Paquí pallá

España, Japón, Bilbao, Tokio, japoneses, españoles… tópicos, costumbres, situaciones, lugares… aquí va una lista de historias curiosas que me han pasado en ambos países y que cada cual saque sus conclusiones.

España


Cuando volví a Badajoz, fui a comprar un par de revistas en una tienda de al lado de la estación de autobuses y la señora ni me contestó al buenos días que dije al entrar, ni alzó la vista cuando me cobró, me tiró las vueltas encima del mostrador de malas maneras y tampoco contestó cuando dije adios. No volví a entrar, por supuesto, incluso me quedé con ganas de decirle «tírame las vueltas a la cara si ves que eso, tía asquerosa». Viviendo en Japón, ese comportamiento me parece increíblemente insultante e inexcusable. Estoy por volver y soltárselo.

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Yendo en bici por Bilbao por el bidegorri (el carril bici) de la calle Dr. Areilza tuve que pegar un frenazo porque una señora iba con un perro paseando por allí. No iba rápido así que no fue peligroso, pero al decirle, juro que de buenas maneras, a la señora que aquel camino era para las bicis y no para pasear, me echó una bronca acojonante con el argumento en su defensa de que era la acera y que las bicis tenían que ir por la carretera. Además metió a gente que había por allí en el lío y acabaron echándome la bronca tres viejas, dos viejos y dos perros. Prácticamente tuve que huir con la bici en la mano hasta la carretera y pirarme de allí lo más rápido posible.

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En un campamento de verano a los más mayores (échale catorce o quince años) nos «soltaron» a hacer una ruta por ahí sin comida ni bebida, teníamos que llegar a la noche a un punto que estaba bastante lejos y dormir allí, apañándonos como pudiésemos para comer y beber. En una de esas llamamos a una casa y le contamos el percal a la señora que nos abrió, pues bien, nos hizo pasar y nos preparó un bocadillo de chorizo frito de media barra para cada uno de los cuatro que eramos. Se ofreció también a llevarnos en coche pero era hacer trampas y sospechábamos que los monitores nos estaban vigilando.

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En Bilbao a mi y a un amigo mío nos atracaron tres veces más o menos por la misma zona (la Gran Vía), en aquella época parecía ser ya una tradición: siempre que íbamos, tocaba. El caso es que no era en plan violento ni con navajas ni nada por el estilo, venía un tío y «nos pedía suelto» o «para el autobús» en un tono amenazante, no era siempre el mismo, pero siempre le dábamos algo y nos pirábamos a toda hostia de allí acojonados del todo.

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Volviendo de Donosti a Zalla con Chiaki había un control de la Guardia Cívil donde dos pedazo de policías con metralletas o fusiles o yo que sé qué coño era aquello nos mandaron salir del coche y abrir el maletero y nos registraron todo lo que pudieron. Me hicieron un montón de preguntas sobre Chiaki: nacionalidad, por qué estaba conmigo en aquél coche… Menudo acojone, el comando Shibuyaherri a lo mejor se pensaban que éramos.

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El vecino de abajo de mi pueblo ponía la música a toda hostia, pero cuando digo esto digo a un volumen acojonante. Alguna vez le pedimos que la bajase y nos contestaba que no directamente, y eso cuando nos contestaba. Yo llamé a los municipales un par de veces que le dijeron que la bajase y lo hacía para volver a ponerla a tope al de cinco minutos. Un pieza increíble.

Una vez vi a un tío mangando una bici del portal de un amigo mío: salió corriendo con ella a todo correr y yo al reconocer la bici, salí dando voces detrás de él. Tiró la bici ahí de cualquier manera y salió corriendo, yo cogí la bici, llamé al portero a mi amigo y se la subió a casa. Volví acojonado a casa por si el pavo aquel que no había visto en mi vida estaba esperándome con amigos o algo. No le volví a ver.

He compartido oficina con un tío que olía a ropero viejo, otro que la mitad de las veces no venía a trabajar y nunca pasaba nada, una tía que tenía más pelos en las piernas que yo, un elemento que se depilaba las cejas, otro que se sacaba mocos y se rascaba los huevos literalmente mientras hablaba contigo, uno que fingía que era muy amigo mío y me saludaba muy efusivamente solo si me veía con el jefe (con el que si me llevaba bien), otro que tenía voz de tía y era jefe y cuando se enfadaba y gritaba nos descojonábamos, una tía que vestía como un pelapinos ruso y un jefe que se echaba tanta gomina que parecía superglue.

