Aquí el servicio es de lo mejor que hay, en cualquier establecimiento te tratan siempre con muchísima educación y respeto. Sin ir más lejos, el otro día en el Izakaya que os conté no se que pasó que empezó a sonar una sirena, como si fuese la alarma de incendios. Se paró al de un minuto más o menos, pues bien, el camarero fue mesa por mesa pidiendo perdón por el jaleo (que tampoco fue tanto).
También me acuerdo del domingo pasado que me probé unos pantalones y me encontré al dependiente alineando mis zapatos en la entrada del probador (se entra descalzo), y no es porque molestasen, porque estaban en una esquina y por allí no podía pasar nadie.
Pero lo que yo os quería enseñar, aunque sólo tengo dos fotos, son las máquinas limpia gafas que hay en la puerta de las ópticas. Resumiendo: son unas máquinas con un líquido especial en el que sumerges las gafas, le das a un botón y eso hace algo parecido a un centrifugao, ¡¡¡y te deja los cristales que se puede leer hasta la letra pequeña de los préstamos bancarios!!!!
Para mi es el colmo de dar un buen servicio, porque al fin y al cabo en el resto de tiendas estás gastando tu dinero y les interesa que estés contento, pero es que éstas máquinas son gratis y encima ¡¡no tienes ni que entrar en el establecimiento!!!, están en la misma puerta, pero en la calle!
Qué invento más guapo!! Y así no tienes ni que entrar en la óptica.. ya que aquí, también es gratis pero te da más palo si no vas a comprar nada… ;P
Dile a Matías que se enrolle y te lo deje hacer a ti.. jeje
Pero que pasada de cultura, igualito que aqui.
Por ejemplo con las dependientas del corte ingles, que parece que te gruñen o muerden si las interrumpes en medio de una conversación a las pobres.
Y no te cuento las dependientas del Mango de Artea, que tirria las tengo. Fui capaz de enterarme que a una le había tocado un piso de protección oficial, que se enteró por la madre del novio, que ella no pudo ir al sorteo, que le daban el piso en unos meses, que tenía 85m2, … pa que seguir contando, y la muy …. (gilipoyas), porque no tiene otra palabra, no fue capaz de mirarme a la cara ni decirme el precio de lo que tenía que pagar, creo, y solo creo que se digno a decirme el precio, cuando la moleste con un pequeño alzamiento de voz por lo que costaba lo que había comprado. Pensaría ella: la muy idiota, porque me tiene que interrumpir si ya la estoy cobrando.
Si es que fui una clienta de lo más maleducada.!
En japón la quería yo ver a esta, la molían a palos!!!!