Honor

Somnolencia…

Sentado en el tren camino de Kugahara me sueño cabeceando o cabeceo soñando, no sabría decir. Algo me toca la pierna y me asusto asustando a la señora de mi derecha que me había rozado con su bolso. Ambos acertamos a duras penas a pedirnos perdón mutuamente por lo que fuera que fuese.

Despiértate… despiértate…

Subo el volumen y paso dos o tres canciones hasta que suena Estopa con Rosario, y con ellos me quedo el resto de paradas hasta llegar a la estación de Tokyo en cuyo subsuelo se enseña el Karate de hace más de 100 años a todo aquél que se atreva a atreverse.

A mi me suena el runrun de mi corazón, que a mi me gusta que se escuche bien…

Un súpermercado, unos baños públicos, un pachinko y una droguería después hago un quiebro a la pereza y bajo las escaleras dejando de ser yo, o siéndolo más que nunca.

Murakami sensei, quizás el profesor más acostumbrado a enseñar en el extranjero nos da la clase este lunes, aunque yo he dejado de ser extranjero hace muchos meses. Lo sé porque hoy tenemos a un chico que está de visita, uno de esos de paso que ahorran para cumplir su sueño de entrenar en el dojo de Hirokazu Kanazawa, aunque sólo sea por dos semanas. Y tantos vecinos que pasan de largo… hay quien dice que los campos de fuera siempre se ven más verdes.

Él es el protagonista de la clase, como lo fuí yo hace casi tres años atrás.

Los ojos rasgados de Murakami están clavados en sus pies, en sus manos, en el cuerpo del chico rubio de ojos azules que habla con extraño acento y sonríe serio. Y le hace repetir los movimientos el doble de veces que a los demás, le pule, le hace enfadar, le grita mucho y le halaga a veces… le motiva a su manera, a la manera del Karate de aquí, del nuestro. Pocas bromas que esto es serio. El doble de serio vivido en japonés.

Él hace reverencias muchas más veces de lo necesario y dice Oss, y exagera el protocolo porque quizás es lo que desde el extranjero pensamos de Japón y eso del honor de las películas. Pero se nota desde que entró por la puerta que es un buen chico, que le honra su sobreactuado comportamiento por dejar bien claro que mejor humilde que altanero. Y más pisando el suelo que estamos pisando, y sabiendo quién lo ha pisado antes.

A mi ya no se me habla en inglés, ya no se me halaga por halagar, ya no se me grita de más ni tampoco de menos. Lo mío me ha costado.

Nos pone juntos, quizás porque los dos somos extranjeros o quizás no, ¿qué mas da?. Y hacemos técnicas por parejas, a veces él lo hace mejor, a veces yo aunque juego con ventaja porque lo he hecho más veces. Pero el profesor sólo le grita a él, y él hace reverencias. Y dice Oss. Y se enfada por dentro y suda por los dos.

Llegamos al descanso y el chico del chándal, gris esta vez, se esfuerza por levantar la rodilla por encima de la espada de Kendo que el profesor Murakami le pone delante. Ahora le grita a él, pero suena de otra manera, con un deje de ternura que se le escapa. El chico a veces lo hace bien y muchas veces no, pero logra quedarse totalmente inmóvil delante del espejo los dos minutos que le obligan. Qué bonito es verlo, el corazón se me pone a la misma temperatura que la piel y suelto una lágrima por cada uno de los minutos de semejante hazaña allí mismo sentado en seiza, rodeado de ocho japoneses y un extranjero que hace reverencias de más.

Se acabó el descanso, no hay más lágrimas que valgan, al menos no en la media hora que sigue, si acaso hay que exhibir algo, que sea rabia. Repetimos movimientos mil veces repetidos que salen distintos cada vez, creo entender un poco más de cada uno cada vez que olvido un poco de cómo los aprendí. Me miro en el espejo y me siento orgulloso de estar ahí, de que me duelan tanto las piernas que tiemblan solas aún estando quieto. Y grito, y levanto la pierna a alturas impensables tiempo atrás, y giro y paro un golpe imaginario al que contraataco con todo mi ser expulsando en el último momento cada centímetro cúbico del oxígeno que había guardado exactamente para ese instante. Esto soy yo, no hay más que pueda dar. Ni menos.

Y se acaba la clase, y en línea saludamos al dojo, al profesor y a los compañeros, y recitamos en japonés frases que se escribieron en Okinawa, a un par de horas de avión de mi casa.

El profesor se retira dejando reverencias a su paso, y nos quedamos sólos con nosotros mismos. Yo estiro y observo en silencio al chico extranjero, que lo es tanto como yo, y le veo practicar delante del espejo algunos de los movimientos de la clase. Entonces el señor mayor va donde él y le echa la bronca por algo en un japonés rudo que suena a cinco veces por encima del pobre chico que sólo acierta a hacer reverencias y pedir perdón sin entender porqué.

Gomen nasai. Shitsureishimashita

El señor le da la espalda sin contestar mientras al chico se le va el alma con cada reverencia. Y yo, testigo mudo de mí mismo no hace mucho tiempo atrás, me siento, de repente y por medio segundo, casi orgulloso de haberle fracturado el orgullo a semejante indeseable.

Entonces me levanto y me pongo entre la espalda de uno y las reverencias del otro, y le ofrezco mi mano, y con ella, todos mis respetos:

Nice to meet you, I’m Oskar from Spain, where are you from?

Y lo que haga falta.

DSC_0007-1.jpg

La audición de la NHK

La NHK, que es la RTVE de aquí, que resulta que tienen un programa en el que enseñan español, que andan buscando caras nuevas, que hay una audición para seleccionar presentadores, actores y locutores. Anda que buena pinta, pero seguro que hay unos requisitos ahí que ni para Shogún. ¡Pues no!, defenderse con el japonés, ser nativo hispanohablante y tener visado de trabajo en condiciones. Que rellenemos una hojica y metamos una foto de carnet y alguna de cuerpo entero, que venga, que total por probar.

¡Dicho y hecho! Hoja rellenada, foto de carnet sacada con una sonrisa de yunke a caracol, y fotos de cuerpo entero, como cinco o seis: en medio de la ceremonia del té con kimono, en mitad de una clase de Karate, vestido de Yosakoiero, llevando un omikoshi… que si no me cogen que no sea por sosaínas.

Llega mail, que me han preseleccionado, que vaya el domingo para una audición y que lleve una copia del visado. Primero me han invitado a una fiesta en la embajada de México donde voy a hacer de Papá Noel, así que allí que me voy todo entrajetao cual accenturo sieso cancamusero. Coincido con Miguel, que resulta que salió en la NHK hace unos años y me cuenta un poco como fue su entrevista, todo un privilegio hablar con él aunque la mía al final no tuvo nada que ver. La cosa se retrasa, y yo me tengo que marchar, así que le cedo el honor al lorco a traición. El tío va y lo hace genial mientras yo marcho muriéndome de risa.

