Archivo por meses: noviembre 2011

La de Dios es Cristo

Ayer me pasó lo que nunca me había pasado en la vida. Menudo disparate, voy a ver si lo cuento ahora que todavía lo tengo reciente y así no se me olvida nada.

El caso es que yo trabajo para una empresa de informática típica: tiene su equipo de diseño y un par de equipos de programadores divididos en mantenimiento y nuevos desarrollos que es en el que estoy yo. Llevo algo así como dos meses metido en un proyecto para un banco on-line cuyo negocio, prácticamente, se basa en facilitar el envío de dinero desde Japón a cualquier otro país del mundo. La web está en japonés y en inglés, con sus correspondientes formularios interminables que si bien son difíciles de seguir en inglés, en japonés ha sido un verdadero despropósito.

Me he pegado con ellos cada día, unas veces ganaba yo por dos wazaris y otra salía escaldado de la oficina porque no había Cristo que entendiese nada.

Pero a día de hoy me enorgullezco de haber sacado el trabajo adelante a pesar de la alta complejidad del mismo. Es bastante probable que esto lo pille un programador japonés y lo haga en un plis plas, pero para mi ha sido el reto del siglo. Total, hace dos semanas subimos todo esto a producción. No parece haber ningún problema, las pruebas que se hacen parecen satisfactorias, tanto las del cliente como las nuestras… borrón y cuenta nueva.

Si si.

El cliente empieza a ver cosas raras, nos avisa, empezamos a investigar y resulta que por un error conjunto de programación + diferencia de configuración entre el entorno de desarrollo y el de producción, el invento lleva fallando dos semanas siendo incapaz de recoger los datos de un tipo de las cuatro transacciones monetarias posibles. Nos damos cuenta de ello y se lo contamos al jefe, un gañán americano de unos 150 Kg que dudo que sea capaz de ponerse de pie si se cae de culo él solo. Con este honorable señor habré hablado tres veces en un año y una fue en la entrevista de trabajo, el tío está aislado en su despacho y rara vez le ves salir de allí.

Los que entramos ésta vez somos nosotros. El tío cierra la puerta y empieza a pegar voces, permitidme adaptar del inglés el vocabulario utilizado para que se entienda un poco mejor el asunto: que si esto es un banco, que si tiene connotaciones legales y estamos jodidos porque hay que reportar la pérdida de datos a no se que organismo legal. Que a ver quien cojones ha metido la pata si hasta un puto mono sería capaz de programar el tinglao, que si se van a tener esta mierda de putos errores quita la empresa y se la lleva a América, que si poco más o menos que mecagüen vuestra puta madre, que hace falta ser gilipollas, que menudos inútiles…

Todo esto lo dice un tentempié repantingado en la silla con más mérito del mundo mientras va pegando puñetazos en la mesa a medida que eleva el tono hasta límites que jamás pensaba que iba a presenciar en una oficina. El analista y yo no decimos nada y agachamos las orejas hasta que el tío empieza a decir que vaya mierda programador soy, que hago el trabajo con el culo y me la suda todo, a mi, directamente sin tener ni idea de cual es el error cometido. Yo le contesto, claro, le digo que asumo que he metido el zancarrón pero que ha sido un cúmulo de errores y mala suerte que habría sido muy difícil detectar y que…

¡¡Imposible mis cojones!! grita King Kong, y se pone a vocear una serie de barbaridades todavía peores que yo le discuto según van llegando hasta que me doy cuenta que yo también estoy elevando el tono, que en realidad no hay nada que rascar porque es darse cabezadas contra una pared. Así que dejo que aquí Bubba se desahogue y decido callar el resto del tiempo mientras me tiembla el ojo derecho porque estoy a punto de levantarme, darle una hostia y largarme. Incluso ensayo mentalmente la frase en inglés: «This is as far as you go», así, estilo el padrino, y después un «you don’t pay me enough for this shit» esperando con el puño cerrado su respuesta. Juro que faltó poco, quizás la vez que más cerca he estado en toda mi vida de estamparle un hostión a alguien con todas mis fuerzas.

