Aquí, allá

Hoy día dos de febrero, hace un mes que cogí el avión que ponía punto y final a mi visita de dos semanas a mi familia y amigos. De igual manera que allí me preguntaban cómo es estar viviendo en Japón, aquí los que saben que hacía mucho que no regresaba, me preguntaron cómo encontré todo aquello después de casi dos años.

Y aunque he vivido allí toda mi vida, hay cosas de las que me he olvidado, o me he querido olvidar, y otras que no sabía que echaba tanto de menos hasta que las he vuelto a vivir.

Vamos a ello:

¡¡La gente es enorme!!. Bueno, en realidad yo soy bajito, pero cuando se juntan ambas circunstancias, la sensación es de serlo todavía mucho más. Resulta que en los bares a nada que me descuidaba tenía a las cuatro torres del ajedrez encerrándome con sus espaldas. Esto en Tokyo no me pasa, o me pasa pero mucho menos. No es que aquí sea Gasol sin barba, pero estoy en la media, lo que es genial después de haber sido el ikupitufo toda mi vida.

– Al principio de todo me daba vergüenza escuchar conversaciones ajenas. Fue como si fuese delito que entendiese lo que estaban diciendo otras personas por la calle, de tan raro que me parecía.

– Me las he visto y deseado para encontrar pantalones de mi talla. No tengo ningún problema con nikis, jerseys o camisas a pesar de que mi talla cambia de M a S nada más salir de aquí. Pero resulta que mi culo no llena ningún pantalón de los que venden las tiendas de por allí, o casi ninguno porque al final me compré tres, pero después de probarme la mitad de los que había en la mitad de las tiendas de Bilbao. Aquí entro y sé que tienen mi talla, dejando los parámetros en dos: que me gusten y el precio. Así que cuando vuelva o me abono al BurgerKing o seguiremos visitando la planta de El Corte Inglés de niño (aunque me niego a que mi madre entre conmigo en el probador!)

– La calle está llena de papeleras, ¡pero muchas muchas, un montón y en todas las esquinas!, menudo alivio fue no tener que llevar los bolsillos llenos de bolsas vacías y papelajos. Aunque la razón oficial por la que en Tokyo no hay es el incidente del gas sarín en el metro, no me entra en la cabeza que sigan sin poner. Aún así, tiene huevos que no ves ni un papel por la calle.

Busca busca, a ver si ves una

¡Las tiendas de chucherías! Redescubrí el maná de todo ikuapañao, lo que fue la base de mis cenas durante décadas!! Esos regalices de cinco, los jamones de diez que eran más largos (aunque más delgaos, como si estirasen los de cinco con los dedos), los triskis, los gusanitos de Heidi… Y con tanto derroche culinario, también redescubrí los ardores de estómago domingueros con la farmacia de guardia proveedora de Almax en la otra esquina de la ciudad.

La gente es super ruidosa. Al día siguiente de llegar, me fui a Bilbao en tren y me dieron ganas de levantarme y gritar un «¡os queréis callar ya, pesaos!», porque todo el mundo hablaba a gritos, y flipé con una conversación donde las dos señoras hablaban a la vez, y encima se entendían. De hecho a mi me llamaron por teléfono un par de veces y no cogí… ¡¡porque me daba vergüenza!!. En Tokyo, no se si sabéis, pero no se puede hablar por el móvil en el metro.

El stress que generan los coches y todo lo que ello conlleva me pareció de locos. La gente llegaba tarde y mosqueada porque no encontraba donde aparcar, las caravanas con coches colándose por donde podían, pitidos, malas caras… y pensar que a mi me pusieron una multa porque precisamente hacía todos los días eso de colarme al final cuando salía de trabajar…

– Las revistas, los periódicos, la tele… ¡¡todo en castellano!!. Me encantaba ver el telediario y leer las noticias. Hasta me compré cuatro revistas que traje en el viaje de vuelta y que tengo encima de la mesa en casa y me gusta releer de vez en cuando.