49278042.jpg

¡Qué bien me lo pasé, Miwa, gracias!
Guille, gomen neeeeee :D

Cuando ya estoy cerca del edificio de la NHK se me cae el teléfono móvil, pero lo cojo antes de que caiga al suelo aunque por el camino arrugo las hojas que llevaba… eso ya ni es copia del visado ni es nada, así que me meto en un combini a resacarlas, menos mal que llevaba el pasaporte encima.

Me viene a buscar una chica con un peto que en mi mente presenta un programa infantil, pero que seguro que coincide que no. Es muy maja, se ríe mucho y además que me dice que conoce Bilbao y todo (¿así como para mi una de la tele? hum, hum… :secretico: ). Me lleva a una sala donde hay dos chicos más, uno con pelos largos y otro con patillas raras, me siento y me dan dos hojas. En una hay un texto sobre el acueducto de Segovia, como unos cuatro párrafos con datos históricos. En la otra un cacho del cuento de la cigarra y la hormiga, pero con un grillo en vez de una cigarra. Los diálogos de las hormigas están subrayados. Me dicen que los voy a tener que leer, que me los prepare y que espere que ya me llamarán.

Finalmente me llaman, entro a un plató enorme con unos focos estilo San Mamés. Me dicen que me ponga ahí en medio, justo delante de dos pedazo de cámaras que me miran de frente muuuuy atentas. Hay dos mesas y cuatro personas sentadas, dos a la izquierda y dos a la derecha. Me hablan en japonés, que me presente primero en castellano y luego en japonés. Lo hago aunque digo el doble de cosas en mi idioma que en el otro. Después me hablan en Español, que si me gusta Bilbao, que si he visitado el Guggenheim, que cuente como es mi ciudad. Yo mientras sea en castellano sin problema, sonrío mucho y cuento que el museo tiene su aquel, pero que las obras de «arte» no las entiende ni Blas, ni Epi, ni Chema el del pan. Después de algunas preguntas más, todo en castellano, pasamos a las preguntas en japonés con las que lidio lo mejor que puedo, que cuente eso de que vine aquí en el 2001 y como es mi trabajo de ahora, y yo lo cuento.

Castellano de nuevo, que lea el texto del acueducto, que lo haga lo más claro posible como si fuese para la radio. Lo leo acordándome del ikupodcast, haciendo pausas deliberadas y entonando lo mejor que sé. Después pasamos al cuento donde hago de las hormigas, ahí ya me suelto más y le pongo distintas entonaciones: la hormiga enfadada, la buenaza… la chica que me da la réplica también pone voces, así que creo que lo estoy haciendo como se pretende.

Llega lo último. Que haga lo que me de la gana delante de la cámara: que cante, o baile o lo que yo quiera. Se me pasan por la cabeza los bailes de Yosakoi, cuatro o cinco canciones del karaoke en japonés y hasta un striptease. Finalmente tiro las hojas al suelo y, con traje y corbata, me dedico a hacer Capoeira y Karate mezclado, poco más o menos que lo mismo que en el vídeo del gatostiable, riéndome mucho. Cuando acabo le hago una reverencia a la cámara y cuando les miro, veo que se están riendo. Lo dicho, si no me cogen que no sea por soso.

Vuelvo a la sala de espera mientras el chico de las patillas en punta entra. Allí me llaman por mi nombre y me dan mi pasaporte. Yo no entiendo nada de primeras. Me lo explican: una chica que fue a sacar una fotocopia al combini y que se lo encontró dentro de la fotocopiadora, y como era de un Español pues que seguramente estaría en la audición… vamos que había perdido el pasaporte con todo el tinglado que eso conllevaría, y lo había recuperado sin darme yo ni cuenta… le doy las gracias mil veces! y hasta besos al pasaporte!!.

Salgo de allí más contento que ni sé. Pienso que si hubiese hecho esta entrevista tres años atrás, hubiera estado tan nervioso y tan bloqueado que hubiese parecido otra persona. De hecho, era otra persona. Resulta que he hablado en japonés, a mi estilo pero me he defendido, he leido textos y he medio bailado en traje delante de cinco o seis personas que no conocía mientras me grababan en la tele.

Como si me cogen me muero, prefiero olvidarme de la entrevista porque a nada que piense lo que significaría, me entra un sinvivir y un comecome que estaría con el móvil en modo vibrador metido por dentro de la camisa para no perder ni una llamada.

Así que nada. A olvidarse y lo que tenga que ser, será. Y de mientras a lo mío.

Onigiri onigiri!

java java!

Mira que si me cogen y dejo las teclas… tiro el ordenador al río!!

De gentes y personas

El Ikublog, un sitio público, nuestro bar, donde cualquiera puede entrar a curiosear lo que aquí se ofrece, sin tener que pagar nada, ni siquiera a Google le dejamos entrar a repartir sus panfletos de publicidad.

Una temática quizás no demasiado clara, Japón por aquí, una pizca de corazón por allá y muchas tonterías por el camino. Una mezcla de vídeos, fotos y letras que conforman el menú del día del Ikublog, el pan y el vino van por cuenta del cliente, el resto es gratis.

Pero no. Ojo que nos estamos equivocando. Cualquiera no puede entrar. Aquel que ha venido a hacer daño no es bienvenido. Porque es mi bar, y a mi bar no vienes a dar rebuznos molestando al resto de los que aquí estamos a lo nuestro. Tu lo llamas censura, y lo es, aunque yo lo veo más como sacar la basura, sanear el ambiente, limpiar la porquería.

Hay otros bares, muchos otros que seguro que te conoces de sobra, a cuyos dueños no les importa que vayan lumbreras como tú con tal de que estén llenos aunque dé vergüenza ajena entrar. A mi si me importa y tu no entras más porque una cosa es que no compartamos opinión y otra que nos faltes al respeto a mi y a la clientela. De toda la vida insultar ha traido consecuencias, no acabo de ver claro por qué internet va a cambiar eso.

En cualquier caso gano yo, porque tengo las llaves y no importa que vengas con mil caretas distintas, porque mil veces pasaré la mopa y te cerraré la puerta.

Luego estáis esos otros. Los que habéis venido y algo de lo que aquí se ha puesto no os ha gustado y entonces os dedicáis a arremeter contra este bar en otros bares. Habéis decidido que este garito no mola, sin importar ya lo que haga o deje de hacer, y tratáis de convencer a todos de ello, asumiendo que no son capaces de juzgar por sí mismos. Con lo bonito que es tener una vida y vivirla, pero en fin, vuestras razones tendréis, allá cuidaos. A mi personalmente me honra vuestro desprecio porque viniendo de gente como vosotros se invierte su significado.

Aquí seguiré subiendo la persiana, como llevo haciendo desde hace tres años: dando los buenos días a los de siempre, la bienvenida a los nuevos y últimamente sacando la basura un par de veces al día.

Las que haga falta, mis queridos porsaquiles, las que haga falta.

