días en los que algo así como cuarenta chavales y diez adultos convivimos en un ryokan con el objetivo de aprender más de lo que sabemos, de practicar con gente distinta, de saber un poco más de los demás y a la vez tratar de que los demás sepan un poco cómo somos nosotros.

Se respetan mucho los rangos, si ves a un profesor cargando algo, lo suyo es que se lo cojas y lo lleves tu sin que nadie te diga nada. Y lo mismo se te aplica a ti: cualquiera que tenga menor cinturón que tu debe ganarse tu respeto ayudándote, haciéndote más fácil cualquier actividad. Esto me sorprendió bastante, a mi los chavales me llamaban Sensei, y el señor de cuarenta y pico años con el que compartí habitación no me dejó hacer prácticamente nada: cuando me iba a dormir, ya estaban los futones preparados, cuando salía un momento por la mañana al despertar, al volver el futón ya estaba recogido, ¡hasta me lavó el karategi!. Y todo de una manera sutil, sin alardear de ello, sólo cuando yo preguntaba, él contestaba: «¡el karategi está limpio!». «Si, lo lavé ayer con el mío, espero que no te importe», y después reverencias y yoroshikus.

Aunque suene redundante, todo gira en torno al Karate. Cogimos un autobús desde Tokyo y nada más llegar al ryokan, no tuvimos casi ni diez minutos para ponernos el karategi y empezar las clases en un pabellón cercano. Clases de tres horas, impartidas por los cuatro miembros de la familia Kanazawa, quizás las cuatro personas más representativas y conocidas del Karate Shotokan a nivel mundial. Clases magistrales, divertidas, serias, sacrificadas, dolorosas, asfixiantes… clases sobre un suelo de madera en un pabellón de un pueblo pesquero que nada tiene que ver con la locura que es Tokyo. Un grupo de personas dándolo todo al ritmo que marcan las cigarras allá afuera, quizás clases como eran antiguamente cuando el anciano que tengo delante era el joven que estaba delante de otro anciano.

Y después a comer tratando de que los chavales se dejen lo menos posible en los platos. Comida hecha por una abuela, la madre del dueño del ryokan, que todos los días vino a contarnos lo que había preparado y a decirnos que había más en la cocina, que si íbamos con el plato nos lo rellenaba. Comida japonesa casera, ¡qué mejor forma de recuperarse de la paliza de la clase!

A la noche nos tocaba reunirnos a los mayores con alguna que otra cerveza de por medio. Los profesores hacían balance del día y nos contaban la agenda del día siguiente encargándonos tal o cual tarea. Después sólo tocó seguir bebiendo deleitándonos con las anécdotas de Kanazawa Kancho: sus viajes por el mundo, su relación con Gichin Funakoshi, la anécdota de Elvis Presley, la de Bruce Lee… anécdotas complementadas por el resto de profesores, sus hijos, que aireaban tal o cual recuerdo de cuando eran críos y su padre volvía de tal o cual lejano país a darles el beso de buenas noches con algún regalo exótico esperándoles por la mañana.

La noche se alargó mucho aunque al día siguiente a las seis y media tocaba salir a correr por la playa. Yo me cuidé de beber demasiado sabiendo las horribles resacas que tengo, así que estaba bastante fresco. Aún así, correr por la arena de la playa es bastante duro, más si encima le añadimos las agujetas de la clase del día anterior. Pero aunque el madrugón es horrible, el gustico que da estar al lado del mar a esas horas de la mañana compensa de sobra.

Luego desayuno de los de coger bien fuerzas, y a la clase de nuevo. Otra de tres o cuatro horas de no parar en ningún momento, aunque esta vez teníamos motivación doble: al acabar nos íbamos a la playa.

Allí fuimos unos cuantos mayores de avanzadilla para buscar sitio, y luego estuvimos con los chavales bañándonos teniendo mucho cuidado con los más pequeños que no tendrían más de cuatro o cinco años y no querían más que meterse donde les cubría enteros. Menudas risas nos echamos. Además después tocaba lo de las sandías, se trata de ponerle una venda en los ojos a un chaval, darle un palo y después de hacerle girar sobre sí mismo tres o cuatro veces, guiarle para que le pegue un palazo a la sandía y la abra en canal para todos.

Esto es unas risas porque algunos chavales juegan a despistar y le dicen todo al revés… así luego hay accidentes…

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Pero al final comimos sandía, nos pusimos tibios!!.

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Y ya vuelta al ryokan donde la noche estaba lejos de acabar. Tocaba barbacoaca!!! encima como yo había estado todo el rato cuidando a un chavalico, me libré de cocinar y sólo quedó ponerme hasta arriba!!. El chavalico este, por cierto, más majo que ni sé!!

Después nos fuimos de hanabi!! Daizo Sensei había ido a una tienda de Asakusa donde te hacen fuegos artificiales a la carta, y madre de Dios lo que llevamos ahí. Nos lo pasamos muy muy bien, yo creo que los adultos mejor que los chavales!!!

Y aunque el domingo tocaba otra vez diana, de nuevo nos juntamos los mayores a hacer balance a modo de excusa para apurar un par de botellas de shochu. Allí salió el tema de mi boda y fui el centro de atención, muy a mi pesar, durante un buen rato, hasta Kanazawa Kancho me felicitó!!

El último día, después de la salida a correr de madrugón, tocó la última clase, quizás la más especial de todas porque todos estábamos exhaustos del intenso fin de semana, las piernas nos sostenían de milagro, así que hubo que echarle vísceras al asunto…

Ya solo tocó recoger, sacar una última foto de grupo y tirar para Tokyo por la carretera que va por debajo del mar. Allí el autobús hizo un descanso aprovechando el pedazo de día que hizo y la verdad es que había unas vistas con Tokyo al horizonte que quitaban el sentido…

Menudo fin de semana… buff!!!

Osss

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