Buff, vengo que casi no llego. Esto no es normal, si metemos en una batidora a Pepe Viyuela, Mr Bean y Steve Urkel, salgo yo fijo!
Estoy andando para casa enfrascao en mis mismamientos cuando veo algo delante de mi que viene a toda leche, levanto la vista y es una chica en bici que está haciendo yo que se qué con el móvil. Yo me aparto lo que puedo, pero a la izquierda hay un árbol y a la derecha está la pared, así que grito «abunai«, que en este caso es algo así como «mira palante, coño!«… y lo siguiente es que la bici me pega un baile en la pierna derecha que me tira al suelo. Además, como llevaba las manos en los bolsillos, me he pegao un ostión con el codo que me he quedado como Pau Gasol recién levantado: todo revirao!!!
Todo esto con un ruido del copón, porque la chica también se cae y se estampa contra el árbol, pero a ella le da tiempo a sacar las manos. De repente, y yo no entiendo de donde han salido, nos encontramos rodeados de un montón de gente que nos ayudan a levantarnos y nos preguntan si estamos bien.
La chica me hace mil reverencias, que si «gomen nasai«, que si estaba albardada, que si no se ha dao cuenta, que si yo que se. Y yo le digo que vale, que tranquila, que yo me voy yendo a casa a ver si el codo se sigue doblando o qué, pero que esté tranquila. Le pregunto si ella está bien y dice que ella no importa, que si yo estoy bien.
En fin, un par de quedabienes más tarde, me remango un poco el jersey y resulta que estaba sangrando, ella casi se me echa a llorar, me dice que no me vaya y se va corriendo. Yo me quedo con el club de fans del ikusuki ostiao insistiéndoles en que estoy bien, que muchas gracias, pero que ya vamos desfilando si eso que yo me quiero ir a mi casita (super majos todos).
En estas que aparece otra vez la aficionada en mandar SMS de «nomiropalantesivoyenbici» al 555 si quieres atropellar a un gaijin. Pero me viene con una bolsa del combini de al lado y me la da con tres reverencias y un torcimiento. La abro y hay una caja de tiritas y un paquete que no se muy bien lo que es.
Le doy las gracias, le digo que no hacía falta, nos intercambiamos cuatro frases tópico del estilo de «de qué país vienes?, cuanto llevas en Japón?, hablas japonés que pareces del mismisimo Yokohama a mano derecha…» y ya cada uno sigue por donde venía (unos más doblaos que otros).
Por el camino no me aguanto y abro el paquete… ¡¡¡ son bombones !!!.
Bombones que, por cierto, me he pimplao según venía y desdeluego han tenido su efecto: por un rato se me ha olvidado que tengo un moratón en el codo del copón de la baraja!!!