Grajos no ví y sopas de ajo no tomé, pero doy fé de que el domingo hizo un frío del carajo. Yo me dí el madrugón cincomañanero y tiré para Unga como todo buen mozo casadero haría sin dudar ni un poco asín. Total, que a las ocho y media allí nos presentamos los dos: mi fiel escudera la legaña de kilo y yo.
Tiramos para la uni, que estaba al lado, nos cambiamos y bajo una lluvia de éstas que caen para abajo y mojan si te dan, empezamos a estirar y calentar para acabar ensayando un par de veces el bailecico.
Luego, dejó de llover y ya estaban saliendo grupos por turnos hasta que nos tocó a nosotros. Esto era mucho menos serio que la última vez en Ikebukuro, aquí no había competición (que yo sepa), así que se trataba de salir y pasárselo uno bien bailando más que otro poco. Y eso hicimos: salimos a bailar, nos reímos, chillamos, nos lo pasamos bien y después tiramos para los puesticos de comida a degustar del buen yantar de las gentes del lugar.
Midori se vino y a parte de hacerme compañía todo el día, grabó los dos bailes, aquí va el segundo:
¡ Midori !
Después nos retiramos por las bandas hasta Ueno donde un perolo de comida y muchos de bebida nos esperaban. En el baño había un cylon que abría el boquino nada más que entrabas, pero le tenían atado al suelo así que sólo daba sustos y le acabamos cogiendo cariño todos de tanto visitarle.
Y se acabó lo que se daba. Se acabó la coreografía, ya no se baila más. El traje tampoco se vuelve a utilizar, sólo era para éste baile de éste año, así que ahí queda como un bonico pijama para pasar el invierno en casa viendo V con una taza de sopa calentica (¡¡atiende!! ¡¡que Dayana ahora se llama Ana, la mu lagarta!!!).
Así que, una vez más, gracias a todos, chatos, chatunos y chatuelos, por los grandes momentos vividos, como éste de Ikekuburo:
Los recuerdos, las emociones y las amistades… ésos se quedan conmigo y con mi espíritu. Ahora a aprovechar la pausa hasta el año que viene para invertirlo en preparar ese segundo dan de Karate, que tiene que caer pronto, y a ver si en breves empezamos a hacer algo Capoeríticamente hablando a poder ser con el cuello aguantando la cabeza con la misma gracia que hasta ahora.
Entonemos, pues, por última vez un bonito…
それ~ それ~ それ~ それぇ~!!!
… y partamos prestos siguiendo los pasos del sabio Urelio y su hoz…