Hace tiempo que se me había pasado la paranoia de las gokiburis (cucarachas). Resulta que en la oficina apareció una, que me negué a ver porque las tengo pánico, y las dos o tres semanas siguientes me parecía ver en todas las esquinas.
No es que me den asco, es que me dan pánico. Es algo psicológico, se que no me van a hacer nada, pero no puedo estar cerca de una, es algo superior a mi. Chillo, salto, corro, hago el ridiculo y no me importa con tal de estar lejos.
Pues mira tu por donde que acabo de encontrarme con algo parecido en casa. La diferencia es que era como muy pequeñita y de color rojo, así que me he armado de valor y de una zapatilla, y le he pegado un ostión que la he dejado tiritando. Eh! ni Braveheart! menudo valor!.
La cosa es que ahora tengo otra vez la paranoia… esta noche me parece a mi que me voy a despertar treinta y cinco o cuarenta y tres veces soñando con mis amigas.
Cagüen!
A lo que iba, ¿qué es eso? ah no, es una mosca. Ay madre.
En fin, que venía a enseñaros unas fotos que he sacado de carteles por ahí por la calle. Aquí son muy dados a incluir dibujos en los avisos, de manera que se consiguen dos objetivos: es muy fácil saber de qué se está hablando sin tener que leer el texto, y a la vez se suaviza un poco el mensaje en el caso de prohibiciones.
Hay millones más, pero aquí va una pequeña muestra: