Llevo bastante tiempo viendo la movida y ya va siendo hora de decir algo.
Quiero decir que aunque yo esté viviendo en Tokio, me sigue interesando lo que se cuenta de Japón y de vez en cuando me aparece algún iluminado en alguna red social, sobre todo en Instagram, contándome cómo es el país en el que me llevo despertando más de 18 años.
Me explican, con una osadía sin límites —y cito literal—: «que si quieres conocer cómo de hijos de puta son los japoneses, solo tienes que trabajar con ellos». O que «son adictos al porno y alcohólicos». Incluso llegué a escuchar aquello de que «los japoneses no lloran porque no tienen sentimientos», o que «se sorprenden de ver a bebés extranjeros porque ellos no suelen ver niños japoneses recién nacidos, ya que casi no hay».
Estas mierdas, estas gilipolleces supremas siempre me han hecho bastante gracia y siempre he tratado de combatirlas de alguna forma, primero con este blog desde hace muchos años ya y luego con los vídeos de los informativos donde siempre he tratado de dar mi propia visión de este país que considero mucho más normal que lo que se quiere hacer ver.
Pero ha sido al ponerme yo a hacer vídeos, sin demasiada relevancia, todo hay que decirlo, cuando me he dado cuenta de que cualquier tarado con una cámara es capaz de subir reels empezando con “Japón vive en el 2050, literal”, y es raro que no tengan decenas de miles de visitas y reacciones en redes sociales. Y no es justo porque la mayoría de las cosas que cuentan son exageradas, sesgadas o, directamente, mentira. Y me toca los cojones que la gente les baile el agua.
Porque, además, si intentas desmentir alguna de las mierdas que cuentan, se te echa encima una legión de seguidores —más papistas que el papa— a insultarte directamente por llevarle la contraria a su ídolo, sin importar en absoluto quién tenga razón.
Es como aquel influmierder famoso que se pasa dos semanas en Japón y ya da consejos sobre cómo elegir restaurante, y si le dejas un mensaje, te enseña cuál es el mejor restaurante de ramen de Japón. Llevo yo 18 años y todavía no lo sé, pero él, en dos semanas, ya tiene todas las claves. Con todo su coño.
O la tarada aquella que dice que los japoneses no llevan gafas de sol porque se les asocia con la yakuza y que ni siquiera las venden en las tiendas. Y resulta que mi mujer tiene tres pares.
O la infinidad de vídeos, todos copiados unos de otros, donde se ve a un flatulencer con un vaso de plástico —por ejemplo— buscando como loco una papelera, exagerando la movida al máximo. Y resulta que en cualquier tienda de conveniencia hay papeleras nada más entrar, y estas tiendas están en todas las putas calles de la ciudad.
O los que te enseñan el rincón secreto de Kioto que nadie conoce y luego resulta ser el Fushimi Inari, que si no es el más famoso, cerca le andará. Y también te cuentan muy indignados y sorprendidos que no se puede entrar con tatuajes a los onsens, que es lo primero que te sale cuando buscas sobre el país.
Por no hablar de los que dicen “los japoneses son…” generalizando, con lo absurdo que suena eso de pretender definir la personalidad de casi 125 millones de personas que viven aquí. Todavía estoy yo por cogerle el truco a mis vecinos, como para hablar de todo un país.
Y no son solo estos «expertos por venir cuatro días a Japón» que, al fin y al cabo, no tienen ni puta idea de nada (y menos de japonés), y no saben ni lo que les está pasando la mitad de las veces que están aquí. Bastante peor son los que ya llevan tiempo viviendo en el país y se inventan la mitad de las cosas con tal de ganar likes, y lo jodido es que les compráis la estafa sin dudar. Como la tipa aquella que graba vídeos sobre lo estrictos que son los gimnasios en Japón, que tienes que cambiarte de zapatillas para entrar… y tengo yo que ver ese vídeo mientras entro en el mío con las mismas de la calle. Este es un ejemplo perfecto: ellos saben que no son todos los gimnasios, ni mucho menos, pero elevan la anécdota a categoría, y así alimentan el mito, que les viene bien.
Bueno, pues ya está bien. Supongo que será como predicar en el desierto, pero aun así voy a plantar mi bandera y dar mi visión de estas mierdas. Aunque solo le sirva a uno, ya habrá merecido la pena.
Ya irán saliendo más cosas. De momento, solo pediros, por favor, que no os creáis ni la mitad de lo que veáis —sobre todo si viene acompañado de música épica, imágenes hechas con IA y un tipo encantado de escucharse a sí mismo decir mierdas del estilo de:
POV: estás en Japón / Japón vive en el 2050 literal / Los japoneses son… / Cosas que NO debes hacer en Japón / Nadie te cuenta esto sobre Japón / El secreto que ocultan los japoneses / Te va a volar la cabeza / No te vas a creer lo que pasa en Japón / Quédate hasta el final, que te lo cuento / Esto solo pasa en Japón / Te explico por qué en Japón… / ¡ALERTA cultural! / El rincón secreto de Kioto/Tokio/Osaka / Los japoneses no hacen esto jamás / Lo que está mal visto en Japón y tú haces todo el tiempo / Mira cómo reaccionan los japoneses cuando… / Aquí está prohibidísimo hacer esto / Esto me pasó solo por ser extranjero / No entendí NADA de lo que me dijeron, pero… / Este truco para sobrevivir en Japón si eres extranjero…
Y que, por encima de todo, apliquéis el sentido común.