Gentes…
Si metiese mis últimos años en una coctelera y la agitase y volcase, seguramente el vaso se llenaría de retazos de gente. Personas iguales y personas distintas a mi, gente con la que he tenido la suerte, no siempre buena, de compartir tiempo y lugar. Almas que han pisado un poco más fuerte en la arena de la mía dejando marcas que se quedarán ahí hasta que algún soplo del corazón las diluya.
Uno tiene ya sus años. Eso me sonará pretencioso cuando lo lea dentro de unos años, pero es verdad que de vez en cuando parece que toca atinar a desenredar un poco el barullo que se me va acumulando de nuca para adelante. Y es que, a veces, uno siente agujetas en las pupilas de tanto ver caminar meses. Como en la canción de los Celtas, que te haces viejo de repente, aunque sin lo de las ganas de morir. Eso si que no, que pensar en morir y dejar un poco de vivir tienen más que ver de lo que parece y uno no está como para religiones ni hostias.
Supongo que cada cual llevará el paseo a su manera, el de vivir digo. A mi por el camino el corazón se me ha roto ya un par de veces, y al que tengo ahora no creo que le quede mucho de garantía, así que ando con mucho más cuidado y casi no dejo que lo toque nadie. Si acaso, de vez en cuando, lo tiendo al sol para que se tuesten un poco los amores pasados a ver si se acaban de evaporar de una vez.
También me he llevado alguna que otra hostia, de esas que duelen más cuando se recuerdan que cuando se reciben, coscorrones que me han dado amigos que eran de mentira o la vida misma que a veces le da por abrir la mano de par en par y soltarte un bofetón para que espabiles y aprendas a mirar más allá del agujero ese que queda al sur de la tripa.
Así que creo que he vivido lo mío. Ah, me sigue sonando pretencioso… a mis 33, ¿que pensará uno de 50 si me lee?.
Pero es lo que hay ahora por aquí dentro, siento que me ha pasado de todo y que uno, a su manera, lleva todos esos arañazos implícitos en los andares, en el sudor, en la forma de actuar, en el hablar.
Creo que he aprendido a apreciar lo bueno, los momentos de calidad, los que cuadran las cuentas cuando llega la noche y vuelve a importar lo que realmente importaba por la mañana, sin la falsa neblina del medio. Y suelen ser siempre compartidos con gente.
Sé que se me ha suavizado el carácter, que ya no hace falta que me esfuerce, que me conformo con los cuatro y ya me sale sólo no buscarle tres pies a los gatos. Pero también sé que la paciencia y yo hace tiempo que no nos tratamos, que no aguanto, que me voy antes que tener que quedarme, que no puedo con alguna gente, que hay que ganarse eso de dar consejos y ya no me valen ni la mitad de los que recibo. No es que me haya avinagrado con el tiempo, pero he aprendido a pintar la raya con tiza y elegir muy bien a los que dejo que estén a este lado, y al resto les ignoro con la mayor de mis sonrisas, que la franqueza esta que me ha entrado es más cosa mía y va por dentro, pero la cortesía es obligada y la sirvo con miel, que quede dulce y brille.
Mi vida creo que cada vez más y más al final se reduce a todas esas gentes, personas, almas que me rodean en lo que yo voy latiendo y respirando,
Compañeros de oxígeno, enemigos por afición, novias de internet, amigos míos que no yo de ellos y otros de verdad tan ciertos como respirar, esposas en mis sueños, amantes de ocasión, compinches de borrachera, autosabios gilipollas, cerdos con el buzón lleno de margaritas, mentirosos de verdad, ídolos en secreto, compadres de volteretas, gurús de chichinabo, acomplejados sin complejo consciente, amores patas arriba, graciosos sin puta gracia, serios hilarantes, comentaristas de los de yo nunca comento, followers que no followeo, familiares hipotecados de por vida en mis ventrículos, enamoradas sin amor, artistas en la sombra, enlazadores del menéame, vidas que jamás daré por muertas en mi memoria, amigas y amantes, amantes a las que perdí el respeto nada más quitarme el niki, camaradas de katas y patadas, corazones sin latido, sonrisas perpetuas, enlaces que no enlazo, parejas de tres conmigo, comentaristas de ocasión, adversarios dignos y rivales hijos de puta, primos adoptados, amigos con derechos por antigüedad y escalafón, conocidos que no conozco, aparentes sin apariencia, ángeles disfrazados de señora, ex-solteras amadas, japoneses que se creen americanos, confesores de mis pecados, ricos en el sentir, pobres de humildad, genios sin ego, feos de cojones, payasos sin nariz pero con corbata, hadas de incógnito, retweets lameculos, colegas de salario y pagas extra, hermanas de mentira pero de verdad, examigas de Facebook, aprovechados de mierda, replies de emails de amor, estrellas pasadas sin brillo ni hostias, envidiosos odiosos, envidiados queridos, jefes que son más amigos que jefes, aliados del pasado que están presentes, sinceros de verdad…
Ahí estáis, y no sobráis ni uno.