Conversaciones con un Gaijin

En el baño de un izakaya, un chico alto y muy jóven me habla mientras los dos ejercemos la actividad miccionante:

Are? Gaijinsan desu. Hellooo (otia un extranjero!! hola!!!)
– Jajaja, hello, konbanwa
– Hoy hay un montón de extranjeros cenando aquï!
– Pues si que hay si, ¿porqué será?
– Jajaja, vete a saber, oye que bien hablas japonés
– Buff, que va que va!… Hasta luegoooo.
– Hasta luego!

Después nos cruzamos dos o tres veces más y nos saludamos riéndonos.


En el combini de la esquina la hija del dueño aparece con un niño pequeño que viene donde mí corriendo, y yo le hago monerías:

– Mira mira, es un gaijin, viene del país del fútbol
– Jajaja, país del fútbol, y dale
– Yo soy su abuelo
– Si? pues es muy majo, se ríe mucho!
– I’m his grandfather
– Si si, si ya lo había pillao
– Pero España es el país del fútbol, ¿no?
– Será, pero a mi no me gusta nada
– Jaja, por eso huiste a Japón, ne?
– Jajajaja


En Honmonji, una niña de unos tres años me mira toda sorprendida y me señala directamente mientras le hace gestos a su padre:

– ¡Mira mira!
– ¿Qué dices hija? ¿Quién es, un profesor tuyo? –
la niña no contesta pero me sigue señalando
– Holaaaa -digo yo
– Holaaa –
me contesta el padre- perdón….
– Jaja, nada nada

Y la niña se esconde detrás de él sin dejar de mirarme asustada y sorprendida a partes iguales…


En el súpermercado de mi barrio, monto en la bici con un par de bolsas mientras dos chicas con uniforme escolar me miran y dicen a gritos:
Kakkoiiiiiii
– Arigato
– Are? ¿hablas japonés? ¿de dónde eres? ?¿como te llamas? ¿vives aquí? ¿qué has comprado? ¿te gusta Japón? –
me asalta una, la otra me saca una foto con su teléfono móvil
– Jajaja, si yo sólo he venido a comprar huevos!, pero sí, vivo ahí al lado, vengo de España y me llamo Oskar
– Oskar!! como el de Berusaiyu no Bara!!! jajajaja
– Eeeeh, siempre me dicen eso, pero el del anime ese es una chica!!!
– Jajajaja, es un nombre muy kakkoii!!
– Arigato, bueno, que voy a ver si ceno
– Ja ne, bye byeeeee

(Kakkoiii siguen diciendo a dúo mientras me voy)


En un restaurante en el barrio chino de Yokohama con una amiga, un señor muy mayor me ve y le habla a mi amiga, que es japonesa:

– Es americano, ¿verdad?, ¿le gusta Japón?
– No no, viene de España

Al hombre le cambia la cara, de repente deja de dar la sensación de estar incómodo y me empieza a hablar a todo meter:
– España, Gaudí, San Fermines, Tomato matsuri, matador ¿te puedo hacer una pregunta?
– Jajaja, si, si, claro
– ¿En España se come el rabo del toro?
– Si que yo sepa, en estofado o así
– Es que yo soy carnicero y estoy muy interesado en saberlo porque creo que es un manjar –
después suelta unas parrafadas sobre el noble arte cárnico y acaba con un…
– ¿Es tu novio? –
le dice a ella
– No no, jaja, es un amigo
– Pues tiene cara de buena persona
Menuda cara tonto tengo que tener
pienso yo.


En el tren, me siento y dos señores mayores entrajetaos que están enfrente, visiblemente borrachos, me miran y ponen cara de mofarse:

– Mira un gaijin, por qué tendrán que venir aquí!!!, seguro que no tiene ni idea de japonés
– Mejor que no aprenda y que se vaya a su país. Kusai (huele mal!)
Les miro directamente para que sepan que les he entendido, me sostienen la mirada y me dice uno envalentonado:
– What?
– Nada nada

Se miran entre ellos y se ríen triunfantes sin darse ni cuenta que les he contestado en japonés. La gente de al lado pasa de todo, finalmente me levanto y cuando voy por el andén y les miro, uno me hace el gesto de levantar el dedo anular desde el tren.


En una cena con los del Yosakoi:

– Figo, siéntate aquí
– Jajaja, ¡que yo no me parezco a Figo en ná! es como si yo digo que tu eres igual que Bruce Lee
– Mukatsuku jan! (será cabrón!)
– Yo creo que se parece a Tom Cruise –
dice una– cuando se ríe, Oskar riete
– Eso Figo, riete
– Jodeee que cruz!! aunque si me dáis a elegir me quedo con Tom Cruise –
me río
– Si si, a Tom Cruise!! –
y hace la música de misión imposible y el gesto de tirar las gafas de sol que explotan
– Claro y como me parezco tanto a Tom Cruise por eso estoy más sólo que la una, ¿no?
– Eso es porque no te gustan las japonesas porque las españolas tienen más caderas y más pecho
– Si, estamos como para discriminar nacionalidades…
– pienso yo


En una cena con los de Capoeira, hablo con un chavalico que no tendrá más de 20 años:

– ¿España? pues yo estuve en Salamanca
– Seguro que llamaste la atención, al ser japonés… ¿fuiste a algún bar?
– Si, y me venían a hablar mucho, ¡se acercaban por mi dinero!
Si, por eso va a ser…
pienso yo mientras me cambio de sitio…


El domingo con una amiga paseando por Shibuya:

– ¿Entonces, ya te has acostumbrado a vivir en Japón?
– Supongo que si, pero a veces me doy cuenta que soy el único extranjero y me siento incómodo, aunque nadie me diga nada ni a nadie le importe. Mira, por ejemplo ahora mismo si paras el tiempo, seguro que sólo estamos aquí mismo dos o tres. Es raro.
– Ya me imagino… tiene que ser duro
– No, no es que sea duro, impresiona un poco, y sólo a veces… encima esto es Tokyo y nunca pasa nada, el caso contrario en España sería mucho peor.
– Pues el caso es que para mi tu no eres un extranjero, eres Oskar, sin más
– Ojalá todos pensásemos de esa manera… tu para mi eres Naoko, y ya.
– Algo tan simple y tan complicado a la vez…
– Cierto, muy cierto

DSC05147-1.jpg

A la izquierda del cero

Cuando el cielo amenaza nostalgia y siempre comunica el teléfono de los sueños porque no se quieren poner.

Cuando lo de fuera es mentira y lo de dentro sólo mío porque nadie llama.

Cuando las pestañas pesan de más lastrando los párpados y uno es la mitad de lo que fue, y ya no hay olores que sepan, ni sabores que huelan, ni sonidos que ver, ni más paisaje que recuerdos de colores claros del pasado superpuestos en un mundo de tonos que caducaron ayer.

Cuando las horas vocean a los cuatro vientos que están limando la vida por real y cruel decreto de los días, y lo que se pone al buen tiempo es mala cara y al mal tiempo, lágrimas.

