The Catalonian Blues

Si hacemos recuento hasta aquí, tenemos a nuestra Observer particular, Aguafiester y a Tocaweber. Técnicamente el que toca hoy es el quinto, pero es que el siguiente personaje que surgió es bastante difícil de explicar… a ver como cuento yo lo del hamster y el esparadrapo… dejadme que lo madure un poco más.

Bueno, al lío.

Aquí el que tiene más culpa de todo es el manchego, que llega aquí a Tokyo (después de ir ya camino de Antequera en cuanto la tierra tembló 0.1 Richters) que si tal y que si cual y no hace más que revolucionar el corral. El tío empezó a meterle tralla al Xavi desde el minuto 0, fue cascar una de «cuidao con el catalán que se queda el cambio», y ya empezamos todos que si ojo con lo que se dice que aquí estamos todo españoles menos uno, que si ya estamos mirando los decimales, que si Pujol paquí, que si Jordi pallá…

Hete aquí que, sorpresa, el entrañable Xavi lejos de mosquearse, asimiló su inevitable rol en el grupo de tal manera que creó el personaje sobre si mismo… una cosa para vivirla, esto!!.

Probablemente sea resignación, seguramente sea más fácil adaptarse que luchar contra el sistema, o lo mismo es estrategia y nos va a caer la del pulpo cualquier día de estos, vete a saber, pero el caso es que el catalán que nos ocupa empezó a exagerar su acento, a levantarse en medio de cenas y ponerse a calcular lo que costaba el nomihodai entre el número de cervezas que habría que enchufarse para amortizar, más una porque la pela es la pela y claro, estamos en crisis (leer poniendo voz del Sardá). Que si te vendo esto nen, y luego me compro aquello en la tienda de segunda mano, que si yo no he probado la ensalada, así que no la pago…

Total, que se hizo a si mismo. Yo sólo dejé que fluyese el photoshop plasmando lo que ya era una realidad, su realidad (de oferta, seguramente):

¡¡ Calderiller was born !!
:ungusto:

Ni sé las veces que le habremos levantado el sombrero para ver qué había arramplao ahí dentro…

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Es impensable que ese cigarro lo haya pagado él

Cocacola con fanta naranja

Seguimos rescatando viejas glorias del ikublog, secciones con desparpajo ahora que el grajo vuela bajo y el frío del carajo te amarga el camino al tajo.

Hoy venimos a presentar un producto de esos que sólo tienen cabida en el país del onigiri alguítico (nótese la calidad que destilamos que no ponemos frases tan manidas como vulgares del estilo de «país del sol naciente», eso es de sonsergas, amigos!!! sonsergas, sonsergas everywhere!!!).

Bueno, esto va así: algo nos llama la atención en la balda de algún establecimiento, se compra, se prueba, se analiza y después se exclama aquello de…

¡¡ la madre que parió a Peneke !!

… con mayor o menor intensidad dependiendo del grado de anodadamiento conseguido. En este caso no demasiado porque es algo que, como dijo Zordor, ya hacíamos de toda la vida nosotros en los cumpleaños: juntar fanta con cocacola, ¡nuestros primeros cubatas!.

Los señores de fanta han hecho esto mismo pero ya juntao, de manera que te compras el cubata preadolescente ya metido en una botellica por 120 yenes de los de antes del después de cuando aquello:

La consabida proporción cocacola-fanta no está lograda en ningún momento, el sabor es de cocacola. El servidor que les habla ha sido capaz de intuir el matiz de la fanta naranja gracias a mis conocimientos expertos del tema unidos a la excelsa sensibilidad de mi paladar, pero la cantidad disuelta ha sido a todas luces escasa, diría que incluso irrelevante. Un buen cubata de cocacola y fanta debe tener tintes anaranjados que anticipen lo atrevido de la bebida a ingerir, no es el caso y no ha sido bonito jugar con el concepto, señores. Es nuestra infancia de la que estamos hablando aquí.

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Total, que a parte de lo pomposo del envase, es un producto totalmente prescindible que no le llega ni a la altura de las burbujas a nuestros cócteles de aquellas fiestas de cumpleaños en casas de amigos cuyas madres hacían tortillas y había tarta, y luego se ponía la de los Goonies en el vídeo VHS. Eso sí, con las luces apagadas, que ya éramos mayores.

En fin, añadimos el producto a la lista, pero más que exclamar, susurraremos la mención a la progenitora de Peneke.

Como mucho.

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:peneke:

The Walking Kitty

Retomemos otras legendarias secciones del ikublog que no sean sólo la del post regulero cascabelero, amigos!!

Vayamos con aquella que nos dio fama mundial, la del gato aboquero, el esperpento que nada más verlo hará que quieras volverte pirómano, el bichaco cantamañanas que contribuye junto a las risas enlatadas y la mortadela con aceitunas a que la tontería del mundo sea cada vez más poderosa, efectivamente, estamos hablando del innombrable y asqueroso engendro minino …

:gatostiable:

En esta sección, a parte de prenderle fuego o partirle la crisma a martillazos, analizamos aquellos productos cuyo valor intrínseco se devalúa hasta el absurdo por incluir semejante icono de la generación picopalable de alguna manera. Continuaremos nuestra gesta hasta denunciar todos y cada uno de los elementos contaminados, pero no es el caso hoy, hoy sólo queremos presentar en sociedad a la Walking Kitty, la única imagen de semejante inmunda concepción con la que hemos sentido algo así como paz interior, una sensación parecida a la felicidad, que se ha hecho justicia, vamos, un gustico del bueno:

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Esto me lo ha hecho llegar QueMeLlevoHoy por twitter, que además creo que es una tarta que se ha currado ella!! gracias maja!! menudo arte!!

Bye Kitty!!!
:gatostiable:

Yoda Cup Noodles

¡¡ Ojo que va post regulero!!
:otiaya:
¡¡ ojo que os lo echo !!!!

:regulero: :regulero: :regulero: :regulero: :regulero: :regulero: :regulero:

Pues post regulero habemus!! de esos de poner lo que ha hecho otro y pretender que se tiene arte y salero!!!

Empecemos con una pequeña introducción regulera:

Los Cup Noodles fueron la piedra filosofal de mi alimentación durante prácticamente mi primer año en Tokyo, básicamente el de Curry que es tan placer de los Dioses como chungo para el cuerpo (normal, pa cuatro duros que valen). Seguro que todo el mundo sabe lo que es, pero por si acaso hay alguno de Balmaseda, aquí va la explicación: son unos vasicos que te vienen con fideos y zurpia en polvo de manera que tu le echas agua hirviendo, lo tapas 2 minutos y tienes un bol de ramen cutre para zamparte en un titá. En los mismos conbinis tienen chismes de esos que mantienen el agua casi hirviendo todo el rato para que te los zampes allí mismo si es menestere.

Weno, pos son muy famosos aquí, como el Colacao allí. La última que han liado es currarse un anuncio con Yoda que no tiene desperdicio y que en honor a ser un regulero licenciado, tengo a bien poner aquí con mis santos tamagos sanjusan:

Noodles comer quiero, si, aunque regulero post sea. Sin duda, si.

