Archivo por meses: enero 2014

El humidificador de botellica USB

Jodo, hoy hace una rasca a tener muy en cuenta, tengo más frío que el que alicataba el cuarto de baño del iglú de ChilliWilly.

:ojetepalinvierno: :ojetepalinvierno: :ojetepalinvierno:

Total, que no porque sea lunes y no me vea los huevecicos voy a dejar de hacer lo que tenía planeado, que no es otra que echaros otro post de la sección…

Este fin de semana Chiaki se ha puesto malica la pobre, con lo que el tío Tosca que les habla hizo una incursión a la farmacia de la esquina a ver que mejunjes tenían. Andaba que si caramelicos de menta paquí pallá cuando un producto estratégicamente situado al pie de caja llamó mi absurda atención. Primero porque era USB y yo tengo una enfermedad rara que me hace comprar todas las gilipolleces USB que se me cruzan por el camino, y segundo porque valía cuatro duros. Aquello, pensé entre tiritas, aguas oxigenadas y condones diminutos, no podía sino ser una señal, así que no me quedó otra que comprarlo.

Se trata, amigos, del:

Humidificador de botellica USB
:ahivalaotia:

Como en otras ocasiones, pongámonos en antecedentes: si en verano en Tokyo la humedad es tan acojonante que a nada que aplaudas haces llover, en invierno lo que está es el aire más seco que la duquesa de Alba comiéndose un paquete de pipas saladas. En cualquier sitio que entras tienen la calefacción puesta a tope y es menester que en casa o en cualquier espacio en el que vayas a estar más rato de lo debido, haya un humidificador. Fíjate que cosas, en la vida me había preocupado yo por estas movidas y el médico prácticamente nos ha obligado a comprar uno de los caros para tener en la habitación donde tenga Kota la cuna. Aquí en la oficina también hay un par de ellos de los grandes, por ejemplo.

Pero si que es verdad que se nota el asunto: para cuando te quieres dar cuenta ya tienes la garganta más seca que ni sé y es bastante fácil que te empiece a doler el asunto además de que de repente empieces a hablar como Sabina de resaca.

Pues bien, pensando en aquellos que echamos horas delante del ordenador afilando las uñas rascando teclas, han sacado este invento. Vayamos por partes:

1- Tu te compras una botella de té o de lo que te salga de tus graciosas partes, te lo bebes y lo rellenas con agua. Si te ves lúcido esa mañana, también podrías haber comprado la botella de agua directamente no como yo que escribo los posts con la legaña puesta y me llevo meando un cuarto de hora:


2- Sacas el humidificador de botellica USB del envoltorio:



3- Le enchufas el bastoncillo ese que te viene de manera que un extremo quede en el agua y el otro en el pitorrillo superior:

4- Si ves que no sale ná, una de dos: o no lo has conectado al puerto USB, o no le has dado al botón. De ahí tiene que verse una lucecita y empezar a salir vaporcillo:


Y y está. Ya nos podemos tirar las horas dándole al Facebook y al Twitter sin riesgo de que se nos quede la garganta como un arenque!


Con la garganta florida rascateclea todo ufano :flipanderer:
porque has ido, por supuesto, de la mano con Toscano

Ala pues, que vaya bien la semana!

Acabo de llegar

Algo o alguien me golpea en la espalda. Estoy en mi cama, creo, porque creo que sigo entre sueños, quizás no son golpes, quizás forman parte de ese otro mundo paralelo en el que nuestra mente juega a que creamos que puede que lo otro sea lo que es mentira en vez de lo de ahora. Pero noto otro y otro y otro más y me acabo de despertar. Son patadas de Kota, que duerme en el medio de la cama. Ahora cuando abrazo a Chiaki también entra él de propina porque le queda a mano estar entre los dos. Pero a veces, de alguna manera, consigue ponerse en diagonal de forma que esos dos diminutos pies quedan justo justo a la altura de mi pecho o mi espalda dependiendo de si estoy soñando para la derecha o para la izquierda. Sus piernas son pequeñas y nunca se paran de mover, quizás es que está soñando que corre detrás de un biberón enorme o algo así. Me pregunto qué soñarán los bebés… si apenas han visto nada todavía, ¿a qué juego jugarán sus diminutas mentes cuando esos ojitos deciden cerrar el telón si todavía apenas conocen escenarios ni actores?.

