Ay que ver como nos apoya la familia!!
Resulta que en todos los viajes del Toscano #2, se nos lleva las ikusetas y da igual que se nos escape a Menorca que a Africa con los mandingos, el tío se saca fotos!!! Y a nosotros nos encanta, claro!!!
Ay que ver como nos apoya la familia!!
Resulta que en todos los viajes del Toscano #2, se nos lleva las ikusetas y da igual que se nos escape a Menorca que a Africa con los mandingos, el tío se saca fotos!!! Y a nosotros nos encanta, claro!!!
Con la historia que os conté ayer veo que a algunos os ha llamado la atención el tema calcetinense. Presto paso a contaros la historia de los calcetines estos partidos por la mitad, o tabis.
Efectivamente, son calcetines que separan el dedo gordo del resto. Yo la explicación se la veo muy fácil, aunque no se si será lo que yo pienso…. Aquí va mi razonamiento razonable: en el Japón tradicional el calzado que se llevaba eran Zoris o Getas, que vienen a ser sandalias de madera con cuerdas, vamos, el equivalente en madera a nuestras chanclas de toda la vida. La diferencia es que nosotros siempre las llevamos descalzos, pero claro, nunca lo hacemos en invierno, así que los japoneses inventaron unos calcetines que permiten ponerse este tipo de calzado cómodamente y encima no pasar frío en los piececines. La cuerdilla de la chancla encaja directamente entre el dedo que se comio el huevo y el resto que lo cocinaron!
La evolución lógica son los tabis que me puse yo el otro día, que no necesitan de nada debajo. Vamos, que son una especie de playeras converse, partidas por la mitad y con suela de goma. Aunque ahora que lo pienso, yo me lo puse con unos calcetines de los de siempre… menuda chorrada que hice!
La sensación que tiene uno al ponérselas es la misma que cuando te calzas unas zapatillas de ballet (yo las he usado mucho en Karate): son muy ligeras, muy cómodas, pero a nada que saltes un poco te haces un daño en la suela del pie del copón de la baraja!!!
Lo que me llamó la atención muchísimo es que los obreros de la construcción los utilizan habitualmente. La explicación que me han dado es que al ser la suela tan fina, se tiene mucha más sensibilidad en el pie, con lo que se conoce mucho mejor dónde se está pisando. Además, al ser flexible, permite encaramarse por los andamios más fácilmente.
Al final os lo voy a contar!!! A ver si no lloro mucho acordándome!!!!
Vamos por orden, no vaya a ser que nos liemos… Si! ya sé! hace un mes más o menos, Michiko me contó que estaban buscando gente en su barrio para llevar el Omikoshi, que es un altar japonés que se saca del templo y se lleva de procesión por ahí por la calle. Como pasa con casi todo en la religión de aquí, esto no es como los costaleros de Sevilla que las pasan canutas, sino que es una juerga.
Total, que Michiko les preguntó a los organizadores si no importaba que fuesen un par de gaijines y como contestaron que no, pues nos preguntó al americano y a mi. Jack Bauer andaba enfrascao en la siguiente temporada de 24, así que el tío no pudo venir (eso lo sabía yo desde hacía un mes), pero yo no dudé ni media vez y dije que por supuesto que iba. Anda que me iba a perder yo una oportunidad así!
La verdad es que no tenía ni idea de casi nada, sólo sabía que el sábado había quedado a eso de las doce en una estación, que tenía que llevar un pantalón corto y que aquello prometía. Llegué, y Michiko me dió el happi del templo, que es un kimono que se utiliza en este tipo de fiestas. Vamos, que la cosa destilaba tradición japonesa y yo ya estaba más emocionado que Arguiñano en una exposición de Fagor!!!
Los happi vienen de la época Edo, cuando las casas del antiguo Tokyo eran de madera y eran muy frecuentes los incendios. Por aquellos tiempos, los bomberos eran muy famosos y valorados, y en cada barriada tenían su kimono con su escudo característico. Y de ahí viene la vestimenta… ay que emoción!
