Cosa de dos

Aquella noche fue mentira.

Por alguna razón decidí abrir la botella de vino que guardaba para compartir a la sombra de alguna que quisiera taparme la luz de la vela que compré a la par. No se dio el caso, y hacía tiempo… ya no aguanté más. Descorché ese Rioja Siglo Saco y el alcohol desinfectó heridas que empezaban a hacer nido en el corazón, ese del que uno no hace cuenta hasta que de repente late a cañonazos gritando que como siga estando solo, va a reventar.

Cuando logré dejar de apiadarme de mi maldita estampa, estaba tan borracho que no podía ni andar.

No recuerdo demasiado el final de aquella noche, pero si sé que me dio rabia estar así, que lloré muchas veces recordando que acordarse duele cuando lo que se quiere es olvidar.

Me metí en la ducha y estuve un buen rato bajo una docena de pequeños chorros de agua fría que me horadaron las malas ideas y me enjuagaron la morriña hasta que me espabilé lo suficiente como para no dar por acabada aquella madrugada de verano tirado en el futón esperando a morirme de resaca.

Cogí la cámara de fotos y me fui al templo de al lado de mi casa.

El camino de entre cinco y diez minutos lo hice en más de media hora. Me paré a sacar fotos a todo, como si hubiese decidido que no iba a seguir aquí más y esa fuese la última vez que peregrinase a verme el ombligo por dentro entre tumbas, pagodas y cerezos. Como si ya no hubiese más que rascar y ya tocase mudarse de vida de nuevo por aquello de dejar de seguir intentando reír, porque ya saldría solo.

Cuando por fin llegué, me senté en las escaleras y miré hacia la derecha instintivamente. Desde allí se ve el monte Fuji en días claros… se me olvidó el pequeño detalle de que eran algo así como las dos de la mañana. Apoyé la cabeza en la pequeña columna de la parte superior, y empecé a revisar las veinte o treinta fotos que acababa de sacar. Borré todas, no se veían más que sombras negras entre las que asomaban tímidamente luces de alguna farola cercana. Sombras negras entre las que asoman, a veces, luces… ¿a quien me recuerda?

Cerré los ojos y me quedé dormido un rato imposible de medir, lo mismo podría haber sido un minuto que dos horas. Cuando me desperté, ya con dolor de cabeza, vi a un gato negro y blanco …negro con luces… allí sentado como a dos metros de mi. Me miraba fijamente y yo le hice gestos para que viniese, aunque no lo hizo. Sin levantarme, traté de hacerle fotos con la cámara pero cuando logré acertar a quitar la tapa del objetivo, ya se había alejado unos metros. Le seguí un buen rato tratando de no hacer ningún movimiento brusco que provocase que volviese al mundo de mentiras del que había venido, hasta que se paró justo delante del edificio principal del templo. Decidí sentarme a dos o tres metros de él, a veces le sacaba alguna foto aunque la mayoría del tiempo sólo le miraba.

Él, o ella, no se movía más que para rascarse la cabeza como dudando si se fiaba del único ser vivo cercano más grande que él.

Finalmente vino y me rodeo un par de veces antes de decidir sentarse a mi lado. Se dejó acariciar e incluso parecía querer contarme su vida de gato de templo soltando maullidos a modo de charleta desconsolada.

Agradecí su compañía, me gustó hablar con el.

Desperté al día siguiente en mi casa con un dolor de cabeza horrible. No recuerdo muy bien el camino de vuelta pero a juzgar por la laguna de recuerdos, parece que la ducha no logró contrarrestar ni de lejos los grados del Rioja.

Incluso dudé que había salido la noche anterior… hasta que vi las fotos que me contaron que aquella madrugada de verano fuimos dos los que nos lamimos las heridas.

Otra vida más

La vida es el resultado de las decisiones tomadas en el pasado junto a grandes dosis del impredecible y muchas veces burlesco azar. La rutina del día empieza y acaba casi siempre de la misma manera aunque uno nunca sabe que va a pasar en el medio, que es donde suele estar la miga que pellizcar si uno aprende a no dejarse llevar por el vil pasar de las horas.

Elegí irme del trabajo anterior y fruto de esa decisión unido a mucha suerte de cuya magnitud quizá no soy consciente, hizo que empezase unos días después en una nueva oficina donde llevo una semana aprendiendo cómo se corta la baraja en la empresa más japonesa en la que he estado nunca. Fui yo quien decidió anteponer la ley de no tolerar jamás tratos intolerables y me fui. Pero fue el azar el que quiso que pasase de PHP y Objective-C a Ruby on Rails, de contratos temporales por sistema a condiciones en condiciones. Mi vida ha mejorado porque tome una decisión cambiando algo que debía ser cambiado en ese preciso momento, el azar hizo lo demás.

Me apunté prácticamente sin pensar a la maratón de Tokyo en la que es muy difícil que te cojan. Quise seguir adelante en serio cuando lo hicieron y de nuevo mi vida cambió radicalmente. La elección la hice yo, la suerte hizo el resto. Ahora corro durante toda la semana y miro al domingo 26 con mucha ilusión y entusiasmo porque sé que es un día que no olvidaré jamás. Pero también he tomado la decisión de no seguir por este camino porque no me gusta en qué se ha convertido esta parte de mi vida en los últimos cuatro meses. Han cambiado muchas cosas; me encuentro mucho mejor físicamente pero no es lo que quiero hacer con mi tiempo libre así que ya he tomado cartas en el asunto. Dejar de correr todos los días es sin duda una provocación al azar que seguro que cruza algo nuevo en mi camino. Por de pronto retomaré Karate con muchas ganas y estoy convencido de que la motivación con la que afrontaré este regreso al dojo traerá algo más consigo.

El otro día un viejo conocido de cerca de Bilbao me dijo que yo tenía mucha suerte, que tenía un buen trabajo, que estaba en buena forma, que hablaba idiomas, que conocía mundo, que parecía que había nacido con una flor en el culo. Este buen hombre dejó los estudios hace muchos años porque no le llenaban, llevaba muchos meses en el paro y me contaba que había engordado por culpa de la ansiedad que le provocaba la situación. Encontró trabajo, uno que dice odiar con toda su alma tanto como a la mayoría de sus compañeros, aunque tampoco va demasiado a menudo porque tiene dolores de espalda debidos a su sobrepeso que le obligan a cogerse bajas frecuentemente. Me decía que me tenía envidia, que todo me salía bien, que ojalá fuese yo.

Que ojalá fuese yo.

Cuando llegué a Japón 5 años atrás, mi vida estaba tan rota que se me escurría el alma por las grietas. Estaba tan solo entre tanta gente que me sentía triplemente vacío.

Pero por mis huevos que me aseguré de mirar una y otra vez las cartas que me tocaron y de empezar a jugar hasta que pude arrastrar o cantar las cuarenta aunque fuese de Pascuas a San Pedro. Porque la cosa va así: casi nunca se gana, lo normal es que pierdas o que te quedes como estabas.

«Que ojalá fuese yo» me dice. Y el tío, más cerca de los cuarenta que de los treinta, todavía no ha empezado ni a barajar las cartas.

Que ojalá fuese yo.

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Ilustración de Andrés Jarit

IV Clase de cocina: Marmitako y Pan

Las clases de cocina para japoneses se las inventó el tío Chiqui. Todo empezó con alquilar un local en un centro social de Ikebukuro con cocinas y probar a enseñar a cocinar Paella. Chiqui me propuso hacer de traductor y aunque al principio la cosa me impuso muchísimo, la experiencia mereció mucho la pena, tanto que la segunda clase no se hizo esperar demasiado, la de Tortilla de patatas y Gazpacho andaluz.

Pillamos carrerilla, ya le teníamos pillado el truco a los preparativos previos, a organizar los equipos, a controlar el tiempo y ya fluía la traducción albaceteño-japonés aunque para la tercera clase no hizo demasiada falta, porque Mireia, nuestra profesora invitada, habla japonés bastante mejor que yo. Allí se hicieron Croquetas y Moje manchego.

Tras el parón navideño, volvemos con una nueva edición. Esta vez me he animado yo a hacer de chef preparando Marmitako y el tito Chiqui nos enseñará los secretos con los que entre fogones cocina ese pedazo de Pan que tan bien le sale:

La clase será en lkebukuro el 4 de marzo, un plan como pocos para pasar la tarde del domingo: juntarse con gente majísima, cocinar, aprender y luego comérselo todo junto regado con algún vino de nuestra tierra.

