Presentación del ikulibro en el Instituto Cervantes de Tokio

El sábado 4 de octubre, hace justo un mes, presenté el libro en el instituto Cervantes de Tokio. La idea venía acechándome desde hace tiempo, pensé que quizás no sería tan raro tratar de dar a conocer el libro aquí y me decidí a proponérselo a Teresa, responsable del Cervantes y además amiga. Poco tardó ella en hacerme un hueco y a la que me quise dar cuenta, ¡ya tenía fecha y hora puesta!, ¡iba a presentar mi libro en semejante lugar!.

Tenía que preparármelo bien. Lo primero que pensé fue en hacer lo mismo que en Zalla: contar mi historia, las pistas, las señales que acabaron guiándome a aquel avión de solo ida que me dejó en Tokio a mala baba debatiéndome, a dentelladas, con la razón y el corazón. Lo cierto es que el libro va de eso, de aquel Toscano, del tipo que trataba de buscarle las cosquillas a los días porque a él no le acababa de salir aquella milonga ya olvidada de reír.

Pero también quise hacer algo distinto. Quise involucrar a mis amigos, meter en el ajo a los míos de aquí y les propuse que cada uno de ellos eligiese un capítulo del libro para leerlo delante de todos. No había más condición que que no fuese el de «La chica de Enoshima» porque se haría demasiado largo. Y aunque sé que no es fácil plantarse a leer delante de gente, poco tardaron ellos también en decirme que si y meterse en faena.

La presentación empezó con Manolo, del instituto Cervantes, introduciendo al tipo aquel con entradas y camisa de cuadros que levantaba, nervioso, poco más de metro y medio en aquella esquina de la sala. Manolo, por cierto, junto a Teresa, se desvivió porque aquel día saliese lo mejor posible y fue un auténtico honor recibir el pie de su mano.

Algunas palabras mías después, empezó Guillermo con la lectura de «La señora de los paraguas«, el verdadero origen del libro, la historia de aquella anciana que acumulaba paraguas puede que sin saber para qué, pero que sonreía por si acaso. La madre y abuela de alguien, de espalda arqueada, mente difusa, canas infinitas, piernas menudas que acababan en zapatillas de andar por casa. Y siempre siempre, media docena de paraguas a su alrededor.

Me sorprendí al darme cuenta de que era la primera vez que escuchaba por boca de otro mis palabras.

Y me emocioné.

Gracias, Guillermo.

Con aquella primera historia empezó la idea del libro y por eso se leyó nada más empezar. Las lecturas debían cuadrar con la presentación y traté de que casaran con lo que yo iba contando, de darles un contexto, un fondo para que los que allí las escuchasen supiesen por donde nos andábamos sin tener porqué saber nada de mí. Así que cuando Dani me dijo que iba a leer «La casita de madera» reviví de manera muy nítida aquellos días en los que no hacía sino pensar encima de lo ya pensado sobre cualquier cosa que me encontraba y así lo conté. Le daba trescientas vueltas a todo y ahora sé que era por tratar de buscar retazos de felicidad, de calma y quietud entre una incertidumbre que se me antojaba ya demasiado grosera. Acababa de llegar al Tokio más monstruoso que recuerdo y ver aquella pequeña casa entre tanto rascacielos, escuchar aquella música antigua, ver aquel pequeño refugio en el que escabullirse del vertiginoso mundo de fuera me hizo darme cuenta de que, acaso, sentirse feliz no es un estado continuo sino la suma de todos los momentos en que lo fuimos por las más pequeñas cosas y que quizás el secreto era saber sentirlas.

Gracias, Dani, me hiciste volver a aquella ya inexistente oficina de Gotanda por un rato. Qué perdido estaba.

Chiqui pensó en darle otro tono a su lectura y eligió «Kawaii«, la historia de uno de tantos encuentros «semifortuitos adrede» con personas de las que no sabía absolutamente nada y que sin embargo llegué a conocer mejor que a muchas que llevaban tiempo ahí. Una amiga, pero más, una novia, pero menos. Una tía con más huevos que yo en todo caso.

Gracias Chiqui, me gustó acordarme de su irresistible impertinente insolencia. Menuda era.