Chiaki se da cuenta y le corrige la postura; le pone otra vez derecho y yo me vuelvo a dormir del todo. Al arigato que le debía se lo ha debido comer el sueño, porque no recuerdo habérmelo escuchado.

Me vuelvo a despertar, también por Kota que esta vez hace mucho ruido. Aunque ya no llora tanto como antes, está claro que tiene hambre y Chiaki se levanta para darle el pecho mientras yo apuro las dos o tres soñiqueras que me quedan. Más o menos por el tercer eructo, suena la alarma del despertador pero yo ya llevaba un rato largo acariciándole la cabeza a mi hijo y hablando con su madre de lo grande que se ha puesto sin llegar a tener todavía ni tres meses.

Les dejo durmiendo y me voy a la cocina. Me preparo un café, el único que me beberé en todo el día y me entero de la actualidad japonesa y española gracias a la televisión e internet respectivamente. Me gusta comparar ambas. Ya no me sorprende tanto ver presidentes de poderosas empresas dar ruedas de prensa en las que piden perdón con reverencias de mil grados y segundos mientras millones de flashes impactan en sus calvas: el gerente de aquella cadena de hoteles que daba langostinos normales aunque en su carta ponía que eran de los caros, el importador de congelados en cuyos paquetes se encontró veneno… aquí también se las traen, como en todas partes, pero al menos parecen dar la cara, o la coronilla en este caso. Sería inconcebible declarar en un plasma o seguir en el poder ante cualquier indicio de que hayan podido estar robando dinero.

Sin embargo cada vez me resulta más difícil alegrarme con las noticias de mi país, hoy hasta el Athletic ha perdido contra el Atlético de Madrid. Me pregunto porqué no se sacan buenas noticias que estoy convencido que habrá, porqué solo salen viejos calvos entrajetados que han provocado la crisis del país robando todo lo que han podido con la complicidad de rancios políticos prepotentes que se supone que nos representan pero que en la realidad no saben ni hablar. Me pregunto cuantos cómplices habrá entre los votantes para que no cambie toda esta farsa de una vez.

Después de la ducha, desayuno un cuenco de quinoa. Como otros experimentos de los míos, últimamente me ha dado por comer alimentos sanos y este aparecía en alguna lista. No sabe prácticamente a nada, pero eso me da igual, los copos de avena tampoco y cuando llegue a la oficina caerá otro cuenco, se trata de ver si me encuentro mejor, con más energía o si la comida simplemente no importa tanto. De momento parece que funciona: ya no tengo esos ardores de estómago que tenía antes, ni me duele la cabeza y a pesar de que no duermo tanto como antes, no me encuentro tan somnoliento y cansado delante del ordenador de la oficina como cuando tenía cinco o diez años menos. O puede que sea que me lo creo y me sugestiono a mi mismo. ¿Qué mas da?, en cualquiera de los casos funciona.

Antes de pasarme por la habitación, decido poner los muñecos de Kota de alguna manera original. Todos los días trato de hacer algo distinto para que a Chiaki se le deslice una pequeña sonrisa. Con ella es muy fácil y como con Kota no se puede salir demasiado lejos todavía, tengo cierto miedo de que se le caiga la casa encima si los días se le vienen pareciendo demasiado unos a otros. Hoy he puesto a la oveja gorda encima de la tele y a Totoro a dormir en la cuna, tapado con la manta que le hizo mi madre. Seguramente cuando se despierte sacará una foto y me dirá algo, así que yo también estoy con la media sonrisa sólo por esperar ese mensaje. Es una forma de invertir en felicidad para mi día también.

Pienso, mientras apelotono peluches encima del lado del sofá donde se sienta ella, que tampoco es tan difícil estar de buen humor con alguien que siempre lo está. Que es fácil no venir con quejas o con reproches y enfados si nunca te han venido a quejarse o reprocharte algo con lo que enfadarse contigo. También sé que lo contrario pasa, que como decía mi abuelo: «dos en un colchón, comparten opinión» y no es raro que acabes poniendo a parir a todo el mundo si la persona con la que estás también lo hace. Si todos los días te gritan, es cuestión de tiempo que acabes gritando tu también.