¡Y es el domingo siguiente a la maratón de Tokyo, así que no habrá prisa!
:cocinicas:

Un mes para la maratón de Tokyo

Ya estamos en la recta final… después de tres meses siguiendo a rajatabla el plan de entrenamiento, ya sólo quedan cuatro semanas para plantarme en Shinjuku a tratar de llegar vivo cuarenta y pico kilómetros después a Odaiba,

Pensar en el día de la carrera es emocionante… correr junto a miles de personas por el centro de Tokyo es algo que seguro no olvidaré nunca: los rascacielos de Shinjuku por entre los que he paseado tantas veces, el palacio imperial donde vive mi primo, la Tokyo Tower, Asakusa y su nueva Sky Tree, Ginza y sus lujos… y finalmente Odaiba via Tsukiji. Me emociono sólo de pensarlo, de verdad, no veo el momento de que llegue el día.

Como tampoco veo el momento en que se acabe esto. Tener que salir a correr prácticamente todos los días de la semana con el frío que hace es muy muy duro. Al principio las distancias no eran tan largas y había días de descanso entre medias, ahora no, ahora sólo toca estarse quieto un día de los siete.

La intensidad y frecuencia del ejercicio tiene consecuencias. Algunas son sólo anecdóticas, como que me tiro todo el día poniendo lavadoras y que no hago más que comer porque tengo más hambre que el de megaupload (me han dicho que va a cambiar lo de las descargas, ahora en vez de megas va a ir por fanegas, te puedes bajar hasta 40 fanegas sin pagar).

La que no me gusta tanto es que estoy todo el día cansado, después de correr puedo dar por finiquitado el día, me suele entrar un sueñaco que me anula para cualquier otra actividad de las mías: básicamente después de trabajar y correr, me estranco en la cama a esperar al día siguiente que se presenta parecido.

Y lo que es peor: llevo como un mes y medio sin ir a Karate, y esa era de las razones más importantes por las que yo me vine aquí. Esto no puede seguir así.

Está claro que yo me lo he buscado: presentarme a una maratón sin haber corrido en serio casi nunca implica tener que apechugar si se quiere llegar en condiciones. Así que me está tocando correr por obligación la gran mayoría de los días, y así no se disfruta. Un hobby no puede ser por obligación porque entonces no es un hobby.

Resumiendo: voy a correr la maratón de Tokyo, me estoy dejando la vida en prepararme y no voy a dejar de hacerlo, por mis huevos que me planto allí con la mejor forma física de toda mi vida y que ese día lo voy a disfrutar como nunca. Que si, que seguro que es una experiencia que me cambiará para siempre, ya lo ha hecho desde hace un par de meses. Pero ojo, que dedicar mi tiempo libre sólo a correr está muy lejos de entrar en mis planes.

Cuando acabe todo esto tengo cuatro obligaciones morales:
1- Beberme todas las cervezas que me deje el del izakaya
2- Arrasar con el primer Moss Burguer que vea como si no quedasen ya vacas en el mundo
3- Volver a Karate, que es lo mío, y ponerme las pilas de nuevo enfilando el examen de tercer dan
4- Volver a vivir, coño, que esto no es vida

Y si luego apetece salir a correr una tarde, pues se sale.

Kyoto 2011

Hoy tengo que correr 32km y en la calle a parte de hacer un frío del copón, está lloviendo. Así que de mientras me hago a la idea, me he puesto a repasar las fotos del viaje de Kyoto del año pasado. Llevo mentalizándome como tres horas… así que ya va siendo hora de ponerme a plantar un pie delante del otro hasta que no pueda más.

Pero antes, aquí dejo algunas de las fotos que más me han gustado y no he publicado aún.

He estado tres veces en Kyoto y nunca he ido solo. Me sorprende darme cuenta de que dependiendo de la persona con la que se esté, los mismos sitios huelen, se ven, se sienten tan distinto que no parecen ser los mismos. Me pregunto si no son solo los lugares, sino la vida misma la que se deja saborear o nos abruma dependiendo de con quien se comparte…

Bueno, voy atándome los cordones ya. Hasta dentro de tres o cuatro horas no llaméis, que no cojo. Voy de gris, si resulta que me veis bajando las escaleras de algún templo de dos en dos, no dudéis en saludarme, me gustará deciros adios con la mano mientras trato de robarle sorbos al aire, que hoy viene más gélido y traicionero que de costumbre.

Toilet Origami

El otro día me compré papel higiénico y me vino un panfletico que me hizo mucha gracia. Resulta que te cuentan ahí, como si no quiere la cosa así en frío, cómo hacer origami con el papel higiénico…

Espera, que lo digo otra vez:

¡¡ Origami con el papel higiénico !!
:pirao: :pirao: :pirao:

Usease que si quieres que tu cuarto de baño tenga un toque original al lado del trono real, la cosa es sentarse y liarse a tratar de hacer el perro, la mariposa o el conejo con el rollo canutero:

Como otra cosa no, pero gilipolleces yo hago todas las que me encuentro, ésta mañana me he puesto manos a la obra y he intentado hacer la mariposa. El papel higiénico es súper suave (como se merecen mis sagradas posaderas), así que no hay manera de hacer ninguna doblez que dure… total, que me ha salido un truño bastante lamentable, pero es mi truño!! estoy muy orgulloso de él!!

La historia es que ahora no me atrevo a deshacer tamaña obra de ingeniería, así que nos iremos haciendo amigos del dueño del bar de la esquina porque igual nos pasamos más a menudo…

Total, que este nuevo arte emergente tiene twitter con el background más higiénico nunca visto, facebook y página web (http://toiletorigami.com/ ) donde te enseñan otras figuras posibles a crear con el ilustre pergamino nalguero:

¡Así si va uno al baño!
#asiSi

Ooedo onsen monogatari

Para mi el invierno es una putada. Hay gente que tiene herpes, otros acné, a otros le salen almorranas y a mi todos los años me sale un invierno que me dura tres meses. Ha tenido cantidades ingentes de webetes que la maratón de Tokyo sea a finales de Febrero, el mes que más frío hace con diferencia. Gracias Daibutsu, de corazón, te voy a ir a tirar huevos cualquier tarde.

Total, que uno está siempre enratonao hecho un bichobola en una esquina de la casa, y si hay que salir, se han de elegir bien los planes porque no me acaba de convencer eso de que el ciruelo florido se me convierta en una avellana. Así que si un día lo dedicamos a calentarnos por dentro a base de ramen Yokohamil, otro día nos fuimos a un pedazo de onsen que hay en Odaiba donde uno se puede tirar todo el santo día remojando los colganderos.

El caso es que este no es un onsen típico, es como un parque temático onsenero… A ver si soy capaz de explicarlo: tu entras y dejas los zapatos en una casilla al lado de la puerta, pagas la entrada y con ella te dan una pulsera con un código de barras y te hacen elegir uno de los yukatas.

Pasas al vestuario, te despelotas, metes toda la ropa en la taquilla y te pones el Yukata.

Cuando sales del vestuario, te encuentras algo parecido a la plaza de un pueblo japonés de hace 60 años con un montón de restaurantes con comida de todo tipo: takoyaki, sushi, yakitori… y cerveza, mucha cerveza. No olvidarse que llegados a este punto, todo el mundo está en yukata con lo que el ambiente es muy bonito, muy pintoresco.

No se paga con dinero: si compras algo te enchufan al código de barras de la pulsera y ya ajustaremos cuentas al salir. Puedes comer y beber, ver espectáculos de magia o bailes que de vez en cuando montan allí en medio, tumbarte a dormir en cualquier sala de esas con tatami… o meterte al onsen, que es de lo que se trata el asunto. En este caso tenemos un montón de bañeras de distintas temperaturas, saunas y el clásico rotemburo al aire libre. De esto no hay fotos, claro (como no me meta la cámara en algún oscuro orificio…)

Para mi la gran pega de los inventos estos es que no puedes hacer plan de pareja, vamos, que siempre llega el momento en que uno se va para un lado y el otro para el otro y cuando nos hemos jartado de enseñar el ojal, nos juntamos a la salida. Pero aquí está todo pensado!!, en este caso hay una zona al aire libre donde tienen aguas termales para los pies y puede estar todo el mundo junto. No se ven pitos, pero tampoco te ven la flauta.

Nosotros duramos poco en eso al aire libre, después nos metimos cada uno a su onsen y quedamos al de media hora para comer porque otra cosa no, pero cocerse en una bañeraca de estas da un hambre que no veas. Luego pues estuvimos allí en la placica esa vegetando un rato y antes de marcharnos, nos volvimos a recocer.

Camino a casa parecíamos dos merengues… yo pensaba que no tenía ni huesos ya.

:gustico:

A mi me parece un muy buen plan, mil veces mejor que el «museo» ese de Yokohama sin duda y encima entendí que a una mala te puedes tirar ahí toda la noche sin problema!.