– El primer día que quedé con mis antiguos compañeros de currelo en Pozas en Bilbao, el barrio por excelencia para salir de vinos, me maravilló ver cómo todo el mundo estaba fuera del bar con vasos en la mano. Me pareció genial ese ambiente de buen rollo, de no tener que estar metido dentro del bar, de estar ahí hablando en corros con la melena al viento y la otra mano en el bolsillo del frío que hacía. ¡Genial!

– Las comidas, a mediodía, más que rutina eran un reto. ¿Qué es eso de comer un platazo de cocido, y después otro de carne con patatas?, madre del amor hermoso, yo después del primer plato me plantaba. Y mi madre preocupada, claro, y yo jarto de huntar el pan, el otro maná prometido.

Otra cosa será que hablemos de pintxos, que para esos siempre hay sitio

– La poquita gente que había en los sitios… uno entraba a una tienda de ropa y te podías mover perfectamente con tres o cuatro prendas cogidas en la mano, y no tuve que hacer cola en ningún probador. En los pasos de cebra, mirabas para delante y ¡¡había huecos!!. Los trenes iban medio vacíos estando, como mucho veinte personas esperando en el andén… todo así. Una sensación maravillosa, por cierto, desestresante aunque uno se acabe acostumbrando a las marabuntas que hay aquí.

¡Los dos besos! ¡que me daba vergüenza dar los dos besos!, amigas mías, perdonadme si os puse caras raras, fue la falta de costumbre…

– ¡El euro!, ¿pero qué jaleo es ese de pagar con billetes que parecen del monopoly con cifras super bajas?, ¿os queréis creer que me hacía la picha un lío?. Al principio mirando el número de las monedas porque a parte de la de 1 Euro, que esa me quedaba clara, el resto hasta que no lo veía no sabía de cuanto era.

Las máquinas de bebidas. O su ausencia más bien, un día por Bilbao estuve buscando una máquina de bebidas durante mi paseo de hora y media y no la encontré. Al final me metí en un supermercado a comprar una miserable lata de Aquarius haciendo cola detrás de tres señoras… Aunque la verdad es que sabiendo como las tratan allí, a las máquinas, no a las señoras, lo entiendo perfectamente.

– La presión con la que sale el agua al tirar de la cadena. Hombre, no es que aquí tengamos un defcon 4, pero allí me pareció que salía súper poca agua y como a cámara lenta. Otro día hablaré de los sustos que me pego con el mecanismo que tienen los aviones, que cada vez que tiro de la cadena me da la sensación de que me chupa el alma aquello.

Y que no estuviesen enchufaos como este…

¡Los combinis!. Toshiki, el compañero japonés que vino a verme, me lo decía a gritos: «¡que no hay combinis, macho!«. Y yo le decía: «¡¡ya!!«. Las tiendas estas de 24 horas que tienen de todo y que en Tokyo hay en cualquier esquina… ¡pues allí no!, como mucho en una gasolinera con los precios doblados y las vueltas con olor a sin plomo +.

– Cuando vino Bea a buscarme a la estación, me dijo al entrar a su coche: «¿me lo ha parecido a mi, o te has limpiado los zapatos antes de entrar?«. Pues si, resulta que por lo visto me daba palo entrar en los sitios con los zapatos puestos, así que inconscientemente me los limpiaba contra la acera o el felpudo o lo que hubiese…

– Al dar las gracias me salía a veces la reverencia y los colegas se descojonaban. En casa ya ni me decían nada, me dejaban hacer, total.

– Los premios perrunos por la calle… hay calles por las que uno pasea como si estuviese jugando al twister para no pisarlos.

¡Las tiendas cierran los domingos, y a mediodía!. Así que como no me acordaba y no sabía que hacer me metí en el cine. Por cierto, que dejé la mochila encima del asiento y fui a comprar palomitas. Cuando estaba pagando, de repente, me acordé de que dentro de la mochila dejé el iPhone, la cámara reflex, la cámara de video y un sobre con 350€ de una cuenta que acababa de cancelar del banco. Y yo comprando palomitas en la otra esquina del local.