El eslogan de «Boil Japan», que significa algo así como «hirviendo Japón» (que vete a saber a que lumbreras se le ocurrió con borrachera de qué), no es nuevo de este anuncio, también salió en el anterior en el que enchufaron al Gundam carachapa:

Ala pues, marcho que he quedao!


Tiempo empleado en este post: 5 minutos mirando de reojo a la pantalla a la cual se le ha hecho el caso justo
Arramplao de: Japan Probe (fuente inagotable de saqueo para todo buen RegulerJedi)

¿Y ahora que hago yo?

Si la brisa del Cantábrico en los acantilados de Barrika me tergiversa los alvéolos igual que el olor del Pacífico entre el dragón y la campana en Enoshima. Si el sol de enero me caldea los huesos y me da la razón tanto si estoy subiendo Gaztelugatxe como bajando las escaleras de Honmonji, si la luna me miente con la misma cara sin importar que la ventanilla desde la que yo y mi melancolía la miramos sea de la Yamanote o la del último tren volviendo a casa desde Basurto.

Si tus ojos me traen el horizonte que se ve desde lo alto del monte Ubieta de mi Zalla natal, pero ir contigo de la mano me hace sentir que somos sólo dos aun entre cientos de personas que se pierden por senderos del monte Takao bajo un techo de hojas tan rojas como mis arterias.

Ya me dirás tu que hago yo cuando a veces mataría por abrazar a mi madre y escucharla hablar durante días y sin embargo no soy capaz de pasar horas sin tus besos a riesgo de socavar todavía más la poca cordura que presumo que me queda. Si duele celebrar los cumpleaños de Javi sin Javi, si pasarme de visita se convierte en una ecuación de milésimo grado entre incógnitas imposibles de tiempos divisores y distancias al cuadrado.

Si ya no sé vivir sin pelearme de vez en cuando con otros que se visten también de blanco, y se ponen cinturones de colores y quieren pegarme patadas con sus pies tan descalzos como los míos. Y, dime, que algo se te ocurrirá, dime, ¿que hago yo? si pagaría el triple por celebrar con txakolí que pasó otra competición más bajo la mirada de profesores ya legendarios. Si recuperaría fuerzas con sandwhiches del EME de Bilbao a veces y otras con udón del que hace a mano cada día el señor de pelo gris de la pequeña tienda de Nishi-Magome.

Pero es que resulta que echo de menos las celebraciones con los compañeros del equipo con tortillas y pan de verdad en la cafetería de la empresa de Zamudio y sin embargo me sigo derritiendo cuando alguna compañera del equipo de diseño, aquí entre Shibuya y Roppongi, me regala chocolate para darme las gracias, reverencia mediante, por algún trabajo bien hecho. Si es que el kampai de los nomikais de empresa descalzos en izakayas de Ebisu me sabe igual que las nueces con membrillo de después del txotx en las sidrerías del casco viejo.

Que le voy a hacer si el pecho me arde y me quema tanto corriendo entre tumbas y templos con el Fuji a la espalda como dando la vuelta a Ibarra, si el ego crece lo mismo cuando decido apretar y llego hasta Meguro por la orilla del río Nomigawa que si voy hasta Balmaseda y vuelvo por Otxaran acompañando al Cadagua.

Me olvido del rumbo, me pierdo conmigo mismo porque sé que volvería a emocionarme igual escuchando a Sabina en la plaza de toros de Vista Alegre que cuando vimos juntos la exquisita danza de aquellas geishas en Kyoto. ¿A dónde me voy a soñar mis sueños? ¿dónde elijo despertarme? si devolvería mil veces el préstamo de este idioma que no es el mío, pero sé que no podría no saber decirte lo que me vocea con rabia el corazón y volvería a pasar millones de noches en vela estudiando sólo para volver a ver como destellea tu mirar al escucharme.

Si iría de txozna en txozna por el Arenal y luego pararía para comer takoyaki con una buena Kirin sentado en el suelo hasta que pasasen los que llevan el omikoshi, y después subiría a Kobetas a ver los fuegos artificiales sobre San Mamés para bajar hasta las callejuelas de detrás del Sensoji en Asakusa a encontrarme con Guillermo, Nerea, Xabi, Héctor, Antonio, Rodrigo, Carlos, Ferpi y los demás. Y la resaca la pasaría igual sacando fotos a los rascacielos imposibles de Shinjuku que patinando desde el Euskalduna hasta el casco pasando por el Guggenheim.

Dime, ¿qué hago yo ahora? si mis suspiros ya no saben donde evaporarse, si lloro porque las lágrimas mojan sólo un lugar cada vez.

Si lo único que sé es que quiero que tu estés, que sigas, que no te vayas de mi lado mientras la mitad de las veces mataría por estar allí y la otra mitad moriría por morir aquí.

Dime, si tu lo sabes, ¿qué hago yo ahora?…

Serás el típico gaijin rascayú cuando…

  • … en tu vida has separado la basura y aquí no vas a ser menos. Un domingo puedes tirar perfectamente el vídeo a la moeru gomi sin despeinarte ni un pelo asín.
  • … le plantas la cámara de fotos en toda la jeta a la gente sin que te importe un huevo que te pillen o no, lo que les pueda parecer o que se ponga el sol por Antequera.
  • … en un nomihoudai multiplicarás el número de bebidas que te vas a beber realmente por cinco y esas serán las que pidas.
  • … te quejas sobremanera porque no puedes votar, pero resulta que en tu país no lo has hecho ni para ver que se siente yendo a una escuela después de tantos años.
  • … empiezas frases del estilo de «que típica, si es que todos los japoneses…» pero te rayas cuando te meten a ti en el mismo saco que otro napialarga, hecho que ocurre prácticamente cada segundo en cada situación y en especial contigo.
  • … te sigues engañando a ti mismo con aquello de «pero si es que ni los japoneses saben escribir kanjis ya» y sigues sin dar un palo al 水 a la hora de saberte más que el de persona y el de árbol.
  • … te has metido aposta en el ofuro de un onsen sin ducharte antes, o lo que es peor: con los sobaquillos llenos de jabón.
  • … te ofendes hasta salirte granos cuando tratas de comunicarte en inglés y no puedes, para ti todo Cristian debería hablar inglés sólo porque tu lo hablas. Eso si, japonés no aprendas, no vayan a salirte espinillas también y ya tenemos la tarde hecha.
  • … te raya la vida que te pare la policía, racistas todos hasta la médula, para pedirte la gaijin card o comprobar que no has chorao la bici, pero en tu país te cambias de acera en cuanto ves que te vas a cruzar con un guiri y ni te digo si se te muda una familia al piso de arriba.
  • … te das cuenta que el gobierno te está engañando personalmente para ocultarte que hay radiación de Fukushima hasta en tus calzoncillos abanderado de semipata, ves conspiraciones hasta en los capítulos de Doraemon y arremetes contra la «pasividad» de los que tratan de hacer vida normal en el país. Eso sí, aquí sigues no vaya a ser que no haya nadie para destapar la fosforita verdad.
  • … tu idea de integrarte es quejarte a la mínima y a gritos prácticamente por todo: lo petado de los trenes, lo estrecho de los pasillos de las tiendas, las colas para entrar a restaurantes, el sistema de direcciones, el sistema de impuestos, lo poco efectivo de las medicinas para tus inmensos virus, que no te den pañuelos con propaganda por la calle, que las hamburguesas del MacDonalds son la mitad, que el Uniqlo no tiene tallas, que llueva de arriba a abajo y encima tenga los santos huevos de que moje… el día que le veas algo bueno al lugar, te dará un cólico nefrítico. Ahora que seguramente en tu país tampoco cambies mucho y seguro que también disfrutabas la vida a tu entrañable manera tocahuevera.

