Más majos que majos!!
Archivo de la categoría: Vete a saber
Palitos con sabor a espárragos trigueros
Los iba a llamar Pockys porque es la marca famosa, pero es que estos son de otra que se llama Pretz. Es como si hablamos del pan Bimbo y del Panrico, que ya todos son Bimbo aunque el pan de molde lo haya hecho el panadero del barrio y se llame Godofredo.
Bueno, pues eso, que Pockys de estos hay de muchos sabores: picantes, a pizza, barbacoa, galleta, con chocolate, de fresa gatostiablítica…
¿pero de sabor a espárragos trigueros va a haber?
Pues si, pues si, bien clarito lo pone:
Y el caso es que el sabor estaba también muy conseguido, como que me he zampao cuatro paquetes esta semana y todavía estamos a jueves.
¿Cómo harán estas movidas? ¿saldrá todo del Quimicefa? ¿ein? ¿ein?…
Inari
Le estaba yo diciendo a Flapy:
– Oyes, que yo es que no he ido a Osaka todavía y me apetece verlo más que Kyoto que ya estuve
Y me contestó:
– Tu chato hazlo caso al tío Fla, y mañana sábado te vas por la mañanita temprano a Uji, y después arrancas para Inari que ya verás como sales encantado
– Pero Fla, que…
– Ni Fla, ni flo, ni flu!
Y dicho y hecho, me fui derecho. Uji fue una auténtica gozada, y de Inari lo único que sabía es que había un montón de puertas Torii de esas rojas puestas todas seguidas.
Yo llegué allí y vi una calle muy grande, y dos policias hablando, estatuas de zorros y un templo cuco, pero tampoco de estos de decir «ala que templaco!»:
Pero es que de repente aparecieron allí puertas rojas, muchas, muchísimas y un camino a seguir.
Después de sacar más fotos que uno que sacó muchas, tiré a andar por ese camino y llegué a un sitio donde vendían amuletos y tablillas de esas donde escribes tus deseos y las cuelgas allí mismo. ¡Pero estas eran más divertidas!, resulta que tenían forma de cara de zorro y la copla es que le tienes que pintar una cara !!! Luego ya si eso escribes el deseo por detrás. Mirad mirad:
Después seguí andando y el camino empezó a convertirse en cuesta, y la cuesta en cuestaca… y cuando me quise dar cuenta estaba en medio del monte con una sudada del copón. Yo que me esperaba un templo con muchas puertas rojas de estas, y resulta que me apuertaron todo el monte!!!
El tío Fla me adoctrinó antes de ir: que sepas que las puertacas están patrocinadas, es decir, que las pagan las empresas para obtener la bendición, o suerte o no sé que me dijo justo. Así que los kanjis tan bonitos que están escritos no son más que el nombre de la empresa por un lado, y la fecha por el otro…
Digo yo que eso caducará, es decir, una empresa pagará por un tiempo y después lo quitarán, porque me encontré algunas viejas puertas desmontadas:
Y aventuro, supongo, farfullo yo que serán reemplazadas por otras nuevas que vi por allí, tan nuevas que hasta estaba el maese pintor dándole una mano de procolor:
Pero no hace falta ser una empresa para obtener la bendición, o la suerte, o lo que fuera que fuese. Si uno quiere, también se pueden comprar puertas chiquitillas y dejarlas por ahí colgadas:
Fue bonito no saber que era un monte y hacerme todo el camino esperando llegar a un templo para que cuando me diese cuenta estaba viendo Kyoto desde arriba. Creo que voy a hacer esto mismo a partir de ahora… leer muy por encima las excursiones que vaya a hacer para llevarme más sorpresa después. Aunque también puede tener su punto malo: y es no haber visto todo lo que habría que ver por ikuignorancia.
En fin, de todas formas, el escenario fue de los más impresionantes y preciosos de los que me he encontrado en Japón chim pón:
Las bolsillas cucas
Suntory, que seguro que os suena por el whisky que anunciaba el pasota de los cazafantasmas (más viejuno ya que ni sé) en Lost in Translation, es una marca que hace todo tipo de bebidas de esas de líquido que vuelcas la botella y se sale todo.
Entre otras muchas, tienen unas botellitas de té verde que certifico y doy fé que saben a lo que tienen que saber, y suelen regalar cosillas de vez en cuando. La mayoría de las veces son mierdacas pinchadas en un palo, pero esta vez me han conquistao:
No lo tengo 100% claro, así que no me toméis aquí la palabra como si fuese el evangelio según San Tosca, pero yo creo que son las que se utilizan para guardar el natsume, que son los botes donde se guarda el té verde matcha, el que es en polvo.
Me explico: últimamente en las clases de la ceremonia del té estamos preparando «koicha», que es mucho más espeso que el habitual. Si en el matcha habitual utilizamos una cucharadita y media, y un cazo casi lleno de agua, para este lo que se usa es el doble de té y la mitad de agua. El resultado es un té pastoso mucho más amargo aunque, mira tu por donde, a mi me gusta y todo.
Pues bien, cuando preparamos este koicha, el bote donde viene el té es de cerámica, más pequeño y más elegante, y viene metido en una funda que tiene exactamente la misma forma que las que regalan aquí. Y no se llama natsume en este caso, aunque no me acuerdo del nombre
La llamaré «la missingbolsaca arribazquierdil»
Que pensé luego: «killo, ¿qué vas a hacer con tanta bolsa?«. Y pensando pensando…
.
Un día con Flapy en Nara
Entrevistaca en ZonaFamDom
Sashimi vivo
Mira que yo como de todo, ¿eh?, bueno menos tomate crudo que no me hace ninguna gracia. Y aquí en Tokyo no le suelo hacer ascos a nada, ni al natto, ni al pescado crudo…. hasta hoy, que el bicho se seguía moviendo…
Menudo mal cuerpo se me ha quedao…
Aunque confieso que he acabado probándolo…
Goku
Con la de tardes que me he tirado yo en casa viendo esta serie en Euskera, que se titulaba Dragoi Bola, con la de risas que me habré echado cuando a eso de las ocho de la tarde tomábamos mi hermano y yo el mando de la tele por veinte minutos y, bocata en mano, estábamos deseando que Goku tirara un kamehame ahí todo molón.
Al llegar aquí me di cuenta que se podían comprar los tebeos en una edición muy chula por un precio muy barato, así que me agencié unos cuantos que me sirven para estudiar japonés. Porque es que además casi me los sé de memoria de tantas tantas veces que lo he visto, así que me es fácil saber qué están hablando aunque no entienda toda la frase.
Y anda que no he pasado noches aquí sólo en Tokyo viendo capítulos que he conseguido «por ahí» en japonés subtítulados en inglés, que resulta que a mitad de la serie se murió el que doblaba al maestro tortuga y le cambia la voz y toda la pesca.
Todo esto…. para que ahora lleguen y me hagan una película polimierdítica como la que me han hecho y que se estrena hoy.
¡ Buen fin de semana !
Conversación con anónimo
Alguien me habla a través del chat del blog que había antes. Está escrita tal cual la recuerdo, no son las palabras exactas:
– Holaaaaaaaa, hay alguieeeeen?
– Hola chato! aquí Tosca
– Coño! si funciona esto!
– El servicio ikutacos ha censurado su primera palabra
– jajajajajaja, ¿eres tú de verdad?
– Si si, aquí estoy cenando, en breve me iré a dormir que me estoy quedando neke
– Ah vale, no te molesto, solo decirte que tu blog esta bien, aunque podría mejorar
– Jodo!, ¿gracias?
– No te lo tomes a mal, pero es un poco rosa eso de contar tu vida privada, pareces el tomate japonés o algo así
– Bueno, hay veces en que me apetece contar algo con un poco más de sentimiento que lo de las sandías cuadradas y las colas para comprar el iPhone
– Hombre, pero te pasas, para mi es como si vendieses tu vida privada
– Es una forma de verlo, supongo… a mi me sirve para desahogarme y me gusta escribir ese tipo de posts, así que seguiré haciéndolo
– Ole tus huevos, tu blog es tu blog, pero hay posts que son como leer el lecturas contigo como monotema, lo de la tía del avión parece la exclusiva de Jezulín
– Pues si no te gusta, no vengas
– No te piques hombre
– No no, pero es la primera vez que me dicen algo así, me has descolocao
– A mi me gusta cuando cuentas cosas en plan chorra
– Y habrá gente que le gusten más los otros, y a otros les gustarán las fotos de frikis… pa gustos los colores
– Vale, yo ya te he dicho lo que queria, solo espero que no te lo tomes a mal
– Pues un poco me ha jodido, las cosas como son
– jajajaja, tu sigue haciendo lo que te salga de los huevos que no te va mal y pasa de mi
– Eso haremos
– Venga tio
– Ale, por lo segao
– jajajaja, picón!!!!
El gatostiable II – Pockys
Bienvenidos a una nueva entrega del gatostiable, donde analizamos productos cuyo responsable de marketing ha tenido la penosa y regulera idea de basar su diseño en el gataco aboquil multipateable.
Hoy estudiaremos los pockys, esos palitos típicos de galleta que te vienen de algún sabor y que normalmente da gusto comérselos ahí según viene uno de la ruin oficina:
Como suele pasar con estos productos, de sabor estaba bien y lo que sobraba era el farfollas del minino biabofeteable.
Clamemos una vez más todos juntos:
le daría de ostias
toda la tarde !!!!
Se busca
Lafuma
Es una tienda de ropa de monte estilo Coronel Tapioca…
Os dejo a vosotros los chistes…
Ahora que el maravilloso y poético Café Ano sigue sin ser superado.
Los dulces del té
Una de las cosas más bonitas de la ceremonia del té es que cambia dependiendo de la época del año, aún siendo igual. Me explico: los movimientos son los mismos, pero cambia el cuenco, el bote que contiene el té, la decoración, el kimono, los dulces…
Y no es sólo con las cuatro estaciones, sino que con cada nuevo «acontecimiento»: cuando florecen los perales, los melocotoneros, los cerezos, el día de los niños, el día de las niñas, tsukimi, setsubun, momiji…
En los últimos meses he ido sacando fotos de los distintos dulces que nos ha traido la profesora, y aquí los pongo para que veáis hasta que punto son elaborados:
La verdad es que cada día me gusta más ir a las clases, aunque se me duerman las piernas y haya días en las que no doy una a derechas. Además, la profesora siempre nos cuenta alguna historia sobre el Japón antiguo. Al fin y al cabo, esto que ando yo aprendiendo ahora es lo que compartían los señores feudales y el shogún cuando cerraban un trato, bebiendo todos del mismo cuenco y sin ni siquiera atreverse a romper una mínima norma de cortesía.
Aunque yo vaya en vaqueros escuchando música por el iPhone.
La tele en el iPhone
Este cacharro lo vi el otro día en una tienda de Softbank, te permite sintonizar la tele en el iPhone (que palabra más bonita es sintonizar, hay que ver). Además el sintonizador (oleee), también te vale como batería y todo, lo llamaré la sintonibatería:
Aunque se veía muy regulera y chunga, las cosas como son:
Un día cualquiera en la nueva ciudad más cara del mundo
Jodo, y eso que yo lo titulé «Echando cuentas», menudo cambio!. Bueno, pues eso, que me han publicado otro artículo en soitu!!
Anda que como se me suba la tontería la cabeza, me vuelva un pejiguero y empiece a poner palabras como circunstancia, verdaderamente y procrastrinar…
jajaja, el ikumarqués me ibais a llamar!!
Premios Pacho Igartua
Una vez compré unas cuchillas de afeitar y mandé el código de barras a Gilette, y al de un mes me mandaron una caja. Resulta que era una promoción «aféitate gratis por un año», ¡y me tocó!, así que me enviaron a casa como 8 botes de espuma de afeitar, otros tantos de aftershave, un montonazo de cuchillas, un neceser todo molón… Aquello fue lo único que he ganado yo en mi vida, y fue por sorteo. Eso si, lucí un cutis como el culo de un bebé durante año y medio, daba gusto frotarseme (estoy seguro que ésta palabra tiene acento, ahora que adivina en qué letrita).
El caso es que estoy de finalista en el premio Pacho Igartua de El Correo Digital al mejor blog… Yo para mi ya ha sido todo un premio que me sacaran en el periódico el fin de semana con mi genial expresión de sabio milenario:
Aunque dí que podría haber sido peor, visto lo que Roberto hizo ahí en un rato:
En fin, gracias a los que me hayan elegido junto a César y Zuriñe, y decir que para mi ya es todo un honor ser parte como finalista de la distinción que honra a Pacho.
El premio lo entregan el 23 de marzo en Bilbao a partir de las ocho de la tarde, y Bea va a ir en mi lugar porque a mi me pilla un poco a desmano (aunque me encantaría ir). Ya os contaremos qué pasa!
Okonomiyaki en Nara
Okonomiyaki… como explico yo esto ahí sin parecer la wikipedia pejiguera sabihonda. Porque para copiar y pegar lo mismo, no hago un blog!
Weno, pues échale que te viene una chiquilla con un cuenco ahí lleno de huevo, harina y otros elementos cuajables, y va y lo mezcla todo y lo echa en una plancha caliente que tienes en la misma mesa. Claro, aquello no es como una tortilla nuestra porque se desparramaría todo, es como más denso el asunto y al contacto con el calorcillo de la plancha ya coge forma y la moza sólo tiene que estar un poco atenta al principio.
Y tu eliges los ingredientes, la pasta es siempre la misma, creo, y luego te lo mezcla con lo que hayas pedido. Los nuestros eran de queso y atún, y el otro del kimchi koreano ese que pica un tamago.
La chiquita lo prepara delante tuyo, le pega unos meneos, lo tapa y se pira. Al de un ratillo vuelve, le da la vuelta y te dice que en otro suspirillo ya le puedes meter mano pero que cuidao que eso quema.
Y al de un suspirillo lo cortas con las palas que te dan y te lo zampas quemándote las tres primeras veces porque de lo bien que huele no se puede esperar.
Anda, no me ha quedao mu mal!!!
Pero mejor véis el video que grabamos Flapy y yo en Nara y nos dejamos de farfollás:
El día que me examiné de cinturón negro
No llevo la cuenta de las veces que ese día ha venido a mi memoria, ni tampoco sé las razones que desencadenan que mi mente decida recordarlo. Hoy, después de una tarde de compras y paseos que nada tienen que ver con aquellas horas, de nuevo ha ocurrido.
Recuerdo que me levanté muchas horas antes de lo que hubiese sido necesario, y que desayuné muy sano, incluyendo muchos hidratos de carbono. De igual manera que si fuese un examen de la universidad, aproveché esos momentos previos para repasar y estuve haciendo movimientos en pijama delante del espejo tratando de no dejarme nada en el tintero. Me asusté cuando haciendo una de las patadas, la circular, me hice mucho daño en la ingle y pensé que no podría presentarme.
Cogí la bici y me dirigí al dojo con mucho tiempo y mucha calma, planeando no cansarme demasiado al subir las cuestas para que las piernas no se cargasen, y aunque no me acuerdo de qué canciones, si sé que iba escuchando una lista de música que había elegido durante esa misma semana. Canciones de esas que te consiguen motivar, que te animan, que te preparan.
Recuerdo a Fran llegando después de la clase y buscándome desde fuera para entrar al dojo y que todos supiesen que venía conmigo. Me alegró verle, y me relajó hablar con él.
Del examen sólo recuerdo que tenía la boca muy seca, que estaba mucho más cansado que de costumbre aún no habiendo hecho casi nada de ejercicio, y que cometí fallos que habría sido fácil evitar. Eso, y que Kojima fue mi compañero y el primero que me felicitó con un abrazo, seguido del señor que roncaba en el campamento y cuyo nombre no he tenido la verguenza de aprenderme, y de Fran.
Después fuimos a un izakaya, como suele ser habitual los sábados, y allí recibí más felicitaciones aunque no quería ser el centro de atención y procuraba no mostrarme demasiado entusiasmado. Bebí bastante, porque estaba con amigos y porque me apetecía, y aunque sacaron el tema una y otra vez, yo siempre le quitaba importancia porque al fin y al cabo yo ya era cinturón negro antes de venir a Japón y no le veía tanto mérito como ellos.
Cuando volví con la bici y pasé por el templo de al lado de casa, vi que estaban ensayando un matsuri y saqué la cámara de la mochila para grabar lo que pudiese. Era de noche, una noche más de tantas en las que habré pasado por ahí, pero me sentí afortunado de poder ver aquello. Seguramente el evento real fue mucho más espectacular, pero me encantó compartir la privacidad de un ensayo a la luz de la luna, con la ropa de casa y con la ventaja de no haber público favoreciendo la informalidad y quizás aumentando la autenticidad de las sonrisas y los gestos.
Hoy he buscado ese video, y me he sorprendido al ver el final.
Llevaba un rato llorando cuando paré de grabar y ya era imposible que se me entendiese porque las lágrimas sólo me dejaban balbucear.
Después de todo, aquel día fue mi día, aunque no me diese cuenta hasta que por fin logré estar solo.
El anuncio de Ale y Ai
No hace falta ni que les presente, pero si tuviese que hacerlo diría que Ale y Ai son las dos personas más majas y saladas que conozco. Y seguro que ya sabéis que graban todas las semanas un video con una conversación para hacer el oido al japonés, y de lo ameno que lo hacen yo siempre recomiendo a todo el mundo que lo vea, aunque no les interese este idioma, porque seguro seguro que os lo pasáis teta.
El caso es que ayer nos dieron una sorpresa en mitad del episodio…
Por cierto, que si queréis que os hagan un anuncio tan o más salado que este, sólo tenéis que poneros en contacto con ellos y seguro seguro que se les ocurre algo. Y como los ve un montonazo de gente, os ofrecen espacio en su blog para anunciaros o incluso cuñas en medio del episodio… esto es algo a mirarlo bien, ¿eh?
¡¡ Y que viva escuchajaponés !!
Y aprovecho el asunto para contaros que ya hemos finiquitado los diseños y encargado las nuevas camisetas… ya váis a ver, ya!
Patatas a la almeja
Yo creo que las patatas con sabores raros es lo que más triunfa en la cocina de la madre de Peneke. Por cierto, que mucha gente me anda diciendo que es Paneque… nooo, el mío se llama Peneke, que os habéis equivocao de artista. El mío me lleva más marcha!
El caso es que el otro día probamos Flapy y yo a pachas un paquete de nombre insuperable:
Al lío, que hace frío:
El notario Flapy da fé de que lo que digo es tan cierto como que no ve en estéreo un tuerto.
Uji
Este bien podría haber sido perfectamente el pueblo de Uji Geller y que todos se líen ahí a doblar cucharas con la perola, pero coincide que no. Y ademas era Uri, no Uji.
Resulta que aqui me dijo el tio Flapy que tenia que ir, porque molaba, y no le falto razón, no, si es que Fla es mucho Fla aunque no sea de Bilbao.
Tanto Uji como Flapy están situados entre Nara y Kyoto, aunque Uji tiene un peazo de río que lo cruza por el medio con su agua y todo, lo que hace que sea más bonito que un ocho dibujado en papel milimetrao con portaminas.
Yo conté cuatro puentes, pero el que más me gustó fue el rojo, aunque estaban unos maeses puenteros arreglando un cacho:
Una de las cosas de las que están más orgullosos los ujienenseros de Uji es de que en su ciudad transcurren los capitulos finales de «La novela de Genji«, la que se puede decir que es la primera novela que se escribió en el mundo, más viejuna que el Quijote y el de Petete juntos. Así que hay referencias a la copla por todo el lugar. Que digo yo, ¿cómo se inventa uno el escribir una novela?, igual se sienta uno en un banco y dice: voy a escribir aquí en esto blanco que llamaré papel las trolas que le cuento a la vecina que se cree todas y se ríe, a ver qué pasa… Lo llamaré «luna llena«. ¡Ah no! que eso está ya pillao, vale, pues lo llamaré «novela» porque está oscuro y me he quedao sin velas.