Ahora ya si, ya abro la puerta de la habitación y escudriño en la oscuridad dos de las tres almohadas que coronan la cama. Chiaki me hace un gesto y así sé que está despierta. Yo me muero de ganas de darle un beso siempre antes de salir, pero tampoco quiero despertarla, de ahí que trate de no hacer ruido y sólo entro en la habitación si sé que se ha despertado. «Jitensha kiwotsukete ne», ten cuidado con la bici, me susurra, «yukkuri ne». A la pequeña cabecita del centro también le toca otro beso aún a riesgo de que se despierte y empiece a llorar.

Hoy no me cruzo con ningún vecino. El edificio es de reciente construcción, todavía no se han vendido todas las viviendas y prácticamente no nos conocemos entre nosotros todavía aunque suelo coincidir con un salary man que lleva a su hija a la guardería. Me gusta cruzarme con ellos porque él me da los buenos días en un japonés solemne y educado «Ohayo gozaimasu» mientras yo contesto y su hija se ríe y responde con un encantador «ohayooo» que no me quita la sonrisa hasta dos o tres kilómetros después.

Cuesta arriba y cuesta abajo, pienso en muchas cosas. Creo, una vez más, que debo estudiar mucho más japonés, que quizás el momento adecuado sea cuando Kota sea un poco más mayor y yo pueda tener un poco más de tiempo libre por las tardes para apuntarme a una academia en serio. O puede que no merezca la pena y que mejor que lo haga por mi cuenta. Sea como fuere debo seguir haciéndolo todos los días porque es importante. Como también es importante que siga hablándole en castellano tanto a él como, poco a poco, a su madre para que puedan entenderse sin problemas con los míos. Sería genial que mi madre y Chiaki se conociesen no sólo por lo que se intuyen, estoy convencido de que serían grandes amigas de verdad.

Aprovecho las paradas en los semáforos para echarme un trago del termo de té y así calentarme un poco desde dentro. Este invierno no parece hacer tanto frío como otros años pero siempre se agradecen los semáforos en rojo, sobretodo los días de viento.

Esta mañana me ha vuelto a parar el mismo policía. En realidad no me para él sino que coincide con un paso de cebra en el que siempre me toca pararme porque siempre cruzan niños camino de una escuela cercana, y su comisaría queda justo al lado. Me hace el gesto de siempre, y yo procedo a quitarme los auriculares otra vez y pedir perdón con una reverencia a la que él responde serio aunque a los dos, por dentro, nos haga gracia el asunto. Un par de pasos de cebra después ya estoy otra vez con la música acompasando mis pedaleos y cuando me quiero dar cuenta ya estoy en Shibuya.

Hoy no está la señora de la limpieza, así que no saludo a nadie mientras abro la puerta de la oficina. Enciendo las luces, abro un poco la ventana para renovar el aire y me siento en mi puesto, en mi ordenador. El turno de trabajo no empieza hasta una hora después así que tengo tiempo para mi, como planeé desde el momento en que sonó la alarma por la mañana. Es un tiempo preciado que es egoistamente mío, como antes lo eran todas las horas del día. Hoy decido emplearlo en escribir un poco.

Total, acabo de llegar y todavía tengo un rato.

Llevo ya bastantes repasos de lo que tengo escrito cuando recibo un mensaje. Es Chiaki. Me manda una foto de Kota riéndose junto a una pila de peluches puestos unos encima de otros ya medio cayéndose. Después de la foto viene algo más:

光太も笑った~!!笑

Y yo me pongo a llorar.

Stainless – Shinjuku

Como si fuese el catalán ese del sombrero,
aquí voy y os hecho ahora mismo un post regulero

Dentro pedazo de vídeo que me he encontrado por ahí. Me he quedao churichuscu del todo, pedazo de curro…

El vídeo mola, pero admito que el post es :regulero: del :copon: . No he tardado ni dos minutos en plagiar el asunto!! Eh! huevos como trolebuses llevo hoy, señora!!

De la mano con Toscano: el incubalegañas

Mirad que guapo está mi Kota, mirad mirad:

Processed with Analog

Jaja, lo dejo aquí que luego Fran me llama ikucansinoooooo.

