Archivo por meses: marzo 2014

Farsa

No hace mucho, diría que desde hace un par de años, vengo dándole vueltas a la idea de que la gran mayoría de lo que nos rodea es una gigantesca y descomunal farsa. Desde que Kota está con nosotros, no hace ni medio año, esta idea, este concepto está tomando especial relevancia quizás porque cuando tienes un hijo, tu lista de prioridades de repente deja de tener sentido alguno y todo deja de girar en torno al ombligo de uno.

No es que de repente me haya convertido yo en Neo y vea la realidad tal y como es, no va por ahí la cosa, a ver si soy capaz de explicarme y de paso me entero yo también.

Uno fue a nacer donde le tocó con la familia que le fue a tocar y a partir de ahí todo está, digamos, preconcebido. Comes lo que te ponen encima de la mesa, en el colegio uno juega a futbito porque es lo suyo, existen periódicos, tebeos revistas… todo un mundo montado que está muy bien, pero no deja de ser una herencia, el resultado de evolución de la sociedad, del mundo en el que te ha tocado vivir. No hay porqué estar de acuerdo. No tienes porque creerte esta movida solo porque es así. No ha sido así siempre y seguramente no sea así para siempre. No sé si me seguís… de momento no me entiendo ni yo.

A ver si tirando por otro lado…

Mira, hablemos de los bancos. Esos negocios oscuros que uno nunca sabe muy bien como funcionan, pero sin los que no puedes hacer movidas tan simples como que te paguen un sueldo sin tener una cuenta con ellos o más complicadas como comprarte una casa sin deberles tu vida. Para que me diesen la hipoteca en España tuve que firmar un seguro de vida que por lo visto todavía tengo y hacerme un plan de pensiones que no me dejan cancelar. Fue una farsa, una inmensa comedia que me lió la vida. Me podrían haber dado el préstamo y lo hubiese pagado igual, pero me sacaron más dinero porque les apeteció, porque les salió de los huevos y ahora no me dejan tener ese dinero porque tampoco les sale de los mismos redondicos atributos. Esto lo digo yo que ni tan mal, qué dirán los de las preferentes.

La comida… estamos totalmente rodeados de comida que es un disparate. Prácticamente cualquier producto de cualquier supermercado que vaya en un envase se fabrica en masa con el objetivo de que duren el máximo posible, atiende lo que le echarán ahí para lograrlo. Cualquier bebida tiene cantidades ridículas de azúcar, sea con gas o no, la etiqueta «light» es la mayor mentira del universo. Es mucho más barato zamparse un menú del McDonalds que un menú del día normal en cualquier restaurante. Se beben cafés sin ningún sentido, conozco a gente que se enchufa cinco o seis cafés al día de manera habitual sin inmutarse. La sociedad consumista en la que vivimos, yo más por estar aquí, es insana, es el resultado de multinacionales que quieren vender el máximo de productos posible, es su teatro, su circo en el que nos vemos todos inmersos queramos o no. Ojo que yo me pongo tibio a patatas fritas y tabletas de chocolate de vez en cuando, no es que esté totalmente pirado por la dieta, pero si que creo que es un ejemplo perfecto para explicar mi teoría de que bailamos al son que nos tocan. Y atentos al asunto, porque la cosa está tan extendida que si por ejemplo tratáis de pedir algo sin alcohol cuando estáis con vuestros amigos, lo más probable es que prácticamente ellos mismos te obliguen a enchufarte una cerveza quieras o no, porque ¿cómo no te vas a pimplar, por Dios?.

Los políticos. Yo cuando nací resulta que se acababa de morir Franco. Yo no tenía ni idea de quien era Franco, solo recuerdo las monedas de 50 pts en las que salía su jeta, un tío con la cara redonda y calvo como el solo, creo recordar. A partir de ahí había presidentes del gobierno, ministros, congresos, parlamentos… todavía sigo sin entender muy bien como funciona la cosa. Me dan igual, tienen montado un tinglado ahí acojonante de amigos haciéndose y debiéndose favores unos a otros con el objetivo de chupar el máximo del bote común. Luego está la familia real que no tengo ni idea de porque están ahí y que siempre me han dado también igual, pero que últimamente me caen francamente mal. Y los medios de comunicación al servicio de todo este teatro dando la misma noticia de maneras totalmente opuestas. No me creo nada, dejadme en paz ya.

