¡Por ahora me libro!

¿Os acordáis de la ikupromesa?, ya íbamos concretando el asunto:

Si ganaba el premio de Bitacoras al mejor blog personal cantaba «Desde Santurce a Bilbao» comiendo Wasabi vestido del gatostiable. La siguiente encuesta que tenía preparada era el lugar: en el medio de Shibuya, en Shinjuku, en Asakusa… y ya hasta había liado a otros para que me ayudasen a grabar el vídeo, peeeeeero

¡Nasti de plasti!
:vainas: :vainas: :vainas:

Ha salido la cuarta clasificación parcial y por ahora me libro de convertirme en el Hulk esmirriao… Guardo la encuesta por si acaso, que no se ha acabao, ¡la cosa depende de vosotros!

Votar en los Premios Bitacoras.com
Mejor Blog Personal
:ikugracias:

Un fin de semana de Yosakoi

Jueves 8 de Octubre – The tifón blues :comillo:

Se ha tirado toda la noche lloviendo con una escandalera del carajillo, pero yo he dormido muy bien, supongo que por la fiebre ésta que me tiene más amodorrao de lo normal.

Tengo un mensaje de Michiko, que está parada en Ebisu, que la Yamanote ya no tira pal monte ni nada, que está más quieta que el Hachiko. Decido tomármelo con calma.

Desayuno bien, me tomo la temperatura y sólo tengo unas décimas. Marcho a la oficina, llego sin problema mientras el tiempo ha cambiado radicalmente convirtiéndose en casi verano, las nubes se han ido todas para Korea por lo menos, el Kim Jon-il ese debe andar con chubasquero ya.

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Estoy sólo, así que trabajo a mi aire pero al de un par de horas noto la cabeza salerosa, seguro que tengo fiebre otra vez. Me vuelvo a casa. Efectivamente, 38 y medio de fiebre. Aspirina y a dormir soñando con tabehodais de kitkatses.

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Viernes 9 de Octubre – The tontuna’s fever :malico:

Sigo con fiebre que a veces sube y a veces baja, como la bilirrubina, el yen y el ojo izquierdo del Dioni. Decido ir a la farmacia y nada más entrar empezamos bien…

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En fin, mejor gatostiable que toscamuerto, así que sigo y le cuento al señor calvo de gafas el asunto:

– Señor profesional de la bata, que es que tengo fiebre, pero no me duele nada, ni la garganta, ni el estómago ni nada, ni mocos tengo, esto es más raro que el bote verde ese que vendes ahí.
– Bua, nada hombre, tu te tomas esto y te pones bueno en un chotto, tu matte y ya verás como te pones más flamenco que ni wakaranai.
– Gracias señor farmaceutico de gafas!
– De nada, señor cliente con ojos agarbanzaos! vuelva otra vez pero estando bueno y cómpreme potingues kudasai!
– Hombre, claro! Pero el bote verde no que no me fío
– Haces bien de gozaimasu

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Me enfutono tomándome la pastilla roja de Matrix, pero de dos en dos. A ver si hay suerte y llaman dos Trinitris a la puerta también, con sus dos pantaloncicos de cuero negro, sus cuatro… buff, ¡dormir dormir!

Pero antes es hora de tomar una decisión: si mañana por la mañana tengo fiebre, ¿voy al baile? y decido que voy aunque se me caiga una oreja y el huevo izquierdo…

¡yo salgo ahí aunque escuche en mono
y ande escorao como hay Budarro en Ushiku !
:menfadao:

Me duermo y allí no aparece Trinitri, ahora que tampoco ha venido el feo de Morfeo alias «The CuloBostezos», así que mejor dejamos las cosas como están.

Sábado 10 de Octubre – The virginity loss :gustico:

Después de dormir como trescientas veinte horas me levanto fresco cual grácil cogollo Tudelano, no tengo fiebre, pero sí unas barbucias y unas bolsas en los ojos que parezco el hermano flaco jóven y con pelo de Bud Spencer.

Me enducho y hago ronda por todos los botes que encuentro: champú, acondicionador, jabón, crema para las ojeras… hasta un líquido azúl que yo creo que es loción hidratante pero que nunca he tenido claro, hasta eso me echo que huele bien.
Afeitao y con medio bote del desodorante ese que no fona muy bien en cada alerón salgo de casa camino de Ikebukuro. Más nervioso que un oso en Corporación Dermoestética, vete a saber lo que va a pasar ahí.

El responsable de mi fila me llama por teléfono porque ya voy llegando un minuto tarde, madre mía, empezamos bien. Allí está todo kiski ya. Nos vamos a cambiar a unas escuelas o algo parecido, allí un compañero me escancia un bote de gomina por la cabeza y me pone cresta a lo Ford Fairlane, que empitono hasta por la nuca, que me ve Elvis y hace pucheros. Después una compañera me maquilla los ojicos y la gente dice que estoy kawaii, (de kakkoii nada, vaya cruz).

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Vamos a un parque, estiramos y ensayamos el baile, ojo que todo el mundo tenga claro a qué número hay que levantarse y qué parte del triángulo ese hay que hacer.

¡Ojo ojo, no vayamos a liarla que nos está viendo todo el mundo,
mecagüen la okaasan que parió a Penekechan, tengamos ojo aquí!
:copon:

Ya nos toca bailar. Estoy nervioso, mucho, me tiemblan hasta los pelos de las orejas. Pero al segundo de empezar la coreografía, la cosa fluye sola. De refilón veo al público que sonríe y algunos nos señalan: «anda, extranjeros, qué cucos» pensarán, yo sonrío más. Pongo cara de encabronao en los movimientos que son bruscos y me río mucho en los demás. Me doy cuenta de que estoy disfrutando como nunca y cuando toca el paso ese en el que nos juntamos todos agachados corriendo, grito «ike ike ikeeeee» desde la parte más baja del estómago, madre mía, no es que esté metido en el papel, es que el papel me lo he comido con patatas hace un minuto, no te acerques que muerdo.

¡El jibun no kimochi Tosca style!
Sore sore sore soreeeeee

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Acaba el primer baile y con él mi bautismo yosakoiero publiquense. La gente aplaude, gritamos «arigato gozaimashita» salimos corriendo saludando al público, que sigue aplaudiendo. Me siento pletórico, los nervios hace tiempo que se han evaporado, deben andar persiguiendo al tifón camino de Korea, a ver si no le llueven encima al Kim no vaya a ser que se ponga más cardiaco todavía y le dé al botón de tirar pepinos.

Al primero le siguen un puñado más de bailes con gritos, sudores, emociones y huevos en proporciones aleatorias. Ya dejaremos eso del cansancio y las agujetas para otro día, que ahora toca sentir otras cosas que hace tiempo que no sentía, o que quizás nunca había sentido. Y me gusta, vaya si me gusta.

Nerea, Guille y Miguel están ahí de soporte, otra razón más si cabe para hacer las cosas lo mejor que se pueda aunque sé que yo ya tengo trofeo asegurao: las cervezas de después, porque una biru es una biru esté uno vestido de Obispo o no.

Cuando ya llego a casa y cuelgo el traje en la percha, me siento en el suelo y me quedo mirándolo sonriendo. Pasa no sé cuanto tiempo y por fin me puedo quitar, un poco sólo, la cara de tonto. Me meto en el futón y doy por clausurado el día cerrando los ojos lo más fuerte que puedo para intentar soñar que las ocho horas que voy a dormir se pasan en una y que en un poquito, en seguida, en nada estoy otra vez dando saltos y voces y sudando, de contento, por los poros.

¡ Y todavía queda el mejor día, el Domingo! :vainas:

:ungusto:

¡ IkuYosakoi !

Hace 4 meses que me apunté a esto del bailoteo porque un paisano iba y me sonó a algo muy chulo que me cuadraba con Karate y Té porque era los fines de semana. El primer día que llegamos allí yo lo que ví fue un grupo de gente muy jóven, de menos de veinticinco años la mayoría, que hacían una coreografía en chandal que molaba mucho. Al principio se hacían estiramientos durante bastante rato, como el doble de tiempo de los que hacemos en Karate, así que pensé que se complementarían perfectamente. Después el grupo se dividía, por un lado los que ya se sabían el baile y por el otro los que no teníamos ni idea, y durante unas dos horas y media alguien nos iba enseñando poco a poco los pasos.

Mi amigo volvió a España de vacaciones y a mi me entró una crisis de identidad bailotera muy grande, tanto que no volví en el mes que él estuvo fuera. Era una mezcla entre vergüenza por ir sólo y mucha perezaca por ser fin de semana…

¡¡y que el proceso desgambiteril tiene que ir poco a poco!!
:gambiters:

Además en aquella época yo estaba mucho más centrado en Karate con un campamento y una competición en mente, y cuando llegaba el sábado ya tenía el cuerpo bastante maladao. ¡¡Jaja, qué excusero soy!! buenoo buenooo, que el caso es que acabé volviendo coincidiendo con la vuelta de mi colega, y si de algo me arrepiento es de haber pensado en dejarlo.

A partir de ahí, ellos prepararon el matsuri de Harajuku, y verles en el festival me hizo darme cuenta de que todo era, no sé, como más real… ¡me encantó!.

Así que desde ese día ahí hemos estado ensayando el baile con más ganas que nunca, llegando tarde creo que todos los domingos porque mi ADN es incompatible con madrugar ese día, pero recuperando el tiempo delante del espejo en casa y creo que ya me lo sé… veremos ahí delante de la gente cómo sale la cosa…

¡Hasta tengo el ikutraje y todo!

Estos son los narukos, las castañuelas a la japonesa, jajaja, me acuerdo que yo compré unos en un todo a cien en Nakano en el año 2001 y allí estaban en casa sin tener ni idea de qué eran!!

Y también nos ponemos zapaticos de esos de los dos dedos:

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Este fin de semana estuvo guay porque hicimos los ensayos con la ropa puesta en plan «los refinitivos». Al acabar tocó charla emotivomotivante y hasta unas fotunas nos sacamos:

Pues eso, si estáis por Tokyo y no tenéis muy claro qué hacer éste fin de semana, que sepáis que en Ikebukuro hay festival de Yosakoi el sábado y el domingo, y que seguro que va a estar chulo.

Aquí va cuando salimos nosotros, todo en Ikebukuro menos el domingo a las tres que es en Otsuka, la siguiente estación. En el mapa de después están señalados los puntos y las horas.

Sábado
13:00 en la calle «Mizuki» que está muy cerca de la salida (みずき通り)
14:30 en el escenario del parque que hay en la salida este (西口公園)
15:30 en la calle principal que hay enfrente de la estación de Ikebukuro, creo que es la salida oeste (駅前メイン会場)

Domingo
12:42 en una calle de tiendas (四商店街通り)
13:48 en la calle «Mizuki» de nuevo (みずき通り)
15:00 estación Otsuka, salida norte, en un escenario (大塚駅北口海会場)
16:24 en la calle principal de enfrente de la estación de Ikebukuro, ésta es la más importante porque es la que puntúan para el concurso (駅前メイン会場)

Dentro mapa!

Ver IkuIkebukuro Yosakoi en gordo

Y nada, si alguien viene que me avise que le paso la cámara de vídeo para ver si me puede grabar alguna actuación, que molaría tener esto de recuerdo!

Dentro previa!

それ それ それ それ~!!!