Me han pedido dinero por la calle, me han perseguido a voces para venderme una flor y también vi en Sevilla a dos conductores de carruajes con caballos llamarse de todo en medio de la calle a grito pelado que casi se lían a hostias. Una vez también vi a una pareja chujcando encima del capó de un coche en medio de una calle llena de gente en Bilbao.

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Una vez me dieron las vueltas mal, me dieron de menos, se lo dije a la chica y no me creyó. No recuerdo exactamente pero me dio vueltas de un billete de 10€ y le había dado 20€ o algo así, no hubo nada que hacer.

Hace tiempo estuve yo solo en un concierto dentro de un bar, era un grupo de folk muy animado y la mayoría de la gente acabó bailando en medio de la pista y coreando las canciones. Se improvisó un sarao allí en un rato y al final nos tuvieron que echar del bar a las tantas de la mañana, se lió parda inesperadamente.

Japón


Esto creo que ya lo he contado alguna otra vez. Subiendo las escaleras con una bandeja con la comida y la bebida en una hamburguesería me tropecé y la líe parda tirando todo a tomar por culo. Me puse a limpiarlo, pero enseguida llegaron dos chicas que me apartaron con reverencias, lo limpiaron ellas y me indicaron que me fuese a mi sitio sin yo tener claro que iba a pasar. Yo pensaba pedir otro menú y por supuesto pagarlo, pero me trajeron el mismo pedido gratis a la mesa y no dejaron de hacerme reverencias hasta que me piré por la puerta. No he vuelto, por Dios que vergüenza.

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Volviendo a casa en bici vi que delante de mí iba otro igual que yo pasando justo por un cruce. Los dos teníamos la preferencia, pero el coche que salía no debió verle y le atropelló. Por fortuna no iba demasiado rápido y solo le tiró de la bici, yo pude frenar a tiempo. En vez de pegarle cuatro patadas al coche dando voces como habría hecho yo, el ciclista se levantó, se sacudió el polvo, recogió la bici, le hizo dos o tres reverencias al coche y siguió su camino.

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Una vez me quedé dormido en un parque (esto ha pasado en realidad más de una vez, pero no se lo contéis a nadie), acababa de sacar una bebida de una máquina expendedora y en vez de guardar la cartera, la dejé al lado en el banco y sin darme cuenta me quedé totalmente sopa, eran las tantas de la noche. Cuando me desperté era de día, el parque estaba lleno de gente pero la cartera seguía allí. Eso sí, tenía a un grupo de críos mirándome acojonados.

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En un matsuri de barrio estaban todos allí bailando el bon odori, una señora muy muy mayor me cogió de la mano y me sacó a que lo bailase con ellos. Era muy pequeñita, llevaba un kimono maravillosamente precioso… era tan entrañable que era imposible negarse: no hacía más que reírse mientras me enseñaba los pasos. Al acabar me aplaudieron todos los del barrio que yo creo que me tenían calado ya desde hace tiempo, no recuerdo que hubiese más extranjeros por allí. Un señor me trajo una botellita de nihonshu y la señora un pincho de yakitori un rato después. A partir de ese día me saludaba un montón de gente que ni conocía cuando iba por la calle.

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Una noche me subió una fiebraca del copón que aguanté como pude. A la mañana siguiente fui al médico porque no mejoraba la cosa, y el señor tenía un cuaderno donde iba apuntando, como si fuese una ecuación, todos mis síntomas. Después de preguntarme un montón de cosas desde a que hora me había levantado ese día hasta la cena pasando por si hacía o no deporte e incluso si había tenido relaciones sexuales recientemente, me dijo que lo iba a estudiar. Se giró hacia su cuaderno y empezó ahí a anotar las posibles enfermedades que podían ser. De una lista de unas diez empezó a anotar un montón de cosas mientras miraba «los datos» de su problema, entendí que iba descartando enfermedades, algo así como «gripe A no puede ser porque la fiebre ya ha bajado» y las iba tachando. Después de unos diez minutos resolviendo ahí la ecuación, me dijo: «pues esto ha sido un resfriado un poco fuerte». Después me dio como cinco medicamentos distintos y me despachó ofreciéndome la hoja aquella por si quería repasarlo y tenía alguna objeción.