Cuando se cansa de berrear payasadas, con una sudada de escándalo, nos manda a nuestro sitio fucking now y nos pide un informe completo de lo sucedido para el día siguiente. Todo de las mismas malas maneras, a grito pelado con dos o tres assholes, idiots, fuckings por frase y la cara desencajada, esa misma que le queda encima de una papada que parece un cojín.

Yo me voy a mi sitio, reviso ficheros para tratar de averiguar exactamente que ha pasado y cuando llega la hora de irme, meto en la bolsa del bento mis cosas pensando que hasta aquí hemos llegado, que me echan o me voy, una de dos, pero que yo aquí no puedo durar más. Como lo supe en el momento en que el energúmeno gorilón de mi pueblo abría la puerta de la sala de repente para ver si estábamos programando o jugando al padel. Uno tiene sus límites, y aguantar hijos de puta no viene en el contrato.

Llego a casa todavía nervioso, pero de alguna manera sereno. Resulta que se puede estar así, fíjate que cosas. Nervioso está mi cuerpo, serena mi mente y tranquila la conciencia: duermo como Dios a pesar del Cristo.

Hoy llego a la oficina medio de traje después de una entrevista de trabajo que promete, nos reunimos y aquí el capitán hamburguesas está todo simpático, incluso hace bromas sobre la situación. Yo no me río ni una sola vez, para mi es personal independientemente de lo que tenga que pasar con el banco. El tío se da cuenta y me pregunta cosas, me trata de tirar de la lengua, yo contesto con tranquilidad pero firmeza, aislamos el error, entiende que no es tan grave, que no tiene connotaciones legales, que no pasa demasiado y que no es todo culpa nuestra porque hay muchos otros factores detrás. El tío se avergüenza de lo de ayer a su rechoncha y ruin manera.

No es suficiente, el daño ya está hecho, es imposible que pueda perdonar u olvidar semejante desprecio.

Se despide dándome una palmada en la espalda. «A ver si lo hacemos mejor para la próxima», bromea.

«Let’s see what happens» contesto yo.

The Catalonian Blues

Si hacemos recuento hasta aquí, tenemos a nuestra Observer particular, Aguafiester y a Tocaweber. Técnicamente el que toca hoy es el quinto, pero es que el siguiente personaje que surgió es bastante difícil de explicar… a ver como cuento yo lo del hamster y el esparadrapo… dejadme que lo madure un poco más.

Bueno, al lío.

Aquí el que tiene más culpa de todo es el manchego, que llega aquí a Tokyo (después de ir ya camino de Antequera en cuanto la tierra tembló 0.1 Richters) que si tal y que si cual y no hace más que revolucionar el corral. El tío empezó a meterle tralla al Xavi desde el minuto 0, fue cascar una de «cuidao con el catalán que se queda el cambio», y ya empezamos todos que si ojo con lo que se dice que aquí estamos todo españoles menos uno, que si ya estamos mirando los decimales, que si Pujol paquí, que si Jordi pallá…

Hete aquí que, sorpresa, el entrañable Xavi lejos de mosquearse, asimiló su inevitable rol en el grupo de tal manera que creó el personaje sobre si mismo… una cosa para vivirla, esto!!.

Probablemente sea resignación, seguramente sea más fácil adaptarse que luchar contra el sistema, o lo mismo es estrategia y nos va a caer la del pulpo cualquier día de estos, vete a saber, pero el caso es que el catalán que nos ocupa empezó a exagerar su acento, a levantarse en medio de cenas y ponerse a calcular lo que costaba el nomihodai entre el número de cervezas que habría que enchufarse para amortizar, más una porque la pela es la pela y claro, estamos en crisis (leer poniendo voz del Sardá). Que si te vendo esto nen, y luego me compro aquello en la tienda de segunda mano, que si yo no he probado la ensalada, así que no la pago…

Total, que se hizo a si mismo. Yo sólo dejé que fluyese el photoshop plasmando lo que ya era una realidad, su realidad (de oferta, seguramente):

¡¡ Calderiller was born !!
:ungusto:

Ni sé las veces que le habremos levantado el sombrero para ver qué había arramplao ahí dentro…

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Es impensable que ese cigarro lo haya pagado él

Cocacola con fanta naranja

Seguimos rescatando viejas glorias del ikublog, secciones con desparpajo ahora que el grajo vuela bajo y el frío del carajo te amarga el camino al tajo.