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Y eso de Japón… (III)

En breves se viene un tifonaco a los Tokyos, así que vamos a seguir un poco más de la historia de cómo aparecí yo aquí antes de que aparezca volando en Korea.

La primera y la segunda parte se podrían resumir en tres frases:

– Nada más acabar la uni, me dieron una beca del Gobierno Vasco por la cual me iba a Tokyo 6 meses, y que era la primera y última vez hasta la fecha que ésa beca tuvo como destino Japón.
– Beatriz dejó su curro en Bilbao y se vino conmigo con visado de turista. Al de dos semanas ya estaba trabajando en una empresa de informática con la que consiguió un visado de 1 año
– La beca se acabó y nos volvimos con el shippo entre las piernas

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Bea dice que ella no, pero yo me acuerdo que volvía convencidísimo de que iba a regresar a Tokyo muy pronto. Estaba emocionadete por volver a ver a mi familia y amigos, deseando darles la chapa con todas las historias que viví en todo ese tiempo que al principio parecía una eternidad, pero que se pasó en un estornudo y dos sonadas de mocos. Y vaya si la dí, la chapa digo… preguntad preguntad.

Lo siguiente que tocaba era ver si habría algún tipo de continuidad con la empresa de Vitoria con la que obtuve la beca, y todo parecía indicar que sí. Después de unos días de descanso, me ofrecieron un trabajo de comercial encargado de Asia, eso significaba estar en la oficina dándoles soporte, pero también viajar de vez en cuando a Japón, Korea y China para asistir a ferias y eventos.

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Por otra parte, Beatriz estuvo durante el último mes en Tokyo de reuniones con un cliente que quería que le hiciesen una aplicación y viendo que el proyecto se iba a quedar colgado, intentaron convencernos de que nos quedásemos unos meses más. Pero claro, mi visado era de sólo seís meses y se acababa. Así que lo siguiente que hicieron fue proponer que se sacara el proyecto teletrabajando desde Bilbao.

Después de mucho rehablarlo, decidimos hacer el proyecto entre los dos, así que le conté la situación a los de Vitoria con la esperanza de que me guardasen el puesto y nos tiramos los siguientes siete u ocho meses programando en Filemaker a pachas. Nunca sabré si la decisión fue la correcta o no, pero pintaba mucho más emocionante: la segunda vez que «trabajo» e iba a ser desde casa para un proyecto de Japón, madre mía qué vida más rara…

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Yo mantenía relación con Takeshi y Natsuyo y hacía algún que otro trabajo temporal para los de Vitoria como el manual de usuario de la aplicación en inglés e historias parecidas, todo esto a la vez que el currele de Tokyo. Era una época extraña currelando con emails y todo en inglés mientras estábamos en nuestro mundo «de siempre».

Cuando finalmente el proyecto se acabó, nos vimos los dos en la calle sin otra cosa que hacer que buscar trabajo. Yo arranqué donde los de Vitoria y me dijeron que me cogían… hasta que en el último momento recibí una llamada diciéndome que si por la crisis habían tenido una reunión de urgencia y no se qué gaitas, pero que no me podían contratar, ni de comercial de Asia ni de programador ni de nada. Algo raro pasó por ahí de lo que nunca me enteraré.

Lo de volver a Japón se volvió imposible, de hecho ya ni lo intentábamos, aunque yo empecé a estudiar japonés por mi cuenta. Todos los días intentaba aprenderme el hiragana, katakana y algunos kanjis. La cosa fué a más hasta que saqué el nivel 4 del Noken, que no es decir gran cosa pero era motivante.

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Después me enteré de una chica japonesa que vivía en Bilbao y daba clases y estuve con ella una temporada hasta que lo dejó. Seguí a mi aire otra temporada hasta que dí con otra chica, Yuka, que me estuvo aguantando otra temporadilla y acabé sacando el nivel 3, que tampoco es decir gran cosa.

Vamos, que teníamos mucha más afición por todo lo que venía del país donde los cerezos más famosos son los que no dan cerezas: veíamos películas, doramas, escuchábamos música… como mucha otra gente, pero con la diferencia de que nosotros ya habíamos vivido allí.

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Así que después de haber vivido una de las experiencias más increíbles de mi vida, de repente me desperté y me encontré empezando desde lo más bajo haciendo un curso en Coritel donde me obligaban a ir con traje y hasta tuvieron los santos huevos de mandarme a programar un proyecto real a un cliente en Bilbao sin hacerme contrato, ni pagarme un duro. No había otra cosa, así que mientras buscaba mi dignidad por debajo de los zapatos de aquellos entrajetados cancamuseros seguí su comedia una temporada.

Tú no digas que estás de becario -me dijo la jefa- tu dí que eres de Accenture y que estás asignado al cliente
O sea que me hacéis venir en traje, no me pagáis un duro, estoy sin contrato ¿y encima queréis que mienta?

A mi me hervía la sangre y se me coagulaban los higadillos, se lo contaba a mis padres y no se lo creían. El día en que me pidieron que me quedase hasta tarde para acabar el proyecto, me llevé a la jefa a una sala y le dije que me iba a casa, que hasta ahí habíamos llegado, que se fuesen a pisotear a otro. Me levanté y me fuí para no volver más a ese cliente. El siguiente día que me pasé por Coritel me dijeron que ya me iban a hacer contrato, pero les dije que no me interesaba y me fuí.

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A parte de para intentar soplarle un poco a mi dignidad para tratar de que no estuviese tan deshinchada, me fuí porque encontré otro trabajo en un cuchitril donde, por lo menos, me hicieron contrato y me pagaban. Quiero creer que tuve mala suerte y que se puede currar en un sitio decente en Bilbao, porque pasé por cada sitio que si cuento lo que hacían no me cree nadie.
Al final la suerte volvió y aparecí subcontratado en el Parque Tecnológico de Zamudio para un cliente de los grandes del País Vasco donde parecía que iba a tener, al menos, muchísima más estabilidad.

Ya véis, buscando estabilidad, y es que lo de Japón estaba más que olvidado. Ya habían pasado como dos años desde que volví y sólo nos planteábamos, si acaso, ir de vacaciones.

Entre medias Bea y yo seguíamos dándole a la cebolla para intentar hacer algo relacionado con Japón y la idea que nos venía una y otra vez fue la de intentar traer turistas japoneses a Euskadi, hacer de enlaces, ir a buscarles al aeropuerto, llevarles aquí y allá enseñándoles una parte del país que es totalmente desconocida para ellos, pero que sabíamos que les iba a encantar.

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Nos quitaron la ilusión pronto, en cuanto nos negaron un par de subvenciones. En otras había que ir a cursos de formación que requerían que dejásemos de ir al trabajo…. Así que tiramos por lo de las camisetas, que nos parecía algo bastante chulo que podíamos hacer por nuestra cuenta y con eso seguimos hasta hoy.

Como la vida nunca sabes por donde te va a salir, y por razones que sólo Bea y yo sabemos y que nunca contaré aquí, se separaron nuestros caminos con la gran suerte de que conseguimos mantener una excelente relación, tanto que ella ha sido uno de mis mayores apoyos desde que me vine aquí ésta segunda vez.

Ikusuki sigue, como sabéis, y es ella la que se encarga de lidiar con los de la imprenta, hacer los pedidos y enviaros las camisetas envasadas. Yo sigo con los diseños, el blog y la web.

Así que ahí estábamos, con un buen trabajo pero con la vida destemplada.

Sólo me queda contar cómo después de tres años volví a Japón a intentar montar, pieza a pieza, ventrículo a ventrículo, el saco ese rojo que se empeña en seguir su rutina, la de mantener el pulso pase lo que pase de pupilas para afuera. Y esperemos que tarde muchos años en aburrirse de ella.

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Concluirá…

¡Fuego en Yokohama!

:peneke:
¡Jaja, toma título cancamusero!
:ahivalaotia:

Ojo, que tampoco es del todo mentira! me explico, me explico. Que es que resulta que últimamente con lo del Yosakoi que me tiene pillao los fines de semana, casi no hago excursiones de las de antes. Esos días molaban mucho, además que normalmente no los planeaba: me levantaba a la hora que mi cuerpo quisiese, desayunaba tranquilamente mientras miraba algún sitio chulo para ir y para allá que me iba con las cámaras. A mi bola, sin agobios, sin nada que hacer ni ninguna hora concreta a la que llegar. Eso molaba, esa sensación de «no tener que» sino de «pos fale».

Bueno, después del baile de este fin de semana no sé si habrá algún matsuri más que preparar, pero supongo que nos tomaremos los ensayos con mucha más calma, así que retomaremos viajecicos de estos.

¡Bua como me enrollo! Pues eso, que como ya no hago tantas escapadicas, que toca reciclar material y mira por donde que acabo de encontrar un vídeo que grabé el día aquél que pasé en Yokohama. Allí había una pareja de estos que hacen malabares con antorchas, y me parecieron tan tan majos que me quedé grabándoles hasta el final. Me gusta mucho cómo se ríe ella, me parece súper maja!!!

Por supuesto, les eché tariles, ¿eh?, que se lo ganaron!

¡Antuán, ponle el video a esta gente!

¿Eran o no eran más majos que ni sé?
8)

Ya tenemos tonadilla

Bueno, pues como hoy se ha publicado otra clasificación provisional de los premios de Bitácoras, y el ikublog sigue estando ahí en la atama al mejor blog personal, seguimos con la historia que, por cierto, cada vez me está acojonando más… (Mamaaaa mándame un cargamento de Almax!!!)

Recordemos las promesas:

1- Zampar un bote de wasabi… :pirao:
2- … cantando una canción que ya se ha decidido: :roll:


De 192 votos, ha ganado Desde Santurce a Bilbao
:peneke:

Bueno pues de mientras sigo desayunando guindillas para ir haciendo al estómago voy a ir también aprendiéndome la letra, que la verdad es que no tengo ni idea de más allá del frescueeeee. Aunque zampando el susodicho elemento verdítico no sé yo si voy a ser capaz de llegar al estribillo (¿tiene estribillo?)

Como habéis seguido votándome, pues qué menos que añadir una tercera variable a configurar por vuesas mercedes, si es menester:

Nota: necesito un centrador de encuestas de polldaddy,
esto no lo saca de la izquierda ni el barbacas balbucero!

Votar en los Premios Bitacoras.com
Mejor Blog Personal
:ikugracias:

Ikusuki in the world

Entre libros e historias chunguescas se está poniendo últimamente el blog todo serio ahí…

¡esto no puede ser, mecagüen!
:copon:

…así que vamos a poner cartas en el asunto (cards in the asunt, que diría el parlapuñaos) y pasemos con unas foticas (pazfemofz fon unafzz fofittgrsas que diría el pastababas).

Hola Bea y Óscar!!!!!

¿Qué tal todo? Espero que todo os vaya bien.

