Archivo por meses: mayo 2010

Cupmen

Ayer fuí a casa de Michiko porque me habían invitado al cumpleaños de su hija. El caso es que el sábado me recorrí un montón de tiendas y no encontré nada para regalarle, así que ayer madrugué un poquito y estuve de tiendas otra vez desde por la mañana.

Le acabé comprando algo que le va a venir bien para su trabajo, bueno, eso espero, pero resulta que en la misma tienda vendían unos muñecotes que me hicieron mucha gracia…

¡¡ Los cupmen !!

Los noodles instantáneos siempre te vienen con las instrucciones donde te cuentan los minutos que tienes que dejarlos tapados con el agua hirviendo antes de zampártelos. No suelen ser más de dos o tres minutos, pero como tienes que levantar la tapa para echar el agua, luego siempre se suele poner algo encima para que se pare quieta y no se levante con el vaporcillo. Yo siempre planto una caja de un CD… pero está claro que quedan mucho mejor los cupmens!!

100 animales en casa

Sin ponerme dramático
me metí a informático.
Tiene mucha guasa
que currele desde casa.
Mientras veo la tele
confecciono HTML.
¡Pero yo quería un bar
para ser tabernero!
Me tendré que conformar
y echaros…

… el post regulero!!!
:regulero: :regulero: :regulero:

Que resulta que hay una chiquita con 22 años floridos, que por edad así como pa mi ya cumplía, si no fuese porque la muy rascayú-tonta-pelá se ha dedicado a coleccionar animales hasta llegar a …

¡¡¡ la mamarrachez de tener 100 en casa !!!
:pirao:

Si ésta semana era la de los picopalables, aquí tenemos sin duda a la cavazanjas mayor del reino… el aroma que tiene que salir de esa casa tiene que ser afrutado en sus matices como poco.

Y a mi que se me mueren todas las plantas… en fin.

¡Buen fin de semana!
:gambi:

Fuente: Japan Probe (para variar)
Tiempo estimado: medio café

Ikusukiando

Encarni se enteró que nunca había estado yo en las fallas y me mandó unas fotos para que me coscase de cómo va el asunto. De esto hace ya bastante tiempo, ya me vale, pero bueno aquí van algunas, y ojo que una tiene sorpresa!

¡¡ Gracias Encarni !!
:ungusto:

A Pau y a Vero del Pachinko les conocí en un día genial, así que para mí ellos son geniales porque fueron parte de él. Pues resulta que ahora mismo están de concurso, si eres fan de su grupo de Facebook, les mandas una foto relacionada con Japón y sale elegida, van y te regalan…

…wait for it…

¡¡¡ una ikucamiseta!!!

Aquí están las bases, echadles un ojo. Es todo un honor que se hayan acordado de nosotros para esto, de corazón. ¿A qué esperáis para mandarles las foticas?, algunas ya las han publicado y todo!.

Míralo aquí qué vicio tiene el tío!

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¡¡ Gracias Pau y Vero !!
:ungusto:

Flapy se fué a Vietnam y allí quedó con Alberto para que le enseñase el pueblo aquél que por lo visto tiene su queseyo. ¿Pues no van y se sacan fotos con la IkuFuji y el Cienpiés Cyan?, ¡¡¡hay que ver que majos, cómo son y qué cosas tienen pa la edad que tienen!!!

¡¡ Gracias Alberto y Flapy !!
:ungusto:

Madam Beus se agenció una IkuFuji y lo primero que hizo cuando le llegó el paquete desde los Bilbaos fue coger la cámara y grabar el momento apertura y pruebamiento camisetil, jajaja, mola!!! y le queda genial!!!!

También puso una foto en twitter, y me acaba de dar permiso para enchufarla aquí, así que ahí va:

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¡¡ Gracias Madam Beus!!
:ungusto:

Yo soy un desastre de los que quedamos pocos. ¿Pues no me envío Sol el año pasado una foto de Fernando con la Kotoba y todavía no la había sacado?. Bueno, pues el caso es que era en Donosti y… mejor que lo cuente ella, aunque hay que tener en cuenta que el email es del 27 de Octubre el año pasado (perdón, perdón y mil veces perdón!!!!! :roll: )

Hola Oskar!

Como tus deseos son órdenes, tras una semana lluviosa, típicamente donostiarra, encargamos un sábado soledado, para poder sacar la foto de Fernando con su flamante kotoba. El tiempo decidió que sí, que le gustaba la camiseta y que merecía la pena apartar las nubes y, ya puesto, nos regaló 24 grados de temperatura.

Así que, aquí la tienes, Donosti será su residencia oficial, pero viajará muuuucho.

Besos para Bea también:

Sol

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¡¡ Gracias Sol y Fernando !!
:roll: ¡¡ perdón !! :roll:
:ungusto:

Fer y Kristina se decidieron a hacer el camino de Santiago en bici, y nos dijeron que si les hacíamos unas camisetas con el logo de Ikusuki, que las llevaban puestas y además nos mandaban fotos de la gesta. ¡¡Nosotros encantados!!, así que hicimos una tirada muy pequeña (yo tengo una, yo tengo una!!) y por fin han llegado esas pedazo de fotos:

¡¡ Gracias Kristina y Fer !!
:ungusto:

Por cierto que aunque hicimos una tirada diminuta sólo para esto, ya nos han dicho que molan así que nos estamos planteando hacerlas en condiciones.