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Inspirado por el gilipollas del MacDonalds del sábado y la lista de llevarás mucho en Japón si…

Conversación de MacDonalds

Acabo la competición después de llegar de milagro porque en vez de a las cuatro, los combates de mi categoría han empezado a las dos. He ganado el primer combate con bastante holgura y perdido el segundo después de ir empatados a puntos. Estoy bastante contento de mi papel, cada vez mejor, cada vez mejor!! que pena no tener los vídeos.

Bueno, volviendo a casa he parado en el MacDonalds a darme un homenaje, que ya hacía tiempo que me lo venía ganando. Pido lo mío y mientras me lo preparan para llevar, entra un señor extranjero de unos cuarenta y tantos años con dos niños rubios como dos soles. El señor señala el menú y le medio grita en inglés al chaval que le atiende y que un par de minutos antes me atendía a mi:

Dos happy meals, dos
Entendido, elija por favor uno de aquí y otro de aquí –le contesta en japonés señalándole las posibles opciones del menú happy meal ese
Dos, happy meal, dos -y cuenta a sus hijos- uno y dos, DOS, DOS
Si, pero por favor elija lo que llevan los menús
Que me des dos happy meals jodido idiota!!! -y los dos niños, que no tendrán más de cinco años, se empiezan a reír armando escandalera, el dependiente se pone rojo como un tomate y se queda bloqueado, quizás no ha entendido las palabras justas, pero la parte del insulto habría quedado clara aunque la hubiese dicho en polaco.
No te quedes parado, coño, dame dos jodidos happy meals para los niños, esto para estos dos, tan difícil es?!?!? tan difícil es!?!?!?!– y vuelve a señalar el menú y a los chavales

Llegados a este punto, la situación no parece que vaya a solucionarse bien de ninguna de las maneras. Decido intervenir, para mi propia sorpresa, y le hablo en inglés al tonto’l nabo este:

¿Te puedo ayudar?, hablo un poco de japonés, a ver si entre todos nos entendemos
Si ya lo he pedido pero este jodido idiota no tiene ni puta idea de inglés y no me quiere entender -los dos niños siguen descojonándose cada vez más con cada palabrota que suelta su supuesto padre. Yo le pido los dos happy meals al chaval que sigue nervioso y me dice que elija lo que quiero que lleven los menús.
Dice que tienes que elegir uno de aquí y otro de aquí, en este hay hamburguesa de queso y …
Los dos con hamburguesas, dile eso –me interrumpe, ahora parece enfadado conmigo, se lo digo al dependiente.
Ahora dice que elijas si quieres patatas o sopa de maiz o…
Patatas! dile que con patatas y gracias –me medio grita visiblemente molesto por haber metido mis narices en sus asuntos dando por finiquitada mi intervención justo en el momento en que mi pedido viene.
Muchas gracias, me has salvado -me dice el dependiente con una reverencia mientras le cobra los menús a semejante pedazo de gilipollas
De nada, de nada

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Competición de Otoño de Oota 2011

Últimamente estoy todavía más desengañado del rascatecleo si cabe, ¿quien me mandaría a mi estudiar informática?. Es que da igual la empresa en la que esté y lo que haga: ¡¡es siempre la misma farsa!! ¡¡en serio!!. Da igual que sean webs que aplicaciones para el iPhone o gaitas moras, que todo es para entregar por tamagos en una fecha determinada porque se mueren todos los gaticos del mundo si no, y luego después de quedarte tísico haciendo filigranas delante del ordenata resulta que llama el cliente diciendo que ya si eso lo vamos dejando una semana más que no le da tiempo a probar…

¡¡ es todo una bufonada !!
¡¡ es todo mentira !!
:otiaya: :pirao: :otiaya:

Reconozco que hay algún momento chulo de Pascuer a San Peter, como cuando te dejan meter más mano que de costumbre y le enchufas chorradicas de tu cosecha al asunto, o cuando usas alguna librería o algo nuevo que quieres aprender… pero con la perspectiva del tiempo, uno es consciente que lo que se hace ahora, dentro de un año será una mierda pinchada en un palo así de gordo que no valdrá para nada (si es que ahora vale para algo, que lo dudo en el 90% de los casos).

No me compensa ni de lejos desperdiciar la mitad de mi tiempo de vida despierto con esta patraña, ni en Tokyo ni en Bilbao. Veremos que hacemos, pero yo esto no lo aguanto muchos años más. De momento ahorrar todo lo posible y seguir atento a lo que pueda salir.

Pensando en un trabajo ideal que sé que me haría completar la parte de mi vida que me falta para ser 1000% feliz, porque el resto es perfecto, sería profesor de Karate. Digo que sé que me llenaría porque ya lo hice en su día. Ver como los chavales evolucionan y aprenden día a día… el trato humano, ver que tu trabajo en realidad es algo real… en fin, aquí lo tenemos chungo con el nivel que hay, pero quien sabe, quien sabe…

Por si acaso, seguimos dándole duro y mañana toca la segunda competición del distrito de Oota, la de Otoño. Allí iremos con el número diez pegado a la espalda, más de 50 km semanales metidos en el cuerpo durante el último mes, las guantillas bien lustradas y sin afeitar, para dar miedo por feo, a ver si sale mejor que las dos últimas veces.

Me consta que de mis amigos no va a ir ni Blas que bastante tendrán con quedarse en casa viendo la tele criando bolanganas, pero por si a alguien le da por pasarse que avise y le enchufo la cámara de vídeo, que estas cosas siempre hace ilusión tenerlas grabadas.

El sitio es donde siempre: en Heiwajima y la hora, afinando por otros años, casi seguro que sobre las cuatro de la tarde.

Estadio de deportes de Oomori (大森スポーツセンター) , estación Heiwajima:


Ver mapa en gordo

¡¡ Buen finde bolanganil !!
:gustico:

Una maratón en 4 meses

Ayer me decía un buen amigo que correr la maratón me cambiará para siempre. El no lo sabe, pero desde que leí sus palabras en aquella ventana de chat no he podido parar de pensar en todo lo que ya me lleva cambiado el apenas mes que llevo de esta nueva vida de corredor.