Nerea quiso darle la réplica a Guillermo y se prestó a leer «La señora de los paraguas, epílogo«. Aquella mujer dejó de estar y yo supe que no volvería. Me di cuenta de que ya llevaba un tiempo relativamente largo en el mismo lugar, paseando por el mismo barrio, llamando «casa» a otras cuatro paredes en las que ahora solo vivía yo. Acostumbrado, de alguna retorcida manera, a tener ya mi rutina en un recóndito barrio de Tokio donde ella no iba a volver a estar. Medio estaba echando raíces sin tener claro si era el tiesto adecuado.

Qué bien leíste, Nerea, como se notan las tablas. Muchas gracias.

Cuando Rodrigo me dijo que iba a leer «La chica que siempre sonríe«, entendí al instante que aquello supuso el punto de inflexión, lo que cambió todo. Supe que conocer a Chiaki había sido el inicio de la segunda etapa de mi vida en Japón, supuso, sin ella saberlo, que fuese capaz yo de coger la pala y echar tierra sobre todos y cada uno de los tumbos dados, allanando, después, el terreno con cada pisada a su lado.

Me encantó escucharte, Rodri. Mientras tu leías, yo la miraba a ella y confirmé todas y cada una de tus palabras. Muchas gracias por haber elegido este capítulo.

Después conté como, gracias a todos vosotros, fue posible que el libro se hiciese realidad de tan preciosa manera. Sin dar demasiados detalles, conté los intentos frustrados con las editoriales, la campaña de crowdfunding, las reseñas que me habéis escrito y justo antes de las preguntas me guardé la lectura más especial de todas. Misaki accedió a leer «El trabajo de las estrellas«. Digo especial no porque el resto no lo fuesen, sino porque él tenía la dificultad añadida a los nervios por estar delante de gente de leer en un idioma que no es el suyo. Se lo preparó a conciencia, incluso lo tradujo a japonés para saber bien qué estaba leyendo y… y lo hizo fenomenal. Muchas gracias, Misaki, por atreverte y por no perder, nunca, el buen humor que te define.

Y ya después de las preguntas, degustamos todos unos vinos cortesía de Boeki Up, una empresa que se dedica a la promoción de productos españoles en Japón. Si necesitáis organizar cualquier sarao, aquí tenéis un correo donde podéis pedir lo que queráis que seguro que os lo consiguen: boekiup@gmail.com.

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Fue un ambiente mucho más relajado donde pude saludar a los que no conocía, que eran minoría. Me sorprendió mucho una pareja que estaba aquí de vacaciones y decidió «gastar» una mañana en ir a verme a mi en vez de al buda de Kamakura, por ejemplo, muchas gracias. Una señora japonesa vino a decirme que le conmovió mucho la historia de la señora de los paraguas, que los japoneses no se fijan en estas cosas. Un señor japonés que se durmió durante toda la presentación no dejó de hacerle fotos a Kota y el resto, pues un ratejo con los amigos de aquí, un ratejo de los buenos por definición.

Hoy, después de un mes, no puedo sino reafirmarme en lo que ya sabía y es que lo mejor de haber escrito el libro es la gente, sois vosotros. Con tanta predisposición, tanto buen ánimo y mejores caras, es un auténtico gustazo ponerse a hacer cosas, ya estoy tardando en escribir otro.

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Por cierto, todavía quedan unos pocos ejemplares, ¿quizás un buen regalo para Navidades?, aprovechad y haceros con ellos que seguramente no se hagan nuevas ediciones y os digo yo que merece mucho más la pena tenerlo en papel…

33 comentarios en “Presentación del ikulibro en el Instituto Cervantes de Tokio

  1. Es grande ver que te rodea tanta gente maja. Hubiera sido chulo verlo en vivo. Pero felicidades, por el libro, la familia y toda esa gente que te acompañó. :)

  2. Nos fuimos de Japón sin ver al buda de Kamakura y si te digo la verdad no me dio ninguna pena no verlo, porque nos gustó mucho la presentación y pasar un rato con vosotros y porque conocí a gente que seguía por internet, pasamos toda la tarde con Rodrigo que nos llevo a comer y nos hizo de guía turistico, vamos, un día mas que aprovechado. Sigue así, con esa familia tan bonita y sigue escribiendo y enseñándonos tu Japón particular. El buda… Así tenemos una excusa para volver.