¿Cómo las véis? ¿os gustaría tener una cami con el ikulogo?
:gustico:

Pepsi Baobab

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El Baobab es un árbol afrícano que aquí cuentan un huevo de cosas que no me he leído y por lo visto la Pepsi ésta nueva tiene extracto del arbolico que nos ocupa. Pero una cosa es la fantasmada del nombre y otra que lo pruebe un tipo campechano con don de palabra y nos cuente a qué sabe de verdad.

Sintonicemos tímpanos y ajustemos retinas, que empieza la peli:

Ojo que hay más pepsis y cocacolases chungas analizadas:

Pepsi Azuki
Cocacola de té verde
Pepsi Yogurt
Pepsi Pepino
Pepsi Blue Hawaii
La fanta Mú
La fanta de chocolate
La gelatina de fanta
Poción Final Fantasy
:peneke:

Picopalable´s day

La semana pasada, el Capi empezó a poner de acuerdo a un montón de blogs para que escribiésemos algo sobre el día del orgullo Friki, que por lo visto es hoy. El caso es que yo le dije que me iba a ir el fin de semana a ver si pillaba a algún picopalable en plena acción mamarrachenca y así por lo menos plantaba una foto, pero el fin de semana se me complicó un poquito… y hasta aquí puedo leer, ¡tarjetita!

Así que lo siguiente que se me ocurrió era enseñar mis figuritas de robotoses, mis mangas, mis colecciones de frikiplanet pero… ¡es que no tengo!. Ahí va lo más friki que he encontrao por casa, una gorra que compré en Odaiba porque me hizo gracia:

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Agarrarse los machos, que resulta que yo vivo en Japón, pero no me considero ni friki, ni geek, ni ninguna palabreja de esas. Si acaso un pataliebre como la copa de un pino, y a mucha honra que nos estamos extinguiendo.

:pliebre:

Ni entiendo, ni me gusta, ni me deja de gustar el manga, a mi me sacas de Goku y poco más me sé. Anime me dio por ver la temporada que estaba intentando aprender japonés y me puse con Naruto, pero tampoco me duró mucho, ah, también vi al carapan del Densha Otoko que me daban ganas de apalearle siete veces por capítulo, pero que no, que me sigo quedando con Qué vida más triste y El Águila Roja, por aquello de la nostalgia del castellano, supongo. Y más ahora que me he quedao chato con el final de Lost que todo el mundo dice que entiende y es mentira.

Reconozco que de pequeño me flipaban los ordenadores más que a los de mi edad, y aprendí a programar muy pronto, sobre los doce o trece años ya estaba ahí dándole al Basic en un BBC dejando a «los mayores» flipados. Esa temporada de mi vida fue quizás las más friki, mi paso a la adolescencia fueron unos cuatro años rodeado de ordenadores en un centro que abrieron en mi pueblo y al que me dejaron apuntarme tan jóven por error. Luego supongo que les hacía gracia y me dejaron seguir yendo, aunque la edad mínima eran 16 años. Y me arrepiento un poco, por una parte aprendí un montón y eso me encarriló en la vida habiendo estudiado informática (cuanto mejor habría hecho poniendo un bar), y por otra parte era el bicho raro que no estaba jugando con sus amigos en la calle por las tardes, y además me salió un michelo más bonico que todas las cosas.

Después pues vino el Karate y se diluyó el asunto un poco, aunque claro que me gustaba echar partidas con el ordenador, pero nunca tuve una consola hasta que me regalaron la PSP que sólo uso para ver películas en los aviones (como si yo viajase mucho en avión, no te fá el cancamusero este!). También tengo una NDS que sólo uso para practicar kanjis, y tengo un iPhone del que sí que no me separo, porque me tiro todo el día leyendo los emails de los comentarios del blog y twitteando las mayores tontadas que se me pasan por la chola.

Se lo crean mis padres o no, ahora si hace buen tiempo prefiero pirarme a correr o a sacar fotos que quedarme delante del ordenador prostatitando, procortizando… ¡ENREANDO como se ha llamao siempre!. Una vez jugué una partida de rol con mi primo en Basauri y no me enteré de la misa carmesí a la media elfa. Si el capi no habla del grillo ese, yo ni me entero que existe, para mi las pelis del Señor de Los Anillos mayormente se resumen en gente con pelos hasta en las uñas dando un paseico, en Star Trek sale el Dr. Spock con las orejas parriba pero yo soy más de Murdock debajo de la gorra pilotando el helicóptero, me quedo antes con el Profesor Cojonciano que con el patahierro del Gundam, prefiero mil veces darme un paseo por Honmonji que irme a Akihabara a fotografiar meidos y rebuscar cacharros y antes que comprarme una figurita de una colegiala en minifalda, me lo gasto en Kirinises que me río más.

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Pero me mola que haya frikis orgullosos de sus aficiones, me mola que haya personas a las que les dé por disfrazarse y montar el circo en Harajuku para gustico de los que van a verles, si yo veo al Danny Choo por la calle, fijo que le digo algo porque me cae genial y me he reído un huevo con sus vídeos bailando con el traje ese. Porque de verdad que mola que haya de todo en este mundo, y esto lo digo sin ironía. Así que a todos los que os consideráis frikis…

¡¡¡ Felicidades !!!!

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PD: Eso si, a los que se disfrazan y no la jincan en todo el día, pasad por recepción que tenéis un pico y una zanja reservada de tamaño proporcional a vuestros santos huevos morenos…

Anfitrión

– Ya son las tres de la mañana, no puede ser – pienso mientras ultimo los detalles del paso a producción del viernes por la noche.

