Ya va siendo tradición esto de celebrar Halloween en Tokyo a lo grande, aunque a mi me tocó tomármelo con calma el año pasado por el entrenamiento de la maratón.
Después de mil emails, al final se decidió que íbamos a ir de piratas zombies… hasta que cuando comimos juntos en el día de mi cumpleaños a Héctor se le ocurrió que el Eiga Doroboo sería un disfraz cuanto menos original. El vinaco que pidió Carlos acabó de decidir el asunto: yo no iría de pirata, sino del Eiga Doroboo.
¿Qué es esto del Eiga Doroboo?, pues viene a significar «ladrón de películas», y es el protagonista de un anuncio que sale siempre en los cines de Japón antes de empezar la película. Mayormente trata de concienciar a la muchachada de no grabar películas del cine, de denunciar si se ve a alguien haciéndolo y de no bajarse nada con farsaright por internet:
El tío en cuestión lleva traje, guantes blancos y una cámara por cabeza. Por alguna razón se mueve como haciendo mimo, lo que dan multiganas de polihostiarle hasta que se esté quieto por lo que no me molesté en aprender ni uno sólo de esos movimientos.
Total, una caja de cartón forrada con hule que parecía metálico, el canuto de un cacharro de cinta aislante, pegatina negra y un led del todo a cien bastaron para finiquitar el asunto.
Por si acaso, y sabiendo que iba a aguantar poco yo con esa cajaca en la cabeza, le pedí a Gami que me maquillara de zombi y como iba de traje, pues ya si eso de salary man infectao o algo:
El resultado: pues tardar como una hora desde Hachiko en Shibuya hasta el bar porque todo el mundo venía a sacarse fotos conmigo, que salí en más fotos que nadie pero no se me ve el careto en ninguna, y que la caja se quedó apalancada en una esquina del bar aproximadamente a la media hora de entrar…
El disfraz con más éxito de mi vida y el que menos margen gambiter me dejó… de todas maneras, las risas que nos echamos siempre son chatas!!