Archivo de la etiqueta: Nishi Magome

El barrio donde vivo

El barrio donde vivo no tiene casas con escaleras que se puedan subir más allá de tres pisos y los coches se ceden el paso unos a otros porque la carretera no tiene una raya que la parta por la mitad.

Viven a mi alrededor ancianos que me triplican en edad y que hace tiempo que me dejaron de mirar curiosos porque ya se han acostumbrado a que yo les mire curioso.

 

3615531238_4e2b12205b_b.jpg

 

En el barrio donde vivo también viven cuervos y gatos seguro que desde hace mucho más que yo, y seguirán graznando y maullando mucho después de que yo me vaya, aunque yo les seguiré escuchando allá donde me toque dormir, como ahora sigo escuchando la voz de los míos.

 

3675538560_e1d3f12c67_b.jpg

 

Hay cinco cerezos por cada farola y tocamos a mil flores por vecino que se reparten en primavera. Yo ya he guardado dos mil novecientas noventa y nueve en el saco que tengo entre los dos ventrículos. La que falta se la regalé a la quinta chica de la que me enamoré aquella tarde de lluvia donde sólo tocó sentir eso tan raro de ser feliz.

 

DSC01775.JPG

 

El barrio donde vivo me ha guardado siempre el secreto de todas esas noches en las que no dormí en él y me recibe con un guiño al verme llegar al amanecer sin preguntar de dónde vengo o qué he hecho sin él.

Uno sólo sabe que está en una ciudad al llegar a la parte de arriba de cualquiera de los caminos, porque todos se hacen subir, y desde allí se ve a esos otros que viven en casas de muchas más escaleras y neones y ruidos.

Como la estación de tren está lejos, para salir del barrio donde vivo existe un indispensable y maravilloso requisito: dar un paseo. Al estar todos obligados a ello, es inevitable cruzarnos cada día. Las sonrisas parecen impuestas por ley, y los vecinos nos encargamos de ejercerlas la mayor parte de las veces sin conocernos.

 

3594641905_6b72ec5f5a_b.jpg

 

A veces alguien me pregunta por el lugar donde vivía antes. Y entonces hablo sin parar de casas, personas, olores, sabores y lugares que poco tienen que ver con éste en apariencia, pero siendo en esencia tan iguales que asusta cerciorarse de ello. Lo hago en voz baja, para que el barrio donde vivo no se entere que no he vivido aquí siempre, no vaya a ser que deje de guiñarme el ojo cuando llego.

Si alguna vez uno de los cerezos del barrio donde vivo sigue desnudo a pesar de que todos los demás hace tiempo que han florecido, es que ya no viviré allí y habrá decidido guardarme las flores que me tocaban esa primavera.

Eso es que sabe que volveré a por más cuando ya no me queden, y eso será porque las habré regalado todas. Porque yo sé que mientras el saco donde las guardo siga latiendo, no se marchitarán.

 

3505916481_60d4b3df54_b.jpg

Muy relacionado con este post: La ciudad donde vivo