En la cena de fin de año de la empresa hicieron un concurso de tecleo, yo soy el tío que más rápido teclea del mundo, en serio, pero las palabras que había que escribir ahí eran japonesas en romaji, es decir, que en vez de «avión», a lo mejor te tocaba escribir jyuubinnkyouku con lo que a mi se me complicaba más la cosa. Aún así, de 25 personas quedé tercero. Al primero le dieron un iPad Air, al segundo un Amazon Kindle y a mi unas Nekomimi, que son unas orejas de gato que te leen el pensamiento y se mueven según tu estado de ánimo (en casa están sin sacar de la caja).

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Una vez un policía me perseguía en bici, yo que tengo un pequeño espejo retrovisor en la mía me di cuenta y como esa semana ya estaba un poco hasta los huevos porque ya me habían parado dos veces para pedirme documentación, subí el ritmo y él también lo hizo. Me metí por otra calle y él también, hasta que ya por mis huevos le metí caña a los pedales y le dejé muy atrás. Cuando ya pensaba que le había dado esquinazo, me encontré a otro un par de kilómetros más adelante que me estaba esperando. Me pidió la documentación y me dejó marchar, como siempre.

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El vecino de al lado compró muebles en Ikea que tenía que montar en casa. La noche anterior llamó a casa para contarnos esto mismo y, con una caja de bombones y otra de dulces japoneses, nos pidió perdón por el posible ruido que a la mañana siguiente iban a hacer. «Si tenéis pensado salir de casa, decirnos a que hora y no empezamos hasta que os vayáis para no molestaros» nos dijeron. Al final no hicieron ni ruido ni ná.

Una tarde volviendo a casa en bici vi a un mapache, tanuki en japonés, cruzando la carretera de lado a lado. Era bastante grande, se paró en la otra acera, se me quedó mirando y soltó un gruñido ahí más raro que ni sé antes de pirarse por entre dos edificios. Era el medio de Tokio.

He compartido oficina con un chino que comía con la boca abierta dando un asco acojonante, otro que se tiraba pedos sonoros en cualquier momento, uno que aporreaba el teclado pero no os podéis imaginar de qué manera: le daba unas hostias como quien clava clavos con los dedos, otro que estornudaba a grito pelao y saltaban las alarmas antiterremotos, un koreano de ventas que no se callaba ni debajo del agua, pesado como la madre que lo parió pero que no logró hacer ni una sola venta (creo que a la mitad de los clientes les explotó la almendra), un americano gordaco maleducado de más de 150kg que no podía casi ni andar, un irlandés pálido que cuando hablaba delante de gente se ponía rojo pero a niveles inhumanos y sudaba, una vez se llegó incluso a marear y se tuvo que salir a la calle a coger aire… ah! y había una tía que venía a trabajar con una peluca morada estilo anime. Así que me acuerde.

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Un señor de mi barrio que me vio con Kota, me dijo que esperase un poquico, arrancó una hoja del libro que estaba leyendo, hizo un barco de papel y se lo regaló.

Suelo ver por donde vivo yo a un maromo que tendrá de sesenta años para arriba vestido de mujer haciendo la compra, es feo feo feo (o fea fea fea).

He visto a grupos de señores mayores montando un circo del copón en un parque con un equipo de karaoke portátil cantando uno ahí a toda hostia y bailando el resto borrachos perdidos. Una vez canté con ellos y me invitaron a comer, me puse como el kiko y todavía me prepararon tapers para llevar.

En un seven eleven hice la compra y dejé lo que yo creía que era el importe exacto y me piré. Cuando iba ya por cerca de mi casa, escucho a la chica que venía a toda hostia dando voces: «señor cliente!! señor cliente!!», me paro y resulta que había dejado 10 yenes de más y venía corriendo a devolvérmelos.

He estado en conciertos en bares donde a pesar del arte de los músicos, de lo pegadizo de las canciones, allí no se movía ni Dios de la silla. Todos sentados, aplaudiendo cuando toca y cuando no escuchando atentamente mientras se toman su copa en silencio. Aquí también resulta que no se levanta ni Dios hasta que en un cine no acaban de salir los títulos de crédito.