Ojo, que aquí pasa la de prácticamente todos los onsens: si tienes tatuaje, es probable que te echen. Así que toca hacer la de la pegata, método totalmente absurdo donde los haya, pero que funciona:


Web: Ooedo Onsen Monogatari
Estación: Telecom center de la Yurikamome
Horario: Lo último que entendí es que te puedes tirar ahí metido toda la noche, si te da la gana

Nueva estación en la Yamanote

No tendría longevos los huevos colganderos,
si no metiese ya desde enero un post regulero

:regulero:

Estaba aquí comiéndome una mandarina de las de piel bailante cuando de repente he notado una perturbación en el sobaco. Parece ser que ya estaba tardando en plantarme aquí al estilo calderiller y enchufar un post juntando cuatro letras con algo que ha aparecido en otro blog y quedarme tan peripuesto. Así que nos ponemos a ello fusilando, además, las imágenes y el vídeo para que la cosa sea 100% vergonzante:

La movida es que después de 40 años, van a construir una nueva parada en la línea Yamanote de Tokyo. Concretamente entre Shinagawa y Tamachi, cosa que a mi me da muy igual, pero este concepto melasudense casa con el espíritu del post regulero, así que mira, perfecto.

Por lo visto con esta tendremos ya 30 estaciones desde que en 1971 se abriese la de Nishi-Nippori que es famosa porque nadie sabe qué hay.

La razón de abrir la nueva estación es que va a pillar más o menos cerca del aeropuerto de Haneda desde el que están saliendo cada vez más vuelos internacionales, así que vendrá bien o algo. Lo que está claro es que el alquiler de los pisos de cerca de esa estación se duplicarán nada más que por pasar a estar dentro de la Yamanote.

Dentro vídeo (que he visto de milagro):

Por aportar algo al post contaré que yo una vez me quedé dormido en la Yamanote y pasé por Gotanda dos veces. También he llegado a subirme al portaequipajes y tumbarme ahí un rato mientras me sacaban fotos y tuve un momento muy chungo cuando pensaba que no llegaba a ir al baño de la siguiente estación y poco faltó para que montase la de Dios es Cristo ahí dentro… Ah! y una vez que vi a un malnacido イオpu田 pegarle una hostia a una pobre chica.


Fuente: Japanprobe, ¿quien iba a ser?
Regulerers: todos, no he tardado ni 10 minutos en escribir esto
Comentarios esperados: 2, uno del Capitán Urias diciendo cosas de chinos, y otro de alguien inesperado que «no comenta nunca pero me lee siempre», y que lo mismo le salen agujetas poniendo algo.

:regulero:

Museo de Ramen de Yokohama

Últimamente no hago más que comer ramen… ¡me pongo tibier!. Tiene su explicación: como parece que es importantísimo comer carbohidratos la media hora después de correr y corro prácticamente todas las noches, cuando vuelvo llego congelado cual Gari Gari Kun. Y claro, no existe mejor carbohidrato conocido que una buena bañera de ramen con su sopa calentica y sus tropiezos fideeros.. ¡se recupera uno del copón!

El asunto es que uno de los días de las vacas de Navidad nos fuimos al museo de ramen de Shin-Yokohama a echar la tarde. Yo me esperaba un sitio donde te contaban un poco la historia del ramen: de donde vino este plato, tradicionales maneras de prepararlos, anécdotas…

¡ nanai !
:otiaya:

Aquí lo que hay es una pequeña reconstrucción de las calles del Tokyo de después de la guerra con restaurantes de ramen que te preparan especialidades de todo Japón. En teoría son restaurantes seleccionados por su calidad, aunque tengo que decir que el ramen que se zampa en un sitio que me sé yo en Odaiba no conoce rival ni será nunca superado.

Vamos, que no te cuentan nada, allí va uno a ponerse hasta arriba de ramen, que, todo hay que decirlo, no me parece mal plan en absoluto. Además como en teoría todos los restaurantes tienen su propia receta, puedes pedir un «mini ramen» para que te de el depósito para comerte más de uno.

Luego tienen una tienda con mil gaitas relacionadas, y poco más. Está bien para pasar un rato, zampas y das un pequeño paseico por las mini calles, echas unas fotos… y te vas por donde has venido para seguramente no volver más.

Eso si, mi ramen toscanil después de las carrericas nocturnas no me lo quita nadie, que voy ahí subiendo cuestas y lo voy oliendo ya!!!

-=≡ヘ(* – -)ノ


Web: ShinYokohama Ramen Museum
Entrada: 300 pepinos
Pa aprender sobre el ramen en condiciones: Tampopo

Otras vidas

No soy un fulano con la lágrima fácil, de esos que se quejan sólo por vicio; si la vida se deja, yo le meto mano y si no, aún me excita mi oficio. Pero como además sale gratis soñar y no creo en la reencarnación, con un poco de imaginación partiré de viaje enseguida, a vivir otras vidas, a probarme otros nombres… a colarme en el traje y la piel de todos los hombres que nunca seré.

Sabina fantaseó con desconfiar del mundo con ojos ajenos, se metió a tantos oficios como rimas cupieron en donde fuera que fuese que escribiese aquella añeja canción en la que concluía que de poder trocar su alma, sería de poeta a pirata; canalla de todas todas.

Yo me he inventando mis otras horas muchas veces y aún a riesgo de marear todavía más a la brújula que malguía mis zapatos, paso a inventariar aquellos trabajos que aquí y allá me resultaron veces y veces más tentadores que el desilusionante quehacer de juntar unos y ceros al que tuve a mal dedicarme hace ya una década y algunas lunas:

Profesor de Karate


Lo fui durante un año con dos clases fijas a la semana de chavales de menos de 10 años y después de mayores de 15 años. Ahora tengo infinitamente más conocimientos aunque me queda muchísimo por aprender y estoy en mucha mejor forma a pesar de la diferencia de edad. Me imagino contando lo que llevo aprendiendo aquí desde hace 5 años y se me emociona el corazón y me chispea la nuca.

Convertir una de las mayores pasiones de mi vida en mi trabajo es un sueño que nunca tacharé mientras haya noches por soñar dondequiera que esté la cama o el futón.

Profesor de escuela


Esta viene de mi madre que no veía claro que fuese yo a acabar la carrera de informática (yo tampoco las tenía todas conmigo). Me decía que se me daría bien ser profesor, que me metiese a maestro. La verdad es que lo pensé mucho más de lo que he confesado nunca, profesor de escuela, no de instituto que lidiar con adolescentes no creo que sea algo con lo que yo estaría a gusto (en las clases de Karate tenía excusa para pegarles!).

Enseñar a los chavales como me enseñó mi profe Begoña matemáticas, que era un gustazo ir a sus clases. O mejor todavía: profe de educación física… creo que echo de menos mucho el trato humano y de siempre se me han dado bien los niños.

Dueño de una cafetería o bar


En mi vida laboral me falta algo que creo fundamental para poder mirarme al espejo sin que haga frío: satisfacción. No tengo ni un ápice. Trabajo delante de un ordenador todo el día sentado; a veces me gusta más y a veces menos, pero me he dado cuenta que es dentro de los límites del contexto de la actividad. No se puede comparar la satisfacción que pueda aportar que una página web tenga muchas visitas o que cargue rápido a que un cliente que ha probado un nuevo menú vuelva a la semana siguiente con sus amigos. Creo además que es mucho más real algo que haces con tus manos y se puede tocar, comer, oler… que lo que sale en una fría pantalla de ordenador sabiendo que, encima, sale con fechas de caducidad y validez ridículas. Por no hablar de los mil y un estúpidos procedimientos, documentación y formularios que normalmente no valen para nada en los que se malgasta no sólo tiempo de oficina, sino tiempo de mi vida que es lo que me importa a mi. El «total, mientras me paguen» hace tiempo que me dejó de valer, dentro de una oficina es donde respiramos la mayor parte del aire que nos toca.

Decorar mi propio local, elegir hasta el más mínimo detalle: las compras en el mercado para cocinar, la ambientación, la música, probar nuevos menús, organizar eventos… por muy sacrificado que dicen que es, que seguro que lo es, estoy convencido que la satisfacción de ver a tus clientes satisfechos compensa cualquier dificultad y desdeluego que supera a cualquier email que uno pueda recibir en la artificial y farsante bandeja de entrada por muy de felicitación que sea.

Guía turístico


Cuando estuvimos en Barcelona preguntamos en una oficina de turismo sobre la mejor forma de movernos por la ciudad. Nos atendió un tío de Cadiz con tanta alegría, contándonos todo con tanta pasión que envidié poder tener un trabajo semejante… que te guste tanto algo, que disfrutes tanto haciéndolo que cualquiera pueda sentirlo desde fuera. Nos alegró la mañana, y todavía hoy nos reímos acordándonos de él.