Y más que ahora mismo no me acuerdo. Ya véis lo que son las cosas, a todo se acostumbra uno y de todo cuesta desacostumbrarse. La verdad es que todavía no sabría deciros con qué sitio me quedaba…


33 comentarios en “Aquí, allá

  1. Yo lo flipo con lo de que no haya papeleras aquí. Es que los viejos que deciden estas cosas aprovechan cualquier suceso para quitarse responsabilidades, y luego cuando pasa la tormenta y la gente se ha acostumbrado, pues si te he visto no me acuerdo. Sin papeleras por siempre jamás.

    Lo peor es que aún así las calles siguen estando más sucias en España, donde hay dos papeleras en cada esquina.

  2. vas a tener que pedir la doble nacionalidad para poder viajar cuando eches de menos ciertas cosas del otro pais.
    lo de la motxi en el cine fue pasote, a mi se me pusieron los pelos de punta pensando en lo que podia haber pasado, que diferencia de cultura.
    Bueno ta queda menos para el retorno?
    aki -3 dias, besos.
    Bea

  3. ¿Y tu cabeza como piensa, en castellano,euskera,japonés, ingles? Eso si que me parece un lió, tener que estar traduciendo… lo demás es acostumbrarse. Cada lugar tiene algo que nos gusta y disgusta, lo bueno es poder vivirlas.
    T.M.

  4. Al cabo de un tiempo viviendo en un lugar con una cultura tan diferente a la nuestra, acabas por sentirte un extraño en tu propia tierra. Pero eso de no saber con cual quedarte… Si Bilbao es la capital del mundo hombre, ¿Como puedes tener dudas? ;)

    PD: esos pintxos del Irrintzi!

  5. Ostia pavo, yo me di cuenta de varias cosas cuando volví(sobretodo QUE SUCIO todo y que estuve días haciendo inclinaciones de cabeza XD) pero claro yo solo estuve dos semanas en Japón, no me extraña que te cueste la vida cambiar el chip…

    …Ah! Y gente borde atendiendo!

  6. No hubiera imaginado que la diferencia de vivir en un sitio u otro se notase tanto … Aunque parezca raro, si yo viviese allí lo que más echaría de menos es el jaleillo, y encima que yo soy de Andalucía, aquí hay más jaleillo todavía jejeje. No podría vivir sin la gente que grita, y yo me incluyo dentro de esa gente, que cuando me emociono con algo no lo puedo evitar xD … Lo del silencio creo que me costaría, iría to el dia con el ipod puesto, que al menos eso haga ruido :P

  7. Me parece que a mi me van a pasar muchas de estas cosas en cuanto regrese a España… Ya estando la última vez sólo tres meses en Japón ya noté el cambio !!
    «Hamburguesas vegetales con polvo de gusanito»!!?? Las probaría pero no se ven nada apetecibles ;)
    Besos !!

  8. La de diferencias que hay, parece mentira. Me alegra ver que no todo lo de aquí es “peor” que lo de allí ;)

    Espero que decidas quedarte con “esta parte del mundo”

    Saludos

  9. Jejejeje, muy buenas las diferencias entre las dos culturas. Esta cosillas son las que me gusta saber.Güen post!!!
    PD:Por cierto anoche me conecté a ver el blog y se me olvidó comentar, ahora te comento desde un ciber. Encufame de nuevo internet!!!!o mejor pasamelo en un diskete!!!
    jajajajaja :P
    Un saludete!!!

  10. Lo que pasa es que ya te has acostumbrado a la vida en japon,eres como un japones más.

    A mi me gusta llevar los pantalones anchos para que no me aprete el trasero.

    lo que puedes hacer cuando vuelvas a zalla,es comprarte en japon los pantalones,que tal unos vaqueros que quedan bien con casi todo.

    ¿ya se te a olvidado el euro?
    llevan en curso desde el 2000-2001

    las maquinas espendedoras no estan en la calle ,estan en los vending 24horas,que son pequeños locales vijilados con camaras,llenos de maquinas espendedoras que suelen estar en las calles mas frecuentadas.

  11. Saludos.

    Tienes mas razón que un santo, para una semana que estado hace poco, a la vuelta me se ha hecho estaño muchas cosas.