Conclusión:


¡¡ En todas partes cuecen habas !! El mundo es maravilloso…

67 comentarios en “Paquí pallá

  1. Un buen grupo de historias muy interesantes y en, las cuales, puedo coincidir en alguna, y es que en este país que nos acoge el agradecimiento se lleva no un paso, veinte pasos más allá. Hace poco explicaba yo que una vecina me llamó a casa porque su futón, que tenía al sol, le cayó en nuestro jardín. Yo fui y se lo devolví, obviamente.Por la noche volvió a llamar para regalarnos una tarta, como agradecimiento. Aluciné.

    Y así, cientos: el señor mayor que siempre regala caramelos y chocolate a los niños, el señor que me daba dinero para comprarle a Yuna un helado en el súper (cuando por su aspecto él estaba más necesitado de esos 100¥), cuando la cajera del super, viéndome con día niños, uno en la Ergo, me lleva siempre la compra hasta la mesa donde poner los productos en bolsas,…

    Detalles pequeños pero que son a la vez tan y tan grandes, que hacen que las malas experiencias pasen casi casi inadvertidas.

    Besos !!

    .

    1. Jajaja aquí en España si te dan caramelos extraños nunca te los has de comer!! ( jajaja fijo que eso te lo han dicho tus padres :p )

    2. Y por otra parte ves como en el tren te empujan, se te llevan por delante, entran corriendo para sentarse antes que tu… a mi una vez me tiraron al suelo… lo de los trenes y las estaciones aquí es un sin Dios.

      Yo quería decir que somos distintos, por norma general y muy iguales en esencia… malas experiencias en ambos países, y buenas también.

      :kiss:

      1. Si, si te entendí perfectamente, aunque mi comentario fue más hacia a un lado que no mantenerse entre las dos aguas, pero que si, que pienso, en este caso, lo mismo ;)

        .

  2. … y dos perros. NUNCA le digas nada a una señora con perro, jo, eso es sagrado, digas lo que digas ella va a tener razón. :fliper: :flipader: :malico:

    También, la verdad, es que por aquí ir en bici es un peligro por la mala educación de los coches, y ser peatón en zonas donde andan bicis es muy peligroso por que como los coches tratan mal a las bicis, los ciclistas se creen con derecho de tratar mal a los peatones… y la gente se rebota.

    En fin, en la línea general del talante de muchos por aquí.

  3. Buena colección de experiencias :) La de los vecinos ruidosos la he vivido en Alemania hace poco, y hemos tenido un pifostio de llamadas a la policía y denuncias que, afortunadamente he acabo ganando yo :yahaaa:

    Saludos!

  4. Estaba leyendo y aunque fuera Badajoz o Bilbao, reconocía situaciones similares.
    Y aún así, no podía quitarme la sensación de «cosicas más raras que pasan»
    Como tu dices, en todas partes cuecen habas. Por suerte :)

  5. Shibuyaerri dice… me cuesta carcajeame espontáneo pero eso me ha llegado… :D

    Mi experiencia Japonesa de 2 semanas de vacaciones estresantes es diferente a tu percepción después de años allí… Será que cuesta conocerles? Que cuesta sacarles lo bueno?. En España te roban a veces… el sector servicios básico son peor educados… Pero por otra parte coger la Yamanote era taquicardia diaria.

    Sabes qué? Tengo que volver un día, un viaje para respirar Japón, no para comérmelo cual Krustyburguer.

    1. Carcajearme espontáneo como concepto!!
      xDD

      Yo supongo que pillaríais el tren en hora punta, si dejas pasar un par de horas, no hay problema en absoluto. También hay que dejar bien bien bien claro que Tokyo no es Japón, es una excepción, esta ciudad es una puta locura de tanta gente que hay.

      Yo ahora mismo no me iría de aquí ni loco, por otra parte…

  6. ¿Una tía que vestía como un pelapinos ruso? :fliper: :D

    Pues si, en todos cuecen habas. Ni allí todos son raros, ni educados y ni aquí descorteses, ni todo buen humor. Todo es según con quien te topes.
    Todo son contrastes, diparidades…

    La primera foto me encantaaa!!!

    Besicos!

  7. Es la salsilla de la vida nunca sabes con quien te vas a encontrar ni donde. Gente genial y gente odiosa, pero sin los odiosos nunca apreciarias a los geniales.

    :ungusto:

  8. Lo del trato al cliente en Japón, y lo de la educación en general, es que es acojonante. Menuda envidia. Ahora que lo de la señora de Badajoz tampoco es normal, leñe.

