Ayer lo dejamos en que nos fuimos a dormir pronto, bueno, la verdad es que no es tan verdad… Kojima san es un liante del copón, y anduvimos haciendo el tonto por las habitaciones un buen rato después de que todo el mundo se fue a dormir. Cuando ya nos cansamos de hacer el giliflautas, nos fuimos a la habitación donde resulta que estaba el franchute viendo las olimpiadas a las 2 de la mañana, que es que el tío es más rancio que darle una pandereta a Mercedes Milá!!
Así que nos tiramos en el suelo a dormir, y yo me quedé como un tronquito de pepsicola… hasta que empezó Kojima su concierto en Ro menor, la madre que le parió cómo roncaba, como le ponga la misma fuerza para pegar puñetazos mejor me aparto!. Eché mano del ipod y me debí quedar sobao entre canciones de Sabina, porque a la mañana siguiente tenía un auricular enredao entre el brazo derecho, y el aipoz sin batería por ahí tirao.
Y tocó diana a las seis para ser más exactos… después de librar algún que otro combate con las legañas (ganaron ellas), aparecimos en la calle todos sobaos vestidos de cualquier manera y empezamos a calentar en círculos. ¿Os he dicho que era a las seis de la mañana?, ah, vale, que no me acordaba.
Después empezó el correteo hasta la playa, y allí el profesor se dedicó a hacer una serie de juegos de estos de esprintar, de saltar a la rana, de llevar al compañero a kutxus y así. La cosa estuvo divertida, pero no eran horas, hombre. Y al acabar, hicimos un poco de Karate en la playa, y desfilamos para la habitación porque en media hora tocaba el desayuno. Fue decir esta palabra y apretamos el ritmo como campeones!
El de las playeras verdes cantosas es un servidor. Corriendo vooooyy, cansado vengooo
Qué recuerdos de cuando jugaba en la escuela a churro va. Churro vaaaaaa!! plof, espalda tronzada!!
Jaja, vaya trazas de Van Damme estoy hecho!
Efectivamente, pobre niño el de la derecha cargando con su profesor!!
Yo de verdad que no se cuanto pude comer, me rellenaba el cuenco de arroz cada nada y no dejé ni una célula de una cosa cruda que había allí y que no quise ni preguntar, qué manera de zampabollear! y eso que yo normalmente desayuno un café y tiro por lo segao!
La verdad es que cada vez que comía algo, a mi me sabía a gloria. Ahora entiendo a Goku!!
Pero lo mejor viene que hora y media después tocaba clase de Karate, la segunda en menos de 14 horas y con unas carreras de por medio… pero aún así, se hizo igual de ameno e interesante que la del día anterior con Kanazawa explicándonos todo con mucho detalle y su hijo yendo uno por uno corrigiéndonos. La clase duró dos horas, pero a mi me dio la impresión de que acabó super pronto.
Aunque empezábamos la clase todos juntos, al final los mayores nos separábamos
Y los niños tiraban por otro lado, al loro con el del medio de la foto y su patada!
Y aquí la panda’l tigre. El de la izquierda es rusky, yo Zalluco y el resto del país, como los pimientos!
Después fuimos a comer, que aunque parezca mentira yo tampoco dejé nada en los cuencos, y a la tarde nos fuimos a la playa donde a pesar del día tan malo que nos hizo lloviendo a ratos, nos lo pasamos muy muy muy bien: nos bañamos, nos pegamos, hicimos el vaina, Kojima san hizo el vainón, el franchute soseó a placer como él sólo, y cuando estábamos en lo mejor van y sacan unas sandías y se ponen a jugar con los chavalotes a pegarle con un palo mientras tenían los ojos tapados!!!
Pedazo de sandiotas, por cierto, para que digan que en Japón no hay fruta
Uno le metió un palazo que dejó a la sandía en cuatro cachos!! y qué fresquita estaba!
Hasta flotadores teníamos! los domingueros karatekiles!! osssss!!!