Quizás el mayor problema de esta locura de correr la maratón de Tokyo sea a la vez lo más motivante: la escasez de tiempo. Aunque estoy muy acostumbrado a hacer deporte, cuatro meses es muy poco para habituar al cuerpo a correr 42000 metros uno detrás de otro y otros muchos detrás de ese de después. Con tan poco tiempo, o se lo toma uno en serio o simple y paradójicamente se deja correr. Y yo he optado por lo primero: son cuatro meses en los que tengo que sacar lo que más pueda de este cuerpo mientras trato de que la mente se vaya creyendo cada día un poco más el desvarío de lo que está por venir en apenas tres meses.

Tengo un plan dibujado en una pizarra blanca con absolutamente todos los días que me quedan hasta el 26 de Febrero, dividido por semanas con los kilómetros que tengo que haber corrido cuando llegue el domingo y de que manera: series rápidas o con cuestas entre semana y largas distancias de al menos dos horas los fines de semana. Dos días voy al gimnasio por la mañana con dos objetivos: estirar mucho para no perder flexibilidad y mantener en la medida de lo posible la masa muscular que pueda tener, que no quiero quedarme en los huesos. Y todo sin dejar de ir a Karate, y de trabajar, claro, que uno tiene que estar ocho horas malgastando sus pulsos delante de un asqueroso ordenador criando bolanganas todos los días.

En este sentido prácticamente no le he hecho caso a nadie, aunque esto no es nuevo: ignoro sistemáticamente los consejos que me dan sin que los haya pedido, es arrogante y está fuera de lugar. Mi plan lo he diseñado leyendo artículos sobre el tema y cambia constantemente según cómo vayan evolucionando las agujetas o la agenda que tenga esa semana.

Como como nunca lo he hecho, no porque me lo haya propuesto sino porque tengo mucha más hambre, no concibo salir de casa sin haberme metido por lo menos un cuenco de los grandes de arroz cuando antes salía con apenas un café calentando el estómago. No bebo alcohol porque entonces al día siguiente sé que no voy a rendir igual y con el plan propuesto, prácticamente siempre hay algo que toca hacer al día siguiente. No me privo de nada, aunque sigo tratando de no comer cosas «malas» por las noches estilo pizzas o hamburguesas, ahora que si caen caen, que tampoco pasa nada.

Duermo mejor que nunca, profundamente y de un tirón. Por las mañanas me siento a tope de energía aunque después de comer me entra mucho más sueño que de costumbre, esto ha cambiado también.

Peso casi 5kgs más que hace un mes y sin embargo se me caen todos los pantalones, dicen por ahí que es porque he cambiado grasa por músculo, yo la verdad es que me veo igual, si acaso un poco más calvo pero igualmente atractivo y gallardo.

Físicamente pasé por una primera fase en la que tenía que bajar muchísimo el ritmo después de una media hora corriendo porque me ahogaba, después de tres semanas esto ya no ha vuelto a pasar: nunca me falta el aliento lo suficiente como para tener que pararme y soy capaz de correr mas de 20km, sin embargo acabo con las piernas tan cargadas que hay momentos en que temo que me voy a caer de tan agarrotadas que están.

Todavía me quedan tres meses y creo que voy por muy buen camino, llevo ya tres medias maratones acabadas sin demasiado problema, pero no me veo capaz de correr 30km todavía, lo intentaré dentro de dos fines de semana. También tengo que aprender a beber y comer durante la carrera, actualmente no llevo absolutamente nada y hago todo de un tirón, pero debo acostumbrarme a hacerlo porque por lo menos dos o tres veces tendré que aprovisionarme de energía en esas cinco o seis horas que probablemente tarde en acabar.

Esto es muy sacrificado y mucho que queda todavía, pero sólo por ver hasta donde soy capaz de llegar ya está mereciendo la pena. Que llegue el 26 a Odaiba o no es mucho más secundario de lo que puedan decir mis palabras.

Veremos… de momento esta semana un poco más suave porque el sábado tengo competición de Karate a la que, otra cosa no, pero con fondo ya voy, ya…

Halloween 2011

Con el asunto de la maratón de febrero, estoy haciendo vida de monje: comidas sanas dentro de lo posible, dormir mínimo 7 horas y nada de alcohol en lo que duran estos cuatro meses de entrenamiento. Seguramente no pasaría absolutamente nada si saliese de vez en cuando, pero me he propuesto ir en la mejor forma posible como reto personal y ya que sólo voy a correr una maratón en mi vida, que sea en condiciones (una y no más, que esto es muy sacrificado, mozos, mucho mucho!!).

Así que me caí del barco de salir disfrazado este año en Halloween por los Tokyos, pero me pasé a sacar fotos a los zombis y echarme unas risas, aunque luego me volviese para casa porque me caía de sueño. Otra cosa no, pero dormir y comer lo estoy haciendo más que nunca por culpa de los entrenamientos, buff.

Salieron muy buenas fotos, mucho mejor de lo que me esperaba y es que el 35mm que me regalaron aquí los zombis es el regalo del año!!!!.

:ikugracias:

Pasemos a revisar la ficha de los Walking Drunks presentes:

Antoñito Milcaras

The Walking Gallego

Xavi CerebroTabeters

Zorder, the original zombie

Carlangas,
the Walking Nanpa

Alain, the manager

Alberto double

Flaperas el blanco

Chiqui «Ponme el ojete rojo»

Silviestra rumcoker

Geishas en Kyoto

Rodeados de una anciana protestona, un monje nervioso, otra pareja de dos y un señor calvo de gafas, aquella mañana decidimos quedarnos en el Fushimi Inari Taisha a esperar con el resto en vez de ir a por el planeado desayuno en la cafetería de al lado de la estación. Al majestuoso escenario subió una geisha, y luego otra y otras dos, después igual número de maikos y tres ancianas con antiguos instrumentos de cuerda y percusión.

Con exquisita lentitud ensayada, tomaron posiciones y empezaron una danza cuyo propósito parecía querer parecer muñecas de porcelana.

Envueltos en la magnífica y cálida luz que nos regalaba el pomposo sol de aquel mediodía, yo no sabía si seguir juntando tu espalda a mi pecho y rodearte con mis brazos, o sacar más fotos.

No lo voy a saber… solo déjame que saque la última.

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Llevarás mucho en Japón cuando…

  • … te refieres a ti mismo como «gaijin» porque sabes que les da por saco a los gaijines que llevan poco en el país y ponen el grito in the iClouds todo ofendidos.
  • … haces un huevo de reverencias mientras hablas por teléfono.
  • … ofreces tu tarjeta de visita a veces hasta antes de darle la mano a cualquiera que te presenten.
  • … rayas a los tuyos cuando vuelves a tu casa y dejas los zapatos en la puerta entrando descalzo.
  • … te agachas automáticamente al entrar o salir del metro (esta no me pasa a mi ni de lejos, jajaja).
  • … ignoras a otros gaijines, especialmente turistas que establecen contacto visual y te sonríen.
  • … has pretendido que no hablas inglés por lo menos tres veces, como las quince últimas que pasó el de la NHK por casa.
  • … tu talla de ropa es por lo menos una letra más que la que tenías en tu país. Si vienes de yankilandia, hablamos entonces de meterle dos o tres X por delante.
  • … ves un escote prominente cada luna llena como muy seguido, pero te jartas de ver minifaldas cuyo uso es totalmente independiente de lo que marquen el termómetro y las isobaras.
  • … un alto porcentaje de las fotos que sacas son de platos de comida cuando antes te lanzabas estilo espartan al ataque con el tenedor y ni mucho menos te acordabas ni de que llevabas cámara encima.
  • … doblas y redoblas la funda de papel de los palillos para hacer un pequeño soporte para ellos cuando sales fuera a comer.
  • … te rayas cuando ves a gente sacar la moenai gomi en días de moeru gomi.
  • … la palabra «otaku» te da porsacu.
  • … comes natto, y ya no lo haces por integrarte o demostrar valentía, es que encima te gusta y hasta lo echas de menos.
  • … ya te has desengañado con eso de que los condones japoneses no te valen, cuando te han valido con holgura siempre, eso sí, seguirás diciendo que no :ikufantasma:
  • … tienes ya una marca favorita de nihonshu, shochu o cerveza japonesa (juas, esto casi desde el primer día)
  • … no te gusta Roppongi porque no hay más que manadas de gaijines dando voces.
  • … has llevado un omikoshi o has salido a bailar en obon.
  • … te sabes las vending machines más baratas de los alrededores.
  • … eres coleguita de alguna viejica del vecindario, que siempre saluda y te alaba por tu nihongo.
  • … te bañas más del doble de lo que lo hacías en tu país.
  • … tienes por lo menos tres libros en japonés que te compraste y que nunca has leído, aunque algún día…
  • … ya ni te molestas en comentar en blogs cancamuseros monotemers sobre Japón y lo de siempre, que si las puertas de los taxis se abren solas, que si jarají, que si jarajá.
  • … te aburres sobremanera cuando alguien que ha estado de visita te cuenta que alguien le acompañó hasta tal sitio a comprar no se que billete.
  • … te raya quedar con paisanos que te contactan por internet y quieren que les hagas de guía a cambio de «pagarte unas cervezas» cuando no sabes absolutamente nada de ellos.
  • … te quedas sopa en el tren y te despiertas justo 10 segundos antes de la estación en la que te bajas.
  • … te sientes un ser suertudo cuando vas a un baño público y no hay un charco delante del urinario de pared.
  • … no has vuelto a al menos tres izakayas donde sabes que empezaste nomihoudais pero no como acabaron aunque tienes un sexto sentido que te dice que mejor no volver.
  • … te descojonas mucho más cuando en la tele alguno se lleva una hostia o sale disparado por el aire disfrazado raro que con cualquier serie de humor típica de estas de situación.
  • … vuelves a tu país y prácticamente todos los del sector servicios te parecen unos bordes que odian su trabajo, a todos sus clientes y especialmente a ti que estás delante.

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Traducido, editado y completado libremente del post de Invisible Gaijin
Eso si, la foto es mía, ojo.

Ikegami Honmonji Oeshiki

Allá por el 1282 un señor feudal llamado Ikegami Munenaka donó casi 52 acres de tierra para la construcción de un templo cerca de la estación Ikegami en Tokyo, en lo alto de una colina desde donde se divisa el monte Fuji, Yokohama y el oceano pacífico con el actual aeropuerto de Haneda.

Allá por el 2007, un elemento de Zalla llamado Oskar Díaz fue a alquilar una casa a medio camino entre la estación de Ikegami y la de Nishi Magome. Se cuenta que una noche salió a correr divisando una pagoda entre árboles y para allá que trotó descubriendo uno de los templos más majestuosos de Tokyo del que apenas se sabe nada… afortunadamente. Poder pasear en solitario por semejante lugar es un lujo que no ha de durar.

En tamaño emplazamiento, también por la noche, se celebra una ceremonia budista llamada Oeshiki todos los 12 y 13 de Octubre coincidiendo con la muerte del principal representante de la orden budista que rige el templo, Nichiren Shonin. A pesar del carácter religioso de la celebración, lo que allí se ve es una procesión interminable de pagodas decoradas con farolillos y mil ornamentos de los grupos de bomberos del periodo Edo, que van desde la estación de Ikegami hasta el interior del templo para honrar a Nichiren Shonin y, quizás, pedir otro año sin incendios.

Las pagodas de la procesión están decoradas de forma que parezcan cerezos en flor porque según cuenta la leyenda, cuando Nichiren Shonin falleció, los cerezos de la zona florecieron fuera de época.

Flautas, taikos, bailes y mucha mucha energía balanceando los Matois, que son los estandartes que se colocaban en los tejados de las casas de al lado de la que ardía para señalar su ubicación. Lo curioso es que cada grupo de bomberos, dependiendo de la zona de Tokyo, tenía uno distinto, a cada cual más vistoso. Hoy en día sólo se utilizan para este tipo de festivales y el que más triunfa es el que menos se está quieto.

No hay mejor plan que llegar a casa después de una insípida jornada de trabajo, dejar las cosas y pasear hasta allí con la misma emoción de la primera vez que lo descubrí hace cuatro años. No te librarás de las bromas de los comerciantes cuando vean tu cara, te dirán cuatro palabras en inglés entre carcajadas que arrancarán la tuya más de una vez y encima te llevarás, de propina, una ración de takoyaki y seguro que dos, o tres, cervezas.

Si ya no te falta con quien brindar, ni te cuento.

Japonian bizi naizけどこれわかって嬉しいです

«Cuidado con el vasco que nos hace kale borroka» decía en bromas un amigo de aquí al poco de conocerme, ahora que también le decimos de todo al catalán cuando llega la hora de pagar la cena… me parece algo muy sano, que nos hayamos juntado de muchos lugares distintos de España y que cada uno sepa reírse de lo suyo sin que haya absolutamente ningún problema.

El caso es que yo soy tan euskaldun-zaharra como mis años, vamos, que soy vasco de casualidad porque nací allí cuando mis padres decidieron que la vida parecía ser mejor por el norte y se fueron a vivir cerca de Bilbao desde cerca de Badajoz. Sé Euskera porque era asignatura obligatoria en mi querido EGB y odiados BUP y COU de entonces. He de decir que me gustaba y se me daba muy bien, no tuve nunca ningún problema en aprobar ningún examen y todavía hoy entiendo prácticamente todo si leo algún periódico o veo la televisión en este idioma, aunque ya no soy capaz de hablarlo; para mi cerebro, todo lo que no es castellano o inglés, es japonés y es prácticamente imposible que hile una frase entera sin meter un par de nes japoneses por el medio. Nire izena Oskar da ね, Japonian bizi naizけどこれわかってうれしいです.

A los que venían a trabajar de fuera de Euskadi les llamaban «maquetos» o «desertores del arado», incluso yo cantaba la canción aquella de Platero sin saber qué significaba… «no eres más que un desertor del arado que has venido aquí a molestar». Lo de maquetos no sé muy bien de donde viene, lo segundo duele, y más sabiendo lo mucho que mis padres se sacrificaron empezando desde cero hasta sacar adelante a tres machotes Toscanos como nosotros. También sé que nunca tuvieron ningún problema por ser de fuera, diría que al contrario, en mi pueblo se les quiere igual o puede que más que en el suyo propio, quizás porque llevan bastante más de la mitad de su vida allí.