Hoy venimos a presentar un producto de esos que sólo tienen cabida en el país del onigiri alguítico (nótese la calidad que destilamos que no ponemos frases tan manidas como vulgares del estilo de «país del sol naciente», eso es de sonsergas, amigos!!! sonsergas, sonsergas everywhere!!!).

Bueno, esto va así: algo nos llama la atención en la balda de algún establecimiento, se compra, se prueba, se analiza y después se exclama aquello de…

¡¡ la madre que parió a Peneke !!

… con mayor o menor intensidad dependiendo del grado de anodadamiento conseguido. En este caso no demasiado porque es algo que, como dijo Zordor, ya hacíamos de toda la vida nosotros en los cumpleaños: juntar fanta con cocacola, ¡nuestros primeros cubatas!.

Los señores de fanta han hecho esto mismo pero ya juntao, de manera que te compras el cubata preadolescente ya metido en una botellica por 120 yenes de los de antes del después de cuando aquello:

La consabida proporción cocacola-fanta no está lograda en ningún momento, el sabor es de cocacola. El servidor que les habla ha sido capaz de intuir el matiz de la fanta naranja gracias a mis conocimientos expertos del tema unidos a la excelsa sensibilidad de mi paladar, pero la cantidad disuelta ha sido a todas luces escasa, diría que incluso irrelevante. Un buen cubata de cocacola y fanta debe tener tintes anaranjados que anticipen lo atrevido de la bebida a ingerir, no es el caso y no ha sido bonito jugar con el concepto, señores. Es nuestra infancia de la que estamos hablando aquí.

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Total, que a parte de lo pomposo del envase, es un producto totalmente prescindible que no le llega ni a la altura de las burbujas a nuestros cócteles de aquellas fiestas de cumpleaños en casas de amigos cuyas madres hacían tortillas y había tarta, y luego se ponía la de los Goonies en el vídeo VHS. Eso sí, con las luces apagadas, que ya éramos mayores.

En fin, añadimos el producto a la lista, pero más que exclamar, susurraremos la mención a la progenitora de Peneke.

Como mucho.

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:peneke:

The Walking Kitty

Retomemos otras legendarias secciones del ikublog que no sean sólo la del post regulero cascabelero, amigos!!

Vayamos con aquella que nos dio fama mundial, la del gato aboquero, el esperpento que nada más verlo hará que quieras volverte pirómano, el bichaco cantamañanas que contribuye junto a las risas enlatadas y la mortadela con aceitunas a que la tontería del mundo sea cada vez más poderosa, efectivamente, estamos hablando del innombrable y asqueroso engendro minino …

:gatostiable:

En esta sección, a parte de prenderle fuego o partirle la crisma a martillazos, analizamos aquellos productos cuyo valor intrínseco se devalúa hasta el absurdo por incluir semejante icono de la generación picopalable de alguna manera. Continuaremos nuestra gesta hasta denunciar todos y cada uno de los elementos contaminados, pero no es el caso hoy, hoy sólo queremos presentar en sociedad a la Walking Kitty, la única imagen de semejante inmunda concepción con la que hemos sentido algo así como paz interior, una sensación parecida a la felicidad, que se ha hecho justicia, vamos, un gustico del bueno:

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Esto me lo ha hecho llegar QueMeLlevoHoy por twitter, que además creo que es una tarta que se ha currado ella!! gracias maja!! menudo arte!!

Bye Kitty!!!
:gatostiable:

Yoda Cup Noodles

¡¡ Ojo que va post regulero!!
:otiaya:
¡¡ ojo que os lo echo !!!!

:regulero: :regulero: :regulero: :regulero: :regulero: :regulero: :regulero:

Pues post regulero habemus!! de esos de poner lo que ha hecho otro y pretender que se tiene arte y salero!!!