La culpa la tiene el sol. Bueno, la culpa la tengo yo y después el tiempo porque no soy capaz de quedarme en casa trabajando haciendo un día tan precioso, así que salgo a correr y después vuelvo a salir a Karate, y claro, el trabajo no se hace sólo. Así que son las tres de la mañana y con un RedBull de por medio, sigo haciendo copias de seguridad y más y más pruebas en todos los navegadores que conozco.

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Todo parece funcionar menos mi sentido común que me grita que debería estar durmiendo desde hace rato. Por fin le hago caso y me tumbo encima del futón donde me río de la cafeína y me duermo al instante. Mejor así porque mañana vienen Michiko y Rumiko a mi casa y tengo todo por hacer.

Michiko ha pasado unos días en un onsen ella sola. Decía que lo necesitaba, necesitaba darse de baja del mundo para pensarse, decía que sentía que tenía que ser ahora y se compró un cuaderno y un bolígrafo, y lo infló de pensamientos a la sombra de un cerezo en un templo entre montañas. Dice que escribió frases sin sentido junto a trazos que le salían del recoveco más escondido del corazón. Cuenta que lloró a veces, que hubo páginas repletas de quejas y de enfado pero que el final es feliz y que tenía ganas de vernos.

Y yo la miro a los ojos y me siento feliz porque tenía ganas de verla y hoy ha venido a mi casa.

Rumiko ha vuelto a la oficina. Dice que todo el mundo le ha dado la bienvenida, que le gustan sus compañeros, que todos son buenas personas, que se le ha desescarchado un poco el pecho. Nos cuenta, con esa sonrisa tan nuestra, que su jefe la sigue poniendo a la derecha del cero siempre, que le habla lo mínimo y no es capaz de dar la cara cuando le manda hacer cosas que no le corresponden. Pero ella dice que no se va a rendir. Y nosotros la creemos porque sabemos mucho más que lo que cuenta.

Y yo le paso la mano por el hombro mientras le sirvo otra copa de vino.

Yo les digo que me va bien, que me sigue sin gustar lo de trabajar desde casa porque echo de menos el contacto con la gente. Les cuento que hablo sólo a veces, que hay días en que salgo a la calle porque necesito escaparme de mi casa que por momentos se siente demasiado como una oficina. Les hablo de volteretas, de patadas, de competiciones y de campamentos con niños fuera de Tokyo.

Y me llenan la jarra de cerveza mientras se preparan las preguntas sobre las novias que no tengo.

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Arguiñano me guiña un ojo desde la portada de su libro cuando se deshacen en halagos por la comida. Me gusta cocinar, no sé porque no lo hago más, y el sábado por la mañana no pude parar: paella, tortilla de patatas, almejas al nihonshu, aguacates con salmón ahumado… quería sorprenderlas, quería ser yo por una vez el anfitrión y hacerlo siquiera la mitad de bien que ellas. Quería que quisieran volver.

Y cuando llegamos a los postres ya hacía tiempo que estábamos borrachos.

Me buscaron cuatro o cinco novias cada una, y yo les hablé de las cuatro o cinco mías que no tengo. Recordamos primeras y últimas veces juntos, contamos historias de México, de España y de Japón mezclando idiomas gracias a la cerveza y al vino. Hablamos tanto que casi tocaba levantar la mano y pedir turno para ser el siguiente en contar lo siguiente que hará que sigamos sin poder parar de reír. Otras veces callamos y nos sonreímos en silencio, contentos por seguir siendo los mismos a pesar de vernos cada vez menos.

Y para cuando nos abrazamos en la estación yo ya hacía tiempo que me estaba sintiendo, sólo, la mitad de solo.

El campamento militar, día 2

¡Yo no escarmiento, y mira que me ha pasado veces ya!. Es imposible que yo pueda dormir si hay algún sujeto roncador dentro de la misma habitación, es que no hay manera por mucho que lo intente… empiezo a dar vueltas hasta que me acabo levantando y pirando a dormir por ahí a otro lado. En el campamento de Karate me colé en otra habitación del Ryokan y puse la alarma a una hora prudencial para que nadie lo supiese… Pues aquí lo mismo, resulta que el inglés roncaba como la mother que lo parió, así que cargué el saco de dormir que me había dejado el Zordor (otro roncador de pro) y me recorrí medio bosque por la noche hasta que llegué a la cabaña de los equipajes, me metí dentro, aparté todas las mochilas para un lado y allí que me quedé sobao más bien que todas las cosas.

Tampoco mucho rato, porque aquí se hace de día a las cinco de la mañana y con toda la claridad ya no hubo manera. Total, que allí nos juntamos todos con la legaña puesta dispuestos a matar el tiempo hasta la hora del desayuno. Yo me subía a los árboles, que hacía mucho que no hacía yo esto, otros vegetaban en las hamacas y los chavales ya hacía un rato que andaban corriendo unos detrás de otros.

Lo que más triunfó entre los mayores fue la cuerda esa que te engachabas un pie y te tirabas a lo loco llegando a una altura que impresionaba y daba gustico todo junto:

Y después de un desayuno cañero, a los pequeños se los llevaron de ruta por el monte por entre campos de arroz y hasta recogieron takenokos, los brotes de bambú que se pueden comer y que están bajo tierra. A los mayores nos tocaba la segunda parte del curso: formaciones de ataque, señales entre formaciones y desarme de pistoleros. Sucuri nos estuvo enseñando los diferentes gestos que se hacen los militares para indicar que el área está despejada, o que todo el mundo al suelo… hay un montón diferentes y la verdad es que nos partíamos de risa ahí a lo Bauer.