Yo tuve amigos de todos los palos: hijos de inmigrantes de distintas zonas de España, hijos de inmigrantes de otras zonas de Euskadi, hijos de nacidos en el mismo pueblo… lo cierto es que nunca se ha diferenciado claramente, nunca nadie me hizo notar que mis padres no eran de allí y por tanto yo era menos vasco que otros. Todos compartíamos el mismo balón en el recreo y si nos peleábamos, era más por chicas que por procedencias o creencias. Sin embargo, fuera no se tenía tanta indiferencia, recuerdo una vez que fuimos a un campamento a un pueblo de Burgos del que tuvimos que salir corriendo esquivando piedras porque «éramos vascos hijos de tal, y de la ETA como poco».

La época adolescente fue bastante más relevante: amigos de la infancia de repente empezaban a vestir prácticamente igual con aquellas camisetas de rayas y los palestinos en el cuello, y ya no quedaban con nosotros como antes. Les veías en la herriko taberna del pueblo, y a veces en manifestaciones en la plaza detrás de pancartas con fotos de presos de ETA que estaban en cárceles lejos de Euskadi. Nunca dejamos de tener trato, o de saludarnos, más bien cada uno iba a lo suyo y si se coincidía, no se hablaba del tema.

«Oir, ver y callar» me dijo muchas veces mi padre cuando le contaba que había visto alguna cosa rara en el instituto o preguntaba sobre los carteles que empapelaban el pueblo día si y día no.

«Tu no te metas y no digas nada, por si acaso».

En mi época de universidad, cuando empecé a ir a Bilbao a ver venir el amanecer entreniéndome por el casco viejo, viví quizás los momentos más crudos. Los beltzas, la Ertzaina con pasamontañas, escudos y escopetas de bolas de goma no dudaban demasiado en disparar contra la gente en cuanto se escuchaban cuatro o cinco gritos en favor de ETA, dando igual si uno estaba allí entre medias por casualidad. Ahora que también llegué a ver a gente de mi misma edad quemando contenedores e incluso arrancando cachos de acera a base de estampar vallas de obra para hacerse con piedras que tirarle a la policía.

Los atentados los veíamos por la tele, como prácticamente todo el mundo. Y al día siguiente nadie comentaba nada. Así estaban las cosas, o así las recuerdo yo, como también recuerdo lo de Miguel Ángel Blanco y como a partir de ese horroroso día todo empezó a cambiar y ya se empezó a callar mucho menos. Supongo que fuera de Euskadi, la imagen que se proyectó, que en mi opinión es la que debería haberse sabido siempre, fue la de que la inmensa mayoría estaba totalmente en contra de lo que venía pasando desde muchos años antes.

Yo me vine para acá, por azares de la vida y aunque nunca he desconectado del todo, si que me he olvidado de los carteles, las manifestaciones y las pintadas, de los atentados, de que había, y sigue habiendo personas que sienten que necesitan escoltas, de los palestinos y las camisetas de manga larga a rayas… y sin embargo, hoy me he alegrado como nunca al saber la noticia. ETA deja definitivamente las armas, o eso dice. Ojalá todo se arregle, y cuando vuelva a Zalla con Chiaki pueda contarle, en pasado, lo que todavía es, por muy poco, casi presente.

NHK
Reuters
Yahoo Japan
Asahi.com
CNN Japan

Tokyo Marathon 2012

En mi lista de cosas por hacer, tengo apuntado «Correr una maratón». Nunca pensé que llegaría a hacerlo, y mucho menos en Tokyo aunque he de reconocer que siempre que veía los carteles que lo anunciaban, me daba cosica de la buena. Este año me apunté pensando en que no me iban a seleccionar porque las plazas son limitadas y una cosa no, pero gente en Tokyo hay para exportar y regalar, más peña que en el dormitorio de la marquesa de Santillana, no te digo más. Fíjate que se han inscrito unos 280.000 y sólo hay plazas para unos 30.000…

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Y mira por donde…
¡¡ que me han cogido a mi!
¡¡ a uno de Zalla!!
¡¡ ojo aquí !!
:gustico:

La primera reacción fue entrar en panic mode: Tosca, macho, ¿ya estamos liándola?, ¿¡¿¡¿¡en que te estás enfrascando otra vez!?!?!? ¡¿¡¿una maratón!?!?!?, buff 42 Km así a pelo pecholober… si las distancias a las que yo estoy acostumbrado, cuando me da por correr que no suele ser tan a menudo, son cuatro veces menos. Así que lo consulté en twitter, y como muchos tocapeloters que seguramente no han hecho deporte en su vida se mofaron diciendo que era imposible que lo preparase en los cuatro meses que quedan, pues ya tenía toda la motivación que necesitaba. Nada más que por zasquearos el boquino, liendres! (BattoMogli, no va por ti, eh?). Gracias por estar ahí recordándome que no soy como vosotros!! ¡¡amargaos!!

Karate sigue siendo lo primero, además que tengo competición en tres semanas, así que he adaptado planes de entrenamiento que he encontrado por aquí y por allí. Estoy yendo a correr por las mañanas antes de ir a trabajar, si al día siguiente toca Karate, corro sin hacer series hora u hora y media. Si no hay clase, entonces me meto más tralla, sobretodo cuestas y cambios de ritmo, y luego ya los fines de semana que hay más tiempo, a correr la mayor distancia que me de el cuerpo. De momento he llegado a los 18 Km, que es lo más que he corrido nunca, y si casi casi he sido capaz de correr una media maratón la primera semana de entrenamiento, yo creo que haré un papel digno.

Es en febrero, sé que me voy a pelar de frío y las voy a pasar tan pardas que me arrepentiré siete veces por kilómetro, pero me siento motivadísimo, y no veo el momento de plantarme junto a los otros chorromil participantes en el Tocho de Shinjuku para trotarme de una vez la ciudad que me he pateado entera en veces desde hace casi cinco años.

Tokyo_Marathon_Route.jpg

Desde Shinjuku a rodear una vez más el palacio imperial… para cuando pasemos la segunda vez por la Tokyo Tower sólo iremos por la mitad del recorrido. Shinagawa, Tokyo, Ginza, Asakusa, Tsukiji… para acabar en Odaiba. No me puedo imaginar otros escenarios donde sentir cada kilómetro, cada gota de sudor. Y más este año con la que ha caído.

[…] los he visto muchas veces, están mal de la cabeza […] nunca pude calcularles la edad, pero seguramente tienen entre 15 y 85 años. Son hombres y mujeres. No están bien. […]

Estiran, se miran, giran, respiran, suspiran y se tiran. Pican, frenan y vuelven a picar. Me parece que quieren ganarle a la muerte, ellos dicen que quieren ganarle a la vida…
Están completamente locos.

Marciano Durán

:malico:

Alcohol, sushi y besos por docenas

Era de Osaka la princesa que atinó a birlarme la voluntad sobornándome con besos que de tanto que duraban, hasta me llegué a creer uno o dos de cada doce. Así era la letra pequeña del contrato: si le daba la gana de venir a darlos, lo hacía por docenas.

– Y tu no me llamas, y bajo ningún concepto se te ocurra tener «un crush on me» que no estoy para dramas, que ya sabes que yo aquí voy a durar poco.

Que no me enamorase decía, pídeme que no respire tampoco si ves que así se te sigue sintiendo íntegra la integridad esa tuya que se te tambalea desde lejos. Ahora que las cosas las tenía claras, y nada mejor que achuchar al corazón asumiendo el desengaño desde el principio para que vaya doliendo desde ya mismo y así, cuando acabe, solo haya de escocer.

Dos veces la fuí a buscar a la estación, a partir de la tercera ya se presentaba en casa ella solita y a la que me descuidaba, ya tenía una de mis camisetas por pijama y mi alma a su merced a la que no miraba. Si algo había de respetar, eran mis clases de Karate, después cualquier momento era bueno para aparecerse sin avisar.

Y yo encantado.

La mayoría de las veces traía botellas de alcohol de colores y países que ni sabía que existían; eso sí, rara vez hacíamos prisioneros entre los frutos secos y el sushi de oferta de última hora del súpermercado desde ésta, nuestra trinchera.

No dejaba de hacer preguntas, apenas acababa de responder una cuando ya tenía dos más preparadas que disparaba a bocajarro mezclando inglés y japonés en una proporción directamente proporcional a la distancia que quedase entre la superficie del líquido y el fondo de la botella. Tenía curiosidad por todo lo mío, por mi país, mis costumbres, mi idioma, mi vida… quizás, ahora lo veo un poco más claro, para que no tuviese tiempo yo de hacer pregunta alguna. Cuando ya no nos entendíamos, o las palabras no se querían hacer entender más, pasábamos a los hechos, que según disponía su señoría, solían durar hasta justo justo el inicio de las resacas.

Después desaparecía porque tenía que trabajar, o arreglar la bici, o comprar maquillaje o cualquier carajo que fuese lo que se le ocurriese para evitar enfrentarse con cualquier indicio de que al que se quedaba durmiendo le diese por decir chorradas de esas de amores y quereres.

Huía. Literalmente.

Un día antes de volver a Osaka, si es que de verdad era de allí, me mandó un mensaje de línea y media diciéndome que se iba, que me cuidase mucho y que si alguna vez volvía a Tokyo, me llamaría. Yo le dije que no lo hiciese, alegrándome y entristeciéndome a la vez, con una especie de escozor en el corazón.

やっぱり

Tardé más de un mes en dejar de escuchar entre sueños el timbre de la puerta, ése que anunciaba alcohol, sushi y docenas de docenas de besos.

El sonido de sus zapatos de tacón subiendo las escaleras lo sigo escuchando a veces, aunque ya cada vez menos siento el escalofrío aquél que se me enzarzaba entre las vértebras desde la segunda vez que se presentó sin avisar.

Rascatecling

Conté que escribía muy rápido delante del ordenador. Desde crío estuve metido entre ordenatas y llegué a currar con doce o trece años pasando textos que me daban escritos a mano para un periódico local. No sigo, ni mucho menos, ningún método de mecanografía, escribo a mi pedo, a veces cruzo dedos, a veces hay palabras para las que sólo uso un dedo todo el rato… es el toscamethod!!

Hace mucho tiempo, cuando el programa «¿Qué apostamos?» de Ramón García, propuse que podía escribir la canción de 19 días y 500 noches de Sabina empezando cuando empezaba él a cantar y acabando a la vez o incluso antes que él. Esa canción empieza muy despacio, pero cuando se embala suelta muchas parrafadas seguidas casi hablando, así que no tiene nada de fácil. Ramontxu no me llegó a llamar nunca, y eso que es de un pueblo de al lado del mío, pero mira, aquí queda un vídeo que grabé ayer para matar la curiosidad de si podía seguir haciéndolo.

Puedo puedo!!

¡Buen finde!
:gambi:

Yo me piro a Kyoto, mwahwahahaha

iSad 5-10

Here’s to the crazy ones, the misfits, the rebels, the troublemakers, the round pegs in the square holes… the ones who see things differently — they’re not fond of rules… You can quote them, disagree with them, glorify or vilify them, but the only thing you can’t do is ignore them because they change things… they push the human race forward, and while some may see them as the crazy ones, we see genius, because the ones who are crazy enough to think that they can change the world, are the ones who do.

Aquí para los locos, los inadaptados, los rebeldes, los problemáticos, los palos redondos en los agujeros cuadrados… los que ven las cosas diferentes — los que no se basan en las reglas de siempre… puedes citarles, estar en desacuerdo con ellos, glorificarles o despreciarles, pero lo único que no podrás hacer será ignorarles porque cambian las cosas… empujan a la humanidad hacia adelante y mientras habrá quien los vea como locos, nosotros vemos genios porque sólo los que están suficientemente locos como para creer que pueden cambiar el mundo, son los que lo están cambiando de verdad.

Archivos y rebuscamientos

Resulta que en el último mes y medio me he dedicado en el curro a programar plugins y themes para WordPress, lo que ha tenido una parte buena y otra mala. La buena es que he aprendido mucho como va el asunto… y la mala es que ahora al ikublog me parece que le falta de todo!!!

¡¡horreur y terreur!!
:copon:

Así que aprovechando los escasos huecos libres que puedo saquearle al día, estoy añadiendo todo lo que debería haber estado desde el principio. Mira, visto así, son las dos cosas buenas!

De momento vamos con la búsqueda y las páginas de archivos, que ya están en su sitio (borra caché si no te aparecen!!!):

Claro, después de que por fin salgan en condiciones los archivos, resulta que las categorías cobran importancia, así que me he dedicado a recorrerme los más de 1200 posts que tiene este mostrenco y metiéndole categorías a saquer. Así, por ejemplo, ya se pueden ver más en condiciones los posts de:

Kokoro
Karate
Mother of Peneke
Excursiones
Fotos
Comida
Curiosidades
Chorradas

O directamente en la barra lateral pinchando en alguna de las de la nube de categorías (etiqueterEnchuferClouder featuring Resopler), ya sale el listado de los posts enchufaos en la correspondiente. Ahora ya solo me falta acabar de categorizar los 300 restantes, hacer que salga alguna imagen genérica cuando el post no tiene fotos y ya pasar a maquear la web de las camisetas de cara a los nuevos diseños de primavera…

¿Se os ocurre que más le vendría bien al ikublog?

:gustico:

El tercer personaje

No tenía pensado exponer al que nos ocupa a la opinión pública hasta pasados unos días, pero ayer Kirai se curró otra viñeta donde se le menciona, así que me veo en la obligación moral de desclasificarle. Vamos a ello.

Estábamos planeando el regalo de la despedida de nuestra Observer aún a riesgo de saber que quizás estaba leyendo nuestros emails desde algún rincón, y lo que habíamos decidido regalarle no parecía que iba a llegar a tiempo para su fiesta. Alguien propuso entonces comprarle un ramo de flores y entregárselo allí mismo. Todos estuvimos de acuerdo, nos parecía muy buena idea que seguro que le haría ilusión y nos salvaba la situación con un regalo que seguro le iba a gustar. Después de un par de días preocupadísimos, finalmente estábamos entusiasmados

Un momento… ¿todos?
¡¡ No amigos, todos no !!!

