Ya sé lo que es la vida

Tengo muchos recuerdos de cuando era niño, bueno, supongo que como todo el mundo. Lo que quiero decir es que tengo algunos recuerdos que sobresalen, que se recalcan solos quizás por haberles encontrado algún significado. Es más: ahora con Kota, diría que, por comparación, se van como remachando en mi mente uno a uno formando una hilera de puntos desde entonces hasta hoy, superponiéndose con los nuevos que voy atesorando con el privilegio de vivir su infancia.

Recuerdo decirle a alguien muy cercano, hace ya muchos años, la contundente frase de «ya sé lo que es la vida». Confieso que no sé a santo de qué; a esas edades todo son bravuconadas. Yo tendría algo así como quince años. Y esa persona me dijo que no tenía ni idea, que quizás mi abuelo, que por entonces tendría unos setenta años, lo sabría, pero que yo desdeluego que no.

Era verdad, no tenía ni idea.

Hoy a mis cuarenta y un años pienso, arrogante de mi, que lo tengo algo más claro y aunque cambie y piense de manera distinta en los años venideros, me aventuro a asegurar que la percepción final no se diferenciará mucho.

Mi abuelo luchó en la guerra civil. Como resultado, aparte de todo lo que solo él sabrá, estaba medio sordo, le faltaban trozos de oreja y uno de los agujeros de la nariz lo tenía cerrado. Tenía incluso restos de esa metralla todavía incrustados en la cabeza; recuerdo uno en la frente que siempre me decía que lo tocase y hacía el ademán de morderme la mano cuando la acercaba.

Dios, cómo quería a mis abuelos. Venían todos los días por la tarde a casa y se sentaban un rato en el sofá. Qué poco caso les hacíamos yo y mi adolescencia que casi ni saludábamos encerrados en el cuarto. Pero no dejé de quererles ni un segundo, eso lo sé de veras, mi infancia fue inmensamente mejor a su lado.

Pero un día mi abuelo se murió. Así sin más. Bueno, tuvo sus complicaciones tiempo antes, pero parecía haberse recuperado bien.

Recuerdo ir ese día con mis padres a su casa, como tantas y tantas veces hice solo, y que estaba en la cama; parecía costarle mucho respirar. Le di un beso y hablamos algo antes de que se lo llevase la ambulancia.

Y ya nunca más le volví a ver.

Recuerdo la reacción de su hijo, mi padre, la de mi abuela, la de mi madre y la de mi hermano Javi pero no recuerdo la mía. Javi estaba muy unido a él y sin embargo apenas parecía afligido por su muerte. O al menos no como el resto de nosotros aunque nunca ha dejado de recordarle y hablar de él. Siempre suele acabar diciendo que «el abuelo a mi me quería mucho», sabiendo todos que es una inmensa verdad.

Mi abuela todavía vivió unos cuantos años más pero nunca fue lo mismo. Yo iba a verla muchas veces a su casa; ella se empeñaba en vivir sola, hasta que por fin la convencimos de que viviese con nosotros. En los días de visita me solía cocinar lentejas y una vez en vez de chorizo, le echó el corcho de una botella de vino. Una tarde me preguntó por Javi y al de poco me volvió a preguntar y después otra vez. Así es cuando me di cuenta que algo no estaba bien. Al final, cuando íbamos todos a verla, nos contaba, siempre afable, que su hijo y sus nietos iban a ir a verla pronto. Y eramos nosotros.

Muchas cosas pasaron después. La mayoría diría ahora que se veían venir de alguna manera: volví a Japón, me casé, cambié de empresa muchas veces, tuve un hijo, las cosas empezaron a ir como uno pensaba que deberían ser… hasta que pasó el mayor imprevisto de todos: la muerte de mi padre.

Fue todo muy de repente, todavía me lo parece; a veces incluso sueño que es mentira. Pero no lo fue, no lo es: un dolor de garganta, algunas pruebas, operaciones, mucho coraje en una lucha que parecía interminable hasta que finalmente concluyó.

Y ya nada es igual. Estamos desarmados, desbaratados. Y eso ya va a ser así para siempre.

Esto es un teatro cuya implacable función se repite inevitablemente generación tras generación, la única incógnita es cuando. Es algo que sabes pero no eres capaz de entender del todo hasta que de repente alguien que estaba, ya nunca más está, y no te queda otra que pensar en ello.

Solo cabe esperar que pase en el orden correcto.

Así que hoy creo, al menos, intuir que la vida no es solo esperar a que amanezca y anochezca siempre. Hay que llenar eso del medio y hay que pensar muy bien como desde ya porque cada vez tenemos menos tiempo. Mi vida es salir de la oficina ya mismo porque ver el brillo de los ojos de Kota corriendo por el pasillo a recibirme no es siquiera comparable al mayor de los sueldos. Es estar bien, ser y saberme capaz la mayor parte del tiempo restante posible, que no me falte el aire por subir dos escaleras llevándole en brazos. Es saber, es querer, es empeñarme en que, y nunca darlo por hecho, Chiaki se alegre cada día de verme como yo lo hago cuando la veo, es empecinarme en que siempre tenga algo nuevo por lo que acordarse de mi sonriendo como solo ella sonríe.

Es llorar al ver las poesías que escribía mi padre, como la de Chiaki cuando nos casamos o la de Kota cuando nació, poesías escritas a mano que conservo en hojas ya amarillentas como los tesoros que siempre fueron. Es honrarle y recordarle viendo sus fotos, trayéndole siempre que puedo para que Kota sepa y siga sabiendo siempre del padre de su padre a pesar del poco tiempo que pudieron pasar juntos.

A veces es un paseo, un árbol, un río o la luna más redonda del universo. Otras es una tormenta, un invierno en pleno verano, un dolor de muelas, un estómago encogido.

Es una cita romántica a tres con menú infantil de por medio, son las palomitas del cine en una película de Anpanman, la varita de hacer pompas de jabón, unos calcetines con tomates.

Es hacer por sentir y hacer sentir para que los que se quedan lo recuerden.

Son risas y son lágrimas, a veces a partes iguales. Son recuerdos y anhelos de días que parecen mejores. Son personas que se recuerdan al azar. Son olvidos a propósito, sueños incumplidos, esperanzas que siempre esperan.

La vida no es más que saber que todo importa lo justo porque lo importante lo llevas sintiendo hace tiempo.

74 comentarios en “Ya sé lo que es la vida

  1. He leído unos cuantos post del tirón que se me habían quedado atrás. Sigue escribiendo campeón, no sólo porque lo haces genial, sino porque tú vida es inspiración y comprensión para muchos. Lo siento por lo de tu padre, un abrazo. Muchas gracias por compartir.

  2. La vida es esa suma de momentos que pasan sin que podamos valorarlos, esa limitada colección de recuerdos que nos alimentan y nos encogen el alma al mismo tiempo. Y esas ilusiones sin las que soportar los malos ratos sería demasiado penoso.
    Una cosa es cierta: Nadie muere del todo mientras sigue en nuestros recuerdos y transmitirlos a tu hijo es una forma de mantenerlos vivos.

    Un saludo.

  3. Ahí va Oskar, lo siento muchísimo, no me había enterado. Me ha emocionado el Post, son unas palabras preciosas, ahora entiendo entonces por qué escribes tan bonito, tu padre fue un gran maestro. Un beso muy fuerte y sigue escribiendo, haznos ese favor.

    1. A mi padre le gustaba mucho leer y escribir, nos escribía poesías siempre que pasaba algo: la boda, el viaje a Japón, el nacimiento de Kota…

      Gracias por leer y comentar

  4. Hace mucho que no escribo, pero te leo desde ni sé!!….. lamento lo de tu padre. Te acostumbras a leer trozos de la vida de otra persona, y a ver fotos y caras que acabas por reconocer, aunque nunca las conocerás. Y cuando pasa algo así, te quedas plof!. Lo siento.Abrazos.

  5. Tus post son como un río en los que después de bañarte sales sintiendote mejor persona.
    Siento mucho tu pérdida, y muchas gracias por la valentía en compartir estos momentos

  6. Lamento mucho tu gran pérdida. Tú continúas el legado de tu padre, alcanzando a muchas personas a través de la palabra escrita y moviendo cuerdas muy profundas. Ánimo y a hacer prioridades las cosas que realmente importan.

  7. Emocionante Oskar. Compruebo que finalmente has podido hablar del dolor por la pérdida de tu aita. Comparto tus sentimientos…sé de lo que hablas.

    Respecto a la vida, me parece muy cierta esa frase de John Lennon que decía que era eso que nos pasa mientras estamos ocupados en hacer otros planes. No es tu caso.

    Por cierto…ahora ya sé de dónde viene tu vena poética. Un abrazaco. Ezkerrik asko! :ungusto:

  8. Bonito escrito. Si es que todos somos pasajeros de la vida y vamos llenando la maleta con nuestras vivencias y aunque siempre preferimos quedarnos con las buenas arriba a veces la maleta se cae y volvemos a ver lo que habíamos guardado en el fondo. La cosa es rellenar la maleta para que cuando lleguemos a la última parada tengamos todo eso para llevarnoslo.

  9. Precioso post lleno de dolor, alegría y valentía. Yo lo de tu padre lo intuía, pero está claro que con tu buen hacer siempre estará presente para Kota.

    Nunca dejes de escribir chacho, que a mi entender, el escribir a tí te libera de la ponzoña que muchos se guardan dentro, y a los demás nos ayuda a hacer algo parecido.

    Un gran abrazo y a ver si te veo de una vez leñe!

  10. Al leerte corroboro esa impresión de que son los pequeños detalles lo que verdaderamente importan. Algún día todos seremos recordados, por eso debemos esforzarnos y también disfrutar con los nuestros.

    Bonito escrito.

    1. ¿Qué es la vida sino la unión de todos los momentos?
      Hacer que sean mayoría los que importan tiene que ser la clave de la felicidad.

      Creo yo…

      Muchas gracias

  11. Ea, otra vez llorando! El otro día empecé a leerlo y cuando llegue a los abuelos tuve que dejarlo porque ya no veía. Ahora lo he leído en el autobús así como mirando por la ventana para que no se me vean mucho los lagrimones. Es precioso, Oskar. Y si, si que te leemos aunque no siempre comentemos. A mi me alegra siempre ver un correo tuyo en mi buzón.

  12. Joer… llevo meses leyendote en silencio. Este post si que llegan al fondo…

    Siento mucho la pérdida de tu padre. Un abrazo enorme!

    Ya volveré a comentar, que he ido perdiendo las buenas costumbres…

  13. Un post muy emotivo, muy real sobre lo que pasa cuando alguien cercano a nosotros se va.Yo siempre he pensado que el mejor recuerdo que podemos tener de la persona que nos deja somos nosotros mismos. Lo que somos es parte de ellos, Por eso, cuando les echamos de menos, también debemos mirar hacia nosotros, nuestras maneras y actos esconden sus costumbres y maneras de hacer, transmitidas de generación en generación.

    Un saludo.

  14. Tu padre supo transmitirte el amor a la vida y su ejemplo como escritor, ha tenido sus frutos en este blog y en un «sueño afinado» hecho libro. Le doy las gracias por ello.
    Un abrazo muy grande.

  15. Con lágrimas en los ojos, tenemos prácticamente la misma edad, mi padre también se fue sin avisar y en mi caso sin conocer a su nieto. Te comprendo y te mando un fuerte abrazo. La vida no deja de ser maravillosa.

    1. Por alguna razón tu comentario no se había publicado, lo acabo de ver y aceptar, mis disculpas.

      Muchas gracias por escribirlo, me ha gustado mucho. Debemos esforzarnos porque la mayor parte del tiempo sea como tu última frase…

  16. Yo soy de esos cabrones que te lee y te sigue desde hace mil, pero nunca comenta.
    Pero hoy, tio, hoy me has dado en toda el alma con tu reflexión.

  17. Se que es ley de vida pero que un padre se vaya antes de tiempo te hace plantearte muchas cosas. A pesar de los años pasados y de haberlo superado siento un dolor inmensamente grande al ver a mi hijo crecer y que no haya podido conocer a su abuelo y que su abuelo no pueda disfrutar de el.

    1. Yo no creo que se supere del todo… en mis circunstancias, viviendo aquí y pudiendo volver como mucho un par de veces al año con Kota a España, cada momento se atesoraba el doble…

      Buff, no sé, cada cual es cada cual, pero si que es verdad que con los hijos es como más es uno consciente de lo que supone.

      Muchas muchas gracias por tu comentario.

  18. A veces recurro al diccionario para entender algunas de las palabras que escribes. En este caso solo al alma y el corazón. El recuerdo de mi padre estaba adormecido y con tus palabras los has despertado. Un abrazo desde Argentina

    1. Siempre me ha parecido muy bonito que compartamos el mismo idioma con tantos países y que sea, a la vez, distinto en cada lugar…

      Gracias por tu comentario. Un abrazo

  19. Joder macho me he emocionado muchísimo leyéndote, cuántas verdades y cómo cuesta darse cuenta de ellas.

    Un fuerte abrazo y gracias por compartirlo con nosotros.

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