Total, que ya iba siendo hora de recuperar una de las secciones míticas características del blog que ha tenido la osadía de ponerse delante de ustedes tiempo ha:

¿Que de qué trata esta copla?, pues mayormente de que si partimos de que aquí en Tokio venden prácticamente todo lo imaginable, me parecería un desperdicio máximo que el Tío Tosca que les escribe no se ofrezca voluntario a rebuscar de entre todos esos productos aquellos que destaquen por una u otra cosa. Vamos, que mayormente me compro todas las tontás que se me cruzan por el camino y ya que las tengo, aquí las presento en sociedad y así de paso me sirve como excusa para otear el mercado.

Vayamos, sin más troquetronches, a los antecedentes del asunto: resulta que en mi empresa, que de normal no sé yo si tiene mucho, echamos siesta. Si señor, el mito spanish por excelencia mira por donde que se me ha hecho realidad aquí en Tokio. Ojo, no vayamos a pensar que esto es normal porque, que yo sepa, sólo nosotros lo hacemos. Pero sea como fuerererequere que a las tres de la tarde suena una alarma, bajamos las persianas, apagamos las luces y nos sobamos todos hasta veinte minutos después (a mi a veces se me ha escapado algún cuesquer, pero no digáis ná!! :secretico: )

Por otro lado, pongamos que Kota, que duerme con nosotros en la misma cama y no para quieto, me deja dormir un ojete, así que este ratillo de cerrar los ojos y echarse cuatro silbidos después de comer es gloria bendita. Pues bien, para maximizar el factor relajabilidad del asunto, resulta que existen unos antifaces que los abres y están calenticos por un rato bien largo, pensados para colocártelos en cualquier momento del día en que necesites descansar los ojos.

Siguiendo con la tradición de la sección, es menester bautizar semejante invento.

Lo llamaré:

¡¡ El incubalegañas !!
;)

Jodé, la última foto parece un sujetador hipster. Bueno, pues el caso es que yo no lo sabía, pero da mucho :gustico: echarse una siesta con los ojos calenticos y luego cuando te lo quitas, te queda una sensación ahí de recosica importante que perdura y maximiza la actividad rascateclil por el resto de la tarde. Las variables se declaran solas, no os digo más, los fors y los whiles dan hasta pena que se acaben.

Esta movida es una evolución de los Kairo que llevan existiendo aquí desde hace un montón de años. Son unas bolsicas que tienen no se qué elemento químico dentro que nada más que lo abres reacciona con el aire y se mantiene caliente algo así como ocho o nueve horas seguidas. Los venden de todo tipo: grandes, pequeños, con pegata, sin pegata, para las piernas, para metérselo en los calcetines… sin duda la manera de usarlos por excelencia es pegártelos por el cuerpo siempre y cuando no toquen la piel porque corres riesgo de quemarte. Yo llevo uno enchufao en la tripica desde que me ducho por la mañana porque la rasca que hace al venir en bici es bastante importante:

Y luego, y esto que no salga de aquí, llevo otro pegado en el culo. No en el culo culo, sino justo en la rabadilla pero la gracia es que lo llevo pegado en el calzoncillo por la parte de atrás y el otro día lo debí echar a lavar con eso pegado. Chiaki no sabía la pobre cómo afrontar la conversación…. estooooo, Oskar que… bueno, sin rodeos: ¿me quieres explicar porque coño llevas un calientatronchos en el culo?!?!?!?

Total, cambiemos de tema rápido, jaja, además de esto no hay foto. ¡Lo siento chicas!

Lo siguiente al Kairo bolsero es un Kairo USB que, por supuesto, también me he comprado. De hecho me compré dos, pero se me ha perdido uno por el camino. Mecagüen :peneke: , por cierto. Al final es un chisme igualito que los iPods antiguos con un puerto mini-USB para cargarlo. Después tiene un botón que si lo enciendes, eso se calienta un huevo durante más o menos una hora:

El cacharro mola para enseñar, pero el tener que andar cargándolo siempre es un coñazo y además solo dura una horita que no da para nada. Mucho mejor un Kairo calzoncillero que te tiene ahí con gustico bajero todo el día!!

Ala pues, partamos por la senda correcta que no es otra que :bythesegao:

Processed with Analog

Viaje a Japón

Ayer vinieron los de la tele a grabar un programa de las clases de cocina para japoneses de los que hacemos. En esta ocasión fue más especial: invitamos a los alumnos que llevan viniendo más veces y nos cedieron todo un restaurante para el tinglado. Por cierto, si estáis en Tokio no dejéis de visitar el restaurante Gaudí de Yoyogi si tenéis morriña de comida de la tierra porque ya os digo yo que allí os la van a quitar a base de platos de los buenos y gente encantadora.