Empecemos con una pequeña introducción regulera:

Los Cup Noodles fueron la piedra filosofal de mi alimentación durante prácticamente mi primer año en Tokyo, básicamente el de Curry que es tan placer de los Dioses como chungo para el cuerpo (normal, pa cuatro duros que valen). Seguro que todo el mundo sabe lo que es, pero por si acaso hay alguno de Balmaseda, aquí va la explicación: son unos vasicos que te vienen con fideos y zurpia en polvo de manera que tu le echas agua hirviendo, lo tapas 2 minutos y tienes un bol de ramen cutre para zamparte en un titá. En los mismos conbinis tienen chismes de esos que mantienen el agua casi hirviendo todo el rato para que te los zampes allí mismo si es menestere.

Weno, pos son muy famosos aquí, como el Colacao allí. La última que han liado es currarse un anuncio con Yoda que no tiene desperdicio y que en honor a ser un regulero licenciado, tengo a bien poner aquí con mis santos tamagos sanjusan:

Noodles comer quiero, si, aunque regulero post sea. Sin duda, si.

El eslogan de «Boil Japan», que significa algo así como «hirviendo Japón» (que vete a saber a que lumbreras se le ocurrió con borrachera de qué), no es nuevo de este anuncio, también salió en el anterior en el que enchufaron al Gundam carachapa:

Ala pues, marcho que he quedao!


Tiempo empleado en este post: 5 minutos mirando de reojo a la pantalla a la cual se le ha hecho el caso justo
Arramplao de: Japan Probe (fuente inagotable de saqueo para todo buen RegulerJedi)

¿Y ahora que hago yo?

Si la brisa del Cantábrico en los acantilados de Barrika me tergiversa los alvéolos igual que el olor del Pacífico entre el dragón y la campana en Enoshima. Si el sol de enero me caldea los huesos y me da la razón tanto si estoy subiendo Gaztelugatxe como bajando las escaleras de Honmonji, si la luna me miente con la misma cara sin importar que la ventanilla desde la que yo y mi melancolía la miramos sea de la Yamanote o la del último tren volviendo a casa desde Basurto.

Si tus ojos me traen el horizonte que se ve desde lo alto del monte Ubieta de mi Zalla natal, pero ir contigo de la mano me hace sentir que somos sólo dos aun entre cientos de personas que se pierden por senderos del monte Takao bajo un techo de hojas tan rojas como mis arterias.

Ya me dirás tu que hago yo cuando a veces mataría por abrazar a mi madre y escucharla hablar durante días y sin embargo no soy capaz de pasar horas sin tus besos a riesgo de socavar todavía más la poca cordura que presumo que me queda. Si duele celebrar los cumpleaños de Javi sin Javi, si pasarme de visita se convierte en una ecuación de milésimo grado entre incógnitas imposibles de tiempos divisores y distancias al cuadrado.

Si ya no sé vivir sin pelearme de vez en cuando con otros que se visten también de blanco, y se ponen cinturones de colores y quieren pegarme patadas con sus pies tan descalzos como los míos. Y, dime, que algo se te ocurrirá, dime, ¿que hago yo? si pagaría el triple por celebrar con txakolí que pasó otra competición más bajo la mirada de profesores ya legendarios. Si recuperaría fuerzas con sandwhiches del EME de Bilbao a veces y otras con udón del que hace a mano cada día el señor de pelo gris de la pequeña tienda de Nishi-Magome.

Pero es que resulta que echo de menos las celebraciones con los compañeros del equipo con tortillas y pan de verdad en la cafetería de la empresa de Zamudio y sin embargo me sigo derritiendo cuando alguna compañera del equipo de diseño, aquí entre Shibuya y Roppongi, me regala chocolate para darme las gracias, reverencia mediante, por algún trabajo bien hecho. Si es que el kampai de los nomikais de empresa descalzos en izakayas de Ebisu me sabe igual que las nueces con membrillo de después del txotx en las sidrerías del casco viejo.

Que le voy a hacer si el pecho me arde y me quema tanto corriendo entre tumbas y templos con el Fuji a la espalda como dando la vuelta a Ibarra, si el ego crece lo mismo cuando decido apretar y llego hasta Meguro por la orilla del río Nomigawa que si voy hasta Balmaseda y vuelvo por Otxaran acompañando al Cadagua.