El segundo motivo por el que uno de Uji puede mirar por encima del hombro a uno de Osaka ahí con rentintín es porque tienen el templo que sale en las monedas de 10 yenes y que, por cierto, es más antiguo que los pasadores de pelo de Mercedes Milá. Antiguo, pero bonito, como las bicis de cross con manguitos de tiras de velcro en el manillar:
Sigamos: si mi pueblo es famoso por tener una fábrica papelera que cuando vas llegando la vas oliendo, Uji también es famoso por su té verde que es de los más caros y de mejor calidad de Japón. La cosa es que saliendo del templo de los 10 tariles, empieza uno a oler a tostado, pero un olor delicioso que no llega a ser de comida y que recuerda un poco a café. Pero tampoco es café, es como cuando se te requema el arroz, pero al principio cuando huele bien, no la humera.
Hasta que ves las máquinas que están tostando té:
Este té se llama Hojicha, que me he aficionado ultimamente y que sabe tostadete pero muy muy rico, a mi me recuerda a los pepes de churruca esos gordos. Ojo, que antes de grabar con la cámara le compre un saco a la dueña, y otro de té verde del caro que ya que me fuí hasta allí, es lo menos que podía hacer.
Y como el té es famoso, no podían faltar restaurantes con productos de todo tipo basados en tamaña planta verdácea con hojas:
El caso es que luego le pasé por los morros a la profesora del té que había ido ahí, y le dió mucha envidia, así que sí que tiene que ser famoso el sitio, ñañaña.
Por supuesto, le llevé un poco de té del caro para hacerle la pelota a ver si así me deja no estar todo el rato sentado sobre las rodillas, que se me duerme aquello a la de ná que empezamos la clase.
Resumiendo: que si estáis por los Kyotos/Naras/Osakas, que os gastéis aquí una mañana porque es un pueblo muy bonito, los templos molan y el paseo por la calle de lo del té es para verlo.
Ah! y el tío Flapy también lo acronicó aquí y contó mejor lo del templo de las monedas de 10 pepinos (Ale, sin ofender) aquí
¡A ver quien nos para!
Nacho y Adela in the world
Hace tiempo que Nacho me envió estas dos fotos de Adela con la Kotoba, y entre que sí entre que no, voy yo y no la publico hasta un mes después.
Así que desde aquí les pido perdón, y encantadísimo os enseño las fotos que, además, se han sacado aquí al lado. Fijaos que guapa sale Adela con la Kotoba, y en qué pedazo de sitios:
¡¡ Arigatós a los dos !!
Estáis fichaos!
La mejor foto de febrero
Fui a un sitio del que ni siquiera había oido hablar. Escondí el mapa con la ruta a los templos en algún bolsillo, y me senté en un banco a que el sol me secara la soledad.
Y descubrí que aunque llegué sólo, no lo estuve en ningún momento porque me acompañaban preciosos detalles de humanidad.
Era sólo que no me había dado cuenta que no estaba solo.
Vamos sumando muchos meses ya…
Shinkansen
Esto viene a ser el tren pato ese que te cruza Japón de lao a lao en un estornudo, un pestañeo, un telediario, un flis y un flas. Vamos, que el conductor puede decir eso de «Yo conduzco a toda ostia» con más derecho que el Sr. Lobo
Yo cogí uno para ir a La Comarca a ver al tío Flapy, y fijo que tardé menos que Frodo con esas patas ahí todas llenas de pelos, que no son patas, son pezuñeras ya. Que no se puede ir por la vida deshilachando felpudos con esas uñacas!!
Bueno, señores, pasemos sin más dilación, pues, al tren pato:
Lo llamaré el ikuperchero apalancador verticalizado de la pared