La clase creemos que salió muy bien, al menos hicimos todo lo que solemos hacer siempre: el Chiqui fue contando la historia y las curiosidades de la tortilla de patata, yo iba traduciendo el asunto a japonés añadiendo lo que se me iba ocurriendo según iba viendo y Guillermo no paró, como siempre, de asegurarse que todos los que estaban allí sabían lo que se estaba haciendo (aparte de enseñarles a beber en bota, un clásico).

Como pasa siempre con la tele, no sabes al final como y qué va a salir, pero nosotros pasamos un rato muy muy bueno.

Pues ayer hablando con el Chiqui me estuvo contando que ya casi no quedan plazas del viaje a Japón que lleva organizando ya tres veces con la de este año. Y yo me acordé que algún lector del blog me dijo que le avisase si se volvía a hacer porque se quería apuntar, así que he pensado que qué mejor que anunciar el asunto por el blog aunque sea un poco tarde.

¿De qué va esta copla? pues es un viaje a Japón desde España pensado y organizado para que puedas llevarte un trozo de este país en tu corazón con el avión de vuelta. Fernando lleva viviendo en Tokio unos años ya y a lo mejor le pones un ordenador delante y al angelico le falta olerlo, pero de organizar historias sabe mucho. Como este año además estoy yo metido en el ajo porque me he currado la página web os puedo decir que no se me ocurre qué más se le podría meter al itinerario… en esa semana aquí no os vais a quedar sólo con los cuatro rascacielos de siempre de Tokio, sino que os van a llevar por hoteles tradicionales japoneses, aguas termales naturales en montañas donde los monos son los dueños por derecho del lugar, castillos japoneses, habitaciones a los pies del monte Fuji con vistas de quitar el habla y, por supuesto, raticos inolvidables en el pedazo de Tokio de mis amores.

El asunto cuesta menos de 2000€, cuenta con guías en vuestro idioma para todas y cada una de las excursiones que se hacen y está respaldado por la agencia de viajes de Albacete «ViajesFlexibles» así que si hay algún problema, que no debería, el seguro de viaje está ahí para venir al rescate.

Si todavía tenéis dudas, yo creo que no hay mejor manera de sentir el espíritu del viaje que con este vídeo:

En este apartado de la magnífica web :flipanderer: hay fotos de otros años también.

Si te das prisa, todavía llegas a tiempo para amarrar una de esas últimas plazas que quedan para la semana del 12 de abril de este año. Yo probablemente me apunte a alguna de las cenas que se hacen en Tokio, así que mira, igual hasta resulta que con la cosa nos tomamos un par de cervezas y todo!

Echadle un ojer! por cierto, cualquiera puede ir desde cualquier parte de España, no hace falta que sea desde Albacete!!

El 2013

El sábado pasado fue el primer día que Kota y yo nos dimos un paseo sin Chiaki. Hacía mucho que no daba un paseo solo por pasear y hacía mucho que no lo hacía solo. Bueno, Kota estaba conmigo pero como no habla mucho… hombre claro que no, Kota perdona, por supuesto que no estaba solo, pero como yo no sé si me entiendes cuando te hablo pues me puse a pensar en mis cosas mientras recorría calles repletas de tiendas envueltas en música de flautas y tambores provenientes del hilo musical que se dejaba escuchar gracias a altavoces colocados sutilmente en farolas aquí y allá. Cada vez que se estrena año pasa lo mismo por estos barrios: la mitad de las tiendas cerradas y el CD de música tradicional de año nuevo en modo loop.

Feliz año, por cierto, que casi se me pasa.

Total, que mi hijo colgaba de mi pecho gracias a uno de esos artilugios pensados para que los padres le tomemos el relevo por fuera a las madres que ya dejaron de llevarlo por dentro. A veces dormía y a veces me miraba. Kota, en algunas ocasiones parece que te esté diciendo un montón de cosas cuando te mira fijamente. Parece decirte: Oskar o papá o como sea que te llamaré, lo estás haciendo bien, no te preocupes tanto, hombre, que yo estoy bien.

