Es tradición aquí hacer una visita a principios de año a un templo y aventarle por lo bajini tus rezos a quien sea que creas que te escuchará en tan solemne lugar. Dentro de mi almendra me guardo la firme opinión de que a nada que uno le de un par de vueltas, esto de pedirle cosas a trozos de madera con ojos pintados es de las acciones más delirantes que el ser humano ha ideado.
Pero bueno, como tampoco quiero ser el novio vinagres que no es capaz de adaptarse, raro será verme negarme a hacer esta visita con mi joven novia de entonces que nunca habría pensado que fuese a ser la madre de mis hijos ahora. Dos, ni más ni menos, quién me lo iba a decir a mi…
Hostia es que mira que es guapa mi mujer y lo poco que se lo digo, joder.
Total, que antes de casarnos, como no podíamos vivir juntos, pues quedábamos el primer día del nuevo año para ir al templo que quedase a mitad de camino entre su casa y la mía para, insisto, rogar que un cacho de un árbol pintado nos solucionase la vida. Menos mal que se reza en silencio, bastante tenía yo con aguantarme la risa con la comedia.
“Dame salud y dinero y esas cosas y que no se me note demasiado que no me creo nada, por favor”
Lo que no me hacía gracia, ni por dentro siquiera, es la cola que se solía formar para tan absurdo pero noble acto… el número de esquinas que la gente doblaba era directamente proporcional a lo cerca que estuviese el templo de una estación de la línea Yamanote. Y hostias, que a principios de año no estábamos en pantalones cortos precisamente.
Noten ustedes que hablo en pasado porque resulta que la mujer con la que me casé vivía en un templo, que su padre era monje budista y que ahora lo es su hermano mayor. Y que la comida de principios de año la hacemos allí, en casa de mi suegra, que tiene un altar enorme y un taiko de medio metro de diámetro y hay un señor que es mi cuñado que se rapa el pelo y tiene gafas y le mete cera al tambor mientras murmulla movidas a lo Antonio Ozores a la par que toda mi familia política le hace los coros con un rosario entre las palmas de las manos y los ojos cerrados.
Vamos, que hace más de una década ya que no tengo que hacer cola para rezar porque monto a los críos en el coche que tenemos aparcado en la puerta de mi casa y lo siguiente que sé es que estoy en un templo comiendo movidas que no quiero ni preguntar que son, pero que están muy buenas y después basta subir al piso de arriba para ponerse delante de nuestro trozo de madera con ojos y pedirle cosas en silencio que, oye, con la tripa llena parece que uno se aguanta la risa mejor.
Y allí me veo yo: un pueblerino de 47 años que tenía 15 antes de ayer y daba la vuelta a Ibarra comiendo pipas con el Pirri por Zalla, rezándole a un altar budista, tan acostumbrado ya a sentarme en seiza que ni se me duermen los pies ni siquiera añadiendo el peso de mi hija sobre las rodillas.
Con un rosario que me dan que no sé si sirve para tener más wifi con el servidor al que llegan los rezos o qué, moviendo los labios así como si estuviese yo también Ozoreando en japonés antiguo mientras pienso, para mis adentros, chorradas del estilo de que si te sientas demasiado atrás en el váter, el chorrillo te dará en las pelotas y de repente eso parecerá el campanario del pueblo llamando a misa. Y me apunto twittear esta mierda mientras me aguanto la risa como un jabato porque el resto de adultos de esa habitación se toman la movida muy en serio y el respeto debe ir por delante, sobretodo si es familia.
Y además, que en casa de mi suegra, que es un templo, se come divinamente.
Un día de estos vas a tener un disgusto por no poder aguantarte la risa, verás…
Y dile más a tu mujer lo que piensas, que mientras sea bueno seguro que se lo toma a bien! (dice el que va a morir solo rodeado de gatos, sabes?)
Un brazo!
Buena entrada! La duda que tengo es si tus hijos entenderán bien la situación de, por un lado el que tu no creas en nada de esto, y por otro que toda su familia materna esté tan metida. Será curioso de ver.
Un abrazo!
Que gozada volver a leer el ikublog.
Que siii, que hoy hay herramientas con mucha mas proyección. Pero no siempre cantidad es igual a calidad, ni fidelización.
En fin, los viejunos somos asi !!
A por la publicación semanal, que no decaiga …
Me ha molado la historia, sobre todo por como la cuentas. Esa mezcla de pasado y presente y con ese salero que te gastas.
Un saludo y a disfrutar del nuevo año
Kaixo!
Que sepas que por acá un argentino de ascendencia vasca (al que no conoces de nada) lo primero que hizo al enterarse del sismo en Japón fué ir a twitter a verificar que estés sano y salvo.
Ala. Al menos por eso yo creo que unas 4 semanas mínimo habría que mantener la historieta esta!
Ondo segui, agur!
Me quedo con el verbo ozorear.
Ohhh!! Me ha gustado mucho esta entrada. Siempre me ha gustado leer tu blog. Ya casi no quedan y el mío está huérfano perdido en medio de alguna nube virtual.
Me encanto el primer ikublog del 2024.
Comparto muchas cosas, sobretodo la risa que me daba en las ceremonias, ataques de risa, que afortunadamente no me dan ya y que a pesar de las carcajadas soltadas (salían por las manos los sonidos guturales) mi familia política nunca me dijo nada.