Os envío una foto que me hicieron este verano en la Villa Romana ‘La Olmeda’ (en un pueblo de Palencia). Por cierto, si no la conocéis os la recomiendo,

Saludos,
Almu

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Mira que guapa Almu con la Kurosuwado
:ikugracias:

Bea se fué a ver a esos que juegan con hielos en Barcelona, seguro que porque le dí envidia que yo ya les ví en Tokyo (ñañaña), pero mira, ella se acordó de sacarse una foto en pleno montaje conciertero. Me han contado que no es la única ikucamiseta que se vió por allí, ¡habría molado que os hubieséis encontrado todos!, jajaja
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Ahí está Bea en el concierto de Coldplay en Montjuic con la Kotoba
:ikugracias:

Y aquí un servidor con la IkuEki y con Nerea y Guille celebrando mi cumpleaños y el de Midori el fin de semana pasado, el sitio está en Shibuya y se llama «Pure Vice» aunque lo del Vice se lo han quitao pero yo sé que estaba ahí en el nombre, fijo. A falta de que el maestro Flapyoda lo convalide, lo declaro oficialmente como el Nuevo Templo Gambiter (NTG)

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:ikugracias: Midori, Nere y Guille
¡Ay el Pure! ¡ay el Pure! :gambiters:

Por cierto, si me mandáis una foto y no os gusta lo que escribo o simplemente os arrepentís y no queréis salir aquí más, con que me enviéis un email yo lo cambio u os quito, ¿eh?. Esto es muuuuy raro, vamos que sólo ha pasado una vez, pero por si acaso que sepáis que estáis en vuestro total derecho!!

Murdock, saca el mapa!


Ver mapa en gordo

La introducción del libro

Finalmente he empezado a escribir el libro, ya hice unas pruebas hace tiempo, pero ahora es cuando lo retomo en condiciones.

La idea es recopilar todas las historias ya escritas en el blog, corrigiendo textos, añadiendo conclusiones y reflexiones bajo la perspectiva del tiempo. Y completándolas con fotografías que quizás todavía no han sido tomadas.

No sé qué saldrá de todo esto, pero sí puedo decir que estoy motivado como hacía tiempo y que pondré todo mi kokoro en ello.

Esta idea es más vuestra que mía, a mi ni se me habría pasado por la cabeza hacerlo, así que sería todo un honor que formaséis parte de ella. Lo que se me ha ocurrido es ir enseñando poco a poco distintos puntos por aquí y pediros vuestra opinión no sólo en cuanto a textos, sino sobre todo: maquetación, colores, tamaños, temas…

Empiezo con la introducción que escribí y reescribí ayer para qué veáis por donde van los tiros. El título provisional del libro es «Un sueño desafinado», porque vivir aquí lo era, lo es, aunque no ha resultado ser tan maravilloso como yo lo soñaba. Es un sueño desteñido, desafinado y ya un poco marchito que yo no quiero dejar de soñar.

Mil gracias a todos por leerme y por empujarme a hacer esto, de corazón.

:ikugracias:

Un sueño desafinado

A las 22:45 de la noche, casi una semana después de celebrar mi segundo cumpleaños fuera de casa, empiezo a escribir ésta introducción de lo que va a ser, si no me rindo antes, mi libro. ¡Cómo suena eso! mi libro… no está mal como inicio de este 33 cumpleaños, mejor que el de Jesucristo sin duda.

Muchos latidos han sonado desde aquél marzo de 2001 en el que Beatriz y yo cogimos un avión en Bilbao que nos dejaría en Tokyo pasando por el Frankfurt ese de gente alta y rubia que habla usando muchas efes. Mi primer viaje en avión y tenía que ser a Japón, diría que así somos los de Bilbao si yo lo fuese.

Seis meses aprendiendo a olvidar el castellano, a comer con dos palos que no están unidos ni por un hilo ni nada, a estar rodeado de mucha gente casi siempre y de nadie casi nunca. 24 semanas rompiendo el muro cultural a base de cabezazos y descubriendo un poco más de un nuevo mundo con cada grieta abierta.

Y justo cuando estábamos a puntito a puntito de acostumbrarnos, va la beca y se acaba haciéndonos volver al universo anteriormente conocido como Bilbao y alrededores.

Cuando la mayoría de la gente interesada sueña con viajar a Japón después de pasarse años admirando su cultura, resulta que yo voy casi de casualidad sin saber y ni siquiera pensar en padecer. Y es al volver cuando empiezo a aprender japonés y a orientar de alguna manera mi vida hacia ese país que nos acogió lo justo para hacerse echar de menos.

Muchas hojas emborronadas de kanjis, cientos de horas de lecciones de japonés escuchadas en el coche camino de la oficina y dos títulos del idioma después me encontraba llorando a moco tendido camino de Narita otra vez. Triste por venir con un único ventrículo dejando las otras tres partes del corazón desperdigadas entre Bilbao, Zalla y Madrid. Con lágrimas que de ser analizadas contendrían miedo en su mayoría junto a una mezcla de soledad, emoción, desconfianza y entusiasmo en proporciones directamente dependientes a que llueva o haga frío.

Menuda historia. Un Zalluco sólo en Tokyo con el propósito oficial de desarrollar un proyecto de internet que sería el sueño de todo informático por la originalidad y modernidad de su planteamiento pero que ha resultado ser lo menos importante de todo lo que llevo ya soñado en estos dos años y medio de vida. O vivido en estos dos años y medio de sueños, pesadillas y noches en vela, según se quiera valorar.

Y resulta que he descubierto que no éramos tan distintos estos señores japoneses y yo, con lo raros que me los pintaban siempre por ahí y mira por donde que lo que abundan son personas normales con sus vidas que vivir, que poco tienen que ver con la fama de estrafalarios que se empeñan en colgarles.

Con timidez, pero con decisión, que aunque suenan contradictorios se pueden combinar, he ido poco a poco entrando cada vez más en su cultura atacando especialmente al idioma y apuntándome a clases de Karate, de ceremonia del té y más recientemente de Yosakoi con mejor o peor resultado y a veces encontrando las ganas de casualidad, pero insistiendo al menos en buscarlas.

Este libro empieza con un blog, el de Ikusuki, la aventura que Beatriz y yo empezamos un día y que todavía dura después de 3 años. El blog de Ikusuki tiene la misión de dar a conocer las camisetas que diseñamos y vendemos por internet a través de ikusuki.com. Pero aún con el mismo fin, la perspectiva cambió con mi llegada a Japón donde empecé a utilizarlo, con el permiso de Bea, como diario de a bordo de mi nueva vida en el país de los onigiris.

Las primeras entradas podría decir que son calcadas a las primeras entradas que escribiría cualquier persona que viva aquí: choque cultural, curiosidades, anécdotas… pero según fue llegando el frío del invierno, al corazón solitario del que escribe le costaba cada vez más templarse por las mañanas. Me acuerdo de un día especialmente duro en el que no tenía ropa de cama suficiente y pasé tanto frío que acabé tomando un baño caliente en mitad de la noche.

Momentos como esos hacen que los sentimientos se muden a vivir más cerca de la piel que de los huesos, más si cabe al estar en un país que no es el propio, lejos de cualquier referencia conocida. Y empecé a escribir sobre ello, sobre lo que me he ido encontrando en el ir y venir de los días desde el punto de vista del alma, ésa que ha resultado ser tan vulnerable que de haberla ignorado, hace tiempo que se habría roto.

Y empecé a contar lo que sentía, a describir soledades, amores, alegrías, lágrimas, encuentros, penas y gozos, todo sin perder entusiasmo detrás de una melancolía tácita que todavía no he sabido desabrocharme.

En esos posts, los del kokoro (corazón en japonés), es en los que gente que no conocía me recomendaba que escribiese un libro. Unos decían que me inventase una historia sobre Japón, que conocía el escenario y la cultura y que me dejase llevar. Otros decían que daba igual de qué escribiese, pero que no dejase de hacerlo. Y yo que me dejo hinchar el ego muy fácilmente, he decidido revivir todos y cada uno de los relatos ya escritos y plasmarlos aquí, añadiendo nuevos, revisando textos, completándolos con reflexiones, conclusiones y mucho mucho kokoro.

Así que en esto estamos, componiendo la melodía de este libro con notas de soledad que se mezclan a veces con otras de felicidad sobre la partitura del alma de un pueblerino que aterrizó en una de las ciudades más pobladas del mundo sin saber muy bien cómo se hace eso de vivir pero intentándolo como el que más.

Jueves, 1 de Octubre de 2009
Oskar Díaz Toscano
En una de las comisuras de Tokyo, Japón

¿Y eso de Japón…? (II)

Últimamente estoy arreglao con todos los jaleos en los que me meten o me meto, o qué sé yo. Está claro que, bueno, que cada uno es como es, pero me parece que es más importante saber cómo no se es y cómo no se quiere ser.

Yo creo que lo intuyo, más o menos, así que seguiré haciendo lo que yo pienso que está bien aunque de vez en cuando alguien se «quede patrás» que dirían los Celtas Cortos. No se puede caer bien a todo el mundo, ni siquiera pretenderlo y siempre habrá cosas que haga, que escriba o que diga que le sentarán mal a alguien.

Como la solución no creo que sea dejar de hacer, de escribir o de decir, aquí sigo con lo mío, capeando el temporal y tirando por donde no está sembrao, no vayamos a liarla todavía más.

Con esto dicho, que ya iba tocando, vayamos con la segunda parte de la historia de…

¡ Cómo acabé yo en los Tokyos con mi amigo el pastababas y su buen yantar !

Lo habíamos dejado en que Bea y yo aterrizamos en Nakano sin saber ni papa de japonés y que nos había tocado un piso donde tenía pintas de haber cucarachas como el gato Paco de grandes. No tuvimos el placer de ver ninguna, pero tampoco nos quedamos mucho a esperarlas. Cuando aquél día al abrir la persiana apareció un sapo en el mini jardincico que parecía el elefante Manuel, ya hubo consenso en la decisión de huir de allí echando ostias a dos manos.

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Justo enfrente de mi oficina había una agencia inmobiliaria que nos llamaba la atención por el muñecote de la entrada. Así que entramos con nuestro gran conocimiento de la lengua japonesa a ver qué tenían. Total, que llamaron a un indio de la India que hablaba inglés y que se llamaba Khan Feroz. Era un pedazo moreno, alto y fuerte que hablaba un inglés muy raro pero que nos ayudó tanto que nos hicimos amigos y hasta un día fuimos a cenar a su casa con su mujer y su hija, anda que tuvo que aguantar pocas bromas por su apellido, pobre!!

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Duramos en el primer piso entre mes y medio y dos meses, y nos cambiamos a uno cincuenta mil veces mejor, más grande y… más caro. En Vitoria decían que era muy caro y que ellos no me lo pagaban entero, pero llegamos a un acuerdo poniendo algo de nuestro bolsillo y por fin empezamos a vivir en un sitio decente. Nótese que la beca era de seis meses, y ya llevábamos casi la mitad en sólo empezar a establecernos…

Total, que pasamos de esto:

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A esto:

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Antes de la ikumudanza, Bea hizo sus tres entrevistas llegando a los sitios como buenamente pudo. Yo como iba andando a la oficina, no sabía casi ni sacar billete, pero ella espabiló cosa fina y ya se sabía un montón de líneas de Tokyo. Una de las entrevistas las hizo en la empresa en la que yo estoy ahora mismo aquí sentado. Ese día nevaba y yo le acompañé, pero me quedé fuera esperando. Hacía un frío que pelaba, madre del amor hermoso, y ella que no salía. Cuando ya llevaba una hora que yo no sabía donde meterme, me dió por ir a la máquina de bebidas y comprarme latas de café calientes que me iba metiendo en los bolsillos para calentarme. Llegué a juntar cuatro latas de las que no me bebí ninguna.

