Entre susurros

Aquí sigo, no os penséis. Y sigo sin parar, tampoco os penséis. El día que me quede sentado en el sofá se le irá el amarillo al sol o algo, menudo trote llevo.

Mayormente mis días se centran primero en Kota y luego en hacer juegos malabares para exprimirle tres o cuatro horas a las mañanas y poder decir, orgulloso, que hoy también he sido capaz de darle tres bufidos de carrillo lleno a las gaitas que ando soplando últimamente.

Antes la cosa era distinta, claro. Me permitía llegar muy tarde después de Karate a una casa donde a nadie le importaba un carajo cuando o si llegaba, y allí me ponía a darle a las teclas recalentando lo que quedase más a mano de la caja en el combini de al lado de Correos. Escribía mucho: a veces correos a los pocos amigos que todavía no me habían dejado de contestar y la mayoría de las veces entradas en este blog. La motivación era la misma: en apariencia tratar de dibujarle a quien quisiese mirar, el cuadro de mis días; lo sentido por lo vivido. Pero en realidad resulta que aquello era la mejor manera que encontré de barrer la hojarasca de sensaciones que se empeñaban en amontonarse entre mis duermevelas.

Total, que escribir requiere pensar. Y resultó bueno acabar los días pensando en lo que uno sintió desde la primera legaña hasta que va acercándose el último bostezo.

Ahora la rutina es distinta y ese momento se ha perdido. Bueno, no en realidad, cuando por fin Kota decide empezar a soñar con revalidar al día siguiente el record de velocidad por el pasillo modalidad pañal, Chiaki y yo nos contamos el uno al otro los ratos que valieron la pena, haciendo que ese sea de los que más lo hagan del día.

Pero la cosa empieza mucho antes: tengo puesto el reloj a las cinco de la mañana. La mayoría de las veces consigo levantarme, si no puede ser, se retrasa el asunto una hora como mucho, así que bien a las 6 o a las 7 de la mañana ya voy camino de la oficina en bici. Últimamente tardo poco más de cuarenta minutos, asi que normalmente antes de las siete ya tengo la bici aparcada en Gotanda y ya me estoy pidiendo el desayuno, sin tomate, en el Doutor, la cafetería que queda justo enfrente de mi trabajo.

Allí me suelo tirar unas dos horas y media egoista y exclusivamente a lo mío: estudiar japonés y hacer webs por mi cuenta para tratar de ahorrar un poco más de dinero a la vez que aumento mi portafolio y de paso aprendo cosas nuevas que me interesan para progresar en este loco mundo del rascatecleo donde el lenguaje de programación que dominas probablemente sea del que se descojonarán más la semana que viene cuando le de la ventolada al Google o al Apple de turno y vuelva a poner patas arriba este circo. Estoy haciendo ahora, por cierto, la web oficial de la SKIF, la asociación de Karate que fundó Hirokazu Kanazawa, seguro que me habéis oido hablar de ella más veces. Inmenso honor, por cierto, que pensaran en mi.

Encima, gracias a una de las cenas-reunión con los senseis en las que hablamos de la web, me enteré que existe un dojo mucho más cerca de mi casa, así que he vuelto a entrenar mucho más asiduamente sin sacrificar la noche en el tren. Ahora cuando vuelvo de entrenar, todavía sobra tiempo para bañar a Kota y cenar los tres juntos. Me estaba torturando tener que elegir entre pegar patadas o ver a los míos despiertos aunque solo fuese un día a la semana, de momento perdían mis pies contra el corazón por goleada: por muy bien que saliese aquel mawashi gueri, no haber visto a mi hijo dar voces hacía que el día acabase en blanco y negro al máximo de contraste.

Hay que hacer, hay que intentar. Intentar hasta que las piezas encajen o las hagamos encajar desgastándolas de tanto darles vueltas. A veces es fácil, otras no es tan obvio, pero si no haces, si no intentas, si te rindes, no habrá piezas que te vayan a valer nunca.

A eso de las diez entro ya a trabajar. Mi horario es flexible: son ocho horas con una para comer, así que a las siete ya estaré en la calle. Hoy que tengo una entrevista de trabajo, he entrado a las nueve con lo que a las seis ya estaré camino de la tremenda farsa que es venderse uno mismo frente a un tío que pretenderá juzgarte en una hora. Ando ojo avizor siempre a nuevas oportunidades de trabajo que quizás mejoren mis condiciones actuales. No me quejo en absoluto, pero sé que ahora el mercado aquí nos es favorable a los que sabemos Rails y flirteamos con el diseño, así que si gano un poco más que nos permita viajar a España más a menudo con Kota, pues eso que nos llevaremos todos.

Voy a un gimnasio que hay también enfrente de mi oficina. Es un gimnasio de crossfit, de esos de pegar botes durante treinta segundos y descansar diez durante media hora. Allí voy a los mediodías, normalmente a la clase que empieza a las 12:15, después me bebo un smoothie de estos que me traigo de casa en un bote con tapa, me zampo un par de sandwhiches u onigiris y a currar ya de un tirón hasta la hora de salir. Al gimnasio voy todos los días menos los miércoles que cierran. Un smoothie no es más que meter cachos de fruta y todas las movidas raras que se encuentren por casa en una batidora y darle cera, lo que pasa es que si pongo batido queda más soso y como hacía bastante que no escribía un post, quería que molase un poco más.

Al salir volvemos a coger la bici. Hoy me pasaré por Shibuya a la entrevista de trabajo, pero lo normal es que vaya directo a casa. Aviso cuando salgo y Chiaki prepara la bañera para que nada más llegar no quede otra que meternos allí Kota y yo a remojar las churras a pachas. Es nuestro ratico. Yo pongo música, normalmente canciones de mi infancia como Willy Fog o los tres mosqueperros, cosas así que me hace ilusión que conozca, y le hablo, le hablo mucho en castellano, claro. Le cuento cosas de mi familia, de mis padres y hermanos y también le hago muchas preguntas aunque no contesta a ninguna. El parece que pasa de mi, bastante trabajo tiene con salpicar todo lo que puede, pero el otro día señaló una foto de mi hermano y gritó «Javi». Vale la pena. En su mente ahora mismo hay mil palabras sin sentido que de repente se ordenarán todas a la vez y se acordará de mucho de lo que ya le he contado. Estoy seguro.

Cuando llamo al timbre que hay en el baño, a Chiaki le suena una pequeña alarma en la cocina y viene a buscarle con una toalla. Poco pasa hasta que estamos ya cenando nosotros dos mientras Kota ronda a nuestro alrededor. El ya ha cenado, pero ahí anda a ver si le cae algo: como buen bilbaíno tiene un saque de la hostia, pues. Después estamos un rato jugando con él hasta que suele caerse rendido en brazos de Chiaki y pasa entonces lo que he contado casi al principio: nos ponemos en el día del otro: que si los preparativos de la guardería, que si ya va tocando ir un fin de semana por ahí con él de viaje fuera de Tokyo, que si quiero el Apple Watch, que si primero una bici para llevar a Kota… allí inmersos en una cada vez más escasa calma, hablando bajito, nos intercambiamos los trucos y los secretos del arte de ir meciéndose por las horas.

En algún momento, normalmente más pronto que tarde, nos tumbamos al lado de Kota. A las cinco o quizás a las seis todo vuelve a empezar. Algunos sueños estarán más cerca, otros se alejarán sin remedio. La mayoría se seguirán dejando soñar entre almohadas, pedales, records del runkeeper, instagrams de sakuras, pañales, chupetes, unfollows, ohayos, oficinas, otsukaresamas, mails, pesas rusas, lines, whatsapps, flexiones, karategis, ordenadores, sentadillas, onigiris y todas las historias y besos que me quepan en los bolsillos para compartir, susurro a susurro, con mi colega del turno de noche, el que va de salvaguardar todos y cada uno de los ronquidos de nuestro hijo.

39 comentarios en “Entre susurros

  1. Y lo consigues, no sé como lo haces, pero es leer tu post y se me ponga una sonrisota de oreja a oreja. Y es el día a día, si, pero joer que gustillo da el leerlo.

    Y si ya lo valoraba, con este post hace que valore aún mucho más ese ratico robado. Gracias!

    1. «Sumuji» se dice aquí, juas, eso tenía que haber puesto!

      Gracias a ti por leer y encima dejar un comentario ahí !
      :ungusto:

  2. Ríete de las pilas Duracell, o de la pócima que dice que da alas.. Nada como un toscano motivado, transmites felicidad y energía por todo el texto.

    ¡Gracias por el post!! :ungusto:

  3. Este post es una de las mejores descripciones que he leido sobre el significado de la frase «tener una vida plena».

  4. Ponerse al día, contar tus esperanzas, tus miedos… hablar de todo y de nada en especial :secretico: , compartir; es lo mejor y lo más importante en una pareja. (al menos a mi me va bien :coleguicas: )

    1. Es importante hablar… no dejar pasar dos días seguidos sin haber hablado aunque sea un ratico y siempre con calma…

  5. Gracias Oskar. Ánimo en todo. Suerte en las entrevistas. Energía a tope en cada segundo y reposo absoluto en cada ronquido. Gracias por derivar el preciado tiempo hacia el blog. Y más de todo lo bueno en cada segundo de cada todo lo que hagas, de cada todo que compartas con Chiaki y Kota, de cada yen que ahorréis para el siguiente sueño a acometer. Eres muy grande. Y Kota te va a superar, y lo sabes :gustico:

  6. Ya se te echaba de menos!!!, buen post, de los que tocan la fibra.

    Por cierto, con lo de los «batidos» no he podido evitar la imagen de la primera peli de Torrente con los batidos que le preparaba al padre :D :D

  7. Yo no puedo dejar de comentar porque me ha rechinado en los ojos la frase «cuando pulso un timbre que hay en el baño a chiaki le suena una alarma en la cocina» supongo que sera cosa del texto escrito y luego sea todo mucho mas natural pero… ¿sabes el gran apego que se forma con los hijos cuando eres tu mismo el que les seca, da cremita y viste?

    1. Jajaja, Chiaki viene a recogerle con la toalla porque como no para quieto ni dos segundos, es un Cristo bendito secarle y a la vez secarse uno, se forma ahí un marmitako que Dios tirita. Ya me creo lo del apego, ya te digo que dentro de la bañera nos tiramos un rato largo y algo muy raro tiene que pasar para que no le bañe yo todos los días…

      1. Jajaja, ok. Cuando lo comente con mi chico el penso que seria que a los japoneses les gustan las toallas calenticas, como esas qie dan en los restaurantes. Que terremotillo! !

        1. Pues venden la movida para casa, no te creas, un chisme para calentar toallicas!!

          Pero no es el caso, no!

  8. Escribir requiere pensar… oh sí…
    Y un crío en casa con todo lo que eso implica cauteriza las neuronas reflexionadoras.
    Se les quiere mucho y tal… pero ese momento con la parienta de sofá en modo… YA SE HA DORMIDO! Vale un maravedí.
    Ese momento antes de entrar del desayuno, es el bueno…

  9. Eres flipante Koki. Me haces disfrutar a tope con tus historias igual que me pasó con tu libro. Por cierto muchas gracias por la dedicatoria. Me dio pena no poder verte después de tanto tiempo pero espero que en tu próxima visita a Zalla nos veamos. Un abrazo apañero.

  10. Muchas veces nos ahogan y nos sentimos atrapados, pero muchas otras veces… Benditas rutinas…
    Suerte con la búsqueda de trabajo.

  11. Si es que ahora sacar raticos no es tan fácil! ahora que Kota empieza la guarde a ver como va el tema de horarios que ahora encima hay que llevarlos y hacerle el bento no?
    Pero bueno siempre que puedas sacar un momentico creo que de normal nos quedamos contentos con lo que podemos conocer ( iba a poner leer pero esto es mas bien conocerte a ratos :) ).

    Ale a seguir disfrutando!

    1. El bento no hace falta, hay que llevarle y preparar el tinglao de ropa para que tenga para que le cambien y eso…

      Cada vez más difícil lo de buscar el momento, pero se hace lo que se puede!

      Amos ahí copón!!
      :amosahi: :amosahi: :amosahi:

  12. He empezado a leer tu blog hace poquito, despues de terminar tu libro. Que bonito cuando has escrito que le pones a Kota las canciones de tu infancia, eso si que es hacer vinculo. Me ha recordado a mi hermano que el año pasado les puso a mis sobris los didujos de Mazinger Z y ibas a su casa y te encontrabas a alguno de los niños cantando la cancion,…

    1. Pues ahora les tengo a Kota y Chiaki cantando lo de pon la boca así como si fueras a beber todas las noches!!
      jajaja

  13. Yo sigo echando de menos que escribas más a menudo, pero entiendo que ahora hay prioridades y hacer que la rutina no sea rutina conlleva su esfuerzo.

    1. Yo también lo echo de menos, pero las cosas han cambiado mucho y debo cumplir con los míos… más que «debo» es «quiero»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

:cuner: :ikukeke: :ikurruku: :ikukuko: :ikurruke: :ikukin:
:parriba :ungusto: :D ;) :yahaaa: :bailongo: :felicianer: :desquiciao: :gusteresque: :descojoner: :vainas: :amosahi: :P :( :oops: :pirata: :kiss: :feliciano: :pabajo :menfadao: :asi-no: :fliper: :flipader: :cry: :malico: :ikullorer: :pirao: :espabilacopon: :otiaya: :palizero: :ostiejas: :nunchakero: :vergonzer: :siono: :romeo: :secretico: :posna: :gambiters: :coleguicas: :comillo: :sobader: :olakease: :cocinicas: :arrozico:
:pelao: :flipanderer: :rascatecler: :gambi: :ahivalaotia: :peneke: :gustico: :pliebre: :copon: :gatostiable: :ikugracias: :bythesegao: :regulero: :ojetepalinvierno: :porsaquil: :censurer: :goku: :viejuno: :cebolleter: :triki: :ikufantasma: :estudier: :chiqui:

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.