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Kannon Ofuna

A Kamakura he ido un montón de veces, está como a una hora de mi casa y hay un montón de templos a parte del Daibutsu y encima tenemos el mar al lado, que darse un paseo por Enoshima es una gozada.

El caso es que un poco antes de llegar, desde el tren siempre veía una pedazo de estatua que sobresalía en una montaña, y siempre digo que voy a ir… hasta este domingo que por fin me planté allí, en Ofuna.

Lo que uno se encuentra es un pueblecito pequeñito en el que no hay mucho misterio que descubrir a parte de la estatua, pero la verdad es que merece la pena parar un rato para hacerle una visita porque tiene su aquél. Es algo así como la novia del Daibutsu, aunque ésta es de cemento y mide 25 metros, mientras que el Buda mide 13.5 metros y es de bronce.

Nada más llegar ya nos indican la salida bien claro y luego tenemos que atravesar el puente y tirar para la montaña, que se sabe bien cual es porque anda que no sobresale el asunto ni nada…

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Ostras!, en esa foto parece una piruleta, jajaja. Bueno, pues después nos metemos por la calle que queda un poco a la derecha y tiramos por la cuesta de la izquierda, ojo que a la derecha hay unas escaleras pero que por ahí no se puede ir. Después de subir un poco, no mucho, nos encontramos con la entrada donde tendremos que apoquinar 300 yenes y a partir de ahí ya subiremos unas escaleras hasta llegar a la susodicha.

Por el camino de subida había pequeñas estatuas Jizo, a las que habían dejado un zumo como ofrenda…

En la página del templo y en el blog de Jordi Hurtado explican muy bien la historia, pero por lo visto empezaron a construirla en 1926 pero pararon en 1934 por culpa de la segunda guerra mundial. Finalmente retomaron el proyecto en 1954 y la acabaron en 1961. Es todo cemento que contiene piedras traídas desde la zona cero de Hiroshima y Nagasaki como homenaje a las víctimas de las bombas.

Se puede entrar dentro donde tienen un pequeño altar y una sala diminuta con algunas fotos de cuando la estaban construyendo, no hay nada más.

Vamos, que lo que tenemos es una estatua blanca enorme en lo alto de una pequeña montaña desde la que se ve el pueblo, que impresiona estar ahí al lado y que merece la pena pasarse un ratico si estamos en Yokohama o camino de Kamakura, pero que no nos llevará mucho rato, una hora como mucho. ¡Yo pasé la mañana como un señor!

Se va fácil, o nos pillamos la línea Shonan-Shinjuku desde Shibuya que nos deja en 38 minutos, o nos vamos a Shinagawa y pillamos la línea Tokaido que nos deja en 32 minuticos… y un poco antes tenemos Yokohama, y un poco después tenemos Kamakura

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La mejor foto de Mayo

Mi tercer tsuyu en Japón.

Me toca vivir por tercera vez la época en que las nubes deciden adelgazar todas juntas y todas a la vez desde allá arriba mientras aquí abajo nos dedicamos a coleccionar paragüas transparentes de 300 yenes de los combinis y nos acostumbramos a que el bajo del pantalón tenga un tono oscuro y los calcetines suenen al andar.

Allí donde la bici tiene tornillos aparece óxido que la afea añadiéndole, de golpe y tormenta, el aspecto de ser mucho más vieja de lo que en realidad era hace una semana.

Las tiendas sacan sus inventos para que envolvamos los paragüas y que así no tengan que fregar el suelo muchas más de veinte veces al día, los guardias se ponen unas bolsas ridiculas de plástico en las gorras que les restan autoridad y los empleados de las peluquerías sonríen el doble a las señoras que se atreven a entrar desafiando todo lo que tenga que ver con isobaras.

Y esta es la tercera vez que yo me niego a quedarme en casa por muy feo que me lo pinten los telediarios con tanto rayo y tanta nube de photoshop encima del mapa.

Si este domingo no hubiese salido, no habría visto a este chico que bajo la tormenta estaba dibujando el jardín del templo que tenía enfrente.

¿Y perderme momentos como este?… eso si que no.