Me olvido del rumbo, me pierdo conmigo mismo porque sé que volvería a emocionarme igual escuchando a Sabina en la plaza de toros de Vista Alegre que cuando vimos juntos la exquisita danza de aquellas geishas en Kyoto. ¿A dónde me voy a soñar mis sueños? ¿dónde elijo despertarme? si devolvería mil veces el préstamo de este idioma que no es el mío, pero sé que no podría no saber decirte lo que me vocea con rabia el corazón y volvería a pasar millones de noches en vela estudiando sólo para volver a ver como destellea tu mirar al escucharme.

Si iría de txozna en txozna por el Arenal y luego pararía para comer takoyaki con una buena Kirin sentado en el suelo hasta que pasasen los que llevan el omikoshi, y después subiría a Kobetas a ver los fuegos artificiales sobre San Mamés para bajar hasta las callejuelas de detrás del Sensoji en Asakusa a encontrarme con Guillermo, Nerea, Xabi, Héctor, Antonio, Rodrigo, Carlos, Ferpi y los demás. Y la resaca la pasaría igual sacando fotos a los rascacielos imposibles de Shinjuku que patinando desde el Euskalduna hasta el casco pasando por el Guggenheim.

Dime, ¿qué hago yo ahora? si mis suspiros ya no saben donde evaporarse, si lloro porque las lágrimas mojan sólo un lugar cada vez.

Si lo único que sé es que quiero que tu estés, que sigas, que no te vayas de mi lado mientras la mitad de las veces mataría por estar allí y la otra mitad moriría por morir aquí.

Dime, si tu lo sabes, ¿qué hago yo ahora?…

Serás el típico gaijin rascayú cuando…

  • … en tu vida has separado la basura y aquí no vas a ser menos. Un domingo puedes tirar perfectamente el vídeo a la moeru gomi sin despeinarte ni un pelo asín.
  • … le plantas la cámara de fotos en toda la jeta a la gente sin que te importe un huevo que te pillen o no, lo que les pueda parecer o que se ponga el sol por Antequera.
  • … en un nomihoudai multiplicarás el número de bebidas que te vas a beber realmente por cinco y esas serán las que pidas.
  • … te quejas sobremanera porque no puedes votar, pero resulta que en tu país no lo has hecho ni para ver que se siente yendo a una escuela después de tantos años.
  • … empiezas frases del estilo de «que típica, si es que todos los japoneses…» pero te rayas cuando te meten a ti en el mismo saco que otro napialarga, hecho que ocurre prácticamente cada segundo en cada situación y en especial contigo.
  • … te sigues engañando a ti mismo con aquello de «pero si es que ni los japoneses saben escribir kanjis ya» y sigues sin dar un palo al 水 a la hora de saberte más que el de persona y el de árbol.
  • … te has metido aposta en el ofuro de un onsen sin ducharte antes, o lo que es peor: con los sobaquillos llenos de jabón.
  • … te ofendes hasta salirte granos cuando tratas de comunicarte en inglés y no puedes, para ti todo Cristian debería hablar inglés sólo porque tu lo hablas. Eso si, japonés no aprendas, no vayan a salirte espinillas también y ya tenemos la tarde hecha.
  • … te raya la vida que te pare la policía, racistas todos hasta la médula, para pedirte la gaijin card o comprobar que no has chorao la bici, pero en tu país te cambias de acera en cuanto ves que te vas a cruzar con un guiri y ni te digo si se te muda una familia al piso de arriba.
  • … te das cuenta que el gobierno te está engañando personalmente para ocultarte que hay radiación de Fukushima hasta en tus calzoncillos abanderado de semipata, ves conspiraciones hasta en los capítulos de Doraemon y arremetes contra la «pasividad» de los que tratan de hacer vida normal en el país. Eso sí, aquí sigues no vaya a ser que no haya nadie para destapar la fosforita verdad.
  • … tu idea de integrarte es quejarte a la mínima y a gritos prácticamente por todo: lo petado de los trenes, lo estrecho de los pasillos de las tiendas, las colas para entrar a restaurantes, el sistema de direcciones, el sistema de impuestos, lo poco efectivo de las medicinas para tus inmensos virus, que no te den pañuelos con propaganda por la calle, que las hamburguesas del MacDonalds son la mitad, que el Uniqlo no tiene tallas, que llueva de arriba a abajo y encima tenga los santos huevos de que moje… el día que le veas algo bueno al lugar, te dará un cólico nefrítico. Ahora que seguramente en tu país tampoco cambies mucho y seguro que también disfrutabas la vida a tu entrañable manera tocahuevera.

