No soy un fulano con la lágrima fácil, de esos que se quejan sólo por vicio; si la vida se deja, yo le meto mano y si no, aún me excita mi oficio. Pero como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación, con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida, a vivir otras vidas, a probarme otros nombres… a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré.
Sabina fantaseó con desconfiar del mundo con ojos ajenos, se metió a tantos oficios como rimas cupieron en donde fuera que fuese que escribiese aquella añeja canción en la que concluía que de poder trocar su alma, sería de poeta a pirata; canalla de todas todas.
Yo me he inventando mis otras horas muchas veces y aún a riesgo de marear todavía más a la brújula que malguía mis zapatos, paso a inventariar aquellos trabajos que aquí y allá me resultaron veces y veces más tentadores que el desilusionante quehacer de juntar unos y ceros al que tuve a mal dedicarme hace ya una década y algunas lunas:
Profesor de Karate
Lo fui durante un año con dos clases fijas a la semana de chavales de menos de 10 años y después de mayores de 15 años. Ahora tengo infinitamente más conocimientos aunque me queda muchísimo por aprender y estoy en mucha mejor forma a pesar de la diferencia de edad. Me imagino contando lo que llevo aprendiendo aquí desde hace 5 años y se me emociona el corazón y me chispea la nuca.
Convertir una de las mayores pasiones de mi vida en mi trabajo es un sueño que nunca tacharé mientras haya noches por soñar dondequiera que esté la cama o el futón.
Profesor de escuela
Esta viene de mi madre que no veía claro que fuese yo a acabar la carrera de informática (yo tampoco las tenía todas conmigo). Me decía que se me daría bien ser profesor, que me metiese a maestro. La verdad es que lo pensé mucho más de lo que he confesado nunca, profesor de escuela, no de instituto que lidiar con adolescentes no creo que sea algo con lo que yo estaría a gusto (en las clases de Karate tenía excusa para pegarles!).
Enseñar a los chavales como me enseñó mi profe Begoña matemáticas, que era un gustazo ir a sus clases. O mejor todavía: profe de educación física… creo que echo de menos mucho el trato humano y de siempre se me han dado bien los niños.
Dueño de una cafetería o bar
En mi vida laboral me falta algo que creo fundamental para poder mirarme al espejo sin que haga frío: satisfacción. No tengo ni un ápice. Trabajo delante de un ordenador todo el día sentado; a veces me gusta más y a veces menos, pero me he dado cuenta que es dentro de los límites del contexto de la actividad. No se puede comparar la satisfacción que pueda aportar que una página web tenga muchas visitas o que cargue rápido a que un cliente que ha probado un nuevo menú vuelva a la semana siguiente con sus amigos. Creo además que es mucho más real algo que haces con tus manos y se puede tocar, comer, oler… que lo que sale en una fría pantalla de ordenador sabiendo que, encima, sale con fechas de caducidad y validez ridículas. Por no hablar de los mil y un estúpidos procedimientos, documentación y formularios que normalmente no valen para nada en los que se malgasta no sólo tiempo de oficina, sino tiempo de mi vida que es lo que me importa a mi. El «total, mientras me paguen» hace tiempo que me dejó de valer, dentro de una oficina es donde respiramos la mayor parte del aire que nos toca.
Decorar mi propio local, elegir hasta el más mínimo detalle: las compras en el mercado para cocinar, la ambientación, la música, probar nuevos menús, organizar eventos… por muy sacrificado que dicen que es, que seguro que lo es, estoy convencido que la satisfacción de ver a tus clientes satisfechos compensa cualquier dificultad y desdeluego que supera a cualquier email que uno pueda recibir en la artificial y farsante bandeja de entrada por muy de felicitación que sea.
Guía turístico
Cuando estuvimos en Barcelona preguntamos en una oficina de turismo sobre la mejor forma de movernos por la ciudad. Nos atendió un tío de Cadiz con tanta alegría, contándonos todo con tanta pasión que envidié poder tener un trabajo semejante… que te guste tanto algo, que disfrutes tanto haciéndolo que cualquiera pueda sentirlo desde fuera. Nos alegró la mañana, y todavía hoy nos reímos acordándonos de él.
Pues yo digo más, últimamente me veo llevando un rickshaw por Asakusa, cuidado aquí con la locura. Esta gente hace recorridos por la zona parando en los sitios de interés para contar su historia: la pagoda, la entrada del templo, la reciente Sky Tree… Yo me los imagino estudiando las leyendas, las anécdotas de cada rincón y supongo que entrenando para poder ser capaces de llevar ese ricksaw en el que caben dos adultos y un niño. Y les ves parados sacándose fotos con las familias, riéndose con ellos, escenificando peleas pasadas, corriendo tratando de adelantar al autobus antes de que cambie el semáforo…
Esta locura es mucha locura: implicaría hablar japonés a la perfección, estudiar mucho sobre la zona, tener don de gentes y… que a la empresa no le importase que un extranjero hiciese ese trabajo… prácticamente imposible, pero, oye, ¿te imaginas?
Una variante de esto sería la de organizador de viajes al más puro estilo Chiqui: buscar los mejores rincones de este país y poner sobre el papel quince días de visitas a lugares que han hecho que me falte el aliento, restaurantes encontrados con los años al margen de interesadas guías de viajes, excursiones de las de ir por entre senderos en la montaña y encontrarse templos de los que nada se ha escrito… lo dejé caer en su día cuando hablé del viaje de Chiqui y no hubo respuesta, quizás haya que volver a hacerlo mucho más en serio.
Fotógrafo
De un tiempo a esta parte, y a pesar de no entender demasiado sobre el tema, me he aficionado mucho a la fotografía. Tengo la cámara réflex más barata que vendían, un par de objetivos extra, un trípode de los báratos y sin embargo el disco duro del ordenador a rebosar de parpadeos robados entre Japón y Bilbao. Imagino levantarme por las mañanas con la misión de sacar tal o cual foto y que me paguen por ella; cargar la cámara al hombro y buscarle las cosquillas al horizonte para que se parezca un poco a la locura en que lo convierte mi imaginación.
Hoy un luchador de sumo, mañana una geisha, pasado el templo más pequeño que te puedas encontrar… pero Oskar, una vez más, ya sabes que la foto que más te pagaríamos sería la de esos ojos que te desvalijaron el corazón…
Actor / presentador
Siempre he pensado que tengo cierto don de palabra, vamos, que no me suelo estar callado ni sorbiendo la sopa y los últimos años me han enseñado a no ponerme nervioso delante de mucha gente. Por ejemplo, el nuevo trabajo que he conseguido ha sido haciendo la entrevista en japonés. Tantas otras entrevistas, algunas apariciones en la tele y la radio y muchas historias en las que siempre estoy metido supongo que tienen mucho que ver. Quiero decir que sé interpretar un papel y que creo que no se me daría mal actuar delante de una cámara o en un escenario aunque no tengo claro haciendo qué.
La fantasía tocó techo cuando no dudé en ponerme a hacer volteretas mezclando Capoeira y Karate vestido de traje en la audición de la NHK.
Cantante lo descartamos porque poco tardarían en exportarme del planeta.
Escritor
En ello estamos, aunque al igual que la de fotógrafo, no creo que se pueda vivir de esto, pero vamos con lo mismo: tiene que ser grande la satisfacción de tener tu propio libro en tus manos y confieso que me siguen emocionando muchas de las historias que escribí hace tiempo cuando las leo y no es raro que acabe llorando a lágrima viva, aunque también es verdad que en la gran mayoría soy juez y parte…
Policía
Ni en broma!!!
¡Feliz año 2012!
¡que os cuadren las cuentas!