Hoy me he propuesto haceros una pequeña introducción sobre el idioma japonés. Aquí Kos, mi compañero del curro anterior, os podría dar una lección sobre como decir cuatro cosas dadas las chapas que le metí! Kos, si me lees, puedes saltarte esta parte que ya te la sabes! jaja, ya te aviso para el siguiente nivel!
Bueno, al lío que diría Nuria Bermudez. El japonés es un idioma como cualquier otro y no sería especialmente difícil de no ser por la escritura. Si comparamos la complejidad de, por ejemplo, las formas verbales que tenemos nosotros en castellano, podríamos decir que es hasta más fácil. Además, contamos con una ventaja, y es que los sonidos son exactamente iguales que en castellano. Por ejemplo, uno de mis compañeros de la oficina, que es francés, lleva más años estudiando japonés que yo, peeeeero a mi se me entiende mil veces mejor a pesar de que tengo menos conocimientos gramaticales. Toma ya, franchute! jajaja, esto por las baguettes esas delgadas que hacéis!!! jajaja
Y no sólo eso, sino que tenemos ciertas similitudes con el euskera, lo que mi amigo Lekesan os puede confirmar perfectamente (no dejéis de leer su post, que es interesantísimo).
Yo hoy os voy a contar cómo va lo de la escritura, que es lo difícil, y a la vez, lo fascinante del idioma este que cascan los nativos de aquí. Seguramente, si váis al Petete del siglo 21 (léase Google), os contará toda una historia sobre el origen del japonés, pero como hemos quedado que yo os cuento lo que mis entendederas perciben, aquí va la ikusukihistoria del porqué de los chirimbolos.
Los japoneses hace un huevo de años que hablaban en japonés, pero resulta que no se les había ocurrido el tema de escribir, cosa que a sus vecinos los chinos si. Así que adaptaron la escritura china a su idioma japonés, dando origen a un jaleo del copón que nos tiene a todos los extranjeros mirando pa Cuenca. Es como si de repente se nos ocurre escribir castellano utilizando el alfabeto griego…
Así que después de muchos años de evolución, el idioma japonés se compone de tres tipos de escritura distintos (aunque todos se basan en los kanjis chinos):
- Silabario Hiragana: compuesto por unos 46 chirimbolos que se leen siempre igual, y que, normalmente, se utilizan como complementos de oraciones o palabras típicamente japonesas (eh! recordad que esto es una definición basada en mis entendederas, así que no me critiquéis mucho!!!). Los trazos son curvos, y podéis ver un ejemplo en la Kotoba.
- Silabario Katakana: nuevamente tenemos una serie de 46 garabatos que también se leen siempre igual, y que se utilizan para escribir extranjerismos, o para adaptar cualquier palabra/nombre que venga de cualquier otro idioma. El ejemplo más típico lo tenemos en los nombres extranjeros, como el mío que lo podéis ver en la entrada sobre Karate, o en la nueva camiseta-sensación del verano que es Kurosuwado. A nada que le echéis un ojo (si compráis la camiseta, lo veréis mejor, jajaja), os daréis cuenta que los trazos son más rectos.
- Kanjis: aquí es cuando la liaron parda. Resulta que tenemos de 2000 a 3000 de uso «cotidiano», cada uno de los cuales puede tener alrededor de cuatro o cinco lecturas diferentes. Un ejemplo, por seguir con la promoción encubierta de nuestras camisetas, lo podéis ver en los tres kanjis que significan inocente. En los diccionarios se pueden buscar por pronunciación o por número de trazos.
¿Porqué silabarios?, pues es fácil de explicar. Nosotros tenemos letras, y ellos tienen sílabas, así de simple. En cualquiera de los dos silabarios, las únicas letras que están «sueltas» son las cinco vocales y la N, el resto están «atadas», es decir, no existe la T pelada, pero si TA, TI, TU, etc.. Mi nombre es «Oskar» pero la S y la R no existen por si solas. ¿Cómo lo hacemos?, pues resulta que como el sonido de la U es el que menos se aprecia, pues lo tomamos como neutro y escríbimos O-SU-KA-RU.
Cualquier nombre que no sea japonés se puede escribir utilizando Katakana y siguiendo esa regla, Matías se escribiría MATIASU, Alfredo –> ARUFUREDO, Chiquito de la calzada –> CHI-KI-TO-DE-RA-CA-RU-ZA-DA.
Ehhhhh? no os cuadra lo de Chiquito, eh?. Eso es porque no tenemos sílabas que empiecen por L, pero de todos es sabido que los olientales plonuncian la R como la L!!! (de verdad de la buena!)
Así que en una misma frase, aquí nuestros amigos nos mezclan los tres tipos de escritura y se quedan más panchos que panchos. Por ejemplo, para decir «Mi nombre es Oskar», ellos escribirían:
En rojo tenemos los kanjis, en negro hiragana, y en verde katakana….
Bueno, la verdad es que se ve complicado. Como todo sera cuestion de empezar, no? Aunque yo tengo los apuntes que me dejaste…………y la verdad es que no entiendo mucho……….
Hola,
Mucho mérito, sí! Felicitaciones!
Aunque aquéllo de «olientales plonuncian»… no va del todo con los japoneses ya que les es difícil diferenciar el sonido de «L», por lo mismo que dices: no hay «L»… por lo tanto sería más bien «orientaresu puronunshan»… ya que tampoco hay sonido «si, ci».
Ya que estoy en esto, mencionar el nombre de un emperador -fallecido o vivo- … ni en broma, Oskar!
No es algo «ikusuki», creo.
Saludos
Que cristo!
Eso si la explicación muy buena…Si señor!!
plas plas plas