Después pasamos a ciertas técnicas de lucha cuerpo a cuerpo. Algunas se parecían mucho a técnicas de Karate o Aikido que yo ya me sabía, pero aquí la cosa va mucho más a lo bestia, a lo efectivo, si en Karate damos una patada en el estómago, aquí es en los huevos y después codazo en la nariz… cosas así, vamos, que no nos andábamos con remilgos. Y ya lo siguiente fue qué hacer en el caso en que nos apuntaran con un arma desde cerca, aprendimos a quitarle la pistola al tipo y pegarle una somanta palos para acabar apuntándole a él con su misma arma. Esto, claro, son supuestos porque en la vida real habría que tener muchos tamagos para atrever a mover ni un pelo delante de una pistola, pero bueno, ahí está la experiencia aprendida que moló muchísimo.

También teníamos una sorpresa encantadora esperándonos, resulta que los chavales nos estaban preparando pizzas!!. Pues si, los señores del campamento les estaban enseñando a hacer la masa e iban poniendo queso, tomate, orégano… para al final acabar en unos hornos improvisados con bidones de donde salían unas pizzas hechas con más cariño que maña, pero riquísimas de todas todas.

Y ya tocó recoger y volver para casa molidos estando atentos a que ninguno de los chavales se quedase dormido a la hora de cambiar de tren. Bueno, chavales y lo que no son chavales, que allí dió cabezadas hasta el más pintao!

Como decía al principio, éstas experiencias le cambian a uno. Llevaba un par de días leyendo algunos blogs de otras personas que viven en Japón y que están amargadas, o parecen amargadas contando un montón de malas vivencias que les han pasado. La conclusión de éstas personas es que los japoneses son fríos, falsos y racistas. De alguna manera me había afectado, llevaba unos días a la defensiva buscándole tres pies al gato al comportamiento, a los gestos de los que me tratan en la vida diaria: mis compañeros de Capoeira, de Karate, los del supermercado, los del combini…

Cuando llegamos del campamento y estaban los padres de los niños esperándonos, insisto en que éramos 7 extranjeros y 2 japoneses adultos los que nos encargamos de ellos, nos acogieron con una calidez y una gratitud que me quitaron de un plumazo las tonterías. 23 niños a cargo de extranjeros y nos lo pasamos de cine sin medio problema. Mil veces me tienen que llamar gaijin de malas maneras para compensar esto.

Y ni así, porque cada vez creo más que estar amargado no es un estado, sino una condición; no se está amargao, sino que se es y se seguirá siendo en Tokyo, en Bilbao y en Sebastopol. ¡¡Pa cuatro días que estamos aquí y vamos a andar con chorradas de siesos pejigueros!!

:gustico:

El primer fin de semana de Junio hay un curso en la academia de Okinawa pero me coincide con un campeonato de Karate… Capoeira en las playas de Okinawa… me habría encantado ir!!!! ¡¡mecagüen!!

¡Buen fin de semana!
:gambi: 8) :gambi:

El campamento militar, día 1

Estoy convencido de que ciertas experiencias le cambian a uno. Lo cierto es que estamos siempre cambiando de alguna manera, pero yo sé que no soy el mismo después de haber vivido lo de este campamento, como tampoco lo era después de aquél de Karate, como tampoco lo seré cuando vuelva a Bilbao.

La idea de Sucuri, nuestro profesor de Capoeira, era juntar a los mayores para ir a Chiba a aprender técnicas que él sabe de lucha cuerpo a cuerpo y con cuchillos, a disparar con pistolas de bolas y poner todo eso en práctica en medio de un bosque perdido. Pero lo curioso es que se empezaron a apuntar niños también, y al final resulta que fueron mayoría con lo que nos juntamos 9 adultos y 23 niños de edades comprendidas entre los 5 y los 12. Así que la cosa cambió radicalmente, y nos convertimos en monitores de unos chavales encantadores que nos tuvieron a prueba durante dos días.

Yo admiro mucho a Sucuri, un señor que resultó ser americano al final y que montó dos dojos de Capoeira en medio de Tokyo hace un montón de años. Me gusta la idea de que un montón de niños japoneses vayan dos o tres veces a la semana a que un extranjero les enseñe algo de extranjeros sin que haya ni medio problema, porque todos juntos nos reímos del racismo que dicen que hay en este país, que seguro que lo habrá pero a mi me tienen sin cuidado esa minoría de necios.

Así que un grupo de nueve adultos, siete extranjeros y dos japoneses, fuimos monitores de veintitrés niños; nos encargamos de sacarles billete, de salir los últimos de los trenes asegurándonos que ninguna mochila se quedaba huérfana, de entretenerles las dos horas y pico que duró el viaje, y de verdad que yo disfruté como nunca con las risas y el cariño que ya nos estaban regalando al de una hora de conocernos. Y luego los japoneses son fríos y los niños son como robots, manda huevos lo que tengo que aguantar.

Total que para cuando llegamos al lugar, yo ya era amigo de la mitad de los chavales que no me dejaban parar entre que les dió por tocarme la nariz y las barbacas y decir mi nombre a coro: OSUKARU OSUKARU.

Una vez allí, bus de por medio, dejamos las mochilas en una cabaña de un árbol y nos fuimos de exploración, el sitio prometía: cabañas en los árboles, cuerdas y columpios montados, alguna que otra serpiente a la que no saqué foto porque salí corriendo… Y lo tenían montado de manera que todo funcionaba con paneles solares, ¡hasta un ofuro había!

Y empezamos el lío: nos fuimos con las pistolas y un par de escopetas de bolas al bosque y Sucuri nos estuvo enseñando a manejarlas, a movernos por entre los árboles, a patrullar en grupo, y allí nos dedicamos a practicar con unas latas. Después nos emparejamos y ya nos empezamos a pegar tiros unos a otros, que parece que no pero anda que no escuecen las bolitas esas!!! Yo en el segundo turno me subí a un árbol y gané al otro grupo, pero después me costó un huevo bajar, lo mismo estuve ahí subido diez minutos !!

La gente del campamento, de mientras, no quitaban ojo a los niños que tenían mucha libertad para hacer lo que quisieran por allí siempre y cuando no se metiesen por el bosque, y les estuvieron haciendo arcos de bambú y flechas para entretenerles. Ellos encantados entre las hamacas, los columbios y todo el campo que tenían por delante para correr y chillar hasta hartarse.

Así que entre pistolas, arcos, flechas y no parar en toda la tarde, nos acabó entrando un hambre del copón a todos. Había que preparar comida para unas cuarenta personas y se pusieron a cocinar arroz con curry… me hizo gracia que aquello era como un rice cooker a lo bestia, cuarenta vasos de arroz que lavar en un cancarro enorme!!

Con la chaqueta puesta, porque hacía biruji, nos reunimos alrededor del fuego y después de cenar y asegurarnos que los chavales estaban bien en su cabaña, alargamos la velada hasta que nos quedamos sin cervezas, y después un poco más hasta que nos quedamos sin nihonshu, y después un poco más hasta que nos quedamos sin canciones, y después un poco más hasta que nos quedamos sin borrachera, y después un poco más hasta que nos quedamos sin estrellas…

Una de ego

Hace tiempo que me venía rondando la idea por la cabeza, la de que sería bonito ir a Honmonji y sacar unas fotos allí con el traje de Karate aprovechando el maravilloso escenario que es ese magnífico lugar. Anda que me costó mucho convencer a Flapy cuando se vino a Tokyo el otro fin de semana, éste hombre se apunta hasta a tirarle a las latas con chimbera.

Aquí va una ración de ego, de orgullo, de autotaiko, porque éstas fotos algún día me recordarán la época aquella en la que viví una segunda adolescencia a mis treinta y tantos tratando de que los tantos no se me notasen tanto, las semanas en las que tres días eran de obligado peregrinaje a aquél lugar donde señores que salen en los libros de Karate eran mis profesores y me enseñaban a vivir horas y medias de poner tendones al rojo vivo manteniendo las neuronas frías, desmenuzando hasta el más pequeño detalle de movimientos repetidos desde hace ya más de década y media pero nunca aprendidos del todo.

Época en la que le eché coraje empezando desde cero, desde números rojos según qué se mire, y sin llegar nunca a ser realmente bueno en nada, me gané el derecho a ser tratado de igual a igual, a recibir broncas y alabanzas en el idioma que corresponde, con a una proporción de diez a una, como debe ser, sin condescendencias ni falsos halagos. Y a mucha honra, que el autoestima es intocable si se tienen las cosas claras.

Porque iba yo con mis ampollas antes que seguir sentado viéndolas venir. Porque me desayunaba la pereza, cuenco de arroz y sopa miso de por medio, y le echaba huevos a los atardeceres para apagar el despertador con agujetas y poder seguir sintiéndome vivo a rabiar sin creerme ni un ápice de eso que llaman suerte.

Porque son fotos de cuando era más joven a los treinta y tres que a los veinte.

Gracias David

Bid Kids Camp

Toma ya, entre el título y la foto que le ha puesto mi profe de Capoeira al evento, esto promete!

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Esto no tiene desperdicio, hombre, se trata de una especie de campamento militar al que nos vamos a ir este fin de semana en Chiba. Yo no me pierdo ni una gaita de éstas, que me lo paso como el enano que soy, además que seguro que hace más calor que en el entrenamiento del frío aquél.

La cosa va de dormir en una cabaña en un árbol y actividades en un bosque que incluye:

– Camuflaje
– Formaciones de ataque
– Métodos de transporte
– Cómo descansar
– Cómo cruzar áreas peligrosas
– Reacción a emboscadas
– Crear emboscadas
– Métodos de ocultación en la jungla – bosque
– Lucha con cuchillos
– Lucha con las manos vacías
– Neutralizar vigilantes

Espero que sea un poco más suave que lo de la peli aquella!!

Hombre, a mi todo esto de la guerra como que me da igual, pero todo lo que sea echarme unas risas haciendo ejercicio, bienvenido que es, y si además aprendo algo, mejor que mejor!!! El que se aburre es porque quiere!

Una siesta echaban mi mamá y mi papaaaa
mamá se dio la vuelta y le dijo a papaaaaaaa….

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¡Buen fin de semana, chavales!
:gustico: :nunchakero: :gustico:

Lo mío y de nadie más

Hay momentos de ésos que están señalados en el calendario de la ilusión, que se repiten de vez en cuando y que uno espera que lleguen con ganas, casi fantaseando con revivirlos. Si miramos para dentro, seguro que cada uno de nosotros sabe en qué latidos está echando más leña el corazón haciéndonos vivir de más equilibrando esas otras veces en que se vive de pasada.

Aquí va otra de mis teorías de filósofo de prestado, la de la importancia de lo mío y de nadie más.