¿Y después de la sandiada qué vino? Pues una barbacoa en la misma puerta del Ryokan!!!! allí todo kiski asando carne, verduras, bebiendo cerveza, riendo… menudo ambientillo que había montado. A mi se me puso un chaval al lado y no me dejaba de decir que qué bien hablaba japonés, jaja, y eso que lo único que hacía yo era comer y decir oishii!!
Los niños se peleaban por llevarle comida a Kanazawa, jaja, qué majos (hecho para nada reflejado en esta foto)
Ulifresh todo el que queráis, pero la cerveza ni tocar!! que no os vea yo, eh???
¿Y a la noche qué pasó? pues que nos fuimos a la playa porque habían traído bengalas y fuegos artificiales y allí estuvimos montando más cirio todavía en la oscuridad de la noche. Los chavales se lo pasaban bomba corriendo por la playa pegando gritos con las bengalas en la mano, y nosotros más intentando echarle chispas al franchute, jajaja. Que diréis: «pobre hombre», si si, menudo fiera está hecho el Miterrán, a mi casi me saca un ojo!!
Nos lo pasamos nosotros mejor que los chavales casi seguro!
Aunque yo llegué a casa con el niki estilo gruyere!! esas chispas!!
¿Es o no es un enrollao?
Un día tan… no se cómo describirlo, de tantas cosas que hicimos, de tanto que nos reímos a la vez que aprendíamos… es como si no fuese posible que volviese a haber otro día igual. Me lo pasé como hacía mucho tiempo, como cuando iba a alguna excursión con la escuela, como si volviese a ser niño otra vez.
Pero luego es cuando ya nos fuimos a la habitación más grande donde nos juntamos todos, casualidad que era la nuestra, y allí es donde Kanazawa nos estuvo contando entre vaso y vaso de un sake carísimo, toda una serie de historias maravillosas.
¿Momento irrepetible? ¿volveré algún día a un campamento de éstos? igual si, ¿no?
Aquello duró horas, y aún cuando él se retiró, todavía siguió la velada con todos hablando con todos, cambiándonos de sitio… menos el franchute que no hacía más que decir a la gente que se fueran que tenía sueño, menos mal que nadie le hizo caso. Si es que hay gente que tiene callos, otros tienen granos y nosotros tenemos al mesié baguette! hay que aceptarlo!
Adivinad quién es Kojima san y quién es Mr. Salero!! Mundo de contrastes este, amigos!!
No me pude aguantar, esto es así… la réplica bilbaína!
Esta foto me encanta, jajaja
Y ya cuando todo acabó, cuando estábamos que no podíamos con los párpados, nos metimos a dormir. Y en esta ocasión no fue Kojima, sino otro compañero que vino ese día y que pudiera ser que durmiese como los angelitos, pero coincide que no. El tío no es que ronque en decibelios, es que ronca en Richter. Cuando va a dormir avisa a los de los terremotos para que bajen el sensor y no de falsas alarmas. Os juro que puse el ipod a tope y aún así seguía escuchándole!!!
Así que cuando coincidió que era la misma hora que la última que decía Sabina en el estribillo ese de «y nos dieron las diez y las once y las doce y…» yo salí de exploración en calzoncillos por el Ryokan pensando seriamente en dormir en la calle. En estas que me encontré con las llaves de otras habitaciones y echándole un par de webos, cogí una y me metí en la más alejada y pequeña que había. Pero como me quedaba un poco de vergüenza, pensé que no era plan en estropear unas sábanas, así que volví de puntillas a entrar en donde el Yeti (ahora que lo pienso habría dado igual si entro con catiuscas), cogí el móvil, doblé el futón con almohada y todo y me piré a mi nueva suite de verano. Tiré todo en el suelo, cerré la puerta dejando la llave en su sitio, y puse la alarma a las cinco de la mañana.
Ese es el futón que arramplé hasta la otra habitación, tsss, es secreto, eh?
Dormí mis cuatro horitas como un campeón y después volví a mi habitación a dormitar la última. Me hizo muchísima gracia saber que a la mañana siguiente nadie se había enterado de nada, y cuando Eiffel le dijo a Richter que roncaba y este dijo que no, yo casi me muero de la risa!!!
Y ya sólo nos queda un día!!!!
El día grande tal cual lo vió mi cámara: