Entendederas

Cada vez más creo que coincide con algún resfriado gordo o principio de gripe, la verdad es que nunca he sabido cual es cual. «Gripe mal curada» creo que decía mi madre… o está curada o no está curada, pensaba yo. Total, el caso es que a veces a uno le viene una semana dada la vuelta: por las mañanas te levantas con el doble de sueño aún habiendo dormido las mismas horas, te sientes cansado, somnoliento, sin fuerzas… y normalmente en dos o tres días es cuando te empieza a doler la garganta y te sube algo de fiebre. Después se pasa y a otro puchero a untar en otra sopa para olvidar que esa semana no valías ni para cocido.

La anterior fue la siguiente a una de esas semanas. Quizás por eso, por no haber podido vivir con la intensidad deseada, la semana siguiente a esa semana de mierda suele ser una semana de puta madre. La coges con muchas más ganas y ese fue el caso de la semana pasada: fui al gimnasio todos los días, a Karate los que tocaba, estudié japonés, no aparqué la bici más que el día que vino el tifón para venir a la oficina y aunque me metía a dormir cuando los búhos ya se están echando copas con las lechuzas, al día siguiente me levantaba aliñando al mundo de buena mañana para zampármelo con dos huevos después del café.

El viernes, el responsable del equipo de desarrollo de mi proyecto, o sea el responsable del rascateclas que ahora mismo les rasca, vino a mi sitio para la reunión del viernes por la tarde, la última antes del fin de semana. El tío es más majo que un puñao de pipas peladas y encima sabe un huevo de lo que hace así que tiene mi respeto ganado prácticamente desde el principio. Esto sólo me pasa con dos personas más aquí dentro, no diré más. Pues bien, este buen hombre viene por detrás por sorpresa justo cuando yo estoy borrando algo de la pizarra blanca y me empieza a dar de hostias en la espalda mientras dice traducido algo así como «mecagüen la madre que parió al jenkins este». Son hostias suaves, de bromas, en plan como que si pilla al que programó el sistema del Jenkins ese le saca a secar al sol.

En Japón, el contacto físico no está bien visto. Los ciudadanos de a pie lo evitan en todo lo posible y se limitan a pequeñas inclinaciones de cabeza para saludarse. Incluso evitan mirarse directamente a los ojos.

Ese mismo día un par de horas antes me viene con cara de mala hostia y me dice: «Oskar he revisado lo que has hecho y ….» de repente cambia la cara a descojonarse vivo » ¡¡está perfecto!! ¡¡súbelo a producción!!». El soneto con rima asonante en que se convirtió mi cara costó en volver a prosarse porque no paró de partirse el ojete hasta un rato después.

Los japoneses son fríos, distantes, viven para trabajar y rara vez hacen vida familiar más allá de los fines de semana. Su vida es la oficina donde apenas se levantan de su puesto de trabajo ante la mirada inquisidora de sus superiores.

Llega la noche, esta vez no voy a Karate porque el sábado nos vamos a la casa nueva y todavía queda mucho por preparar. Al día siguiente a primera hora vienen los de la empresa de mudanzas, la hora concertada es las ocho de la mañana. A las ocho y un segundo según el reloj de la cocina llaman a la puerta y sube un señor con gorra de beisbol, unos brazos con cuarenta músculos más que tu y que yo y dos o tres cafés o tés en el cuerpo porque no para de hablar. En cinco minutos ya sabe de donde soy, el tiempo que llevo en Japón, lo de mi trabajo dentro de una oficina al resguardo de la lluvia, el frío y los odiosos muebles de Ikea que no hay Dios que monte después y ya se sabe el nombre de mi hijo, donde va a nacer y cuando. Yo, sin pretenderlo en ningún momento, me entero que se ha casado en España, que sabe decir uno dos y tres, y que anda que no están buenos los champiñones al ajillo.

En un rato suben cuatro más: dos pares de rapaces con la mitad de edad que el señor de cuatro triceps. El más alto es más soso que un kilo arena, pero parece buena gente, por lo menos llega a bajar los vasos de la estantería de arriba. De que se ponga de puntillas orienta la antena al Hispasat y me sale Matías Prats dando el parte. En cinco minutos tienen la casa forrada con una movida como de esponja, en diez tienen la mitad de las cajas ya cargadas en los dos camiones, en quince nos enteramos que la paella también le gustó un huevo y yo le he recomendado ya el restaurante de Ebisu que me sé y en veinte estamos ya camino de la nueva casa. Cinco mostrencos trabajando a toda hostia, tremendamente puntuales, poniendo todo el cuidado del mundo con un jefe más majo que quedarse solo en casa con un bote de nocilla y una cuchara sopera.

Cuando estamos cerrando Chiaki y yo la puerta de casa, vemos que los de la mudanza le han dejado una caja con pañuelos de papel a los de los pisos vecinos por las posibles molestias que hayan podido causar. Yo me quedo con una sonrisa en la boca. Un trabajo típico de chapuzas hecho con exquisito cuidado, con pulcritud, con atención al detalle y con un tipo al mando al que le das un micrófono y una cámara y seguramente te monta un circo del copón de la baraja sin quitarse la gorra ni escupir el palillo de la boca.

Al llegar a la casa nueva ya tienen el portal forrado de nuevo con la movida esa acolchada (que llamaré acolcher a partir de ahora) y eso que es la siguiente estación y nos hemos dado prisa. Les abrimos, el tío entra y mira la casa nueva y pega un silbido: «jodé, menuda pedazo de chabola» viene a decir. Emite otro par de sonidos agudos y ya tiene al mayor bigardo a este lado del Megurogawa montando una lámpara mientras el resto forra hasta a mi padre con cartones y acolcher max 200. «Torasutos de cocina» lee en voz alta descojonándose, «¿esto qué es? ¿inglés?, que coño, será español, no?, vete a saber que pondrá pero pesa como un demonio empachao, ¿donde queda esto?». «Todo en la sala», dice Chiaki. Yo hago un amago de explicarles lo que pone pero no tengo ni las palabras pensadas en japonés cuando el señor que habita debajo de una gorra ve al bigardo que no atina con la lámpara de Ikea y le pega cuatro voces: «quita copón, que todo lo que tienes de alto lo tienes de manazas, ya lo hago yo». Pero él no llega, claro, ningún ser humano llega a pelo más que el bigarder y así nos lo hace saber: «juas, ¿y ahora cómo hago yo esta movida?, me he pasado de listo, bigardeeeer trae la escalerica». Y montado en una escalera con las patas forradas en acolcher extraplus monta una lámpara de cinco focos no antes de decir cuarenta veces que las lámparas japonesas son de poner y ya, que jodé con los suecos y la madre, con todo el cariño del mundo, que los parió a todos.

Después se van por donde han venido y nos hacen bajar a que les echemos un ojo a los camiones para firmarles un papel en el que pone, entre otras cosas, que no se han dejado nada nuestro dentro. Nosotros les damos unas latas de cerveza y no les invito a cenar porque el bigardo tiene pintas de comerse a Dios por una pata y tampoco tengo muy claro en qué caja queda la paellera. El jefe se ríe y más contento que un ruiseñor se las enseña a los otros: «mirad lo que nos han dado, luego nos las pimplamos a la salud de vuestro hijo». Después nos hacen mil reverencias y se van. El bigardo no se ha reído ni una sola vez, el jefe no ha parado, a los otros tres prácticamente no les hemos oído. Por el camino se acuerda de algo y llama por teléfono a Chiaki: «ah oye, que con el pack este de la mudanza tenéis derecho a mover una cosa grande y cuatro pequeñas, así que si la cama la queréis mejor en otro lado o la mesa en la otra habitación nos llamáis y viene uno de nosotros y os lo mueve gratis».