Pasa mucho tiempo entremedias dejamos que la almohada descanse. Días enteros con los que pelearse antes de volver a cerrar los ojos entre sábanas. El destino, o el atino al tomar decisiones, nos habrá colocado donde estamos ahora y, elegidas o no, habrá una serie de personas que forman parte de nuestras vidas. Estará la familia, nuestra pareja, nuestros amigos… y los secundarios, como la chica de la tienda de la esquina o el jefe de estación de cuya voz de pito no logramos olvidarnos. La gran mayoría del tiempo haremos lo que se supone que tenemos que hacer en cada caso y cogeremos el coche, o montaremos en un tren que nos llevará hasta la oficina donde los de siempre nos esperarán donde siempre para hacer más o menos lo de siempre.

Claro que habrá novedades, menuda vida sería si de vez en cuando no hubiese algo distinto. Se cambia de trabajo, de casa, de pareja… la situación, la vida cambia pero siempre se vuelve a estabilizar, a enrutinar. Yo diría que al final, muchos momentos del día, si no son la mayoría, nos son robados de alguna manera. Hacemos lo que tenemos que hacer, haya o no ilusión de por medio. Las horas de oficina, por ser mayoría, están arriba del todo en la lista y eso que a mi me encanta mi trabajo.

Después hay otro tipo de momentos, están esos en los que realmente hacemos lo que queremos, o lo que nos dejan, pero con la gran diferencia de que elegimos nosotros. Al día no suele haber muchos de éstos debido a que no queda tiempo libre, aunque yo siempre he sabido encontrarlos. Ahora mismo no me cuadraría un día en el que sólo hubiese trabajado, por ejemplo, e insisto en que me gusta mi trabajo (insisto, y no porque me lea mi jefe, que el hombre no sabe castellano). Y muchos momentos de este tiempo de descuento, serán compartidos con la familia, con la pareja o con los amigos. Una película, un paseo, unas cervezas con sabor a libertad que en compañía son mejores…

Dependiendo de lo afortunados que seamos, llegará un día en que compartiremos vida con otra persona y quizás hasta tengamos hijos. Nuestra rutina ya no será sólo nuestra, sino que será compartida con todos los demás: habrá momentos de felicidad que serán más felices por ser entre más de uno, habrá problemas y habrá muchos momentos sin demasiada relevancia.

Pues aquí va mi teoría: todos necesitamos algo que sea sólo nuestro y de nadie más. Algo que nos guste, que nos llene, que nos rete a nosotros mismos para que peleemos, en solitario, por superarnos de cuando en cuando, algo que nos identifique y que nos haga sentirnos más vivos, más nosotros. Porque creo firmemente que de otra manera la balanza no estará equilibrada y acabará cayendo del lado que no se suponía que debía caer, por muy bien que parezca que estaban las cosas.

O eso me parece a mí.

Y últimamente me lo parece más después de saber que mi ex-jefe ha vuelto a tocar el piano ahora que ha cerrado la empresa, o que una amiga ha vuelto a escribir cuentos para niños ahora que le han echado del trabajo después de diez años. Los dos ya han buscado un nuevo trabajo, pero también se han reencontrado con lo que la rutina les quitó y que ahora ha vuelto a ser suyo e, importante, de nadie más. Aunque en estos dos casos se haya tenido que desmoronar mucho de lo demás para provocar que mirasen a los ojos del que sale en sus espejos a ver que faltaba, o quizás había faltado siempre en realidad.

Pues sí, lo nuestro que es nuestro y debe ser sólo nuestro. Porque luego, a parte, está todo lo demás que puede ser felizmente maravilloso o un completo desastre, pero por si acaso ahí está esa constante de felicidad que hará de múltiplo de lo bueno y de divisor de lo malo en la ecuación del paso de los años en los que la otra constante siempre es la del tiempo, y a esa no hay manera de contrarestarla.

O no, véte a saber… pero mira, el caso es que a mi me viene funcionando desde no sé cuando y me acabo de dar cuenta ahora que no podría tolerar que nada ni nadie me lo quitase porque me convertiría en una versión de mí mismo partida por la mitad. Y lo sé porque ya ha pasado.

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¡Anda mira!

¡Hay que ver!

Reabierto Tsukiji

Zalla no tiene playa,
mi vecino era bombero,
va hoy de caballa…

… el post regulero!
:regulero:

Pues si, que resulta que habían chapao el mercado del pescado de Tsukiji por dos semanas y es noticia porque lo acaban de reabrir al público otra vez desde el lunes. Yo, que no he estado todavía pero como es el post regulero me puedo tirar el moco hablando de lo que no sé a lo fantasmico, veo un poco así eso de que se metan una manada de turistas a tocar los tamagos en medio de un montón de gente que se ha pegao un madrugón del big-cup para trabajar. Imaginaos esto mismo en España… no queda ni un guiri sin apalear!!

Bueno, pues eso, que lo han reabierto pero aplicando la medida de que sólo entran las primeras 140 personas, que la cosa iba ya por los 500 diarios, y las puertas se abren a las cuatro y media de la mañana y se cierran sobre las cinco y cuarto. Habrá que ir un día de estos, aunque me parece a mi que como no hagan una sesión de tarde…

¿Habéis estado en el Tsukiji legañero?
¿la gente la liaba parda o se estaba quietecica?
¿fuiste de madrugón o de gambiter mode?