Las empresas… yo estuve en una donde hacíamos páginas webs calcadas unas de otras con el objetivo de cobrar cuantas más subvenciones mejor. El cliente ni las pedía ya, le dábamos todo el papeleo hecho y él solo tenía que firmar, después esa web nunca se volvía a actualizar. Mi jefe me hizo jefe de equipo o no se qué pamplinas y nos tenía en agosto en un piso de Bilbao a cuarenta grados sin un miserable ventilador mientras él se forraba vilmente. En la siguiente empresa estaba subcontratado y aunque la empresa del cliente nunca dejó de tener cifras astronómicas de beneficios, tenían a chavales currando por cuatro duros y encima están despidiendo a un huevo de gente. Al pedirle yo a mi jefe de ahora, después de dos años, si me va a hacer algún tipo de revisión de sueldo, algo que considero normal en cualquier empresa, me contesta que no se habló de nada de eso en la entrevista y acaba su email con un «con lo que estás cobrando, si no te llega, deberías revisar tu estilo de vida» a lo Montoro, viviendo por encima de mis posibilidades. Todo sin tener ni idea de qué hago yo o dejo de hacer mientras le veo pirarse de la oficina en un cochazo del copón bendito. Las empresas, hasta el momento, son la mayor mentira en la que me he visto envuelto desde que nací. Es cierto que nos toca tragar a cambio de la estabilidad que nos da el tener un sueldo fijo sin más preocupaciones que cumplir las horas, pero la sensación de estar actuando en su circo privado no se me quita ni con el baño de las noches. Todavía estoy por estar en una empresa en la que se preocupen de verdad por uno y no solo por obtener cuanto más beneficio mejor a consta de lo que sea y de quien sea. Eh, y con la siguiente que empezaré de aquí a un mes, ya voy nueve distintas.

No hablaré aquí de las religiones porque entonces no tendría fin y acabaríamos mal.

Pones la tele, al menos aquí, y salen grupos de música de un montón de chicos o chicas súper jóvenes todos cortados por el mismo patrón que cantan todos a la vez y bailan coreografías absurdas. Seguramente no tengan ni idea de componer música, no tienen mayor habilidad o mérito que una cara bonita y haberse aprendido un baile que ni siquiera serán capaces de inventarse ellos, pero mira por donde que están en absolutamente todos los programas de televisión, hacen millones de anuncios, les ves en carteles enormes por toda la ciudad, «triunfan». Tienen millones de fans, de seguidores adolescentes cuya aspiración es llegar a ser como ellos. Es algo tan triste, tan superficial… es una farsa maquinada por los medios de comunicación y las empresas que les funciona hasta límites increíbles. Eh! no hablemos tampoco del fútbol allí, que si no te gusta, eres el bicho más raro del mundo. Cuento con los dedos de una mano los partidos de fútbol que he sido capaz de ver enteros, y seguro que era porque todos mis amigos lo estaban viendo y no quedaba otra.

Resumiendo: no me creo nada de un tiempo a esta parte. Pongo todo en duda, me siento ajeno a tanta patraña que nos rodea. Veo a Kota que está ahí puesto en su cuna haciendo poco más que comer, dormir y tirarse pedos y pienso en todo lo que le espera. Ojalá que sepa elegir por su cuenta y no porque es lo que hay, ojalá que sea capaz de pensar por si mismo y plantearse absolutamente todo lo que tiene a su alrededor. Porque al igual que hay un sinfín de farsas esperándole, también existen cosas maravillosas que espero que sea capaz de distinguir y encontrar por su cuenta.

Yo, de momento, sigo buscando. No os creáis que tengo todas conmigo, últimamente estoy de un desconfiado subido que echa para atrás. Veremos si con el cambio de empresa, la cosa mejora. Que no me malinterprete nadie, no estoy amargado: yo vivo feliciano como siempre o mucho más con la llegada de Kota, muy ilusionado con mis cosas que espero que nunca se me quiten las ganas de hacerlas. Pero, ojo, que no me vengan con cuentos chinos que no me creo ninguno, que cada vez estoy más harto de tanta patraña, que yo sé lo que quiero y no necesito tanta tontería emborronándome la vida. Copón ya.

Reseñas del ikulibro

Pues han pasado ya unos cuantos meses desde que el libro se publicó. Todavía me parece mentira, por cierto… vaya historia esta: uno se propone hacer algo, no le dejan las editoriales y resulta que se consigue gracias a la ayuda de un montón de gente. Millones de veces más bonito, como dejé escrito en alguna de las últimas hojas. Preciosa la manera en que salió adelante e infinita y eterna mi gratitud para con todos vosotros.