Rodrigo tenía su veredicto:

Por cierto, las flores van a ser el mejor regalo ever, súper cómodas para andar con ellas de arriba a abajo, xD

El xD del final no bastó para evitar el proceso memetizante. De un mundo paralelo vino el Rodrigolternate para quedarse…

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tocaweber.jpg

Pasemos a la viñeta que hizo Kirai:

Aguafiester featuring Tocaweber




Los memes

Desde hace unos meses, soy fan absoluto de las viñetas de CuantoCabrón. Me hizo especial gracia el meme del Observer, que convirtió al tal Francesc Satorra en el personaje que todo lo ha visto y todo lo ve. ¡¡ Es que es buenísimo !! el tío estaba ahí en medio de la bronca dedil del Mourinho y el otro sin inmutarse, jajaja.

Bueno, total, que al día siguiente de la excursión al pueblo fantasma de Nichitsu, me puse a revisar fotos y apareció nuestra querida Sara en una de ellas así como escondida. Yo le quería sacar la foto al coche en el que fuimos, pero ella estaba allí… me vino a la cabeza inmediatamente el observer y le hice una viñeta que mandé a todos los del grupo:

observer.jpg

Después Héctor la metió en el vídeo de los zombies, y a partir de ahí me dediqué a memetizar a todos los del grupo… Había pensado que estaría chulo contar la historia de cada uno de los personajes que han ido saliendo, aunque es bastante probable que sólo nos haga gracia a nosotros…

De todas maneras, hoy, a parte de nuestra Observer particular, que seguro que sabe todo lo que hacemos desde Nueva York, permitidme ya narrar la historia del segundo meme:

Aunque hay días que apenas hay ningún email, muchas veces pasa que uno empieza un mensaje que manda al resto del grupo, y se empieza a liar la cosa acabando con cuarenta o cincuenta respuestas. Como todos curramos delante de un ordenador, es bastante habitual que vayamos siguiendo el hilo según llegan y añadiendo más y más emails; es una bola que cuesta parar. Pero claro, hay algunos que no siempre pueden o no tienen tiempo de consultar el correo y cuando lo hacen, se encuentran con cadenas de millones de respuestas que llevaría un rato largo descifrar.

Ese día estábamos especialmente sembrados escribiendo chorrada tras chorrada a cada cual peor prácticamente al instante, cuando de repente Pablo mira el correo y contesta:

Y luego os quejáis de que no leo nada, 24 Correos en el tiempo que me tome un café!!

De repente se hizo el silencio y pasamos de recibir/escribir un par de emails por minuto a no recibir o escribir nada. Por alguna razón nos quedamos calladísimos todo cortados aunque su respuesta no fue para nada en plan mal!!

Estaba claro que tenía un superpoder…

Señores, así nació…

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aguafiester.png

Casi tres veces doce

No sé ni la mitad de lo que quisiera saber de muchísimo, pero sé que hay muchas cosas que me esfuerzo en olvidar y no soy capaz.

Sé que soy la persona que conozco que más rápido escribe delante de un ordenador y que eso hace parecer que programo mejor que otros cuando en realidad lo que ocurre es que pruebo más código en el mismo tiempo.

Sé unas quince katas de Karate Shotokan aunque también sé que no hago perfecta ninguna por mucho que haya pasado noches ensayando delante del espejo, especialmente la Gankaku, que me entusiasma. No me sé ni la mitad de las técnicas que debería, las confundo, si aprobé los exámenes fue porque las practiqué hasta la saciedad la semana anterior, ahora esa parte de los de primer y segundo dan la suspendería.

Sé que al verte se me lustran las pupilas. No sabría no saberte cerca, se me ha olvidado.

Supe hacer integrales, logaritmos, senos y cosenos, ahora no tengo claro que pudiese terminar una división complicada. Saqué el título de ingeniería informática, por lo tanto soy ingeniero, pero no sé prácticamente nada de análisis matemático, estadística o física, eso sí, lo mismo te hago una aplicación para el iPad que un plugin para el WordPress o una tortilla de patatas a la vascoextremeña.

No sé prácticamente nada de videojuegos, ni de mangas o anime y cada vez que voy a Akihabara salgo espantado porque hay algo en ese lugar que me aterra aunque no sé muy bien que es. Sé hablar y defenderme en japonés aunque todavía me queda muchísimo por aprender, soy capaz de llevar a cabo dos versiones diferentes del estilo omosenke de la ceremonia del té y no se me olvida, sin ni siquiera proponérmelo, la coreografía de Yosakoi que me aprendí hace dos o tres años.

No me gusta que se use «japo» o «japa» aunque sé que muchas veces se hace sin ánimo de ofender.

Sé a que sabes aunque tú no sepas que lo sé.

Sé que soy capaz de reaccionar bien ante casi cualquier situación, gracias en parte a que estoy en buena forma, que no me pongo nervioso y actúo la mayoría de las veces con la cabeza fría, aún así siempre me pierdo cuando trato de salir de la estación de Ikebukuro y me paso muchos desvíos con la moto. Soy despistado hasta el absurdo a la hora de orientarme.

Entiendo, sé y asumo que no soy capaz de quedarme tranquilo ante personas que me sacan de quicio con su estupidez, soberbia o egoísmo. Suelo responder y después me arrepiento y lo paso mal.

Sé que tengo cierta soltura a la hora de escribir en castellano, lo que unido a la rapidez con la que escribo delante de un ordenador, me permite tener textos más o menos decentes en poco tiempo. Sin embargo, no tengo ni idea de gramática española, pongo la mayoría de los acentos mecánicamente sin pensar y sería prácticamente imposible que fuese capaz de darte la conjugación correcta de una forma verbal. Desistí de tratar de ganar yenes dando clases de español casi desde que llegué porque sería un horroroso profesor.

Sé que de morirme a tu lado, me moriría menos.

Sé que las fotos que saco no serían nada sin el retoque de después, que es donde realmente he sabido avanzar algo. No sé nada de cámaras, lentes, filtros ni nada por el estilo que no sean la D40, los dos objetivos y el Lightroom de casa. Ignoro hasta el tuétano a los que solo critican asumiendo el rol de fotógrafos expertos cuando sus fotos suelen no decir nada, pero respeto y admiro con pasión a los que no dejan de darme lecciones magistrales cada día con sus trabajos. Este principio lo aplico a las personas de cada contexto en el que estoy metido, sea dentro de un dojo, detrás de un trípode o en una sala llena de entrajetados de reunión.

Sé que desde el domingo me queda un año para las tres docenas de vida y que, con suerte, probablemente no me queden más de otras cuatro. No sé que va a pasar hasta entonces, ni las que de verdad me quedan, pero si sé que seguiré ganando el tiempo siendo feliz.

Sé que el domingo cumplí diez años más de los que siento que tengo cuando estoy contigo.