Pues yo digo más, últimamente me veo llevando un rickshaw por Asakusa, cuidado aquí con la locura. Esta gente hace recorridos por la zona parando en los sitios de interés para contar su historia: la pagoda, la entrada del templo, la reciente Sky Tree… Yo me los imagino estudiando las leyendas, las anécdotas de cada rincón y supongo que entrenando para poder ser capaces de llevar ese ricksaw en el que caben dos adultos y un niño. Y les ves parados sacándose fotos con las familias, riéndose con ellos, escenificando peleas pasadas, corriendo tratando de adelantar al autobus antes de que cambie el semáforo…

Esta locura es mucha locura: implicaría hablar japonés a la perfección, estudiar mucho sobre la zona, tener don de gentes y… que a la empresa no le importase que un extranjero hiciese ese trabajo… prácticamente imposible, pero, oye, ¿te imaginas?

Una variante de esto sería la de organizador de viajes al más puro estilo Chiqui: buscar los mejores rincones de este país y poner sobre el papel quince días de visitas a lugares que han hecho que me falte el aliento, restaurantes encontrados con los años al margen de interesadas guías de viajes, excursiones de las de ir por entre senderos en la montaña y encontrarse templos de los que nada se ha escrito… lo dejé caer en su día cuando hablé del viaje de Chiqui y no hubo respuesta, quizás haya que volver a hacerlo mucho más en serio.

Fotógrafo


De un tiempo a esta parte, y a pesar de no entender demasiado sobre el tema, me he aficionado mucho a la fotografía. Tengo la cámara réflex más barata que vendían, un par de objetivos extra, un trípode de los báratos y sin embargo el disco duro del ordenador a rebosar de parpadeos robados entre Japón y Bilbao. Imagino levantarme por las mañanas con la misión de sacar tal o cual foto y que me paguen por ella; cargar la cámara al hombro y buscarle las cosquillas al horizonte para que se parezca un poco a la locura en que lo convierte mi imaginación.

Hoy un luchador de sumo, mañana una geisha, pasado el templo más pequeño que te puedas encontrar… pero Oskar, una vez más, ya sabes que la foto que más te pagaríamos sería la de esos ojos que te desvalijaron el corazón…

Actor / presentador


Siempre he pensado que tengo cierto don de palabra, vamos, que no me suelo estar callado ni sorbiendo la sopa y los últimos años me han enseñado a no ponerme nervioso delante de mucha gente. Por ejemplo, el nuevo trabajo que he conseguido ha sido haciendo la entrevista en japonés. Tantas otras entrevistas, algunas apariciones en la tele y la radio y muchas historias en las que siempre estoy metido supongo que tienen mucho que ver. Quiero decir que sé interpretar un papel y que creo que no se me daría mal actuar delante de una cámara o en un escenario aunque no tengo claro haciendo qué.

La fantasía tocó techo cuando no dudé en ponerme a hacer volteretas mezclando Capoeira y Karate vestido de traje en la audición de la NHK.

Cantante lo descartamos porque poco tardarían en exportarme del planeta.

Escritor


En ello estamos, aunque al igual que la de fotógrafo, no creo que se pueda vivir de esto, pero vamos con lo mismo: tiene que ser grande la satisfacción de tener tu propio libro en tus manos y confieso que me siguen emocionando muchas de las historias que escribí hace tiempo cuando las leo y no es raro que acabe llorando a lágrima viva, aunque también es verdad que en la gran mayoría soy juez y parte

Policía


Ni en broma!!!

¡Feliz año 2012!
¡que os cuadren las cuentas!

Un año en imágenes

Uno nunca sabe que va a pasar. Yo podría decir que este año he aprendido más que ningún otro de mi vida, que la realidad supera cualquier ficción o imaginación. Ha sido un año de sustos, alegrías, emociones y finalmente cambios, un año en el que he aprendido tanto… pero tanto…

Al estilo de Héctor, voy a tratar de elegir las fotos que quizás resumen los momentos más relevantes de los últimos doce meses. Sé que no están todos, pero si que será una recopilación muy representativa de lo vivido. Esta vez si que me voy a centrar en la calidad de las imágenes, vamos a ello:

Diciembre empezó celebrando la noticia de que Guille había conseguido el cinturón negro de Kendo, que yo sepa a estas alturas ya va por el segundo dan.

En Enero nos fuimos a Nikko de excursión, de los primeros viajes que hacíamos juntos la señora de Toscano y yo. Alquilamos un coche y nos fuimos a un parque donde había maquetas de las maravillas del mundo, estaban muy muy conseguidas!

En Febrero recibí el diploma del segundo dan de Karate de manos de Suzuki Sensei, firmado por Kanazawa Kancho. El examen fue el día de Navidad y creo que es el mejor que había hecho nunca. Al llegar a casa y abrirlo sobre el tatami, me deshice en lágrimas.

Marzo, el mes del terremoto, del tsunami con miles de víctimas directas, la crisis nuclear de Fukushima, la incertidumbre de los que vivíamos relativamente cerca, los cortes de luz.

Abril fue el mes en que florecieron, seguro que con más fuerza y belleza que otros años, los cerezos. Los corazones se nos tornaron algunos tonos más blancos a la par, como si empezásemos a reconciliarnos de nuevo con el planeta.

En Mayo me volví a Zalla después de dos años seguidos en Tokyo, me olvidé de un tirón de terremotos, radiaciones, accidentes de moto y pasé semana y pico con los míos. Volví pero no lo hice solo, y los días fueron mágicos.

Del mes de las lluvias, Junio, no tengo ninguna foto que merezca la pena aunque si que hice alguna que otra excursión cuando el tiempo me dejó. Eso sí, ninguna como la de Nokogiriyama que hicimos en Julio. Si vas con amigos a sitios así, raro será no seguir acordándose durante muchos años de los momentos vividos.

También mi cuenta de Flickr empezó a tener más movimiento, vete a saber porqué, y eligieron algunas fotos para venderlas en Getty Images. Lo cierto es que aunque han elegido bastantes más después de aquello, no se ha vendido ninguna, así que no tengo claro que sirva para algo. De todas maneras, me gustó mucho que una de las seleccionadas fuese la de mi padre llevando a mi sobrina, a mi me encanta por motivos obvios, pero también por la diferencia de color de pelo de los dos… aiss…

En agosto pasó de todo: asistí a un funeral, nos fuimos a Hakone, me presenté al nacional de Karate en el estadio olímpico de Yoyogi, nos fuimos a Yamanashi y finalmente todos juntos acabamos en un pueblo abandonado llamado Nichitsu donde pasamos un día imposible de olvidar. Muchas veces digo que yo en verano vivo el doble, ahora que es invierno y estoy enratonado delante del ordenador, lo confirmo.








En septiembre hicimos la segunda clase de cocina española para japoneses, nos fuimos al béisbol y poco más bloguerilmente hablando. Lo cierto es que fue un mes muy especial donde celebramos mi cumpleaños, pero me guardo muchas cosas para mí. No os enfadeis conmigo hombre que aunque cuento muchas cosas, hay algunas que deben ser solo mías!

En octubre vimos un matsuri en mi querido Honmonji y también nos fuimos a Kyoto; me estoy dando cuenta ahora que este año he hecho más viajes que nunca! eso es bueno, Tosca, eso es bueno. También me enteré que me habían cogido para correr la maratón, se anunció la tregua de ETA y se murió Steve Jobs




Fotográficamente hablando, noviembre empezó con el Halloween donde mis colegas se disfrazaron todos de Zombies y quedaron geniales. Por culpa de la maratón y los entrenamientos que me dejan cansadísimo, me estoy privando de muchas cosas este año… por eso digo que una y no más, Santo Tomás!! También me di cuenta que el entrenamiento de la maratón empezó a dar sus frutos, gané algún combate de Karate en una competición y pasó el incidente con mi ex-jefe que me ha llevado a cambiar de curro.



Diciembre todavía no ha acabado, así que no tiene demasiado sentido resumir lo que ha pasado porque está pasando todavía.

Lo que si que me he dado cuenta es que por alguna razón ya no publico tantas fotos en el blog como lo hacía antes aunque si que he ido sacando algunas que me gustan especialmente y que he ido subiendo a Flickr día si día también. Permitidme que ponga aquí las últimas, estén publicadas o no, y ya cerramos el año como debe ser:

Ah, si, todas las fotos, absolutamente todas han sido tratadas. Sigo sin creer que sea algo malo!!.

Nuevo curro

Mi misión sigue siendo dejar de rascar teclas, es mi proyecto de vida a medio plazo porque sigo sintiendo que vivo dentro de un teatro que poco tiene que ver conmigo. Tengo que reconocer, y he de ser cauto aquí, que si he llegado a Tokyo es gracias a haber estudiado informática y que si puedo permitirme cambiarme de trabajo con relativa facilidad es precisamente porque mi trabajo sigue teniendo demanda, al menos por estos recovecos. Tengo más de un amigo que se ha tenido que marchar después de meses tratando de encontrar algo de lo suyo sin éxito.