Ella al final les contó que yo estaba fuera y dejaron entrar al carambanito Toscano que se había quedao pegao a cuatro latas de café y que tenía los labios el doble que Carlos Baute despues de un paquete pipas con sal.

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Allí no había ni un japonés, y aunque no entendí ni jota de lo que me hablaban en inglés, me parecieron gente maja. Bea fue totalmente sincera y ellos sabiendo que sólo ibamos a estar en Tokyo seis meses la cogieron y hasta le pusieron clases de japonés por las mañanas.

Sin ninguna duda, ella estaba viviendo mucho más lo que es el día a día de Tokyo. Yo vivía a cinco minutos de la oficina, me levantaba a las tantas, iba y venía andando, comía en casa, me echaba la siesta… todo hasta que ella volvía y me contaba lo que había visto: que si el tren petao, que si Shinjuku, que si no se qué… y encima la tía ya empezaba a leer hiragana y katakana dejándome a la altura del betún!

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Ejerciciorilmente hablando yo iba a correr algunas veces por la noche, pero poco más. Hasta que un día nos pusimos a mirar anuncios y vimos un Sayonara Sale de estos en el que un tal Tsuneo vendía una nevera y muchas otras cosas. Quedamos con él una tarde, fuimos a su casa y nos dijo que echásemos un ojo a lo que tenía por si nos interesaba algo más. En esas que vi un corcho con fotos de él haciendo Karate y me dije ¡esta es la mía!. Allí le estuve interrogando sobre dónde y como en mi inglés de Zalla, y al lunes siguiente ya estaba yo pegando pataditas con mi cinturón blanco y un kimono que parecía de papel de fumar de lo cutre que era.

Y así iba el asunto: Bea mucho más integrada que yo que me limitaba a lo mío y a buscar excursiones para hacer los fines de semana. Ella hacía deberes de japonés, me contaba sus días de la oficina y me daba envidia leyéndome los carteles. Los míos eran un poco siempre lo mismo, aunque había días en que lo pasaba mal porque Take me metía una presión ahí medio chantaje sentimental del copón y me tenía que quedar hasta tarde, pero esto pasó muy poco. Hasta tal punto no tenía ni idea de japonés que cuando entraba en una tienda y me gritaban el «irassaimasseeee» yo contestaba «irassaimasse» también pensando que en vez de «bienvenidos» me decían «buenos días». Así me miraban como me miraban…

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Entre excursiones primero por Tokyo y luego un poco más lejos como Nikko o Hakone, fueron pasando los meses hasta que yo me puse enfermo. Empecé tosiendo y con fiebre y el médico decía que era infección de garganta. Aquello iba cada vez a peor, mucha más fiebre en pleno verano Tokyota que me tenían sudando pero tiritando de frío, y después empezaron los vómitos que eran como muy violentos y venían de repente. Dice Bea que deliraba y decía tonterías (más)… Como aquello no iba a mejor, fuimos al hospital y me pusieron suero. Yo todo mareado le decía a la enfermera que era la primera vez que me ponían y ella que no entendía castellano, obviamente, me decía «hai hai» y me acariciaba el pelo, vamos que viendo que me daba la razón como a los locos pensaba que me iba a morir en 0.2 sino estaba muerto ya porque recuerdo que había un japonés que me hablaba en italiano y que se parecía a San Pedro.

Cuando finalmente me salieron granitos, el médico dijo que tenía sarampión (mira que listo el tío) y ya me dieron la medicación adecuada. Aquella fue la vez que peor lo he pasado estando enfermo en mi vida, y seguro que Bea también lo llevó mal que la pobre no podía poner el aire acondicionado en pleno agosto…

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El día que nos tocó coger el avión de vuelta yo estaba como en un sueño todavía y pensaba que aterrizaría en Bilbao para decir hola y volver al de un mes a seguir con esa vida tan pintoresca que no había ni siquiera empezado a vivir.

Pero la cosa fué muy distinta. Aquél otoño del 2001 volvimos a Bilbao para quedarnos.

Continuará…

Koichá

Ayer llevé el kimono y la cámara a la clase del té y le pregunté a la profesora si me dejaba grabar y ella que es más maja que ni sé, me dijo que ¡¡¡ faltaría motto !!!, así que grabé las dos ceremonias que me tocó hacer. Por cierto, que la sensei me regaló dos manzanas y un onigiri, dice Neki que será que me ve desnutrido o algo… ¡¡qué majetaaaaa!!

En la primera ceremonia, la del Usuchá que es la más sencilla y la que creo que me salió mejor, resulta que puse mal el trípode y no se me ve la cabeza… pero la segunda, la del Koichá ha quedado un poco mejor, y ahí me he tirado un rato editando el vídeo para añadir pequeñas explicaciones de qué es lo que está pasando.

Los dos son té verde en polvo, aunque el Usuchá es más amargo. La diferencia es que el Koichá se prepara de manera que queda muy espesote, así que se echa muchísimo más polvo y muy poquita agua, y hay que removerlo mucho mucho.

¡A ver qué os parece!

Koichá from ikusuki on Vimeo.

Mil vueltas a este vídeo le da el que hizo Fran hace un tiempico, pero que de vez en cuando lo reveo porque me gusta mucho!

イク茶 from (más) Historias de un abstracto on Vimeo.

¿Os hace un té? :)

Get your hands fucking out of me

Sobre las diez de la noche, apenas cuarenta minutos antes, estaba esperando el tren en la estación de Ikebukuro. Venía hasta Meguro donde, bici mediante, voy a volver a casa a dormir después de escaquearme de Karate y darme el placer de una buena cena en compañía de todavía mejor gente.

Llega el tren, es el marrón de la Yamanote que celebra los cien años de la línea patrocinado por chocolates Meiji. Por fin lo veo, y justo he traido la cámara así que cuando me baje tendré tiempo de sacarle alguna foto antes de que se vaya. Con eso en mente me pongo al lado de la puerta para salir de los primeros y tomármelo con toda la calma que pueda.

Saco el móvil e intento sacar una foto de dentro del tren con la publicidad del chocolate, pero sale toda movida y la descarto. Como estamos en marcha, decido curiosear el email y de repente se escucha un ruido raro, como alguien imitando el canto de un pájaro. Miro y no veo quién es, y en mi intento me cruzo con miradas de otras personas en busca de lo mismo. Por fin lo veo, detrás de un tipo negro enorme hay una chica de amarillo con los ojos cerrados que casi se está apoyando encima de él, y hace ese ruido raro todo el rato.

Se le nota incómodo, a él, y pasa de tener la espalda apoyada en el respaldo a incorporarse haciendo que la chica cabecee al perder parte de su apoyo. Abulta mucho, no es que sea demasiado alto pero está cuadrado y tiene la cabeza rapada, como el típico marine de las películas que grita cosas y mete «man» entre frase y frase.

Se vuelve a oir en el vagón el ruido que hace la chica, como diciendo RRRR todo el rato tratando de imitar a un pájaro. Es molesto, pero tampoco demasiado y sólo provoca que el resto nos miremos entre nosotros y sonríamos sobreentendiendo que está borracha y le ha dado por ahí.

Get your hands out of me! -grita el chico

Todos miramos sobresaltados, él lo repite

Get your hands out of me!
Get your hands fucking out of me!!!
What the fuck? get your hands out of me!!

Va elevando la voz repitiéndolo cada vez más enfadado. Ella sigue con los ojos cerrados, ya no hace ruido pero está totalmente apoyada en el hombro de él y no se sabe muy bien si tiene las manos en su pecho o no.

– GET YOUR HANDS FUCKING OUT OF ME!!! – explota él, y le empuja de la cabeza con mucha fuerza haciendo que la chica se estrelle con la sien contra la barra produciendo un sonido que tardaré muchos meses en olvidar… su cara chocando contra el hierro de la barra.

Todos miramos sorprendidos, los ojos de todo el vagón están en él lo que hace que se sienta todavía más incómodo. Ella tiene las dos manos tapándole media cara y cuando las aparta yo respiro aliviado al ver que no está sangrando.

Un japonés va donde él, señala a la chica y le dice: «dame«, que se podría traducir como: «las cosas no son así«.

– What the hell dame, she is touching me all the time, this has nothing to do with me !! -le grita él levantándose, encarándole.

Ella se levanta también y va donde él, no se sabe muy bien si a disculparse o a pedirle cuentas, pero él está demasiado enfadado quizás porque todos le estamos despreciando con la mirada y cuando la tiene cerca la coge del cuello y la empuja con fuerza, tanta que arrastra al señor japonés y ambos caen al suelo.

– She is so annoying, this has nothing to do with me !!– se repite él medio en gritos

Una chica y yo nos acercamos tratando de hacer algo y al entrar en escena, él me reconoce como extranjero y quizás un aliado que no va a tener y me empieza a dar explicaciones:

– She was touching me, you saw it man, she was touching me, she was fucking touching me and I told her to stop !!

El va elevando el volumen con cada palabra, y yo trato de que simplemente se vaya y deje a la chica en paz, le pongo la mano en el hombro todavía no se porqué y le hablo:

– Just let it go, she is drunk, leave her alone, just let it go -no se me ocurre qué mas decirle, sólo quiero que se vaya, no busco pelea en absoluto aunque instintivamente pongo las dos manos entre él y yo por si se le ocurre hacer algo más que gritar, y mientras me grita a mi no la toma con ella por lo menos. El resto de gente del vagón se hace invisible a mis ojos.

– She is so fucking annoying, I told her to get her hands the fucking out of me but she doesn’t listen, SHE DOESN’T LISTEN!! -me grita, a mi, a todo el vagón, para que sepamos que él no tiene la culpa de ser un auténtico hijo de la grandísima puta, que son las circunstancias. Me pongo mucho más nervioso pero le mantengo la mirada y ya no digo nada más, si le da por pegarme me mata.

Ella yace en el suelo, una chica trata de incorporarla pero ella parece que se ha desmayado. A él lo estamos rodeando entre tres japoneses y yo para que no pueda acercarse a ella. Yo pienso que como vaya a por ella poco podremos hacer por agarrarle, es el triple que cualquiera de nosotros. Llegamos a la siguiente estación, Shin Okubo, él decide bajarse dándose cuenta de la situación, huyendo pero marmeando tacos en inglés y totalmente convencido de que tiene razón.

Hablamos entre nosotros, incorporamos a la chica que parece bastante ida, ya no está claro si estaba borracha o es que su cabeza no funciona todo lo bien que debería. En cualquiera de los casos es totalmente injustificable lo que ha pasado. Junto a la chica que no parece enterarse muy bien de donde está, nos bajamos unas seis personas más en Shinjuku, que es la siguiente estación y le contamos todo a los del andén. Toman notas, y tres dicen que es Billy Blanks, un tipo americano que se hizo famoso en medio mundo por unos DVDs de ejercicio, y que, además, está casado con una japonesa. Yo busco su foto por internet, se la enseño y les digo que se parece pero que no creo que sea porque además no hablaba absolutamente nada de japonés y si fuese él digo yo que algo sabría teniendo la mujer que tiene. Alguno asiente, el resto sigue en sus trece.

– Es verdad, tu has intentado hablar con él en inglés, ¿qué te ha dicho? -pregunta el señor que unos minutos antes estaba en el suelo
– Le he dicho que lo dejara pasar, que se fuera, pero él seguía cada vez más enfadado diciendo que ella no le dejaba en paz -lo digo con todo el tacto que puedo para que la chica no se sienta más dolida de lo que tiene que estar

Los de la estación toman notas y cuando nos queremos dar cuenta llega otro tren. La chica apenas habla y se quiere subir, se quiere ir, no quiere saber nada de lo que ha pasado. Ellos le dicen que si no quiere denunciarle, ella dice que no, y se va. Es extraña. El que asegura que el malnacido es el Billy Blanks dice que esa chica no puede estar borracha, que es así, que está loca. El resto no dice nada, aunque yo también lo creo un poco.

La chica se va. Nosotros seguimos dando todos los datos que podemos: la ropa, la altura, su acento era americano sin duda y llevaba auriculares de esos grandes de color plata. Me acuerdo de la foto que saqué del interior del tren y que estaba movida, quizás se le vea. Busco, pero ni siquiera la he guardado, la borré…

– Podéis poner una denuncia si queréis -dice el que creo que es el jefe de estación, nos rodea gente pero nadie más que nosotros sabe muy bien qué ha pasado
– Si, pero eso lleva mucho tiempo -dice el que está convencido que es el tal Billy –yo tengo que volver a casa. Ha sido terrible ese gaijin -dice despectivamente, pero acto seguido se da cuenta – Tu eres una buena persona, te has bajado para ayudar, ne?.

Yo le miro esbozando media mueca y no contesto.

– ¿Tu crees que es Billy Blanks? -me pregunta directamente el que parece estar al cargo de la estación
– No, se le parece y está muy fuerte como él pero no lo creo, aunque al de verdad sólo le he visto por la tele alguna vez – el que acaba de hacer el comentario racista no está de acuerdo
– Es él seguro, seguro seguro: negro, fuerte, pelo rapado… -yo no contesto, ya he dicho lo que creía y parece que tienen en cuenta más mi opinión.
Yo hago la denuncia -dice el señor de gafas que cayó al suelo a la vez que la pobre chica- no me importa lo que se tarde -hace una reverencia y todos se la devolvemos, nadie parecía dispuesto y finalmente él se ha decidido.

Él se va con el personal de la estación de Shinjuku, los demás se van andando a buscar sus trenes y el del comentario racista y yo nos montamos a la vez en el tren para seguir nuestro camino. Se siente mal y lo noto, eso me vale como disculpa así que rompo el incómodo silencio:

– No hacía falta hacer lo que ha hecho, ne, ella estaba molestando pero con levantarse e irse habría bastado
– Es verdad. Ha sido terrible. Ella no estaba borracha creo, para mi que estaba un poco loca -vuelve a decir, entre eso y lo de que es Billy tiene las cosas claras
– Si, hacía ruidos raros y molestaba, pero él se ha pasado mucho, no hacía falta llegar hasta ahí

Durante un rato tratamos de normalizar la situación y hablamos de qué hago yo en Japón, en qué trabajo y dónde y otras preguntas típicas tópicas del estilo. Cuando voy llegando a mi parada, que sabe cual es porque me lo ha preguntado un par de minutos antes, me dice:

– Pero de verdad que era Billy, cualquiera se mete con él…

Salgo de la estación todavía temblando. Me acuerdo de la chica, del golpe contra la barra, de la manera de hablar de él. Me pregunto si la policia siquiera le buscará por Shin-Okubo cuando avisaron desde la estación de Shinjuku, creo entender que es fácil identificarle porque llamaba mucho la atención, pero ¿le cogerán?, ¿le harán algo?…

Veo a la chica una y otra vez, y lo que es peor: no dejo de escuchar ese sonido.

Sigo nervioso. Me voy a casa. Por hoy ya he tenido bastante.

Ikubitacoreando

¿Os acordáis del día aquél que me puse a intentar clasificar el blog este?. Al final dejamos la cosa en blog personal y tiramos por ahí en los premios de Bitácoras. Yo prometía en plan políticomendigavotos que si ganaba, grababa un vídeo en el que me zampaba un bote wasabi mientras cantaba la canción de La Bamba.

El wasabi con el que me saqué las fotos estaba caducao y lo tiré pensando en que no iba a tener que comprar más. Pero luego resulta que en la primera clasificación parcial iba ganando y toda la sakana. La pamplina se está empezando a poner seria porque acaban de sacar la segunda clasificación parcial y ahí seguimos…

Y como de perdidos al kawa, y la de La Bamba la dije por decir una, os dejo elegir canción. De momento ahí van unas propuestas con la posibilidad de sugerir nuevas que iré metiendo como opciones según vayan llegando a ná que se sugieran un par de veces:

Votar en los Premios Bitacoras.com
Mejor Blog Personal
:ikugracias:

Y eso de Japón…

A ver por donde empiezo, que me estoy metiendo en un berenjenal chato con este post… el caso es que últimamente me he encontrado con antiguos amigos que no sabían que yo estaba en los Tokyos y me preguntan poco más o menos que

:peneke: :ahivalaotia:
¡¿¡¿¡ y tu qué haces ahí, chato moreno !!!?!?

Esto unido a todas esas personas que siempre me preguntan sobre cosas de las que no tengo ni idea, como cual es la mejor manera de venirse a vivir aquí y así, ha hecho que me decida a contar un poco la historia de cómo amanecí yo un día en el país del sube que te empujo, entra que te estrujo.

Todo empezó una bonita tarde del final del verano del 2000 en Isla, Cantabria. Yo había acabado la carrera de Informático en Deusto y estaba ya tratando de olvidarme de todas las tonteces que me habían metido en la cabeza durante cinco años a base de playa y sol. Pero como uno tiene conciencia por ahí en algún lado entre los riñones y la nuez, ojeaba muy, pero que muy muy muy por encima la sección de empleo del periódico. Por aquél entonces había más ofertas en las hojas esas naranjas que en el infojobs, se lo crean vuesas mercedes o no. Y resulta que allí apareció un «Se busca becario para Japón» entre muchos anuncios de consultoras y liendres de la misma calaña que no son más que invernaderos de informáticos esperando ser subcontratados por grandes empresas que no nos cogen directamente no vaya a ser que descubramos que tenemos dignidad o algo y se nos suba a la cabeza.

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Yo hacía bastantes años que andaba con mi Karate pero tampoco es que me atrayese Japón mucho, de hecho no tenía ni idea ni de japonés, ni sabía de más dibujos animados que la calva de Krilin (que no tenía tampoco el pobre pero mira, así ganó al Bacterian, ¡anaricil como era!).

Pero vamos, la cosa tenía guasa, así que envié mi CV que estaba tan vacío que el clip del word parecía una animadora de no saber ya ni qué gestos hacerme para que pusiera algo más (en el gremio ésto se conoce como clipleader). Y más gracioso fue cuando me llamaron para una entrevista y me planté en el Parque Tecnológico de Miñano, en Vitoria, con un amigo que me acompañó (gracias Dani!) presto a defender mi potencial laboral.

Así a grandes rasgos, era una empresa que hacían un software de CAD/CAM que tenía bastante éxito en Europa y América y querían introducirlo en Japón, que es donde estaban las máquinas de cortar chapa más sofisticadas del mundo. La copla era que el Gobierno Vasco otorgaba cierto dinero para unas Becas de Internacionalización que organizaban junto con empresas que tenían oficinas fuera de Euskadi, y ese año era la primera vez que salía Japón, aunque el destino más normal de Asia siempre había sido China. Creo recordar que había diez tipos que se iban donde la murallaca y en una esquina estaba yo con mi sol nacientinín.

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La entrevista fue curiosa, total, no tenía nada que perder y tampoco me interesaba demasiado el trabajo. Vamos, que fuí por probar y me daba cierta pereza tener que empezar a trabajar ya tan pronto después de haber acabado la carrera apenas unas semanas antes (esto no se lo digáis a mi madre). Y ya cuando el que me hizo la entrevista me empezó a preguntar cosas en inglés supe que no me cogían ni a la de two, yo con mi inglés de Muzzy que Aznar hablaba como Eminem a mi lado.

Contra todo pronóstico me cogieron, ¡picuetos nos quedamos!, hasta el clip del word se acabó yendo a vivir con un imán del que no se separaba nunca (aunque a mi no me caía muy allá desde que se cambió el nombre por iMan cuando salió el iPhone, ¡vaya :ikufantasma: !, ¡tan atractivo no era!).

Los detalles se concretaron un poco más: el Gobierno Vasco me daba un dinero suficiente para vivir allí y la empresa me pagaba el piso y el viaje. La beca duraría nueve meses, estando los tres primeros en Vitoria aprendiendo sobre la empresa y los otros seis en Tokyo, concretamente en la oficina de Nakano junto a Takeshi y Natsuyo, dos compañeros japoneses.

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Durante esos tres meses tomé contacto con Take y Natsuyo por email y empecé a darles soporte por internet, que era lo que después iba a tener que hacer en persona en los Tokyos. Bea primero dijo que no venía ni de coña y que ahí me las entendiese yo con los palillos. Después acabamos decidiendo que si encontrábamos un trabajo para ella, que se venía también así que las dos primeras horas de cada día los dediqué a buscar empresas de informática en Tokyo y a enviarles su CV contándoles la situación. Estoy convencido que envié más de mil emails, el clip del word hasta se medio oxidó de la sudada, el muy truhán que se había separao del iMan porque decía que no tenía término medio: o le agobiaba o se daba la vuelta y le rechazaba. Se aburría desde entonces y no hacía más que quejarse, así que le dí trabajo: ¡ala campeón, a pegar sellos! (cuentan que en Microsoft le rescindieron el contrato porque de tantas cabezadas que se dió contra la pared parecía más un shuriken que otra cosa)

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Resultado: tres entrevistas concertadas durante las dos primeras semanas que llegábamos a Japón, y con la cuenta atrás de los tres meses del visado de turista de ella muy en mente. Yo tenía un visado cultural por seis meses que me tramitaron desde la embajada y con el que entré como un rey sin medio problema, pero cuando a ella en Narita le preguntaron a qué venía y contestó que a trabajar, se lió parda. ¿Cómo que a trabajar sin visado? ¿cómo es eso si vienes de turista pelá?… pero, curioso, en cuanto dijo que venía conmigo y vieron el peazo de sello del embajador japonés se les puso roja la frente de dar reverencabezadas pidiendo perdón.

Se juntaron muchas primeras veces ahí:
– La primera vez que fuí a Madrid: en autobús a hacer los papeles del visado a la embajada, estuve tres horas de reloj en la capi y me fuí acojonadísimo
– Mi primer sueldo: un millón de pesetas que me pagaron de una vez (qué chungo fué eso de tener tanta pasta de repente después de haber estado pelao durante toda mi vida, ¡qué insulto al verbo administrar!)
– La primera vez que montaba en un avión: para ir a Tokyo

¡Toma Geroma!