    Dos cosas: de los tres premios por teclear, el tuyo era claramente el mejor. ;) No sé de qué te quejas. Y picueter me has dejado con los carteles taurinos, ¿qué narices es eso??

    1. No es normal lo de la vieja aquella, no…

      Los carteles taurinos son propaganda de una empresa de comunicaciones, creo, pero no lo tengo muy claro, solo sé que un día Shibuya amaneció repleto !

  9. Menuda colección :)
    Al final cosas de estas hay en todas partes. Aquí en Londres he tenido también de todo. Por ejemplo, un jefe que me veía quedarme todas las tardes entre treinta minutos y una hora y me dijo que no podía quedarme todos los días, que si tenía demasiado trabajo se lo dijera y él se encargaba de conseguir más recursos, que era su responsabilidad (luego le expliqué que me quedaba a estudiar cosas mías, no a trabajar).

  10. Que cosas pasan sea el lugar que sea.

    Eso sí, siempre, por lo que parece, con más educación por allí, que por las españas.

    Lo de la mujer con el perro y el carril bici, creo que nos ha pasado a todos alguna vez :P

  11. Jajaja y joderjoderjoder.
    Sin ir a Japón estás en tu mundo y viviendo la vida que te ha tocado. Se te ocurre ir a Japón…pasas allí dos meses y medio de nada…volver a España añorando el contacto humano del día a día…no dejar de pensar ni un solo día en todo lo que hay en Japón: educación, sentirte parte de una sociedad de verdad, respeto, delincuencia solo en las pelis, limpieza en la calle, limpieza en cualquier sitio por dios, ¿he dicho ya educación?…
    Llevo muy mal esto de volver a mi vida de antes y eso que ya han pasado ocho años. Tu artículo me ha hecho mucho daño ; ) :ikullorer:

    1. «Sentirte parte de una sociedad de verdad», jajaja, jodo, menuda frase!!

      Aquí hay muchas cosas buenas y muchas malas, como las hay allí. Yo echo de menos infinito ciertas comidas de España o el trato cercano fiestero por ejemplo…

      1. Jeje. Sí, tal cuál. Podrás defenderme comidas o trato cercano ( «volver a España añorando el contacto humano del día a día»), pero aquí no hay entramado como sociedad. En la escuela no nos enseñan a ser un animal social. Aquí te enseñan cosas (sumar, leer, quién descubrió América…Y lo digo por lo que veo cada día en lo que aprende mi hijo de 7 años en el cole). En Japón, además de eso, te enseñan a respetar a tu conciudadano, a las calles, los objetos,… Y luego, están las cosas buenas y malas que hay en todos laos… mi opinión tras vivir la experiencia de estar allí. Un abrazo.

  12. Me encantan estos post de historias.
    En esa que te sacaron a bailar. Me pasa a mi y me muero de la vergüenza. Y eso que he estado en un club de jubilados en kansai donde nada mas verme entrar por la puerta monte un revuelo que no veas. Incluso preguntaban para hacerme una foto con ellos.

  13. Pues cosas muy dispares te han pasado a ti!! también es verdad que eres mas echado pa lante y se dan mas situaciones de las que se podrían dar conmigo por ejemplo ( XD en mi vida voy a cantar en un karaoke en medio del parque!! de lo rojo que me pongo me desintegro en plan combustión espontanea ).

    En cuanto al primer tema que has puesto sobre el trato en tiendas españolas la verdad es una de las cosas siempre hablamos y mas echamos de menos de allí.. la diferencia es brutal y es que aquí tal y como dices muchas veces se te quitan las ganas de comprar algo!

    Yo la gente de Japón me parece magnifica ( es una de las cosas que yo creo que enamora de ese país ) y lo único que veo que deberían cambiar un poco más ( aunque yo creo que ya van haciéndolo ) es en cuanto al contacto humano ( que siempre son mas reacios ). Y lo segundo es la conciliación familiar.. esa obsesión por trabajo.. mal mal! XD

    1. Vergüenza pa ná, copón!! vaya dos el de antes y tu!!

      Ná, aquí hay gente magnífica como bien dices y malnacidos supinos, como en todos los lados, tampoco te pienses, yo a veces me quedo con ganas de soltar cuatro cosas ante determinados comportamientos (sobretodo en trenes y estaciones, insisto, no hay un Dios!!!)..

      Conciliación familiar, tu eres un tópico andante, yo a las seis de la tarde estoy en casa la mitad de los días!

