Últimamente estoy enfrascado en la recta final del ikulibro, por eso he dejado de lado el blog pero es que o me pongo en condiciones o va a ser algo que no se va a acabar nunca!!. Y como no me gustaría más que verlo terminado, el tiempo libre que me queda después de la oficina lo estoy dedicando a ello.
No queda mucho más ya, después retomaré el ritmo habitual de actualizaciones blogueriles toscaniles tokyoteras. ごめんね!
Total, que vengo a contar que llevo ya dos meses y medio en la nueva empresa. Mi periodo de prueba es de tres meses, así que en dos semanas me enteraré de que va a pasar conmigo, si seguiremos ahí rascando teclas por Shibuya o me tocará entrajetarme y salir a buscarme los ramens por otro lado.
De mientras puedo decir que estoy muy contento, que vamos por buen camino.
Para mi un trabajo ideal debe tener dos puntos esenciales:
1- Que me motive, que me guste, que las horas pasadas dentro de la oficina no se sientan como horas desperdiciadas de mi vida. Que cuando salga de allí, me vaya con el gustico puesto.
2- Que me permita seguir con mi vida, con lo mío: esencialmente las clases de Karate que empiezan a las siete de la tarde, con lo que es imprescindible que pueda salir una o dos veces por semana sobre las seis para poder llegar a tiempo.
Al margen están el tema económico y las condiciones laborales, que en este caso cuadran estupendamente: de pasar el periodo de prueba, me mudo a un contrato indefinido directo sin subcontratas ni tocapeloters de por medio. Si estar de seis en seis meses me estaba comiendo la moral en la empresa anterior (al margen del fanegas zampatronchos), la tranquilidad que me va a dar el contrato indefinido va a ser impagable.
¡Ya llevo unas cuantas empresas! juas, acabo de contar y me han salido ocho (la mitad en Japón), vaya pataliebre estoy hecho… el caso es que en cada una se hacen las cosas de una manera. Aquí va lo que hace única a mi empresa actual:
– Tenemos dos reuniones diarias: a las 11 de la mañana y a las 5 de la tarde. Por la mañana, cuando llega la hora nos ponemos en pie y el jefe de equipo va uno por uno preguntándonos qué tenemos planeado hacer ese día y cuándo pensamos que lo vamos a acabar. En el caso en que haya otra cosa mejor que deberíamos estar haciendo, nos lo dice. Por la tarde contamos lo que hemos conseguido hacer hasta ese momento tomando como referencia lo que hemos contado por la mañana. Tal y como yo lo veo, no son reuniones de estas de pedir cuentas, sino que valen para hacer equipo: todos sabemos lo que los demás están haciendo en cada momento, y si hay algo en lo que podemos ayudar, lo decimos allí mismo. De igual manera, sirve como medio de autopresión: te esfuerzas por trabajar y tener algo que contar por la tarde.
– A las cinco, justo antes de la reunión, todos nos levantamos y empezamos a limpiar la oficina. Hay turnos asignados que se rotan cada día: dos pasan la aspiradora, otro borra las pizarras blancas, otro tira la basura y el resto limpiamos el polvo. Es obligado, no importa que estés hasta arriba de trabajo en medio de un lío, allí hay que pararse, levantarse y limpiar. Limpiar todos los días es exagerado, pero tener que hacerlo implica apartar la vista del ordenador por un rato, levantar el culo de la silla y hacer «algo» de ejercicio que creo que viene muy bien a modo de terapia de desintoxicación contra estar inmerso en el mundo de los unos y ceros.
– Estamos continuamente haciendo pasos a producción. Al día se harán tres o cuatro sin exagerar, el entorno de trabajo es mega dinámico: siempre están cambiando cosas en la web que mantenemos, continuamente. Todavía recuerdo las dos o tres semanas que se tardaba en poder cambiar cualquier chorrada en la empresa anterior en la que estaba.
– Se programa con Ruby on Rails, aunque tenemos aplicación para Android y para el iPhone. Yo soy el encargado ahora de la del iPhone, y la verdad es que aunque al principio Objective-C es un Crister Jobs, luego mola mucho probar y programar cosas para el cacharrico manzanil. También me encargo de mandar las actualizaciones a la Apple Store, hacer los screenshots que aparecen ahí y tal. Está chulo chulo!
– Al fondo de la oficina hay una televisión enorme en la que tenemos herramientas que nos dicen en tiempo real las visitas en cada momento, ejecutan los tests de la aplicación, nos chillan si algo no funciona y nos muestra gráficas del rendimiento de la web dividido por capas: servidor, base de datos, javascript. Cuando algo tarda un poco más de lo normal, la gente se pone manos a la obra para identificar el problema porque el jefe dirá algo cuando lo vea… ¡y estamos hablando de milisegundos!.