En dos horas la mudanza hecha, una experiencia para recordar y la sensación de que en este país las cosas funcionan como en ningún otro. Claro que nos podría haber tocado un tío serio como el que nos colocó la lavadora ayer que no se reía ni pegándole con un palo, pero no fue así. Aunque hubiese sido normal. Como es normal que en la oficina de Zamudio donde estaba yo había cuatro gilipollas bordes lameculos y veinticinco mil personas encantadoras. Como es normal que en Tokyo vayas a un bar y a lo mejor hay un tío más tonto que Abundio que te mira mal porque eres extranjero pero que al resto del bar se la suda y seguramente cuando lleve un par de líquidos de la risa de más encima te venga a hablar porque le haces gracia. Como es normal que vayas a comprar algo a un centro comercial de Bilbao y lo mismo te puede tocar la tía más tonta del mundo como el señor más encantador del barrio. Como es normal porque todos somos personas cada cual con sus soserías de mal día y sus saleros de días garbosos y da igual que uno esté en Japón que en España que seguramente en casa Cristo aunque yo no he estado, que me apuesto el otro bote de nocilla que me queda a que será igual. Que cada cual es como es: el mayor tontaco del mundo, la persona más simpática de la tierra, el tío más callado del universo o la perraca más perraca de Falcon Crest con gripe mal curada.

Lo que no es normal es lo otro: pensar que todos son iguales por ser de un lugar. Eso si que no es normal.

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45 comentarios en “Entendederas

  1. Creo que por una vez soy el primero jajaja. Esos resfriados mal curados son un coñazo, pero están a la vuelta de la esquina cuando menos te lo esperas. Obviamente, no se puede generalizar con todo, es igual aquí en China, hay gente que mejor te aguantas las ganas de cruzarles la cara y otros que dices, «¡coño vámonos de birras!»

    Y una mudanza así da gusto tío! Además de majos, agradecidos jajaja. No veas lo bien que deben de haberles sentado esas cervezuelas después de la mudanza jajjaja.

    Ahora a disfrutar de la casa y a preparar la llegada de Kota! :ikukeke:

    Un abrazo!

    PD: Me encanta el fondo de pantalla del ordenador, jajaja. De Okinawa!?

    1. Anda que no me lo pasé bien!! vaya señor más majo!!!

      Ahora vamos contrareloj poniendo la casa antes de que llegue Kota, a ver si nos da tiempo!!!
      :ikukuko:

      Pues el fondo de pantalla es de San Juan de Gaztelugatxe….

  2. Pedazo casoplon, Oskar!!! Acostumbrado a tu «pequeña» guarida, ahora vais a poder jugar al escondite… :) Enhorabuena por todos esos cambios que estás expirementando en tu vida!!! Estás de racha con todo..

    Mándanos pa´ca a esos jabatos, para que hagan un master y enseñen a unos cuantos cómo se hace una mudanza, rápida, limpia, y divertida..!!! jajaja y no con cara de «me debes la vida..» Cuánto tendríamos que aprender de allá..

    Ya tendréis preparado el Kit de Kota, no? :ikurruku: no vaya a ser que esté impaciente por conocer a sus aitas..
    Un besazo enorme para los tres!!! :ungusto:

    1. Menudo año, buff!! jejejejeje
      :gustico:

      Yo estaba acojonaete con la mudanza, pero mira tu que salió la cosa perfecta, menudos profesionales y encima un descojono!

      Lo de Kota vamos contarreloj, de momento la casa está llena de cajas por vaciar!!! Cristooooooo

      Besicos prima!
      :ungusto:

  3. Pues si, al final todos somos humanos, e incluso uno mismo puede ser la persona más encantadora del mundo hoy y un :porsaquil: mañana, que todo depende de multiples, caprichosas y subjetivas variables.
    Enhorabuena por la nueva casa, ahora a disfrutaaaaar :coleguicas: :ikurruku: :yahaaa:
    PD. :secretico: bigardo y chabola con b

  4. Esta claro que dependiendo la zona hay cierta tendencia a ser de una manera, eso es inevitable, lo que mamas normalmente es lo que eres. Y por la misma razon de que cada uno es un mundo en si mismo, hay excepciones a toda tendencia.

    De toda maneras esas dos frases que has puesto entrecomilladas de «En Japón, el contacto físico…» son una soberana estupidez aunque se por desgracia que mucha gente aun las piensa, por ignorancia o dejadez.

    Por cierto, La casa nueva tiene una pinta increible!!

    1. Si y no. Quiero decir que por supuesto que hay costumbres, que en cada lugar se actúa de cierta manera. Aquí por ejemplo se trata de ser respetuoso con la gente, de cuidar las maneras y esto se mantiene y es cierto que es así. Pero de ahí a decir las dos gilipolleces que he puesto que están copiadas literalmente de dos recientes artículos de periódicos…

      Todos somos distintos, seamos japoneses, chinos, zallucos o de Calasparra.