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Inspirado por el gilipollas del MacDonalds del sábado y la lista de llevarás mucho en Japón si…

Conversación de MacDonalds

Acabo la competición después de llegar de milagro porque en vez de a las cuatro, los combates de mi categoría han empezado a las dos. He ganado el primer combate con bastante holgura y perdido el segundo después de ir empatados a puntos. Estoy bastante contento de mi papel, cada vez mejor, cada vez mejor!! que pena no tener los vídeos.

Bueno, volviendo a casa he parado en el MacDonalds a darme un homenaje, que ya hacía tiempo que me lo venía ganando. Pido lo mío y mientras me lo preparan para llevar, entra un señor extranjero de unos cuarenta y tantos años con dos niños rubios como dos soles. El señor señala el menú y le medio grita en inglés al chaval que le atiende y que un par de minutos antes me atendía a mi:

Dos happy meals, dos
Entendido, elija por favor uno de aquí y otro de aquí –le contesta en japonés señalándole las posibles opciones del menú happy meal ese
Dos, happy meal, dos -y cuenta a sus hijos- uno y dos, DOS, DOS
Si, pero por favor elija lo que llevan los menús
Que me des dos happy meals jodido idiota!!! -y los dos niños, que no tendrán más de cinco años, se empiezan a reír armando escandalera, el dependiente se pone rojo como un tomate y se queda bloqueado, quizás no ha entendido las palabras justas, pero la parte del insulto habría quedado clara aunque la hubiese dicho en polaco.
No te quedes parado, coño, dame dos jodidos happy meals para los niños, esto para estos dos, tan difícil es?!?!? tan difícil es!?!?!?!– y vuelve a señalar el menú y a los chavales

Llegados a este punto, la situación no parece que vaya a solucionarse bien de ninguna de las maneras. Decido intervenir, para mi propia sorpresa, y le hablo en inglés al tonto’l nabo este:

¿Te puedo ayudar?, hablo un poco de japonés, a ver si entre todos nos entendemos
Si ya lo he pedido pero este jodido idiota no tiene ni puta idea de inglés y no me quiere entender -los dos niños siguen descojonándose cada vez más con cada palabrota que suelta su supuesto padre. Yo le pido los dos happy meals al chaval que sigue nervioso y me dice que elija lo que quiero que lleven los menús.
Dice que tienes que elegir uno de aquí y otro de aquí, en este hay hamburguesa de queso y …
Los dos con hamburguesas, dile eso –me interrumpe, ahora parece enfadado conmigo, se lo digo al dependiente.
Ahora dice que elijas si quieres patatas o sopa de maiz o…
Patatas! dile que con patatas y gracias –me medio grita visiblemente molesto por haber metido mis narices en sus asuntos dando por finiquitada mi intervención justo en el momento en que mi pedido viene.
Muchas gracias, me has salvado -me dice el dependiente con una reverencia mientras le cobra los menús a semejante pedazo de gilipollas
De nada, de nada

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Competición de Otoño de Oota 2011

Últimamente estoy todavía más desengañado del rascatecleo si cabe, ¿quien me mandaría a mi estudiar informática?. Es que da igual la empresa en la que esté y lo que haga: ¡¡es siempre la misma farsa!! ¡¡en serio!!. Da igual que sean webs que aplicaciones para el iPhone o gaitas moras, que todo es para entregar por tamagos en una fecha determinada porque se mueren todos los gaticos del mundo si no, y luego después de quedarte tísico haciendo filigranas delante del ordenata resulta que llama el cliente diciendo que ya si eso lo vamos dejando una semana más que no le da tiempo a probar…