– Hay dos sonidos que la herramienta de ejecución de tests nos casca a todo volumen cuando termina: uno que nos anuncia que todo ha ido bien, y otro cuando algo está mal. El de sistemas cambia el de error cuando le da por ahí. Cuando yo entré sonaba un japonés pegando gritos, ahora hay un sonido en plan game over de las maquinitas de los 80. Unos días le dio por poner el mismo sonido de la alarma de los terremotos de los móviles, y aquello fue un sinvivir!!! menudos sustos!!. Ah! cuando los tests salen bien, un coro suelta un «Aaaaaleluyaaa» ahí.
– Aunque estamos cuatro rascayús extranjeros, en la empresa se habla japonés. Las dos reuniones diarias son en japonés, los emails vienen en japonés y el jefe te explicará lo que tienes que hacer en japonés. Yo no me entero de todo, ni mucho menos, pondría que me cosco de algo así como un 70% de lo que se está cociendo en cada momento, lo que no está mal (soy el asentidor profesional del reino, no hago más que asentir y decir hai prácticamente siempre). Eso si: tenemos la suerte de que luego siempre podemos preguntarle al americano que sabe un huevo, se entera de todo y nos lo cuenta.
– Trabajo a cinco minutos andando de Hachiko en Shibuya, lo que significa que puedo aprovechar la hora de comer para pasarme por la Apple Store a curiosear el nuevo iPad (¡lo tengo ya!, juas!), al Bic Camera a probar la D800 o al Don Quijote a comprarme la mayor gilipollez que tengan, por no hablar de los mil millones de restaurantes distintos que hay. Salir de trabajar y estar en el centro de Shibuya mola mucho. El efecto negativo: cuando no me quiero ir a casa directamente, me voy a compra ropa… tengo tres pares de zapatillas nuevas desde que empecé, y sólo llevo dos meses…
– Todos los lunes tenemos una reunión «de mejora». Allí se habla de qué podemos hacer para mejorar, que vendría bien utilizar para el proyecto o que procedimientos convendría cambiar para que todo fuese mejor. Normalmente son un coñazo enorme, pero de ahí salen tareas que nos tocan a cada uno: tu Oskar prueba esta nueva herramienta y la semana que viene nos dices que te parece… suelen sacarse conclusiones bastante interesantes al margen de conocer cosas nuevas que no usamos.
– El entorno de trabajo es muy abierto: si tienes una buena idea, se la sueltas al jefe de equipo y es muy probable que te creen una tarea para que la hagas. Yo le conté la semana pasada lo que pensaba que se podría hacer para mejorar la aplicación del iPhone, y es lo que he estado haciendo hasta ayer. No hay gilipolleces del estilo de tu haz lo que yo te digo y punto, hay sentido común y ganas de hacer las cosas bien.
– El horario es flexible mientras no te vayas antes de las seis de la tarde ni entres más tarde de las diez de la mañana. De todas maneras si sales antes de las siete, lo normal es decirlo en la reunión de la mañana por si alguien contaba contigo para algo, aunque no suele haber problema nunca. También tenemos máquina de fichar y a final de mes mandamos una excel con las horas trabajadas con las que nos calcularán el sueldo.
– Trabajamos en mac y… es otro mundo, simplemente. No me había dado cuenta hasta ahora de la cantidad de tiempo perdido peleando con Windows, ¿cómo había podido yo sobrevivir en este mundo sin usar el terminal?… ¡¡ me avergüenzo de mi yo pasado !!.
Y esto es lo que hay. A ver si hay suerte y cuando me vaya a España dentro de un par de semanas de vacaciones, lo haga sabiendo que en Mayo sigo teniendo currelo en el mismo sitio!!. Es que si no, iríamos ya por el noveno cambio de trabajo y no es plan ya!!
Ah!, mientras escribo esto, tengo al lado el MacBook Pro del curro, y es que resulta que el lunes tenemos simulacro de terremoto. Visto lo que pasó el año pasado, vamos a hacer como que no hay manera de ir a la oficina y que nos toca quedarnos en casa a trabajar. El martes contaremos si hemos sido capaz de poder hacer nuestras tareas con mayor o menor normalidad mientras se mantiene la web activa. Por una parte mola la idea, y por otra asusta, ¿eh?.
¡¡Buen fin de semana!!