También es verdad que otras llora como si le estuviésemos haciendo al baño María.

Pero el sábado no hubo problema alguno, ni frío hacía y Kota se dedicaba entre balbuceos y sonidos que solo él entiende a mirar el cacho de Tokyo en el que le ha tocado nacer. Espero que hayamos elegido bien.

Y yo, que le miraba desde arriba, me puse a pensar en un montón de cosas. Me acordé, me acuerdo, que el año pasado lo empecé con una escayola adornando mi brazo izquierdo y que más que el dolor, lo que peor llevaba era no poder hacer nada de lo que llevaba haciendo hasta entonces: vacaciones forzosas de Karate, de correr, de cualquier actividad física… lo llevé bastante mal y mira que yo más que optimista soy un feliciano. Tan harto estaba que cuando aquel día el tren frenó de repente y me golpeé el brazo roto contra una barra metálica del vagón supe que nada me iba a sentar bien desde por la mañana; estaba hasta los huevos de mayormente todo y aquella mañana me cansé de esperar emails de editoriales que nunca llegaban y decidí que el libro lo iba a sacar por mi cuenta, hubiese que hacer lo que hubiese que hacer.

¡Eh! de las mejores decisiones del año, acaban de llegar los 500 ejemplares a Barcelona y ayer mismo envié los PDFs a los que eligieron la opción en la campaña de crowdfunding.


:estudier:

Si algo iba a marcar sin duda el 2013 era que me casaba con Chiaki en su templo. Ya estábamos casados por lo civil, pero queríamos hacer algo bonito en el templo que era su casa antes de venirse a vivir conmigo. Yo siempre había pensado que deberíamos hacerlo allí, no se me ocurría un lugar mejor y supongo que a Chiaki tampoco aunque todavía hoy me resulta curioso que fuese yo el que lo sugiriese, quizás ella lo daba por sentado ahora que lo pienso. Lo que no sabía es que se iba a animar tanta gente a venirse a la boda desde España: no solo un montón de amigos de Bilbao sino que mi familia al completo, Javi incluido, llegaron a Narita para celebrar nuestro día que no quedaba otra que que fuese especial. Tan entusiasmado estaba por la llegada de todos que decidí escribirles una especie de guía de viaje para que descubriesen el Tokyo y los alrededores que me hubiese gustado que me contasen a mi si no tuviese más de una semana:

1- Tsukiji, Hamarikyu, Odaiba y Onsen

2- Honmonji, Sky Tree y Asakusa

3- Kamakura, Hasedera, Daibutsu, Enoshima, Ofuna, Yokohama

4- Tokyo Tower, Azotea del Roppongi Hills, Shibuya

5- Harajuku, Meiji Jingu, Yoyogi y Shinjuku

Sé que hicieron la gran mayoría así que fue un tiempo muy bien invertido porque cuando estaban aquí yo apenas daba abasto con los preparativos de la boda, mi familia y atender a la pobre Chiaki que por aquél entonces estaba pasándolo bastante mal por culpa del embarazo. Ya me habría gustado haber hecho las excursiones con ellos, ya.

Bastante antes de que viniesen y en plenos preparativos de la boda, recuerdo que un día decidí irme a casa en vez de a la habitual clase de Karate porque no me encontraba muy bien. Como Chiaki iba a llegar tarde y para hacer tiempo me bajé en la estación anterior donde hay un gran centro comercial y allí, sin haberlo planeado, acabé comprándome dos pares de zapatos que no necesitaba en absoluto. De propina, se me recalentó el alma al verme atendido por el señor de la tienda de zapatos. Profundamente conmovido entre lágrimas escribí aquella historia que también forma parte del libro. Los zapatos no me los he puesto más que dos o tres veces y resulta que ahora que compramos piso justo en esa estación y vamos muy a menudo a su tienda, él ya no está. Ojalá que sea porque le han trasladado a otra tienda o esté haciendo otro trabajo parecido en cualquier otro sitio.