Total, que la madre de Michiko me compró un pañuelo para ponerme en la cabeza, y cerca del templo me dejaron unos tabis (el calzado característico), y aparecí con estas pintas:
Al principio me moría de verguenza, pero todo el mundo me trató genial a pesar de ser (o quizás por) ser el único extranjero. La gente me sacaba fotos, todo el mundo me preguntaba de donde era, y me animaban… ay que me estoy emocionando otra vez!!!! buff que duro es esto!!
Venga, sigamos en orden, que íbamos bien!. Así que vestido del japonés más tradicional y provocando miradas de sorpresa y móviles sacando fotos a partes iguales, fuimos hasta el templo. Allí los monjes rezaban para hacer que los dioses entrasen dentro de los altares, y después se abrió una botella de sake por cada uno de ellos. Ahí ya veía yo que iba a acabar más contento de lo que ya estaba.
Tras dar tres veces tres palmadas, más una más, levantamos el altar y empezamos el recorrido. Por el camino todo era algarabía, una mujer gritaba «venga! y vosotros os llamáis hombres???» (lo entendí, que ilusión), otro marcaba el ritmo, y el resto gritábamos «soya!!!» cada dos segundos a la vez que balanceábamos el altar.
Y cada cuarto de hora, más o menos, parábamos, dejábamos el omikoshi apoyado en dos caballetes, y las amatxus de la zona nos sacaban cerveza, sake y comida a partes iguales. Yo, que era la atracción del lugar, recibía todas las atenciones del mundo y la verdad es que de tan contento que estaba, ni se cuanto sake llegué a beber en el vaso que todo el mundo se preocupaba en que estuviese lleno (y yo lo contrario).
La parada y fonda se repitió como unas tres o cuatro veces, hasta que de repente me ví en el punto de partida casi sin darme cuenta. Pero antes de llegar, el responsable de mi omikoshi me cogió de la mano y me puso en la parte de delante para que Michiko pudiese sacarme fotos. Fue increible como se portó todo el mundo conmigo…
Sinceramente creo que pocos extranjeros tienen la oportunidad de hacer algo tan tradicional y tan típicamente japonés como portar un omikoshi, y aunque no creo que me lea ninguno de ellos, desde aquí quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todos los que hicieron posible que me sintiese como me sentí ese día: a los responsables del templo de Hasune, a todos mis «compañeros» de procesión, a las amatxus que tanto me cuidaron, y especialmente a Michiko por acordarse siempre de mi.
Efectivamente, hoy es San abuelete, o el día del respeto a los mayores, y yo, que ya tengo una edad, me he dado por aludido. Pero preparaos, porque mañana os voy a contar lo más increible que me ha pasado desde que he llegado a Japón…
Yo, a parte de verles andar en bici y pedirme la documentación, no les veo hacer otra cosa que esto:
Así que visto lo grande que es Tokyo, los policías se han especializado en dar direcciones, y la foto que os he puesto es la imagen que tendré yo siempre de ellos.
En realidad lo estrenamos ayer, pero queda mono, no?
Si le dais con el ratón al icono que tiene dos muñequitos (el que tiene verde de fondo), nos podéis dejar un mensaje ahí al vuelo, y leer lo que los demás han dejao.
Os contaremos cosillas también por ahí de vez en cuando…
Mirando a mi alrededor, me he encontrado un montón de cosas relacionadas con el té verde. Así que he cogido la cámara, las he juntado todas, y aquí os las pongo para que veáis lo popular que es este sabor aquí:
Nagore que no para!!!! Se nos fue a Salamanca, y hace poco estuvo en París, y no se olvidó de la Kotoba, la Kurosuwado y hasta el Cienpiés con la Mona Lisa!!!!!
Aquí toda la ikusukigente que se acuerdan un poquitín de nosotros cuando se van de viaje:
Como terapia no está mal… ya hasta se me ha olvidado lo del Fuji!
Resulta que ayer me fui al Ikea de Tokyo, más que para comprar, para hacer una de miranda y comprobar cómo son aquí en Asia.
Aunque me lo temía, me sorprendí al descubrir que…
No se, de alguna manera me esperaba que estuviese adaptado al mercado japonés, por ejemplo, que se incluyesen tatamis o futones en la sección de camas, o mesas bajas… Pero nasti de plasti! todo idéntico!!
