Existen lugares donde uno logra olvidarse de que está en Tokyo, incluso en este siglo, y sueña paseando por épocas pasadas en escenarios más propios de películas de las de antes, de esas de colores pálidos y katanas, de traiciones y venganzas donde el honor todavía se protegía por encima de todo y los valores valían.
Dentro del parque Rikugien no existen los salaryman, ni los pachinkos, ni la Yamanote. Uno se convierte en el señor feudal que mira a las carpas del lago mientras medita qué movimiento será el siguiente que permitirá ganar algunos kokus más para la familia y con ellos algo más de poder que llame la atención de los favores del Shogún.
Quizás subiendo a la colina desde la que se divisa todo el parque también se tenga una mejor visión sobre la apertura de Japón al mundo, sobre el comercio con los extranjeros sin modales que profesan esa religión cristiana suya… quizás sería bueno ser cautos de momento hasta ver si de verdad aportan algo más que ruido y malas maneras.
Mientras se pasea por caminos exquisitamente definidos como por casualidad, uno es capaz de olvidarse de que existe un mundo alternativo de ordenadores para adentro o de esos teléfonos móviles ya sin botones, y se da cuenta de que siempre ha existido el viento que se deja respirar y nunca deja parar a las nubes, o los pájaros y sus mil casas de veraneo, una por cada árbol.
Todos esos pasos perfectamente estudiados que un día llegué a intuir dentro de la habitación con tatami de un centro cívico, reivindican aquí el prestigio histórico que les corresponde. Casi me puedo imaginar tomando un té con reverencias mirando al cielo rojo del atardecer a través de la pequeña ventana de la casa de té con mi abanico y mi kimono de anchas mangas. Y trataría de distinguir cada uno de mis gestos para no desentonar como invitado mientras se me sosega el alma y se me apaciguan los pulsos ante tanto detalle, tanta finura, tanta delicadeza.
El parque Rikugien está basado en la poesía japonesa Waka propia del periodo Genroku (desde 1688 hasta 1704) y fue creado por Yanagisawa Yoshiyasu, el señor de confianza del shogún Tokugawa Tsunayoshi. En el periodo Meiji el jardín pasó a ser la segunda residencia del fundador de la empresa Mitsubishi, Iwasaki Yataro. Y finalmente en 1938 la familia Iwasaki lo donó a la ciudad de Tokyo, y en 1953 fue designado lugar de belleza excepcional e importante legado cultural.
Para llegar a tan precioso lugar hay que ir primero a la estación Komagome de la línea Yamanote y salir por la salida sur. Después tenemos un ratillo que andar y aunque no es mucho y está bastante bien indicado por carteles, lo cierto es que la entrada está un poco escondida. Básicamente se trata de andar por la acera de la derecha de la calle grande que nos indican nada más salir de la estación, y estar atento a un poste de madera que señala que hay que girar a la derecha. Cuando yo fui había una moto aparcada justo delante y no se veía tan fácilmente, es más fácil guiarse por el combini, cuando pasemos el Sunkus giramos a la derecha:
La entrada sólo cuesta 300 yenes, tienen mapa en inglés y abren de nueve a cinco de la tarde permitiendo la entrada hasta las cuatro y media. Está cerrado desde el 29 de Diciembre hasta el 1 de Enero. Tan recomendable como el Hamarikyu o el Koishikawa Korakuen.
Parquecicooooo!!!!
Que verde! y que pedazo de boca tienen las carpas de este país!!!
Si viendo las fotos ya inspira paz en persona debe ser una sensación…¿maravillosa? ¿energetizante???
Gracias por este reportaje Iku
Joder, qué preciosidad de parque, cuánto verdor, cuánta sencillez, cuánta belleza.
Un sitio para quedarte embobado durante horas…
Y encima ahi en mitad de Tokyo!
Ojalá el Retiro estuviera la mitad de limpio que ése parque…
Un brazo, Yamanotero!
PD:
La Yamanote… la Yamanote… 
tiene una pintaza de la ostia!!.. yo llevo 5 dias aqui de vacaciones y lo estoy flipando en colores…

esta tarde a ebisu a la fabrica de la cervezaaaaaa
Una maravilla de parque, y que bien cuidado esta.
Tiene un diseño paisajístico precioso, entre el agua, el verde… como que da calma, relajación, serenidad.
Un ratito largo ya me sentaría yo en el banco de la última foto.
Gracias por el paseo tio Tosca.
Es percioso , espero poder visitarlo alguna vez allí. Me fascina el arte que tiene y como todo encaja perfectamente como si de un puzzle se tratara. Las fotos emanan tranquilidad, paz y sosiego.
Muchas gracias de nuevo tio!!
Lindo post, lindas fotos…
Un paseo por ese parque y desaparece todo… ganas que me han quedado de ir, oiga.
El parque es muy muy bonito y las fotos también. Además de libro deberías de hacer una guía de viajes con excursiones. Hasta nos lo pones con mapa para llegar para no perdernos. A ver si dentro de no mucho hay oportunidad de ir a verlo…
Un abrazo
Fotos preciosas y como dices tu, te llevan a otra epoca, a otro lugar… la pena es que hay fotos en las que aparece en el fondo un edificio o rascacielos… con lo bonitas que son, parecen pintadas… con un buen FOTOCHOC hay que quitar esos edificios para que no rompan esa armonia.
Está chulo, sobre todo por que los edificios apenas molestan ala vista
Me lo apunto
q jardin mas bonito, me recuerda al de Kanazawa…
Tokyo parece la ciudad sin fin, siempre hay algo mas q puedes ver.
Cojonudas fotos, superchulo el parque
Realmente impresionante. Vaya me gustó mucho los comentarios y las fotos, es bastante bonito.
Que caña, me recuerda al Hamarakyu!!!!! me lo apunto!!!!
¡Qué bonito!
Si señor, buen sitio para recargar energías
¡Un saludo ^__^!
Txulísimo! me lo apunto en la parqueagenda.
Si las fotos le hacen justicia al parque, es realmente bonito. Cuesta creer que haya sitios así en medio de una gran ciudad como lo es Tokyo.
Me apunto las señas del parque, a ver si lo encuentro (algo muy difícil para mí porque tengo menos orientación que Ryoga de Ranma) y lo puedo visitar cuando vaya
habia gente por el parque? En las fotos parece que estaba desierto.
Hermoso, parece sacado de un sueño