Era un domingo soleado, hasta caluroso cuando terciaba que por donde se paseaba no había nada interponiéndose entre uno y el sol. Y hay que precisar que uno, a partir de octubre, no está para desperdiciar rayo alguno que le caldee acaso un par de grados la melancolía inherente al hecho de que no quede otra que esperar a que nazca el invierno. O que malnazca porque no hay invierno que no sea un malnacido.
Chiaki cargaba a Kota pero Kota, como el invierno, tampoco había nacido. Siempre he pensado que el embarazo, a pesar de todo, le ha sentado de maravilla. A mi, por lo menos, me parecía que estaba guapísima sobretodo cuando trataba de andar con prisa y no conseguía más que avanzar casi anecdóticamente mientras se balanceaba hacia los lados con las dos manos tanteando aliviar la carga de la parte baja de la espalda que parecía dolerle siempre. Yo no tenía muy claro si era así o no porque no dejó de iluminar la casa nunca con esa sonrisa suya tan, eso, suya.
Ya tenía contracciones, pero a pesar de ello quiso que diésemos un paseo por la zona. Acabamos en la universidad de chicas que queda al lado de casa donde se celebraba un festival para recaudar fondos para, la verdad sea dicha, no tengo ni idea de qué causa. Vimos un espectáculo de cheerleaders a lo japonés, comimos chocolate con algo que de churros solo tenía el nombre y tomamos prestado un poco del sol los tres en un banco mientras analizábamos las técnicas de ligoteo de los chicos que se habían acercado a ver que se podían llevar de aquel, en teoría, paraíso terrenal. Que fuese una universidad católica no quitaba para que el bajo de las faldas se distrayese bastante más arriba de las rodillas y, como no podía ser de otra manera, allí no había más que grupos de adolescentes al acecho de muslos de piernas de veinte metros las más cortas. Yo habría sido el callado romanticón de al lado del árbol que, seguramente, no se habría comido un rosco pero se habría enamorado de una distinta siete u ocho veces por hora. Otro gallo cantaría si ahora supiese o fuese lo que sé o lo que soy ahora, probablemente me habría seguido enamorando y volviéndome a casa en ayunas, pero con alegría porque no me habría callado ni un poco así.
Total, que Chiaki salía de cuentas el lunes, el día siguiente y a la vez tenía cita en el hospital para la revisión rutinaria semanal, así que nos volvimos más o menos cuando ya no había nadie allá arriba que caldease hueso alguno.
Poco tardamos en dormirnos adrede para soñar con la cara de Kota, como cada noche.
Cuando el despertador dijo basta, yo me vine a la oficina y a eso del mediodía me llegó un mensaje en el que Chiaki me contaba que habían decidido ingresarla, que aunque todavía las contracciones no eran fuertes, mejor estar allí por si acaso. Y que no me preocupase, que con que a la noche al salir de trabajar le llevase la bolsa con la ropa que había preparado, ya valía. Cinco minutos más tarde ya iba con la bici como un loco camino de casa. No pensaba perderme ni una contracción más. No podía concebir que naciese mi hijo y yo no estuviese allí, creo que los cuarenta minutos de pedaleo los trituré y prensé hasta que quedaron en menos de media hora y casi una hora después de aquel mensaje ya estaba con mi mujer en la habitación de un hospital esperando a que naciese mi hijo. Si ella hubiese querido que Kota naciese en Korea, yo ya tendría metido el bicarbonato en la maleta para contrarestar el kimchi. Allá donde fuesen ellos dos, estaría yo sin duda, esto es algo que no me pasará más de dos o tres veces en la vida en el mejor de los casos, ¿cómo me lo iba a perder?, ¿cómo no iba a estar allí?, Dios santo, ¿qué otra cosa pudiese haber más importante? ¿un trabajo?!? ¿una oficina?!?
Continuará
Alaaa esta vez soy la primera en comentar!
Mira que ir de paseo teniendo contracciones ya!!!!…que susto, no se como habéis podido, yo creo que estaría ya en la puerta del hospital de angustias que soy jaja .
