Agua, glucosa, proteínas, sodio y potasio

Hoy he llorado bajo la ducha.

Desconsoladamente, haciendo mucho ruido.

He llorado y me he puesto a buscar qué contienen las lágrimas. He encontrado que un 98,3% es agua y luego el resto una mezcla entre glucosa, proteínas, sodio y potasio.

No me lo creo, las mías no.

Yo sé que mis lágrimas tenían mucho más. Sé que casi la mitad iban cargadas de desahogo por lo sucedido días anteriores, que aunque nunca habríamos de preocuparnos por quienes no se preocupan por uno, cada mala palabra recibida se había quedado encerrada en los adentros y de alguna manera debían salir.

Otras que han brotado se han diluido con el agua caliente por el frío de saberme frío entre soledades alternas cuando el alma se acatarra más que el cuerpo que se siente tan diminuto, que uno no le encuentra el calor de saberse cálido. La mitad de lo que he llorado es porque odio los despertares gélidos, los aborrezco, sé que envejezco dos días cada día que duran, tres con lluvia.
Han sido lágrimas horribles que he detestado aunque era necesario que aflorasen. Después me he sentido más entero, quizás un poco más cabal.

A lo rojo del otoño debo algunos segundos de mi llanto, al niño de chubasquero amarillo que me señalaba divertido, a la anciana que siempre barre las hojas de la entrada de su casa y me da los buenos días sin saber que quizás no la entiendo, aunque lo hago. A la pícara de falda imposible que se me quedó mirando mientras subía la cuesta de la calle de detrás de los cerezos, dejándome deseando volver a bajarla para seguir fantaseando un poco más con la longitud de sus piernas. A tus ojos que son la mitad de preciosos que tenerte conmigo.
Han sido lágrimas bonitas, me ha gustado mucho llorarlas.

Me asustaría no saber que se han caldeado mis mejillas con gotas debidas a los míos, a mi madre que se me viene a visitar por dentro a veces con su cara de mirarme hablando sin hablar, a Javi y su risa tan infinita y sencilla como candorosa y sincera, a mi padre y sus dos pares de gafas de leer, a la sobrina cuya infancia sólo imagino entre sueños, al otro hermano de mi hermano que está sin estar ni saber que se viene.
Han sido lágrimas amables, tiernas… culpa de una nostalgia testaruda que no me deja seguir viviendo si no paro, de vez en cuando, a abrazar con el alma a los que están lejos por estar yo lejos.

Hoy he llorado bajo la ducha. Seguía llorando mientras me secaba y dejé de llorar muy poco antes de salir de casa.

Me siento tranquilo, con calma, feliz y melancólico a partes iguales.

Es como si hubiese dejado por un rato que el corazón hablase, que patalease, gritase y se enfadase, que confesase de una vez lo que sinceramente le pasaba por los ventrículos porque de otra manera, no habría acabado nunca haciendo las paces con el resto y así no se podía vivir.

Ahora late adrede, con ganas otra vez. Y ya reconciliados, el resto le seguimos de nuevo.

16 comentarios en “Agua, glucosa, proteínas, sodio y potasio

  1. No comento mucho, pero hoy toca. Porque he llorado contigo, y he sonreído al verte terminar bien. Espero que todo lo malo se pase pronto. =)

  2. Llorar es cojonudo para desahogarse… Todos lo hacemos algunos más y otros menos, pero todos, y el que diga que no miente…

    Ánimo y p’alante coñññññññiiiiooooo… :copon: :)

    PD: Megagüenslalechecopóóóóóóóóóón!!

  3. Cuando el embalse de los ojos esta al 100%, hay que desembalsarlos, hay que dejar que se desahoguen.
    Seguramente vuelvan a llenarse, es lo que pasa cuando hay tormentas y llueven emociones.
    Yo prefiero eso a las tormentas secas.

    Un beso.

    PD. Un :gustico: leerte.

  4. Hola! Hace mil que te leo, desde el anterior blog. Creo que nunca te había escrito… pero esto se lo merecía. Me ha encantado como expresas tus sentimientos y como le das ese toque positivo a un mar de lágrimas. Ánimo y a por todas, de las crisis siempre se sale más maduro y con nuevas herramientas ;-) Un abrazo.

  5. Al final vamos a tener que darle las gracias al mandril por ser parte de la causa de este post tan lleno de vida y sentimientos.

    Sólo puedo decir una cosa: Cásate conmigo :)

  6. Habrá que mirar el lado positivo, igual toda tensión con el chubby-jefe y las decisiones que vas a tomar te ayuda a dar un pasito adelante a encontrar una nueva vida en Tokyo, fuera del rascateclerismo.

    Un abrazo :ungusto:

  7. Apenas comencé a leer tu blog. Mucha calidad en la peculiar manera de plasmar tus experiencias en esta isla del futuro. Particularmente hoy, con esta entrada, mueves fibras sensibles, invitas a reconciliarse con la vida, a hacer las pases a través de las lágrimas, esta acción sagrada tan humana.

    Muchas gracias por compartir mi buen.

  8. Comparto contigo, demasiadas lágrimas en este año que acaba, por otros motivos, pero que al final, te dejan medio vacío por dentro para poder volver a llenarse otra vez…
    Una época en la que los sentimientos y los recuerdos cobran tanta fuerza que duele..
    Un beso

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