¡¡ es todo una bufonada !!
¡¡ es todo mentira !!
:otiaya: :pirao: :otiaya:

Reconozco que hay algún momento chulo de Pascuer a San Peter, como cuando te dejan meter más mano que de costumbre y le enchufas chorradicas de tu cosecha al asunto, o cuando usas alguna librería o algo nuevo que quieres aprender… pero con la perspectiva del tiempo, uno es consciente que lo que se hace ahora, dentro de un año será una mierda pinchada en un palo así de gordo que no valdrá para nada (si es que ahora vale para algo, que lo dudo en el 90% de los casos).

No me compensa ni de lejos desperdiciar la mitad de mi tiempo de vida despierto con esta patraña, ni en Tokyo ni en Bilbao. Veremos que hacemos, pero yo esto no lo aguanto muchos años más. De momento ahorrar todo lo posible y seguir atento a lo que pueda salir.

Pensando en un trabajo ideal que sé que me haría completar la parte de mi vida que me falta para ser 1000% feliz, porque el resto es perfecto, sería profesor de Karate. Digo que sé que me llenaría porque ya lo hice en su día. Ver como los chavales evolucionan y aprenden día a día… el trato humano, ver que tu trabajo en realidad es algo real… en fin, aquí lo tenemos chungo con el nivel que hay, pero quien sabe, quien sabe…

Por si acaso, seguimos dándole duro y mañana toca la segunda competición del distrito de Oota, la de Otoño. Allí iremos con el número diez pegado a la espalda, más de 50 km semanales metidos en el cuerpo durante el último mes, las guantillas bien lustradas y sin afeitar, para dar miedo por feo, a ver si sale mejor que las dos últimas veces.

Me consta que de mis amigos no va a ir ni Blas que bastante tendrán con quedarse en casa viendo la tele criando bolanganas, pero por si a alguien le da por pasarse que avise y le enchufo la cámara de vídeo, que estas cosas siempre hace ilusión tenerlas grabadas.

El sitio es donde siempre: en Heiwajima y la hora, afinando por otros años, casi seguro que sobre las cuatro de la tarde.

Estadio de deportes de Oomori (大森スポーツセンター) , estación Heiwajima:


Ver mapa en gordo

¡¡ Buen finde bolanganil !!
:gustico:

Una maratón en 4 meses

Ayer me decía un buen amigo que correr la maratón me cambiará para siempre. El no lo sabe, pero desde que leí sus palabras en aquella ventana de chat no he podido parar de pensar en todo lo que ya me lleva cambiado el apenas mes que llevo de esta nueva vida de corredor.

Quizás el mayor problema de esta locura de correr la maratón de Tokyo sea a la vez lo más motivante: la escasez de tiempo. Aunque estoy muy acostumbrado a hacer deporte, cuatro meses es muy poco para habituar al cuerpo a correr 42000 metros uno detrás de otro y otros muchos detrás de ese de después. Con tan poco tiempo, o se lo toma uno en serio o simple y paradójicamente se deja correr. Y yo he optado por lo primero: son cuatro meses en los que tengo que sacar lo que más pueda de este cuerpo mientras trato de que la mente se vaya creyendo cada día un poco más el desvarío de lo que está por venir en apenas tres meses.

Tengo un plan dibujado en una pizarra blanca con absolutamente todos los días que me quedan hasta el 26 de Febrero, dividido por semanas con los kilómetros que tengo que haber corrido cuando llegue el domingo y de que manera: series rápidas o con cuestas entre semana y largas distancias de al menos dos horas los fines de semana. Dos días voy al gimnasio por la mañana con dos objetivos: estirar mucho para no perder flexibilidad y mantener en la medida de lo posible la masa muscular que pueda tener, que no quiero quedarme en los huesos. Y todo sin dejar de ir a Karate, y de trabajar, claro, que uno tiene que estar ocho horas malgastando sus pulsos delante de un asqueroso ordenador criando bolanganas todos los días.