Los envíos dentro de España y hasta donde yo sé, están todos ya hechos, así que si tu pediste el tuyo pero todavía no te ha llegado, entonces es que algo ha pasado. Ponte en contacto conmigo y no te preocupes, que algo haremos, ten por seguro que no te vas a quedar sin el.

Con los libros firmados, como ya os conté, hemos tenido un percance muy gordo y es que de las dos cajas que mandó Fran, solo una llegó en condiciones, la otra me la trajo un cartero avergonzadísimo porque estaba empapada con los 34 libros echados a perder. Los he tenido una semana en la terraza al sol, pero no hay manera… están podridos enteros, tanto que hasta huelen mal. Con dolor de corazón, ayer los tiré todos.

Así que tengo unos veinte libros ya firmados que van a salir mañana por la mañana para España y que Fran empezará a repartir en cuanto le lleguen. Y la otra mitad de los libros que me faltan por firmar que ya están viniendo camino de Tokio y que juro que firmaré y enviaré de vuelta lo antes posible para intentar que no sigáis esperando tanto. Demasiado estamos abusando de vuestra paciencia… perdón y mil veces perdón. Estamos haciendo todo lo que está en nuestra mano para que os lleguen rápido pero hay demasiados factores de los que dependemos, entre ellos que a Correos le salga del nardo tratar los envíos bien.

Por cierto, ha sido una auténtica gozada volver a leer vuestros emails para saber un poco más de vuestra historia con el blog y con el libro y así poder escribir una dedicatoria en condiciones. Por supuesto que no me he limitado a firmar y ya está, sino que os debía conoceros un poco a cada uno y escribir una dedicatoria personal como os merecéis todos. Ojalá os gusten las dedicatorias tanto como a mi escribirlas y ojalá os guste el libro.

Y a esto venía yo hoy. De manera espontánea y sin que yo lo pidiese, muchos de vosotros que ya habéis leído el libro me habéis mandado emails con lo que os ha parecido, con lo que os ha sugerido, con el poso que os ha quedado después de leerlo. Son tan bonitas vuestras palabras que sentí que no era justo que me emocionasen solo a mi, así que, permiso pedido mediante, las he recopilado en una sección de la web del libro que he titulado:

Y es más, aprovechando que todavía me queda un envío pendiente desde Tokio a Barcelona, hemos pensado que entre todos los mensajes que me enviéis voy a hacer un sorteo de tres pedazo de regalos:

Así que si habéis leído el libro y os apetece hacerlo, enviadme un mensaje con lo que os ha parecido: si os ha hecho reír, si os ha hecho llorar, si tenéis una historia favorita, si no os ha gustado nada… todo es bienvenido. Si tenéis el libro significa que sabéis mi dirección de correo, así que, por favor, no dudéis en utilizarla.

También recordar que, aunque no muchos, todavía quedan ejemplares que se pueden comprar aunque no hayas participado en la campaña de crowdfunding. Se puede hacer a través de aquí:

¡Hasta Javi Nieves y Mar Amate tienen el suyo, no os digo más!

IMG_6163.JPG

¡Pasad buena semana, hacedme el favor!

35 libros echados a perder

Ayer el cartero nos trajo una gran sorpresa:

Se me apagó el alma al ver tantos ejemplares literalmente destrozados…

El buen hombre, que se deshizo en disculpas y reverencias, nos contó que el contenedor en el que vinieron metidos filtraba agua y poco más hay que contar aquí. Hemos cursado ya una reclamación que irá a parar a Correos de España desde aquí para ver quien asume la responsabilidad de haberse cargado a traición todos estos libros. Al menos una explicación nos merecemos, porque si esto es algo habitual, deberían avisarlo a la hora de hacer el envío para que tomemos las precauciones necesarias.

En fin. Estos libros formaban parte del envío de unos setenta que Fran dividió en dos cajas que envió con destino a Tokio hace un par de meses. Dentro de esos setenta libros, aproximadamente cincuenta son para que los dedique personalmente y los envíe de vuelta a Barcelona donde Fran os los irá enviando a los mecenas que elegisteis dicha opción. El resto eran para repartir a los que viven en Japón (muchos ya los tienen en sus manos).

Pero se nos ha torcido la cosa y como no queremos teneros esperando más tiempo de lo debido, Fran ya se ha puesto a mandarme otra segunda caja pero por avión esta vez. Eso sí, los libros van a ir con chubasqueros, no vaya a ser que la volvamos a tener.

No me queda otra que dar la cara aquí, pediros perdón por la tardanza y daros una vez más las gracias por vuestra paciencia…