Cuando ser es nadar en un río revuelto donde ni los pescadores se acercan porque hay un tipo que sólo ve empañado y les mira con la cabeza bien baja.

Cuando sobre las íes ya no importan los puntos y empieza a dar igual que haya íes, llegas tú y vas y lo das todo por posible, y me haces estar a tus anchas, y traes las llevadas que sacan las cuentas haciéndome pasar, de la mano, al otro lado del cero.

Los dos sabemos que te irás pronto, pero, ¿sabes?, da igual porque ya me has vacunado del invierno y sé que podré seguir con esto tan mío de ir apretando mucho más de lo que abarco.

Aquí me quedaré cuando pase, intentando, una vez más, que dejen de salir mis restos en todas las divisiones.

DSC_0002.jpg

El ofurokane

Mientras más veo los cerca de 60 ficheros de vídeo del sábado pasado, más ideas me vienen a la cabeza para montar el definitivo, así que aunque tenía pensado sacarlo hoy, he decidido hacerlo lo mejor que pueda durante el fin de semana para que quede algo lo más ikuniquelao posible y para el lunes lo tenéis como que hay trols porsaquiles en este blog que están baneados de por vida!! palabra!!

:porsaquil: :D

Aquí para las personas, y como tampoco quiero que hoy sea un viernes aposterilero, vengo a presentar el último producto probado por el IkuCSI que he bautizado como:

¡¡ El Ofurokane !!
:copon:

Ofuro es baño en japonés (jaja, me he dejao la o sin enlazar, que gañán!) y okane es dinero, con lo que el elemento que nos ocupa es dinero para el baño. Ojo, no es una subvención para comprar un Cylon MultiCuliFunción, sino unas sales de baño con forma de billete de 10.000 yenes que tienen su guasa tomasa. Atiende que pongo una foto, a la izquierda un billete de verdad, a la derecha la caja con los del baño:

DSC08613-1.jpg

Esto como mejor se entiende, mis queridos zagales obreros y mozas casaderas, es con un vídeo grabao así según llegué a casa el martes y del que asumo nula responsabilidad negando que ese rascayú sea yo hasta que me muera:

Al final, pues el agua queda con unos grumacos negros que olían muy bien pero que parecía que había pasao el Prestige:

Eso sí, me bañé como Mario Conde, sólo me faltaba el monóculo ahí pa ser el bicho del Monopoly en porretas.

:peneke:

¡Buen fin de semana!
¡Besicos!

The Gatostiable Plan

Lo ikuprometido es videodeuda

Éste sábado 28 de Noviembre del año 2009 de nuestro señor Daibutsu, estaré en Shibuya vestido del gatostiable con txapela, y cantaré «Desde Santurce a Bilbao» comiendo entre estrofa y estrofa una palada de Wasabi.

Lugar de encuentro

Hachiko,
el Perpetuperro

Hora

15:30

Acompañantes confirmados

11

Cámaras de vídeo confirmadas

3

Cervezas postevento confirmadas

¡Ojo!
¡¡ A las 15:30 !!

Es bastante probable que después de tamaño evento nos izakayemos por las bandas y después, si las baterías aguantan, grabar una segunda versión gambitera para comprobar si el gatostiable es pardo de noche como los demás.

Por supuesto, cuanta más gente mejor, así que si estáis por los Tokyos, no dudéis en pasaros por allí. Reservar no hay nada reservao, pero fijo que algo encontramos después, así que apuntaos sin dudar!!


:gatostiable:

Ikulatino

El ser humano tiene una curiosa necesidad de generalizar, de clasificar todo lo que le rodea, especialmente a otros seres humanos. Inconscientemente la mayoría de las veces, metemos a la gente en cajones junto a otros que creemos de sus mismas características y a partir de entonces ya pensamos que sabemos cómo van a actuar, porque les tenemos etiquetados, o por lo menos ya hemos logrado cierto control de la situación.

Los americanos son todos gilipoyas de primeras, los argentinos no callan, los chinos unos maleducados que comen con la boca abierta y eruptan, los japoneses, cuadriculados ellos, se duermen al minuto dos de estar sentados en cualquier lado, los franchutes… bueno los franchutes son de la France, los catalanes unos agarrados que hablan todo secos ahí, los vascos comen como jabatos y se entretienen con la kale borroka, los gallegos se están todo el día quejando carallo paquí carallo pallá…

Esto más o menos es lo que me viene a la cabeza en un momentico y fijo que es mentira en el noventa y nueve por ciento de los casos, gabachos a parte, pero mira, así para empezar yo ya tengo la idea metida en el bolo y si me presentan a un tipo que es chino, ya vengo preparao gracias a mi resabiado inconsciente y sus ruines generalizaciones, y seguro que me fijo en si cierra los morros cuando mastica.

De la misma manera que yo prejuzgo sin quererlo aún a sabiendas de que mis etiquetas son dañinas y falsas, pues yo también soy etiquetado y más viviendo en un sitio donde la inmensa mayoría es diferente a mí. Soy extranjero, así que no sé, ni sabré nunca, ni papa de japonés, no puedo comer natto ni nada que no haya pasado antes un buen rato por una sartén, hablo inglés perfectamente desde que nací, la tengo más larga que Pinocho… en fin, mil tópicos típicos más.

Una vez desmentidos la mayoría, lo de Pinocho me lo guardo para mi, ya pasamos a concretar un poco la generalización (si tamaña frase tiene sentido): vengo de España, así que me vuelve loco el fútbol, me entusiasman las corridas de toros, he vivido alguna vez los San Fermines, bailo, o conozco a alguien que baila o canta flamenco, y me lo paso pipa estampando tomates a la gente en el «Tomato Matsuri» que sacan todos los años por la tele japonesa.

Bueno, es normal, sería de bobos ofenderse y salvo alguna vez que me han dicho que pimplo vino hasta para desayunar, tampoco son cosas malas. Es nada más y nada menos que lo que se ve por la tele, igualito que en España con Japón: los frikis de Harajuku, las yamambas de Shibuya y cuatro o cinco gilipoyeces más que ni de lejos se acercan a lo que es esto, yo todavía ando buscando las máquinas de bragas usadas pa ver si me aceptan calzoncillos y me saco unos cuartos para onigiris.

Pero el caso es que últimamente me han etiquetado como latino, y esto sí que me ha parecido curioso porque yo nunca me he sentido como tal. Por supuesto que tengo una conexión fuerte: hablamos el mismo idioma, pero hasta ahí puedo leer… para mi todo lo demás es diferente: si voy a un restaurante Chileno comeré cosas que no he comido nunca en mi casa, si voy a un bar de salsa me sentiré totalmente fuera de lugar porque aunque entienda lo que dicen las canciones, soy incapaz de dar tres pasos porque nunca en mi vida lo he hecho, ni lo he visto hacer. Cuando ví la exhibición de tango en aquél bar hace tres semanas, me quedé fascinado porque era la primera que había visto en mi vida.

Así que cuando en Capoeira mi profesor, que me habla en castellano con acento Mexicano me dice que «nosotros los latinos», yo no lo acabo de procesar del todo, porque nunca me he considerado como tal. Ojo, esto no significa que yo sea mejor o peor, no trato de ofender a nadie, de hecho mi profesor me cae genial y me encanta que me llame «mi hijo», pero para mi, nuestra cultura es diferente. No sé si esto tendrá que ver con el hecho de que yo sea del norte de España, pero me siento muy diferente a todo este mundo, de hecho me sigue haciendo gracia cuando hablan de Penélope Cruz o Antonio Banderas como iconos latinos allá en los Hollywoods porque para mi nunca lo han sido. Latinos son Juan Luis Guerra, Shakira y Benicio del Toro, pero no Joaquín Sabina, ni Alex de la Iglesia, ni Antonio Resines. Al menos para mi.

Repito: no trato de ofender, por favor no me lo entendáis por ahí. De hecho es todo lo contrario, es un mundo, si me permitís la licencia de meter a todas esas culturas en un mismo saco, que me atrae mucho, que me gusta, con el que me cruzo muy de vez en cuando desde que estoy aquí, pero que siento que es diferente al mío, y me atrevo a decir que muy diferente en algunos aspectos: para mi es igual de distinto comerme un kebab que un taco.

Arturo, mi profe, seguro que se da cuenta pronto en cuanto me lleve al bar ese que dice de Shinjuku y vea que es físicamente imposible que yo mantenga algo mínimamente parecido al ritmo. Por mucha pasión que le ponga, que, mira, de eso si que tengo.

Pero olvidando todo esto que llevo escrito, y teniendo en cuenta el lugar donde estoy… ¿vosotros cómo me véis? ¿diríais que soy latino nada más verme?, y lo que es más… ¿qué implica para vosotros eso de «ser latino»?

IMG_0562.JPG

Ungueando

Grajos no ví y sopas de ajo no tomé, pero doy fé de que el domingo hizo un frío del carajo. Yo me dí el madrugón cincomañanero y tiré para Unga como todo buen mozo casadero haría sin dudar ni un poco asín. Total, que a las ocho y media allí nos presentamos los dos: mi fiel escudera la legaña de kilo y yo.
Tiramos para la uni, que estaba al lado, nos cambiamos y bajo una lluvia de éstas que caen para abajo y mojan si te dan, empezamos a estirar y calentar para acabar ensayando un par de veces el bailecico.
Luego, dejó de llover y ya estaban saliendo grupos por turnos hasta que nos tocó a nosotros. Esto era mucho menos serio que la última vez en Ikebukuro, aquí no había competición (que yo sepa), así que se trataba de salir y pasárselo uno bien bailando más que otro poco. Y eso hicimos: salimos a bailar, nos reímos, chillamos, nos lo pasamos bien y después tiramos para los puesticos de comida a degustar del buen yantar de las gentes del lugar.

Midori se vino y a parte de hacerme compañía todo el día, grabó los dos bailes, aquí va el segundo:

¡ :ikugracias: Midori :ikugracias:!

Después nos retiramos por las bandas hasta Ueno donde un perolo de comida y muchos de bebida nos esperaban. En el baño había un cylon que abría el boquino nada más que entrabas, pero le tenían atado al suelo así que sólo daba sustos y le acabamos cogiendo cariño todos de tanto visitarle.

Y se acabó lo que se daba. Se acabó la coreografía, ya no se baila más. El traje tampoco se vuelve a utilizar, sólo era para éste baile de éste año, así que ahí queda como un bonico pijama para pasar el invierno en casa viendo V con una taza de sopa calentica (¡¡atiende!! ¡¡que Dayana ahora se llama Ana, la mu lagarta!!!).

Así que, una vez más, gracias a todos, chatos, chatunos y chatuelos, por los grandes momentos vividos, como éste de Ikekuburo:

Los recuerdos, las emociones y las amistades… ésos se quedan conmigo y con mi espíritu. Ahora a aprovechar la pausa hasta el año que viene para invertirlo en preparar ese segundo dan de Karate, que tiene que caer pronto, y a ver si en breves empezamos a hacer algo Capoeríticamente hablando a poder ser con el cuello aguantando la cabeza con la misma gracia que hasta ahora.

Entonemos, pues, por última vez un bonito…

それ~ それ~ それ~ それぇ~!!!
:vainas:

… y partamos prestos siguiendo los pasos del sabio Urelio y su hoz…

:bythesegao:

El último del año

Pues ya estamos Toni Kamos, aquí andamos según vamos, que llevo una semanita que no me da la vida ni para sonarme los mocos a deshoras. Entre el currelo, los katas, las pasticas, las volteretas y el libro ya no sé ni en qué pino ando. Así que de mientras me busco en google, aquí doy señales de vida y de paso sugiero un ikuplan de los míos por si alguien en Tokyo se aburre y se quiere venir.

El caso es que por este año se acaban los matsuris, los festivales de Yosakoi, así que el domingo tenemos el último. ¡Qué profesional sueno! tenemos el último, como si hubiese ido a muchos… :ikufantasma: que para mi es el segundo… En fin, que allí iremos pelaos de frío a subirnos a un escenario dando botes y gritando cosas para ver si así caldeamos el ambiente. En esta ocasión es en una universidad, que mola porque allí tiene que haber más hormonas desatadas que en True Blood, cocretamente en la Tokyo University of Science「東京理科大学」 aunque lo del nombre es un farol porque está como a una hora de Shibuya en una estación cuyo nombre pega más por entre Mozambique: Unga 「運河駅」

IMG_0665.JPG

Éstos saraos universitarios son bastante curiosos… a mi me recuerda a las chocolatadas que hacíamos en la escuela: se abren las aulas para que las vean los padres, los chavales hacen sus historias, hay para comer y para beber… si cogemos esto y lo pasamos por la máquina japonizante, pues lo que nos encontramos son puestos de comida típicos de un matsuri con sus takoyakis quemadentros, sus boniatos calenticos, sus yakisobas marroneros… pero atendidos por chavalería dentro del campus. En las aulas suelen hacerse exhibiciones de las actividades extraescolares que tienen, como la ceremonía del té (esa me la sé yo!), shodo, shamisen, etc. Aunque lo que más triunfa siempre son las actuaciones de las animadoras, que mira que me sigue sin pegar a mi esto de que haya cheerleaders como la de héroes!!! (salva a la porrista, salva al mundo!!), pero ¡ay las faldacas! ¡ay las faldacas!.

Es una oportunidad chula morena de ver muchas cosas diferentes en un mismo sitio y a la vez comer por cuatro duros, así que dejaos de tanto hosto Shinjukero, tanta piernaca Shibuyera y tanto bro Roppongiero y venid pa Unga, hombre, que a parte del IkuYosakoi hay muchas más cosas decentes para ver!!!

Fénix, despliega el mapa y véte preparando la leche :comillo: para M.A. ahora que anda soldando sus historias en la otra habitación!

Yossha

Nosotros bailamos a las once y a las tres, ya he adjudicao la cámara de vídeo, pero si alguno se viene que avise que le paso más cámaras!!

Acordarse Mambrús! domingo 22 en la uni de al lado de la estación de Unga!

Ale, parto allende el verde ha sido cercenado …

:bythesegao:

¡Polibesos!

Ésta mañana, la de hoy

Mi hermano Javi abre el regalo y nos regala sus carcajadas, ésas que suenan entre sinceras y fingidas dos a dos, pero de inmensa felicidad contagiosa.

Como te pasas, titi – me dice entre medias, y yo medio emocionado le hago coro mientras encuentro la mirada de mi madre que parecía estar buscándome desde hace una eternidad.

Entonces me despierto…

El niki verde lo es unos tonos más oscuro en el lado izquierdo de mi pecho, como si los latidos hubiesen costado el doble.

He sudado, pero tengo frío.

No…

No puede ser que otra vez empiece mis mañanas de ésta manera… con un corazón escarchado que cada vez cueste más cafés caldear.

No puede ser, todavía no, por favor.

El regalo para mi hermano todavía descansa encima del tatami, junto a los narukos de Yosakoi y el cinturón de Karate. A veces creo que bastaría un vistazo a mi habitación para saber, con bastante exactitud, qué hace y cómo es el que allí vive. Me gusta ésa sensación de calidez que da tener todo lo que soy yo sin encerrar entre armarios, porque cada vez que deslizo la puerta, me encuentro de golpe con lo que está formando mi vida en este momento. Es como un lienzo cambiante de mi mismo que puedo contemplar siempre, decidiendo qué pinceladas sustituirán o cubrirán a otras sobre la marcha de ésto que es vivir.

Como sé que pasará todos los días de este invierno, bajo las escaleras con un empacho de melancolía y café, de nostalgia y galletas, de frío y de frío. Y por una alfombra de hojas marrones camino ausente bajo la lluvia que, gota a gota, marca el ritmo de mis pasos en el paraguas.

Esbozo una mueca de sonrisa triste al acordarme de mi hermano. A veces alguien viene a visitarme por dentro y se queda acompañándome un rato en mi deambular por las horas. Hoy parece que toca Javi y los paseos con su mano en mi hombro, las canciones de Sabina que cantábamos a medias, las cosquillas que provocaban lágrimas opuestas a las de ahora…

Hay días en que cuesta verle el mar a la playa, y lo que queda es un desierto.

Ya estoy sentado en el tren y no puedo dejar de mirar, sin ver, al suelo. No quiero levantar la vista porque a nadie le interesa saber que está un poco más empañada que los cristales, así que busco algo de música que me distraiga de mis recuerdos. Suenan dos o tres canciones y de repente me oigo a mi mismo leyendo la historia de aquella chica que me regaló su olor durante un mes, y me quito los auriculares con rabia… ¡basta de melancolía por esta mañana! もういい!

Descubro de golpe que la chica del paraguas amarillo que tengo delante me está atravesando con sus ojos, parece que lleva leyéndome desde que me senté cuatro estaciones atrás a pesar de mi empeño por aparentar lo que los demás entienden por normalidad.

Ya en el andén camino de la oficina la busco por entre los cristales, y encuentro su mirada que sostengo hasta que el tren decide aburrirse de la parada rompiendo de un pitido nuestra pequeña y breve complicidad.

Pero antes creo leer en ese otro par de ojos tristes que no… que ésta mañana, la de hoy, tampoco es la suya.

DSC04402-1.jpg

The Asakusa Hunting

Esto podría ser una nueva hazaña del TGH en la que nos vamos a Asakusa a meterle con el mechero al gatostiable, pero coincide que no. En realidad ayer después del Yosakoi me fuí a Asakusa a comprarle algo a mi hermano Javi, que es su cumpleaños en breve, y le compré un regalo más chulo que ni sé, ¡seguro que le encanta!

De paso, como sabía que iba a ir ahí y que por la noche se vacía de gente siendo el lugar todavía más espectacular, me llevé la cámara y el trípode y convertí la cacería regalil en cacería fotografilera:

Para sacar éstas me subí a un muro del que casi me mato al bajar, :ahivalaotia:

Y luego aunque a Pau seguro que no le hace mucho tilín, también estuve echando unas partidas con el Lightroom a ver hasta dónde llegaba:

¡¡Ay que bonito Asakusa!!
¡¡Ay que baldao llegué yo ayer a casa!!
:viejuno:

El vídeo para Bitácoras

Zordor me acaba de mandar un mensaje al móvil con lo de los premios Bitácoras, que el ikublog no ha ganao más que amigos, lo que no es poco. Ni me decepciona, ni me deja de decepcionar, de hecho todavía me parece mentira que hayamos estado entre los tres finalistas, así que me quedo como un señor.
En Bitácoras me dijeron que grabase un vídeo de agradecimiento de unos 30 segundos por si acaso ganaba para que lo proyectasen allí, como no lo han puesto, pues aquí lo planto yo y de paso os doy las gracias una vez más:

Ahora sólo queda ir buscando día para quedar con los paisanos de aquí de Tokyo y hacer el vídeo con el disfraz, que lo ikuprometido es videodeuda!

¡Gracias a todos!

:gustico: :vainas: :ungusto:

Mi primer día de Capoeira

Llega la hora de salir del currele, arramplo la bici y tiro por esos caminos inescrutables de Buda cuesta arriba cuesta abajo. Llego a la estación, una antes de la mía, y enchufo el iPhone saludando al cielo para que tenga más fácil lo de poner la chincheta azul encima mío, la roja la traía pinchada tres horas antes por lo menos.

Llego al sitio pero está cerrado, allí no hay ni medio Brasileiro y mucho menos Brasileiras que fijo que las habría visto antes. Aparco la bici y me dispongo a replegarme por lo aguadañado cuando baja un tipo de perilla riéndose que me habla en inglés con acento portugués, lo sé porque yo pasaba con mis padres a comprar toallas a Portugal. Resulta que es uno de los de la exhibición, que me empieza a contar un montón de cosas sin casi yo abrir la boca, vaya tipo más salao.

Cuando le digo de donde soy, se pone a hablar en perfecto castellano porque resulta que su madre es Mexicana, anda que no pinta bien el asunto, aquí no voy a tener problemas ni con el gozaimasu ni con el isn’t it.

Va llegando gente, tres chicos japoneses, un moreno que es franchute (vaya por deux), y cuatro chicas: dos japonesas y dos extranjeras. La clase se da en tres idiomas: inglés, japonés y castellano porque una de las chicas también lo habla, aunque los nombres de los movimientos son en portugués, claro.

Nada más empezar, me dan una pandereta, pandero, y ponen tres tambores en medio del tatami. Empiezan a tocar y nos enseñan un ritmo facilillo que tenemos que seguir, cuando ya le hemos pillado el truco, el profesor se pone a cantar en portugués y nos pide que coreemos el estribillo. A mi no me da para todo, o canto o toco, ya voy destilando mi nulo sentido del ritmo desde el principio para que se vayan enterando de lo que hay. Esto si que no me lo esperaba yo, lo del cante este, pero mola, hay buen rollo a patadas, hasta bailamos un poquico a la vez.