Repasando lo vivido los últimos años: trabajé año y pico en una empresa japonesa a media jornada mientras la otra estuve programando una red social, después pasé a tiempo completo en esta última desde casa aproximadamente un año, luego por temas de visado me cambié a la oficina actual en la que llevo otro tanto hasta que finalmente el presidente de la empresa lió ahí un disparate y mi orgullo me hizo dimitir casi a la semana siguiente.

Hablando de la dimisión, parece que se han sorprendido bastante, lo cierto es que yo no tenía pensado cambiarme de trabajo. Lo que hago ahora no está mal, de vez en cuando aprendo cosas nuevas y el ambiente es muy bueno porque al presidente la verdad es que no le vemos casi nunca o prácticamente nunca, aunque lo más importante es que no metemos casi nunca horas. El caso es que ayer lo anunciaron oficialmente, y me emocioné mucho cuando muchos compañeros vinieron a preguntar por qué y me deseaban suerte. Yo pensé que iba a seguir en esta empresa por bastantes años hasta poder dar el salto al bar de pintxos o la cafetería que tanto hemos hablado la futura señora de Díaz, madre de mis siete hijos, y yo, lo que son las cosas.

Durante este tiempo he hecho alguna entrevista, ayer mismo tuve la segunda que me ha tocado en japonés. Me sorprendí de ver que soy capaz de desenvolverme, entender y contestar casi todas las preguntas aunque seguramente meta mil gambas por frase, pero coño Tosca, quien te ha visto y quien te ve.

Pues esta semana, la misma que anuncié mi dimisión, me llegó una oferta de una de estas entrevistas que ayer mismo acepté. Todo perfecto, dimito sin tener nada y acto seguido me sale algo: me sigo mirando el culo a ver por donde va a salir la flor aunque como es invierno todavía parece que no brota.

¡Me cambio de trabajo!, paso a una empresa donde parece que haré un poco de todo, pero que empezaré con aplicaciones para el iPhone que es algo que ya he tocado y me apetece muchísimo hacer. También hay Ruby on Rails por el medio y supongo que mucho jQuery y jQueryMobile salpicándolo todo. Sigue siendo rascar teclas, pero de momento ya tengo algo que no tenía hace meses: ilusión, tengo mucha ilusión y muchas ganas de empezar en el nuevo sitio, de espabilar todavía más con el japonés, de convertirme en el jefe del Objective-C…

Empiezo en febrero y en la oficina del fanegas correoso me quedan como tres semanas, así que tendré como diez días por el medio para pasar página y recapacitar un poco más sobre lo sucedido.

Febrero, el que iba a ser el mes de la maratón, ahora se ha convertido en el mes de la maratón y el curro nuevo. El 2012 viene cañero, ¿que no?

Pasad buenas fiestas y manteneos calenticos!

Himiko

Aunque parezca mentira, yo de Japón en general y de Tokyo en particular no tenía nizorrer cuando me dieron la beca aquella del Gobierno Vasco para que me viniese seis meses a tratar de ayudar al amigo Takeshi a entenderse con los de Gasteiz. Pero es que nizorrer nizorrer.

No creo que les ayudase mucho, por cierto, porque me pasé el otro día de visita por la oficina y aquello estaba más desierto que el spotify de un sordo.

El caso es que eso creo que fue algo bueno, lo de no saber ni paparraca del lugar, porque las sorpresas venían una detrás de otra, ya os podéis imaginar: seis meses con casi todo pagado y más tiempo libre que el solarium de Iniesta… tu me dirás cuando me veré en otra como aquella.

En una de esas de pasear sin saber muy bien para donde, apareció un barco por allí por el medio que parecía una nave espacial, un cacharraco que molaba mucho ver y que seguro que molará mucho más montarse (no se ha dado, no se ha dado, que ando más agobiado que el dietista de mi jefe el chubi, pero todo se andará).

El bicho en cuestión se llama «Himiko» en honor a la reina de homónimo nombre (sudada aquí: homónimo!! jodé que palabracaaaa) que por lo visto fue la primera reina reconocida de la historia japonesa, y está diseñado, ojo, por un tal Leiji Matsumoto que es un dibujante de cómics japonés.

Vamos, que le dejaron a un creador de historias de ciencia-ficción como la de la peli de Battleship Yamato, que dibujase un barco siguiendo su propio criterio, y este buen señor se cascó semejante alarde de cachivache. Él dice que tratando de emular la imagen de una lágrima, habría que ver cómo llora aquí Matías porque tu me dirás luego cuando veas las fotos.

El barcobús va y viene de Asakusa a Odaiba y no es raro que

se deje ver en algún rincón del cuadro pintado entre olas de mentira sobre el horizonte de rascacielos imposibles en el que se entreteje la realidad Tokyota.

(Toma ya! tiembla Neruda!)

Si cualquier día le saliesen un par de alas y despegase, no te creas tu que me llevaría las manos a la cabeza tampoco.

A ver si lo veis en todas las fotos:



Pros

Cada cual es cada cual con sus circunstancias, su flequillo y sus orejas. Seguramente si esto mismo lo escribiese cualquiera de mis paisanos aquí, no coincidiríamos en muchos puntos. El caso es que me ha dado por hacer una lista con lo que me gusta de vivir como vivo, las ventajas, los pros que le veo a ser quien soy y estar como estoy: un tipo bajito de 35 años que lleva los últimos 5 viviendo sólo en una madriguera en Tokyo de poco más de 20 metros, una ducha y tres baldosas.

Vamos a ello:

– no veo la tele prácticamente nunca, quiero decir que no veo lo que echan normalmente, lo que hago es enchufarme algún capítulo de alguna serie desde la cama todas las noches antes de dormir. Me gusta no tener ni idea ni de famosillos, ni de programas del corazón, ni de política, ni de fútbol ni de nada de tintes borreguil borreguenses que nada tienen que ver con mi vida. Ese tiempo lo empleo en hacer ejercicio, estudiar, afotar, escribir, dibujar, pasear… esencialmente no parar quieto, por no tener, no tengo ni sofá donde aperrearme.

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– vivo sólo, con lo que puedo hacer muchos «experimentos» sin dar explicaciones: salir a correr a las tantas de la noche, hacerme cursos de edición de vídeo o fotografía de madrugón antes de ir a currelar, comer sólo ensalada con almendras y cenar pescado durante una semana y ver como va la cosa, pasar noches enteras por ahí y volver cuando yo quiera, pirarme de repente a afotar eclipses con la rasca… probablemente viviendo en familia / pareja no podría ser el loco de los deportes que soy ahora con todo lo de la maratón: que cuando no estoy corriendo, estoy estirando mientras ceno, subiendo paredes o en clases de Karate. Nunca he sido tan libre como lo soy ahora y sé que no va a durar, probablemente para bien, pero oye, que da gustico ser un vivalavirgen y hacer todas las chorradas que a uno le de la gana.

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– olvidé todo lo que tiene que ver con coches desde hace 5 años: seguros, revisiones, caravanas, estrés, pitidos, pirulas, sustos… mi vida mejoró increíblemente en cuestión de bienestar y nivel de cabronismo. Incluso ahora que tengo una moto para moverme por Tokyo desde hace un año, no tengo esa sensación de tener que «pasar el trago entre tarambanas al volante» para ir a currar por las mañanas, al revés: me lo paso como el enano que soy (cuando no me hostio contra pseudoyakuzas, claro).

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– la religión no ocupa un lugar en mi vida desde hace muchos años, pero nunca hasta ahora ha sido tan ajena a mi: aquí la Navidad se basa en poner luces hasta en los bonsais y tratar de vender la luna confitada y en almibar, no existe la semana santa, raro es ver una iglesia, y los templos y yo nos respetamos mutuamente (y eso que esto de los templos me pilla muchísimo más cerca de lo que os podáis imaginar, je!, me guardo esto para mi). Ojalá pudiese juntar todo el tiempo perdido entre misas y catequesis cuando era crío para hacer algo más de provecho, como sacarme mocos o pintar cucamonas. Una cosa curiosa es que… ¡hay testigos de Jehová!, aunque casi no se pasan.

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– recuerdo julios y agostos con Bilbao desierto: ni un alma por la calle y la mitad de las tiendas cerradas por vacaciones… menos ambiente que en el twitter de Perales. Recuerdo veranos de aburrimiento extremo. Aquí la actividad no para nunca, no importa que sea agosto, febrero o domingo de después de que el Fútbol Club Meguro ganase al Athletic de Shibuya por 3 a 0: no cierra ni se para nada, por ejemplo: hay clases de Karate todo el año salvo dos o tres contadas ocasiones como la Golden Week, todo el año es todo el año: sábados y domingos incluidos. Uno descansa cuando quiere, no cuando le obligan.

