La chica de la pena perpetua

«Yo quiero que vivamos juntos» fue todo lo que se le ocurrió decir cuando por fin fui capaz de atarle un nudo a mi alma para llorar sólo por dentro diciéndole adios.

Había momentos en que me encantaba estar con ella… como cuando sonreía porque no lo hacía jamás. Me tomaba cada uno de sus escasos atisbos de felicidad como recompensas, regalos de lujo, pan de días de hambre. Pero lo cierto es que casi siempre temblaba de frío al ver su faz eternamente triste y aunque siempre me lo negaba, sé que lloraba a veces en la soledad del cuarto de baño al amparo del sonido de la ducha. Era como si sus pupilas filtrasen cualquier indicio de júbilo que rara vez entraba en su interior condenando esos preciosos ojos a una pesadumbre perpetua imposible de abolir.

Estuvimos juntos un tiempo en el que yo saboreaba increíbles conversaciones entre dos almas de distinta raza pero con semejante manera de pensar. Pasábamos horas barnizándonos el uno al otro capas de costumbres y culturas hasta que los tonos acababan parejos o Tokyo se acababa durmiendo alrededor nuestro, lo que pasara antes.

Pero yo no podía con la culpa. Odiaba sentirme feliz ante quien parecía imposible que lo fuese, aborrecía tener que falsear melancolía. Me horrorizaba pensar que quizás, por aquello de la empatía, yo también podría acabar infestado de amargura sin saber muy bien porqué ni para qué se llora.

Así que antes de que los despertares juntos fuesen a más, decidí ser cobarde y no prolongar aquella semivida con la chica de la infinita tristeza. Paseamos por Yoyogi y ella me cogió de la mano multiplicando por cuatro los ya remordimientos por decirle lo que fuera que fuese que iba a decirle. Ella, sin estar radiante ni haberlo estado nunca, parecía tener más brillo en la mirada ese día, puede que cierta ilusión que yo iba a talar de raíz.

Me sentía miserable. Quizás era el inicio… hacía tiempo que no me pasaba.

Nos sentamos y le dije, todavía cogidos de la mano, que nunca había encontrado a una persona que pensara tan igual a como pensaba yo pero que sentíamos tan distinto que no me era posible seguir con ella. Le callé que no tenía fuerzas para combatir su implícita desdicha, que temía que me arrastrase con ella a una espiral de velos en la mirada y vacío en las entrañas.

Su gesto no cambió en absoluto cuando me contestó «pero yo quiero que vivamos juntos». El mío se desordenó.

«Pero bueno, que le vamos a hacer» dijo después con espantosa calma sin ni siquiera congelarme los ojos con esa mirada gélida hecha suya tiempo ha.

Me soltó la mano, se levantó y se fué.

En el momento en que desapareció de mi vista me derrumbé y lloré, de una vez, todas y cada una de las lágrimas que llevaba aguantándome desde hacía dos meses y tres días asegurándome bien de purgar toda pena que quedase diluida entre venas y arterias.

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33 comentarios en “La chica de la pena perpetua

  1. Qué horror, vaya historia… Yo no podría estar con alguien sin ilusiones y con esa falta de expresividad y alegría, te tiene que arrastrar a un agujero sin fondo… Ánimo, porque aunque haya pasado hace tiempo, si lo cuentas ahora es porque lo llevarás dentro…

  2. Ostras, tío!! que difícil es ser moderado con los sentimientos. A veces pienso que las cosas del corazón son tan complicadas como tratar de darle un filete a un león y que no te arranque el brazo, aún así sabes que siempre algún zarpazo te llevas y saldrás magullado. También aprendes algo, como: «Que cojones hago yo dándole de comer al este jodio león», con lo fácil que es tener un gatico y darle whyscas!! ;)
    En fin como dice Moni, las cosas pasan siempre por algo y si pasó es porque las cosas cambiaban de rumbo.

    Por cierto , no estoy de acuerdo de que fueras cobarde al dejar la relación, los hay que se escudan en que ya no sienten nada y buscan otros caminos sin dejar las cosas claras, eso si es ser cobarde y no dar la cara como lo hiciste tu.

    Ale mozo un abrazaco!! que ya me huele el culo a playa!!!

  3. Parece que ella esperase ese momento por que se quedo tal cual, como si ná. No sé si la cobarde fue ella.
    Una historia triste, aunque tengo que volver a leerla con tranquilidad por qué no entiendo algunas cosas.

    Besicos!!

  4. Que triste historia!!!

    Espero que pasara todo y que nos lo cuentes ahora por que estas infinitamente mejor.

    Cuentas las cosas de una forma maravillosa.

  5. Q tristeza. Desde fuera todo es muy fácil y los finales sp son tristes y difíciles y todo tiene un fin. Pero en algún momento te paraste a pensar q podías ser tu el q le contagiases la alegría a ella y no al contrario? Bs

  6. He conocido a personas así, consciente o inconscientemente, generan un ambiente sombrío a su alrededor y tu, por respeto, por no molestarlas, por no agravar su situación…(el número de motivos puede llegar al infinito, cuando uno tiene la buena voluntad, de intentar ayudar), acabas entrando en una espiral, de la que es difícil salir, hasta que un día descubres que, a ti, también se te ha olvidado sonreir y que estás rodeado de «satélites», que te chupan la energía que tu siempre has tenido.
    Es duro, no me extraña que llorases, pero es lo mejor, has intentado ayudarla y no se ha dejado. Esa persona debe darse cuenta, ella misma, de que no hemos nacido para sufrir, sino para aprovechar al máximo la vida.