Empieza el ejercicio, un poco de ginga, el movimiento básico de la Capoeira, el que hacía todo el rato el maromo del Tekken 3 cuando no tocabas el mando. Es fácil, pero hay que cogerle el truco. Así nos tiramos un rato largo, siempre con música brasileña de fondo y con el profesor haciendo mil bromas aquí y allá, cuando se mete con el franchute ya sé que nos vamos a llevar muy bien éste hombre y yo. Sigue el buen rollo, no ha habido ni un saludo, ni una formalidad de las de Karate, esto es de todo menos estricto. Para bien o para mal.

Toca estiramientos, buena forma de calentar lo de la ginga ésta. El profe coge un reloj de esos de cuenta atrás que te avisan cuando están los macarrones y nos hace estar en cada estiramiento un minuto. Cuando pita, cambiamos y le vuelve a dar. Así a ojo podría decir que hicimos como el triple de ejercicios que en Karate y como cuatro veces más de tiempo, mola.

Pasamos a las volteretas, aquí se está poco rato de pies. Laterales, de frente, patada aquí y patada allá sin parar de moverse uno, siempre volviendo a la ginga, al baile de San Vito éste. Qué bien camuflado lo tenían los esclavos allá en las Américas, si no fuera porque si no miro me encajan un pie en la jeta, ésto sería un baile sin más.


Learn the Capoeira Ginga — powered by eHow.com

Hay tan buen rollo que me invitan a quedarme a la segunda clase, la avanzada, y yo acepto. Ésta vez me toca el tambor que lo llevo mejor quizás porque estoy sentado en una silla. Volvemos a cantar al son de nuestros propios instrumentos, qué manera tan genial de empezar a hacer algo con alegría.

Ésta vez la cosa se complica mucho, hay patadas y piruetas imposibles, las primeras las hago sin problema, las segundas ni de casualidad. Me duelen las muñecas de estar más de pies con las manos que con los pies, estoy medio mareado de tanto giro, pero no quiero parar. ¡Qué bien me lo estoy pasando!.

Tres horas de Capoeira después me encuentro con la bici yendo para mi casa, que está a diez minutos yendo a paso piltrafa. Me duele todo, pero me ha encantado estar en una clase donde de lo único que hay que estar pendiente es de intentar hacer los movimientos bien. Sin diferencias culturales tan estrictas, con el desahogo de saber que puedes ser tú mismo sin tener que estar atento a rangos, formalidades ni reverencias. Aquí se acaba la clase y la gente aplaude, como en Fama.

Curioso. Aun siendo en esencia lo mismo, no tiene nada que ver con las clases de Karate, que siempre serán las más importantes para mi, pero no sabéis cómo me alegro de haber empezado ésto, y más cuando hoy me den el uniforme: un pantalón de chandal blanco y amarillo y un niki, hasta esto da buen rollo.

Además ayer hubo señores de la tele grabando el entrenamiento, porque resulta que hoy van a venir unos humoristas famosos a entrenar y hacer el vainas. Menudo debut, nada más llegar y ya me sacan por la tele, ahora que hoy vengo preparado con mi IkuEki que de color pasa por Brasileira, a ver si les hace gracia el diseño y me la enchufan con la cámara.

En una cosa se parece al Karate: después hay cervezas.

Mira tu por donde.

Gatostiable Hunters – La misión

El entrenamiento y la preparación fueron duros, el jóven y osado Urías puso criadillas en el asunto y llevó a cabo su misión en medio de una piara de críos de gusto revirado y padres de ésos que no ponen atención a la educación de sus vástagos. Qué vergüenza, qué sindios y qué dislate que el Gobierno no haga nada aquí. Pero, en fin, para ésto estamos nosotros…

Misiones más habrá, mi jóven Padawan de barbuda faz,

el Gatostiable ser ostiado su sino es, sin duda.

Paciencia tener debemos….oh si,

…paciencia tener debemos…

:gatostiable:

Marcho que tengo Capoeira!

Pues si, chatuelos morenos, me he apuntao a Capoeira. Qué diréis: ¡pues eso de japonés tiene lo mismo que Pipi Lastrum!, pues sí, pero mira, ¡que se me ha puesto a tiro vampiro!.

capoeira.jpg

Yo tenía claro cuando llegué que me iba a apuntar a Karate, eso iba a ser así se pusieran como se pusieran en la aduana. Y me apunté, y últimamente estoy más contento que ni sé porque me están saliendo las cosas muy bien, a ver si cae el segundo dan antes de acabe el año. Me ponen a dar patadas tres veces por semana, con clases de hora y media cada vez.

Karate segundo combate from ikusuki on Vimeo.

Después apareció de refilón lo de las clases de la ceremonia del Té, que yo ni lo buscaba ni ná, pero mira, fuí y me pareció algo chulo que sólo iba a ocupar tres horicas los martes a la tarde. Encima me dan de merendar y me echan piropos, ¿cómo no voy a ir?, además que siempre es un placer compartir tiempo con Michiko porque entre ir y venir, háblamos de ligues y eso mola mucho.

Koichá from ikusuki on Vimeo.

Un día Jorge me contó lo del Yosakoi, que si una coreografía, que si vente y lo ves y luego ya haces lo que te salga de la pituitaria. Y fui y lo ví y me salió de la ñata quedarme porque me pareció chulo, aunque no daba pie con bola al principio y no habré ido ni a la mitad de las clases. La copla es los domingos por la mañana muy pronto en a tomar por cleta, y si hay matsuri cerca entonces también se va los sábados. Es un disparate eso de tener que madrugar más los domingos que entre semana, pero la emoción del día de la actuación lo compensa.

Así que si echamos cuentas tenemos IkuKarate los lunes, miércoles y sábados, IkuCeremonia del té los martes e IkuYosakoi los domingos, esto nos deja libre los IkuJueves y los IkuViernes…

Pues resulta que el sábado pasado por la noche fuí a una fiesta brasileña donde hicieron una exhibición de Capoeira, y me encantó, me pareció tan distinto a todo lo demás, que me puse a preguntar aquí y allá… ¡y resulta que hay un dojo al lado de mi casa!, ¡pero al lado al ladito!, así que mira, ya tengo algo para hacer los jueves y los viernes. Y como parece que no hay casi festivales de Yosakoi en invierno, también podré ir algún que otro sábado o domingo, encima que las horas me cuadran muy bien.

¿Por qué Capoeira?, pues primero por casualidad, como casi todo lo que he empezado aquí, y porque el sitio me pilla genial. Pongamos después que el Karate es algo demasiado estricto, demasiado mecánico y más aquí donde estamos el 80% del tiempo haciendo técnicas básicas y katas, de hecho podría decir que en total he hecho más combates en las competiciones que en los entrenamientos, que ésto se dice pronto.