A ver la segunda parte, que queremos los detalles!! aunque en la radio, ya algo has contado, pero da gustico leerlos ;-)
besicoo
Ba, pero si con las contracciones llevaba ya unos días!! no te hacen ir al hospital, en teoría, hasta que no son muy fuertes!
Ya me iba a dormir cuando encuentro esta entrada tan bonita, tan llena de amor y ternura.. Sin duda Kota tiene el carino y la simpatia de much@s (me incluyo)..
Muchas !!
Espero que durmieses bien!
Olee oleee me encantan las historias con finales felices!!!
pero se me ha hecho muy corto!!! queremos maas!
Si no he escrito el final todavía!! jajaja
光大くんはとても幸せな子供です!
¡Queremos más!
Besos y abrazos a toda la familia.
Eso espero!
Desayunar con uno de tus bonitos post un lunes por la mañana, hace que lunes sean menos lunes.
Saludos desde un frío Madrid.
Idem de idem con vuestros comentarios!!
A esperar ese continuará.
No sé si te acordaras que tienes una historia pendiente de continuar desde hace un año!!!!
Madre mía que mareo de avatares y comentarios ¡¡ Como se mueven!! Menos mal que las fotos vuelven a verse.
Me acuedo me acuerdo es más, me ha venido de repente a la cabeza al escribir el «Continuará» de este post, jejeje
Es que nunca se sabe como será!.Es lo que tiene el parto que de primeras estas «verde» » (como dicen las matronas en España) y a la media hora estás de 10 cm. o te están haciendo cesárea…
Por cierto, Kota está para comérselo!!!
Ya!! vete a saber, mi madre dice que casi me tuvo a mi en el taxi camino del hospital y sin embargo Chiaki se tiró tres días ahí !!
¿Verdad? más guapo que ni sé!!
ains que tierrrrnoooo
Falta media historia!!! quiero más!! jaja
jajaja, más de media, que ya voy por la segunda parte y todavía no acaba!!
Cuánta ternura desprendes, Óskar!!! se te sale por los poros!!!
Por cierto, Kota, está para darle un mordisquito, qué potxolada es!!!!!
A la espera….. chan chan chan!!!
Besitos
Más guapo que guapo!!!!
jejeje
Lo primero, me mola mucho como has puesto lo nuevo de los comentarios jajaja.
Lo segundo, cómo hacer un paseo por el parque y unas cuantas pedaladas sean emocionantes jaja. Si es que eres único macho!!!
Un abrazo, que esto era sólo un tráiler xD
Un abrazorr
Hombre, alguien que dice algo bueno de los comentarios!! jajajaja
Abrazaqueeeer
«Que fuese una universidad católica no quitaba para que el bajo de las faldas se distrayese bastante más arriba de las rodillas y, como no podía ser de otra manera, allí no había más que grupos de adolescentes al acecho de muslos de piernas de veinte metros las más cortas»
JAJAJA!, me ha recordado a mi colegio, sucedía exactamente lo mismo, las monjitas de mi cole, se olvidaron de las leyes de Newton: a toda acción consistente en imponer un horrible uniforme de color marrón capaz de eliminar todo deseo sexual, se corresponde una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario, consistente en subir el bajo de la falda hasta el infinito y más allá.
Esperando continuación.
Aquí es exagerao, se remangan las faldas como si no hubiese amanecer!! madre de Dios, jajaja
Yo hubiera hecho lo mismo… ¡No me perdería esos momentos por nada!
Esperando la siguiente parte del relato
Por cierto, los avatares se van a marear de tanto ajetreo, jajaja! Muy bueno!
¡Un abrazo!
Yo no podría estar en otro lugar… donde fuese Kota a nacer, ahí iba a estar yo, no puede ser de otra manera.
Un abrazo maratoniense!!
Se palpa la emoción en la narración. Voy corriendo a leer la segunda parte.
Tu me dirás!
jajaj