– es impensable levantarse un sábado o un domingo y no saber que hacer. Tokyo es inmenso y los amigos aquí todavía lo son más: siempre hay algún tiesto que regar. Es más, lo difícil es escaquearse y tratar de pasar un fin de semana sin hacer nada, eso es lo que prácticamente no pasa nunca.

– vivo inmerso en un entorno «hostil». Es decir: aquí todo el castellano (y prácticamente todo el mundo conocido) es irrelevante, debes saber como mínimo inglés que tampoco es que te vaya a servir de mucho en el día a día y desdeluego que tener nociones de japonés. Estar en esta tesitura hace que espabiles, que tengas que esforzarte por hablar y entender otros idiomas que hablan gentes de culturas distintas, de enfrentarte a situaciones rutinarias que deberían ser extremadamente fáciles pero que aquí no lo son: un día de reuniones en la oficina, enviar un paquete por correo, solicitar una tarjeta de crédito en el banco, contratar un seguro para la moto… todo es un reto y vivir en una «batalla» constante hace que uno nunca se acomode. Esa provocación intelectual me hace sentir alerta, atento… vivo a rabiar.

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– el punto de tener que hablar otros idiomas, contribuye, además, a que tenga la sensación de que interpreto un papel, que no soy yo, que estoy jugando a ser un actor en este escenario que no es mi vida de verdad, aunque lo sea ahora mismo. Es distinto a mi vida anterior, es mucho más divertido, es como jugar a ser el personaje que te has labrado aquí, aún siendo uno mismo. Es jugar a vivir… ¿no es maravilloso?. Por ejemplo, la bronca del fanegas de mi jefe en inglés fue violenta, pero al ser en inglés, la viví como si fuese una escena de una película o algo así, en cierto modo y a pesar del disgusto, tuvo su gracia ver como un orangután americano se encabronaba de esa manera. Esto mismo vivido en castellano habría sido mil veces peor, mil veces más serio… no habría acabado bien de ninguna de las maneras. (Por cierto, ¿sabéis que mi jefe es tan tan chubi que se sentó en la playa a descansar y vino Greenpeace y lo devolvió al mar?)

– viví el terremoto, tsunami y posterior problema de la central nuclear de Fukushima en primera persona. Bueno, no es cierto, viví el terremoto en primera persona y el resto lo ví por la tele exceptuando algún que otro día en que parecía que se iba a liar pardísima en Tokyo como cuando se encontró radiación en el agua del grifo. Esto no es que sea una ventaja de mi vida de ahora, ojalá nadie hubiera tenido que vivir nada de esto, pero en mi caso me sirvió para aprender a desengañarme, a relativizar, a darme cuenta de cómo funcionan según que cosas y según que gente. Los periódicos y las teles mintieron y exageraron hasta el absurdo, manipularon vídeos, fotos, titulares, datos… ya no me creo nada. Aparecieron autoexpertos en energía nuclear, todavía los hay, que sin tener más idea del tema que yo y el monstruo de las galletas juntos, no dudaron en tocar los huevos todo lo posible y más. Me di cuenta de que existen, de serie, tontos del culo y personas tan ruínes que asusta, y desdeluego que aprendí a ignorarlos. De la raya para acá yo y los míos, tu estás fuera y no me importa lo que digas/opines/hagas, en serio, me la sudas. Si algo tengo claro es que no desperdiciaré nunca más minutos de mi vida en tontacos gilipollas. Y mucho mejor que vivo ahora.

– tengo bastantes más amigos en Tokyo que en Bilbao, y los de aquí son de otra manera. No digo que mis amigos de siempre sean unos siesos, ni mucho menos, pero la relación es distinta, es otro rollo. Supongo que estar lejos de la familia rodeados del entorno «hostil» que comentaba antes hace que nos sintamos más unidos, que hagamos más fiestas de las nuestras, que hayamos sido capaces de crear nuestra propia familia Tokyota que aunque esté desperdigada bastante más allá entre Singapur, Okinawa y Nueva York, tenemos un vínculo especial. Y es una familia variopinta de variospintas! nos juntamos sevillanos, albaceteños, lorquianos, catalanes, madrileños, alicantinos, osakenses, murcianos, tokyotas, valencianos, mexicanos, gallegos, extremeños, vascos… hasta alguna franchuta se suele venir y ni la pegamos ni nada! (insultarla si, pero casi hasta con una pizca ínfima de ternura y todo).

– no tengo ninguna noción ni sensación de la tan mentada crisis, para mi es sólo la palabra esa que sale mucho en los periódicos online; mi vida en este sentido lleva siendo prácticamente igual desde que acabé la universidad hace casi 12 años, nunca he tenido mucho más o mucho menos dinero y siempre que he buscado trabajo, lo he encontrado en el plazo de un mes, tanto en el 2001 en Bilbao como en el 2010 en Shibuya. Las cosas seguramente habrán empeorado muchísimo allí, que no lo sé, pero yo he tenido la suerte de estar donde no me ha tocado vivir la famosa crisis mundial. Eso que me llevo.

– de repente, me veo rodeado de gente extraordinaria, personas que me inspiran en algún sentido, que me marcan el nivel en diferentes áreas de mi vida: tengo cerca a excepcionales profesores y compañeros de Karate, a excelentes amigos que a la vez son fotógrafos increíbles, a la ilustradora de sueños imaginados, al diseñador tan polémico como innovador… hasta un cocinero asoma por ahí… muchos son solo conocidos, algunos son muy amigos pero todos juntos son magnífica gente de la de calidad que me obliga a no conformarme con nada, a seguir encarándome con cada una de las historias en las que me meto y salir, al menos, exhausto de tratar de escribirlas con mejor ortografía. Mucho respeto, sin duda un total y auténtico gusto, señores.

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Ya véis, a veces a base de hostias y otras degustando cada bocanada del aire que se me viene, pero siempre evolucionando, aprendiendo… viviendo, viviendo y viviendo, en definitiva.

Otro día me pongo con los contras, que también hay, de momento ahí queda eso!

III Clase de cocina: croquetas y moje manchego

Hace un par de domingos ya que se celebró la tercera edición de las clases de cocina para japoneses que el tío Chiqui organiza con la colaboración de un servidor a los mandos de la traducción simultánea manchego-ikebukurense. En esta ocasión contábamos con una profesora de lujo: la tita Mireia se comprometió a enseñar a todo aquel que viniese el secreto de esas espectaculares croquetas que siempre suele traer cuando nos juntamos en casa de alguien. Como de japonés pilota infinitamente más que yo, aproveché ese tiempo libre para sacar fotos y ver como lidian los de aquí con una receta nuestra de toda la vida: las croquetas de jamón.

Estuvo todo bien organizado: la masa de las croquetas hay que dejarla reposar, pero Mireia ya se trajo preparada de casa para cada uno de los equipos y que así se pudiese hacer todo en el mismo rato. Nos hizo mucha gracia el momento en que preparamos espumaderas para todos para que pudiesen freírlas, y a la que nos quisimos dar cuenta ya estaban cocinando con los palillos largos!! pocas bromas aquí, ojo, que estamos donde estamos!!

En el moje manchego del tío Chiqui ya me tocó currar un poco. Empecé con la presentación formal en japonés que llevaba ensayada desde casa, y después la verdad es que todo va fluyendo. Seguramente meteré gambas porque como la cortesía japonesa siempre hace que acaben halagándome, es difícil saber hasta que punto sueno natural. De todas maneras, aquello funciona y la gente sigue lo que les vamos diciendo sin problemas, ya ni nervios hay!

Con pan de Meguro y después del duro trabajo en el que prácticamente nadie paró de reír, degustamos lo que allí se había cocinado hasta que no quedaron ni las migas. Todo regado con un Rioja Siglo y cervezas del lugar.

Una vez más, nos quedamos con un gran sabor de boca…

…concretamente a croquetas y unte mojil.

:cocinicas:

Eclipse lunar desde Tokyo

Ayer fue un día bastante perro… madrugón de buena mañana para un chequeo médico al que me sometí mecánicamente cual coche en la ITV y después en casa me quedé sobado viendo la tele. Cuando me desperté tenía un dolor de cabeza como hacía tiempo, no se si será porque me sacaron sangre o por el desayuno horroroso que me zampé en el McDonalds después, pero me dejó sin ganas de hacer nada en toda la tarde.