Tirándome el moquetis, creo que tengo cierta agilidad y una vena saltimbanqui a explotar, así que, sin dejar de ser el Karate lo más importante, físicamente hablando estoy convencido que aprender Capoeira me va a venir genial en todos los sentidos: fuerza, agilidad, flexibilidad… hasta ritmo, que los vascos nacemos con un bidé por cadera!!!

No aspiro a hacer ni una infinitésima parte de lo que hacen éstos, pero seguro seguro que algo aprendo más allá del pino-puente:

¡Mañana empiezo!

A ver si la cosa sale por lo menos, por lo menos, como todo lo demás.. :vainas:

The Gatostiable Hunters

Un enemigo común

(Gatostiabilus Aboquerus Tarambanae)

Una misión noble para un hombre noble

(ArcadioUrius Grillus Barbacas)

gatostiable-hunter-teaser_v2.jpg
By Getres (Getresus Twitterus Totus)

Un entrenamiento gónadas style

(Ninjus Cojonares Maximus)

The Gatostiable Hunter (1/2) from Capitan Urias on Vimeo.

¿Cumplirá el Captain con su misión?
:gatostiable:
¿Habrá sido suficiente el entrenamiento kintamil del sempai Ninja?
:gatostiable:
¿Será el gatostiable apalizao como sin duda se merece?…
:gatostiable:

Continuará…

:pabajo :palizero: :gatostiable: :porsaquil: :pirata: :jumjum: :nunchakero: :ostiejas: :otiaya: :copon: :twisted: :pabajo

Ése momento

El sábado me volvió a pasar, ése momento…

Es tan fácil dejarse llevar río abajo por la corriente de la rutina, que uno se olvida de que está viviendo en un país diferente. Bueno, no es que se te olvide, es que distraes, o priorizas, la consciencia y te haces tanto a ello que deja de importar.

Cuando uno viene aquí de visita por primera vez, los sentidos se saturan con tanto que reciben: el idioma, la comida, los lugares, la gente… eres plenamente consciente de tu condición de extranjero y quieres creer que resultas exótico a los ojos de los que aquí viven, aunque muchas veces lo cierto es que eres totalmente ignorado, lo que, por otra parte, no tiene porque tener un significado negativo, ni mucho menos. Yo en la gran mayoría de situaciones, prefiero que me dejen en paz, supongo que porque soy más tímido de lo que pretendo.

Pero si trabajas, si vives aquí, todo es muy diferente. Dejas de prestar tanta atención a lo que te rodea, digamos que te acostumbras a casi todo lo que te encuentras en el día a día.

Todo se hace hábito: ir a trabajar en bici, el arroz, las reverencias, las latas de café caliente, el ramen, los izakayas, los trenes… se relativiza su importancia que ya no se le da, o no más que la que yo le daría a coger el coche en Bilbao o irme de pintxos. Es ya lo normal, algo inherente al pasar de las horas estando donde estamos.

Aunque de vez en cuando surge ése momento. De repente levantas la cabeza, miras a tu alrededor y súbitamente te das cuenta de que eres el único extranjero, de que todas las personas que te rodean son totalmente distintas a tí. Nadie te mira, nadie te dice nada, no importa en realidad, pero de repente tomas plena conciencia de ello y de alguna manera te afecta, te altera, te supera un poco. No sabría catalogar la sensación con exactitud, pero tiene algo de nerviosismo, una pizca de temor y mucho de emoción por estar viviendo eso tan raro de ser el bicho raro, el diferente.

El sábado fue en el último tren camino de Shibuya con una multitud de gente apretujándose. Al abrirse las puertas de la penúltima estación, los que querían salir empezaron a abrirse camino a empujones. Entonces miré, y no ví a nadie como yo. Japoneses entrajetados, grupos de jóvenes con la noche a medio empezar junto a parejas de retirada, pero ni un extranjero. Sólo yo. De repente se me hacinaron en la mente mil pensamientos. Entre otros, en ese momento te acuerdas de todos aquellos que hablan de lo racista que es Japón. Y por un momento sientes miedo por si fuese verdad, que rara vez resulta serlo en mi mundo: yo miraba a todos, pero nadie me miraba a mí, como suele pasar.

Los lunes casi siempre soy el único extranjero en la clase de Karate, y a veces el de más nivel, con lo que me ha tocado dos veces ejercer de senpai guiando a los demás al principio y al final de la clase. La emoción cambia radicalmente, ahí me siento como un total privilegiado que está viviendo una aventura imposible de describir en los términos del sentir, algo más parecido a una película que a la realidad. Y sienta bien, si señor.

En Yosakoi soy uno de los tres extranjeros, aunque raramente nos juntamos todos, y entonces me acuerdo de lo mucho que se supone que ligamos con las japonesas, y voy yo y me lo creo durante un poquito hasta que te das cuenta que de verdad no tiene tanto como alardean algunos. El sentimiento es de impotencia, no por no ligar, sino por no poder comunicarme con fluidez en su idioma, que es el de jóvenes de veintitantos que no paran de bromear entre sí. Soy uno más… si no me hablan mucho. Tristemente participo en las conversaciones con la boca al 30% y la mente al 130%.

Tres ejemplos que demuestran que ése momento es único cada vez, igual de único que lo es uno mismo en ese instante.

Pero de éstos, el más emotivo es el del sábado, el que sucede cuando menos te lo esperas. Ese tipo de ése momento a mi me da vértigo porque viene tan de golpe que te inquieta, te violenta, te descoloca y crees que debes reaccionar de alguna manera cuando en realidad no hace falta que hagas nada. Aunque durante un rato a mi me cueste sincronizar de nuevo la respiración y el pulso con la razón.

DSC_0061-1.jpg

La mejor foto de Agosto

Sigo intentando ponerme al día con ésto de escoger el puñado de puntos de colores que compuso un momento vivido algo más del doble, para tratar de que sea olvidado sólo la mitad.

Aquél caluroso día de Agosto, me fuí con Guillermo y con Nerea a un festival donde lo famoso era que tiraban agua a los porteadores. El evento se convierte en multitudinario cada tres y ése, por suerte, no tocó. Esto nos permitió colarnos de lleno en la ceremonia de apertura donde los monjes que bendecían el altar lo hacían estrenando ilusión que a mi me pareció maravillosamente infantil.

Cuando éste hombre vió que le estaba sacando fotos, dejó de atarse el sombrero para posar lo más quieto posible y regalarme un poquito de ese momento que era más suyo que de nadie.

La sonrisa ya la traía puesta desde el desayuno y no se la quitó hasta mucho después de la cena:

DSC_0069-1-1.jpg

Cuando se aseguró que yo había acabado de hacer mis fotos, me hizo una reverencia dándome las gracias. Encima.

Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio
Junio
Mayo
Abril
Marzo
Febrero
Enero
Diciembre
Noviembre
Octubre
Septiembre
Agosto
Julio