      :ungusto:

  5. Pero eso pasa siempre… no hace falta ni irse entre países… dentro de España con determinadas zonas geográficas va acompañada la coletilla. Que si los Catalanes son tacaños, los Andaluces vagos… etc…

    Yo no conozco a mucha gente de allí pero la gente que conozco me parece super maja… y si la que conoces tu tb te lo parece que mas da lo que digan otros. Ande yo caliente…

    1. Pero una cosa son las famas, las coletillas que hay que saber tomarse como tal: chascarrillos, anécdotas… pero no pensar que son fieles a la realidad. O publicar las movidas que se publican en periódicos como si fuesen verdades absolutas sin tener en realidad ni zorrer de como es la cosa…

      :ungusto:

  6. ¡Que redondito se vé Kota en la foto! :ikurruke: ya queda poquico !!

    ¡Felicidades por todo!.

    Seguro que los bigardos captan a la gente maja y muestran lo mejor que llevan dentro. «De que se ponga de puntillas orienta la antena al Hispasat y me sale Matías Prats dando el parte». Jajajaja! (me lo apunto).

  7. Así da gusto hacer mudanzas…..
    Saludos y a disfrutar de la nueva casa. Y prontito con inquilino nuevo :ikukeke:
    Saludos desde Madrid

  8. Me cachisss en los resfriados gordos que vienen cuando menos falta hace :malico: .
    ¡¡¡Madre mía nunca había oído de una mudanza tan rápida y eficaz!!!

    Esa tripita esta apuntito… :ikukeke: que poco queda!!!!!!

  9. «Como es normal porque todos somos personas cada cual con sus soserías de mal día y sus saleros de días garbosos y da igual que uno esté en Japón que en España.»
    Una grandísima verdad. Como se suele decir «cada uno es de su padre y de su madre».
    Muchas gracias por compartir estos pequeños momentos :)

  10. Gran post como siempre, más que nada por la forma de entremeter algo que cualquiera con 2 dedos de frente sabe en medio de la mudanza, con risas y cervezas a la salud de tu futuro hijo xD

    Ya que da menos! al toro que esto hay que disfrutarlo!

  11. ¡Muy bien dicho! Cómo cansan los tópicos y quienes los dicen, a mí si me pillan de semana mala voy haciendo enemigos por los pasillos.

    Y esos de la mudanza, ¿hacen presupuestos en Europa?

  12. ¡Jajaja! No he podido parar de sonreir leyendo tu relato :)

    Qué profesionalidad y qué bien que la mudanza estuviera tan bien organizada.

    Ahora a disfrutar de VUESTRO hogar :desquiciao: :ikurruke:

    ¡Un abrazo!

  13. ¡Qué tripa más bonica tiene Chiaki! Ya queda poco para el gran día <3

    Me encanta leerte aunque este sea mi primer ikucomentario, aprovecho para felicitarte por el éxito del Ikulibro y por la nueva vida que vais a estrenar cuando Kota esté dando guerra.

    Besos para los tres!

    1. Pues bienvenido al mundo este de comentar, anda que no !!! jejje

      Tiene una tripica ya importante, ¿eh?, como que nos han dicho que en cualquier momento…. madre mía…..
      :feliciano: :feliciano: :feliciano: :feliciano:

      Gracias por tanta felicitación!!!

      Besicos!!
      :ikukeke: :ikurruku: :ikukuko: :ikurruke: :ikukin:
      :ungusto:
      :ikugracias:
      :triki:

  14. Vaya que han sido eficientes y amables, a mi también me ha tocado gente asi, por eso cuando dicen que los japoneses son frios me viene a la mente que generalizar es un absurdo!!

    Que ya casi nace tu hijo!!!! Que todo salga bien!!! :felicianer: :ikukeke:

    saludos, :coleguicas:

  15. Me ha molado el post, y de acuerdo contigo, en este mundo te puedes encontrar de todo. Gente que te alegra el dia y otros que son como mil patadas en los tamagos.

    El spoiler ha molado!!

    :ungusto: :ungusto:

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