Y finalmente vinieron mis amigos y mi familia y se celebró la boda. Fueron días de intensa emoción en los que yo no dejé de llorar prácticamente ningún día por diversos motivos aunque el mismo día de la boda se llevó la palma. Salimos temprano por la mañana al templo de mi mujer con mi familia, nos vistieron con kimonos incluyendo a nuestras madres y a mi sobrina, nos casó mi cuñado por el rito budista en presencia de mis amigos, fuimos en autobús al restaurante en un viaje eterno por un Tokyo atestado de coches y allí se sucedieron muchas sorpresas con mucha más gente que no cabía en el templo. Nos cantaron, nos leyeron cosas, nos hicieron un vídeo precioso… aunque la sorpresa mayor nos la guardábamos nosotros con otro vídeo en el que contábamos un poco nuestra historia de pareja y al final del todo anunciábamos que Kota estaba ya por llegar. Mi madre no dejaba de repetir «¿pero es verdad? ¿pero es verdad o es otra de las tuyas?»…

Los de callejeros se vinieron a grabar hacía un huevo, pero finalmente parecía que iba a salir ya el programa (me cuentan que en el día de reyes lo volvieron a poner).

Pero a mi lo que me tenía frito era un compañero de trabajo que me tenía muy amargado, tanto que hice un montón de entrevistas para irme de la empresa. Con todo lo bueno que me estaba pasando, lo feliz que estaba yo con mis cosas… aquella sensación no me cuadraba… me hizo reflexionar y creí darme cuenta que este concepto relativo de felicidad, al final del día, tenía mucho que ver con toda la gente con la que nos tocaba compartir tiempo y lugar y con como dejamos que nos hagan sentir.

Ahora me lo aplico y trato de no cruzarme o relacionarme con según que tipo de gente que sé de sobras que no me convienen. «Fintar a idiotas y sus idioteces» lo llamó un buen amigo.

Total, que apenas unas semanas después de que se acabase la vorágine de la boda, en vez de estarme quieto y descansar, estaba metido de lleno en la organización de la primera Feria de Abril en Tokio. Bueno, al menos la primera que sabíamos nosotros que se celebraba: nos las arreglamos para tener un bar español exclusivamente para nosotros por un día y montamos allí un Cristo importante en el que no faltó de nada. Curramos un montón y no solo ese día sino desde muchas semanas antes, pero me reafirmó en mi idea de dejar de rascar teclas algún día porque menudo gustico nos dio todo. Aunque hubo paisanos «amigos» :comillo: que vinieron pero no pagaron la entrada y se quedaron fuera aprovechando el ambiente generado en la terraza… en fin, ellos verán, nosotros nos remitiremos al dicho de las fintas.

Precisamente en la organización de ese jaleo fue cuando por fin conocí a Chema, el famoso «niño cagao» que había salido en Callejeros hacía tiempo. Me pareció un tío muy salao y me dio pena que se fuese tan pronto ahora que no habíamos hecho más que conocernos. Estuvo graciosa la canción de despedida que se cascó en la terraza de los Lorcos aquel día cuando quedamos los organizadores del evento para dar cuenta de las sobras. Fue chica la que cogí aquella tarde así con la tontería…

:gambiters:

Y en esas estábamos cuando de repente nos empezaron a llegar mensajes al teléfono ¡¡ que estábamos saliendo en la tele de aquí!! Resulta que aquí hay un programa de televisión en el que se van con la cámara al aeropuerto de Narita a entrevistar a los extranjeros que llegan. Les preguntan de donde son, a que han venido… y si lo que van a hacer les resulta interesante, les piden permiso para grabar un programa especial durante su estancia. Por ejemplo el otro día salió uno que se dedicaba a dar clases de esquí y le sacaron ahí dando clases y tal. Pues el caso es que pillaron a los Tosca ahí y nos pidieron permiso para venirse a grabar la boda al templo de Chiaki!!!

… peeero les dijimos que no (como cinco o seis veces porque no dejaban de llamar por teléfono para insistir). A mi tengo que reconocer que por una parte me hacía ilusión porque iba a ser un recuerdo muy gracioso que tendríamos siempre de aquel día, pero también es verdad que el asunto era íntimo y el tono del programa es en exceso de humor con lo que tampoco era plan. Aún así me queda la cosica de saber cómo habría quedado, ¡¡ juas !! (mi padre es el más salado del mundo, por cierto, qué arte!).