      1. Eh!! que la info la saco de mi profe que es de allí! XD supongo que depende del tipo de empresa pero ella nos habla muchas veces de sus amigas y los maridos que son Japoneses no los ven e incluso una que tiene uno de aquí dice que no es tanto pero que se ha amoldado un poco a cosas típicas de allí.
        Vamos que lo digo por eso y porque cuando estás por esos lares siempre ves a los trajeaos bastante de noche por ahí paseando. Yo siempre lo digo… que si tuviera que trabajar intentaría una compañía internacional o internacionalizada ( que una semana de vacaciones es muy poca!! :( )

        1. Ba, no sé yo, soy el único extranjero de mi empresa y a las seis en casa estoy… en otras en las que he estado tampoco se metían horas como dices, y todas menos una eran japonesas (y voy cuatro ya)…

  14. Al final, todo se reduce a la buena o mala educación que tenga una persona, independientemente de su nacionalidad, pero creo que en Japón, la buena educación está más generalizada. Después de experimentar en trato al cliente, que se da en Japón, vas a un local de cualquier otro país y te sientes maltratado, eso es así :copon:
    Lo del Shibuyaherri me ha matao! :fliper: :descojoner: :D si es que…, con esa pinta sospechosa que tenéis… :descojoner:
    Yo también viví algún registro, pinchazo de ruedas por gente cenutria, insulto dirécto, así a la cara, sin comerlo ni beberlo, cuando en el coche llevábamos matrícula de San Sebastián, porque al parecer, todos los donostiarras éramos etarras. Afortunadamente, esto ha cambiado mucho. :asi-no:

    1. Ahí está la cosa, aquí hay más, digamos, «conciencia por la educación», sobretodo en el sector servicios donde a veces hasta se pasan. Igual que allí hay algunos que simplemente no valen para estar de cara al público de lo sosongos y maleducados que son.

      Si que ha cambiado la cosa, ¿eh?, en mis tiempos de instituto / universidad cada día era una movida…

  15. Os añado una de señora con perro.

    Hace como un mes salgo de casa (vivo en un adosado) y me encuentro con un perro cagando literalmente en la puerta. Le digo a la señora que qué pasa, y me dice que no me preocupe que pensaba recogerlo. Cuando le indico, educadamente, que por que no educa al perro para que en vez de hacer caca a 10 cm de las puertas, lo haga a un metro donde no molesta, la mujer se puso en modo «berserker» y empezó a insultarme.

    Cuando hice ademán de llamar a la policia, salió pitando sin parara de montarla. Se que es de la urbanización, pero no logro fichar donde vive… A ver si consigo hacerle una foto para denunciarla, pero seguro que me denuncia ella a mí por la LOPD o algo parecido… :peneke:

  16. Por mi experiencia cuando fui a Japón, solo puedo coincidir con las cosas que cuentas, allí las personas más groseras y maleducadas que encontré no eran de Japón…. :(

    Y muy simpáticas las comparaciones ^_^

    1. Cogiste poco el tren y el metro, porque allí es el único sitio donde he visto a los japoneses en modo grosero y maleducado… A qué pensándolo bien, aquí sois igual… ;) ;)

      1. Lo único que aquí, en Tokio, estamos hablando de mil veces más personas por vagón… en serio, es un disparate y se pierden las formas quizás porque no hay otra manera de entrar en ese tren que a empujón limpio…

        1. Lo sé, lo sé… Estuve viviendo un año entre Kyoto y Tokyo cuando curraba en Nintendo y viví cada situación en los trenes y metros que no veas… Gracias a Dios, Kyoto es bastante más tranquilita.

  17. Lo de los carriles bici para pasear el perro es una batalla perdida, esos anímalicos que llevan la correa por el extremo opuesto al collar suelen tener una querencia obsesiva al cemento de colores.
    Un saludo.

  18. ¡Qué grande! siempre he querido hacer una colección así pero en lugar de ello he ido soltándolas una por una. El problema es que nunca he tenido crédito en mis palabras y dijese lo que dijese siempre venía alguien a desmentirlas (pese a que son experiencias mías) o a incordiar. Espero que por ser tú suenen más creíbles :yahaaa: Si ya me dieras permiso para compartir tu enlace sería la caña, que lo he visto por Facebook pero no he querido decir na.