  7. Has conseguido emocionarme con esta historia.
    Quizas es porque se muy bien lo que es tener que moderar tus sentimientos con la persona con la que estas compartiendo muchas mas cosas de las que compartes con el resto del mundo. Y puedo decir que es un infierno, asi que entiendo perfectamente tu decision.
    Los sentimientos no tendrian que moderarse, en ninguna situacion. Cuando hay que moderarlos, siempre acaba mal. Uno de los dos (o los dos) acaba sufriendo demasiado y la situacion muchas veces se vuelve imposible.

    Aunque haya ocurrido hace tres años, me ha parecido que aun tienes esta historia muy presente en tu memoria… y en tu alma.

    Solo puedo decir que ojala algun dia encuentre un chico que sienta y piense como tu. Me considerare afortunada si eso ocurre.

    Gracias por compartir un trozo de tu alma.

  8. Jajaja, mira tu por donde en el otro lado del mundo tb pasan historias como la mía.
    No pasa nada, la tristeza se la lleva el reloj y dentro de un tiempo (a cada cual el suyo), te reiras de todo esto, te lo aseguro (la chica de ojos tristes que yo conocía y yo, estuvimos a punto de casarnos).
    Tu tranquilo y centrate en esas cosas que te llenan como sacar fotos, taekwondo, capoeira, viajes…………., y lo que te deparé el futuro ya vendrá.
    PD-segundas partes nunca fueron buenas asik a otra cosa mariposa!!!!!!!!!!!!!!!!

  9. Bueno, aunque suene un poco egoista, está claro que lo primero es uno mismo, y hay que tener el valor de sacrificar la comodidad por un futuro a disgusto… :ungusto:

  10. Como echaba de menos esa parte tuya que te toca tan adentro.. Esta historia se nota que te dejó huella, y como siempre lo narras de una manera que aún te remueve, aunque sea pasado..
    Gracias por contarlo como lo haces, :ungusto:
    Un besote

  11. Hay veces que las penas pesan más que las alegrías y no se encuentra la forma de inclinar la balanza hacia el otro lado… Espero que «la chica de la pena perpetua» encuentre algún día el contrapeso que le ayude a equilibrar su vida.

    En cualquier caso, repito lo que creo que ya dije una vez: cuando algo no funciona, no funciona, y muchas veces es mejor apartarse y dejarlo pasar.

    Gracias por escribir este tipo de historias.

    Un saludo!

  12. Hola,

    Mi primer comentario en el blog. Qué historia tan triste, me compadezco de la pobre chica. Dirán lo que quiera, hay gente más optimista y más pesimista (personalidad) pero esa persona creo que tiene un problema, de la naturaleza que sea. Sé que va a servir de poco que alguien que publica por primera vez haga algo pero… no sé, podrías haberle planteado que la situación no puede ir por ese cauce y que tú le ayudarías en todo lo que pudieras pero que tiene que cambiar en ese aspecto… me voy a tirar a la piscina pero, por lo que sea, esa persona está entrando en un depresión y deberían ayudarla. Seguro que recuperada no tiene nada que ver con la persona que has conocido. Lo sé por experiencia ;D

    Un saludo, me gustaría ver el desenlace feliz en el que se recupera y os volveis a ver.

  13. Eowyn, no siempre es una depresión, a veces es simplemente de ese tipo de personas que en esencia están siempre tristes, que creen que tienen más problemas que los demás y que en esencia, no saben mirar a la vida con optimismo y alegría, independientemente de las circustancias que les rodean. Y ahí, es muy difícil, tal vez imposible, ayudar.

  14. Eowyn, no siempre es una depresión, a veces es simplemente de ese tipo de personas que en esencia están siempre tristes, que creen que tienen más problemas que los demás y que en esencia, no saben mirar a la vida con optimismo y alegría, independientemente de las circustancias que les rodean. Y ahí, es muy difícil, tal vez imposible, ayudar.
    Me he sentido muy identificado, y entiendo el sentimiento de cobardía, que bien puede ser valiente al tiempo.

    1. Hola Pablico,

      ¡Claro! Tan sólo es una suposición mía, no conozco su historia pero de verdad que lo que cambia la vida estar en ese estado y poderse recuperar del todo. Por eso digo que hay gente más optimista y gente pesimista. Yo creo que gran parte de nuestra personalidad se puede modular, que no quiere decir que se pase tan pronto al otro extremo.

      Por supuesto, no juzgo a nadie (¿Ha parecido que lo hacía?¡Perdón!, No era mi intención). Sé que en ese estado, al final acabas arrastrando a tu pareja y lo comprendo (Y lo entiendo). Lo digo porque he conocido a mucha gente así (Pero encima agresivas) que luego se han «recuperado» (Nunca lo hacen del todo pero al menos tienen una vida bastante normal) y de verdad, eran otras persona.

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