Los toques que te hacen ver que estás en Japón (a parte de los chirimbolos y de los japoneses, claro), son muuuuy sutiles:
Era un sitio tan asimilado, tan visitado en Bilbao que tuve todo el rato la sensación de que eran los japoneses los que no estaban en su lugar. Como si fuesen ellos los que estuviesen de turismo !!!
Y que conste que no es por el tifón!!!. Resulta que la temporada oficial de subir al Fuji acabó el mes pasado, esto implica que los autobuses que te llevan desde Tokyo hasta la mismísima entrada del camino se han acabado.
Esta mañana me acabo de enterar, así que me he puesto a mirar alternativas. La siguiente es ir en tren hasta la estación más cercana y de ahí intentar subir hasta el camino en autobus, pero mira tu que sólo tenemos autobuses por la mañana (de nuevo porque se ha acabado la temporada oficial). Entonces es cuando venía la alternativa coger un taxi, pero tampoco tenemos claro si la pista está abierta, así que…
Pero vamos, que no se diga que no lo he intentao, cagüen!
Que en todo el verano haya habido dos tifones, pase, pero…
Ahora mismo llueve un huevo, y hace mucho mucho mucho viento. Como que voy a cerrar la ventana, no vaya a ser que me tire las plantas!!!
Cagüen la leche desnatada!!!!
Desde que he llegado (hace ya medio año!), ha habido muchas veces que he soltado un «ahí va la ostia».
Pues aunque ya lo había visto, no pude evitar soltar uno este fin de semana al entrar al Venus Fort. Y es que yo no se si la ostia iba o venía, pero que ésto tiene webos, seguro!
Este alarde japonés se trata de un centro comercial metido en el edificio de al lado del de Toyota que os conté ayer, y tiene la peculiaridad de que simula un pueblo italiano.
Uno se mete ahí y de repente miras al techo y hay un cielo y toda la pesca, y las calles tienen todo lujo de detalles: balcones, estatuas… ¡¡¡ hasta una fuente !!!!
Esta es la típica cosa que hasta que no se ve, no se entiende, así que ahí van las fotos:
El cielo está iluminado con focos halógenos que hasta hacen el efecto de anochecer. Pero yo tengo las fotos que demuestran que es un pufo de cielo!!!!
Por el otro lado había una exposición de coches antiguos del año en que el fabricante de cornetas empezaba a currarse la de Franco. Y cual fue mi sorpresa cuando me encuentro allí al coche de Regreso al Futuro!!!! el Delorean!!!
Y una historia que tenía a los niños encandilaos era un invento que proyectaba imágenes en el suelo, pero que interactuaba con la gente. En la foto esta que os pongo aquí podéis ver coches, ¿no?, pues si tu ponías el pie, el coche se chocaba y daba marcha atrás y buscaba otra ruta. No me preguntéis donde estaban los sensores o como funcionaba porque no me aclaro, pero es genial!!!
Y ya para acabar, la puerta de emergencia más absurda que he visto en mi vida!!!! jajaja
Desde que tengo la cámara nueva, no hago otra cosa que re-visitar sitios!!! Este fin de semana pasado revolví a Odaiba (ya estuve allí con los de la tele). Es una isla artificial lleeeeena de historias comerciales.
Pero esto lo vamos a contar en fascículos, que si no os meto una chapa del trece y no conviene!
El paseo empezó en el Tokyo Big Sight, que es un centro de convenciones y eventos variados. El más famoso de todos es el Comiket, que es la feria de anime y manga más goooooorda de Japón, se juntan allí unos figuras que pa qué!
Actualización (buena idea Chema!, gracias!):
Volví al Gonpachi el viernes, ya os conté la historia del garito este.
Esta vez me llevé la cámara nueva!!!
Por cierto, que hice yo sólo la reserva por teléfono el día anterior como un campeón!, así me salió, que quería hacerla a las siete y me la hicieron a las nueve y media!!!
Aquí van las fotos 2.0:
Vamos acumulando!
Inventario:
.. y no habéis visto la lavadora estilo Mars Finder que me he comprao con mil lucecitas y botones (de los cuales yo pulso el más gordo y por ahora me funciona!!)
De la manía esta de sacarme fotos con gente que no conozco de nada… que mu normal no es!!!