¿Nuestra estancia en Nakano? pues imaginaos: yo vine de becario con lo que venía predispuesto a no meter ni un minuto extra de más, no teníamos ni idea de japonés y no nos complicábamos la vida en absoluto yendo a comer al McDonalds la mayoría de las veces por miedo a entrar en cualquier sitio. Pero es que hasta pidiendo Big Macs nos salían decimales con las preguntitas de rigor

¡que me des la hamburguesa ya!
:copon:

La de cosas que nos perdimos por no chapurrear un poquico…

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Emocionante, pero… la cosa empezó mal porque el piso que nos habían buscado era un cuchitril horrible, que hasta a Torrente le daría cosica. En realidad lo había buscado yo por internet y Natsuyo sólo había ido a pagar la señal en mano, cosa que siempre me fastidió bastante porque estaba bastante claro que yo no iba a poder conseguir nada decente desde el ordenador de casa y lo cierto es que esperaba que fuesen ellos los que me buscasen alojamiento. Pero no lo hicieron, como también puedo entender porque tenían un huevo de trabajo, y es que lo planeamos mal desde el principio.

Ya teníamos tres misiones:

– Preparar las entrevistas de trabajo de Bea
– Conseguir un piso construido del siglo XX palante
– Entender qué copones era eso del «ahivaese» que nos chillaban al entrar a todas las tiendas

Continuará…

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Oskar que sales sin cabeza en la tele!!!!

Con este email me he levantado esta mañana, bueno con este de Bea y con uno de Elena que dice «Creo que ha salido la Kotoba en Tele5″. He flipao in colors y raúdo y veloz he ido a investigar qué es eso de que Ikusuki sale en la tele del número rimable, y me he encontrao con un vídeo del que la verdad es que no he entendido ná.

Bueno si, he entendido que han cogido la foto mía en la que salgo con la Kotoba en la playa de Górliz, que le han quitao mi careto y han hecho un montaje ahí raro…


Aquí la foto en cuestión:

El programa se llama «G-20» y por lo visto lo presenta el tal Risto que en mis tiempos era un tío borde que ponía a parir a los de Operación Triunfo.

En fin, ilusión por ver una ikucami en la tele, y desconcierto por no saber muy bien cómo tomármelo… supongo que será bueno, aunque si hubiesen dicho algo de Ikusuki habría sido mejor!

:viejuno: ¡¡Peazo cuerpo serrano por cierto!!! :viejuno:

En fin, delfín! :bythesegao: iremos

Documental sobre Euskadi de la NHK Japonesa

Últimamente Michiko y yo estamos teniendo tres clases de la ceremonia del té al mes. La profesora es amiga de hace muchos años de Michiko así que tienen más o menos la misma edad, que es un poquico más que la mía. Esto da lugar a situaciones bastante graciosas, como que la sensei siempre nos tiene algo para merendar porque claro, como vamos directos del trabajo pues tendremos hambre. Yo hago apuestas con Michiko por el camino sobre qué habrá ese día, si sandwhiches, si onigiris, si plátanos… anda que no nos lo pasamos bien.

Más o menos siempre pasa igual: llegamos, ellas dos se hacen muchas reverencias y se ríen mucho, yo lo mismo pero en menos cantidad, nos deja la merienda encima de la mesa y Michiko y yo nos partimos de risa sabiendo quién ha acertado esa vez. De mientras comemos, la profesora acaba de preparar lo que toca para la clase: ordena los utensilios, se asegura que haya suficiente té verde en el natsume, enciende el falso fuego que pondrá a hervir el agua…
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Después el único cambio que suele haber es el orden en que hacemos según qué versión de la ceremonia. A veces empiezo yo con la ceremonia simple y otras veces es la ceremonia del Koichá, un poco más complicada y es Michiko. Cualquier combinación de lo anterior siempre y cuando al final hayamos hecho las dos ceremonias los dos, y hayamos hecho de clientes los dos. Resultado: dos veces de mancharnos de verde, dos veces de comer preciosos dulces, dos veces de beber té verde y cuatro veces de tener las piernas entumecidas.

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Pero hay ocasiones en que la profesora invita a alguien más que sólo va a ver. Dice Michiko que es porque es curioso ver a un extranjero haciéndolo y que le gusta presumir de ello, lo cierto es que siempre que ha venido alguien yo me he puesto nervioso y lo he hecho peor de lo que debería. Estos invitados de mi profesora además son mayores y parece que la coyuntura les obliga a hablar en keigo, el japonés de respeto, con lo que yo no me entero de la misa a la mitad, lo cierto es que prefiero que no venga nadie.

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Hace un par de meses vino una chica que trabaja en la NHK, la cadena de televisión japonesa, porque me quería conocer. Resulta que hace unos años esta chica se tiró un mes por Euskadi haciendo un reportaje, que conoció a Ibarretxe, que le invitaron a una sociedad gastronómica, que vió un montón de pueblos y se zampó la mitad de los pintxos… y que vino encantada. El reportaje parece que llamó la atención por enseñar una parte muy diferente de España, y ella vino toda sorprendida con el Euskera, que le parecía curiosísimo que lo hablasen también en el País Vasco Francés personas que no saben castellano.

Tuvo que ser gracioso para ella ver a un vasquico postizo como soy yo preparándole el té en plan ceremonioso…

Bueno, el caso es que hace un par de semanas me hizo llegar un DVD con el reportaje en cuestión. Son 50 minutacos de imágenes viejunas, y me parecía muy largo para ponerlo entero, así que lo he editado cortando cachos y dejando lo que más me ha gustado. La verdad es que no dejan nada sin tocar, terrorismo incluido, y me parece que logra alejarse de tópicos facilones.

Ya me gustaría tener el suficiente nivel de japonés como para subtitularlo, ya.

Ahí os dejo el montaje del Ikusuki, que no ha sido más que cortar cachos y añadir algún textico sobre lo que se habla.

¡a ver qué os parece, que además sale Birubao !

El día que vino esta chica de la tele, yo le hablé un montón sobre que hago Karate y lo del Yosakoi y tal en plan «a ver si me hace un reportaje, me hago famoso haciendo el vainas por la tele y dejo las teclas».

¡Nasti de plasti! :pirao: jajaja

¡Que aproveche!

No sé si sabéis, y si no os lo digo yo, que ésta semana es fiesta en Japón hasta el jueves. Lo que han llamado como «Silver Week» hace que todo el mundo este gambiteando ( © Gambiteando by Muchachada Nui) pero como mi empresa es irlandesa, pues aquí estoy yo dándole a las teclas como un campeón que no puedo ni respirar ( © Respirar es un acto patentado por Adán primero y cedido su uso a Eva después).

Como tampoco tengo ni Karate, ni clases de ceremonia del Té, pues me he propuesto avanzar lo más posible en el proyecto y así poderme coger muchas vacaciones cuando la cosa esté acabada. Para no perder la forma (© Eva Nasarre), si es que la tenía, el domingo dejé la ropa y la bici en la oficina, ayer vine corriendo los 5 kms, y después a la noche volví en bici. Hoy pensaba quedarme en casa, pero está claro que el tiempo me cunde la mitad porque me distraigo con una mosca, así que me he venido también.

Quedarme en casa tendría sus ventajas: curro en pijama, ahorro dinero comiendo lo que cocine así en un rato, si tengo sueño me duermo la siesta sin problema… pero creo que tiene muchos más inconvenientes, el más importante el de la productividad que ya he dicho antes aunque hay días que la cosa da para mucho. A parte de eso, no salir casi de casa hace que tenga la sensación de perder el día entero por mucho trabajo que se haga, es una sensación extraña, como si no lo hubiese vivido del todo o algo así. Sólo con la ida y la vuelta a la oficina ya se podría decir que la cosa tiene su sentido: me preparo, me ducho, me visto decentemente… no sé, al seguir el ritual de pasar del estado legañero al de persona visible uno como que se motiva más.

Y aunque no ahorre dinero, me gusta mucho el momento del mediodía en el que salgo a los combinis de alrededor a otear el condumio (¿condumio será de Muchachada Nui? ¿lo habrá dicho alguien antes que yo? ¿tendré que citar la fuente? ¡temblores me entran!). La mayoría de las veces acabo yendo al HottoMotto que es una cadena que te dan comida para llevar con muy buena relación calidad-precio (Ale también va de vez en cuando que lo sé yo).

A veces me encuentro alguna cosa curiosa en los combinis, como ésta mezcla de onigiris, espaguettis y fritanga del Natural Lawson que me costó 380 Yenes:

De beber últimamente no tienen nada ahí raro, así que botella de agua y a darle al Java!!!

いただきま~す :parriba

La mejor foto de Julio

Ya, ya sé que estamos en Septiembre y que esto pilla un poco tarde, pero no quiero dejar de resumir cada uno de los meses que «viví» en Japón con la foto que captó el momento quizás más relevante de ese mes.

En Julio decidí que ya estaba bastante cansado de tanto Shibuya y tanto Shinjuku y me puse a buscar algún sitio nuevo al que ir. Encontré distintas excursiones, pero la de aquél paseo casi en solitario por el bosque me cautivó. Entre senderos, cuestas y cigarras aparecí en un pueblo que me hizo sentir como uno de los personajes de las películas de Kurosawa. Eso sí, cambiando kimono, getas y katana por vaqueros, playeras y cámaras de fotos.

Me senté al lado de la fuente y después de un rato intentando entender su significado con la vista, creí encontrarlo al cerrar los ojos y escuchar el torrente del agua que iba llenando el bambú hasta que se desbordaba y éste volvía a su posición original tañiendo al chocar con la piedra que hacía de soporte. El murmullo del agua parecía ser el torrente sanguíneo de la naturaleza que se desplazaba con el latido intermitente pero continuo del bambú.

Mira por donde, resulta que la tierra también tiene corazón.

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Viernes, 18 septiembre 2009

¿Por qué ya no sueño? me pregunto mientras me incorporo desde el futón, ¿o quizás es que no me acuerdo?… como quiera que sea, es cierto que hace mucho que no recuerdo mis sueños, esos en los que aparecían capítulos de mi vida con personajes mezclados, que nunca se habían conocido entre ellos pero que interactuaban como si así fuese. Había sueños en los que mi madre hablaba con mi antiguo jefe y lo hacían en japonés, ella hasta con acento extremeño, y todo parecía normal.

Pero esta mañana parecía que hacía una eternidad desde el último. Sin ser bueno ni malo, sólo raro. No importaba demasiado, hoy es viernes y había quedado con Michiko y una chica que me quería presentar en Ikebukuro. Apenas sabía nada de esta historia, pero me dejé llevar hasta el punto de estar entusiasmado, tanto, que planché la camisa blanca de manga corta que tan bien creo que me queda antes de salir de casa.

Afeitado y con gomina pedaleé los cinco kilómetros que me separan de la oficina, pero hoy con calma para no sudar más de lo normal no vaya a ser que el olor del aftershave fuese anulado antes de tiempo. Cuatro, cinco, seis, nueve… cando la bici tratando de no olvidar la combinación y entro en la oficina. Saludo y de cinco personas me lo devuelven tres, no está mal, haremos una raya en la pared.

Michiko me pregunta si he leido el correo, le digo que no y entonces me cuenta que la chica no puede venir, que mañana tiene que madrugar y que mejor otro día con más calma. Miro la camisa semiarrugada y me río, le cuento lo de la plancha matutina y nos reímos juntos, después le pregunto si tiene algo que hacer, que ya me había hecho a la idea de no irme a casa después del trabajo. Me dice que si no me importa ir con ella, que encantada, le digo lo mismo, nos volvemos a reír. Nadie nos entiende porque hablamos en castellano, y con esa complicidad implícita frente al resto quedamos a las seís y media cerca de la estación de Meguro.

Llego tarde, como un cuarto de hora porque mi ordenador no va todo lo rápido que yo creía, o porque me propongo hacer más cosas de las que debería, no sabría decir. Pero llego, le pido perdón y ella le quita importancia riéndose como siempre y preguntándome por temas de trabajo. Pienso en que el mundo sería maravilloso si todo el mundo fuese como ella.

Llegamos al izakaya y nos sentamos, pedimos dos cervezas y entonces nos falta tiempo para hablar. Ponemos un poco a parir a los demás de la oficina, no demasiado, a cada cual lo que le toca como harán ellos con nosotros. Y van llegando platos, y se van vaciando las jarras y llegan otras relajando la vergüenza y relativizando el respeto.

¿Te acuerdas del día que llegué? yo estaba muy cansado y me moría de sueño

¡Si me acuerdo! te abrí la puerta y llevabas una playera roja con un muñeco en la espalda, y dos maletas enormes, y mientras esperabas al jefe dabas cabezadas en la mesa del sueño que tenías. Ese día no te dije nada, pero parecía que habías llorado mucho

Fíjate, tenía tanto miedo que el chico que había a mi lado en el avión tenía que estar asustado . Pero imagínate, dejaba atrás mi vida anterior para empezar desde cero una nueva. Ya había estado en Tokyo una vez, como sabes, pero fué acompañado. Ese día llegué sólo y no tenía ni idea de nada de lo que iba a pasar.

– ¡Qué me vas a contar que me tiré diez años en México!. Me acuerdo que Eric te acompañó al hotel al que ibas, ¿te acuerdas de Eric? ¡mira que era raro el francés!

Alguien grita al lado, es una chica que está borracha. Michiko la mira fijamente, se la nota molesta

– ¿Por qué tiene que hablar así?

– ¿A gritos? pues estará borracha, no le hagas caso

– No es sólo eso, dice palabras muy feas, como si fuese un hombre, ¡pendeja!

Su acento mexicano me suena bonito, casi poético. Alguien nos interrumpe, una chica vestida con escasa ropa de cuero blanco nos pregunta si fumamos, le contestamos que no y se va disculpándose por habernos interrumpido. La miro irse y me arrepiento de no fumar. Michiko me ve:

– ¿Le decimos que vuelva?

– Es que vaya vestidito que me traía… ¡si hace falta fumar se fuma!

La miro reirse y cómo se le acentúan las arrugas alrededor de los ojos que se le empequeñecen aún más. Con alguna jarra más de cerveza, llega su turno y no sé cómo la conversación empieza a girar en torno a su vida en México. Diez años, algunos atracos, un terremoto y mucho corazón.

– Voy a volver el año que viene, aunque mi madre se enfadará -al decir ésto, sus manos hacen el gesto de poner cuernos, creo entender que es la manera de gesticular el enfado- porque dejaré a mi padre sólo, pero quiero ir aunque sean dos semanas

– Claro que si, dos semanas no van a ningún lado y te lo mereces
-me pregunto si estaré hablando más de lo que debería- desde que tu padre está en el hospital no haces otra cosa que estar pendiente de ellos, no creo que pase nada porque vuelvas y así te olvidas de todo un poco

Me da la razón y aunque siempre me la dá, ésta vez sí que creo que la tengo aunque la sensación de hablar de más sigue ahí. Vuelve la camarera, trae más platos y más jarras. No me había fijado en ella, no es que sea especialmente guapa pero sí que es resultona… pienso en que a veces me gustaría no estar tan sólo.

– Qué pena que no haya venido hoy Chiaki, creo que te habría gustado -dice como leyéndome las pupilas

– Bueno, pero si hubiese venido ella, seguro que no hubiésemos hablado de todo lo que llevamos ya hablado, así que no pasa nada

Mis dos años y medio de esta nueva vida pasan ante nosotros, recordamos muchos momentos juntos y separados, nombramos personas que ya no están con nosotros, compañeros y compañeras que compartieron parte de sus vidas con las nuestras y de los que no sabemos nada. Nos desciframos mutuamente un poquito más hasta que finalmente nos despedimos con un abrazo enfrente de personas que normalmente no se abrazan por la calle. Ella se va en tren, pero antes de doblar la esquina se vuelve y me mira diciéndome adios con las manos. Le devuelvo el saludo y me vuelvo a casa sólo una vez más.

Mirando al cielo pienso en lo distinta que sería mi vida aquí sin ella. Entonces empiezo a bajar la cuesta que me lleva hasta la bici detrás de tres japoneses con traje que están borrachos y ríen y fuman y me obstaculizan el paso. Yo rebusco en mi bolsa, pongo música al azar y Doctor Deseo me recuerda de donde vengo aún estando donde estoy.

Tuviste que decirme adios, calles hundidas a mis pies para echarte en falta hasta la muerte, y yo bailando al ritmo de mis zapatos negros como una veleta fiel al viento…

Y bajo la luz de la luna caen algunas lágrimas de mis ojos. Lágrimas de felicidad y de tristeza, de dicha y de desdicha, de amor y de soledad. Lágrimas que me recuerdan lo que tenía, lo que tengo y que anuncian, desafiantes, lo que tendré.

Y yo sigo mi camino. Con ellas.

Vamos a engañarnos y dime, mi cielo, que ésto va a durar siempre…

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Torii

Las puertas torii marcan la frontera entre lo profano y lo sagrado, atravesarlas significa permutar tierra mundana por santificada, mundo terrenal por místico.

Allá, en algún lugar de nuestro interior, hay juicios, anhelos e inquietudes que ni siquiera nosotros conocemos en su totalidad y que a veces conviene rescatar de lo más hondo del pozo del alma para acicalar el espíritu y enjuagar la razón.

Pero antes de presentar las credenciales de nuestro corazón a los dioses, debemos completar el ritual de purificación iniciado al traspasar la puerta lavándonos las manos y la boca con agua de la fuente del templo.

En definitiva, la puerta torii es el inicio de un viaje espiritual cuyo fin último será sincronizar el alma con la de los dioses.

Ésta que traigo yo aquí en concreto se ha sincronizao con los vecinos:

Llamémoslo

Anda que entre el post de ayer del caso de los votos cruzados (también llamado Gatostiable Gate por Pau) y el post de hoy va de jaleo la cosa!!. Jaja, pero vamos, que es justo y necesario que diría el cura de mi pueblo.

Al lío!, el caso es que últimamente he tenido ciertos, llamémoslos, encuentros con distintas personas. Todos siguen el mismo patrón: yo escribo, digo o hago algo y ellos me dan su visión de lo escrito, dicho o hecho de una manera, llamémoslo, directa a la que yo replico a mi manera y entonces la tenemos.

En el caso del blog, resulta que es público: cualquiera puede entrar y dejar, llamémoslo, su huella. Lees, ves y escuchas lo que el autor ha querido poner ahí y puede que te entusiasme, te guste, te sea indiferente o que directamente te parezca algo palopinchable. Totalmente respetable, el que escribió sobre gustos era un charlatán, también hay gente que escucha reggeton y yo no les chillo. Allá cuidaos.

Pero que un blog sea público no significa que su autor tenga que aguantar que, llamémoslos, invitados non gratos vengan a joder la marrana que diría mi madre. Hay blogs cuyos comentarios dan vergüenza ajena y que sigan ahí publicados significa que al autor le importan más bien poco, o que ni siquiera los lee. Esto no va a pasar con el ikublog, eso lo tengo claro y además es una de las razones principales por la que me pasé al WordPress este. Para mi este tipo de comentarios son un insulto personal hacia mi, hacia lo que hago, y eso es algo que no voy a tolerar, así que he empezado a bloquear a cierta gente que no ha hecho nada más que dar por el saco.

Desdeluego que no busco con esto dejar en el blog únicamente los comentarios esos halagadores o buenos, todo tipo de opinión es bienvenida siempre y cuando no se falte al respeto. No es lo mismo decir: «no me ha gustado para nada el video, me he mareao, cómprate un trípode» que «vaya puta mierda de vídeo y vaya pedazo de gilipoyas que sale». Eso en persona no me lo dices esperando que me quede callado, es de sentido común.

También ha habido comentarios que sin faltar al respeto, no he entendido a qué han venido o no me han parecido correctos y a esos les he contestado y se han molestado. Esto siempre me ha sorprendido, es como si la opinión del autor del blog sobre los comentarios no se tolerase, como si uno no pudiese comentar los comentarios porque entonces «no se aceptan las críticas» o «se está susceptible», incluso «eres un prepotente». Si alguien escribe algo que no me parece bien, lo diré. Esto no va a cambiar aunque luego «tengan claro que no se volverán a pasar por aquí». Allá cuidaos, una vez más.

En el mundo real me he cruzado también con personas que sueltan perlas que me dejan asustado, aunque peor es sentir la indiferencia del resto. Estos son los «sonasís», que cuando he tratado de hablar sobre ellos me han contestado «es que es así», como si eso fuese una razón que justifique su comportamiento. Es decir, que si yo empiezo a faltarle al respeto a todo kiski… ¿al final todo el mundo entenderá que yo soy así y me aceptarán?.

Por ahí no paso, para mi esa, llamémosla gente, que con la autoexcusa de ser sinceros se permiten decir cualquier cosa no son más que maleducados con una prepotencia que está elevada al cuadrado. Voy a empezar yo a decir «eres lo más tonto que existe y te lo digo porque yo soy así y no me puedo callar», ¡venga hombre!.

Lo peor es que a estos no puedo bloquearlos para que me dejen en paz.

A los del blog sí, y eso que he ganado. Así que si no te sale el comentario nada más escribirlo, enhorabuena, has tenido el honor de pasar a la lista de los ilustres porsaquiles del ikublog, a ver si os juntáis otros tres más y montamos la cuadra.

Lo que me río dándole a eliminar sus rebuznos que ahora van directos a la lista de spam no tiene precio. :jumjum:

:porsaquil:

PD: Los del menéame no merecen ni que se les mencione, eso si que es un establo… :pirao: :pirao:

Premios 20Blogs – Invalidación de votos y sanción

Estimado usuario,

Nos ponemos en contacto con usted para comunicarle que la organización de los Premios 20 Blogs ha detectado que en sus votaciones (emitidas y recibidas) se han cruzado votos. Entendemos que la fecha y hora en las que éstos se producen indican que se ha producido un intercambio consciente de sufragios, acción prohibida por las normas del concurso.

Como la cifra iguala o supera los tres intercambios, pero no alcanza los diez, su blog no será expulsado del concurso, pero si sancionado con la invalidación de los sufragios intercambiados y una reducción adicional de 10 votos.

Estos son los datos que obran en nuestro poder…

* El 13/07/09 a las 11:00 usted votó por el blog ‘Nihon mon amour’ y su autor devolvió el voto a las 11:03 del mismo día.
* El 13/07/09 a las 10:59 el autor del blog ‘La Arcadia…’ votó por su blog, y usted devolvió el voto a las 11:02 del mismo día.
* El 13/07/09 a las 12:04 el autor del blog ‘El Pachinko’ votó por su blog, y usted devolvió el voto a las 15:50 del mismo día.
* El 23/08/09 a las 06:04 al autor del blog ‘Kiensueño’ votó por su blog, y usted devolvió el voto a las 03:42 del día siguiente.