En este sentido prácticamente no le he hecho caso a nadie, aunque esto no es nuevo: ignoro sistemáticamente los consejos que me dan sin que los haya pedido, es arrogante y está fuera de lugar. Mi plan lo he diseñado leyendo artículos sobre el tema y cambia constantemente según cómo vayan evolucionando las agujetas o la agenda que tenga esa semana.

Como como nunca lo he hecho, no porque me lo haya propuesto sino porque tengo mucha más hambre, no concibo salir de casa sin haberme metido por lo menos un cuenco de los grandes de arroz cuando antes salía con apenas un café calentando el estómago. No bebo alcohol porque entonces al día siguiente sé que no voy a rendir igual y con el plan propuesto, prácticamente siempre hay algo que toca hacer al día siguiente. No me privo de nada, aunque sigo tratando de no comer cosas «malas» por las noches estilo pizzas o hamburguesas, ahora que si caen caen, que tampoco pasa nada.

Duermo mejor que nunca, profundamente y de un tirón. Por las mañanas me siento a tope de energía aunque después de comer me entra mucho más sueño que de costumbre, esto ha cambiado también.

Peso casi 5kgs más que hace un mes y sin embargo se me caen todos los pantalones, dicen por ahí que es porque he cambiado grasa por músculo, yo la verdad es que me veo igual, si acaso un poco más calvo pero igualmente atractivo y gallardo.

Físicamente pasé por una primera fase en la que tenía que bajar muchísimo el ritmo después de una media hora corriendo porque me ahogaba, después de tres semanas esto ya no ha vuelto a pasar: nunca me falta el aliento lo suficiente como para tener que pararme y soy capaz de correr mas de 20km, sin embargo acabo con las piernas tan cargadas que hay momentos en que temo que me voy a caer de tan agarrotadas que están.

Todavía me quedan tres meses y creo que voy por muy buen camino, llevo ya tres medias maratones acabadas sin demasiado problema, pero no me veo capaz de correr 30km todavía, lo intentaré dentro de dos fines de semana. También tengo que aprender a beber y comer durante la carrera, actualmente no llevo absolutamente nada y hago todo de un tirón, pero debo acostumbrarme a hacerlo porque por lo menos dos o tres veces tendré que aprovisionarme de energía en esas cinco o seis horas que probablemente tarde en acabar.

Esto es muy sacrificado y mucho que queda todavía, pero sólo por ver hasta donde soy capaz de llegar ya está mereciendo la pena. Que llegue el 26 a Odaiba o no es mucho más secundario de lo que puedan decir mis palabras.

Veremos… de momento esta semana un poco más suave porque el sábado tengo competición de Karate a la que, otra cosa no, pero con fondo ya voy, ya…

Halloween 2011

Con el asunto de la maratón de febrero, estoy haciendo vida de monje: comidas sanas dentro de lo posible, dormir mínimo 7 horas y nada de alcohol en lo que duran estos cuatro meses de entrenamiento. Seguramente no pasaría absolutamente nada si saliese de vez en cuando, pero me he propuesto ir en la mejor forma posible como reto personal y ya que sólo voy a correr una maratón en mi vida, que sea en condiciones (una y no más, que esto es muy sacrificado, mozos, mucho mucho!!).

Así que me caí del barco de salir disfrazado este año en Halloween por los Tokyos, pero me pasé a sacar fotos a los zombis y echarme unas risas, aunque luego me volviese para casa porque me caía de sueño. Otra cosa no, pero dormir y comer lo estoy haciendo más que nunca por culpa de los entrenamientos, buff.

Salieron muy buenas fotos, mucho mejor de lo que me esperaba y es que el 35mm que me regalaron aquí los zombis es el regalo del año!!!!.

:ikugracias:

Pasemos a revisar la ficha de los Walking Drunks presentes:

Antoñito Milcaras

The Walking Gallego

Xavi CerebroTabeters

Zorder, the original zombie

Carlangas,
the Walking Nanpa

Alain, the manager

Alberto double

Flaperas el blanco

Chiqui «Ponme el ojete rojo»

Silviestra rumcoker