Fuente: Newsonjapan.com
Tiempo empleado: 10 minutos porque va con preguntas incitacomentarios del final y no se me ocurría ninguna al principio

La chica de Enoshima (III)

Continuación de La chica de Enoshima y La chica de Enoshima II


Con cierta sensación de vergüenza por la tos, dejé de fumar. Si alguna vez he tenido estilo en algo, desdeluego no ha sido fumando, y me alegro por ello; no es un hábito que quisiera tener, se nota que no sé y después de algunas caladas me reafirmo en no querer. Lo que no entiendo es porque de vez en cuando me apetecía tener que reincidir…

Las estrellas se habían ido a otra noche y el mar sólo sonaba. Pero a ella se la podía distinguir bien, la misma chica que hace unas horas asustaba gatos, ahora velaba olas en compañía de nadie. Como yo.

Alguien se le acercó. Era otra chica, una amiga que se sentó junto a ella durante un buen rato. El mismo rato que yo tardé en vaciar la última lata de cerveza que me quedaba sin abrir y calzarme de nuevo dispuesto a cortar el sueño con tijeras.

Como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, nos levantamos los tres a la vez y empezamos a caminar en la misma dirección, y cuando yo estaba tirando las latas a los contenedores de la puerta de la tienda, ellas entraron dentro. Su amiga era más alta, con la piel más morena pero esa misma pinta de desaliño adrede, con el pelo de cualquier manera y vaqueros rotos colgando, como si no hubiese cintura ahí debajo que los sujetase.

De nuevo el escándalo; risas y gritos que venían desde la sección de alcohol de la tienda y se escuchaban desde fuera, y eso que sólo eran dos.

Así, de sopetón, me agobié. Me dí cuenta de que si no empezaba a coger trenes, iba a tener que estar allí sólo toda la noche y el plan de estar en el banco mirando al reloj cada diez minutos no me acababa de cuadrar, así que empecé, resignado, a andar hacia la estación. Malditas las ganas que tenía de irme.

Por el camino escuché música que venía desde el mar. En medio de la oscuridad, una serie de casetas iluminaban la playa a modo de refugio de los que, como yo, no teníamos muy claro eso de que las horas que quedaban tuviesen que ser para dormir.

Me acerqué y descubrí una especie de plaza artificial repleta de mesas y sillas de plástico rodeadas de restaurantes y bares improvisados con cuatro maderas y mucha pintura. En total no habría más de treinta personas que bebían y bailaban con Bob Marley que sonaba a todo volumen entre olores de carne asada, salitre y alcohol.

Una coronita en botella, con su limón, era bastante más prometedor que mi banco de jugar a fumador, así que allí me senté más que dispuesto a olvidarme de recordar.

Hellooooo -me dijo alguien más o menos sobre la segunda cerveza, y cuando me giré había tres chicos también con Coronitas que me sonreían tratando de entablar conversación.
Hi -contesté sorprendido
Are you alone? please, come with us -me dijo otro señalando un lugar un poco más apartado donde habían juntado dos mesas alrededor de las cuales habría como siete u ocho personas más
Ehh, I feel shy, really?
Yes yes, please come come !! we invite you

Y como andábamos parejos de borrachera, me fui con ellos.

Sin saber cómo, me encontré sentado en medio de un montón de personas que no dejaban de hacerme mil y una preguntas mientras se aseguraban de que hubiese siempre algo que comer y una Coronita con limón que vaciar entre puntos que siempre eran y seguido, nunca finales. Hablamos de chicas, españolas y japonesas, de idiomas, de chicas, japonesas y españolas, de trabajos, de ropa, de chicas, de culturas opuestas y costumbres que iban de la mano… y el caso es que me pareció que todos salimos ganando.

Como no me dejaban pagar, yo aprovechaba uno de cada dos de mis viajes al baño para pedir más comida y más bebida y hacer que la llevasen a las mesas sin que Miwa, la camarera de cuyo nombre me sigo acordando gracias a esa minifalda verde, dijese de dónde venían. Al volver de mi segundo o tercer viaje de los pactados y sentarme en mi silla de plástico ennegrecido, me dijeron, entre risas y palmas, que no se me ocurriese pagar ni un yen más, que yo era su invitado y que para la siguiente pagaría como todos, pero no esa noche. Y mientras yo jugaba a que me hacía el ofendido, vi que la chica de Enoshima y su amiga venían directas hacia nosotros con sus bolsas del combini, sus pelos distraídos y su griterío que hacía enmudecer al mismísimo Marley de los altavoces.

Aquí viene Mika, por fin -alcancé a entender, y un par de chicos fueron corriendo a ayudarles con las bolsas y darles la bienvenida
She is our friend, she is coming with snacks and shochu, do you know shochu? -me dijo uno de mis nuevos amigos
Yes, and I also know her, she was in Enoshima this afternoon and she scared my cat -dije yo mientras devolvía el guiño al destino.
She did what? -dijo sin hacerme demasiado caso
Hahaha, nothing nothing

Entonces nos presentaron, yo era «el extranjero de España al que le gustaban las japonesas porque hablaban muy dulce», entre otras muchas facetas mías que yo mismo desconocía, y ella era Mikachan.

Esa noche no pude retener más nombres. Estaba Miwa, mi camarera aliada de minifalda verde.

Y Mika, la chica de Enoshima.