Si existe alguna circunstancia o información que pueda explicar de forma convincente estas coincidencias, no será sancionado, por lo que le animamos a presentar las alegaciones que considere convenientes.

Estimado Pablo,

No puedo más que sorprenderme ante el contenido de su email y la conclusión a la que han llegado. Le tomo, pues, la palabra y procedo a dar una explicación a lo sucedido desde mi punto de vista:

– Las tres primeras votaciones a «Nihonmonamour», «La Arcadia de Urias» y «El Pachinko» se produjeron el mismo día en que abrieron las votaciones, es decir, el día en que todos los blogueros que nos presentamos recibimos un email animándonos a empezar a ver otros blogs para decidir nuestro voto. Estoy convencidísimo de que ese día ha sido el día que más votos se han emitido de todos los que ha durado el concurso, y si a eso le sumamos que sólo votamos los blogueros los unos a los otros, no puedo más que sentirme halagado porque tres de mis votos de ese mismo día hayan decidido votarme a su vez a mi. Ni yo les he pedido el voto, ni ellos me lo han pedido a mi, ni mucho menos nos hemos puesto de acuerdo. Creo que es bastante normal que votemos a blogs que seguimos habitualmente, y a éstos tres en concreto les llevo siguiendo desde hace mucho tiempo. Si les sigo es que me gustan, y si me gustan pues claro que les voto.

– Al cuarto, el autor del «Kiensueño» no tengo ni siquiera el gusto de conocerle, simplemente ese día empleé mi tiempo en indagar en los distintos blogs de la categoría y me llamó ese la atencion, así que decidí votarle. De nuevo me halaga que él también decidiese lo mismo.

La única publicidad que he hecho del concurso ha sido el banner que he colocado en el blog y la mención en twitter de que participaba, ni siquiera escribí un post al respecto.

Visto que es simplemente cuestión de estadística y azar, quiero entender, entonces, que el modo de actuar en el futuro para que no pase esto mismo es no ejercer mi derecho a voto si recibo muchos como ha sido el caso (y de nuevo, me siento halagado, lo diré tres y muchas veces porque es el verdadero premio que me llevo de mi participación). Pero vosotros mismos nos animáis a que votemos enviándonos los lunes esos emails en los que nos informáis de las categorías en las que todavía no nos hemos decidido.

No busco que me devolváis esos diez votos porque la votación está más que decidida y me siento totalmente satisfecho del resultado sabiendo que el que está ganando en mi categoría es realmente el que se lo merece con creces. Pero si que creo conveniente enviar éste email para que quede constancia de mi opinión que creo que contrasta con sus conclusiones.

Atentamente,
Oskar

Hola Oskar,

Admitimos tus alegaciones respecto a los tres primeros votos, no tanto respecto al que emitiste en favor de Kiensueño, pues es muy improbable que esa coincidencia se produzca. Los 5.500 concursantes han dispuesto de más de 1.500 horas para emitir sus sufragios, y esos dos votos se cruzan en menos de tres horas. Demasiada coincidencia, tratándose además de un blog denunciado en varias ocasiones por propuestas de intercambio.

Como no sucede lo mismo con los tres primeros votos que emitiste, no hay denuncias de propuesta de intercambio, no serás sancionado. Deja que te comente en todo caso que sí existía una contra tí a la que no dimos credibilidad por tratarse de un supuesto mensaje de correo cuyos encabezamientos parecían haber sido cambiados. Recibimos varias iguales contra varios usuarios y nos ha llevado un tiempo descartarlas.
Como ves, no es cuestión de azar, se han probado muchos intercambios de esta forma. Seguramente otros muchos quedaron impunes (intercambios efectivos, no propuestas) pero mejor dejar marchar a un culpable que penalizar a un inocente, al menos eso pensamos por aquí.

Un saludo,

Hola Pablo,

Gracias por tu respuesta.

Me vuelves a dejar de piedra con lo de que el blog ha sido denunciado por propuestas de intercambio. Fíjate que me acabas de decir que no seré sancionado, es decir que no gano nada contestando a este email, pero creo que debo hacerlo por si puedo aportar algo que pueda siquiera ayudaros a mejorar este sistema de detección que estáis utilizando (que me creáis o no ya es cosa vuestra):

Que alguien me haya acusado de proponer intercambio de votos ya dice mucho sobre algunos concursantes, yo en ningún momento he llevado a cabo ninguna actividad de ese tipo. Es más, mi conciencia no me permitiría ganar un concurso de esa manera, o el premio no tendría absolutamente ningún valor para mi. Mis actividades han sido poner el banner en el blog y anunciar sobretodo al principio y por twitter que me presentaba al concurso, creo que eso entra dentro de los límites «legales» y sobretodo éticos del concurso.

Y aunque parezca mentira, vuelvo a decir que ha sido casualidad el voto «cruzado» de Kiensueño y mi explicación es que ese mismo día, el 24 de Agosto recibí un email vuestro instándome a seguir votando en las categorías en las que no lo había hecho. Así que siguiendo la lista, fuí a la de «Latinoaméricano» e hice mi votación después de curiosear un momento por los 10 primeros. En este caso además la diferencia horaria es más que evidente (6:04 vota él, 03:42 del día siguiente le voto yo).

Volvemos a los números:
– La mayor parte de los votos se van a producir el día en que enviáis un recordatorio
– La mayor parte de los votos emitidos en las distintas categorías van a ser a blogs que ya están entre los diez primeros. Por comodidad, por desinterés o por ambos, al menos la mayoría de mis votos han sido así aunque reconozco que no debería, pero no tengo tiempo material para recorrérmelos todos.
– Yo por aquél entonces iba primero o segundo y por el número de votos que veo que tiene él, seguramente también estaba por ahí (no lo recuerdo).

Reconozco que he leido ese blog dos o tres veces pero me llamó más la atención que el resto. Y también reconozco que no lo he vuelto a leer.

Atentamente,
Oskar

Hola Oskar,

¡Que no te preocupes! Ya te digo que hemos descartado esas denuncias, hay mucho bloguero malintencionado que como decía ayer en el podcast está dispuesto a cualquier cosa por aparecer en el primer puesto de una lista. El problema es que descartarlas nos quita un tiempo precioso para detectar verdaderos fraudes. Un saludo,

Ushiku Daibutsu

Lo acertó Diego el primero al de nada de publicar el impresionante, impactante e increible documento audiovisual bicolor que se automulticroma. El domingo, después del baile de Yosakoi, me fuí a ver

¡ El buda de Ushiku de 120 metros !
:peneke:

Recuerdo que en el pueblo de mis padres había un montón de gente con motes, había uno que era El Sartén, luego estaba La Pichichilla y también teníamos a un Budarro. Pues bien, mamá, que sepas que ya puedes ir buscando otro mote para este último porque es totalmente ilegítimo. El Budarro es el pedazo de Buda que hay plantado en Ushiku, que mide 120 metros y pesa 4000 toneladas, ese si que es el Budarro auténtico y no el señor aquél de pantalones de pana!

Me ha sorprendido mucho que casi no hay información en condiciones en Internet sobre este lugar, así que aquí está el Tío Tosca dispuesto a que el Budarro sea visitado como se merece. O lo que es lo mismo con otras palabras:

ya me pierdo yo cinco veces para que no os perdáis vosotros ninguna

Lo primero y más importante: está lejos, no demasiado, pero sí bastante, y además hay que estar muy pendiente de la hora. Me explico: hay que llegar a la estación de Ushiku en la línea Joban, y lo más fácil es que nos vayamos hasta Nippori en la Yamanote (sube que te empujo, entra que te estrujo) y cambiemos allí. Haceros a la idea que desde Shibuya se tarda unos 89 minutos en llegar a ésta estación.

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Pero después no está todo hecho, sino que hay que montarse en un autobús que te deja a los piezacos de la estatua casi casi. Aquí he leído de todo, hasta que los habían quitado….

¡Mentiraca podridaca! :copon:

Los autobuses están allí, lo que pasa es que son autobuses regulares y no pone nada claro que te lleven hasta el Buda porque es simplemente una parada más de todo el recorrido. Así que nos vamos por la salida Este o también llamada «Chateau» (¡ya están los franchutes metiendo mano!), y enfrente veremos paradas de autobús de lo más discretas, pues bien, nos vamos a la número 1:

Dentro del autobús pueden pasar dos cosas: que vaya directo al Buda o que haga algo así como cinco o seis paradas entre medias (no me lo sé justo). A mi me tocó lo segundo, tu te sientas allí y ves fijo cuando es tu parada, así que tened paciencia porque llegaréis al de una media hora y pagaréis algo así como 600 yenes. Al volver me tocó el directo que tarda menos y te cobran sólo 500 yenes.

A mi lo que más me preocupaba era que el punto azúl se fuese acercando al rojo:

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Una vez allí hay que estar atento, porque no estamos cerca de la estación de tren precisamente y el último autobús sale a las cinco y media. Esto depende de si es fin de semana o día entre semana, y también cambia dependiendo de la época del año, así que aseguraros bien de venir por la mañana o de que cuando lleguéis os fijéis bien en el cartel que tienen pegado en la misma parada de autobús:

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Después hay que pagar entrada, son 500 yenes por entrar al recinto y 300 más si quieres subir por dentro del Buda, que hombre ya de estar allí pues se pagan 800 y nos dejamos de gaitas.

Y bueno, pues aunque desde el autobús ya se vé lo que hay, estar allí a sus pies te deja totalmente impresionado… para que os hagáis una idea, 120 metros son 6 veces la altura del Gundam que había en Odaiba (y que se han calzao ya), 3 veces la estatua de la libertad y 8 veces el Buda de Nara. Aquí van unas medidas copiadas del panfleto:

Altura: 120 metros
Peso: 4000 toneladas
Palma izquierda: 18 metros
La carica: 20 metros
Un ojo: 2.5 metros
El boquino: 4 metros
La napia: 1.2 metros (los Budas son más bien chatos)
Una oreja: 10 metros (compensan con las orejicas)
Dedo índice: 7 metros

En otras palabras, como dicen ellos, el Buda de Nara que mide 14.9 metros cabría en la palma de su mano, haceos a la idea los que habéis estado en Nara!!! (y si no habéis estado, aquí se ve). Normal que tengan el récord Guiness a la estatua de Buda más grande del mundo!

Luego pues se entra dentro, te quitas los zapatos, te meten en un ascensor y vas subiendo hasta el piso cuarto donde hay miradores muy chiquititos para ver el mundo desde la pechera y los hombros, lo primero en el mundillo es conocido como pechovisión o pecherascope:

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Impresiona ver que dentro es un edificio de lo más moderno con sus ascensores, sus salas de exposición y sus tiendicas de amuletos. Y te van contando cómo se construyó con fotos del montaje de lo más curiosas.

También había una sala con 3300 estatuitas de Buda y otra para meditar contra la pared donde no había nadie meditando, pero que creí entender que dan cursillos de iniciación y así.

Por fuera, pues tenemos un jardincillo japonés que es bastante bonito con sus carpas y todo, un quemador de incienso enorme y una campana que cualquiera puede tocar y que triunfa especialmente entre los niños, que todavía tengo la cabeza temblando y el cuerpo me pide uvas todo el rato. Pero sin duda todo queda eclipsado por mi amigo el Budarro y esa pose prekamehame que como le de por tirarlo no quedan ni las cucarachas vivas!

Otra ikuexcursión más!!