    1. Me sorprendió muchísimo y también me alegró, claro! (menudo honor). Sabiendo que el tiempo que teníais aquí era limitado, que os apuntaseis a esto es como para sentirse más que halagado. Mola que Rodrigo os llevase por ahí después, yo pensaba irnos a comer todos juntos o algo pero la verdad es que con Kota estamos más que limitados para cualquier plan…

      Un gustazo haberos conocido y muchas gracias de nuevo!! Aquí os guardamos un par de sillas para el siguiente!!
      :ungusto: :ungusto: :ungusto:

  3. Me alegro que haya ido muy bien! que ya se hacía en falta un escrito de como había ido el evento… lástima que las editoriales no sacaran el libro porque te ha faltado esa poca ilusión de ir a las tiendas y ver que está ahí puesto pero bueno también te has llevado el echo de que por tus tamagos has tenido libro!

    1. Un mes he tardado en escribir esto, jajaja, si es que el tiempo libre no abunda últimamente…

      Ya, molaría que el libro estuviese en las tiendas, ¿eh?, pero mola más la manera en que se pudo sacar gracias a todos vosotros!

  4. Se te nota muy emocionado (en la séptima foto, en especial), no me extraña. Ahora toca disfrutar del libro, de los recuerdos y de la vida y el camino que has escogido. :kiss:
    Y si algún día volvéis por Donosti y te apetece, manda un mail, será :ungusto:

    1. Buff, y las fotos llorando a lágrima viva que no he subido… emocionante además por las personas que lo leían.

      A ver si volvemos pronto por Donosti!!! ojalá!!
      :ungusto: :ikugracias:

  5. Un placer ler este tipo de noticias y poder sentirse, aunque sea en grado ínfimo, un poco culpable de que realizases tu sueño de publicar el libro.
    Ilusiona ver lo que esa generación de pioneros del obligado exódo, podeis conseguir con vuestro esfuerzo.
    Eso es marca España y no lo que nos venden los politicos !!

    :ungusto: :ungusto: :ungusto:

    1. ¡Culpables sois todos! y eternamente agradecidos me tenéis! qué de cosas buenas ha traído este libro, no os podéis hacer una idea…

      Así que muchas muchas gracias otra vez!!!
      :ungusto:

      PD: Yo cuando me vine no había ni crisis ni ná… me salió bien la jugada

  6. Con tanta predisposición, tanto buen ánimo y mejores caras, es un auténtico gustazo ponerse a hacer cosas, ya estoy tardando en escribir otro.
    :gustico:

  7. Menuda sensación que lean algo que has escrito, y que sea leído por personas que son como tu familia. No me extraña que te emocionaras.

    ¡Menudo sueño cumplido!

    Esa foto de los tres :pliebre: s ( Kota, Chiqui y tú) es genial!! Que dos maestros Kota, que dos maestros… ;)

  8. Ya me hubiera gustado estar allí.
    Pero bueno, hay que estar cuidando a la mujer y a la futura, no cruzando el mundo, al menos por ahora.
    ¡Enhorabuena otra vez!

  9. Fuí de las primeras en comprar tu libro, pero me apunto para el siguiente, eh?
    Me encanta la buena acogida de tu libro, y eso maravillosos amigos y familia que tienes. Con ese carácter tan noble que tienes es normal que se te quiera.
    ¡enhorabuena ikusuki!!

  10. Me alegro un montón de que os haya salido bien la presentación y espero ese segundo libro, te tomo la palabra Oskar. Ya te veo buscando tiempo debajo de las piedras,je, je… que Kota te pide mucha atención.
    Zorionak berriro! :ungusto:

  11. Para el siguiente libro espero estar en persona por Tokio, que ya me toca volver :)
    Como ya te he dicho en alguna ocasión, eres una inspiración, y tu forma de plasmar las cosas tanto en el blog como en el libro llegan al alma. No puedo más que darte las gracias por compartirlo con nosotros.
    ¡Un abrazo enorme!
    Víctor (tsutomu)

  12. Como para no emocionarse, Oskar, y es que me dices que te quedas tal cual ante tu gente que está leyendo parte de tus sentimientos de estos últimos años y normal normal no es

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