    Por cierto lo que te pasa que te has niponizado… Si he dicho niponizado.

    Animo eso se cura….

    Siete

  12. Aupaaaa!!
    Qué gracia el tema de las diferencias… pero eso está guay, porque como han dicho anteriormente, tienes opción a conocerlas. Lo del pintxo ese de gusanitos me ha gustado, eh? Dónde es? En el Irrintzi? Dónde está ese bareto?
    Oye, que hacía mucho que no me conectaba y no te escribía un comentario (y además a la fuerza ahorcan… interneeeeeeet!!). Musus y a seguir bien!!!

  13. Asi que te dio vergüenza ese par de besos y ese abrazo que nos dimos??? jajaja y eso que me corte un poco porque estabas con mas gente, que si llegamos a qeudar los dos solos, te pego un achuchon y un beso de abuela que lo flipas colega… QUE TE SACO LOS COLORES!!!

    Un par de besazos para que te sonrojes!!!

  14. Jo!, cómo te pones…. ¿Y si no se nos ocurre nada?…
    No será que te has apuntado a una banda mafiosa de esas (por lo del aviso «a pegotes»)….

    En serio (o al menos no tan en broma), a mí también me ha gustado este post recopilatorio de diferencias costumbristas. Y sí, también me ha parecido llamativo lo del «descuido» con la mochila en el cine; ¿tanta confianza se respira en Japón?, ¿no hay «amigos de la ajeno» ahí? .

    Por cierto, ¿cenas a base de chucherías?….¡Qué guarrerías comes/comías…; al menos de esa poco saludable costumbre «te has curado»…. (;-p)

    Espero haberme librado del apagón virtual…
    Saluditos desde Bilbao.

  15. Por cierto, me ha llamado positivamente la atención lo de la prohibición de usar el móvil en el metro en Japón.

    Al principio se nos haría raro, pero, como ha ocurrido con el tabaco, lo agradeceríamos al poco tiempo; porque, y estoy contigo, eso de no poder evitar oir conversaciones telefónicas que deberían ser privadas o, a mayor abundamiento (qué «palabro», ¿eh?), tener que escuchar por narices conversaciones que ni te van ni te vienen porque el móvil se usa en todo momento, lugar y ocasión es ya una costumbre que cansa y agobia.

    Como también sucede con el uso de mp3-… a volumen excesivo aun intra-auricularmente. Ese «tachín-tachín» que nos suele rodear en los transportes públicos es de molesto…. además de perjudicial para el usuario. ¡Cuánto sordo precoz va a haber en pocos años!…

    (Bueno, con dos comentarios hoy me redimiré para futuras condenas, ¿no?….)

    Continúa escribiendo, Oscar, que te seguimos con interés.

  16. jejeje que divertido =P, bueno pero tienen sus cosas buenas y malas ya no?. jeje que bueno que te lo pasaste bien, que tengas muchos mas viajes de estos!.

  17. Ante la amenaza tan amenazante voy a comentar, aunque que sepas que sin ella también lo haría ;)

    Cuantas más cosas comentas de las normas japonesas, más me gusta ese país. Viajar sin conversaciones telefónicas debe ser un lujo y de fijo que tampoco ponen música en sus móviles para todos (que además suele ser reggeton y lo odio a muerte)…..
    Aquí tendremos cosas buenas, pero como hace mucho que estoy mimetizada, no las veo……

    Salu2…

  18. Interneeerl no! ¡no me la apagues!
    Interesante entrada, me ha parecido muy curioso lo de la gente grande… Leí en alguna parte que muchos japoneses cuando viajan, también se angustian o extrañan ante el hecho de estar rodeados de mucha gente y que no sean como ellos, asiáticos. Vamos que algunos llevan mal lo de no estar rodeados de gente sin los ojos rasgados. No sé si será cierto.

    A mí lo de usar el móvil en el transporte público me da mucho palo también, aparte que puedes molestar al resto de pasajeros es que no estoy cómodo usándolo mientras un desconocido está a escasos centímetros de mí… El caso es que en Madrid el metro era una de las pocas zonas libres de cobertura que quedaban y ahora nos han puesto repetidores everywhere (lo descubrí el otro día gracias a una oportuna llamada atronando con mi tono de los Ramones a todo el vagón). Teniendo en cuenta la cantidad de gañanes que puede haber por vagón, ya estoy temblando…
    Salud!