  19. Macho has logrado que vaya de sonrisa en sonrisa con cada anécdota (aunque algunas no eran para reírse). No puedo esta más de acuerdo con la conclusión final… y añadiría que es mejor quedarse con las cosas buenas, a los chungos :porsaquil:

  20. Genial entrada. He compartido en mi página de Facebook la anécdota del vecino y los muebles de Ikea. Igualito que en España, oye. Lo que daríamos mi mujer, mi niña y yo por poder vivir en Japón.

  21. Muy buen post, en todos lados se cuecen habas xD Lo de comer con la boca abierta en los chinos es normal, o al menos por lo que he visto yo que llevo 6 meses trabajando en un restaurante chino lo findes, como y ceno con ellos y es un espectáculo por no decir otra cosa :arrozico: pero vamos que el restaurante es pijísimo, super limpio y cocinan de muerte :cocinicas: debe ser algo cultural supongo.

  22. «El vecino de al lado compró muebles en Ikea que tenía que montar en casa. La noche anterior llamó a casa para contarnos esto mismo y, con una caja de bombones y otra de dulces japoneses, nos pidió perdón por el posible ruido que a la mañana siguiente iban a hacer. “Si tenéis pensado salir de casa, decirnos a que hora y no empezamos hasta que os vayáis para no molestaros” nos dijeron. Al final no hicieron ni ruido ni ná.»

    Casi casi tan educados como mis vecinos… que envidia!

    Me he echado unas risas con algunos de los párrafos. Un saludo Koki!

  23. En efecto, en todas partes cuecen habas. A mi me parece que en Japón hay muchas menos movidas, pero cuando las hay son de aúpa. Con ese asquete que le tienen a perder la cara hay veces que las mayores tonterías se escalan de una manera tremenda. La semana pasada, estaba con mi sra tan ricamente tirado en un ganbanyoku cuando dos tipos empezaron a discutir a voces porque uno se quería tumbar donde no debía y el otro no lo dejaba. Nos tuvimos que ir, porque no había quien aguantaba las voces que daban (se acabó el relax). Otra vez nos pasó igual en un McDonalds donde se coló un tipo y otro se lo afeó: se empezaron a dar voces con muchas erres y acabó (al cabo de un rato largo) llegando la policía (cuatro, sin ir más lejos) a poner paz, cuando en España hasta que no corre la sangre (y a veces ni eso) no se presentan. Y eso que ni se pegaron ni ná.

    Y por cierto, en el cine al que más voy, en Kobe, hay mucha gente que se levanta durante los títulos de crédito.

    Pero vamos, en líneas generales aquí va todo mucho más suave, como untao de mantequilla. Por eso se me quedan grabadas esas anécdotas, porque no pasan muchas… ;)

  24. Que sepas que el poli que te siguio en la bici le pego un lerele , y despues , conocida su falta de diligencia(japonesa)en la persecucion , sus superiores le enviaron tres meses al cruce de Shibuya a regular el trafico.¿No te remuerde la conciencia? :feliciano:

  25. Yo sé que voy un poco fuera de fecha, pero igual alguien lo lee… y creo que puede venir a cuento. Granada, marzo de 2015. Un vecino le dice a un amigo mío que su casa, la que tiene cerrada en esa comunidad céntrica con piscina, parece que se le han metido unos okupas. Allá que va, y cuando los ve salir llama aun cerrajero de confianza y cambian la cerradura. Estando cambiando la cerradura se presentan los dos okupas – chicos jóvenes de fuera de Granada – le preguntan que si es su casa, se justifican y le explican que la vida está muy mal y tal, que si al menos les permitiría recoger sus cosas… Mi amigo, que tiene una filosofía de vida que para el mundo la quisiera, en lugar de estar ciego de ira y mandarlos a la parte más profunda de un vertedero, dice que por supuesto que sí. Los okupas, que ven a un tío receptivo pese a haberle reventado la cerradura, comer en su comedor, utilizar su vajilla, cagar en su wáter y dormir y lo que se tercie en su cama, le piden que si por favor les dejaría un par de noches dormir en su casa, que es tarde, que se van a la mismísima calle sin tener dónde meterse… así que mi amigo coge, y les dice que en su casa no porque no está en condiciones, pero les da dinero suficiente para pasar unas tres noches en una pensión mientras encuentran dónde meterse. Ehhh, que yo también he flipado, y eso que lo conozco¡¡¡¡. Felicidades por tu blog y tu vida. A cuidarla.

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