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Concluye aquí…

Cementerio

Mira que paso tres noches a la semana por ahí cuando vuelvo de Karate pero no ha sido hasta hoy cuando se me ha ocurrido llevar un trípode y pararme a sacar fotos. He llegado a casa muerto de miedo entre los gatos que pasaban sin avisar y las tablas de las tumbas chocando entre sí por el viento, pero es que a quien se le ocurre meterse en medio de un cementerio por la noche…

Las he pasao canutas, ¡jodé que miedo!

Japan – The Strange Country

Hace unos dias un amigo me pasó el enlace a una animación sobre el Japón actual que me pareció chulísima. Está hecha por un diseñador japonés llamado Kenichi Tanaka como proyecto de final de su tesis, y estaba disponible en japonés y en inglés. Digo «estaba», porque la versión en inglés ya no lo está por alguna razón. A mi me pareció tan interesante y bien hecha que le escribí preguntándole si me dejaba traducirla al castellano, pero no me ha contestado, así que me he decidido a publicar la versión japonesa que creo que se entiende bastante bien aunque no se sepa japonés.

Actualizacion!! habemus vídeo en inglés gracias a Aran!

Ahí va la versión japonesa original:

Japan – The Strange Country (Japanese ver.) from Kenichi on Vimeo.

Gracias Sergio por el enlace!


Yo quería tener un amigo negro

De verdad que llegué a ilusionarme con esta idea.

Yo quería tener un amigo negro cuando era pequeño, pensaba que sería algo bonito: tener un amigo de otra raza que seguro que iba a ser igual que yo aún mientras todos parecían asumir que era distinto. Tenía esa ilusión, mira por donde, la de conocer a una persona negra, saber si sienten de otra forma, si son de otra manera.

Y no llegué a tener uno de verdad hasta que llegué a Tokyo: Eric, pero no fue como yo pensaba que iba a ser. Tenía la idea de que iba a ser algo extraordinario, algo de lo que fardar delante de los amigos. Pero no, fue el caso contrario, cuando llegué a la empresa, los «blancos» éramos minoría. Lo que son las cosas, tuve mi primer amigo negro en Japón, junto a japoneses, americanos y chinos. Además coincidió con la temporada en la que mi novia Eri era japonesa, era como si de repente ya no importase en absoluto eso de las razas o las nacionalidades… un Zalluco con novia de Nagano que era amigo de un chico senegalés que creció en Francia viviendo todos en Tokyo. Lo cierto es que siempre ha dado igual, por muchas historias que me montase yo con mi mente de pueblerino de kiosko en la plaza y pipas en un banco de madera al lado del frontón.

Aquella noche fue especialmente especial: después de una cena con la empresa nos acabamos quedando solos Eric, francés senegalés, Roxanna, canadiense de padres chinos, Akira, japonés de Yokohama, Eri, exiliada de Nagano, y yo de Zalla, el pueblo de unos diez mil habitantes de al lado de Bilbao. Y yo era el único de mi raza, el único blanquito, el resto eran asiáticos y africanos… y a mi me pareció bonito aunque no supe expresarlo por mucho que lo intenté cervezas mediante. Todos distintos y todos iguales, al fin y al cabo.

Compartíamos inglés, claro. Por fortuna, Akira y Eri habían pasado años en los Estados Unidos, con lo que destilaban acento y gramática frente a mi pronunciación de vídeos de Muzzy. Eric era y es negro, raro como él sólo porque es francés, pero negro, tal y como yo quería que alguno de mis amigos lo fuese en mis sueños de chaval de pueblo de jugar a canicas y bicis de cross de manguitos de velcro en el manillar.

El caso es que lo fui, su amigo, al menos durante año y medio llegamos a conectar, y lo cierto es que después del primer mes dejó de importar eso de tener la parte de arriba de las manos de otro tono o el grosor de los labios. Yo quería tener un amigo negro y conocí a Eric que daba igual de que color eran sus mejillas, como daba igual que Eri fuese japonesa y que Akira viniese de Yokohama. Supongo que tan igual daba como que yo vivía encima de la librería Pagazaurtundua apenas unos meses antes y que tuviese el doble de barba o dos veces mas larga la nariz.

Así que de repente, con 31 años, ya era amigo de un chico negro, de un chico japonés y mi novia era japonesa. Pero, cuidado, que resulta que todos hablábamos inglés más o menos, todos teníamos nuestros sueños por la noche y nuestras esperanzas de después del amanecer.

Yo quería tener un amigo negro.

Y lo tuve, y el color de sus muñecas, el grueso de sus labios, el contraste con las palmas de sus manos era tan irrelevante que me sentí el más tonto de los tontos del mundo.

Pero yo, de verdad, de corazón, quería tener un amigo negro.

Monte Takao en Golden Week

Subir al monte Takao en Golden Week es esto…

Ahora, que también es esto…

Vamos, que pasé un día bien chulo, aunque eso de tener que hacer cola durante prácticamente todo el camino hasta la cima me sigue pareciendo increíble. Y lo mismo si me descuido veo al OVNI ese que decían que se había visto por allí!

El monte Takao sigue molando aunque haya más gente que en el Tuenti por la noche!

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El Zeppelín

Me sigue flipando que de vez en cuando se vea un bicho de éstos por los cielos de Tokyo. El otro día estaba en los jardines Hamarikyu dando un paseo a lo tranquileta cuando pasó volando súper bajo, así que aproveché para sacarle fotos todo lo cerca que pude.

Luego me enteré que es que estaba aterrizando muy cerca de allí… me hubiera gustado ver como se posaba el mostrenco, si lo hacen a lo avión bajando poco a poco pero sin dejar de avanzar, o a lo helicóptero de arriba para abajo…

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