  19. Sí habría que elegir… me quedaría con las mejores vivencias de cada sitio y saber que has encajado en una cultura tan diferente a la tuya… y sin embargo tan tuya.. ahora..

    Parafraseando a Alberto Cortez: …» no soy de aquí, ni soy de allá… el ser feliz es mi color e identidad…»

    Realmente es lo que todos buscamos, no?, estemos donde estemos..
    Besos

  20. ¿Y como convences a tu madre para que no entre en el probador? A ver si lo explicas, que no debe ser fácil…
    Y aun no has terminado de explicar la historia del avión de vuelta, vamos, la continuación. Cuéntanos algo, anda, que nos tienes con el alma en vilo (o al menos muy cerca de vilo)

  21. teniendo en cuenta que tras una semana en cataluña ya se me pega el adieu, entiendo perfestamente que tras dos años tengas la reverencia de saludo y agradecimientos pegada en los huesos. XD

    y comentar también que en bilbo poco a poco estan poniendo más maquinas de estas expendedoras, lo unico que hay que tenerlas localizadas, porque si no enjauladas como estan es dificil encontrarlas.

    saludos bilbotarras

  22. Lo de las papeles fue algo que me sorprendio muchisimo, sobre todo pq auqneu no haya ninguna toda esta limpisomo. Aunque no es para nada comparable con lo tuyo, cuando volvi del fantastico(parte en gracias a ti) viaje anterior a Japon, durante un par de meses tuve una morriña horrorosa. Tambien es verdad que yo lo vivi de vacaciones y no en el dia a dia, con el trabajo y preocupaciones diarias.
    Estas diferencias cotidias creo que ayudan a darte cuenta de muchos pequeños detalles y valorar algunas cosas que antes no valorabas.
    Aunque tu no lo sepas yo se se decision vas a tomar(sabes q somos muy chulos en mi barrio). Quizas estando una estancia mas larga en España te ayude a pensarlo.

    En cuanto a lo de los pantalones, en Balma ya sabes como lo areglamos, en cada casa tenemos una putxera.

    Como te curras los mensajes para que la gente comente, te mereces un premio. Tienes que recopilar todas estas frases, eres un artista.

  23. Si sabes con que quedarte,pero una combinación de las dos cosas es muy difícil. En cada lugar hay normas, leyes,costumbres en la manera de pensar, religiones, maneras de vestir… ¿a eso se le llama culturas? Creo que si. Y que bueno es poder vivir y experimentarlas. Espero poder hacer un viaje a un sitio tan enigmático como es Japón.
    Gracias por tu blog.
    Un Valenciano.

  24. Cantidad de contrastes entre un sitio y otro. Yo me quedaria con un poquito de cada, aunque a veces cuesta decidir y otras cosas estan mas cantadas.

    La tranquilidad y la seguridad de Japon no tiene precio, o los combinis, no?

    Saludos.

  25. Muchos se empeñan en decir que Japón es mejor… yo no lo creo, es diferente. Mejor en algunas cosas, peor en otras…

    Gracias chatooooos! Os dejo internet puesto, que os lo habéis ganao!

  26. Jajajaja pues si me lo apagas, se lo apagas a todo el BBVA jajaja… que atrevido jajaja… pero voy a ser buena y por no dejar a todo el mundo colgado te voy a poner un comentario…
    La verdad es que las 2 ciudades son diferentes y como en todos los sitios siempre hay algo mejor y algo peor…
    Yo me acuerdo que no parabas de decir que no había neones y que había poca gente por la calle… e incluso que no parabas de agradecer las cosas…

  27. Me quedo con el comentario de Dat; al que añado: no hay nada mejor que ser cosmopolita ;)

    Ahora mismo, más que de tus experiencias (que también, y mucho) tengo envidia de cómo escribes. :D

    Gracias por contarnos tu vida de una forma tan agradable y bonita.

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