Y ahí siguieron pasando los meses… mientras trataba de acostumbrarme a mi nueva vida de casado con Chiaki y me planteaba retos con los que todavía sigo enfrascado, muchas tardes de verano las dediqué a programar «Por lo segao«, una web de cromos que no son más que fotos chorras con títulos chorras. La verdad es que me lo pasé muy bien metiendo cromos, pero un día me llegó una alerta de espacio en disco sobreutilizado y no he sido capaz de buscar cinco minutos para ver que está fallando porque no se pueden crear cromos. Intentaré retomarlo durante este año en cuanto se calmen un poco las cosas.

Lo que son las cosas, que justo antes de irme de luna de miel a Okinawa (pedazo de viaje, por cierto, ahí tenemos que volver como sea), estuve a punto a punto de cambiar radicalmente de profesión. Pero a punto a punto… ahora que ya no tengo los problemas que tuve a última hora aquella vez, resulta que mi puesto ya está cubierto… ¡fue cuestión de un par de meses solo! ¡se puede hacer!.

Y precisamente viendo las fotos de Chiaki embarazada en Okinawa fue cuando me puse a pensar en Kota, en mi hijo, en todo lo que significaba para mi que hubiese podido llegar a formar una familia después de todo. Y en lo lejos que sigo estando de los míos… Esa calurosa mañana de agosto le escribí una carta a mi querido hijo.

Cuento, con orgullo que lo que allí ponía lo estoy cumpliendo a rajatabla: menudas conversaciones en castellano tenemos a la hora del baño… aiss…

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Septiembre siempre es un mes especial: es el cumpleaños de Chiaki y el mío y siempre hacemos alguna celebración chula estilo irnos de viaje por ahí. Este año con lo de Okinawa y Kota a punto de nacer nos quedamos en casa y yo aproveché para lanzar la campaña de crowdfunding pensando en que igual si que iba a ser posible finalmente tener el libro. Ya sabeis el resultado porque sois parte de él: apoyo incondicional desde el primer momento, se consiguió el objetivo a las pocas horas y se cuadriplicó. Nunca sabré expresar lo suficiente mi gratitud, solo espero que el libro no os defraude.

Ojalá que no.

También fue cuando nos enteramos que Tokyo iba a ser la sede de las olimpiadas y no sé si porque Madrid perdió pero leí una serie de gilipolleces en muchos medios españoles sobre Japón que me dio por escribir una especie de artículo en el que trataba de contar que para mi lo mejor y lo peor de esta ciudad: Tokyo, la ciudad de los juegos.

A finales de septiembre andábamos también a contrarreloj por conseguir la hipoteca que nos permitiría comprar el piso en el que vivimos ahora. Digo que íbamos contra el tiempo porque Chiaki salía de cuentas en un mes y todavía no teníamos claro si nos íbamos a poder mudar o no. Nunca habría pensado yo que me iba a comprar casa aquí pero mira, tener un hijo te hace que quieras tener una mayor estabilidad, darle cierta seguridad que antes no te importaba. Y lo conseguimos a pesar de tener mucho en contra por ser extranjero y no llevar demasiado tiempo con contrato indefinido. No faltó tampoco quien quiso quitarnos la ilusión de una hostia.

Por cierto, ¡qué risas con la mudanza!.

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Luego, ¿pues qué decir? ¿qué contar?, llegó Kota y todo cambió. Mi mundo, nuestro mundo se ha convertido en esa personita que nos mira echando babas, tirándose pedos como trolebuses y roncando como un abuelo. El parto fue larguísimo y Chiaki lo pasó muy mal aunque al final todo salió muy bien.

Y para acabar el año antes de dedicarnos plenamente a Kota, y a parte de una segunda feria pero de Albacete esta vez, nos vimos envueltos en uno de los mayores saraos dedicados a España que se han celebrado por estos lares: un Spain Matsuri en el que pusimos un tenderete de tortillas entre otros pinchos diversos. Fue un fin de semana de no parar de currar hasta no sentir las piernas, pero menudas risas nos echamos siempre con Chiqui, Lorco, Germán, Manuela…!!!

Me caso en Tokyo con mi familia y amigos, me voy de viaje a Okinawa, me compro casa, nace Kota, saco un libro… me parece a mi que el 2013 va a ser un año que recordaré siempre. Este 2014 de momento se presenta tranquilito, pero no le doy yo más de un par de semanas más antes de que se empiece a liar… ya veréis!!

¡¡ Que no paréis de reiros de todo en el año 2014 !!