Estaba delante del ordenador por la noche cuando vi por la ventana que la luna estaba rara. Me puse a buscar, y resulta que había eclipse y que desde Tokyo se iba a ver clarísimo porque el cielo estaba muy despejado. Así que me quité el pijama, me puse lo primero que encontré más un gorro de lana en la cabeza y trípode en mano me fui al lugar más oscuro que encontré para tratar de sacar fotos.

El objetivo es el 200mm, que para estas cosas no es que esté pensado, pero aún así pude sacar alguna que otra foto medianamente fiel al momento. Verlo en persona fue mágico, a pesar del dolor de cabeza que todavía duraba y de la rasca que hacía.

Estuvo roja bastante rato, yo diría que una media hora hasta que empezó a iluminarse de nuevo ésta vez desde el lado contrario. Yo creo que nunca había visto uno de estos tan claro como anoche, me gustó tanto que se me pasó el dolor de cabeza! (o lo mismo se congeló, porque jodé que biruji pasé!!)


Record mundial de twitts

Ayer por la noche echaron la peli de Laputa del estudio Ghibli en la tele. Yo la vi hace dos fines de semana o así, y la verdad es que me gustó bastante aunque ninguna le hace sombra al viaje de Chihiro, esa película es mágica. Bueno, total, eso lo dejo ahí por un lado, lo de la peli que creo que en países de habla hispana se tituló «El castillo en el cielo» o algo menos ProstibulFlavoured, aparquemos el asunto.

Por el otro lado resulta que aquí en Japón es muy famoso un foro llamado 2channel que es donde se cuece todo el pescao ahora mismo, es un estilo al forocoches: si algo no sale ahí, es que o no hace gracia o no vale pa ná. Esto es así y queda ratificado por el hecho de que el ikublog HA SALIDO en forocoches. Conquistar el mundo es cuestión de tiempo y almácigas, no descuidarse.

Retomemos la película, la del Ghibli. Si no la has visto y no quieres que te chafe el final, marcha que la liamos, si te da igual o ya te la sabes, sigue leyendo. Que si un castillo que está en el aire y que tiene riquezas mil, que nadie sabe como se llega, que si patatín que si trucutrún… total, que prácticamente al final la pájara protagonista y el chavalico que la pretende se cascan un hechizo secreto que sólo se sabía ella y nada más chillarlo se va todo el castillo del aire y todo el circo a tomar por el McFly.

Pues bien, en 2channel se pusieron de acuerdo para que en el momento en el que en la tele la niña dijese el hechizo, la peña lo twittearía: バルス (Baruse). Embutido en Japón, mal, pero japoneses si que hay unos cuantos, si, y no vayas tu a decirles aquello de ¿hay que no hay huevos de?… Puff, la liaron parda batiendo el récord de twitts simultáneos en un segundo: 14594 veces que se twitteó el Baruse sincronizándose con la peli de la tele!!!

Lo curioso es que los servidores de twitter parece que aguantaron como campeones y no se interrumpió el servicio, aunque muchos cabronazos del 2ch ya tenían sus pantallas de error hechas y todo:

Yo me descojono vivo sólo de pensar que cartocemil y pico artistas estaban con la palabra twitteada esperando el momento viendo la peli para darle al enviar, juas!!! me encantan estas cosas!!! Teníamos que hacer nosotros una, cuando se muera Chanquete y vuelvan a dar el capítulo por la tele, a twittear todos «Chanqueteeeeerrrrr»!!! xD

Fuente: http://news020.blog13.fc2.com/blog-entry-1974.html

:regulero: but :gustico:
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Agua, glucosa, proteínas, sodio y potasio

Hoy he llorado bajo la ducha.

Desconsoladamente, haciendo mucho ruido.

He llorado y me he puesto a buscar qué contienen las lágrimas. He encontrado que un 98,3% es agua y luego el resto una mezcla entre glucosa, proteínas, sodio y potasio.

No me lo creo, las mías no.

Yo sé que mis lágrimas tenían mucho más. Sé que casi la mitad iban cargadas de desahogo por lo sucedido días anteriores, que aunque nunca habríamos de preocuparnos por quienes no se preocupan por uno, cada mala palabra recibida se había quedado encerrada en los adentros y de alguna manera debían salir.

Otras que han brotado se han diluido con el agua caliente por el frío de saberme frío entre soledades alternas cuando el alma se acatarra más que el cuerpo que se siente tan diminuto, que uno no le encuentra el calor de saberse cálido. La mitad de lo que he llorado es porque odio los despertares gélidos, los aborrezco, sé que envejezco dos días cada día que duran, tres con lluvia.
Han sido lágrimas horribles que he detestado aunque era necesario que aflorasen. Después me he sentido más entero, quizás un poco más cabal.

A lo rojo del otoño debo algunos segundos de mi llanto, al niño de chubasquero amarillo que me señalaba divertido, a la anciana que siempre barre las hojas de la entrada de su casa y me da los buenos días sin saber que quizás no la entiendo, aunque lo hago. A la pícara de falda imposible que se me quedó mirando mientras subía la cuesta de la calle de detrás de los cerezos, dejándome deseando volver a bajarla para seguir fantaseando un poco más con la longitud de sus piernas. A tus ojos que son la mitad de preciosos que tenerte conmigo.
Han sido lágrimas bonitas, me ha gustado mucho llorarlas.

Me asustaría no saber que se han caldeado mis mejillas con gotas debidas a los míos, a mi madre que se me viene a visitar por dentro a veces con su cara de mirarme hablando sin hablar, a Javi y su risa tan infinita y sencilla como candorosa y sincera, a mi padre y sus dos pares de gafas de leer, a la sobrina cuya infancia sólo imagino entre sueños, al otro hermano de mi hermano que está sin estar ni saber que se viene.
Han sido lágrimas amables, tiernas… culpa de una nostalgia testaruda que no me deja seguir viviendo si no paro, de vez en cuando, a abrazar con el alma a los que están lejos por estar yo lejos.

Hoy he llorado bajo la ducha. Seguía llorando mientras me secaba y dejé de llorar muy poco antes de salir de casa.

Me siento tranquilo, con calma, feliz y melancólico a partes iguales.

Es como si hubiese dejado por un rato que el corazón hablase, que patalease, gritase y se enfadase, que confesase de una vez lo que sinceramente le pasaba por los ventrículos porque de otra manera, no habría acabado nunca haciendo las paces con el resto y así no se podía vivir.

Ahora late adrede, con ganas otra vez. Y ya reconciliados, el resto le seguimos de nuevo.

Albacete-Japón Express II

El tito Chiqui, the Mancheguer, el día que se esté quieto lo mismo le sale urticaria, que siempre está al sopejquete de lo que pueda salir. Ahora resulta que anda enfrascado en el segundo intento de conquistar Japón a base de meter albaceteños a cascoporro (con o sin almácigas). En la primera reconquista tuvieron de enemigo a los elementos naturales, pero lejos de achantarse entre terremotos, vuelven con más fuerza que nunca organizando la segunda edición del viaje…

Albacete-Japón Express
:gustico:

Una idea genial, como solo pueden tener los genios medio piraos como es el que nos ocupa. Básicamente la cosa está pensada para que uno no se tenga que preocupar de absolutamente nada más que de estar el día y a la hora en donde sale el autobus con la cámara de fotos vacía. A partir de ahí la cosa va sola: se pasa por Barajas, después Dubai, y se llega a Tokyo donde se recoge a la gente y se la lleva, de la mano si hace falta, al hotel que está en Shinjuku, el lugar de Tokyo con más rascacielos que árboles, o lo mismo no.

Pero tu fíjate: estas en Albacete dando palmas, y el tito Chiqui, que se parece un huevo a Tintín aunque sea irrelevante ahora mismo, te lleva a dormir a un barrio como este en lo que te descuidas:

Antes de que te de tiempo a cerrar el boquino que se te habrá quedado, aparecerás en Nikko, patrimonio de la humanidad enterita que se encuentra en un entorno natural que te quitará el hipo y los gases. Y encima a dormir en un onsen. Yo hacía ya tres párrafos que me había empadronao en Villar de Chinchilla nada más que para poder ir…

No podía faltar Kyoto, claro. A ver, tu me dirás, venir a Japón y no pasarse por Kyoto es como comer alubias sin untar pan!

Y la vuelta a Tokyo, donde podríamos estar tres meses y no haber visto ni la T primera.

Pero, ojo, no relajarse que Kamakura ha de ser conquistado también, por lo menos para hacerle una visitica al tito Daibutsu y la colección de templos que le rodean. Lo mismo si hace bueno hasta se pasa por Enoshima, que está a un tiro de piedra de mechero.

A todo esto súmale un taller de cocina japonesa, una cena en un izakaya con karaoke y gambiterismo para el que quiera y alguna que otra sorpresica más que anda ahí cociéndose. Eh!! y siempre bajo la atenta mirada del tito Chiqui que ya se mueve por aquí como 魚 en el 水… fácil fácil. Me da a mi que el Lorco y yo nos pasaremos a alguna de esas cenas a confraternizar, raro sería que no.