Si abro la puerta de casa, bajo las escaleras, y me da por andar hacia la derecha, en menos de diez minutos me encuentro con esto:
Ya os lo había enseñado de noche, que es todavía más imponente, pero me faltaba hacerlo de día!
Me he documentao!!! La leche, si es que no se como os doy toda esta información gratis!, comprad alguna camiseta o algo que esto es muy valioso!
¿Que de qué hablo?, pues de como va aquí en Japón el tema bodorrio! Tiene su aquel, eh?, no os penséis que es como nuestro estilo 4 fases (punto de vista del invitado):
1- Regalar un dineral poniendo buena cara
2- Comer, pimplarse el vino, sorbete de limón y patxarán por este orden, y hacer el ridículo intentando fumarse el puro
3- Bailar grandes canciones modernas y actuales como paquito el chocolatero y la macarena
No no, aquí la cosa tiene sus diferencias! Para empezar, hay variedad: uno se puede casar por la ceremonia Shinto o por la católica. La Shinto es la que nos llama la atención a nosotros: kimonos, costumbres tradicionales… y la católica es la que últimamente les llama la atención a ellos!
Eso sí, en cualquiera de los dos casos lo que vale es el papel del ayuntamiento, así que en eso estamos empatados. Voy a ver si me acuerdo de todo lo que me han contado sobre la ceremonia Shinto, que la católica me parece que ya la tenéis más que revista.
Aquí no te casa un Apeles, sino un monje, y al templo tienen que entrar primero los invitados, luego la familia y por último los novietes. Estos dos gachís se intercambian lo que es como un rosario estilo japonés (un juzu), ¿que por qué?, pues porque es como se ha hecho toda la vida, hombre!!! Lo que es una innovación de últimamente, es que se ha incorporado la historia de intercambiarse los anillos estilo Frodo después del rosario.
Y aluego es cuando se toma sake para celebrar la unión de la pareja. Se disfraza como un ritual de deseo de máxima felicidad, eterna unión, blablablabá blablablí!!! cualquier excusa es buena para el pimple!. Lo chulo es que se preparan tres tazas de diferente tamaño y los novios tienen que bebérselas en un orden. Esto se llama «san san kudo» y significa «tres tres nueve», y es que parece ser que el número 3 que simboliza cielo, tierra y humanidad, viene a ser como el número de la felicidad. Así que tres veces tres, que es el nueve, es el número más happy happy!!!
Una vez que tenemos el puntillo, los novios expresan su juramento, bien juntos o separados, ante los familiares, y después el monje bendice la unión con alguna que otra palabra y se acabó el rollo macabeo religioso!. Los novios van y se quitan los kimonos, y se ponen ropa occidental de casamiento (frack él, y vestido blanco de novia ella), y se celebra con todos los invitados en un restaurante como los de toda la vida.
Antes del casamiento, hay algún que otro punto curioso:
Ya os conté que con unas latas de café me salió una figurita del entrañable Mr. No.
Pues el regalo más típico que te viene con las bebidas no es precisamente un luchador con cara de pito, sino llaverillos para colgar del móvil.
Así que le añadimos un nuevo significado a eso de ser pesado con el móvil. La gente le cuelga pingajos de estos a paladas, vamos, que yo no se como no se enredan los dedos al marcar!
A mi me agobian mucho, pero vamos, como de periodista de investigación no tengo precio, he colgado el Goku en el móvil para que veáis por donde se hace y cómo queda:
En Japón hay unos coches que son como versiones mini de coches reales. A ver si soy capaz de explicarlo, es como si cogemos una furgoneta de las de toda la vida y la metemos en una máquina que la deja a un 75% de su tamaño. ¿Qué saldría de la máquina esta del profesor Bacterio?, pues una furgonetilla que igual no sirve para llevar un frigorífico y una lavadora juntos, pero sí que permite hacerlo en dos viajes. No es mal concepto, eh campeón, tu que piensas?
Este concepto de coche existe aquí!!! Y tiene un par de razones de ser: son coches más baratos y se pagan menos impuestos. La manera de distinguirlos es obvia, pero si sois un poco tikismikis, os podéis fijar en que la matrícula es amarilla en vez de blanca.