Aquí los datos del pedazo de viaje que de tan pedazo que es, ni el cartel cabe en el blog:

Albacete-Japón Express II
:vainas: :ungusto: :vainas:

Por cierto, si Ikusuki tomase el testigo y nos metemos en fregaos de organizar un viaje Bilbao – Japón Express, ¿os animariais a venir? ¿qué os gustaría hacer o qué os gustaría ver?, que estoy bastante animado!!

La de Dios es Cristo

Ayer me pasó lo que nunca me había pasado en la vida. Menudo disparate, voy a ver si lo cuento ahora que todavía lo tengo reciente y así no se me olvida nada.

El caso es que yo trabajo para una empresa de informática típica: tiene su equipo de diseño y un par de equipos de programadores divididos en mantenimiento y nuevos desarrollos que es en el que estoy yo. Llevo algo así como dos meses metido en un proyecto para un banco on-line cuyo negocio, prácticamente, se basa en facilitar el envío de dinero desde Japón a cualquier otro país del mundo. La web está en japonés y en inglés, con sus correspondientes formularios interminables que si bien son difíciles de seguir en inglés, en japonés ha sido un verdadero despropósito.

Me he pegado con ellos cada día, unas veces ganaba yo por dos wazaris y otra salía escaldado de la oficina porque no había Cristo que entendiese nada.

Pero a día de hoy me enorgullezco de haber sacado el trabajo adelante a pesar de la alta complejidad del mismo. Es bastante probable que esto lo pille un programador japonés y lo haga en un plis plas, pero para mi ha sido el reto del siglo. Total, hace dos semanas subimos todo esto a producción. No parece haber ningún problema, las pruebas que se hacen parecen satisfactorias, tanto las del cliente como las nuestras… borrón y cuenta nueva.

Si si.

El cliente empieza a ver cosas raras, nos avisa, empezamos a investigar y resulta que por un error conjunto de programación + diferencia de configuración entre el entorno de desarrollo y el de producción, el invento lleva fallando dos semanas siendo incapaz de recoger los datos de un tipo de las cuatro transacciones monetarias posibles. Nos damos cuenta de ello y se lo contamos al jefe, un gañán americano de unos 150 Kg que dudo que sea capaz de ponerse de pie si se cae de culo él solo. Con este honorable señor habré hablado tres veces en un año y una fue en la entrevista de trabajo, el tío está aislado en su despacho y rara vez le ves salir de allí.

Los que entramos ésta vez somos nosotros. El tío cierra la puerta y empieza a pegar voces, permitidme adaptar del inglés el vocabulario utilizado para que se entienda un poco mejor el asunto: que si esto es un banco, que si tiene connotaciones legales y estamos jodidos porque hay que reportar la pérdida de datos a no se que organismo legal. Que a ver quien cojones ha metido la pata si hasta un puto mono sería capaz de programar el tinglao, que si se van a tener esta mierda de putos errores quita la empresa y se la lleva a América, que si poco más o menos que mecagüen vuestra puta madre, que hace falta ser gilipollas, que menudos inútiles…

Todo esto lo dice un tentempié repantingado en la silla con más mérito del mundo mientras va pegando puñetazos en la mesa a medida que eleva el tono hasta límites que jamás pensaba que iba a presenciar en una oficina. El analista y yo no decimos nada y agachamos las orejas hasta que el tío empieza a decir que vaya mierda programador soy, que hago el trabajo con el culo y me la suda todo, a mi, directamente sin tener ni idea de cual es el error cometido. Yo le contesto, claro, le digo que asumo que he metido el zancarrón pero que ha sido un cúmulo de errores y mala suerte que habría sido muy difícil detectar y que…

¡¡Imposible mis cojones!! grita King Kong, y se pone a vocear una serie de barbaridades todavía peores que yo le discuto según van llegando hasta que me doy cuenta que yo también estoy elevando el tono, que en realidad no hay nada que rascar porque es darse cabezadas contra una pared. Así que dejo que aquí Bubba se desahogue y decido callar el resto del tiempo mientras me tiembla el ojo derecho porque estoy a punto de levantarme, darle una hostia y largarme. Incluso ensayo mentalmente la frase en inglés: «This is as far as you go», así, estilo el padrino, y después un «you don’t pay me enough for this shit» esperando con el puño cerrado su respuesta. Juro que faltó poco, quizás la vez que más cerca he estado en toda mi vida de estamparle un hostión a alguien con todas mis fuerzas.

Cuando se cansa de berrear payasadas, con una sudada de escándalo, nos manda a nuestro sitio fucking now y nos pide un informe completo de lo sucedido para el día siguiente. Todo de las mismas malas maneras, a grito pelado con dos o tres assholes, idiots, fuckings por frase y la cara desencajada, esa misma que le queda encima de una papada que parece un cojín.

Yo me voy a mi sitio, reviso ficheros para tratar de averiguar exactamente que ha pasado y cuando llega la hora de irme, meto en la bolsa del bento mis cosas pensando que hasta aquí hemos llegado, que me echan o me voy, una de dos, pero que yo aquí no puedo durar más. Como lo supe en el momento en que el energúmeno gorilón de mi pueblo abría la puerta de la sala de repente para ver si estábamos programando o jugando al padel. Uno tiene sus límites, y aguantar hijos de puta no viene en el contrato.

Llego a casa todavía nervioso, pero de alguna manera sereno. Resulta que se puede estar así, fíjate que cosas. Nervioso está mi cuerpo, serena mi mente y tranquila la conciencia: duermo como Dios a pesar del Cristo.

Hoy llego a la oficina medio de traje después de una entrevista de trabajo que promete, nos reunimos y aquí el capitán hamburguesas está todo simpático, incluso hace bromas sobre la situación. Yo no me río ni una sola vez, para mi es personal independientemente de lo que tenga que pasar con el banco. El tío se da cuenta y me pregunta cosas, me trata de tirar de la lengua, yo contesto con tranquilidad pero firmeza, aislamos el error, entiende que no es tan grave, que no tiene connotaciones legales, que no pasa demasiado y que no es todo culpa nuestra porque hay muchos otros factores detrás. El tío se avergüenza de lo de ayer a su rechoncha y ruin manera.

No es suficiente, el daño ya está hecho, es imposible que pueda perdonar u olvidar semejante desprecio.

Se despide dándome una palmada en la espalda. «A ver si lo hacemos mejor para la próxima», bromea.

«Let’s see what happens» contesto yo.

The Catalonian Blues

Si hacemos recuento hasta aquí, tenemos a nuestra Observer particular, Aguafiester y a Tocaweber. Técnicamente el que toca hoy es el quinto, pero es que el siguiente personaje que surgió es bastante difícil de explicar… a ver como cuento yo lo del hamster y el esparadrapo… dejadme que lo madure un poco más.

Bueno, al lío.

Aquí el que tiene más culpa de todo es el manchego, que llega aquí a Tokyo (después de ir ya camino de Antequera en cuanto la tierra tembló 0.1 Richters) que si tal y que si cual y no hace más que revolucionar el corral. El tío empezó a meterle tralla al Xavi desde el minuto 0, fue cascar una de «cuidao con el catalán que se queda el cambio», y ya empezamos todos que si ojo con lo que se dice que aquí estamos todo españoles menos uno, que si ya estamos mirando los decimales, que si Pujol paquí, que si Jordi pallá…

Hete aquí que, sorpresa, el entrañable Xavi lejos de mosquearse, asimiló su inevitable rol en el grupo de tal manera que creó el personaje sobre si mismo… una cosa para vivirla, esto!!.

Probablemente sea resignación, seguramente sea más fácil adaptarse que luchar contra el sistema, o lo mismo es estrategia y nos va a caer la del pulpo cualquier día de estos, vete a saber, pero el caso es que el catalán que nos ocupa empezó a exagerar su acento, a levantarse en medio de cenas y ponerse a calcular lo que costaba el nomihodai entre el número de cervezas que habría que enchufarse para amortizar, más una porque la pela es la pela y claro, estamos en crisis (leer poniendo voz del Sardá). Que si te vendo esto nen, y luego me compro aquello en la tienda de segunda mano, que si yo no he probado la ensalada, así que no la pago…

Total, que se hizo a si mismo. Yo sólo dejé que fluyese el photoshop plasmando lo que ya era una realidad, su realidad (de oferta, seguramente):

¡¡ Calderiller was born !!
:ungusto:

Ni sé las veces que le habremos levantado el sombrero para ver qué había arramplao ahí dentro…

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Es impensable que ese cigarro lo haya pagado él